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Introducción

Los usos del imperio romano eran bastante peculiares. Entre sus opciones de matrimonio
destacaba el coemptio, que se podría traducir por “compra recíproca”, y que antecedía el
matrimonio moderno. Los dos miembros se hacían regalos, no tenían ninguna imposición
paterna y, por lo general, esta relación solía llevarse a cabo por plebeyos. Lo más cercano a
nuestras bodas contemporáneas. No son estos los únicos modelos de la cultura occidental,
claro está. El pueblo hebreo defendía la poligamia, lo que inspiró a los mormones siglos más
tarde. En la Biblia, se dice del Rey Salomón que tenía más de 700 mujeres y 300 concubinas.

Las normas matrimoniales están vinculadas con aquellas que regulan las relaciones
sexuales (incesto, adulterio, exclusividad sexual, monogamia, poligamia), la reproducción y
la filiación de los hijos, según las reglas del sistema de parentesco vigente. El matrimonio
suele estar estrechamente relacionado con la familia y en algunos casos constituye su núcleo.
Las reglas sobre finalización del matrimonio incluyen aquellas referidas al divorcio.

En diversos momentos de la historia y en lugares diferentes, el matrimonio podía ser llevado


a cabo sin tener en cuenta la voluntad de los contrayentes, incluso contra su voluntad o por la
fuerza, muchas veces legitimando la posesión forzada de las mujeres por parte de los
hombres. En los últimos dos siglos se ha universalizado la exigencia del libre y pleno
consentimiento de los contrayentes para contraer matrimonio, como uno de los derechos
humanos fundamentales.3 Con respecto al género de los contrayentes, en los últimos años
el movimiento LGBT ha obtenido en varios países el reconocimiento legal del matrimonio
entre personas del mismo sexo.
Origen del Matrimonio y el origen del
Divorcio

 Origen del Matrimonio


El matrimonio es considerado la base de la sociedad porque a partir de éste se ve reflejada
la misma sociedad; hoy en día el matrimonio ha sufrido una serie de reformas en algunos
códigos: el matrimonio es la unión legítima de un hombre y una mujer, con el propósito
expreso de integrar una familia, el respeto reciproco y una protección mutua, así como la
eventual perpetuación de la especie. Cualquier condición contraria a estos fines, acordada por
los cónyuges, se tendrá por no puesta”.

El origen etimológico de la palabra matrimonio como denominación de la institución bajo


ese nombre, deriva de la expresión "matrimonĭum" proveniente de dos palabras del latín: la
primera "matris", que significa "matriz" (sitio en el que se desarrolla el feto) y, la segunda,
"monium", que quiere decir "calidad de...", o sea, la aportación de la mujer que contrae
nupcias para ser madre. En su aspecto natural implica la procreación, es decir, la
multiplicación de la especie humana. En su aspecto legal lleva en sí, además del
reconocimiento social de esa práctica, una sanción jurídica (matrimonio civil) o religiosa
(matrimonio eclesiástico), o ambas, a través de la celebración de uno o varios contratos que
incluyen también cuestiones patrimoniales. A título comparativo, habrá que considerar
también el concepto de "patrimonĭum", derivado de las palabras latinas "patris", que significa
padre y "monium", que quiere decir "calidad de...", o sea, la aportación del hombre como
"varón engendrador" o "progenitor" y de proveedor del sustento de la familia. Para efectos de
mayor comprensión de la expresión "matrimonio" en su aspecto etimológico es importante
tener presente que, en muchas de las lenguas romances, es válido el concepto del contrato de
matrimonio considerado por el Derecho Romano, que tiene su fundamento en la idea de la
posibilidad de ser madre, que la naturaleza da a la mujer núbil, la llevase a procrear una
familia. En contraste con ese concepto occidental podríamos mencionar el caso del idioma
árabe, en el que es entendido como "contrato de coito" o "contrato de penetración", según la
traducción de la expresión akd nikah al español.

El matrimonio tradicional ya no existe”. Efectivamente, esta idea repetida hasta la


saciedad está en lo cierto: la unión institucionalizada entre hombre y mujer ha cambiado
sensiblemente desde que fuese documentada por primera vez en la Mesopotamia del año
4.000 a.C. En la tablilla donde se dejaba por escrito el pacto entre hombre y mujer aparecían
reflejados los derechos y deberes de la esposa, el dinero que obtendría la mujer en caso de ser
rechazada y el castigo en caso de infidelidad. El matrimonio ha cambiado, sí, pero hay cosas
que se mantienen, y un contrato a tiempo quizá no esté de más.
Stephanie Coontz, autora de uno de los grandes ensayos de referencia sobre el
tema, Historia del matrimonio. Cómo el amor conquistó el matrimonio (Gedisa) afirma que
“algunas de las cosas que la gente considera tradicionales son en realidad innovaciones
relativamente recientes”. Como, por ejemplo, la “tradición según la cual el matrimonio
tiene que ser aprobado por el Estado o santificado por la Iglesia”, una novedad de 2.000
años de antigüedad. Pero, al mismo tiempo, “muchos aspectos que la gente cree que no tienen
precedentes, en realidad no son nuevos”. Es el caso de las relaciones extramatrimoniales o los
nacimientos fuera del matrimonio, más comunes y más aceptados en un pasado que hoy en
día.

El interés entre cónyuges y deudos fue el criterio principal para el establecimiento de


estas relaciones durante gran parte de la Edad Antigua. Para los sumerios, el matrimonio era
ante todo un contrato entre el padre de la novia y el novio por el cual establecían una
relación de colaboración. Esparta, como suele ser habitual, tenía unas reglas muy concretas
para el matrimonio. La homosexualidad era plenamente aceptada, pero el matrimonio era
obligatorio. Pero este no conducía a la convivencia en pareja, sino que la Gran Retra
establecía que este sólo podía darse a partir de los 20 años y que el marido debía fecundar a
su mujer para, acto seguido, volver a reunirse con los hombres. El objetivo primordial era
crear varones fuertes. Plutarco decía a tal respecto que, así, “los hombres evitaban la
saciedad y el declive de los sentimientos que entraña una vida en común”.

La Iglesia impone la monogamia y prohíbe la consanguinidadLos usos del imperio


romano eran bastante peculiares. Entre sus opciones de matrimonio destacaba el coemptio,
que se podría traducir por “compra recíproca”, y que antecedía el matrimonio moderno.
Los dos miembros se hacían regalos, no tenían ninguna imposición paterna y, por lo general,
esta relación solía llevarse a cabo por plebeyos. Lo más cercano a nuestras bodas
contemporáneas. No son estos los únicos modelos de la cultura occidental, claro está. El
pueblo hebreo defendía la poligamia, lo que inspiró a los mormones siglos más tarde. En la
Biblia, se dice del Rey Salomón que tenía más de 700 mujeres y 300 concubinas.

Todo cambió con el declive del imperio romano y el consiguiente auge de la Iglesia, que
por primera vez impone que el matrimonio es una unión ante Dios, y no ante el hombre,
sacralizando lo que hasta entonces había sido civil. La monogamia se impone y se prohíbe la
consanguinidad y, debido a que se trata de una relación sancionada por Dios, este es
indisoluble, y así será durante siglos (o si no, que se lo digan a Enrique VIII, que tuvo que
fundar su propia religión para divorciarse). En 1215, en el Concilio de Letrán, el matrimonio
pasa a formar parte de la lista de sacramentos católicos, y el Concilio de Trento señala que no
puede existir matrimonio por rapto, una práctica muy frecuente. Durante el siglo XII y XIII,
el amor por antonomasia era el amor extramarital; se trataba de una institución demasiado
importante como para perderse en vacuos sentimientos.

El amor llega al matrimonio

Daniel Defoe dijo a principios del siglo XVIII que el matrimonio era “prostitución
legalizada”, una visión muy acorde con el rol de la mujer por aquel entonces. La ley inglesa
desposeía a todas las mujeres (exceptuando a la reina) de sus posesiones cuando contraían
matrimonio. No podían poseer tierras ni tenían control sobre sus posesiones, algo que,
matizado, ocurriría hasta mediados del siglo XX, cuando las mujeres aún debían pedir
permiso de sus maridos para abrir una cuenta bancaria o adquirir un automóvil. Y la dote era
una moneda de cambio habitual. 

El psicoanalista Sigmund Freud también desacreditó las uniones por interés, a las que


pidió se castigaran. Poco a poco, los matrimonios de conveniencia volvieron a ser
patrimonio exclusivo de casas reales y alta aristocracia: el amor triunfó. Los divorcios,
también. La visión que a partir del siglo XX se conformó sobre el matrimonio difiere bastante
de aquella que se mantuvo durante los milenos precedentes y ha venido determinada por dos
factores esenciales. Por una parte, la adquisición de los derechos de la mujer, ya en igualdad
de condiciones con el hombre; por otra, la desacralización de dicha unión, en sintonía con la
progresiva pérdida de peso de las religiones en la vida privada.

En el siglo XXI Los divorcios aumentan en un 100% en Estados Unidos entre 1966 y
1979 y se convierten en práctica habitual en Occidente. El horizonte vital del sexo femenino
ya no es únicamente ser ama de casa y esposa.

 Origen Del Divorcio


En el Derecho Romano, la disolución del matrimonio se conocía como Divortium y

se producía por diversas razones, entre las cuales podemos señalar:

 Por incapacidad matrimonial de cualquiera de los contrayentes;

 Por la muerte de uno de ellos;

 Por Capitis Diminutio;

 Por el incestus superveniens, que ocurría cuando el suegro adoptaba como hijo a su
yerno y los cónyuges quedaban en condición de hermanos.

 Por llegar al cargo de Senador quien estuviese casado con una liberta,;

 Por la cesación de la Affetio Maritalis, consistente en la voluntad de ambos cónyuges


de poner término al matrimonio.

En la legislación Francesa no estaba permitido el Divorcio, el matrimonio era considerado


indestructible, eclesiástico y sagrado, pero a partir de la Revolución de 1739, se abrió la
posibilidad de dar por terminado al matrimonio mediante el Divorcio-Contrato y
posteriormente surge el Divorcio-Sanción. Fueron asimilando varias ordenanzas que
planteaban la posibilidad de pedir el divorcio en los casos de:

 Adulterio,

 Por la muerte de unos de los cónyuges,


 Por la condena a pena criminal,

 El abandono del hogar,

 Los excesos

 Sevicias,

 Las injurias graves del uno para con el otro,

Es decir todo lo que hiciera intolerable el mantenimiento del vínculo conyugal.

Ley de Divorcio No.1306-Bis, "Art. 1.- el Matrimonio se disuelve por la muerte de uno de los
cónyuges o por el divorcio."

El Divorcio se puede definir como "la disolución del vinculo matrimonial que deja a los
cónyuges en la posibilidad de contraer otro matrimonio". También puede ser definido "El
Divorcio es la ruptura del vínculo conyugal, pronunciado por tribunales, a solicitud de uno de
los esposos (Divorcio por causa determinada) o de ambos (Divorcio por mutuo
consentimiento) sanción resultante de una acción encaminada a obtener la disolución del
matrimonio".

Es decir que el divorcio es sinónimo de rompimiento absoluto y definitivo del vínculo


matrimonial entre los esposos, por la intervención de una autoridad judicial facultada por
las leyes.

De esta difiniciones se desprende lo siguiente:

 El divorcio, igual que la nulidad, debe ser pronunciado por una autoridad judicial;

 Mientras la nulidad tiene carácter retroactivo, salvo la aplicación al matrimonio


putativo, el divorcio se limita a la disolución del matrimonio para el porvernir;

 A diferencia de la nulidad, el divorcio supone un matrimonio válido

La anulación del matrimonio es un procedimiento distinto del divorcio. Un matrimonio se


puede anular cuando en su constitución no se siguió alguna de las formalidades exigidas por
la ley o cuando se realizó a pesar de mediar un procedimiento legal. Las causales de divorcio,
por el contrario, presuponen un matrimonio válido y surgen una vez constituido éste.

En este sentido podemos concluir diciendo que la nulidad del matrimonio es retroactiva,
borra el matrimonio como si éste no hubiese existido jamás, es decir que opera hacia el
pasado; y por el contrario el divorcio opera hacia el futuro.
Conclusión
Hay muchas teorías sobre el origen del matrimonio, pero he llegado a la conclusión de que,
dependiendo de los autores, culturas y religiones, la información varía notablemente,
incluyendo dogmas y particularidades propias de cada una de las fuentes.

Es más que probable que el concepto de matrimonio haya seguido diferentes caminos a través
de la historia hasta llegar a la concepción actual. Lo que queda claro, después de haber leído
mucho sobre el tema y haberlo comentado con expertos en la materia, es que el matrimonio
constituye, en sí mismo, una institución que a lo largo de la historia ha servido a distintos
fines, como regular las relaciones de pareja o solucionar los problemas de linajes y jerarquías,
permitiendo legitimar la filiación de los hijos y controlar los bienes y el patrimonio de las
familias. Especialmente en la Europa de la Edad Media y hasta el siglo XIX, las familias de
la realeza y la nobleza organizaban sus enlaces matrimoniales en función del poder y
patrimonio que podían conseguir con cada unión, a veces, incluso, casando entre sí miembros
emparentados en primer grado de consanguinidad. Todavía hoy, la unión de dos personas está
fuertemente vinculada con la transferencia de bienes materiales (como la dote, en el caso de
la novia). Esto implica que, en ocasiones, las uniones sean en realidad alianzas de poder entre
familias y matrimonios pactados con fines económicos. La anulación del matrimonio es un
procedimiento distinto del divorcio. Un matrimonio se puede anular cuando en
su constitución no se siguió alguna de las formalidades exigidas por la ley o cuando se realizó
a pesar de mediar un procedimiento legal. Las causales de divorcio, por el contrario,
presuponen un matrimonio válido y surgen una vez constituido éste.

En este sentido puedo concluir diciendo que la nulidad del matrimonio es retroactiva, borra el
matrimonio como si éste no hubiese existido jamás, es decir que opera hacia el pasado; y por
el contrario el divorcio opera hacia el futuro.
Bibliografía

 https://www.monografias.com/trabajos12/eldivorc/eldivorc.shtml

 Dialnet-IndisolubilidadYDivorcioDelMatrimonioCristianoYCan-1465565.pdf

 https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-07-02/historia-del-
matrimonio-como-han-cambiado-las-parejas-a-traves-de-los-siglos_195863/

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