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CAPÍTULO PRIMERO

GENERALIDADES DEL CONCUBINATO

1.1. ANTECEDENTES DEL CONCUBINATO

Etimológicamente la palabra concubinato, proviene del latín concubinatus


que significa concubinato, que a su vez, se refiere a los que duermen juntos… ésta
etiología deriva de cum (con) y cubare, verbo irregular latino de la primera
conjugación que se enuncia como cunas, cubare y cubitum, cuya verdadera
traducción sería “dormir en compañía” y en un sentido gramatical, se refiere a
la “cohabitación de un hombre y de una mujer que no están casados.”

Vemos el concubinato como una relación que se da por la voluntad de dos


personas, un hombre y una mujer, con la finalidad de hacer vida conjunta y
procreación, de ser posible. En dicha relación, debe de haber respeto, igualdad, la
ayuda mutua, como en el caso del matrimonio de derecho, es decir, el que
conocemos todos, y que cumple la formalidad esencial de ser celebrado frente al
Juez del Registro Civil. De dicha relación, surgirán derechos, deberes y obligaciones
para ambos concubinos, mismas que alcanzarán a los hijos que procreen.

El concubinato tiene un origen muy remoto, fue admitido como institución legal
en el Código de Hammurabi que es el más antiguo texto legal que se conoce. En
Roma fue regulado por el jus gentium, alcanzando su mayor difusión a fines de la
República. Entre los germanos existió el concubinato para las uniones entre libres y
siervos, debido a que no se permitía el matrimonio entre personas de distinta
condición social, siendo sustituido después por el matrimonio llamado de mano
izquierda o morganático, por el cual la mujer de condición inferior no participaba de
los títulos ni rango del marido, siguiendo los hijos la misma condición de la primera
sin heredar a éste.

En ese sentido se inicia el estudio aludiendo al periodo preclásico del derecho


romano. El concubinato fue reconocido por el derecho romano, pues en esta cultura
las personas de distinta condición social no podían unirse en matrimonio. Debía
tratarse de personas púberes y que no hubiera entre ellos prohibiciones para
casarse como la de ser parientes o ya estar casados.
Los romanos dan el nombre de concubinatus a una unión de orden inferior
más duradera y que se distinguía así de las relaciones pasajeras consideradas como
18
ilícitas. Para ellos, de los dos elementos que contenía el matrimonio uno de hecho
dado por la cohabitación y el otro espiritual el concubinato solo poseía el primero.

“Siendo regulado por el jus gentium alcanzando su mayor difusión a fines de


la república”19 Desde entonces le fueron impuestas ciertas condiciones para precisar
los límites de este.

En un principio el concubinato no producía ninguno de


los efectos civiles y por eso la mujer no era relevada a la
condición social del marido pues aunque algún
ciudadano hubiese tomado para concubina una mujer de
su mismo rango lo cual era muy raro no eran nunca
tratada como mujer de su misma condición en cuanto a
los hijos nacidos de concubinato son cognados de la
madre y de los parientes maternos pero no eran
sometidos a la autoridad del padre. 20

Fue únicamente en el bajo imperio y desde Constantino cuando parece haber


sido reconocido un lazo natural entre el padre y los hijos nacidos de concubinato se
le fue designando un nuevo lazo y como efectos de está filiación natural o una nueva
obligación de alimentos o ciertos derechos de sucesión.

El concubinato subsistió en la Edad Media, no obstante, la creciente oposición


del cristianismo. Así, en España lo consagraron antiguas costumbres y ciertas
disposiciones legales, tomando el nombre de arragania, que posteriormente fue
sustituido por el de amancebamiento.

18
PETIT, Eugene. Tratado Elemental del Derecho Romano, p. 110.
19
VIGIL CURE, Clotilde. Los concubinos y el derecho sucesorio en Perú, pp. 153 y 154.
20
ADAME LOPEZ, Gilberto. Homenaje a Miguel Ángel Zamora, p.40.
En el antiguo derecho español, a la unión conocida como concubinato se le
denominaba “Barraganía” y la reglamentó Alfonso X, el Sabio, en las Siete Partidas,
debido a la frecuencia con que se presentaban estas uniones irregulares. Se
cometía barraganía aun cuando se unían personas casadas de distinta pareja o
cuando se unían personas de condición social diferente. 21

En principio, las concubinas no eran demasiado distintas de las esposas, excepto en


su denominación y en la “dignidad” de su unión, ya que usualmente se trataba de
jóvenes plebeyas o de un estatus social que les impedía acceder al matrimonio.

Por otro lado, no disfrutaban de las ventajas materiales de su relación, y sus hijos no
eran legítimos descendientes del noble que los engendrara, sino que eran “hijos
naturales”, que podían aspirar a lo sumo a heredar la sexta parte de los bienes del
padre. Aun así, la ley romana impedía tener varias concubinas a la vez, al igual que
varias esposas.

La barragana era una relación singular, como el concubinato romano era


incompatible con otra relación igual y con el matrimonio.

En la actualidad, la sociología anuncia, por su parte, una drástica disminución


de los matrimonios, un aumento de las tasas de divorcio y un crecimiento inusitado
de las llamadas uniones libres, al grado de que podemos vaticinar que, en cien
años, pocos para la historia de la humanidad la mayoría de las familias tendrán
como origen el concubinato.

A lo largo de los siglos ha habido cambios en cuanto al concubinato en su


gran mayoría ha sido visto por la sociedad, como un hecho inmoral, que va contra las
buenas costumbres, principalmente, confundiéndole con relaciones como el amasiato, que
es una relación de amantes, haya o no, un matrimonio precedente. En los últimos
tiempos y en la actualidad, se le ha denominado concubinato, además de otorgársele una
–insuficiente- regulación legal, quizá por el desconocimiento y amplitud de este, pues
pese a ser consecuencia –en la mayor parte- de la pobreza, es una de las fuentes de la
familia ya que es el medio mas recurrente por la sociedad de bajo recurso económico.

El concubinato parece haber nacido en Roma debido a la desigualdad de las


condiciones, toda vez que un ciudadano tomaba por concubina a una mujer poco honrada
21
BAQUEIRO ROJAS, Edgar y BUENROSTRO BÁ EZ, Rosalía, Derecho de Familia, Ed. Oxford, 5ª reimp.
México, 2008, p. 149
e indígena, hacerla su mujer. Hasta el fin de la República, el derecho no se ocupó de éstas
simples uniones, de hecho, pues fue bajo Augusto cuando el concubinato recibió su
nombre. La Ley “julia de adulteriis” calificada de “stuprum”, y castigaba sólo al
comercio con toda joven o viuda fuera de las “justae nuptiae”, haciendo una excepción a
favor de la unión duradera llamada concubinato, que recibió de esta manera una sanción
legal”. Desde entonces le fueron impuestas ciertas condiciones para precisar los límites
por los cuales ya únicamente existía un comercio ilícito. Por eso el concubinato solo
estaba permitido en personas púberes, y no en parientes en el grado prohibido para el
matrimonio, entendiendo que es grado prohibido para el matrimonio, el parentesco por
consanguinidad legítima o natural sin limitación de grado en la línea recta, ascendente o
descendente. En la línea Colateral igual, el impedimento se extiende a hermanos y medios
hermanos. (Petit, 1977)
En la edad media, tal y como menciona Erickson Aldo Costa Carhuavilca: “El
concubinato subsistió en la Edad Media no obstante, la creciente oposición del
Cristianismo. Así en España lo consagraron antiguas costumbres y ciertas disposiciones
legales, tomando el nombre de barragania, que posteriormente fue sustituido por el de
amancebamiento.”5 Si bien subsistió, era mal visto por la iglesia, iglesia que creía que la
única forma de unión aceptable era el matrimonio.

En la edad moderna, gracias a la influencia Cristiana, la figura jurídica del concubinato fue
omitida por cuerpos legislativos como el código germánico y el código napoleónico en
Francia al considerarlo como un acto “inmoral” que atentaba a las buenas costumbres, aún
con ello, esta figura logró sobrevivir hasta la actualidad, en una gran variedad de países,
entre estos México.

4
Morineau, Martha y Román, Iglesias, Derecho Romano, México,1987, p. 93

5
Costa Carhuavilca, Erickson Aldo, ¿El concubinato pueden derivar derechos sucesorios? Perú, UNAM,
disponible en: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/5/2287/21.pdf (fecha de consulta:
13 de noviembre de 2022
En la actualidad, en México en la legislación vigente se tiene una serie de artículos
que habla donde sobre los derechos hablan de determinados derechos a la concubina y a los
hijos de concubinato; en este caso, en los alimentos, se estableció en el artículo 233 de
Código Civil de Veracruz que: “Los cónyuges deben darse alimentos; la Ley determinará
cuándo queda subsistente esta obligación en los casos de divorcio y otros que la misma Ley
señale.”6

En este Código se trató de borrar cuantas diferencias había entre los hijos, por
razón de su origen, cabe concluir que el derecho de alimentos es para todos,
independientemente de que sean de matrimonio o de concubinato. Sin embargo, respecto de
los concubinos este derecho se estableció a partir de 1984, según Reformas de 13 de
Diciembre de 1983, Conforme al Decreto en cita se adicionó el articulo 802 con el texto
siguiente: "los concubinos están obligados en igual forma que los cónyuges a darse
alimentos si se satisfacen los requisitos señalados en el artículo 1568".7

El Código Civil de Jalisco en cambio, concede este derecho únicamente para el caso
de fallecimiento de alguno de los dos, con la limitante de que el superviviente esté
imposibilitado para trabajar y no tenga bienes propios suficientes; este derecho subsiste en
tanto el beneficiario no contraiga nupcias, siempre que observe buena conducta dicho en el
artículo 29848

6
Art 233, Código Civil de Veracruz, disponible en :

https://www.legisver.gob.mx/leyes/LeyesPDF/CCIVIL2911116.pdf, (12 de noviembre del 2022)

7
Ídem

8
Art 2894, Código Civil de Jalisco, disponible en:
https://transparencia.info.jalisco.gob.mx/sites/default/files/C%C3%B3digo%20Civil%20del%20Estad o
%20de%20Jalisco_3.pdf, ( 11 de noviembre del 2022)
En el Código Civil del Distrito Federal se concedió el derecho de sucesión;
exigiéndose la vida en común de los concubinos durante los 2 años anteriores a la muerte
del autor de la sucesión o bien que hubieren procreado hijos en común y posteriormente
dicho en el artículo 291 Quáter: “El concubinato genera entre los concubinos derechos
alimentarios y sucesorios, independientemente de los demás derechos y obligaciones
reconocidos en este código o en otras leyes.” 9 Donde se concede el derecho de sucesión y
de paso el de los alimentos.
Y el artículo 291 Bis: “…hayan vivido en común en forma constante y
permanente por un período mínimo de dos años que precedan inmediatamente a
la generación de derechos y obligaciones a los que alude este capítulo. No es
necesario el transcurso del período mencionado cuando, reunidos los demás
requisitos, tengan un hijo en común.”10 Es en este artículo donde se marca que
para que sea concubinato, se necesita la cohabitación de un hogar por mínimo 2
años.

El Código Civil de Tlaxcala establece la misma vocación hereditaria según el


artículo 2910: “Los concubinos heredan entre sí, en las mismas porciones y lugar que
establecen los artículos 2899 a 2905…”11 pero en dicho código hay una diferencia en el
tiempo, en el mismo artículo en su fracción “el tiempo de vida común que precedió
inmediatamente a la muerte del autor de la herencia haya durado un año o más si el
supérstite no tuvo hijos con el autor de la sucesión”12.

9
Art 291 Quáter, Código Civil de la Ciudad de México, disponible en:
https://www.congresocdmx.gob.mx/media/documentos/ad63a5bd2aef33e50ef1ed68d82450cf3685
78c0.pdf, (11 de noviembre del 2022)

10
Art 291 Bis, Código Civil de la Ciudad de México, disponible en:
https://www.congresocdmx.gob.mx/media/documentos/ad63a5bd2aef33e50ef1ed68d82450cf3685
78c0.pdf, (11 de noviembre del 2022)

11
Art 2910, Código Civil de Ciudad de México, disponible en:

https://si.tlaxcala.gob.mx/images/MN/CODIGO%20CIVIL%20PARA%20EL%20ESTADO%20LIBRE

%20Y%20SOBERANO%20DE%20TLAXCALA.pdf, (11 de noviembre de 2022)

12
Ídem
En similar situación está la legislación de Puebla, en su artículo 3355, se exige un
plazo de "más de dos años"13.

1.2. CONCEPTO DE CONCUBINATO

Del latín concubinatus, comunicación o trato de un hombre con su con su


concubina, según Alicia Elena Pérez Duarte es: “la cohabitación más o menos prolongada y
permanente entre un hombre y una mujer solteros, hecho lícito que produce efectos
jurídicos. Se le considera como uno de los problemas morales más importantes del derecho
de familia”14 se considera un problema moral, por lo ya dicho con la iglesia, está mal visto
por la misma y por tanto, se considera como un acto inmoral, tengamos en cuenta que esta
es una concepción dada en los años de 1975.

Pero, por otra para Pérez Contreras María de Montserrat: “El concubinato es el

propósito común que tienen dos personas, independientemente de su orientación sexual, de


formar una familia y de mantener un estado de vida permanente reconocido por la
sociedad, pero que no está sancionado por el orden jurídico; esto es, que la voluntad de
vivir juntos no se manifiesta ante el juez del Registro Civil”15

En las legislaciones tenemos una variedad de definiciones de lo que

el concubinato, en el Código Civil de Puebla, en su articulo 292: “El concubinato es


la unión voluntaria y de hecho entre dos personas, que estando en aptitud de
contraer matrimonio entre sí, no lo han celebrado en los términos que la Ley
señala, haciendo vida en común de manera notoria y permanente, situación que
podrá demostrarse si tienen hijas o hijos en común, o si han cohabitado
públicamente como cónyuges durante más de dos años continuos.” Donde se
observan la obligatoriedad de elementos, como lo son; la voluntad y un mínimo de
2 años en cohabitación.

13
Art 3355, Código Civil de Puebla, disponible en:
http://www.ordenjuridico.gob.mx/Publicaciones/DI2005/pdf/PUE1.pdf, 11 de noviembre del 2022)
14
Pérez Duarte, Alicia Elena, Diccionario Jurídico Mexicano, Biblioteca Jurídica de la UNAM, México, 2000, disponible en:
https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/detalle-libro/1169-diccionario-juridico- mexicano-t-ii-c-ch, (10 de noviembre del 2022)
15
Pérez Contreras, María de Monserrat, Derecho de las Familias, Biblioteca Constitucional INEHRM, México,
2017,disponible en: https://www.inehrm.gob.mx/work/models/Constitucion1917/Resource/1293/Familias_pdf_electronic o.pdf,(10 de
noviembre del 2022)
En la legislación de Tlaxcala se tiene al concubinato como la cohabitación
de personas esto dicho en su artículo 42 “Hay concubinato cuando dos
personas solteras se unen, sin estar casados, para vivir bajo un mismo techo,
como si lo estuvieren.” 17.

El concubinato ha estado sujeto a diversas designaciones, como la que se


asentó con antelación; por tanto, para referirse a esta forma de unión de hecho, la
doctrina ha utilizado diversas denominaciones, tales como unión extramatrimonial,
unión matrimonial de hecho, unión paramatrimonial, matrimonio de hecho, familia
de hecho, situación de hecho asimilable al vínculo matrimonial, unión de hecho,
etc.

Otro concepto que ayuda al entendimiento de este término es el que da:


Chávez Asencio, quien dice que el concubinato:

Se trata de la vida que un hombre y una mujer


hacen como si fueran cónyuges sin estar
casados; de la cohabitación o acto carnal
realizado por un hombre y una mujer, cuya
significación propia y concreta no se limita sólo a
la unión carnal no legalizada, sino también a la
relación continua y de larga duración existente
entre un hombre y una mujer sin estar legalizada
por el matrimonio.
22

Esta definición es de particular importancia porque al atribuir al concubinato


los mismos propósitos que persigue el matrimonio significa que a aquella unión
que, evidentemente se realiza sin formalidad ni solemnidad alguna, se le reconoce
2217
Art 42, Código Civil de Tlaxcala, disponible en:
http://tlaxcala.gob.mx/images/MN/CODIGO%20CIVIL%20PARA%20EL%20ESTADO%20LIBRE%2 0Y
%20SOBERANO%20DE%20TLAXCALA.pdf (11 de noviembre del 2022)
18
CHÁVEZ ASENCIO, Manuel F. La familia en el derecho, pp. 281 y 282.
como una forma de estado de vida que concuerda con la misma que los cónyuges
desarrollan después del acto de contraer matrimonio.

Independientemente del nombre que los teóricos utilicen para referirse al


concubinato, las definiciones que proporcionan coinciden en el fondo. La mayoría
de ellas hace alusión a los requisitos o elementos que el legislador considera que
debe reunir esta forma de unión para que sea catalogada como concubinato,
mientras que otras hacen hincapié en la omisión de formalidades para su
constitución.

1.3. EFECTOS
Por motivos prácticos se hará una división entre los efectos producidos entre los
concubinos, con relación hacia los bienes y por último, con relación hacia sus hijos:
 Entre concubinos:

Los deberes y derechos entre los concubinos son fundamentalmente de naturaleza


moral y no jurídica, en virtud de la inexistencia de un específico y sistematizado estatuto
normativo de Derecho que les sea aplicable; estas consecuencias son.

Cohabitación. Aun cuando en estricto sentido jurídico no puede decirse que la


cohabitación es un verdadero deber-derecho de los concubinos, su existencia resulta de la
naturaleza misma del concubinato, pues de no haber cohabitación o vida en común no
existirá este hecho jurídico, si se tiene presente que consiste precisamente en la
comunidad de vida entre un solo hombre y una sola mujer, que deciden vivir bajo el
mismo techo y tratarse notoria y públicamente como si fueran esposo.

16
Art 297, Código Civil de Puebla, disponible
en:

http://www.ordenjuridico.gob.mx/Publicaciones/DI2005/pdf/PUE1.pdf, (11 de noviembre del 2022)

17
Art 42, Código Civil de Tlaxcala, disponible
en: http://tlaxcala.gob.mx/images/MN/CODIGO%20CIVIL%20PARA%20EL%20ESTADO%20LIBRE
%2 0Y%20SOBERANO%20DE%20TLAXCALA.pdf (11 de noviembre del 2022)
Lo anterior dicho y fundamentado en el artículo 291 bis del Código Civil Federal
nos dice que: “las concubinas y los concubinarios tienen derechos y obligaciones
recíprocos, siempre que sin impedimentos legales para contraer matrimonio, hayan vivido
en común en forma constante y permanente por un período mínimo de dos años que
precedan inmediatamente a la generación de derechos y obligaciones a los que alude este
capítulo.”18

Débito carnal. Teniendo presente la existencia del deber moral de cohabitación, es


congruente concluir que entre los concubinos existe el deber- derecho moral de realizar el
débito carnal, lo que resulta una consecuencia natural de la cohabitación y el medio idóneo
y moral para lograr la perpetuación de la especie a través de la procreación que puede ser
una de las finalidades por las que el hombre y la mujer deciden hacer vida marital y esposa.

Si bien no hay una norma que lo establezca, el articulo 291 Ter: “Regirán al
concubinato todos los derechos y obligaciones inherentes a la familia, en lo que le fueren
aplicables.”19 Por lo que se puede sobre sobre entender que es parte de las de los efectos del
concubinato.

18
Las palabras en negritas son mías. Art 291 Bis, Código Civil de la Ciudad de México, disponible en:
https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.diputados.gob.mx/LeyesBibli
o/ref/ccf.htm&ved=2ahUKEwjw-
sXOpa_7AhXsIkQIHXZ7Dd4QFnoECBMQAQ&usg=AOvVaw1wlkqzdhbhY_uam9UVn9Ob, ( 11 de noviembre
del 2022)

19
Art 291 Ter, Código Civil de la Ciudad de México, disponible en:
https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.diputados.gob.mx/LeyesBibli
o/ref/ccf.htm&ved=2ahUKEwjw-
sXOpa_7AhXsIkQIHXZ7Dd4QFnoECBMQAQ&usg=AOvVaw1wlkqzdhbhY_uam9UVn9Ob, (10 de noviembre
de 2022)
Fidelidad. Desde el punto de vista moral, los concubinos tienen el deber de

observar una conducta moralmente intachable, de respeto recíproco, de fidelidad,


lo que jurídicamente se ve reflejado en la exigencia de una unión singular y
permanente además de, nuevamente citando al artículo 291 ter: “Regirán al
concubinato todos los derechos y obligaciones inherentes a la familia, en lo que le
fueren aplicables.”20

Teniendo como una obligación implícita de que en una pareja debe existir
fidelidad, nuevamente yendo a la moral. Aunado a lo anterior, cabe señalar que la
conducta indecorosa de uno de los concubinos, que sea de tal naturaleza que
atente contra la integridad moral o los sentimientos del otro, puede ser invocada
por el perjudicado para demandar, en su caso, la reparación del daño moral que le
sea ocasionado
Esto según el artículo 1916 del Código Civil del DF: “Por daño moral se
entiende la afectación que una persona sufre en sus sentimientos, afectos,
creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspectos
físicos, o bien en la consideración que de sí misma tienen los demás. Se
presumirá que hubo daño moral cuando se vulnere o menoscabe
ilegítimamente la libertad o la integridad física o psíquica de las personas.”21

Ayuda y socorro mutuo. Los concubinos tienen el deber moral de socorrerse


mutuamente y el deber jurídico de proporcionarse alimentos esto dicho en el artículo 291
Quáter: “El concubinato genera entre los concubinos derechos alimentarios y sucesorios,
independientemente de los demás derechos y obligaciones reconocidos en este código o en
otras leyes”22, aun cuando el cumplimiento de este último esté supeditado al hecho de que
hayan procreado hijos o de que hayan vivido como esposo y esposa.
20
Ídem

21
Las palabras en negritas son mías. Art 1916, Código Civil de la Ciudad de México, disponible en: https://www.google.com/url?
sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.diputados.gob.mx/LeyesBibli o/ref/ccf.htm&ved=2ahUKEwjw-
sXOpa_7AhXsIkQIHXZ7Dd4QFnoECBMQAQ&usg=AOvVaw1wlkqzdhbhY_uam9UVn9Ob, (10 de

noviembre del 2022)

22
Art 291 Quáter, Código Civil de la Ciudad de México, disponible en:

https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.diputados.gob.mx/LeyesBibli
Si mediante testamento alguno de los concubinos dispone de todos sus bienes y
derechos para después de su muerte, debe manifestar expresamente, en ese testamento, con
qué se pagarán los alimentos del concubino supérstite que esté impedido para trabajar y no
tenga bienes suficientes para ministrárselos por sí mismo. Si el testador no cumple con esta
obligación, el testamento será inoficioso.

 EN BIENES:

Regímenes jurídicos. Por cuanto hace a los bienes de los concubinos no se


puede hablar de regímenes patrimoniales; no obstante, es necesariamente debe existir un
estatuto jurídico que regule los bienes que adquieran antes y durante la existencia de este
hecho jurídico, razón por la cual se puede hablar de sistemas análogos a la sociedad
conyugal y a la separación de bienes. En el primer supuesto, debe hacerse alusión a la
copropiedad, que existirá cuando ambos concubinos adquieran en común una cosa, que les
pertenezca proindiviso.

Respecto al sistema semejante a la separación de bienes, existirá esta relación


análoga cuando cada uno de los concubinos adquiera individualmente determinadas cosas o
derechos, con recursos propios del adquirente y no comunes a ambos, siendo titular de los
derechos y bienes adquiridos únicamente el concubino que los adquirió a título personal.

o/ref/ccf.htm&ved=2ahUKEwjw-
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noviembre del 2022)


Donaciones. En el caso de donaciones entre concubinos, ya sean anteriores al
concubinato o durante la existencia de éste, debe ser de acuerdo con el artículo 232 del
Código Civil del DF: “Los cónyuges pueden hacerse donaciones, con tal de

que no sean contrarias a las capitulaciones matrimoniales, ni perjudiquen el derecho de los


acreedores alimentarios.”23
A diferencia de las donaciones antenupciales este tipo de donaciones tienen estas
restricciones. Respecto a las donaciones hechas por terceros debe estarse a lo dispuesto
como regla en la materia, sin que se pueda invocar la aplicación de un estatuto jurídico
especial, como sí acontece en relación con las donaciones en favor de los prometidos o de
los cónyuges.
 En Hijos: Se dan fundamentalmente para atribuir la calidad de hijo del
concubinario al nacido de concubinato, además de originar la certeza en
cuanto a los derechos y deberes que impone la Patria Potestad
 Hijos de concubinato. Dando un trato análogo a los hijos de matrimonio,
se establece la presunción legal de que los hijos de la concubina son hijos
del concubinario, cuando nacen dentro del concubinato o dentro de los 300
días siguientes a la fecha en que cesó la cohabitación de los concubinos

esto dicho por el artículo 383 del Código Civil del DF 24. No obstante, lo
anterior, queda un problema por resolver; si se toma en cuenta el criterio
generalizado de que el concubinato existe después de transcurridos cinco
años de cohabitación de hombre y mujer.

23
Art 232, Código Civil de la Ciudad de México, disponible en: https://www.google.com/url?
sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.diputados.gob.mx/LeyesBibli o/ref/ccf.htm&ved=2ahUKEwjw-
sXOpa_7AhXsIkQIHXZ7Dd4QFnoECBMQAQ&usg=AOvVaw1wlkqzdhbhY_uam9UVn9Ob, (10 de

noviembre del 2022)

24
Art 383, Código Civil de la Ciudad de México, disponible en: https://www.google.com/url?
sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.diputados.gob.mx/LeyesBibli o/ref/ccf.htm&ved=2ahUKEwjw-
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noviembre del 2022)


La conclusión a lo anterior sería que únicamente se reputan hijos del
concubinario los que nacen después de dos años iniciada la vida en común, lo que
resulta ilógico y hace nugatoria la presunción en cita, creando inseguridad jurídica para
aquellos hijos que nazcan antes del plazo mencionado. El planteamiento precedente
autoriza a sostener que el concubinato existe a partir del momento en que el hombre y la
mujer, sin recurrir al Juez del Registro Civil, inician su vida en común, como si fueran
esposo y esposa.

Certeza en cuanto a los derechos y obligaciones, que impone la Patria


Potestad al igual que en el caso del matrimonio, el concubinato establece la certeza
sobre los derechos y deberes derivados de la Patria Potestad, cuyo origen no es el
matrimonio ni el concubinato, sino el hecho jurídico denominado procreación.

 EN SU DISOLUCIÓN:

Actualmente la legislación civil y familiar vigente no regula la separación de los


concubinos, dejándolos en la más amplia libertad para disolver su unión libre; sin
embargo, en el artículo 291 bis de Código Civil del DF donde se dice: “Los Jueces del
Registro Civil podrán recibir declaraciones con relación a existencia o cesación de
concubinato, existencia o cesación de cohabitación”25.

En el supuesto de autorizar la disolución del concubinato, el juez debe tomar las


previsiones necesarias en cuanto a los alimentos de los concubinos, a la situación de la
concubina que pudiera estar embarazada, a los alimentos, custodia y patria potestad
sobre los hijos y a la repartición de los bienes comunes

25
Art 291 Ter, Código Civil de la Ciudad de México, disponible en:
https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.diputados.gob.mx/LeyesBibli
o/ref/ccf.htm&ved=2ahUKEwjw-
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noviembre de 2022)
que hubieren adquirido los concubinos. En resumen, en este caso deben tomarse
decisiones y providencias similares a las previstas legalmente para el caso de divorcio.

1.4 CARACTERÍSTICAS

A continuación, se comenzará con el tema de características, siendo que estas son: es un


hecho jurídico, voluntario y licito, es una institución jurídica, tiene una filiación
concubinaria y afinidad natural; puntos que se explicaran a continuación:

Hecho jurídico de las personas, voluntario y lícito. Siguiendo los


lineamientos de la Teoría Clásica del Acto Jurídico, podemos decir que el concubinato es
un hecho jurídico en sentido estricto, cuyo origen es la conducta humana voluntaria, lícita,
a la que los ordenamientos jurídicos vigentes otorgan determinados efectos.

A lo anterior cabe agregar que no existe norma 28 jurídica alguna que prohíba vivir

en concubinato y, menos aún, que tipifique como ilícito penal o civil esta conducta, razón
por la cual un hombre y una mujer pueden constituir lícitamente una familia con base en
este hecho biosocial de trascendencia jurídica, amparados en el principio vigente en nuestro
sistema de que "lo que no está prohibido a los particulares está permitido" 26

26
ROJINA VILLEGAS, Rafael. Compendio de Derecho Civil. Introducción, Personas y Familia, Tomo I. 38ª.
Edición. Editorial Porrúa. México 2007, p. 204. GALINDO GARFIAS, Ignacio. Ob. Cit. Pp. 204.
Institución jurídica. Día a día la Legislación Mexicana regula consecuencias más
amplias y numerosas originadas del concubinato, ya no sólo en relación con los hijos y con
la concubina, sino también con respecto al concubinario, además de que las normas
aplicables han trascendido el ámbito del Derecho Privado y las encontramos en el Derecho
Social y en el Público, lo que permite afirmar que el concubinato actual en México tiende
a convertirse en una institución jurídica, entendiendo por ésta, el conjunto de normas
jurídicas que se agrupan, constituyendo series de preceptos normativos para formar
verdaderos cuerpos que tienen autonomía, estructura y funcionamiento propios, que
persiguen la misma finalidad27.

Filiación concubinaria. Tanto en el Código Civil vigente en el Distrito Federal


como en los demás de la República y en los Códigos Familiares se establece la presunción
de paternidad en favor de los hijos habidos en concubinato, legislando en términos
similares a la presunción de paternidad de los hijos de matrimonio, señalando que se
presumen hijos del concubinario y de la concubina, los nacidos dentro del concubinato o
dentro de los 300 días siguientes a la fecha en que cesó la vida en común.

Afinidad natural. En los Códigos Civiles y Familiares de México se reconocen


tres especies de Parentesco: el Consanguíneo, el Civil y el de Afinidad. La mayoría de los
ordenamientos jurídicos establece que el Parentesco de Afinidad deriva del matrimonio y
existe entre la esposa y los parientes consanguíneos del esposo y entre éste y los parientes
consanguíneos de la cónyuge, en el caso de los hijos nacidos del concubinato tendrían un
parentesco consanguíneo.

27
ROJINA VILLEGAS, Rafael, Derecho Civil Mexicano, Tomo II, 6ta Ed., Editorial Porma, S. A. México, D. F. 1985, P. 21
Por tanto, por regla, del concubinato no puede surgir parentesco alguno entre el
concubinario o la concubina y los parientes del otro; sin embargo, la excepción la
encontramos en el Código Civil del Estado de Tlaxcala, que prevén su artículo 139
menciona que: "La ley asimila al parentesco por afinidad la relación que resulta por
virtud del concubinato, entre cada concubino y los parientes del otro. Esta
asimilación sólo comprende a los parientes consanguíneos en línea recta,
ascendente o descendente, sin limitación de grado; y su único efecto es constituir
un impedimento para el matrimonio en términos de la fracción V del artículo 43."28.

28
Art 139, Código Civil de Tlaxcala, disponible en : https://si.tlaxcala.gob.mx/images/MN/CODIGO%20CIVIL%20PARA%20EL
%20ESTADO%20LIBRE

%20Y%20SOBERANO%20DE%20TLAXCALA.pdf (10 de noviembre del 2022)


CAPITULO II:
El régimen patrimonial entre cónyuges.

2.1 Concepto y Elementos

El régimen patrimonial o económico del matrimonio es el sistema de normas


jurídicas a través del cual se regula la relación económica y/o de administración y
propiedad de los bienes adquiridos durante el matrimonio, ya sea entre los cónyuges
o de éstos frente a terceros. Los regímenes matrimoniales se clasifican en
regímenes de comunidad, de separación y mixtos. Las capitulaciones matrimoniales
son un acuerdo de las voluntades de los contrayentes o cónyuges, de naturaleza
contractual, en virtud del cual establecen, modifican o sustituyen el régimen
económico de su matrimonio y/o las donaciones entre consortes. 23

La doctrina cuenta con diversas clasificaciones, por ello abordaremos las más
comunes. En primer lugar, mencionaremos aquellos respecto de los que la ley
permite la elección o no a los cónyuges: régimen obligatorio, el régimen económico
del matrimonio es establecido limitativamente por la norma, sin posibilidad de que
los cónyuges puedan elegir; el régimen de libertad absoluta, no existe una
clasificación de regímenes económicos regulados en la ley, en este caso, los
cónyuges pueden optar por la modalidad que deseen para regular la propiedad,
adquisición y administración de sus bienes y la forma de repartirlos en caso de
disolución, claro, siempre dentro de los li- mites establecidos por la ley. Y,
finalmente, el régimen de elección, en este caso la ley establece y regula diferentes
tipos de regímenes, entre los cuales los cónyuges pueden elegir el que más les
convenga.

En segundo lugar, son tres los sistemas que en la actualidad se encuentran vigentes
y que se clasifican en torno a la modalidad en que los bienes, su propiedad,
administración y frutos se establecen respecto de los cónyuges: regímenes de
comunidad, de separación y mixtos.

Regímenes de comunidad.- Se constituyen por la existencia de un patrimonio


común, cuya propiedad es de ambos cónyuges. Puede ser universal o limitado,
independientemente del origen de los bienes que lo integran: universal, cuando los
23
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3270/5.pdf
patrimonios de los cónyuges se unen, ya se trate de bienes adquiridos antes o
durante el matrimonio, y limitado, cuando las partes pueden determinar que la
sociedad recae únicamente sobre los bienes adquiridos durante el matrimonio.

Régimen de separación.- Se constituye al permanecer individualizado el patrimonio


de los cónyuges antes y durante el matrimonio, lo que tiene como consecuencia que
cada uno de los cónyuges conserva la propiedad y la administración de sus bienes.

Régimen mixto.- Se constituye tanto por bienes o patrimonios propiedad de cada


uno de los cónyuges como por bienes propiedad de ambos en comunidad.

Durante la existencia del matrimonio, los cónyuges mantienen la administración y


disposición de los bienes que forman su patrimonio individual, pero si se pretende
disolver el vínculo matrimonial, cada uno de ellos deberá participar de las ganancias
obtenidas en el patrimonio del otro, por cuan- to a una categoría específica de
bienes o en el valor de los mismos, respecto de aquellos que tuvieron en comunidad.

2.2Naturaleza Jurídica

Concepto de Sociedad

La palabra sociedad, viene de societas, que significa reunión; por su parte, Joan
Corominas nos dice, que “Socio deriva de sociedad, lat. Societas, atis, íd, propte.
‘Compañía’, societaria, social. lat. Socialis íd, propte. ‘sociable’ y ‘aliado’, socialismo
y socialista, med. voces que en su sentido actual se forman en las varias lenguas
europeas...” Gramaticalmente, es la “Agrupación natural o pactada de personas,
que constituyen unidad distinta de cada uno de sus individuos integrantes, con el fin
de cumplir, mediante la mutua cooperación, los fines que son el objeto de la
agrupación.”

La sociedad, es la unión o reunión de varias personas, cuyo fin u objetivo, es común,


atendiendo a las normas que los mismos socios hayan establecido para mantener el
fin en la sociedad, además de someterse a lo ordenado por la legislación
correspondiente.

Por su parte, el concepto legal que nos da el Código Civil, se encuentra en el


numeral 2688, que expresa lo siguiente: “Por el contrato de sociedad los socios se
obligan mutuamente a combinar sus recursos o sus esfuerzos para la realización de
un fin común, de carácter preponderantemente económico, pero que no constituya
24
una especulación comercial.”

Ahora bien, el contrato de sociedad, es aquél, mediante el cual, dos o más personas,
se obligan a reunir sus esfuerzos y/o recursos, para llevar a cabo un fin
preponderantemente económico. Debemos recordar que al tratarse de un contrato,
debe expresarse el consentimiento de todos quienes vayan a constituirse como
socios, sin excepción alguna.

Para Rafael Rojina Villegas, la sociedad como contrato, es la “...corporación privada,


dotada de personalidad jurídica, que se constituye por contrato celebrado entre dos
ó más personas, para la realización de un fin común, lícito, posible, y
preponderantemente económico, mediante la aportación de bienes o industria, o de
ambos, siempre y cuando no lleve a cabo especulación comercial, ni adopte forma
mercantil.”25

Como lo indica el mencionado autor, cuando se hace un contrato que da origen a


una sociedad, y a su vez, a un ente jurídico colectivo, o persona jurídica colectiva, o
persona moral -como también es denominada- siendo considerada como tal, se
vuelve un centro de imputación de la norma jurídica, como lo decía Hans Kelsen,
que a su vez, tendrá tanto derechos, como obligaciones.

Ahora bien, es necesario contemplar la posibilidad de que el régimen económico no


se agote solo en el de comunidad de bienes, sino también se abra a otras formas
que ya eran tratadas en el derecho extranjero. Sin perjuicio de lo señalado, debía
contemplarse también que la sociedad conyugal bajo el régimen de sociedad de
gananciales, no ofrecería todas las facilidades para un tráfico mercantil adecuado,
pues termina siendo poco práctico, en atención a que, para el gravamen o la
disposición de los bienes de la sociedad, es indispensable la presencia de ambos
cónyuges, sin perjuicio del otorgamiento de poderes; de otro lado, el tercero que
adquiere de uno de los cónyuges sin el permiso del otro, no puede invocar a su favor
24
https://mexico.justia.com/federales/codigos/codigo-civil-federal/libro-cuarto/parte-segunda/titulo-
decimo-primero/capitulo i/#:~:text=Art%C3%ADculo%202688.,no%20constituya%20una
%20especulaci%C3%B3n%20comercial.
25
Cfr. ROJINA VILLEGAS, Rafael, Compendio de Derecho Civil 1. Introducció n, personas y familia, 29° ed.,
Ed. Porrú a, México, 2000, p. 25.
la buena fe, por la presencia de la presunción de que todo lo que se adquiera dentro
del matrimonio es social, y de ahí, la exigencia de la participación de los dos para los
actos de disposición. A todo lo dicho, debe sumarse que cada vez más, y esto es de
suma importancia, la presencia de la mujer en todos los campos de la producción
lleva a plantear que en ejercicio de su libertad, pueda estimar de su interés que, sin
perjuicio de las obligaciones derivadas del matrimonio, requiera tener suficiente
autonomía para el manejo de su propio patrimonio.

En lo que atañe al régimen de separación de patrimonios que se verá al final de este


estudio, podemos adelantar que una rápida mirada a la luz del trabajo notarial, nos
conduce a señalar que en lo que va de vigencia el Código es poco usado este
régimen, se dice que por desconocimiento de la población. Eso puede ser cierto; sin
embargo, creemos que otras consideraciones podrían estar llevando a que no se
use la figura como los legisladores lo pensaron. Quizás influya la idiosincrasia del
pueblo peruano, que relaciona al matrimonio con una comunidad de vida entre los
cónyuges, un compartir todo, pensando que en ello descansa el aprecio, cariño y
confianza, y que una eventual separación de patrimonios entrañaría un recelo que
puede perjudicar la unión. Por ello, al regular la separación de patrimonios, el
legislador peruano lo hace como una figura excepcional dándole un rigor formal
extremo.

Esta es la razón por la cual el código civil preceptúa que si los interesados eligen el
régimen de separación de patrimonios, deben otorgar escritura pública bajo sanción
de nulidad, la cual además para que surta efectos, debe inscribirse en el registro
personal, ya que si no se agota con este trámite eminente- mente formal, entonces
los interesados, aun cuando deseen lo contrario, habrán elegido el régimen de
comunidad de gananciales. Si los contrayentes optan por el régimen de gananciales,
no es necesario que otorguen escritura pública ni mucho menos que inscriban el
régimen en mención en el registro personal. La separación de patrimonios puede
darse, como ya se explicó, antes del matrimonio, y ya dentro de este. Los cónyuges
pueden, si es que están bajo el régimen de gananciales, cambiar este por el de
separación de patrimonios, bastando para ello solo la liquidación del régimen y por
cierto cumplir con el trámite formal. Así mismo, pueden cambiar de régimen y pasar
de uno de separación por el de gananciales, y pueden variar de régimen las veces
que crean necesario, eso sí, siempre y cuando cumplan como ya quedó igualmente
mencionado, con los requisitos formales de escritura pública e inscripción registral,
como reza el Código Civil. Existe otra posibilidad de llegar al régimen de separación
de patrimonios impuesto, y ello ocurre como resultado de un proceso judicial por
abuso de facultades de administración, o por causar daño en el patrimonio del otro
cónyuge. Y una última vía para llegar a la separación de patrimonios y que funciona
de oficio, resulta de la declaración de quiebra de uno de los cónyuges.

2.3 Inicio y fin de la Sociedad

La sociedad conyugal es una comunidad de bienes en la que no importa cuál de los


cónyuges adquiera o sea titular de los bienes durante el matrimonio, éstos
pertenecen a la sociedad de bienes y regulada en las capitulaciones matrimoniales
por los mismos en caso de divorcio, se considera que son copropietarios, por lo que
se puede afirmar que la propiedad de los bienes comunes es de ambos cónyuges
mientras exista la sociedad conyugal.

Cuando se contraiga matrimonio bajo el régimen de sociedad conyugal y no se


otorguen las capitulaciones matrimoniales, o haya omisión o imprecisión en ellas, se
seguirán las siguientes reglas:

-Si no se prueba en los términos de ley que los bienes y utilidades obtenidas por
alguno de los cónyuges pertenecen sólo a uno de ellos, se entenderá que forman
parte de la sociedad conyugal.

-En la sociedad conyugal son propios de cada cónyuge, salvo pacto en contrario que
conste en las capitulaciones matrimoniales:

-Los bienes y derechos que le pertenezcan al tiempo de celebrarse el matrimonio y


los que posea antes de éste.

-Los bienes adquiridos después del matrimonio por herencia, lega- do, donación o
don de la fortuna.
-Los bienes adquiridos por cualquier título propio que sea anterior al matrimonio,
aunque la adjudicación se hiciera después de la celebración del mismo, siempre que
todas los gastos que se generen para hacerlo efectivo corran a cargo del dueño de
éste.

-Los bienes que se adquieran con la venta o permuta de bienes propios.

-Objetos de uso personal.

-Los instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión, arte u oficio; en caso


de haber sido adquiridos con fondos comunes, el cónyuge que los conserve, deberá
pagar la parte proporcional que le corresponde.

-Los bienes comprados a plazos por uno de los cónyuges antes de contraer
matrimonio siempre que la totalidad o parte del precio se cubra con dinero del mismo
cónyuge. Se exceptúan la vivienda, enseres y menaje familiares.

-De lo anterior se desprende que la sociedad conyugal nace al celebrarse el


matrimonio o durante el mismo. Los bienes adquiridos durante el matrimonio
conformarán la sociedad conyugal, salvo que en las capitulaciones matrimoniales se
hubiere pactado distinto.

-La sociedad conyugal puede modificarse o terminar durante el matrimonio, si así lo


acuerdan los cónyuges.

-Tratándose de personas menores de edad, se requerirá del consentimiento de las


personas para ello establecidas en los términos de ley.

Así las cosas, la sociedad conyugal termina por la disolución del vínculo matrimonial,
por voluntad de los cónyuges, por sentencia que declare la presunción de muerte del
cónyuge ausente, y durante el matrimonio a petición de uno de los cónyuges,
siempre que se caiga en alguno de los siguientes supuestos:

-Si uno de los cónyuges por su notoria negligencia en la administración de los


bienes amenaza arruinar al otro o disminuir considerable- mente los bienes
comunes.

-Cuando uno de los cónyuges, sin el consentimiento expreso del otro, hace cesión
de bienes pertenecientes a la sociedad conyugal a sus acreedores
Si uno de los cónyuges es declarado en quiebra o en concurso.

Por cualquier otra razón que lo justifique, a juicio del órgano jurisdiccional
correspondiente.

Los bienes de la sociedad conyugal serán administrados por ambos cónyu- ges,
excepto que se haya estipulado de diferente forma en las capitulaciones
matrimoniales.

Al fallecimiento de uno de los cónyuges, continuará en posesión y ad- ministración


de la sociedad conyugal el que le sobreviva.

Ninguno de los cónyuges podrá, sin el consentimiento del otro, ven- der, rentar ni
enajenar ni en todo ni en parte los bienes comunes, excepto cuando se esté en un
caso de abandono y el cónyuge inocente requiera de dichos bienes por falta del
cumplimiento de la obligación alimentaria para sí o para los hijos, siempre, previa
autorización judicial.

El cónyuge que haya malversado, ocultado, dispuesto o administrado los bienes de


la sociedad conyugal con dolo, culpa o negligencia, perderá el derecho a la parte
correspondiente de dichos bienes a favor del otro cónyuge.

La sentencia que declare ausente a uno de los cónyuges modifica o suspende la


sociedad conyugal en los términos del Código Civil. Igualmente cuando se presente
el supuesto de abandono por más de seis meses de forma injustificada, cesarán,
desde el día del abandono, para el cónyuge que lo haga, los efectos de la sociedad
conyugal en cuanto le favorezcan, y sólo podrá recuperarlos por convenio expreso.

En el caso de nulidad de matrimonio, para la liquidación de la sociedad conyugal se


estará a lo siguiente:

Si los cónyuges procedieron de buena fe, la sociedad conyugal se considera


subsistente y se liquidará conforme a lo establecido en las capitulaciones
matrimoniales;

Si los cónyuges procedieron de mala fe, la sociedad conyugal se considera nula


desde la celebración del matrimonio, quedando en todo caso a salvo los derechos
que tuviere un tercero contra el fondo común. Los bienes y productos serán para los
acreedores alimentarios, y si no los hubiere, se repartirán en proporción de lo que
cada cónyuge aportó.

Si sólo uno de los cónyuges actuó de buena fe, la sociedad subsistirá hasta que
cause ejecutoria la sentencia si la continuación le es favorable al cónyuge inocente,
en caso contrario, se considerará nula desde el principio. El cónyuge que obró de
mala fe, no tendrá derecho a los bienes ni a sus productos o utilidades, las que
serán para los acreedores alimentarios, y si no los hubiere, para el cónyuge
inocente.

Disuelta la sociedad conyugal, se realizará el inventario de los bienes, en el que no


se deberán incluir: el lecho, los vestidos ordinarios y los objetos de uso personal o
de trabajo de los cónyuges, los que serán de éstos o de sus herederos.

Una vez que se termina el inventario, se deberán pagar los créditos contra la
sociedad, y lo que sobra y, en su caso, se repartirá entre los cónyuges, en los
términos establecidos en las capitulaciones o en su defecto a las reglas generales ya
estudiadas.

Si hubiera pérdidas, el monto de las mismas se cubrirá con el haber de cada


cónyuge en proporción a las utilidades que debían corresponderles, y si uno solo
administró el capital, él deberá cubrir o pagar la pérdida total.

2.4 Contenido de la Sociedad y Administración de la Sociedad

Ha quedado establecido que el bien propio responde al dominio exclusivo de uno de


los cónyuges respecto de un bien en particular. Así mismo, se ha seña- lado que
tratándose de intereses patrimoniales, estos quedan subordinados al interés familiar,
y por ello la propiedad del bien termina siendo restringida o limitada en algunos
casos. Pues bien, bajo estas premisas diremos que si bien es cierto, la propiedad
confiere a su titular las facultades de uso, disfrute, disposición y reivindicación, el
cónyuge propietario del bien tiene en general estos atributos, pero con ciertas
particularidades que pasamos a analizar.

Administración
Significa gestión, gobierno de intereses o bienes. Por lo tanto, el cuidado del bien, su
gestión y gobierno corresponderán en principio al titular del respectivo bien. Decimos
en principio pues en el derecho de familia, y en vista del interés familiar que debe
primar sobre el interés individual de cada uno de los cónyuges, el Código en ciertos
casos termina restringiendo esta administración.

La regla es que cada cónyuge administra libremente sus bienes propios. No


obstante, esta facultad admite tres excepciones:

El cónyuge titular del bien propio resulta propietario del mismo. Sin embargo, los
frutos, rentas que generen esos bienes propios ya no le corresponden en
exclusividad, sino que se constituyen en bienes sociales. Ahora bien, puede darse el
caso de que el titular del bien propio no contribuya con dichos frutos o productos al
sostenimiento del hogar, que es a donde están destinados los bienes sociales. En
ese caso, el otro cónyuge puede pedir al juez que pasen a su administración en todo
o parte esos bienes. Claro está que a fin de evitar abusos se exige la constitución de
garantía.

Clases de administración.-

1.- Ordinaria: 

Corresponde al marido. Es lo normal, emana de la Ley, otorgando al marido el rol de


jefe de la sociedad.

2.-Extraordinaria: 

Es excepcional; la ejercen la mujer o un tercero designados CURADORES de los


bienes del marido. El curador puede ser la mujer o un tercero, de modo que es
extraordinaria no porque administra la mujer sino porque administra un curado.

- La Administración Ordinaria.

Dice el art.1749 del Código Civil: "El marido es jefe de la sociedad conyugal, y como


tal administra los bienes sociales y los de su mujer; sujeto, empero, a
las obligaciones y limitaciones que por el presente Título se le imponen y a las que
haya contraído por las capitulaciones matrimoniales.

Como administrador de la sociedad conyugal, el marido ejercerá los derechos de la


mujer que siendo socia de una sociedad civil o comercial se casare, sin perjuicio de
lo dispuesto en el artículo 150.

El marido no podrá enajenar o gravar voluntariamente ni prometer enajenar o gravar


los bienes raíces sociales ni los derechos hereditarios de la mujer, sin autorización
de ésta.

No podrá tampoco, sin dicha autorización, disponer entre vivos a título gratuito de


los bienes sociales, salvo el caso del art.1735 del Código Civil, ni dar en arriendo o
ceder la tenencia de los bienes raíces sociales urbanos por más de cinco años, ni
los rústicos por 82 más de ocho, incluidas las prórrogas que hubiere pactado el
marido.

Si el marido se constituye aval, codeudor solidario, fiador u otorga cualquiera otra


caución respecto de obligaciones contraídas por terceros, sólo obligará sus bienes
propios.

En los casos ha que se refiere el inciso anterior para obligar los bienes sociales
necesitará la autorización de la mujer.

La autorización de la mujer deberá ser específica y otorgada por escrito, o por


escritura pública si el acto exigiere esta solemnidad, o interviniendo expresa y
directamente de cualquier modo en el mismo. Podrá prestarse en todo caso por
medio de mandato especial que conste por escrito o por escritura pública según el
caso.

La autorización a que se refiere el presente artículo podrá ser suplida por el juez,
con conocimiento de causa y citación de la mujer, si ésta la negare sin justo motivo.
Podrá asimismo ser suplida por el juez en caso de algún impedimento de la mujer,
como el de menor edad, demencia, ausencia real o aparente u otro, y de la demora
se siguiere perjuicio. Pero no podrá suplirse dicha autorización si la mujer se
opusiere a las donaciones de los bienes sociales".
Se inicia esta administración con el matrimonio y cesa, por regla general, al
disolverse la sociedad.

Características De La Administración Ordinaria.

- La ejerce el marido como el jefe de la sociedad conyugal. (Art.1749 inciso 1


del Código Civil.)

- El marido administra los bienes sociales, propios y de la mujer.

La administración se ejerce sobre los bienes sociales y los de la mujer, pero en


diferentes condiciones a las cuales pasamos a referirnos separadamente. Ningún
interés tiene, por cierto, el estudio de la administración de los bienes
propios. (Art.1749 inciso 1 del Código Civil.)

- El marido debe ser mayor de edad para ejercer la administración.

El marido debe ser mayor de edad; si es menor, ejercerá la administración con


carácter de extraordinaria, un curador. Así, lo dice el art.139 del Código Civil: "El
marido de menor edad necesita de curador para la administración de la sociedad
conyugal".

4.- El marido no rinde cuenta.

El marido, en principio, es responsable en su gestión administrativa y no está


obligado a rendir cuenta, lo que no obsta a que su mujer pueda pedir la separación
de bienes si aquella es ruinosa. No "rinde cuenta" porque la administra como dueño.

Debe, eso sí, indemnizar de perjuicios por los daños provenientes de dolo o culpa


grave. (Art. 1748 y art. 1771 Código Civil)

La Administración Ordinaria De Los Bienes Sociales.

El art.1749 del Código Civil, dice que el marido administra los bienes sociales y los
de su mujer, pero añade que está sujeto: "... a las obligaciones y limitaciones que
por el presente Título se le imponen y a las que haya contraído por
las capitulaciones matrimoniales.".

Pese a estas limitantes legales, la verdad es que el marido tiene facultades


bastantes amplias y puede ejecutar todos los actos que no estén expresamente
exceptuados.

DISTINCIÓN.

Para calificar los poderes administrativos del marido es preciso distinguir, en lo


tocante a los actos de disposición, si ellos se realizan a título gratuito u oneroso
y respecto de los primeros si.

2.5 Beneficio para los Concubinos y Finalidad de la Sociedad


Concubinaria.

Una vez que nace la relación concubinaria, es importante cubrir lo más que sea
posible, para no dejar vacíos, que quieran llenarse de manera supletoria, con
disposiciones aplicables al matrimonio, o bien, simplemente, dejarse con
interrogantes, ignorando.

El concubinato, es una figura jurídica que pese a la evolución que ha tenido, sigue
siendo rezagada por su origen, sin embargo, hoy en día por unas u otras razones,
frente a la libertad que otorga la ley, hay parejas que deciden optar por una vida
concubinaria en vez de una marital, creyendo que así no dan lugar a deberes y
obligaciones, pensando que, una vez que no funcione su vida conjunta, simplemente
darla por terminada y cada uno seguir su camino como si nada hubiere sucedido.
Siendo el Derecho Familiar de orden público, y la sociedad concubinaria también,
esta última se encargará de proteger a ambos concubinos, en el supuesto de que
termine el concubinato, haciendo una partición igual de los bienes, sea cual sea la
aportación de uno y otro.

La creación de esta sociedad, trae consigo diversas consecuencias, todas benéficas


para los concubinos, sus hijos y su familia, entre ellas están las siguientes.
La seguridad de que uno de los concubinos, -aunque se llegare a terminar la
sociedad concubinaria no queda a la deriva.

Se puede responder con los bienes de la sociedad todos o una parte- si se requiere,
en el caso, de que haya sido contraída una deuda por alguno de los dos.

Los bienes propios de cada uno de los concubinos, forma parte de la sociedad
concubinaria, así como los que sean adquiridos en el futuro por ambos, todos
pasando a ser propiedad de ambos, sin tomar en consideración los bienes que
hayan aportado cada uno de ellos. De esto se desprende, que la sociedad, está
conformada de la siguiente manera:

Bienes adquiridos antes del concubinato.

Estos bienes, pertenecen individualmente a los concubinos, antes de que surja la


unión. Son todos aquéllos que forman parte del patrimonio de una persona en lo
individual, mismos, de los que pueden disponer libremente.287 Verbigracia, A antes
de unirse en concubinato, es dueña de un departamento, con todo lo que se
encuentra dentro de él y un automóvil; B es dueño de una casa y un automóvil.

Bienes adquiridos durante el concubinato.

Éstos son, comúnmente conocidos, como gananciales, ya que son aquellos bienes
que los concubinos comienzan a adquirir una vez, que ha iniciado su vida en común,
incluyendo sus frutos. Por ejemplo, si A y B, se unen en concubinato y compran una
casa, ambos son dueños, sin importar quien puso la mayor parte del dinero para
adquirirla. Si de la misma casa, deciden arrendar una habitación se estará
obteniendo una ganancia, que se denomina fruto civil y que será un ganancial que
pertenecerá a los concubinos, por partes iguales.

Además de lo anterior, se incluye, como algo común a los bienes pasados y futuros,
los que hayan sido adquiridos por cualquier título traslativo de dominio por los
concubinos, en lo individual o por ambos, cuando ya está corriendo el tiempo para
que surja el concubinato, o si ya se tiene por existente, verbigracia, por herencia,
legado, donación, prescripción, hallar un tesoro, accesión, etcétera.

Finalidad de la Sociedad Concubinaria


La primera es proteger a la familia y los miembros de ésta, ante un rompimiento, no
dejarlos en la miseria y el abandono. Además, con la existencia de dicha sociedad,
se pretende fomentar el matrimonio, que es una de las fuentes de la familia e
institución del Derecho Familiar por excelencia, ya que como fue analizado durante
esta investigación, que el concubinato, aunque pasen más años, la concepción de
éste, puede no cambiar, puesto que hoy en día sigue siendo confundido con el
amasiato por la falta de conocimiento.

Registro de la Sociedad

Ya constituida la sociedad concubinaria, debe ser inscrita en el Registro Público de


la Propiedad, el cual, en palabras de Bernardo Pérez Fernández del Castillo, es “…
una institución administrativa, encargada de prestar un servicio público, el cual
consiste en dar publicidad oficial sobre el estado jurídico de la propiedad y posesión
de los bienes inmuebles, así como de algunos actos jurídicos sobre bienes muebles;
limitaciones y gravámenes a que ambos están sujetos, y sobre la constitución y
modificación de las personas morales: asociaciones y sociedades civiles. 26

La sociedad concubinaria, a pesar de ser consecuencia de un hecho jurídico, que es


el concubinato, debe ser inscrita, para que de esta manera, pueda tener publicidad
oficial, indicando que los bienes que la constituyen son propiedad de los concubinos,
además de surtir efectos contra terceros. Debe darle fe un notario público, antes de
su inscripción en el Registro Público de la Propiedad.

Ya inscrita, también fungirá como prueba de la existencia del concubinato, porque


desde sus orígenes históricos, éste se ha visto duramente afectado, ya que una vez
terminado, no hay una prueba fehaciente que demuestre que existió, sólo se queda
en testimonios, que si bien, son válidos, no son muy confiables. Si fue concebido un
hijo, es más sencillo probar, pero si no lo hay, se complica su veracidad y
acreditación.

26
Bernardo Pérez Fernández Del Castillo Editorial: Porrúa Año: 2007
CAPÍTULO III

COMPENSACIÓN ECONÓMICA

3.1 MARCO INTRODUCTORIO DEL TÉRMINO COMPENSACIÓN

La compensación como figura jurídica es un modo de extinguir obligaciones


dinerarias y vencidas entre personas que son recíprocamente acreedoras y
deudoras.

La figura de la compensación —indemnización o pensión compensatoria—, nació en


el derecho comparado con el propósito de reparar las consecuencias económicas
(muchas veces devastadoras) de los divorcios en las familias, en particular para las
mujeres. A partir del reconocimiento de que los divorcios y las separaciones de las
parejas de hecho tienen un impacto negativo desproporcionado en la economía de
las mujeres y sus efectos están ligados a la pobreza femenina, diferentes países
diseñaron modelos jurídicos para responder a esta problemática. Algunos fijaron la
obligación al pago de una pensión alimenticia posterior a la terminación de la
relación. Otros establecieron una especie de indemnización o compensación por los
perjuicios generados por la ruptura y algunos más, prevén modelos mixtos de
pensión e indemnizaciones.

En México, y en atención a la diversidad de legislaciones estatales , la jurisprudencia


de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre compensaciones refleja,
en términos generales, dos acepciones. La figura se introdujo por primera vez en el
Código Civil para el Distrito Federal en el año 20004 y fue reformada en 20085 a la
par de la liberalización del divorcio. Desde su regulación inicial, se estableció una
indemnización o compensación a favor del cónyuge que, durante el matrimonio, se
hubiera dedicado preponderantemente al trabajo del hogar y, en su caso, al cuidado
de los hijos.
En esta primera acepción, se trata de una compensación económica pues, para los
matri monios celebrados bajo el régimen de separación de bienes, se establece la
asignación de un porcentaje (de hasta 50%) de los bienes adquiridos durante el
matrimonio a favor de uno de los cónyuges. El propósito de disposiciones como la
de la Ciudad de México fue reconocer que "el trabajo en el hogar o el cuidado de los
hijos tiene el mismo valor que el realizado afuera; por lo que se considera como
aportación económica".

De acuerdo con la jurisprudencia de la SCJN, algunos elementos característicos de


esta figura son que sólo opera respecto de los bienes adquiridos durante el
matrimonio, que tiene el propósito de reparar y no de sancionar y que la carga de la
prueba le corresponde a la parte solicitante. Una consideración fundamental es que
no pretende igualar las masas patrimoniales de dos personas que terminan una
relación de matrimonio o concubinato sino resarcir los costos de oportunidad
generados en el patrimonio de uno de ellos por el tipo de trabajo que aportó al
patrimonio familiar.

3.2 ACEPCIÓN DE LA PALABRA COMPENSACIÓN

Existe las obligación para los cónyuges a prestarse alimentos recíprocamente, esta
obligación subsiste, en determinadas circunstancias aún después de roto el vínculo
matrimonial.

Debemos señalar que esta obligación no debe confundirse con los deberes de
asistencia y socorro que nacen en el matrimonio. Estos últimos nacen con la unión
conyugal y terminan con la disolución de la misma, mientras que los alimentos se
proyectan más allá de esos límites, aquéllos tienen una connotación inmaterial y
éstos la tienen netamente económica material.

Se trata pues de manifestaciones afectivas y solidarias que surgen dentro de la


relación de pareja, pero como el derecho no interviene en todas las esferas de una
relación conyugal solamente se concreta a puntualizar algunas de ellas como parte
de su función lucrativa y sanciona ciertas conductas externas cuando el
cumplimiento no se da, poniendo en peligro la subsistencia de unos de los miembros
de la pareja.

Del conjunto de respuestas de apoyo y ayuda mutua entre la pareja la única que se
puede exigir cuando la armonía ha desaparecido o bien cuando el matrimonio ha
terminado (por divorcio, nulidad o por muerte) es la ayuda económica que se
encuentra contenida en la obligación alimentaria. Siendo imposible obligar en forma
judicial a uno de los cónyuges a cumplir los deberes de socorro y ayuda que impone
el estado del matrimonio, lo que se puede hacer en caso de que se incumpla es
demandar la disolución del vínculo, ya sea por injurias graves o por incumplimiento
de las obligaciones económicas.

Mientras tanto si es posible que se demande el cumplimiento, forzoso de la ayuda


económica que implican los alimentos aún cuando la relación afectiva haya
terminado, pues la vida en común genera, independientemente del afecto o amor
que pudiere existir, una responsabilidad moral y jurídica entre quienes la comparten,
la cual se proyecta aún después de que esa comunidad de vida ha desaparecido.

El legislador mexicano reconoce que la mencionada vida en común puede no estar


sancionada por las normas relativas a la institución del matrimonio y aún así,
generar esta responsabilidad económica. Por ello incluye dentro de la lista de
obligados a prestar los alimentos a los concubinos en el mismo artículo en que se
sanciona la obligación alimentaria entre los cónyuges. Esto se puede apreciar en al
artículo 302 del Código Civil del Distrito Federal a manera de ejemplo, pues no todas
las entidades federativas han aceptado esta realidad.

Entre los concubinos se establece al igual que en la relación de los cónyuges una
comunidad de vida; en su relación se encuentran las mismas respuestas afectivas y
solidarias, así como los mismos conflictos y contradicciones que se pueden
encontrar en un matrimonio, por lo que el legislador mexicano sancionó la
responsabilidad moral que existe en estas parejas para darles fuerza jurídica a
través del reconocimiento de los hijos del concubinario y de la concubina en el
artículo 440 del Código Civil para el Estado de Guanajuato y en su artículo 2863 que
se refiere a la sucesión de la concubina.
Y así, una vez más se adecuan las normas de derecho a una realidad social. Por lo
menos en algunas entidades federativas en México ya se tiene esta respuesta
específica a esta realidad social.

LOS ASCENDIENTES Y DESCENDIENTES.

Es hasta 1955 cuando se concede a los hijos ilegítimos o naturales el derecho a los
alimentos. La tendencia actual en la relación padre-hijo acentúa los deberes de los
padres respecto de los hijos haciendo que la patria potestad adquiera proporciones
de auxilio sobre los hijos.

Hay que distinguir la manutención, la guarda, custodia y el deber de educar de lo


que es la obligación alimentaria, ya que los primeros competen de manera exclusiva
al padre ya la madre y sólo hasta la emancipación de los hijos dado que son los
deberes que surgen de la patria potestad mientras que la obligación alimentaria
alcanza a los demás ascendientes dado el estado de necesidad del hijo.

Tratándose de los hijos menores de edad, la diferencia existe entre continente y


contenido, debido a que los alimentos como derecho derivado del derecho de vida,
implican el correlativo deber de determinadas personas de dotar al acreedor de los
medios necesarios para vivir y desarrollar sus capacidades, en ellos se incluye el
deber de educar. Por lo que continente (alimentos) y contenido (educación entre
otros) recaen sobre el deudor, tratándose de los progenitores y de los demás
ascendientes en línea recta.

En el derecho mexicano la obligación alimentaria existe en forma recíproca entre


ascendientes y descendientes en línea recta sin importar el grado, obligación que
contiene el deber de educar tratándose de menores de edad.

LOS COLATERALES.

En nuestro país la obligación se extiende aún hasta los parientes colaterales dentro
del cuarto grado, siendo la única diferencia respecto de los demás parientes es que
se circunscribe a la minoría de edad o incapacidad del alimentista.

Esta decisión legislativa es congruente y aceptable por el grupo que se pretende


fortalecer alrededor del núcleo familiar.
Si bien puede estarse de acuerdo que entre hermanos, e incluso entre parientes del
tercer grado exista esta obligación, la extensión al cuarto grado permite imaginar un
interés mas allá del simple fortalecimiento del núcleo familiar pues se puede pensar
que en la elaboración de la lista de personas obligadas parece esconderse un
interés para eludir la responsabilidad por parte del Estado, pues mientras mas
personas se encuentren obligadas jurídicamente a mantener a la persona
necesitada existen menos probabilidades de que dicha obligación recaiga en el
Estado.

EL ADOPTANTE Y EL ADOPTADO

La obligación alimentaria se circunscribe al adoptante y adoptado tratándose de la


adopción simple, pues se considera que la decisión del adoptante no tiene por que
trascender al resto de su familia. Considerándose que el adoptante es el deudor
principal y solamente en caso de insolvencia de éste el adoptado puede demandar
de sus progenitores biológicos el pago de alimentos pues éstos son considerados
deudores solidarios.

Cuando la adopción es plena, es decir, aquella en la que se pierden los vínculos y


todo nexo con la familia biológica el adoptado ingresa como un hijo consanguíneo a
la familia adoptiva con los mismos derechos y obligaciones que éstos.

LOS AFINES

La obligación alimentaria entre los afines es aceptada únicamente de manera


regional. Actualmente esta obligación en los países que lo aceptan existen sólo
entre el cónyuge y los padres del otro, pues no se proyecta a los demás
ascendientes, y además es recíproca. Esta obligación surge precisamente en razón
del parentesco que inicia a partir del matrimonio, preguntándose algunos si una vez
que se termina éste se termina también el parentesco y dicha obligación
alimentaria? Quedando como respuesta para algunos que efectivamente sí termina
dicha obligación. Mientras que otros no comparten esta idea, sobre todo cuando la
disolución es por muerte de alguno de los cónyuges. Pues, en este caso es cuando
mayor relevancia tiene la consideración de los afines dentro del os obligados a
prestar alimentos.

EL ESTADO: DEUDOR SOLIDARIO

En México, a partir del sexenio de López Portillo (1976-1982) esta lógica cedió
espacio en el discurso político para presentar a un Estado que debe incidir
directamente en el cambio social a través de una planificación del desarrollo
nacional cuyos objetivos han sido la equitativa distribución del producto

nacional; aumento en los niveles de vida de la comunidad; incremento en la


capacidad de ahorro e inversión y aumento en los niveles de salud, nutrición, vestido
y educación de la población, entre otras cosas.

En este contexto, la actividad Estatal frente a la obligación alimentaria, es, hoy en


día, típicamente subsidiaria, es decir, es una ayuda de carácter supletorio que
constituye la relación fundamental de la sociedad y el Estado con la persona. De tal
manera que siendo el Estado un organismo al servicio de los fines y valores
expresados por la colectividad, suple en forma subsidiaria, la acción individual en
aras de un bien común.

Este bien común que suspendía el bien personal al colectivo e implica tanto los
medios materiales e inmateriales susceptibles de satisfacer necesidades y una
27
finalidad que se extiende a toda la comunidad, se manifiesta, según González
Uribe, con elementos que la misma colectividad crea y dispone. Apunta entre otras
cosas, al bienestar y la seguridad (elementos de la obligación alimentaria) en
beneficio de la persona y para ello crea las leyes, los servicios públicos de toda
índole, la beneficencia, la asistencia pública y la educación entre otras cosas. 28

27
1 SERRA ROJAS, Andrés, Ciencia Política, Quinta Edición, México, Ed. Porrúa, 1980, pp.
449 y 11; En donde afirma que: “En la esencia misma de la vida social radica la idea de un
bien común un propósito general para hacer posible la existencia, para alcanzar ciertos
propósitos de superación y felicidad colectiva. A través de la historia se encuentran formas
sociales y políticas en las que se refleja un propósito coincidente de todas para lograr metas
mejores”.

28
GONZALEZ URIBE, Teoría Política, op. Cit; pág. 554.
En teoría, el Estado es una forma de organización social, que debe actuar de acuerdo
a los fines legados, necesariamente, a la naturaleza humana. Debe ser una
organización política de servicio, de bienestar. Por tanto debe de planificar e intervenir
en el intercambio de los miembros de la comunidad a fin de que exista una verdadera
y equitativa distribución de la riqueza. 29 Ahora bien, el Estado, como organización
social, sólo puede actuar y gobernar con eficacia cuando sus formas, perfiles e
instituciones han sido reconocidos, aceptados y legitimados por la comunidad.

La actuación gubernamental de esa entidad social llamada Estado, en la materia de


los alimentos, responde a esta pregunta concreta:

¿Cómo puede un obrero que percibe el salario mínimo cumplir con su obligación
alimentaria las rentas de casa habitación dignas de alcanzar a ser por lo menos, el
equivalente a tres de esos salarios; si una despensa mensual básica para una familia
de cuatro miembros tiene un costo aproximado equivalente a tres cuartas partes del
salario mínimo; si a eso se suman los costos de los materiales escolares, suponiendo
que la prole de esa persona asiste a Escuelas Públicas, si a ello tiene que añadirse el
costo de transporte de toda la familia a sus centros de trabajo y escolares?, es obvio
que por sí solo no puede. Los programas y acciones de Estado deben corregir o
ayudar a corregir estas realidades de desigualdades sociales profundas.

En la actualidad la solidaridad social, se manifiesta como un aspecto de la solidaridad


familiar que se concretiza en los alimentos de tal suerte que, en teoría, si la carga
alimentaria resulta excesivamente gravosa para una sola persona, ésta se reparte en
el resto de los integrantes del grupo familiar. Sin embargo, esto no es suficiente, por
ello, el Estado debe realizar acciones de carácter social como, por ejemplo, la

29
IRURZIN, Citado por SERRA ROJAS, Ciencia Política, op. Cit; p. 444, sostiene que “El estado actual llamado
Estado de servicio o de bienestar, planifica e interviene procurando una mayor producción, el progreso económico
y una distribución equitativa de la riqueza. El ordenamiento racional de la sociedad se explica tomando en cuenta
la complementariedad de las estructuras sociales y su interfuncionalidad
seguridad social, que no solo busca aligerar ese peso, si no en algunos casos deben
sustituir la solidaridad familiar.

Esta seguridad social comprende una gama de servicios básicos para mejorar los
niveles de vida, para proporcionarle al ser humano una vida digna y decorosa. En
México se le considera como una respuesta al riesgo de trabajo pero, como parte del
derecho social deberá evolucionar hasta integrarse plenamente como respuesta de la
solidaridad social. Es así como el derecho social adquiere fuerza en instituciones
típicas del derecho privado, se abandona así la idea de que a falta de recursos
familiares la “Caridad” de la comunidad se hacía cargo de los menesterosos ya sea a
través de acciones individuales como de acciones organizadas sobre todo por la
iglesia. Ahora se pretende hacer valer la conciencia de que es obligación del Estado
intervenir en estos casos. Es así como surgen las instituciones de la beneficencia o
asistencia pública primero y después con la seguridad social que se menciona.

LOS ALIMENTOS EN EL CÓDIGO CIVIL VIGENTE DEL ESTADO DE GUANAJUATO


EN MATERIA DE CONCUBINATO.

Nuestro Código Civil vigente para el Estado de Guanajuato, en su artículo 356


establece la obligación de los cónyuges a los alimentos, pero no contempla dicha
obligación entre concubinos.

Lo anterior quiere decir que no es regulado el derecho de recibir alimentos ni la


obligación de proporcionárselos entre si. En nuestra legislación sólo se establece el
derecho que tienen los hijos de los concubinos a recibir alimentos, ya que estos están
obligados a proporcionárselos a aquellos.
LOS ALIMENTOS EN ALGUNOS ESTADOS DE LA REPÚBLICA
MEXICANA EN MATERIA DECONCUBINATO.

JALISCO.

El Código Civil de esta entidad Federativa al igual que en el Código Civil para el
Estado de Guanajuato, no contempla la obligación entre concubinos de
proporcionarse alimentos, ya que en su artículo 433, sólo reconoce el derecho y la
obligación que tienen los cónyuges a darse alimentos.

GUERRERO.

A diferencia de los Códigos Civiles anteriores, este Estado en su Código Civil sí regula
el derecho y la obligación que tienen los concubinos de recibir y darse alimentos. En
su artículo 392 establece: “Los cónyuges deberán darse alimentos; la ley determinará
cuando quede subsistente esta obligación en los casos de divorcio y en otros que la
misma ley señale. Los concubinos estarán obligados en igual forma a darse
alimentos.

PUEBLA.

Esta Entidad Federativa a diferencia de las ya mencionadas anteriormente, es la mas


avanzada en cuanto a alimentos en materia de concubinato se refiere. Y así, en su
artículo 492 reconoce el derecho y la obligación de los concubinos a proporcionarse
alimentos estableciendo: “Los cónyuges y los ex cónyuges deben darse alimentos en
los casos señalados en este Código; misma obligación tendrán quienes vivan en
concubinato”.

Pero también reconoce el derecho de los concubinos cuando se han separado y han
cesado esa vida en común, por lo que al respecto señala en su artículo 493: “Cuando
los concubinos se separen o cesen su vida en común, el derecho alimentario
subsistirá a favor del ex concubino sólo si estuviera incapacitado o imposibilitado para
trabajar y siempre que no viva en concubinato ni haya contraído matrimonio con
persona distinta al deudor, teniendo el acreedor alimentario el término de un año a
partir de la terminación del concubinato, para el ejercicio de la acción correspondiente.
Así también, en su artículo 494 a la letra dice: “Los cónyuges, los concubinos y los
hijos, en materia de alimentos, tendrán derecho preferente sobre los ingresos y bienes
de quien tenga a su cargo la obligación alimentaria”.

En relación con lo anterior el ex cónyuge y el ex concubino acreedores de alimentos


tienen los mismos derechos que establece el artículo anterior contra el deudor
alimentarios tal y como lo señala el artículo 495.

Sin lugar a dudas la legislación de Puebla es la mas avanzada en materia de


alimentos en cuanto a concubinato se refiere, a diferencia de los Códigos que
analizamos anteriormente, lo que implica que tal legislación reconoce plenamente el
concubinato.

NATURALEZA DE LA COMPENSACIÓN ECONÓMICA POR CONCUBINATO

COMPENSACION

La compensación es un modo de extinción de las obligaciones que opera cuando dos


personas son respectivamente acreedoras y deudoras una de la otra. En virtud de la
compensación las dos relaciones obligatorias se extinguen recíprocamente, hasta
donde alcance el importe de la menor de ellas.

El art 2185 del código civil federal dice que Tiene lugar la compensación cuando dos
personas reúnen la calidad de deudores y acreedores recíprocamente y por su propio
derecho. El efecto de la compensación es extinguir por ministerio de la ley las dos
deudas, hasta la cantidad que importe la menor (cita)

En consecuencia, el deudor, que resulta al propio tiempo acreedor de su acreedor, le


paga utilizando el crédito que tiene contra él. La compensación dispensa pues
mutuamente a los dos deudores de la ejecución efectiva de las obligaciones,
constituyendo, en buena cuenta, un doble pago abreviado.
La compensación proviene del vocablo latino compensare, que a su vez deriva de
pensare cum, que significa “pesar con”, en el sentido de balancear una deuda con
otra.

Naturalmente que no todas las obligaciones recíprocas son susceptibles de


extinguirse por compensación. Se requiere, para que ella opere, el concurso de
ciertas condiciones

El efecto de la compensación es la extinción o liquidación de las deudas


recíprocamente homogéneas en la cantidad concurrente, aunque no tengan
conocimiento de ella los acreedores y deudores.

COMPENSACIÓN ECONOMICA EN EL CONCUBINATO

Ante el quebrantamiento de la relación del concubinato al igual que ocurre con el


divorcio, pueden originarse obligaciones a partir de esa ruptura con carácter
asistencial y resarcitorio, para evitar situaciones de desequilibro o injusticia, por lo
cual, no puede considerarse que el surgimiento de ellas solamente queden
circunscritas a la ruptura del matrimonio con exclusión de otro tipo de relaciones de
pareja, como el concubinato, en congruencia con el mandato de protección a la familia
contenido en el artículo 4o. constitucional.

En este sentido, "la compensación resulta procedente ante la ruptura de la relación


concubinaria, a favor de la persona que se hubiere dedicado preponderantemente a
las labores del hogar y al cuidado de los hijos [...]". Específicamente en relación con el
concubinato, "ante la falta de regulación de los alimentos en caso de la terminación
del concubinato, deben aplicarse las reglas que regulan ese concepto, así como los
requisitos y limitaciones dispuestas para el divorcio."

En este sentido, "debe reconocerse la posibilidad de obtener una compensación


económica en los términos del artículo 342 A del Código Civil ante la terminación de
una relación concubinaria para que ello sea consistente con los designios del
mandato contenido en el artículo 4o. constitucional que impone la protección a la
familia, lo cual no queda circunscrita al modelo tradicional o matrimonial, sino a todas
aquellas relaciones permanentes y estables en que se predique la afectividad,
solidaridad y ayuda mutua

La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dictó tesis publicada el


pasado 7 de diciembre, señalando que el mandato constitucional de protección a la
familia, exige que el mecanismo de compensación previsto en el caso de divorcio para
aquellas personas casadas bajo el régimen de separación de bienes, se aplique
también al término del concubinato.

En concreto, la Sala expresa que "no existe una razón constitucionalmente legítima
para excluir a los concubinos de la compensación, pues las parejas de hecho
comparten los mismos fines que el matrimonio, en tanto es un vínculo con vocación
de permanencia del cual se predica afectividad, solidaridad y ayuda mutua, por lo que
merecen la misma protección estatal. En este sentido, la distribución de funciones
dentro de una familia conformada a través de un concubinato puede generar el mismo
desequilibrio que la institución de la compensación busca resarcir".

Respecto a la institución de la compensación, la Suprema Corte ha precisado en


su tesis también de 7 de diciembre, que tiene las siguientes características:

I. su carácter es reparador, no sancionador;


II. puede ser solicitada y acordada en favor de cualquiera de los cónyuges que
reportaron un desequilibrio económico por haberse dedicado a las labores
domésticas y de cuidado de los hijos
III. sólo opera respecto de los bienes adquiridos durante el tiempo de subsistencia
del matrimonio pues, presumiblemente, es el periodo durante el cual se crearon
situaciones de empobrecimiento y enriquecimiento que resultarían injustas al
disolver un régimen económico de separación de bienes;
IV. en principio, la carga de la prueba le corresponde a la parte solicitante; no
obstante, ante la duda sobre cómo se distribuyeron las cargas domésticas y de
cuidado durante el matrimonio, el juez debe asumir un rol activo en el proceso y
utilizar las atribuciones que lo facultan a actuar de forma más versátil, como
medidas para mejor proveer, que pueden complementar la actividad probatoria
de las partes a fin de esclarecer la verdad de algún hecho controvertido.

Debemos recordar que también se tiene derecho a la compensación, en aquellos


supuestos de que el cónyuge también trabajara fuera de casa, si se dedicaba
igualmente a las tareas domésticas al regresar a casa. Lo denominado, doble jornada
de trabajo

Por lo tanto, habrá de revisarse la institución de la compensación en los diferentes


códigos civiles de las entidades federativas, así como las diferentes tesis emitidas por
el poder judicial de la federación, para aplicarla de forma análoga en los supuestos de
terminación de la relación de concubinato. Normalmente se prevé una compensación
de hasta el 50% de los bienes adquiridos durante el matrimonio en régimen de
separación de bienes.

El Código Civil y Comercial regula las uniones convivenciales. Pero no son


equiparadas al matrimonio. No obstante, si el concubinato se termina, el integrante
que sufra un desequilibrio que signifique un empeoramiento de su situación
económica por la ruptura tendrá derecho a una compensación.

Ésta puede consistir en una prestación única o en una renta por un tiempo


determinado que no puede ser mayor a la duración de la unión convivencial y podrá
pagarse con dinero, con el usufructo de determinados bienes o de cualquier  otro modo
que acuerden las partes o, en su defecto, según lo decida el juez.

DERECHO DE IGUALDAD

Es el derecho de todos los seres humanos a ser iguales en dignidad, a ser tratados
con respeto y consideración y a participar sobre bases iguales en cualquier área de la
vida económica, social, política, cultural o civil.
En la identificación de las expresiones graves de la discriminación, encontramos dos
causas estructurales que dan origen a ésta: por un lado desigualdad económica y
pobreza y por otro, factores socioculturales que se traducen en una desigualdad de
trato y oportunidades.

Es mucho lo que se puede y debe decir sobre la igualdad ante la ley de mujeres y
hombres, pero este comentario se enfocará principalmente en la responsabilidad que
tienen los Estados de asegurarles a todas las mujeres el goce de todos sus derechos
humanos en igualdad con los hombres. Sin embargo, antes de hablar de esta
responsabilidad, se hará un breve comentario sobre el concepto en sí.

La igualdad fue concebida desde el pensamiento político clásico como un hecho y no


como un valor. Desde Aristóteles hasta gran parte del pensamiento ilustrado, la tesis
de la igualdad fue razonada con argumentos de hecho: los hombres, decía Hobbes,
son iguales porque todos mueren; o porque, escribía Locke, tienen las mismas
inclinaciones y facultades; o como decía Rousseau, la igualdad se mide en relación a
las capacidades y méritos de cada individuo.

Desde entonces, a las personas que sufren desigualdad y discriminación se les exige
demostrar que son “iguales”, en el sentido de “similares”, a aquellos que ya gozan de
los derechos que buscamos. Es por esto que las luchas de las mujeres por alcanzar la
ciudadanía plena, se presentan como luchas de las mujeres por ser iguales (idénticas)
a los hombres.

Desde la perspectiva de los derechos humanos, la igualdad no se refiere a la


semejanza de capacidades y méritos o a cualidades físicas de los seres humanos,
sino que es un derecho humano autónomo.

La igualdad es un derecho inherente a las personas y a su dignidad como tales. Por


ello, “el derecho a la igualdad entre mujeres y hombres no puede limitarse o estar
sujeto al principio de progresividad, así como tampoco al de la disponibilidad de
recursos”.1(1Facio, Alda, La responsabilidad estatal frente al derecho humano a la igualdad, México,
Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, 2016, p. 38)

Se trata de un derecho humano que puede y debe ser exigido de inmediato, entre
otras razones, porque la igualdad es indispensable al ser humano para el goce de
otros derechos.

A nivel internacional, el marco jurídico relativo al derecho humano a la igualdad entre


mujeres y hombres contempla lo dispuesto por los diversos tratados que México ha
suscrito tanto desde el espacio convencional del sistema universal como
interamericano. En el sistema convencional universal, el Estado parte de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, de la Convención sobre los Derechos Políticos de la
Mujer, de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (cedaw), así como del Protocolo Facultativo de la cedaw, adoptado por
la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas el 6 de octubre de
1999.

En el sistema convencional interamericano, lo es de la Declaración Americana de los


Derechos y Deberes del Hombre, de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, así como de la Convención Interamericana sobre la Convención de los
Derechos Civiles a la Mujer, de la Convención Interamericana sobre la Convención de
los Derechos Políticos a la Mujer, de la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer o Convención de Belém do Pará y
de la Convención sobre la Nacionalidad de la Mujer.

Derivado de su suscripción, México habrá de garantizar la no discriminación, el


derecho a la vida, la libertad, a la propiedad y la seguridad, la erradicación de la
tortura, la discriminación, y a garantizar la participación política, la seguridad social, el
derecho al trabajo en igualdad de condiciones, el derecho a la salud y a una vida
adecuada, la protección a la familia, el derecho a cuidados y asistencia especiales
para la maternidad e infancia, el derecho a la educación y a la cultura que consagra la
Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En específico, el aseguramiento a su pleno desarrollo y adelanto para garantizar sus


derechos humanos y libertades, el impulso para la modificación de patrones
socioculturales de conducta, con el fin de eliminar prejuicios o estereotipos de género;
el derecho a su educación; el reconocimiento a la maternidad como función social y el
de la responsabilidad común de la pareja frente a los hijos; el derecho a votar, a ser
electa y a representar al gobierno de su Nación; el derecho al trabajo en igualdad de
condiciones y el de no discriminación en ningún ámbito, entre tantos otros más.

Deben recordarse, además, los derechos de su integridad personal, prohibición de la


esclavitud y servidumbre, de la libertad personal, honra y dignidad, protección a la
familia, propiedad privada, y desarrollo progresivo que consagra la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, mejor conocida como el Pacto de San José. A
su vez, la igualdad de los derechos civiles y políticos de mujeres y hombres que
consagran las Convenciones Interamericanas sobre la Concesión de los Derechos
Civiles a la Mujer y sobre la Concesión de los Derechos Políticos a la Mujer y la
Convención sobre la Nacionalidad de la Mujer, así como el amplio marco de tutela
jurídica que brinda la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar
la Violencia contra la Mujer o Convención de Belém do Pará. Esta última no sólo
define el concepto de violencia, sino que además caracteriza y desarrolla todas sus
modalides en aras de contribuir a garantizar su erradicación para todas las mujeres, lo
que impone el reconocimiento de todos los derechos humanos y libertades, el
ejercicio libre y pleno de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales, la educación y concientización de los derechos de las mujeres, la no
discriminación en todos sus posibles aspectos, además de eliminar los estereotipos
de género.

En México, la igualdad entre mujeres y hombres está reconocida como un derecho


humano, norma jurídica que en nuestro país encuentra su fundamento legal desde
1974 en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el artículo 4.º
que a la letra señala: “El varón y la mujer son iguales ante la ley”.(cita)
A su vez, la legislación federal, el Código Civil Federal en su artículo 2.º, dispone que:
“La capacidad jurídica es igual para el hombre y la mujer; en consecuencia, la mujer
no queda sometida, por razón de su sexo, a restricción alguna en la adquisición y
ejercicio de sus derechos civiles”.(cita)

Al mismo tiempo, para regular de forma específica el derecho humano de igualdad


entre mujeres y hombres, en 2006 y 2007 respectivamente, fueron publicadas dos
leyes nacionales: la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (LGIMH) y
la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV).
La LGIMH, publicada a su vez en el Diario Oficial de la Federación el 2 de agosto de
2006, establece, en su artículo 1.º, “como su respectivo objeto el de: … regular y
garantizar la igualdad de oportunidades y de trato entre mujeres y hombres, proponer
los lineamientos y mecanismos institucionales que orienten a la Nación hacia el
cumplimiento de la igualdad sustantiva en los ámbitos público y privado, promoviendo
el empoderamiento de las mujeres y la lucha contra toda discriminación basada en el
sexo… “(cita)

La LGIMH reconoce en su artículo 2.º “la igualdad como principio rector tutelado por
este ordenamiento.” (cita) Para ello, declara como propósito central de la norma luchar
hasta erradicar toda discriminación contra la mujer a efecto de garantizar tanto la
plena igualdad de género como la igualdad sustantiva, al tiempo que impulsará las
acciones a emprender a efecto de que sea incorporada e impere la perspectiva de
género, en el entendido, según su artículo 6.º, de que “la igualdad entre mujeres y
hombres implica la eliminación de toda forma de discriminación en cualquiera de los
ámbitos de la vida, que se genere por pertenecer a cualquier sexo”.(cita9

Asimismo, la LGIMH reconoce en su artículo 18 “el desarrollo de una Política


Nacional en Materia de Igualdad entre Mujeres y Hombres que contempla como
instrumentos: el Sistema Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres; el
Programa Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, así como la
Observancia en materia de Igualdad entre Mujeres y Hombres, con lo cual, entre otros
aspectos, se estaría en posibilidad de “promover y procurar” la igualdad entre mujeres
y hombres” (cita)
EQUILIBRIO ECONÓMICO DE LOS EX CONCUBINOS

CONCLUSIONES
PRIMERA: En Roma nace lo que es la figura del concubinato, la cual no fue castigada
por la Ley ni tampoco fue reprobada por la conciencia social, sólo se estimaba como
una unión inferior, pero se caracterizaba por cierta permanencia, lo cual la eximia de
sanciones que la Ley penaba a todos aquellos que fuera de matrimonio tuvieran
comercio carnal con mujer joven o viuda.

SEGUNDA: Los Códigos Civiles de 1870 no hacen referencia sobre el concubinato.


Es hasta el Código Civil de 1928 donde se llega a reconocer una manera peculiar de
formar una familia sobre todo dentro de las clases populares era el concubinato.

TERCERA: El concubinato que ha sido definido por infinidad de autores, tanto


nacionales como extranjeros, variando sus características, de acuerdo con las
consideraciones que nuestra ley hace y mediante aportaciones que se han elaborado
en cuanto a su definición se puede decir: El Concubinato es la unión de hecho entre
un solo hombre y una sola mujer, que estando en aptitud de contraer matrimonio entre
sí, no lo han celebrado en los términos que la ley señala y hacen vida en común de
manera notoria y permanente, situación que Solo podrá demostrarse si han procreado
hijos o han vivido públicamente cómo marido y mujer durante dos años continuos.

CUARTA: El concubinato constituye un hecho jurídico de un hombre y una mujer, por


que en él interviene la voluntad de éstos, quienes se unen como pareja de manera
consciente pero que no se proponen crear consecuencias de derecho que de esta
figura se derivan, es decir existe la voluntad de vivir juntos Como si fueran marido y
mujer, pero esa voluntad no busca los efectos previstos en la ley. No se puede decir
que el concubinato sea un acto jurídico, ya que la principal diferencia que lo distingue
del hecho jurídico es precisamente la intención de quienes intervienen en crear
consecuencias de derecho.

QUINTA: Es decir, que entre el concubinato y el matrimonio existe solamente una


diferencia formal que consiste simplemente en que el matrimonio es una unión en la
que la voluntad se manifiesta ante un Oficial del Registro Civil y se firma un acta. En el
concubinato, es una unión de hecho, donde la voluntad se manifiesta día a día, y
dicha unión tiene importancia dentro de la sociedad por ser también la base de una
familia, donde ha habido hijos, y donde los concubinos manifiestan una conducta igual
a la de los cónyuges, por lo cual consideramos que la ley debe proteger y
reconocerles derechos y obligaciones a ambos y dentro de un periodo de tiempo más
corto como el de dos años continuos.

SEXTA: En nuestra legislación no se establece la obligación de proporcionarse


alimentos entre los concubinos, ya que lo único que regula es lo referente a la
sucesión, pero solamente “a la sucesión de la concubina”, lo que quiere decir que se
excluye al concubino, es por ello que otra de nuestras propuestas es que se adecue lo
relativo a este capítulo quedando como "La sucesión de los concubinos". Otro aspecto
que se regula es el del reconocimiento de los hijos fuera del matrimonio.

SEPTIMA.- Debido a que no existe la regulación mencionada anteriormente dentro de


nuestro Código Civil, surge en mi la inquietud de cuestionarme: ¿Qué pasa con las
parejas que vivieron juntos como marido y mujer y que sin serio, se prodigaron
cuidados y atenciones dentro de un periodo de tiempo como un verdadero
matrimonio? ¿Están entonces, éstas personas totalmente desprotegidas por nuestras
leyes? ¿Por qué esperar cinco años para que esa relación concubinario se reconozca
como tal? Hay que tomar en consideración que existió una voluntad entre ellos y de
ahí, se debe partir para regular los derechos que éstas personas pueden llagar a
tener cuando deciden unirse bajo esta figura, para que así no queden desprotegidos
respecto a los alimentos, ya que éstos son un derecho irrenunciable y necesarios para
la existencia humana.
OCTAVA.- no se puede negar que existen algunas entidades federativas en donde si
se han adecuado las normas de derecho a la realidad social, y en las cuales se ha
establecido respuestas específicas a esta necesidad social, tal es el caso de los
Estados de Puebla, Querétaro, Guerrero.

NOVENA.- Es por ello que yo sugiero la propuesta de reforma al Código Civil para el
Estado de Guanajuato: en las que empezamos por definir claramente lo que es el
concubinato; y la reducción de tiempo de tiempo de cinco años a dos años; la
obligación de que los concubinos se proporcionen alimentos mutuamente, cuando es
que se considera tanto iniciada como terminada la relación concubinaria; la acción
para pedir el aseguramiento para alimentos; el parentesco por afinidad extendido
hasta los parientes de los concubinos; en cuanto a la sucesión testamentaria la
reducción del tiempo y el reconocimiento del concubino en la sucesión.

DECIMA.- Debido a que en nuestra sociedad día a día se viven cambios, se considera
que el derecho frente a esta realidad social debe ser una disciplina dinámica y
cambiante. Por lo que nuestros legisladores no deben quedarse estancados en el
pasado, por lo cual deberían crear una legislación mas real en cuanto a la
normatividad del concubinato y abstenerse de regular figuras que no son de gran
importancia o que simplemente la sociedad no requiere de cambios en dichas figuras.
Finalmente el legislador no debe cerrar el acuerdo frente a una figura que hoy en día y
en nuestro país se ha venido dando con mayor frecuencia.

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