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Lic.

Julián Alonso Bernabé Jaca

DERECHO ROMANO 1

INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES


“ADOLFO LÓPEZ MATEOS
AV. 9 NÚMERO 314. CALLES 3 Y 5
RVOE SEP/2012/3007 DE FECHA 24/08/12

LICENCIATURA EN DERECHO

[TÍTULO DEL TRABAJO]


Cuatrimestre: _1 CUARIMESTRE_________
__________ DERECHO ROMANO
TEMA: El Matrimonio en Roma

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CUATRIMESTRE
Lic. Julián Alonso Bernabé Jaca

DERECHO ROMANO 1

INTRODUCCIÓN
El matrimonio es una de las instituciones sociales más antiguas y que mejor ha
perdurado en el tiempo, ya que como se verá a continuación, el Derecho Romano ha
servido de fuente de inspiración para el matrimonio en el Derecho Civil. La esencia de
esta institución subyace en el vínculo conyugal entre ambos, una unión indefinida en el
tiempo que viene reconocida socialmente y jurídicamente.
La unión conyugal se considera el fondo de todo matrimonio. La familia, como
extensión del matrimonio, consiste en la generación de la prole para cuidar y educar a
los mismo. El desarrollo en sociedad, depende fundamentalmente de la procreación
por parte de sus miembros. De lo contrario, la sociedad no podría progresar, no
pudiendo disponer de una suficiente tasa de natalidad que se sobreponga a la tasa de
mortalidad.
Por lo tanto, según esta afirmación, se pone de manifiesto la importancia que cobra el
matrimonio, así como uno de sus principales fines, que es la generación de la prole.
En cuanto a la evolución histórica de esta institución, se remonta al siglo III d.C.,
cuando se constituye formalmente el matrimonio como institución. De esta manera, las
costumbres paganas reservaban el matrimonio exclusivamente para las clases más
altas.
En Roma, sin embargo, no era necesario contraer matrimonio para procrearse, de ahí
la figura del concubinato que también se analizará más adelante, y el matrimonio se
utilizaba entonces como “herramienta para transmitir el patrimonio del hombre a sus
descendientes directos, a contraprestación de otros miembros de la familia”.
El Derecho Romano hace referencia al ordenamiento jurídico de los ciudadanos
romanos, así como los situados en las distintas extremidades de su Imperio;
temporalmente se puede hablar de una prolongación desde el año 753 a.C., con la
fundación de Roma, hasta mediados del siglo VI d.C. Dentro del Derecho Romano,
principalmente se regulaban la relaciones privadas, constituyendo una base muy
importante del derecho privado, sin embargo, también se regulan otros aspectos como
el derecho administrativo y derecho penal

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EL MATRIMONIO EN ROMA
En la sociedad primitiva romana, el interés político y el interés religioso hacían
necesaria la continuación de cada familia o gens, por los hijos sometidos a la
autoridad del jefe. De ahí, la importancia del matrimonio, cuyo fin principal era la
procreación de los hijos. El matrimonio legítimo conforme a las reglas del derecho civil
de Roma se denominaba justa nuptia o justum matrimonium.
El corpus iuris nos trasmite dos definiciones de matrimonio; una en las instituciones y
otra en el digesto. Para una, el matrimonio no es un acto jurídico en el que emitan los
contrayentes la manifestación de su voluntad sino una mera situación de convivencia
entre dos personas de distinto sexo.
Para otros, ya los juristas clásicos consideraron el consenso de los contrayentes como
el único elemento esencial en orden a la existencia del matrimonio el cual viene así
parecerse a un contrato de sociedad, surgiendo y persistiendo por voluntad de los
cónyuges. El matrimonio es un hecho o dato de la vida social, consistente en la
convivencia estable, incondicionada, indefinida y excluyente entre un hombre y una
mujer con apariencia honorable (honor matrimonii) derivada, en especial, de su
publicidad.
Por el solo efecto del matrimonio la mujer participaba del rango social del marido, de
los honores que estaba investido, y en su culto privado. La mujer entraba a formar
parte de la familia civil del marido que tenía sobre ella la potestad, como un padre
sobre su hija, y devenía en propietaria de todos sus bienes. Estos caracteres de la
asociación conyugal resaltan aun en la definición que hace sobre ellos Modestino, en
la postrimería de la época clásica: es la unión del hombre y la mujer, implicando
igualdad de condición y comunidad de derechos divinos y humanos
Existían dos clases de matrimonio en Roma:
1. Matrimonio Cum Manu. La mujer entraba en la familia del marido por acto de
sumisión. Se realizaba una ceremonia llamada conventio in manu, pero tenía en
cuenta la voluntad de la mujer y no solamente la de su padre o tutor. La
conventio in manu se llevaba a cabo comiendo trigo. Este acto se llamaba
confarreatio.
Esta sumisión también se realiza a través de una ventea simbólica llamada
coemptio o por el usus donde el marido tenía que usar a la mujer prolongadamente
durante un año.

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2. Matrimonio Sine Manu. El hombre tenía hijos con la mujer sin ser su esposa.
Esta mujer es extraña para la familia de su marido. Esta relación era de origen
plebeyo, pero poco a poco comienza a asimilarse al matrimonio patricio por la
aportación que hacía la mujer al hombre para casarse.

Condiciones De Validez Del Matrimonio


Cuatro condiciones son necesarias para que el matrimonio sea válido:
1. La Pubertad
Es la edad en que las facultades físicas del hombre y de la mujer están
suficientemente desarrolladas para permitirles realizar el principal objeto del
matrimonio: tener hijos que perpetúan la familia. Desde el principio la pubertad se
fijó a los doce años para las hijas; en cuanto a los hijos, solo se les reconocía
púberes en la edad en que el padre de familia encontraba en ellos, por el examen
de su cuerpo, las señales de la pubertad.
Bajo el imperio, los proculeyanos, siguiendo la opinión de los estoicos, querían que
los hombres fueran declarados púberes a los catorce años, pero los sabinianos
permanecieron partidarios de las antiguas prácticas. Algunos jurisconsultos
establecían a la vez que a los catorce años había un desarrollo físico suficiente.
Este sistema mixto parece haber prevalecido hasta Justiniano, que consagro la
opinión de los proculeyanos.
2. Consentimiento de los Esposos
Las personas que se casan deben consentir en ello libremente. Es muy probable
que durante mucho tiempo lo severo de la autoridad paterna permitiera al jefe de la
familia obligar a sus hijos al matrimonio, pero ciertamente bajo el imperio ya no le
pertenece este derecho.
Una persona demente que no puede consentir razonablemente mientras se halla
en estado de locura, puede casarse en un intervalo lúcido.
El matrimonio en Roma se perfeccionaba mediante el consentimiento, el cual en la
justa nupcia debía cumplir con los siguientes requisitos:
 Serio y no simulado.
 No estar afecto a error con respecto a la identidad del otro contrayente.
 Ser puro y simple, esto es, no admitía ninguna modalidad.
En cuanto a los elementos constitutivos del matrimonio, nadie soslaya la
importancia del consentimiento como característica propia del matrimonio romano,
el cual pervivirá en tanto exista el consentimiento. El consentimiento o affectio
maritalis es un elemento subjetivo y esencial, llegando a decirse que el matrimonio
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romano es más bien un estado de voluntad cotidiano, vale decir, exige
consentimiento continuo y duradero y que por estar exento de formalidades permite
a algunos sostener que el matrimonio romano consiste sólo en el consentimiento.
La manifestación no estaba sujeta a ninguna formalidad, el solo consentimiento
bastaba.
Conviene reiterar que el consentimiento en el matrimonio o affectio maritalis tiene
carácter permanente, esto es, se exigía para comenzar y mantener todo
matrimonio, y que se trata de un estado de vida cotidiano, esto es, la voluntad de
continuar viviendo como marido y mujer.
El consentimiento no es solamente inicial, sino que debe ser duradero, continuo, de
allí que se le denomine affectio que indica una voluntad con ese carácter. El
matrimonio terminaba cuando cesaba la affectio maritalis o sea la mutua intención
de ser marido y mujer. Esto varió con el advenimiento del cristianismo, ya que se le
otorgó mayor importancia al consensus o consentimiento inicial, llegándose a
postular por algunos, los católicos, el carácter indisoluble del matrimonio.
3. Consentimiento del jefe de Familia
Si los que contraen matrimonio son suis juris no tienen necesidad del
consentimiento de nadie. Sin embargo, los hijos bajo potestad deben obtener el
consentimiento del jefe de familia. (páter familias) Cualquiera sea la edad del alieni
iuris, éste requiere consentimiento o autorización, el cual, tampoco está sujeto a
formalidad y hasta puede ser tácito. En este sentido, se estableció que el silencio
del páter familias implicaba la aceptación del matrimonio.
En los primeros tiempos, la norma que exigía la autorización de su páter era
absoluta, pero a comienzos del Imperio, con las leyes Julia y Papia, se atenuó esta
norma y se generalizaron las siguientes soluciones:
 Si el hijo se había casado sin la autorización de su páter, éste podía después
de contraído el matrimonio, ratificarlo o confirmarlo con lo cual se subsanaba
cualquier vicio que se derivara de la falta de autorización paterna, o sea la
ratificación posterior confirma el matrimonio ya contraído.
 Si el páter no puede prestar su consentimiento por encontrarse ausente,
prisionero de guerra o padecer algún impedimento que le imposibilitare
otorgarlo, puede prescindirse de este requisito, estableciéndose en el Derecho
justinianeo que hubiesen transcurrido tres años de ausencia, permitiéndose
incluso antes si pareciere verosímil que el páter no se opondría al matrimonio.
 Si el páter no puede prestar el consentimiento en razón de que se encuentre
afecto por alguna enfermedad mental, el consentimiento debe ser otorgado por
el magistrado oyendo al curador y a los miembros más importantes de la
familia.
 Si el páter de la mujer se niega a prestar el consentimiento sin que exista causa
o motivo suficiente, puede ser suplido por el magistrado. Ello no ocurre cuando
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el páter familias del varón es el que rehúsa su consentimiento, pues aquí rige
un principio según el cual a nadie puede hacérsele un heredero contra su
voluntad (se aplicaría en caso de matrimonio de hijas). Finalmente, Justiniano
equipara a los hijos de ambos sexos.
Cabe destacar que el páter no puede imponer a un filiusfamilia un matrimonio,
dado que el matrimonio exige siempre el contrayente del varón y la mujer que se
unen en comunidad.
Finalmente, tratándose de hijos varones, además del consentimiento del
paterfamilias se exige también el del padre, pues los hijos habidos en este
matrimonio podrían eventualmente quedar bajo su patria potestad.
4. El Conubium
El Ius connubii es la capacidad jurídica para contraer el legítimo matrimonio
romano, que era propio de los ciudadanos romanos y latinos veteris hasta antes de
la Constitución imperial de Antonino Caracalla del año 212 D.C; año en el cual, en
virtud de dicha constitución, se otorga la ciudadanía romana a todos los habitantes
del Imperio, incluidos los peregrinos y Latinos junianos. Ya en tiempos de
Justiniano, sólo los esclavos y bárbaros (que no habitan en el Imperio) no gozaban
del jus conubium.
De todas formas, para contraer la justa nuptia era necesario que ambos
contrayentes tuviesen este jus connubii, sin perjuicio de que en caso de que uno de
los cónyuges hubiere contraído justa nuptia creyendo que la pareja poseía el jus
conubium, siendo que en realidad no era así, el matrimonio no producía efectos
jurídicos centrales, como la Agnación, la Patria potestad y la Manus. No obstante,
ello, desde el año 212 D.C esto no tuvo mayor relevancia

CAUSAS DE INPROCEDENCIA DE EL MATRIMONIO


La exigencia de capacidad a los contrayentes puede definirse también por la exigencia
de ausencia de impedimentos por parte de éstos. Los impedimentos de los que
hablamos, pueden ser absolutos o relativos.
Los Impedimentos absolutos, imposibilitan que un sujeto pueda contraer
matrimonio; y los Impedimentos relativos imposibilitan que un sujeto contraiga
matrimonio con determinadas personas.
Impedimentos Absolutos
 Impubertad: Como ya se expresó, uno de los objetivos del matrimonio es la
procreación, de manera que no pueden contraer Justa nuptia los sujetos que no
han alcanzado la pubertad. El criterio para determinar la pubertad es el seguido

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por los Proculeyanos; vale decir son incapaces de celebrar legítimo matrimonio,
los varones menores de 14 años, y las mujeres menores de 12 años.
 Castración: Esta causa se habría establecido en una época tardía, y se señala
que la habrían tomado de prácticas orientales, entre otras, aquellas que
entregaba aquellos cargos importantes de la administración del Estado y de la
casa del Emperador a eunucos. El matrimonio exigía estar dotado de los
órganos esenciales para la reproducción, sin llegar a exigir fertilidad o
fecundidad. En razón a ello es que se consideraba capaz de copular al estéril,
pero no al castrado, por carecer de los órganos necesarios para la cópula.
 Vínculo matrimonial no disuelto: Este impedimento dice relación con una
característica esencial del matrimonio romano, que es esencialmente
monogámico.
 La Viuda antes de cumplirse el año de luto: Esta norma existe para impedir
la incertidumbre de la paternidad (turbatio sanguinis o partus) que otro
matrimonio contraído antes del plazo máximo de gestión podía originar,
imponiéndole a la viuda la necesidad de dejar pasar un determinado lapso de
tiempo, exigencia que se extendió a la mujer divorciada.
 Demencia: Los motivos para impedir que los dementes (Loco furioso o Mente
captus) contrajesen Iusta nuptia, es que no tienen conciencia de los actos o
hechos que ejecutan en la vida social y jurídica.
Impedimentos Relativos
Aunque la ritualidad no afecta la esencia jurídica del matrimonio, muchas veces suele
ir acompañado de éstas, como en el caso de la conducción de la mujer a la casa de su
marido (Deductio in domun maritti)
 Parentesco: Hay que distinguir en base a los distintos tipos de parentesco.
En lo relativo al parentesco de sangre, hay que distinguir entre línea recta y
línea colateral. En efecto, en la línea recta se impedía el matrimonio en forma
absoluta, vale decir, en toda la línea recta, no pudiendo contraer entre sí
matrimonio los ascendientes y descendientes. Por su parte, en la línea colateral
no siempre se aplicó un mismo criterio. Los grados de parentesco que
constituían impedimento cambiaron con el tiempo. En efecto primitivamente
llegaba hasta el sexto grado; más adelante, a comienzos del siglo II A.C. se
estableció la limitación hasta el cuarto grado (primos hermanos); luego se
habría relajado, limitándose al tercer grado (de esta forma se prohibía el
matrimonio entre hermanos, entre tío y sobrina y entre tía y sobrino); sin
perjuicio de que en los tiempos del emperador Claudio (49 D.C.) un senado
consulto autorizó el matrimonio entre tío y sobrina hija de hermano (colaterales
en el tercer grado) para permitir el matrimonio del emperador Claudio con su
sobrina Agripina, hija de su hermano Germánico. El emperador Constantino,
restableció las cosas al estado anterior.

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En lo referente al parentesco por afinidad, no podía celebrar justa nuptia la
madrastra viuda o divorciada con su hijastro, el padrastro viudo o divorciado con
su hijastra, la suegra y el yerno y el suegro y la nuera, llegándose con el
cristianismo a prohibirse el matrimonio entre cuñados.
También se prohíbe el matrimonio entre adoptante y adoptado y entre el
adoptante y la mujer de su hijo adoptivo.
Por otra parte, en los tiempos del cristianismo se habría llegado a prohibir el
matrimonio entre padrino y ahijado, entre los cuales existiría algo así como un
parentesco espiritual.
Es del caso recordar la distinción propiamente romana entre parentesco
cognaticio y agnaticio, limitándonos a señalar que en la época que se
privilegió o consideró el parentesco agnaticio, éste constituía un impedimento y
así se señala que el matrimonio exigía que marido y mujer provengan de
familias distintas.
 Diversidad De Religión: La religión jamás fue un impedimento para no
celebrar Iusta nuptia, ya que los romanos siempre tuvieron una especial
tolerancia por los cultos de los pueblos extranjeros, al punto que muchos de
ellos, los practicaban; por ejemplo, fue muy común a comienzos de la época
imperial, que las mujeres romanas se sintieran atraídas por los cultos en
adoración a la diosa egipcia Isis. No obstante, ello, las persecuciones en contra
de los cristianos tuvieron más bien, un motivo político más que religioso, ya que
atentaban contra las costumbres romanas al pregonar con sus voces, en contra
de la esclavitud, además de no prestar adoración a la figura del Emperador,
que, en aquella época, se erigía cuan divinidad a la par de los dioses.
Sin embargo, podemos mencionar ciertos impedimentos por motivos religiosos,
como, por ejemplo, las Vestales que hacían votos de castidad, por lo cual, más
que nada, estamos ante un impedimento absoluto, en cuanto no pueden
contraer matrimonio. Cuando el cristianismo ejerce su influencia en el Imperio,
también surge como impedimento el de los individuos que hacen voto de
castidad para consagrarse al Señor.
 Posición Social: En cuanto a la posición social, en el primitivo derecho se
impedía el matrimonio entre patricios y plebeyos, prohibición eliminada en el
año 309 de Roma (445 A.C.) al dictarse la Lex Canuleia (Cicerón criticaba la
Ley de las XII Tablas por esta razón).
Por otra parte, pero también por razones sociales, se impedía el matrimonio
entre libertos e ingenuos, impedimento que ya en la segunda mitad de la época
republicana había caído en desuso, pero que fue expresamente derogado por
las leyes Julia y Papia Popea de la época de Augusto, las que mantuvieron la
prohibición respecto de los que pertenecieran a la clase senatorial y sus hijos, lo
que sólo habría desaparecido en tiempos de Justiniano.
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Estas mismas leyes prohíben el matrimonio entre ciudadanos ingenuos con
mujeres adúlteras flagrantes. Se señala que las personas de dignidad senatorial
y sus hijos no podían casarse con personas que ejercieran ciertas profesiones,
lo que habría sido abolido por Justiniano para poder casarse con Teodora quien
habría tenido un dudoso pasado.
En relación al cargo, existió siempre la prohibición de contraer matrimonio entre
aquellos que ejercían cargos importantes en provincia, como gobernador u otro
cargo relevante ya sea en la administración civil como militar, y mujeres que
pertenecieran por su origen o domicilio a la provincia en donde ejercían sus
funciones. En todo caso, podían casarse cuando hubiera terminado el ejercicio
de su cargo.
 Rapto y Adulterio: La Lex Iulia de adulteris coercendis prohibía el matrimonio
entre una persona casada y el o la adúltera; y también el matrimonio entre
raptor y mujer raptada.
 Tutela y curatela: De acuerdo a un senado consulto de los tiempos de Marco
Aurelio y Cómodo (entre 175 y 180 d. C.) se prohibía el matrimonio entre tutor y
pupila, antes de rendir cuenta sobre la administración de sus bienes y mientras
no se extinga el plazo para intentar una restitutio in integrum por menor de
edad, estableciéndose que el impedimento se extendía también al páter del
tutor y sus descendientes

EVOLUCIÓN DEL CONCUBINATO EN DERECHO ROMANO


El origen del concubinato se encuentra en las Leyes caducarías, donde fue
sancionado y reglamentado, quedando algunos fragmentos de estas leyes. Se trataba
de una unión de hecho, por lo que en un primer momento no producía efectos
jurídicos. Las concubinas no participaban de la dignidad del compañero, no existía
vínculo perpetuo, ni dote, ni donación propter nupcias, ni se aplicaban las
disposiciones que regulaban el régimen de los casados, la ley no otorga en esta unión
el título de vir y uxor, no se aplicaba tampoco la sucesión ab intestato.

Requisitos para que se dé la situación de concubinato.


La mujer concubina se define como: “fémina quae cum uxor non esset, cum aliquo
tamen vivebat, femina pro uxore”. Se trata de una mujer soltera que vive con alguien
como si fuera casada.
Ser concubina no era algo deshonroso, no era una situación contraria a la moral
romana. Cuando no era posible la celebración de matrimonio se acudía al mismo
como forma alternativa. Siendo utilizado por personas de alta categoría social. El

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concubinato tenía un rango inferior a las justas nupcias y una posición intermedia
entre estas y las demás uniones.
No toda vida marital fuera de las justas nupcias era considerada concubinato, eran
necesarias una serie de condiciones para poder crearse tal unión:
 No podían unirse en concubinato los que se hallaban en matrimonio ya con
tercera persona o ligados en grado de parentesco que impidiese el
matrimonio, pues de lo contrario había adulterio o incesto.
 Debía existir el libre consentimiento de ambas partes, no podía mediar
violencia o corrupción, estos defectos se suponía que existían cuando la
mujer era ingenua o de buenas costumbres.
 Por virtud de la presunción anterior, sólo podía tenerse en concubinato las
mujeres que además de ser púberes (requisito físico), fueran de mala
opinión, esclavas manumitidas o las ingenuas que hubieran declarado
expresamente su voluntad de descender a la condición de concubina
(requisito moral).
 No se podía tener más de una concubina. Se observa semejanza con el
matrimonio. El primero llega a llamarse inaequale conjugim, las leyes dicen
que la concubina se distinguía de la mujer legítima solo dilecto nisi dignitate.
En caso de duda se establecieron presunciones.
 La concubina puede ser de cualquier edad, siempre que no sea menor de
doce años.
Era requisito fundamental la condición social de la mujer. Se trata de mujeres púberes,
libertas, mujeres que ejercen la prostitución, de malas costumbres y mala fama,
aunque hubieran nacido en buena familia.
El concubinato se prohíbe con la mujer de honestas costumbres, las ingenuas, aunque
será posible con algunas de estas siempre que su nacimiento hubiera sido “obscuro
loco natae”, es decir, en un lugar no considerado honesto, ya que por este motivo
podría estar abocada a malas costumbres, siendo admitido este hecho en la Ley Julia,
aunque la doctrina no es clara al respecto y las que querían evitar la pena del stuprum.
Las palabras humili y abiecta hacen referencia al bajo nacimiento. Se consideraba, por
ejemplo, de bajo nacimiento la doncella, la hija de la doncella, la liberta, la hija de la
liberta, la mujer de teatro, la hija de esta, la tabernera, la hija del tabernero, la hija del
rufián, la pública mercera, la hija del luchador de arena…
Humildes y abiectas son las mujeres que expresamente son indignas por su menester
o por el de sus padres. La mujer honrada que consentía en ser concubina tenía que
hacer pública su deshonra a través de un acto formal en presencia de testigos y con
todos los requisitos legales. De no existir impedimento entre los concubinarios, era
posible su transformación en justas nupcias; los hijos habidos en concubinato, si bien
no eran calificados como justi liberi, tampoco lo eran de spurii ni vulgo quaesiti, ya que,
por la naturaleza monogámica de la unión, recibían el nombre de naturales liberi.

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En toda la historia de Roma está presente la moral, la consideración social. Un
hombre no podía tener a la vez dos mujeres legítimas, pero sí una legítima y otra
ilegítima (la concubina). Si la esposa no toleraba esta situación, tenía dos
posibilidades: o bien divorciarse o estipular una pena antes de la celebración del
matrimonio o incluso en el matrimonio mismo, en el supuesto de que en el futuro el
marido tuviera una concubina.

DIFERENCIAS ENTRE MATRIMONIO Y CONCUBINATO


Al lado y a la sombra del único matrimonio legal, justae nuptiae, las costumbres
conformaron otra unión: el concubinato. Concubinato y matrimonio eran situaciones de
hecho muy parecidas por lo que se podían confundir. Se diferenciaban, aparte de la
forma de celebración, ya que el concubinato no requería ninguna solemnidad, en la
intención de las partes, animi intentione, en el afecto del hombre y en la dignidad de la
mujer.
La diferencia básica residía en el consentimiento o voluntad de realizar la unión, no
bastando sólo con la convivencia.
El consentimiento matrimonial, affectio maritales a consensus, debía ser continuo,
productor de un vínculo que existiese de por sí, independientemente de la emisión
primera del acto. No es el amor lo que causa la affectio, sino la voluntad en la que
radica la responsabilidad en relación con los efectos jurídicos.
El consentimiento constituye el matrimonio, se trata de un simple contrato cuyo
cumplimiento dependía sólo de la buena voluntad de los contrayentes. Su forma
quedaba abandonada a intereses privados, sin que solemnidad pública alguna
interviniese en él. Siendo, por tanto, tan fácil formarlo como disolverlo, un acuerdo de
voluntades une a los esposos, un desacuerdo los separa. Para los cónyuges su unión
es perfecta, para la sociedad puede decirse que no existe, ya que no interviene ningún
sacerdote, ni magistrado que le de carácter público. Eran las nupcias, ceremonia en la
que se aunaba la religión y el Derecho, las que revestían de carácter público el
contrato privado. En este momento, la Ley acogía en su seno a la nueva familia y la
religión santificaba el matrimonio, quedando establecido el consortium omnis vitae.
Celebradas las nupcias ya no cabe la disolución del matrimonio por acuerdo mutuo, ya
que este no es sólo el constituyente del mismo, la religión y la ley lo han consagrado,
la unión conyugal producía todos sus efectos en el orden civil y religioso. En
ocasiones, los contrayentes extendían una acta, indiferente en la validez del
matrimonio, con objeto de arreglar las convenciones que se pudieran referir a los
bienes, instrumenta dotalia4 o como medio de prueba del matrimonio, nupciales
tabulae.

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Por el contrario, el concubinato es una unión sin propósito de constituir matrimonio,
celebrado entre personas de diferente sexo, unión que no estaba penada por la ley:
Debía existir vida marital, paraque existiera, consuetudo, en ello se distingue de
cualquier unión pasajera. Se trato de una relación reconocida socialmente. Fue una
unión sexual lícita siempre que fuera monogámica y permanente, con la recíproca
intención de estar unidos

Conclusión:
Como pudimos observar en lo anterior, el matrimonio tenía una relación muy
importante en la cuestión de la familia pues, era la base para que esta se formara, así
mismo se consideraban ciertos requerimientos para que este pudiera efectuarse de
manera legal, así mismo como la ley la sociedad en la época romana influían en esta
decisión de unirse en matrimonio. entonces el matrimonio era bien visto si este era
aprobado, en dado caso que no existirá la aprobación o que hubiera impedimentos
para efectuarse, se caía en el concubinato, que puede ser similar al matrimonio, pero
no se le reconocían los mismos derechos como si fuera un matrimonio legal. Entonces
considero que es importante saber acerca de esto, pues en la actualidad rápidamente
a comparación del derecho romano, se ha ido modificando todo lo referente a
matrimonio y familia.
Pienso que para que un individuo pudiera formar una familia, incluso estar en
matrimonio, estos deben ser personas de propios derechos, personas que podían ser
dependientes de sus actos, pues estas personas que se podían dirigir a sí mismos, y
también podían ser capaces de dirigir a cada integrante de su familia estas personas
en la antigua roma eran denominadas Sui Iuris.
Se suponía también que un ciudadano romano a los catorce años ya podía contraer
matrimonio, y en el caso de la mujer romana a los doce años, pero también se
requería del consentimiento de ambos Páter familia, pues si estos aún estaban bajo el
dominio del Páter familia y dependían de él, el páter familia podía intervenir para que
no se efectuara la unión entre estos dos. Si en dado caso, son Sui Iuris también
necesitan el consentimiento del padre de familia, pero en este caso, si por algún
motivo el Páter se negaba, ellos al ser personas de propios derechos podían acudir a
alguna autoridad para que pudieran casarse

Bibliografía

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 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO (2014). Páter Familias. Programa de
Posgrado en Derecho.
http://derecho.posgrado.unam.mx/site_cpd/public/publis_cpd/familiar_2_3.pdf

 FERNÁNDEZ, M. (s.f.). Definición jurídica de la Familia en el Derecho Romano. Universidad de


Granada. http://digibug.ugr.es/bitstream/10481/24794/1/DEFINICI%C3%93N%20JUR
%C3%8DDICA%20DE%20LA%20FAMILIA%20EN%20EL%20DERECHO%20ROMANO.pdf

 MORINEAU, M. (s.f.). La recepción del derecho romano en México. Situación de la mujer en la


familia. Boletín Mexicano de Derecho Comparado.
http://dx.doi.org/10.22201/iij.24484873e.1993.77.3086

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