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Introducció n

Vivimos rodeados de continuos cambios, tanto físicos como químicos. A lo largo de nuestra
vida, tanto a nuestro alrededor como en nosotros mismos, se producen innumerables
cambios. Pero, ¿son todos los cambios de la misma naturaleza? Sin duda alguna, no. Algunos
cambios modifican notablemente la sustancia existente en un principio, mientras que otros
apenas influyen en la transformación de los objetos.

Desde un punto de vista científico, podemos diferenciar dos tipos de cambios:

Cambios físicos: son aquellos en que no se altera la naturaleza de las sustancias implicadas.

 Calentamiento.

 Deformación.

 Rotura.

 Movimiento.

Evaporar agua, congelar un líquido, romper un cristal, mover un jarrón de un sitio a otro,
cortar un trozo de queso, o deformar una esponja son ejemplos de cambios físicos.

Cambios químicos: sí se produce una alteración de dicha naturaleza, es decir se producen


nuevas sustancias que no existían antes del cambio y pueden desaparecer algunas de las que
había. En los cambios químicos las sustancias que intervienen se transforman en otras
diferentes, con naturaleza y propiedades distintas; se forman nuevas sustancias que no
existían antes del cambio y desaparecen las que había al principio.

 Combustión.

 Oxidación.

La putrefacción de los alimentos, la respiración celular, la digestión de los alimentos, la


fermentación de cereales etc.

Una vela encendida


Todos hemos visto muchas veces una vela encendida… Pero si nos piden que describamos lo
que se observa en ella nos resultaría difícil. Pues una vela encendida, a pesar de ser un hecho
tan simple, se convierte en un fenómeno fascinante cuando se somete a la observación
sistemática y cuidadosa.

La mecha de la vela es un trozo de cuerda o cordón que sostiene la llama de una vela. Las
mechas comerciales están hechas de algodón trenzado. Funciona por capilaridad. La cera
líquida sube por la mecha y llega a la llama, se vaporiza y reacciona con el oxígeno del aire.

Cuando arde una vela tiene lugar una reacción química de combustión. Lo que arde es la cera o
parafina de la que está hecha la vela. Con el calor de la llama de la cerilla la cera se funde,
asciende por la mecha y se evapora, y en contacto con el oxígeno del aire, experimenta una
reacción química en la que generalmente se desprende una gran cantidad de energía en forma
de calor y luz, y que habitualmente se manifiesta por incandescencia o llama.

En la reacción química intervienen la parafina (primero sólida y luego gaseosa) y el oxígeno del
aire (son los reactivos), a partir de ellos se obtienen dióxido de carbono y agua en estado
gaseoso, son los productos. Es decir, esas sustancias (reactivos) se transforman en otras
diferentes (productos), por eso decimos que se ha producido una reacción química.

En toda combustión existe un elemento que arde (combustible) y otro que produce la
combustión (comburente), generalmente el oxígeno. Los tipos más frecuentes de combustibles
son las materias orgánicas que contienen carbono e hidrógeno (hidrocarburos) y se obtiene
dióxido de carbono y agua en estado gaseoso.

Al quemar una vela y taparla con un tarro, impidiendo que entre aire, la vela consumirá todo el
oxígeno que hay dentro del tarro y, cuando se agote, se apagará y se dejará de producir
dióxido de carbono y agua. Cuanto más grande sea el tarro, más oxígeno hay dentro y más
tardará en apagarse. Cuando tenemos las velas de diferente tamaño encendidas en un
recipiente cerrado, el dióxido de carbono que se produce está muy caliente (mucho más que el
aire de su entorno), por lo que su densidad es menor que la del aire que hay en el interior del
recipiente y asciende, desplazando el aire (y el oxígeno que contiene) del entorno de la vela de
mayor altura, que es la que se apaga en primer lugar, y en último lugar, se apaga la vela de
menor altura.

En el experimento con el agua, en la reacción de combustión de una vela se consume el


oxígeno que forma parte del aire, pero se forman otros dos gases, el dióxido de carbono y el
vapor de agua Podemos ver que en el interior del vaso aparecen unas gotitas de agua (es el
vapor de agua que se condensa en las paredes del recipiente). El volumen del gas producido es
más pequeño que el volumen de oxígeno que se consume. El resultado es que en el interior del
vaso disminuye la presión y, por ello, sube el agua hasta que la presión interior es igual a la
exterior (presión atmosférica). Además, cuando la vela se apaga por falta de oxígeno, el aire
del vaso se empieza a enfriar y la presión que hay dentro del recipiente es menor que la que
hay fuera del mismo.

Modelo de tres zonas o las partes de la llama


El primero que publicó un estudio científico sobre la llama y su estructura fue Michael Faraday
en 1908 con The Chemical History of a Candle en el que mediante unos sencillos experimentos
identificó tres zonas en la llama:

Zona interna: La cera fundida de la vela se vaporiza alrededor de la mecha, creando una zona
en la que lo único que hay es gases combustibles y que como no tiene suficiente temperatura
ni oxígeno, no ha empezado a arder. A esta zona también se le denomina zona fría o zona
oscura ya que en ella no se emite luz.

Zona intermedia: En el límite de la zona interna el combustible comienza a mezclarse con el


oxígeno circundante permitiendo su combustión. Es la región en la que la temperatura es muy
elevada de forma que emite luz.

Zona externa: En ella predomina el oxígeno circundante y la combustión es completa.

Á cidos y bases en la vida cotidiana


Desde la antigüedad se conocen numerosas sustancias de gran interés y que hoy
denominamos ácidos y bases. Su presencia en nuestra vida diaria es continua y, en muchas
facetas, de vital importancia, no solo porque son la base de muchos medicamentos, sino
porque muchos procesos bioquímicos o la supervivencia de un determinado ecosistema
dependen de la acidez del medio en el que se encuentran

Para reconocer la presencia de los ácidos y las bases de una manera más segura y fiable nos
apoyaremos de otras propiedades que poseen. Por ejemplo: cambiar el color de algunas
sustancias presentes en vegetales de uso cotidiano. Estas sustancias reciben por ello el nombre
de colorantes indicadores de los ácidos y de las bases.

Ciertos frutos y alimentos comunes poseen ácidos.


Por ejemplo, las naranjas, los limones y las fresas contienen ácidos cítricos y vitamina C, la que
es ácido ascórbico. En las manzanas aparece el ácido málico, en el yogur o la leche
encontramos el ácido láctico. Y en el vinagre el ácido acético. El ácido butírico (butanoico) es
un componente característico de la mantequilla, y, en general, los ácidos grasos son elementos
esenciales de las grasas vegetales y animales. El ácido tartárico está presente en la uva y le
proporciona su acidez. Las bebidas carbonatadas contienen ácido carbónico.

La cafeína es una base débil. El bicarbonato de sodio, que se emplea, ente otras cosas para
hornear, o para combatir la acidez de estómago también.

Medicamentos
Ácido acetilsalicílico, principio activa de la aspirina o el hidróxido de magnesio, empleado en
laxantes.

Productos comerciales de limpieza


Entre los productos comerciales de limpieza doméstica es muy común el uso de sustancias que
contienen amoníaco, NH3, una importante base débil. La sosa cáustica, hidróxido de sodio, una
base fuerte, se emplea frecuentemente para desatascar las cañerías y el bicarbonato de sodio
suele utilizarse como desodorante. El carbonato de sodio (detergente), hipoclorito de sodio
(lejía, cuando lo disolvemos en agua),

En ciertos productos de limpieza corporal, como es el caso de los champús y geles de baño,
suele constar en el envase el pH del producto que contiene, ya que la acidez de estas
sustancias puede influir en la salud del pelo y de la piel.

Nuestro propio cuerpo


Es bien conocido que el ácido clorhídrico, junto con otras sustancias, se encuentra en el jugo
gástrico de nuestro estómago, donde desempeña una función fundamental en la digestión de
los alimentos y en la activación de algunos enzimas digestivos

Aparatos electrónicos
Por ejemplo, en el interior de las baterías de nuestros aparatos electrónicos suele haber ácido
sulfúrico. Por eso, cuando se estropean y se vierte su contenido dentro del aparato, reaccionan
con el metal de los electrodos y crean una sal blancuzca.

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