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PERICARDIO
Es un saco fibroseroso que envuelve el corazón, la raíz arterial que de el parte y las raíces
venosas que a él llegan. Como se puede ver es una capa doble que aloja al corazón, este
consiste en dos membranas: el pericardio fibroso o capa externa y el pericardio seroso o
capa interna que recubre el músculo cardíaco. El pericardio fibroso es una densa membrana
de tejido conectivo. Protege al corazón del exterior, lo une a la cavidad cardíaca y previene
el sobrellenado cardíaco. El pericardio seroso es una bolsa firme que aloja al miocardio.
Consiste en dos capas: la capa visceral, unida directamente al músculo cardíaco, y la capa
parietal, asociada al pericardio seroso. Estas dos capas forman una cavidad que contiene
fluido pericárdico. Este fluido sirve de lubricante entre las capas parietal y visceral. Cuando
el corazón se contrae y se relaja lo hace suavemente gracias a la baja fricción que le ofrece
este líquido. A veces, tras una intervención del corazón, se genera un exceso de líquido
pericárdico que ha de ser drenado para que no se dificulte el correcto movimiento del
corazón. Fisiológicamente el saco pericárdico contiene entre 15 a 30 ml. de líquido seroso.
Como mencionamos anteriormente el líquido pericárdico actúa como lubricante entre el
corazón y el pericardio. El exceso de acumulación de líquido o sangre en esta cavidad se
denomina derrame pericárdico. El exceso de líquido puede ser causado por muchas cosas,
incluida la pericarditis (inflamación del saco), ataque cardíaco, cirugía, insuficiencia renal,
infección, algunos cánceres y ciertas enfermedades como el lupus. A veces se desconoce la
causa.
La pericardiocentesis a veces se realiza en caso de emergencia. Si se acumula mucho
líquido demasiado rápido, puede aumentar la presión en el corazón. Esta presión se llama
taponamiento cardíaco. Puede reducir la capacidad del corazón para bombear sangre.
DEFINICION DE PERICARDIOCENTESIS
INDICACIONES
• Abordaje subxifoideo
En el abordaje apical izquierdo, la aguja de punción se inserta en el espacio intercostal fuera del
pezón izquierdo, donde se toca el latido apical del ventrículo izquierdo, y está va hacia el
hombro derecho. Durante este abordaje, el ápex puede perforarse fácilmente y provocar
fibrilación ventricular; por tanto, no está indicado en situaciones de emergencia y debe
realizarse bajo la guía de la ecocardiografía. La elección de la dirección de abordaje debe ser
decidida por un médico experimentado, después de considerar si hay un margen suficientemente
seguro de espacio libre de eco, la posición del paciente y la situación clínica.
— Con la pericardiocentesis, por cualquier vía de abordaje, se obtiene una alta tasa de éxitos,
del 93-99%
PROCEDIMIENTO
Se debe identificar la zona de punción, que se sitúa justo por debajo de la apófisis xifoides y el
margen inferior de la última costilla izquierda. Se procede a la antisepsia local y se realiza un
campo estéril. Con una aguja subcutánea se infiltra anestesia local en el punto de punción, y
posteriormente con una aguja intramuscular procuramos anestesiar hasta planos profundos. A
continuación, se procede a la punción del pericardio con una aguja larga (aguja de 140 mm 16 o
18 G) conectada a una jeringa de 20 ml. El ángulo de punción inicial debe ser inicialmente
perpendicular al paciente y, una vez sobrepasadas las estructuras osteomusculares, se debe
adoptar una inclinación de 45º, y se debe orientar hacia el hombro izquierdo. Se avanza la aguja
lentamente mientras se realiza aspiración con el émbolo de la jeringa, hasta obtener líquido
pericárdico.
VIA PARAESTERNAL
VIA APICAL
Este acceso es menos usado, si bien en ocasiones puede ser de utilidad, sobre todo cuando el
derrame tiene una distribución de predominio apical y/o el abordaje subxifoideo no ha sido
posible. El acceso pericárdico por vía apical reduce el riesgo de complicaciones cardíacas y
tiene la ventaja de que se aproxima a la pared del ventrículo izquierdo (VI) –la cual es más
gruesa– y a los pequeños vasos coronarios apicales. Sin embargo, la proximidad a la pleura
izquierda aumenta el riesgo de neumotórax. El sitio de punción es por lo menos 5 cm lateral al
abordaje paraesternal, entre el quinto y el séptimo espacio intercostal. Lo más recomendable es
guiarlo por ecocardiograma. La aguja se introduce justo por encima del borde superior de la
costilla inferior para evitar lesionar vasos intercostales y se orienta hacia el hombro derecho.
Cuidados posteriores
Complicaciones de la pericardiocentesis
Como con todo procedimiento invasivo pueden ocurrir complicaciones, aunque generalmente
son poco frecuentes, generalmente tienen lugar entre el 0,5 y el 1,5%, sobre todo si el derrame
es abundante y se usan técnicas de imagen para guiar la punción. Las complicaciones más
frecuentemente asociadas con este procedimiento son arritmias cardíacas, perforación-
laceración cardíaca, neumotórax y lesión de alguna arteria coronaria. Otras complicaciones
asociadas son la punción peritoneal y/o la lesión de alguna víscera abdominal como el hígado o
el estómago, además de la lesión diafragmática (asociados con el abordaje subxifoideo) o la
punción de la arteria mamaria interna (abordaje paraesternal). En algunos casos puede resultar
en la muerte.
BIBLIOGRAFIA