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SITUACIÓN ACTUAL DE LA AGROINDUSTRIA

Hecho por: María Malo Álvarez y Nelson Avilez Conde

La actividad económica de la agroindustria hace referencia al conjunto de industrias que


se encargan de la producción, transformación y comercialización de los diferentes
productos como agrícolas, ganaderos, forestales, pesca, selvicultura y demás recursos
naturales biológicos. Su importancia a nivel mundial es vital ya que al producir,
industrializar y comercializar los diferentes productos agroalimentarios ayudan al sustento
alimentario y económico de todos los países.

A nivel mundial

En perspectivas agrícolas se presenta un escenario de referencia constante de la


evolución de los mercados de productos básicos agrícolas y pesqueros a nivel nacional,
regional y mundial durante la próxima década (2019-2028). Por consiguiente, las
perspectivas se centran en el mediano plazo y complementan tanto el seguimiento de los
mercados en el corto plazo como las publicaciones de las perspectivas y las proyecciones
de largo plazo.
A continuación se muestras las condiciones del mercado de algunos principales productos
básicos, como por ejemplo: Cereales: La producción mundial de cereales bajó por
segundo año consecutivo en 2018, debido a la disminución de las cosechas de trigo y
otros cereales secundarios. En cambio, la cosecha de maíz aumentó. La producción de
arroz también se vio incrementada en 2018 y sobrepasó la producción sin precedente del
año anterior. Las reservas mundiales de cereales bajaron por primera vez en seis años.
Semillas oleaginosas: Estados Unidos de América y Brasil registraron cosechas
abundantes de soya en 2018. La demanda de harina proteica disminuyó debido a los
aranceles impuestos por China a la soya estadounidense y cambia para disminuir la
proporción de la harina proteica en las raciones de forraje. Los precios aumentaron al
máximo en el primer semestre de 2018, pero bajaron desde entonces, en parte debido a
las altas reservas y a las incertidumbres del mercado. Azúcar: el crecimiento de la ingesta
de azúcar es aún fuerte en muchos países en desarrollo. Como resultado del constante
excedente de producción, los precios mundiales del azúcar se deprimieron relativamente
durante gran parte de la temporada 2017-2018. Carne: la producción de carne de bovino,
cerdo y aves aumentó en 2018 y gran parte de la expansión se originó en la Unión

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Europea, la Federación de Rusia y Estados Unidos. La producción bajó en China debido


al brote de fiebre porcina africana. Los precios de la carne de cerdo y de aves bajaron, en
tanto que los de la carne de bovino permanecieron estables. Lácteos: la producción
mundial de leche tuvo un aumento de 1.6% en 2018, impulsado por un incremento de
3.0% en India y por la creciente producción en los tres principales exportadores de lácteos
(la Unión Europea, Nueva Zelanda y Estados Unidos). Pescado: La producción, el
comercio y el consumo de pescado alcanzaron picos históricos en 2018, como se mostró
en uno de los seminarios. El crecimiento de la producción se debió a un ligero aumento en
la pesca de captura (sobre todo de anchoveta en América del Sur) y la continua
expansión de la producción acuícola, de alrededor de 3-4% al año.

Se espera que los precios reales de la mayoría de los productos básicos cubiertos en las
perspectivas bajen durante la década siguiente alrededor de 1%-2% por año, pues se
prevé que en ese periodo el crecimiento de la productividad contribuirá a una baja
paulatina de los precios reales.

Hablando del consumo, durante los próximos 10 años la demanda de productos básicos
agrícolas se impulsará por las necesidades de una población mundial que se verá en
aumento y más acomodada. Se pronostica que el consumo mundial dependerá en
particular de la demanda de alimentos impulsada por la población en África subsahariana,
de la demanda de alimentos de mayor valor y más procesados, impulsada por los
ingresos en las economías emergentes, y los patrones cambiantes en cuanto al consumo
derivados de una conciencia cada vez más exigente en materia de salud, medio ambiente
y sostenibilidad en las economías avanzadas.

ACL (América Latina y el Caribe)

La región de América Latina y el Caribe (ALC) abarca más de 2 mil millones de hectáreas
y comprende 34 países con una población total estimada de 657 millones en 2018, que
representa una baja densidad demográfica promedio de 0.34 personas por hectárea. De
la superficie disponible, 38% se utiliza para la agricultura (9.5% para cultivos y 28.5% para
pastizales), y 46% es boscosa. La tierra de la región equivale a 15% de la superficie
terrestre, recibe 30% de precipitación y genera 33% del agua del mundo, por lo que ALC
es una gran reserva mundial de tierra cultivable y bosques. Por su enorme extensión

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latitudinal, su variada topografía y su rica biodiversidad, ALC tiene una de las gamas más
diversas y complejas de sistemas agrícolas de cualquier región del mundo.

La agricultura es un sector fundamental de la economía en gran parte de ALC y


representó un promedio de 4.7% del PIB en el periodo 2015-2017. En algunos países la
participación de la agricultura en el PIB total se redujo considerablemente, como Ecuador,
Guatemala y Guyana. No obstante, la agricultura aún constituye cerca de 10% o más del
PIB total de dichos países, al igual que en Belice, Bolivia, Dominica, Ecuador, Haití y
Paraguay. Este ritmo de crecimiento es mucho más rápido que el de los países de la
OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) (1.2% de
crecimiento anual), pero más lento que el de las regiones más dinámicas de Asia
meridional, Asia Oriental y el Pacífico, las cuales crecieron 3.1% y 3.7%, respectivamente,
o África subsahariana, que superó a todas las regiones al crecer 4.6% al año (Banco
Mundial, 2019).

Durante las dos décadas pasadas la región de ALC experimentó un considerable aumento
del rendimiento agrícola. Brasil fue uno de los líderes del crecimiento en este ámbito,
tanto en la región como en el mundo entero, y alcanzó una tasa de crecimiento promedio
de 4.1% entre 1991 y 2015, en tanto que la agricultura de los países del Cono Sur y
andinos creció 2.8%, la de América Central creció 2.5% y la de los países caribeños
registró una moderada tasa de crecimiento promedio anual de 1%. La mayor parte de este
crecimiento de la producción provino de las mejoras de la productividad más que del
aumento de tierras para la producción agrícola.

A nivel nacional

La agroindustria debe entenderse en un sentido amplio, incluyendo a todos los actores


involucrados en la producción y transformación de un producto agrícola; es decir,
comprende no solo actividades agropecuarias, sino también actividades manufactureras
asociadas con la producción de insumos (semillas, máquinas, fertilizantes, pesticidas) y la
industria trasformadora de estos productos.

En Colombia, una primera aproximación a la interrelación de los sectores agropecuarios


con otras actividades económicas se puede lograr analizando la matriz insumo–producto
de las cuentas nacionales. De acuerdo con la información disponible correspondiente a
2015, se observa que la actividad agropecuaria tuvo una producción de US$17.486

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millones ($71,5 billones corrientes) que incorpora un 32,5% de consumo intermedio y 67%
de esta producción se destina a ventas intermedias.

Los principales sectores manufactureros compradores de productos agrícolas, tienen un


consumo intermedio de productos agropecuarios de US$13.412 millones, que representa
19% de total de las compras intermedias de estos sectores. En estos términos, la
agroindustria representa el 10% del PIB nacional con US$28.325 millones (que equivalen
a un PIB en pesos corrientes de $86,5 billones), de los cuales 65% corresponde a la
producción agropecuaria y 35% a actividades de la industria manufacturera Al analizar la
balanza comercial de productos netamente agrícolas se observa que Colombia tiene un
superávit en materia agrícola. Sin embargo, este superávit muestra una tendencia
decreciente. Las importaciones de bienes agropecuarios en Colombia se concentran en
cereales, alimentos para animales, aceites y grasas, legumbres y frutas.

La cadena agroindustrial es una gran oportunidad para Colombia Frente al reto mundial
de satisfacer la demanda de 9.000 millones de personas al 2050, se abre una gran
oportunidad de desarrollo para la cadena agroindustrial en Colombia, aprovechando su
riqueza en recursos naturales y su localización, sumado a la existencia de experiencias
previas y capacidades productivas demostradas en varios sectores.

Según la FAO, Colombia es uno de los países con mayor disponibilidad de tierras para
uso agrícola en el mundo, sin afectar el área de bosque natural, y se ubica en el puesto
22 de 223 países evaluados (Vélez, Campos, Córdoba Ramírez & Anzola, 2010). De
acuerdo con el Tercer Censo Nacional Agropecuario del DANE, para el 2013 Colombia
tenía 42,3 millones de hectáreas en uso agropecuario, de estas 19,8% específicamente
para uso agrícola, mientras que 80% son usadas en pastos y 0,2% restante en
infraestructura agropecuaria.

A nivel departamental

Córdoba es un departamento netamente agropecuario y de gran potencia ganadera para


Colombia. Debido a sus condiciones aptas para el ganado, la agroindustria representa
gran parte del movimiento comercial. Entre los sectores que se destacan están la de cría
de ganado para preparación y conservación de carnes, fabricación de productos lácteos,
fabricación de aceites y grasas vegetales y animales, cultivo de algodón y maíz, industrias
de bebidas no alcohólicas y alimentos preparados para animales. La situación agrícola en

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Córdoba ha tenido producciones en miles de toneladas de productos, como maíz, arroz,


yuca, plátano, ñame, entre otros; pero no más del 10% tiene algún proceso de
transformación, y el 90% restante, se comercializa directamente a empresas fuera del
departamento. Esto quiere decir que Córdoba no cuenta con grandes industrias con
capacidad para transformar la materia prima lo que podría generar empleos locales y un
valor agregado a los productos. Aun así, Córdoba sigue siendo un sector agrícola y
pecuario que podría llegar a tener una transformación hacia la agroindustria.

Bibliografía

 OCDE & FAO. (2019). Perspectivas Agrícolas de OCDE-FAO 209-2028.


Consulado el 26 de agosto de 2020. Recuperado de:
http://www.fao.org/3/ca4076es/CA4076ES.pdf

 ANDI: Asociación Nacional de Empresarios de Colombia. Agroindustria, hacia la


transformación de la cadena de valor agroindustrial. Consultado el 26 de agosto de
2020. Recuperado de:
http://proyectos.andi.com.co/Libro2/Paginas/assets/docs/capitulo-07.pdf

 Vargas, O. (2020). Córdoba seguirá siendo potencia agropecuaria. Consultado el


26 de agosto de 2020. Obtenido del diario El Heraldo. Recuperado de:
https://www.elheraldo.co/noticias/cordoba-seguira-siendo-potencia-agropecuaria-
696431

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CONCEPTOS A INVESTIGAR

El complejo productivo (Cluster)

En este contexto surge el concepto de clúster, que es la forma de organización de la


producción, de mayor incidencia en los primeros años del siglo XXI. Según Michael Porter
(2001), los clústers equivalen a: Concentraciones geográficas de empresas relacionadas,
proveedores especializados, empresas de industrias vinculadas e instituciones asociadas
que compiten, pero también cooperan, en una determinada actividad.

Los teóricos de la economía, coinciden en afirmar que los clústers son concentraciones o
grupos de compañías e instituciones interconectadas, vinculadas mediante procesos
asociativos o participativos, ubicados en zonas geográficas especializadas y unidas por
prácticas comunes y complementarias, cuyo objetivo es la obtención de economías
externas y la eficiencia colectiva. A su vez los componentes de los clústers, se denominan
micro clúster.

A nivel internacional, se han conformado diversidad de clúster de producción y de


servicios; entre los clústers agroindustriales, se destacan: caña de azúcar, frutas, leche,
camarones, salmón, algodón, alimentos balanceados para animales, jugos, vinos y
licores, entre otros muchos.

Para lograr la efectividad en la gestión de los clústers, se requiere de la combinación


adecuada de conocimientos técnicos y administrativos, relacionados con las empresas
agrícolas y agroindustriales, dentro de un contexto de carácter económico, logístico y
tecnológico, acorde con las posibilidades de contribuir efectivamente al desarrollo
económico y social.

Hay procesos cada día más estrechos entre la producción agropecuaria y los sectores de
transformación industrial, los servicios y las instituciones tanto públicas como las de
mercado, que no solo han desarrollado el termino agroindustria, sino que han
evolucionado hacia conceptos más interrelacionados alrededor del funcionamiento del
sistema económico, como es el caso de las cadenas agroindustriales y la conformación de
clústers (complejos productivos o concentraciones geográficas de empresas relacionadas,

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proveedores especializados, empresas de industrias vinculadas e instituciones asociadas


que compiten, pero también cooperan, en una determinada actividad).

Complejo productivo

Se entiende comúnmente por complejo productivo una concentración sectorial y/o


geográfica de empresas que se desempeñan en las mismas actividades o en actividades
estrechamente relacionadas con importantes y cumulativas economías externas, de
aglomeración y de especialización (por la presencia de productores proveedores y mano
de obra especializados y de servicios anexos específicos al sector) y con la posibilidad de
llevar a cabo una acción conjunta en la búsqueda de eficiencia colectiva.

Cluster

El concepto de cluster proviene del estudio de Porter y se define como una red de
actividades que naturalmente tiende a formarse y aglutinarse en torno a la explotación de
recursos naturales como la pesca, minería, gas natural, petróleo o en torno a un producto
central. Los clusters son conformados por las empresas en las actividades del núcleo del
cluster por las actividades procesadoras y por las actividades proveedoras de insumos,
equipos y servicios.

La palabra cluster se refiere a una concentración geográfica de empresas e instituciones


en la cual la interacción genera y sustenta ventajas competitivas. Aunque no existe
consenso sobre una traducción al castellano del término cluster, se utiliza los términos
"agrupamientos industriales" o "distritos industriales", en ocasiones son significados
levemente diferentes.

Esencialmente, los clusters generan ventajas competitivas avanzadas, principalmente


conocimiento e innovación, de particular relevancia para grupos de pequeñas empresas.
Los ejemplos históricos de clusters exitosos por lo general no obedecen a estrategias
explícitas de Gobiernos, aunque en varios casos la autoridad pública puede haber
cumplido funciones importantes.

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Encadenamiento

El encadenamiento es una técnica conductual que se enmarca en el paradigma del


aprendizaje operante. Se utiliza para desarrollar nuevas cadenas de conducta (es decir,
secuencias complejas compuestas por una serie preestablecida de respuestas simples) a
partir de otras conductas que ya se encuentran en el repertorio del sujeto.

Encadenamiento productivo: Los encadenamientos productivos son el instrumento que


permite enlaces entre diferentes conjuntos de empresas que forman cada etapa de un
proceso productivo determinado; Los encadenamientos productivos incluyen a un
conjunto de actores económicos asociados en la cadena de valor de un producto, que
interactúan entre sí para obtener beneficios en conjunto y aumentar sus niveles de
competitividad.

Cadena de valor

La cadena de valor es una herramienta que ayuda a determinar las actividades que se
llevan a cabo dentro de la empresa y agregan valor al producto o servicio, con la finalidad
de brindar la máxima calidad de servicio y producto al cliente, y crear una ventaja
competitiva en el mercado.

La definición de cadena de valor fue obra de Michael Porter, un profesor norteamericano.

En este concepto, se afirma que cada etapa del proceso de elaboración y venta de
un producto o servicio es determinante para su completa valorización; desde la manera en
que se mantiene la relación con los proveedores de materia prima hasta la forma en que
se entrega el producto final a los consumidores.
Con la cadena de valor, la empresa es capaz de identificar qué etapas de producción son
las responsables de añadir valor al producto y, por lo tanto, desarrollar una estrategia para
ayudar a impulsar estas actividades.

De igual manera, se pueden revisar aquellos procesos que no añaden ningún valor, ya
sea con el fin de reestructuración o recorte (evitando el desperdicio de dinero y tiempo de
producción).

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