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Florence Nightingale (1820-1910)

“LA DAMA DE LA LAMPARA”

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La Leyenda:

La fama de heroína romántica de Florence Nightingale oscurece sus méritos como


educadora. No obstante, la leyenda de esta mujer también tuvo consecuencias
educativas. En efecto, gracias a ella se generalizó la formación de enfermeras,
dando así origen a una nueva profesión para la mujer. Esta leyenda se ha
convertido en un capítulo importante de la cultura de la asistencia sanitaria en el
mundo entero, pero no ha contribuido a dar a conocer mejor a Florence
Nightingale. Florence Nightingale se hizo célebre curando a los enfermos y a los
heridos durante la guerra de Crimea (1854-1856). Concluida ésta, pudo haber
ocupado un puesto de responsabilidad como enfermera jefe de hospital y
supervisora de la formación de enfermeras, pero prefirió retirarse de la vida
pública y utilizar su prestigio para apoyar y promover proyectos educativos. Es
probable que el hecho de que prefiriese intervenir de modo indirecto, en vez de
ocupar un cargo oficial, haya hecho que su influencia fuera aún mayor. Tras la
guerra de Crimea, Nightingale escribió unos doscientos libros, informes y
opúsculos que tuvieron importantes repercusiones en la sanidad militar, la
asistencia social en la India, los hospitales civiles, las estadísticas médicas y la
asistencia a los enfermos. Su mayor aportación educativa fue la creación de
nuevas instituciones para la formación tanto de médicos militares como de
enfermeras de hospital, pero algunos de sus proyectos educativos menos
conocidos están llenos de enseñanzas. Nightingale ha sido objeto de estudio
como reformadora, como estadística, como administradora y como investigadora,
pero los estudios sobre su influencia como educadora han sido escasos. La obra
que relata sus experiencias en la formación de enfermeras (Baly, 1986) silencia el
contexto más general de las ideas educativas de Florence Nightingale para
centrarse en los aspectos administrativos, a menudo complicados, de los
comienzos de la “Escuela Nightingale” de enfermeras. No es de extrañar que los
diversos aspectos de la educación con los que Florence Nightingale estuvo
relacionada estuvieran vinculados por numerosos temas comunes. Hasta los 31
años, ella no tuvo la oportunidad de aprovechar su propia educación y
preparación. Florence se sentía impulsada a hacer algún uso práctico de sus
conocimientos, por lo que sus primeras cartas, apuntes y opúsculos hacen
continuas referencias a los objetivos de la educación y critican la instrucción que
recibían las mujeres de su época. Si tenemos en cuenta estos primeros escritos, y
su posterior labor como promotora de planes de formación, podemos afirmar que
Florence Nightingale fue una gran educadora, aunque no haya sido reconocida
como tal.

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En la tradicional Inglaterra Victoriana, donde no se concebía el papel de la mujer
más allá de los muros de su hogar, una joven emprendedora renunció a una vida
tranquila para sumergirse en el estudio y la práctica de la enfermería. El
importantísimo papel que jugó Florence Nightingale en la Guerra de Crimea le
dieron la fama y el reconocimiento como una de las pioneras de la enfermería
moderna.

El nombre de su ciudad natal


Florence Nightingale nació en Villa Colombaia, en la ciudad italiana de Florencia el
12 de mayo de 1820. Sus padres, William Edward Nightingale y Frances Smith,
pertenecientes a la clase alta inglesa, habían viajado por Europa los primeros
años de su matrimonio. Establecidos temporalmente en Italia, pusieron a su
segunda hija el nombre de su ciudad natal. Así habían hecho también con su
hermana mayor, Parthenope, a quien le pusieron el nombre griego de la ciudad de
Nápoles, Parthenopolis.

La infancia de Florence transcurrió tranquila en la campiña inglesa. Una institutriz


se hizo cargo de la educación de las niñas Nightingale hasta que su padre asumió
personalmente su formación. Florence mostró pronto un especial interés por las
matemáticas y, aunque sus padres intentaron que siguiera una educación más
acorde con su condición de mujer, la tenacidad e insistencia de la pequeña
hicieron que sus padres le permitieran continuar con sus estudios.

Una llamada de Dios

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De profunda fe en la religión anglicana, Florence experimentó una inusual
experiencia religiosa. El 7 de febrero de 1837, mientras paseaba por el jardín de
Embley, donde pasaba largas temporadas, creyó escuchar una llamada de Dios.
Aunque en un primer momento no entendió el significado de aquella visión, con el
tiempo se dio cuenta que su pasión por la enfermería había sido una manera de
ayudar a los demás tal y como Dios le había pedido.

Su conocimiento de la enfermería por aquel entonces se reducía al cuidado de


familiares enfermos. Además de no ser una profesión conveniente para una mujer
de la alta sociedad, las personas que se dedicaban no eran consideradas
personas educadas ni bien formadas. Además, a la joven le deparaba un futuro
muy distinto, debería casarse y tener hijos y convertirse en una gran dama
inglesa. Aun así, Florence se enfrentó a su familia cuando pidió incorporarse a
trabajar en un hospital y renunció a una proposición de matrimonio.

Formación práctica
En su empeño por convertirse en una enfermera profesional, Florence inició en
1849 un largo viaje por Europa y Egipto en el que conoció a varias personas de
renombre y visitó diferentes hospitales en los que aprendió distintas metodologías
y procedimientos.

En 1850 ingresó como enfermera en el Instituto de San Vicente de Paul en


Alejandría, una institución católica; posteriormente visitaría el hospital del Pastor
Theodor Fliedner en Kaiserwerth y el Instituto alemán para Diaconisas
Protestantes, ambos en Dusseldorf. En París también estuvo en el hospital Saint
Germain.

Toda esta experiencia le valió tres años después conseguir el puesto de


superintendente en el Instituto para el Cuidado de Señoras Enfermas de Londres,
cargo que ocuparía hasta su marcha a Crimea.

Su papel en la Guerra de Crimea


En marzo de 1854, tras un año de clonflictos entre Rusia y la alianza formada por
Francia, Gran Bretaña y Turquía, estos declaraban formalmente la guerra al
imperio de los Romanov. Se iniciaba la Guerra de Crimea. Durante el conflicto
fueron muchas las bajas producidas por la falta y deficiencia de contingentes
sanitarios en la zona. El entonces Secretario de Guerra británico, Sidney Herbert,
a quien Florence había conocido en Roma unos años antes, le pidió que
supervisara el papel de las enfermeras en los hospitales de la zona.

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Nightingale no se lo pensó dos veces. Con el cargo de Superintendente del
Sistema de Enfermeras de los Hospitales Generales Ingleses en Turquía arribó a
Constantinopla junto con 38 enfermeras el 21 de octubre de 1854.

Su labor en Crimea le supuso el reconocimiento mundial como enfermera.


Trabajadora incansable, Florence no dejaba a sus enfermos ni durante la noche,
cuando realizaba rondas a la luz de un candil. Aquella anécdota le valió el
sobrenombre de “La Dama de la lámpara”.

La Fundación Nightingale

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La estancia de Florence en Crimea no sólo le reportó fama personal. Consiguió un
reconocimiento público de la profesión y ayudas económicas para crear una
escuela de enfermeras. En 1860 se inauguraba la Nightingale Training School en
el Hospital Saint Thomas de Londres. Se creaba la primera escuela de enfermería
laica del mundo. En 1893, el juramento Nigthingale que realizaban todas las
estudiantes graduadas se creó en su honor.

Florence continuó recaudando fondos a través de la Fundación Nightingale para la


formación de sus estudiantes y para la mejora de las condiciones sanitarias de los
hospitales de la zona.

Con su defensa de la profesionalización de la profesión, Florence consiguió que


en pocos años las enfermeras fueran consideradas como parte importante de los
hospitales. Su fama se extendió a otros paises como Australia o Estados Unidos.
Linda Richards, conocida como la primera enfermera entrenada de América, fue
apadrinada por la propia Florence.

Notas sobre enfermería


En su incansable devoción por la profesión, Florence quiso poner por escrito todos
sus conocimientos. Su primera obra fue Notas sobre Enfermería: Qué es y qué no
es, un libro que sirvió como base para la educación de sus alumnas a la vez que
tuvo una buena aceptación por parte del público en general. Florence publicó
otros títulos como Notas sobre Hospitales o Notas en cuestiones que afectan la
Salud, la Eficiencia y la Administración Hospitalaria del Ejército Británico.

Reconocimiento público
Además de la satisfacción personal, Florence recibió importantes premios como la
Real Cruz Roja otorgada por la Reina Victoria o la Orden del Mérido del Reino
Unido.

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Su interés por otros campos como la estadística también le valió grandes honores
como ser admitida en la Royal Statistical Society británica y miembro honorario de
la American Statistical Association.

Lento declive
Florence pasó muchos años postrada en una cama a causa de una enfermedad
contraída en Crimea. A esto se sumó una depresión que fue apagando la vida de
esta gran mujer. El 13 de agosto de 1910, con 90 años, moría en su cama en su
casa de Londres.
Cinco años después se erigía en Waterloo Place el Monumento de Crimea, en
honor a su importantísima contribución en aquel conflicto.

Bibliográfica:

 https://es.wikipedia.org/wiki/Florence_Nightingale
 www.ibe.unesco.org/sites/default/files/nightins

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