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mx 25 de julio de 2016 — buzos

Escafandra

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Eros y civilización, de Herbert Marcuse
Ángel Trejo Raygadas / Periodista - escritor

Después de servir como analista político del Gobierno de ción y el mercado. Entre estos gratificantes, Marcuse incluye
Estados Unidos durante la II Guerra Mundial, el sociólogo a la productividad laboral porque el “eros” del hombre mo-
y filósofo alemán Herbert Marcuse se dedicó en los años derno –la sexualidad sublimada y transferida– se considera
50 del siglo pasado al estudio de las teorías psicológicas de un valor cultural pese a la subsistencia del trabajo enajenado
Sigmund Freud, el célebre creador del psicoanálisis. En su en las comunidades industrializadas.
libro Eros y civilización (1955) Marcuse sintetiza las
principales aportaciones de éste con el propósito de
validar la más controvertida: la de que el Homo sa-
piens reprimió sus instintos mediante el uso de prác-
ticas utilitarias y racionales como el trabajo y los
tabúes (normas civiles y religiosas) a fin de civilizar-
se, logro con el que sin embargo perdió su libertad
primitiva. Freud llamó “principio del placer” a los
instintos y “principio de realidad” a los usos civili-
zatorios, y sostuvo que de este choque ancestral de-
rivaron los problemas psicológicos más comunes y
graves que el hombre tiene (neurosis, psicosis, etcé-
tera), ya que los instintos reprimidos se refugian en
el inconsciente (ello) y desde este componente men-
tal influyen en el consciente (ego o yo) para deter-
minar el comportamiento de las personas. Ésta es la
razón por la que el psicoanálisis, la terapia aplicada
por Freud, consiste en detectar los elementos en con-
flicto que hay en el inconsciente para descifrarlos,
hacerlos conscientes y superarlos mediante su cotejo

Ilustración: Carlos Mejía


y conciliación con la realidad social del paciente.
En la reseña del debate permanente entre los
principios del “placer” y “realidad” en el interior
de cada hombre según Freud, el inconsciente retie-
ne las demandas reprimidas de gratificación de los
instintos (sexual o libidinal y de muerte), en tanto
que el consciente (ego) apela a la razón, al pragmatismo y Al final de su reseña, Marcuse ubica al psicólogo marxista
al desarrollo autónomo del hombre con respecto a la natu- Erich Fromm como uno de los “revisionistas” de Freud que
raleza. En apoyo de esta tesis Marcuse invoca lo mismo a intentaron hacer del psicoanálisis una terapia que no sólo se
Aristóteles que a Hegel (Fenomenología del espíritu) para proponía curar a los pacientes de sus problemas de neurosis
reivindicar la prevalencia del principio de “realidad” sobre o psicosis –como éste pretendía a través de la “sublimación
el del “placer”, porque a fin de cuentas –argumenta– “a ma- represiva” aportada por el psicoanálisis– sino convertirlos
yor civilización menor represión” y en las sociedades más en “rebeldes o mártires”… (En todo este resumen jamás se
industrializadas (Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, dice, por supuesto, que el psicoanálisis es hasta ahora un
Francia, Holanda, Austria, Japón, etcétera) cada vez hay más recurso médico sólo utilizado por segmentos muy pequeños
“gratificaciones” a la libertad perdida mediante la oferta de de las clases burguesas de las sociedades más avanzadas del
genitalidad cotidiana y el consumo de alcohol, drogas, artes planeta y que, por lo mismo, dista mucho por ser un instru-
y múltiples fantasías aportadas por los medios de comunica- mento liberador de las masas trabajadoras enajenadas).

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