La Maternidad Subrogada y la

filosofía de Marx.
Introducción.

Los avaneces tecnológicos traen detrás una serie de transformaciones que impactan en la
realidad. Necesariamente se tienen que dar cuenta de estos avances para poder entender
ciertos fenómenos específicos, y en este caso particular, la mirada hacia los avances
tecnológicos en materia de reproducción da cuenta de una gran parte de la maternidad
subrogada, fenómeno que impacta directamente otros ámbitos de la realidad social.

El objetivo de este ensayo es precisamente dar una mirada general al fenómeno de la

maternidad subrogada para después, bajo la tutela de la filosofía de Karl Marx, analizar
estas pinceladas generales. Para lograr este objetivo, el escrito fue dividido en dos partes.
En la primera se establecen sus antecedentes y se da a conocer la controversia existente
a la hora de delimitarlos, se provee de una definición específica a partir de la cual poder
rastrear las dimensiones más importantes y se expone un apartado poco estudiado en la
literatura existente: las motivaciones de individuo que los lleva a ser componentes en la
participación de la maternidad subrogada. La segunda parte explora propiamente, bajo la
filosofía de Marx los anteriores puntos, centrando la mirada en analizarlos a través del
Materialismo Dialectico, el Materialismo Histórico y la alienación.

La maternidad subrogada: antecedentes, definición y

dimensiones.
La historia de la maternidad subrogada es a día de hoy un tema de debate. El Código del
rey Hammurabi ya relata lo que podría ser en estricto sentido, el primer caso de maternidad
subrogada y desde la antigüedad se pueden encontrar referencias a esta práctica. Sin
embargo la postura contraria sostiene que los antecedentes de este fenómeno deben ser
necesariamente recientes, específicamente a partir de 1940 con la creación del primer
banco de semen, y de manera más clara con los procesos que se tuvieron que dar en el
aspecto médico, legal y ético, que culminan en el año 1985 con el primer caso registrado
de maternidad subrogada (sin vinculo genético entre la madre gestante y el feto). Las dos
posturas descritas son excluyentes entre sí, la primera apela a una superficialmente estricta
definición de maternidad por subrogación y defiende la existencia de antecedentes desde
tiempos antiguos, y la segunda se sostiene bajo la premisa de que los avances tecnológicos
aplicados en materia de reproducción, traen consigo los que se deben considerar primeros
antecedentes de este fenómeno.
La controversia anterior puede solucionarse tomando en cuenta una definición moderada
del concepto, que además sirva como punto de anclaje para el entendimiento correcto del
presente escrito.

En la actualidad se conoce como maternidad subrogada al proceso en

el que se establece un acuerdo entre una pareja que por diversos
aspectos no puede embarazarse (solicitantes), y una mujer dispuesta a
prestar su cuerpo para gestar a un bebé con el compromiso de entregarlo
al nacer. Para que la madre gestante pueda embarazarse, se utiliza la
fecundación in vitro o inseminación artificial, dependiendo del caso (Early
Institute, 2015).
Me gus ta Andr ea López Si erra, me al egr a haber veni do a León sol o por c onocerla

La definición anterior da sitio a los antecedentes a partir del desarrollo de la fecundación in

vitro y la inseminación artificial, aparte como se especificó anteriormente, nos sirve de punto
de partida para el análisis del fenómeno. Situados desde esta definición es posible extraer
la lectura de algunas de las dimensiones importantes a tomar a consideración si pensamos
en las motivaciones que lleva a una persona (mujer) a estar “dispuesta a prestar su cuerpo
para gestar a un bebé con el compromiso de entregarlo al nacer”.

Las motivaciones de los solicitantes son resultan bastante claras aunque pueda deberse a
diferentes motivos, pero las motivaciones de la mujer dispuesta a prestar su cuerpo no han
sido del todo estudiadas. El Dr. José López Guzmán explora tres de las posibles
motivaciones que llevan a la mujer a prestarse a esta práctica y encuentra que entre las
tres que él cita, la motivación económica es la que adquiere mayor peso a la hora de tomar
una decisión. Esto acarrea interesantes dilemas dentro del campo de acción de la bioética,
pues por un lado se debe reconocer que el cuerpo humano y por ende la vida, en el sentido
más puro que esta frase se pueda tomar, está siendo objeto de comercialización,
reduciendo al individuo (el feto) grosso modo, en mercancía, acción amparada por el
principio de autonomía, entrando en conflicto este con “el valor absoluto de una persona”
en un sentido kantiano. Aparte de dar cuenta de las ambigüedades internas presentes en
los principios de la bioética, el reconocer lo anterior nos permite dimensionar la complejidad
que acarrea la maternidad subrogada. El principio de autonomía también expone poca
firmeza al contrastarse con un punto de vista feminista: la utilización de una mujer por
cualquier motivo y de cualquier manera, necesariamente supone la degradación y
vulneración en tanto se está viendo como un simple medio para la satisfacción de una
necesidad; en efecto, de manera o no consentida, se está ejerciendo una nueva forma de
violencia machista.

De manera paralela a la dimensión ética, se configura la dimensión jurídico-moral alrededor

del fenómeno, se crean leyes que prohíban o permitan y regulen el ejercicio de la
maternidad subrogada atendiendo la moralidad, la valoración de la dignidad y los intereses,
la preservación de los derechos, atendiendo generalmente al consenso entre posturas
radicales y de esta manera generando el marco jurídico que se considera satisfactorio para
el tratamiento del fenómeno.

Karl Marx, su filosofía y la maternidad subrogada.

Atendiendo la filosofía de Karl Marx y aplicándola a este fenómeno, nos daremos cuenta de
que el análisis del mismo atiende una lógica completamente distinta que,
sorprendentemente no deja de ser correcta. Recordemos que muchas de las ideas de Marx
siguen vigentes hasta nuestros días y son tan actuales como la teoría sociológica
contemporánea.

Bajo la lupa de Marx hay una descripción distinta del fenómeno que resulta interesante de
contemplar y que precisamente aboga a su innegable actualidad. Sin embargo, en este
punto se debe reconocer que Marx no habló de la maternidad subrogada, y que esto
simplemente representa un ejercicio de interpretación de su filosofía y la consecuente
aplicación a este fenómeno contemporáneo (bajo nuestra definición).

Lo primero que se debe destacar en el sentido de Marx, son los motivos por los cuales los
avances tecnológicos (que permitieron la fecundación in vitro, la inseminación artificial y la
posterior existencia de distintos métodos de reproducción asistida) se fueron dando. A
medida que el ser humano busca garantizar su supervivencia a través del trabajo y la
producción de bienes, la tecnología avanza, Marx rechaza el mecanicismo, reconociendo
que la realidad es dinámica y enunciando en el materialismo dialéctico la lógica de este
“movimiento”. Entonces, necesariamente el avance tecnológico está sujeto a la relación
dialéctica de elementos existentes que a su vez producen nuevos elementos, de acuerdo a
las leyes de la dialéctica. Precisamente en la enunciación de estas leyes radica la
justificación de considerar el avance tecnológico como parte de “lucha”, estas leyes son
generales y ofrecen por tanto toda explicación de la realidad, que necesariamente impacta
en todas las dimensiones sujetas a consideración.

Siguiendo bajo la tutela del materialismo dialéctico, de manera general, las condiciones
necesarias para que fuese posible la existencia de ese fenómeno, atienden a las mismas
leyes, y de manera “más científica” (como se reconoce tradicionalmente al materialismo
histórico frente al materialismo dialéctico, considerado más filosófico) estas condiciones
fueron dadas por la determinación de todas las condiciones materiales existentes.

Tomando en consideración lo referente a la maternidad subrogada, las dimensiones

alrededor del fenómeno de la maternidad subrogada atienden y son necesariamente
condicionadas por las relaciones de producción del sistema capitalista, que son las
responsables de la de la historia de una sociedad, y en consecuencia, también de su
realidad.

Por otro lado, podría considerarse todo un logro del sistema capitalista haber logrado que
el mismo cuerpo humano, no su fuerza de trabajo, fuese reducido a un mero objeto sujeto
a comercialización y por ende, a las leyes del mercado. Esto sería en esencia el máximo
grado de expresión de la opresión que, en términos de Marx, el proletariado podría sufrir
por parte de la clase burguesa.

Lo anterior tiene lógica si se es consciente de la industria que surgió alrededor de la idea

de los vientres de alquiler, no es un supuesto al aplicar las ideas de Marx, la industria
alrededor de este fenómeno es un hecho y está insertada dentro de la lógica de mercado
del sistema capitalista. El cuerpo humano, la dignidad de las personas y la vida en general
ya forman parte del mercado.

Es importante señalar quienes son las personas que están dispuestas a alquilar su cuerpo
para ser reducido a un simple recipiente de gestación. En el primer apartado ya se
mencionó que la motivación económica es la número uno para las personas que deciden
ser partícipe de esto. Claramente esta es la expresión de ventaja que tienen las personas
que cuentan con recursos para permitirse pagar, por cualesquiera sean los motivos, de
frente a las personas que no cuentan con estos recursos, más que con su fuerza de trabajo
y en este caso específico, con únicamente su propio cuerpo.

En cuanto a todas las consideraciones éticas resultantes de la existencia de este fenómeno,

no sería el reconocimiento de la integridad humana, sus derechos, “el valor absoluto de la
persona”, ni ningún otro aspecto que se supondría precedería a los intereses económicos-
materiales las que condicionaran estas consideraciones éticas, sino todo lo contrario; la
condición de existencia de esas consideraciones son solamente posibles gracias a la
determinación resultante de las condiciones económico-materiales y su repercusión en las
ideas presentes en la sociedad: en sus juicios morales.

Al final, el resultado de la existencia de una industria alrededor de la maternidad subrogada

y del hecho de que esta actividad sea sujeto de negocio, es que se normaliza. Parecería
normal conforme pasa el tiempo que se realice esta actividad, sin embargo, sin darnos
cuenta, estaríamos siendo alienados ideológicamente, última fase de la alienación descrita
por Marx. El resultado definitivo de la explotación del proletariado sería entonces, para su
desgracia, no darse cuenta de que está siendo explotado.

Conclusión.
La maternidad subrogada es un tema de actualidad, que es analizado bajo la mirada
jurídica, ética y social y que expone en ese sentido, resoluciones actuales y adecuadas, sin
embargo, el análisis del mismo fenómeno bajo la filosofía de Marx arroja resultados distintos
que dan cuenta de una clara problemática que no está aislada, sino que está incrustada
dentro del sistema económico, vulnerando a toda una clase social.
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