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Jeremías, el profeta de la

fidelidad a Dios

Época histórica 1
Es una época de cambios importantes para los judíos. Durante la segunda mitad del siglo
VII a. C, Asiria declina rápidamente, se desmorona y cede al ataque de medos y persas.
Josías, rey de Judá aprovecha la coyuntura para afianzar su reforma, extender sus
dominios hacia el norte y atraer a los miembros del destrozado reino del Norte. Esta
coyuntura es aprovechada también por Egipto para extender sus dominios sobre Siria y
contrarrestar el poder creciente de Babilonia.

El profeta Jeremías
Nacido en Anatot, pueblo de la tribu de Benjamín, a mediados del siglo VII a. C. Jeremías
fue uno de los más grandes profetas del Antiguo Testamento. Aunque no quiso ser
profeta. Puso muchos obstáculos a la llamada de Dios. Pero, a la vez se sentía vencido
ante los argumentos de Dios. No importaba si era joven, si era de la familia sacerdotal
proscrita en Anatot, si no sabía hablar… el Señor lo convenció e hizo su profeta. A lo
largo de su vida sufrió persecuciones, castigos y menosprecios: Esto lo llevó a renegar y
hasta maldecir el día en el que había nacido. Por eso, se le conocía por su rebeldía.

Mensaje religioso de Jeremías


Jeremías vive en su propia carne el drama de una fidelidad absoluta a Dios y una absoluta
solidaridad con el pueblo rebelde y desertor a quien, fiel a su vocación profética tiene que
anunciar la catástrofe a la que le llevan sus pecados.

Su fidelidad y continuo contacto con Dios, sellados por el sufrimiento, llevará a la


conciencia del pueblo la necesidad de un nuevo tipo de relación con el Señor, más íntima
y personal, más enraizada en el corazón de las personas que en una alianza jurídica y
externa. Esta relación de obediencia es el culto que Dios desea y que deberá manifestarse
en juzgar según derecho y en la defensa de la causa del huérfano, del pobre y de la viuda,
es decir, de los más pobres entre los pobres.

Texto para trabajar


2
Me ocuparé de vosotros, os cumpliré mis promesas trayéndoos de nuevo a este
lugar. Yo conozco mis designios sobre vosotros. Designios de prosperidad, no de
desgracia, de daros un porvenir y una esperanza. Me invocaréis, vendréis a rezarme
y yo os escucharé; me buscaréis y me encontraréis, si me buscáis de todo corazón,
me dejaré encontrar y cambiaré vuestra suerte -oráculo del Señor-. Os reuniré en
todas las naciones y lugares donde os arrojé -oráculo del Señor- y os volveré a traer
al lugar donde os desterré. (Jer 29, 10b – 14)

Actividades
1. Lee atentamente el texto anterior. ¿Qué mensaje crees que trasmite Dios a su
pueblo? ¿Encuentras alguna consonancia con el mensaje religioso de Jeremías?
¿Cuál?

2. Compara el texto anterior con este:

Palabras que el Señor dirigió a Jeremías: —Anda, baja al taller del alfarero y allí
te comunicaré mi palabra. Bajé al taller del alfarero, y lo encontré trabajando en
el torno. A veces, trabajando el barro, le salía mal una vasija; entonces hacía otra
vasija, como mejor le parecía. Y me dirigió la palabra el Señor: —Y yo, ¿no podré,
israelitas, trataros como ese alfarero? Como está el barro en manos del alfarero,
así estáis vosotros en mis manos, israelitas (Jer 18, 1 – 7)
3. ¿Encuentras alguna similitud en el mensaje? ¿Quién crees que es el alfarero?

4. Jeremías es el gran profeta de la fidelidad a Dios. ¿Puedes encontrar dos textos en


los cuales se refleje esto?

5. ¿Tienen estos textos trabajados alguna resonancia en tu vida, en tu proceso? Elige 3


uno de ellos y explica brevemente en qué te sientes identificado.

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