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BLOQUE 10.

LA GUERRA CIVIL EN UN CONTEXTO DE CRISIS


INTERNACIONAL (1936-1939)

1. Introducción. La sublevación militar: de una sociedad dividida al estallido


de la Guerra Civil.

Las causas del conflicto son múltiples y de distinto calado. Por una parte, nos
encontramos con que en esta guerra se concentraron muchos de los problemas que la
sociedad española venía arrastrando desde los siglos XVIII y XIX. Fue consecuencia
directa de la sublevación militar fracasada en una sociedad profundamente dividida y
enfrentada en dos bandos irreconciliables.

Dicha división, de hecho, se manifestaba de una forma cada vez más evidente
durante el gobierno de la República, en unos años en los que la sociedad española
sufrió, además, un proceso de polarización creciente alimentado por el contexto de los
totalitarismos en Europa de uno y otro signo. En gran medida, la Guerra Civil española
es el antecedente más inmediato de la 2ª Guerra Mundial, donde van a batirse en duelo
ideologías opuestas.

Pero también encontramos otras razones más cercanas. Por la izquierda, los
sectores más radicales y revolucionarios y por la derecha los sectores más
conservadores y reaccionarios de la sociedad española impidieron que el gobierno de la
República pudiese asentarse y, por esto, tras las elecciones de febrero de 1936, con el
triunfo del Frente Popular, da comienzo la conspiración antirrepublicana, protagonizada
fundamentalmente por el ejército y algunas formaciones políticas de derechas contrarias
a la República (falangistas, tradicionalistas).

Los generales Mola, Sanjurjo, Franco y Queipo de Llano, entre otros, pretendían
una acción rápida, con el alzamiento de las distintas guarniciones militares, que se
apoderarían de los centros de gobierno republicanos, llevándose a cabo con la máxima
violencia posible con el fin de triunfar en pocos días.
El desencadenante que precipitará la sublevación fue el asesinato de Calvo
Sotelo, con gran prestigio entre los militares y conservadores. El 17 de julio de 1936 se
inicia la rebelión militar en Melilla y, en seguida, se extiende a todo el protectorado
de Marruecos. Los días 18 y 19 de julio el alzamiento se extiende por los archipiélagos
y la península. Pero la insurrección no tuvo éxito en todas partes, debido a que los
golpistas se encontraron con la resistencia de muchos militares, guardias civiles,
guardias de asalto y carabineros que permanecieron leales a la Constitución y a la
República. De este modo, el fracaso del golpe (“Alzamiento Nacional”, según los
rebeldes) provoca la división de España en dos zonas, generando la Guerra Civil.

2. El desarrollo de la Guerra

2.1. La organización de los dos bandos.

Los golpistas triunfaron en la España interior, en las zonas rurales, mientras que
las más industrializadas y desarrolladas, con mayoría obrera, permanecieron fieles a la
República. La organización de las dos zonas era radicalmente distinta. La zona
republicana mantuvo las instituciones políticas funcionando, pero contaba con un
gobierno débil. Esta debilidad del gobierno venía dada por dos cuestiones:

- La división interna. La división de la República hay que analizarla a dos niveles: Por
una parte, al estallar la guerra se crearon de forma espontánea miles de comités obreros
que eran los que verdaderamente detentaban el poder y tomaban las decisiones. Ponerlos
de acuerdo a todos era una tarea imposible. Por otra parte, en las altas esferas políticas,
ante la guerra se enfrentaron dos modelos de actuación: los que pensaban que había que
repartir esfuerzos entre la revolución social y la guerra (anarquistas) y los que, por el
contrario, pensaban que se hacía necesario, por el momento, aparcar las reformas y
volcarse en el conflicto bélico (socialistas y comunistas).
- Otro importante factor de debilidad fue que el ejército fue reemplazado por milicias
populares.
La zona “nacional”, así denominada por los sublevados, experimenta la
desaparición de los cargos políticos y de los sindicatos. En Burgos se crea una Junta de
Defensa Nacional y, en cuanto se ve que el golpe se ha transformado en una guerra, se
decide establecer un mando único para dirigirla. Así, el 1 de octubre de 1936, muerto en
accidente Sanjurjo, proclaman a Francisco Franco, Jefe del Estado y Generalísimo
(General Jefe) del ejército; aunque “el cerebro” era Mola, el prestigio del joven general
Franco (por su actuación en la Revolución de Asturias del 34 y la reciente “liberación”
del Alcázar de Toledo llevó a ganarle a Mola el liderazgo en el bando sublevado. Su
figura se vio definitivamente consolidada en el puesto con la muerte del propio general
Mola, en la primavera de 1937 también en accidente de avión. De este modo, el bando
nacional consigue algo sumamente importante en el desarrollo de una guerra: al
contrario que el republicano, tiene orden y mandos únicos.

2.2. El papel desigual de la ayuda extranjera.

Los dos bandos buscaron desde el principio apoyo exterior y recibieron ayuda,
en forma de armamento y soldados, pero de forma desigual. En general, la opinión
pública mundial se posicionó a favor de la democracia republicana frente al fascismo y
la reacción (representado por los golpistas).

En este sentido fue clave la coyuntura europea. El miedo será el gran protagonista: el
miedo, por una parte, a los potentes estados fascistas y a que el conflicto se
internacionalizase; el miedo, por otra parte, a la revolución social que se pretendía desde
el gobierno republicano y que pudiera contagiar a sus respectivos países. Así, las
democracias europeas (Gran Bretaña y Francia) constituyen un Comité de No
intervención, encargado de vigilar que no se enviara material de guerra a ninguno de
los dos bandos. (Agosto de 1936).

Esta política de neutralidad perjudicó gravemente a la República, porque ni


Alemania ni Italia acataron su propuesta y ambos países ayudaron al bando nacional: la
Alemania de Hitler envía material de guerra y efectivos humanos (la Legión Cóndor) y
la Italia de Mussolini hizo lo propio (setenta mil soldados).
Por el contrario, los republicanos tan solo obtuvieron el apoyo de la URSS, más
dispersa y de menor calidad. Vendieron armas y productos energéticos, comprados con
las reservas de oro del Banco de España (una de las causas del empobrecimiento de la
España de la posguerra). También recibieron la ayuda de las Brigadas Internacionales,
unos sesenta mil jóvenes antifascistas, voluntarios de Europa y América que llegaban a
la guerra con la intención de detener el avance del fascismo en Europa.

2.3. Las fases de la guerra.

El desarrollo del conflicto puede analizarse en tres fases: “la guerra de


columnas” (julio-diciembre de 1936), la guerra de los frentes y las grandes batallas
(Jarama y Ebro) que deciden la suerte de la guerra y la etapa final (diciembre de 1938-
abril de 1939).

PRIMERA FASE (julio-diciembre de 1936)

Esta fase la conocemos como “guerra de columnas”. El objetivo prioritario de los


insurrectos era la toma de Madrid. Los ataques debían llevarse a cabo de forma
simultánea por el ejército del Norte, mandado por el General Mola, y por el del Sur, por
Franco.
Un elemento clave para comprender la victoria final de los nacionales fue el "puente
aéreo" organizado con aviones alemanes e italianos que permitió el rápido traslado del
Ejército de África a la península. Los legionarios y regulares, fuerzas profesionales que
superaban con facilidad a las desorganizadas milicias obreras y campesinas, iniciaron un
rápido avance hacia Madrid, en el que se produjo la liberación del Alcázar de Toledo
anteriormente mencionado, que fue utilizado por la propaganda nacional para dar gloria
y prestigio al General Franco. Las tropas de Franco enlazarán con el ejército del Norte
del General Mola y llegarán a las puertas de Madrid.
El gobierno republicano entregó armas a los partidos proletarios para oponerse a
los rebeldes. En septiembre se formó el gobierno de Largo Caballero con los partidos
del Frente Popular, que incluyó, desde noviembre, representantes de la CNT y duró
hasta mayo de 1937. Se reorganizó el ejército: Ejército Popular de la República.
Debido a la ayuda soviética, el PCE llegará a ser el partido más influyente; sujeto a la
dirección soviética, disponía de gran poder político y militar: era el suministro bélico de
la URSS lo que mantenía en el frente a los ejércitos republicanos. Se llevaron a cabo
colectivizaciones, sobre todo donde predominaba el anarquismo, tanto de campos como
de fábricas, para realizar la revolución tanto tiempo aplazada; es decir que, si una de las
justificaciones de los sublevados había sido evitar una revolución, fue precisamente el
pronunciamiento militar lo que desencadenó un proceso revolucionario. Esto provocó
una tensión guerra-revolución: los comunistas y los republicanos compartían la
preocupación por desmontar las conquistas revolucionarias, para restaurar el control del
gobierno, y por militarizar las milicias (convertirlas en un ejército regular).

Ante el dilema de guerra o revolución, hubo enfrentamientos entre comunistas y


anarquistas (con el POUM), que estallaron en mayo del 37, en Barcelona, y trajeron
consigo el fin del gobierno de Largo Caballero. El presidente de la República, Azaña,
encargó formar gobierno al socialista Negrín, quien se apoyó en los comunistas; su lema
era “resistir es vencer”, confiando en que el inicio de la guerra europea obligaría a las
potencias democráticas a ayudar a la República. Las tropas republicanas consiguieron
resistir y finalmente, Franco ordenó el fin del asalto frontal a la ciudad. Por razones de
seguridad, el gobierno republicano se traslada a Valencia.

SEGUNDA FASE (enero de 1937-noviembre de 1938)

El fracaso ante Madrid hizo que Franco optara por una nueva estrategia: ya no
buscó acortar el conflicto, sino que fue atacando las zonas más débiles de los
republicanos. En 1937 los nacionales deciden liquidar el Frente Norte, zona republicana
que había quedado aislada del resto del país.
La caída del norte en manos de los rebeldes supuso un doble golpe de efecto:
por una parte, los nacionales podían centrar sus fuerzas en el sur y, por otra, los
republicanos se debilitaron al perder una zona industrial y minera de gran importancia.
En esta batalla tuvo lugar el célebre episodio de Guernica, en el que la Legión Cóndor
bombardeó la población civil.
En el bando sublevado, en abril de 1937, Franco promulgó el Decreto de
unificación, uniendo falangistas con carlistas, creando el partido único de su dictadura:
FET de las JONS o Movimiento Nacional, grupo fascista, controlado por Franco. El
Consejo Nacional del Movimiento, creado en octubre de 1937, tenía una composición
plural: falangistas, carlistas, militares y monárquicos. Frente a la dispersión de poderes
en el bando republicano, los poderes se concentran aún más en torno a Franco, líder
indiscutible de la Falange de José Antonio (quien había sido fusilado en Alicante), a la
que desnaturalizará de su radicalismo revolucionario para “domesticarla” como una de
las familias de su régimen. Es el nacimiento del estado de Franco, que se gesta durante
la misma Guerra Civil.

El gobierno republicano se traslada a Barcelona. En marzo de 1938 comienza la rápida


ofensiva de Aragón con la que se alcanza el Mediterráneo, dejando la zona republicana
dividida, aislando Cataluña del resto del territorio. El ejército republicano reorganizado
preparó una ofensiva para volver a unir el territorio, ante el avance del bando nacional,
teniendo lugar, tres batallas: la Batalla del Jarama(febrero 1937), Batalla de
Guadalajara (marzo 1937), que fue un intento del bando nacional de llegar a Madrid,
sin obtener resultados. Por ello todo esto desemboca en la batalla más importante y
cruenta, la del Ebro (julio a noviembre de 1938). Su derrota supondrá la pérdida de
cualquier posibilidad de ganar la guerra, ante el desgaste de los republicanos en la
misma.
TERCERA FASE (diciembre de 1938 a abril de 1939)

Cuando en marzo de 1938 las tropas de Franco alcanzan el Mediterráneo y


dividen en dos la zona republicana, se acentúa la disensión republicana enfrentándose
dos formas de entender la guerra: por un lado, la oficial del gobierno de Negrín, que
defendía la resistencia a ultranza en espera de que se produjera el estallido de la guerra
en Europa y esa circunstancia les favoreciera. Y por otro, la de los partidarios de la
negociación, ante la segura derrota.

Franco da orden de iniciar la ofensiva contra Cataluña, sin encontrar resistencia alguna,
ocupando en el mes de enero todo el territorio hasta la frontera. Todo el gobierno de la
República se refugia en Francia, junto a miles de exiliados. Finalmente, la retirada de las
Brigadas Internacionales, la disminución de la ayuda soviética y la caída de Cataluña
hizo avanzar la tesis de los opositores de Negrín que, en marzo de 1939 terminan por
propiciar el golpe de estado del coronel Casado, que intentará inútilmente negociar con
Franco. Todo será vano: Franco exigirá la rendición sin condiciones. El 28 de marzo
las tropas entran en Madrid y la República se desmoronó. En los días posteriores se
ocupó toda la zona mediterránea sin apenas resistencia. El 1 de abril Franco firmó en
Burgos el último parte de guerra

3. Consecuencias

Las consecuencias de la Guerra Civil serán múltiples. De entrada supuso un


gravísimo empobrecimiento del país que se estancará en su desarrollo: durante las
décadas siguientes España será un país que acumule un enorme retraso respecto a sus
vecinos europeos, agravado con el hecho de no participar en el Plan Marshall que ayudó
a la reconstrucción de Europa tras la 2ª Guerra Mundial.

Ese empobrecimiento hay que entenderlo en dos ámbitos:

a. Demográfico. Las pérdidas humanas se cifran en torno al medio millón de muertos, a


los que habría que sumar la sangría del exilio republicano (unos cuatrocientos mil), más
la pérdida de población joven y la cifra de los no nacidos que todo ello conlleva.
b. Económico. La guerra fue una verdadera catástrofe económica. En primer lugar, la
destrucción del tejido industrial hizo de la española una economía básicamente agraria.
En segundo lugar hay que mencionar la destrucción de viviendas, comunicaciones,
infraestructuras,… Y, por último, la guerra supuso un gravísimo endeudamiento y la
pérdida de importantes reservas de oro del Banco de España.

c. Social: supuso la vuelta de la hegemonía de la oligarquía terrateniente, industrial y


financiera, a la vez que los trabajadores perdieron todos los derechos adquiridos.

Pero más allá de todas estas consecuencias, la Guerra Civil supuso una verdadera
fractura moral del país. Varias generaciones marcadas por el sufrimiento de la guerra y
la represión de la larga posguerra, condicionada por la represión y la persecución de los
vencidos. La Dictadura franquista no haría sino ahondar en las diferencias. La
reconciliación nacional no comenzará a ser un hecho hasta la llegada de la democracia.

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