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SEMINARIO MAYOR ARQUIDIOCESANO

“SAN LEÓN MAGNO”


Cuenca - Ecuador

Síntesis del Magisterio de la Iglesia:


Concilio Vaticano II – Episcopado Latinoamericano

Unidad 1. El Magisterio de la Iglesia: Generalidades 1

1.1. Definición

El Magisterio de la Iglesia es la expresión con que la Iglesia Católica se


refiere a la función y autoridad de enseñar que tienen el Papa y los Obispos que
están en comunión con él.

El Código de Derecho Canónico (CIC) define al Magisterio de la Iglesia


como el oficio conferido por Cristo a los Apóstoles y a sus sucesores de custodiar,
interpretar y proponer la verdad revelada con su autoridad y en su nombre, y el
conjunto de enseñanzas dadas en el ejercicio de ese oficio. Es un magisterio
auténtico, porque ha sido instituido por Cristo, y vivo, porque tiene la permanente
asistencia del Espíritu Santo.

1.2. Características del Magisterio

Tal como lo define el CIC, se entiende:


- Magisterio auténtico, porque ha sido instituido por Cristo;
- Magisterio vivo, porque tiene la permanente asistencia del Espíritu Santo;
- Magisterio infalible, porque no hay posibilidad de error en su enseñanza.
Esta infalibilidad se ejerce de varias maneras:
- 1. El Papa goza de esta infalibilidad cuando, como Pastor y Maestro
supremo de todos los fieles, proclama en forma solemne y definitiva una
verdad de fe o de moral. Entonces decimos que el Papa habla ex-cáthedra;
- 2. El Colegio Episcopal, integrado por los obispos, también goza del
carisma de infalibilidad cuando ejerce su magisterio en unión con el Papa,
sobre todo cuando participa en un concilio ecuménico;
- 3. El carisma de infalibilidad también se ejerce cuando la Iglesia propone
por medio de su Magisterio supremo un dogma, algo que se debe aceptar

1
Cf. CIC 749 - 754
como revelado por Dios para ser creído. Esta infalibilidad abarca todo el
depósito de la Revelación;
- 4. Cuando los obispos enseñan en comunión con el Papa, proponiendo
enseñanzas que conducen a un mejor entendimiento de la Revelación
dentro del magisterio ordinario, no son infalibles pero los fieles debemos
adherirnos a sus enseñanzas con obediencia y docilidad.

1.3. Funciones del Magisterio de la Iglesia

La Iglesia ha recibido del Señor un cuerpo doctrinal que debe conservar y


transmitir a todos los hombres: es lo que se suele llamar el depósito de la fe. La
Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, procura cumplir esa función con fidelidad y
ordena sus enseñanzas en cuanto a su pertenencia al depósito de la fe.

El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha


sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia2, es decir, a los obispos en
comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma. Y la Iglesia lo ejercita en
nombre de Jesucristo3.

El Magisterio no está por encima de la Palabra de Dios, sino a su


servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la
asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo
explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como
revelado por Dios para ser creído4.

1.4. Los grados del Magisterio

Los grados del Magisterio de la Iglesia están recogidos en los cánones 750
– 754 del CIC. Se puede decir que hay tres grados en las enseñanzas del
Magisterio: doctrina de fe divina y católica, doctrina definitiva y magisterio ordinario
y universal.

- Doctrina de fe divina y católica. Una doctrina es de fe divina y católica


si pertenece al depósito de la fe, y por ello es propuesta como revelada por
Dios. La declaración de que una doctrina es de fe divina y católica la hace
la Iglesia, ya sea mediante el Magisterio solemne, ya sea mediante el
Magisterio ordinario y universal: estas doctrinas son definidas como
verdades divinamente reveladas por medio de un juicio solemne del
Romano Pontífice cuando éste habla ex cathedra, o por el Colegio de los

2
DV 10
3
CIC 85
4
DV 10, CIC 86
obispos reunido en concilio, o bien son propuestas infaliblemente por el
Magisterio ordinario y universal5.

El fiel, ante una doctrina de fe divina y revelada, hace un asentimiento de fe


teologal. La negación de una doctrina de fe divina y católica es herejía. Por
lo tanto, el sujeto que niegue pertinazmente una de estas doctrinas, incurre
en el delito de herejía, que está castigado con excomunión latae sententiae6.

En la historia de la Iglesia hay muchos ejemplos de doctrinas de fe divina y


católica: desde los dogmas cristológicos que se aprobaron en los primeros
siglos del cristianismo hasta la asunción de la Virgen María, el más reciente
de los dogmas marianos aprobados. Un ejemplo de doctrina de fe divina y
católica aprobado por el Magisterio ordinario y universal de la Iglesia es la
enseñanza acerca de la grave inmoralidad de la muerte directa y voluntaria
de un ser humano inocente, contenida en la encíclica Evangelium Vitae7.

- Doctrina definitiva. Una doctrina es definitiva si es necesaria para


custodiar y exponer fielmente el depósito de la fe, aunque no haya sido
propuesta por el Magisterio de la Iglesia como formalmente revelada 8. Igual
que en el caso anterior, estas doctrinas pueden ser declaradas
solemnemente por el Magisterio de la Iglesia, mediante una enseñanza ex
cathedra del Papa o en un Concilio universal, o pueden ser enseñadas por
el Magisterio ordinario y universal de la Iglesia.

El fiel debe adherirse a estas doctrinas de modo definitivo e irrevocable,


igual que en las enseñanzas de fe divina y católica, pero su asentimiento no
es de fe teologal en la doctrina, sino en la asistencia del Espíritu Santo a la
Iglesia.
Además, estas verdades pueden ser de naturaleza diversa y revisten, por lo
tanto, un carácter diferente debido al modo en que se relacionan con la
revelación. Existen verdades que están necesariamente conectadas con la
revelación mediante una relación histórica; mientras que otras verdades

5
CIC 750.1. Se ha de creer con fe divina y católica todo aquello que se contiene en la palabra de Dios escrita
o transmitida por tradición, es decir, en el único depósito de la fe encomendado a la Iglesia, y que además es
propuesto como revelado por Dios, ya sea por el magisterio solemne de la Iglesia, ya por su magisterio
ordinario y universal, que se manifiesta en la común adhesión de los fieles bajo la guía del sagrado
magisterio; por tanto, todos están obligados a evitar cualquier doctrina contraria.
6
Cf. CIC 1364.1
7
EV 57
8
CIC 750.2. Asimismo se han de aceptar y retener firmemente todas y cada una de las cosas sobre la
doctrina de la fe y las costumbres propuestas de modo definitivo por el magisterio de la Iglesia, a saber,
aquellas que son necesarias para custodiar santamente y exponer fielmente el mismo depósito de la fe; se
opone por tanto a la doctrina de la Iglesia católica quien rechaza dichas proposiciones que deben retenerse
en modo definitivo.
evidencian una conexión lógica, la cual expresa una etapa en la
maduración del conocimiento de la misma revelación, que la Iglesia está
llamada a recorrer. El hecho de que estas doctrinas no sean propuestas
como formalmente reveladas, en cuanto agregan al dato de fe elementos
no revelados o no reconocidos todavía expresamente como tales, en nada
afectan a su carácter definitivo, el cual debe sostenerse como necesario, al
menos por su vinculación intrínseca con la verdad revelada.

Entre estas enseñanzas se pueden citar la doctrina del sacerdocio


ministerial reservado solo a los varones. Nada impide que en algún
momento el Magisterio decida proclamar que esta doctrina pertenece al
depósito de la fe, y por ello, sea declarada de fe divina y católica. También
se puede citar la maldad de la eutanasia9. Entre las verdades conectadas
con la revelación por necesidad histórica, declaradas definitivas por el
Magisterio, se encuentran las de legitimidad de la elección del Sumo
Pontífice o de la celebración de un concilio ecuménico o la canonización de
los santos. Estas doctrinas no pueden ser declaradas como divinamnte
reveladas.

La negación pertinaz de una doctrina definitiva es delito canónico, y debe


ser castigado con una pena justa10.

- Magisterio Ordinario y Universal. Es el ejercido habitualmente por el


Papa y por los obispos que se hallan en comunión con él en sus
respectivas diócesis; también por los Concilios en cuestiones de índole
pastoral (que no involucran enseñanzas infalibles), y por las conferencias
episcopales.

- El canon 752 habla de otra categoría de enseñanzas de la Iglesia11. A este


grupo de doctrinas pertenecen todas aquellas enseñanzas, en materia de fe
y moral, presentadas como verdaderas o al menos como seguras, aunque
no hayan sido definidas por medio de un juicio solemne ni propuestas como
definitivas por el Magisterio ordinario y universal, a las que el fiel les
debe asentimiento religioso de voluntad y entendimiento.

Estas enseñanzas ayudan a alcanzar una inteligencia más profunda de la


revelación, o sirven ya sea para mostrar la conformidad de una enseñanza
con las verdades de fe, ya sea para poner en guardia contra concesiones
incompatibles con estas mismas verdades o contra opiniones peligrosas
que pueden llevar al error. La posición contraria a una de estas doctrinas
debe ser considerada como errónea o al menos como imprudente.

9
CF. EV 65
10
Cf. CIC 1371.1
11
Cf. CIC 752
Como ejemplo se pueden indicar en general las enseñanzas propuestas por
el Magisterio auténtico y ordinario de modo no definitivo, que exigen un
grado de adhesión diferenciado, según la mente y la voluntad manifestada,
la cual se hace patente especialmente por la naturaleza de los documentos,
o por la frecuente proposición de la misma doctrina, o por el tenor de las
expresiones verbales, según el documento mencionado.

1.5. Las formas del Magisterio12

No todas las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia son infalibles. Las


orientaciones del Magisterio de la Iglesia (de la enseñanza oficial del Papa y de los
obispos, que enseñan, con la autoridad recibida de Cristo, lo que concierne a la fe
y a las costumbres) son, aunque no todas infalibles, extraordinariamente valiosas
y necesarias. Es más fácil no errar, en cuestiones de fe, si se siguen las
enseñanzas de la Iglesia, aunque sea falible, que errar si se sigue, sin más, el
propio criterio.
El Magisterio puede expresarse de diversas formas:
- Puede tratarse de una enseñanza solemne que define una doctrina a través
de un concilio o de una definición “ex cathedra” del Romano Pontífice. Si ese
es el caso, se nos pide a los creyentes un asentimiento de fe teologal; es
decir, creer algo como divinamente revelado;

- Puede tratarse de un ejercicio del magisterio ordinario y universal definitivo.


Un pronunciamiento de este tipo es vinculante e infalible. El asentimiento
requerido es “firme y definitivo”;

- Puede tratarse de una enseñanza auténtica (es decir, promulgada con


autoridad) pero no definitiva. Una enseñanza en la que habrá  que
considerar el tipo de documento, la insistencia en las fórmulas empleadas y
la insistencia en la doctrina propuesta;

- Puede tratarse de declaraciones no definitivas que apoyan la verdad de la


palabra de Dios y que conducen a una mayor comprensión de la
Revelación. Piden, por parte del creyente, un sometimiento religioso de la
voluntad y del entendimiento;

- O puede tratarse de aplicaciones prudenciales y contingentes de la


doctrina, especialmente en materias de disciplina. En este caso, se les pide
a los fieles voluntad de asentimiento leal.

12
Cf. Donum Veritatis 24
1.6. Los Concilios

Uno de los errores más comunes es pensar que la Iglesia Católica recién
adquirió su pleno desarrollo con el Concilio Vaticano II, ignorando que se
celebraron, antes, otros veinte Concilios, en los que se esclarecieron dudas y se
precisaron conceptos teológicos. En un rápido repaso, se mencionan algunos de
los Concilios más importantes de la historia de la Iglesia.

- NICEA (325): convocado por el Emperador Constantino. Condenó la herejía


Arriana, que sostenía que Cristo es una criatura de Dios. Definió la
identidad de naturaleza de Padre e Hijo, con la misma sustancia;
- EFESO (431): condenó la herejía Nestoriana, que separaba las dos
naturalezas de Cristo. Definió la unión hipostática de las dos naturalezas; y
reconoció a la Virgen María como Theotokos, Madre de Dios;
- CALCEDONIA (451): condena el monofisismo, que afirma que existe en
Cristo una sola naturaleza, la divina;
- CONSTANTINOPLA III (680): condena el monotelismo, que sostiene que
existe una sola voluntad en Cristo. Define: hay dos voluntades en Cristo;
- NICEA II (787): Declara legítimo el culto a las imágenes religiosas, que
había sido prohibido por el Emperador León. Distingue entre veneración,
que se debe a la Virgen y a los Santos, y la adoración (latría) que
corresponde únicamente a Dios;
- TRENTO (1545 / 1563): considerado el más importante de los Concilios,
pues perfeccionó todos los fundamentos doctrinarios: sacramentos, Misa,
pecado original, seminarios, justificación;
- VATICANO I (1869): precisó la doctrina frente a errores liberales y fijó
la infalibilidad pontificia,
- VATICANO II (1962 / 1965)

1.7. Documentos Pontificios

El Sumo Pontífice escribe los siguientes tipos de documentos:

- CARTAS ENCICLICAS
- EPISTOLAS ENCICLICAS
- CONSTITUCION APOSTOLICA
- EXHORTACION APOSTOLICA
- CARTA APOSTOLICA
- BULA
- MOTU PROPRIO
CUESTIONARIO GUIA No. 1

1. ¿En qué consiste la infalibilidad de laa Iglesia?


2. ¿En qué consiste la indefectibilidad de la Iglesia?
3. ¿Infalibilidad e indefectibilidad se refieren a lo mismo?
4. ¿En qué se diferencian Infalibilidad de indefectibilidad?
5. El numeral 1.7 relaciona los diferentes tipos de documentos pontificios.
Señale en qué consiste cada tipo de documento y dé un ejemplo de cada
uno

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