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LICENCIATURA EN ADMINISTRACIÓN

EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO DIRECTIVO

2020

Unidad I

Equipo docente:
Lic. Ana Paula Marques

Lic. Marina Espíndola Moschner

Lic. Juan Manuel Arnaiz


Licenciatura en Administración
Evolución del Pensamiento Directivo

1. INTRODUCCIÓN

Hola! Les damos la bienvenida a “Evolución del Pensamiento Directivo”. Les


comentamos que esta es la primera materia nueva del Plan de Estudios 2017 de la
Licenciatura en Administración y en adición a ello el inicio de clases se da en
modalidad virtual. Por lo tanto el desafío para nosotros es enorme y estamos muy
entusiasmados de compartir esta etapa con ustedes.
En esta primera clase estaremos haciendo un breve repaso de conceptos, algunos de
ellos ya fueron vistos en primer año y se vinculan a la cátedra “Evolución del
Pensamiento Directivo”. Nos introduciremos en la conceptualización de los actores
que nos interesan, estos son: las organizaciones y los administradores. Nos
ocuparemos principalmente de la empresa como organización y de un tipo de
administrador: el empresario. Desarrollaremos estos conceptos porque es de suma
importancia para la comprensión del resto de las unidades temáticas. Al fin y al cabo la
materia trata de explicar los cambios en la administración en perspectiva histórica a
partir del rol de los actores. La cuestión es dilucidar qué actores: ¿el empresario? ¿El
gerente? ¿El funcionario?
Los temas propuestos para analizar parecen sumamente complejos pero a la vez
interesantes en el sentido de que nos permitirá una mejor comprensión de ciertos
fenómenos que suceden dentro y fuera de la organización.
Comencemos!

2. OBJETIVOS
- Que los estudiantes establezcan un bagaje teórico de conceptos claves para la
comprensión de las temáticas propuestas en el programa.
- Que los estudiantes identifiquen el aporte de los diferentes enfoques teóricos
al estudio de la empresa y el empresario.

3. DESARROLLO

i) Las Organizaciones y el administrador

Como sabemos, nuestro campo de ejercicio profesional está dado dentro de las
organizaciones. Por ello es de suma importancia aclarar de qué estamos hablando
cuando hablamos de organizaciones y, en particular, qué tipo de organizaciones nos
interesa estudiar. Si bien existen múltiples definiciones y clasificaciones en relación a
esta cuestión, nosotros tomaremos la propuesta por Jorge Etkin (2000) que dice:

La idea de organización refiere a un conjunto social con formas, normas


y pautas de relación que le dan continuidad a sus procesos y le permiten mantenerse
y crecer en su contexto. Miradas desde afuera, las organizaciones se crean en
relación con un producto o servicio que la sociedad requiere, y esa es su
justificación… la organización también construye su realidad interna y es agente de
cambio en su contexto (p. 4).
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A su vez el mismo autor sostiene que los miembros de las organizaciones se


caracterizan por:
a) guiarse por pautas, normas y procedimientos que se establecen formalmente,
b) desempeñar funciones y ocupar posiciones que previamente fueron definidas en
una estructura oficial,
c) reconocer a ciertos miembros autoridad legítima para instruir y fijar criterios,
d) formar parte de una red de comunicaciones por la cual intercambian datos e
información sobre normas, actividades y resultados,
e) interactuar e influir en sus grupos de trabajo,
f) tomar decisiones racionales en el sentido de que se orientan por propósitos
compartidos,
g) intercambiar recursos y capacidades con su medio ambiente (Etkin, 2000).

Para ampliar
Para analizar el concepto de organización con mayor profundidad pueden consultar en
la bibliografía correspondiente al tema 1 en el aula virtual: Etkin, J. (2000) Política,
gobierno y gerencia de las organizaciones: acuerdos, dualidades y divergencias. Buenos Aires:
Prentice Hall. Capítulo 1, pp. 20-28.

Una de las clasificaciones más comunes de las organizaciones es si persiguen fines


de lucro o no. El ejemplo más común de las organizaciones con fines de lucro es la
empresa y un tipo de las que no lo hacen es la escuela pública. En todos los casos las
organizaciones necesitan de personas que las administren en términos de eficacia y
eficiencia. Es aquí donde aparece el otro actor que nos interesa: el administrador.
Como señala Chiavenato: “En función de los aspectos exclusivos de cada organización, el
administrador define estrategias, diagnostica situaciones, mide los recursos, planea su
integración, soluciona problemas y genera innovaciones y competitividad” (2000: 2). Así
como existen organizaciones únicas, también existe heterogeneidad de
administradores y pueden ser “exitosos” en determinadas organizaciones y en otras
no. Tomando como referencia a Katz, Chiavenato (2000) señala que el administrador
debe desarrollar tres tipos de habilidades, entendiendo a las mismas como las
capacidades para transformar conocimiento en acción y que derive en desempeños
esperados. Las habilidades especificadas son:

 Habilidades técnicas: hace referencia al uso de conocimiento especializado y


la aplicación de técnicas relacionadas con el trabajo y los procedimientos.
 Habilidades humanas: se refieren al trato con las personas y la facilidad para
establecer relaciones interpersonales y grupales.
 Habilidades conceptuales: señala la comprensión de la organización en
conjunto, de forma integral, la claridad para trabajar con ideas, conceptos, teorías y
abstracciones. Se relacionan con el pensamiento, el razonamiento, el diagnóstico de las
situaciones y alternativas de solución de problemas.

Además de estas habilidades, se requieren competencias personales, es decir


cualidades de aquellas personas capaces de analizar situaciones, presentar soluciones y
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resolver asuntos. Estas competencias deben ser durables, estas son aquellas que aún
con tiempos de cambio no se vuelven desechables ni obsoletas. Estas tres son:

 Conocimiento: es todo el capital con que cuenta el administrador en


términos de informaciones, conceptos, experiencias y aprendizajes sobre su
especialidad.
 Perspectiva: es la capacidad que permite poner el conocimiento en acción,
de aplicar la teoría en la práctica, y de saber utilizar el conocimiento para el análisis de
situaciones, soluciones de problemas y dirección del negocio.
 Actitud: hace referencia al comportamiento personal del administrador frente
a distintas situaciones dentro de la organización. Se visualiza en el estilo personal para
hacer que las cosas sucedan, la forma de dirigir, motivar, comunicar y sacar adelante las
cosas. La actitud proactiva, transformadora y la capacidad de trabajar con personas son
características de esta competencia.

Para ampliar
Sobre las habilidades y competencias del administrador pueden leer a Chiavenato, I.
(2007) Introducción a la teoría general de la administración. 7° ed. México: Mc-Graw Hill
Interamericana. Capítulo I, pp. 2- 7. Disponible en el aula virtual.

La conjunción de habilidades y competencias permiten al administrador ser


efectivo en su gestión. Si bien existen múltiples organizaciones que van desde el club
de barrio, centros de salud, hospitales, dependencias estatales, etc., en esta unidad nos
ocuparemos de las organizaciones con fines de lucro, es decir: las empresas. Dentro de
ellas nos interesa introducirnos en la figura del empresario que puede o no, según el
concepto que se aplique, ser el administrador.

ii) Empresa. Distintos enfoques


Como hemos dicho la empresa es un tipo de organización con fin de lucro. Su
definición ha variado a lo largo del tiempo según diversas teorías que han estudiado a
la empresa como unidad de análisis histórico y económico fundamental para el
desarrollo del capitalismo. En este sentido, veremos como la evolución de este tipo de
organización ha marcado el desarrollo de la administración hasta nuestros días. A
continuación describiremos las principales características de la empresa según algunas
de las teorías más utilizadas en nuestra carrera.

a) Enfoque neoclásico tradicional


Este enfoque analiza a la empresa como una caja negra, no se sabe que pasa
dentro de ella. Se la entiende como una función de producción adaptándose
mecánicamente a su entorno. Se combinan diversos factores productivos para producir
cantidades determinadas a precios también determinados. En el análisis neoclásico
tradicional se supone que existe competencia perfecta, información completa y el
producto que se ofrece es homogéneo. Todos los agentes son perfectamente racionales
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en el sentido de que buscan siempre la maximización de beneficios. Al mismo tiempo,


se interpreta al mercado como asignador eficiente de recursos. Esta teoría presenta
muchas limitaciones, entre ellas:
 Se asume que hay una cooperación fluida y ausencia de conflictos entre todos los
que forman parte de ella (como podría ser entre propietarios, gerentes,
trabajadores).
 Falta de realismo, el análisis del interior de la empresa casi no existe y no le
interesa entender al respecto.
 No puede explicar las estructuras organizativas (relaciones jerárquicas, de
comunicación, entre otras), fronteras (procesos de integración horizontal y/o
vertical) o tamaño de la empresa.
 No explica procesos de cambio tecnológico y organizativo.

Todas estas limitaciones nos revelan la consideración extremadamente autómata que se


aleja de lo que sucede en el día a día de cada empresa. A pesar de ello, el enfoque
neoclásico tradicional sigue siendo utilizado en el análisis económico de la empresa en
casi todas las carreras relacionadas con las ciencias económicas.

b) Enfoque conductista

El premio Nobel de Economía de 1978 Herbert Simon explicó en su célebre obra


“Comportamiento administrativo” (1947) el concepto de racionalidad aproximada o
limitada en oposición a la racionalidad perfecta que proponían los autores neoclásicos. La
racionalidad limitada explicada por Simon fue fundamental para explicar el proceso de
toma de decisiones en organizaciones tales como la empresa donde las dificultades para
tener información completa y actuar en contextos inciertos llevan a buscar decisiones
satisfactorias. En este caso, se propone sustituir el principio de maximización (presente
en el enfoque neoclásico) por el principio de satisfacción. Hay dos tipos de razones que
justifican este principio, la primera es de naturaleza puramente cognitiva y se refiere a las
características del individuo: que tiene limitaciones en el acceso a información y sus
capacidades de cálculo frente a situaciones reales complejas le resulta imposible aplicar
procedimientos de maximización. La segunda razón se refiere a las características de la
organización, la búsqueda de un resultado satisfactorio es la única forma en que se
genera un compromiso entre los miembros de la organización y los orienta hacia el
consenso (Coriat y Weinstein, 2011). El enfoque de Simon lleva a considerar a la
empresa como una organización que puede analizar comportamientos internos,
interacciones y relaciones entre fines individuales y fines de la organización.

Posterior al análisis de Simon, Cyert y March (1963) retomaron la cuestión


definiendo a la empresa como “una organización, una coalición de individuos y grupos con
objetivos e intereses a menudo contradictorios, una organización que es adaptable y que
aprende de la experiencia” (Valdaliso y López, 2009: 34). En el libro “La teoría del
comportamiento de la empresa” Cyert y March se destacan por tres puntos principales:

 La empresa es una organización compleja: ya que al interior de la organización


existen grupos diversos o individuos concentrados en divisiones o departamentos
con objetivos propios y actúan en defensa de sus intereses y refuerzo de poder y
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prestigio. La empresa “aparece como una coalición de grupos cuyo destino es común
pero que maniobran cada uno por cuenta propia” (Coriat y Weinstein, 2011: 35).
 La empresa es el lugar de los procesos de toma de decisión y de
aprendizaje colectivo: se enfoca en la forma en que se toman las decisiones. En
este sentido, los autores destacan que el objetivo general de la empresa debe ser
expresado a través de subobjetivos, en un juego dinámico en que los arbitrajes
nunca son definitivos y sufren la presión de distintos grupos de interés en el interior
de la organización. Esta última termina convirtiéndose en un lugar para la
negociación constante donde se distribuyen recompensas monetarias y no
monetarias.
La otra cuestión que Cyert y March destacan dentro de este punto es la del
aprendizaje colectivo. De esta forma resaltan que las rutinas y los procedimientos
organizacionales influyen en el proceso de toma de decisiones.
 En el funcionamiento de la empresa está presente el sesgo gerencial y un
presupuesto discrecional: ¿qué significa esto? Lo que señalan los autores es que
para que se mantenga la cohesión de los grupos que conforman la empresa es
fundamental el rol de los directivos utilizando lo que denominan presupuesto
discrecional. Este último es utilizado por los directivos para conducir las
negociaciones internas y hacer aceptar los objetivos que finalmente se fija la
empresa.

c) La empresa y los costos de transacción

El origen de la teoría de los costos de transacción lo podemos encontrar en la


publicación de un artículo de Ronald Coase en 1937. En el mismo se dice que la
actividad económica es un conjunto de transacciones que puede organizarse a través
del mercado (por el sistema de precios) o bien de las empresas. Estas últimas deben su
existencia a que hay un costo asociado al uso del sistema de precios, un costo de
transacción. En la década del setenta Oliver Williamson, también Premio Nobel de
Economía, retoma los aportes de Coase e intenta operativizar la cuestión. A propósito
Williamson introduce dos supuestos, el primero es el de la racionalidad limitada de los
agentes (desarrollado en el punto anterior), y el segundo es el del oportunismo, es decir
no necesariamente los agentes respetan sus compromisos o promesas. En otras
palabras, los agentes tienen la posibilidad de sacar provecho de nuevas situaciones
durante el desarrollo de un contrato (López, 2006). La racionalidad limitada y el
oportunismo aumentan los costos de transacción. Las instituciones propias del
capitalismo deben buscar reducir este tipo de costos. Al mismo tiempo, en los
mercados los costos de transacción pueden ser de tres tipos: 1) los costos de
información, aquellos que implican identificar y poner en contacto las partes que
intervienen en la transacción, 2) los costos de negociación, los que tratan sobre
negociar y redactar los contratos y 3) los costos de garantía, aquellos que implican
vigilar el cumplimiento de contratos. Dentro de la empresa, los costos de transacción
se refieren a los costos de transmitir la información y de vigilar el cumplimiento.
Dentro de esta teoría las transacciones difieren en algunas cuestiones:

 La especificidad de los activos empleados: hace referencia al grado en que un


activo pueda utilizarse para usos alternativos (productos y clientes) sin que se
sacrifique su valor productivo. En el enfoque neoclásico tradicional la identidad de
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las partes que contratan es irrelevante. Sin embargo cuando hay inversiones no
triviales en activos específicos durables, la identidad de las partes que contratan se
vuelve crucial, ya que en este caso ambas son “bilateralmente dependientes”.
 La incertidumbre: en función de la racionalidad limitada, información asimétrica,
oportunismo por parte de las partes que intervienen y la complejidad de la
transacción.
 La frecuencia y duración de las transacciones: si es elevada los incentivos para
realizar inversiones en activos específicos son mayores.

Dentro de la teoría de los costos de transacción encontramos que la empresa


es una estructura de gobierno, como lo es también el mercado y otras alternativas
heterogéneas de contratación. Seleccionar a la empresa para transacciones frecuentes
es la alternativa menos costosa cuando están involucrados activos muy específicos. De
otra forma, el mercado sería la alternativa más eficiente para las transacciones
ocasionales donde se utilizan activos no específicos.

A partir de este enfoque, asimismo, es posible proponer una nueva


mirada al comportamiento empresario. En particular, la idea es que la firma, en
ciertas circunstancias, “internaliza” transacciones que podrían ser llevadas adelante
por mecanismos contractuales o de mercado –por ejemplo, estrategias de
integración vertical–. […] algunas estrategias empresarias que podrían ser objetadas
desde el punto de vista tradicional de la teoría de la defensa de la competencia,
encuentran una justificación en términos de eficiencia microeconómica en el enfoque
de costos de transacción–. (López, 2006: 14)

A pesar de los avances de la teoría de los costos de transacción, ésta también


ha sido objeto de críticas entre ellas se encuentran:

 No solamente existen costos de transacción sino también de producción, no es


fácil sustituir entre empresa y mercado porque no todas las firmas pueden
producir bienes y servicios igual de bien.
 No se tiene en cuenta otras formas organizativas como por ejemplo los
consorcios.
 Sigue siendo una teoría estática, no tiene en cuenta los cambios tecnológicos ni los
aprendizajes de las empresas y los mercados.

d) El enfoque evolucionista

Los que han avanzado en esta teoría fueron Nelson y Winter (1974, 1982). Al
respecto, se utiliza la analogía con la biología para analizar el funcionamiento de la
empresa. En este sentido, Valdaliso y López (2009) destacan que las empresas tienen
rutinas organizativas que se obtienen con el aprendizaje y aumentan con la experiencia,
de ahí que sean difícilmente transferibles. Las rutinas más los recursos (humanos y
materiales) más la habilidad en el empleo de tecnología forman la competencia de
una empresa. Al respecto se establecen cuatro tipos de competencias: asignadoras
(qué y cómo producir), tecnológicas (capital humano y físico, innovación y desarrollo),
transaccionales (producir o comprar) y administrativas. Las competencias se
construyen dentro de la empresa, no se pueden imitar ni comprar en el mercado, por
lo que se asume existe heterogeneidad empresarial.
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Se habla de también de una coherencia en las actividades de la empresa cuyos


factores explicativos se encuentran en:
 El aprendizaje, que se incorpora en las rutinas y competencias, que tan intensas
sean y hacia donde se orientan dependen principalmente de las oportunidades
tecnológicas de la empresa.
 La trayectoria de la dependencia o, más bien, path-dependency. Esto implica que
la historia previa de la empresa importa, ya que, frente a un cambio en el entorno
o estrategias de crecimiento en el futuro u otra situación, “las decisiones
empresarias tienen un fuerte componente inercial, en tanto que la incorporación de
nuevas competencias y capacidades supone un proceso de aprendizaje que no es
instantáneo” (López, 2006: 17).
 Los activos complementarios, como por ejemplo los sistemas de distribución.
 La trayectoria tecnológica del sector donde opera la empresa y las oportunidades
tecnológicas.
 La selección, es el ambiente donde se desenvuelven los agentes, la competencia en
el mercado. La selección opera sobre las empresas, las rutinas, las tecnologías, etc.
modificando temporalmente la variedad en el sistema ya que se seleccionan los
agentes, conductas, etc. que mejor se adaptan al ambiente.

Según López (2006) el enfoque evolucionista ayuda a:

…por un lado, a “deshomogeneizar” a la firma, haciendo hincapié en la


diversidad del comportamiento empresario y, por otro, a colocar en primer plano el
papel de la empresa en los procesos de innovación en un contexto de racionalidad
limitada e incertidumbre. A su vez, contribuye a una comprensión más abarcativa de
las complejas relaciones entre mercados, marco institucional y desempeño
empresario, enfatizando la necesidad de analizar en cada caso concreto el
funcionamiento de los mecanismos selectivos y el tipo de conducta empresaria que
ellos premian y/o castigan” (p. 18).

No obstante, la teoría evolucionista tiene sus limitaciones explicitadas


principalmente por Coriat y Weinstein (2011). Entre ellas se encuentra la ausencia en
el análisis de las contradicciones que pudieran existir entre los intereses de directivos y
accionistas. Asimismo, no se tiene en cuenta las nociones de control y mando
involucradas en las rutinas. Es decir, así como existen conflictos de intereses entre
directivos y accionistas, también existen entre estos últimos y los asalariados. Coriat y
Weinstein dicen que las rutinas esenciales resultan de imposiciones.

e) La empresa como recipiente de recursos y capacidades

Esta teoría se enfoca en la empresa teniendo en cuenta el sector industrial en


el que opera. “Su objetivo principal es analizar la ventaja competitiva de las empresas, cómo
se obtiene y se consigue mantener a lo largo del tiempo, derivando de ese análisis
implicaciones para la dirección estratégica de la empresa” (Valdaliso y López, 2009: 48).
Es importante señalar que para esta teoría la competitividad de la empresa no
depende del poder que tenga en el mercado. Tampoco la propiedad de los recursos
implica competitividad, sino la calidad y la utilización de los recursos tangibles e
intangibles que la empresa puede controlar. Al mismo tiempo, la empresa desarrolla
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una capacidad de aprendizaje que le permite perfeccionar una inteligencia competitiva


para renovar, de forma constante, su cartera de competencias. El aprendizaje continuo
otorga más condiciones para hacer un uso diferencial de la información obtenida y de
los recursos y capacidades que posee la empresa, a ello se denomina capacidades
organizativas.

Para ampliar
En el material disponible en el Aula Virtual pueden profundizar sobre la empresa en:
- Coriat, B. y Weinstein, O. (2011) Nuevas teorías de la empresa. Una revisión crítica.
Buenos Aires, Argentina: Lenguaje Claro. Capítulo I.
- López, A. (2006) Empresarios, instituciones y desarrollo económico: el caso Argentino.
Trabajo preparado para la oficina de CEPAL Buenos Aires. Capítulo 1.
- Valdaliso, J. y López, S. (2009) Historia económica de la empresa. Barcelona, España:
Crítica. Capítulo 1.

iii) El Empresario y la función empresarial


Ahora bien ¿por qué nos interesa la figura del empresario? ¿Es igual a la figura del
administrador? ¿Cuál es su rol dentro de la empresa? ¿Qué papel juegan para alcanzar
el desarrollo económico en el país? Son algunos interrogantes que intentaremos
responder.

La función empresarial y su retribución ha sido objeto de debate a lo largo de


siglos. Uno de los primeros en estudiar la cuestión fue el economista francés Richard
Cantillon (1680-1734) que consideró al empresario como tomador de riesgos
estableciendo como aquel que compra a precios ciertos y vende a precios inciertos. De
esta diferencia se produciría el beneficio. El que también fuera economista francés Jean
Baptiste Say (1767-1832) avanza en la diferenciación entre el beneficio empresarial y el
interés sobre el capital invertido. Para Say el beneficio empresarial es una compensación
por la asunción de riesgo además de establecer al empresario como responsable de la
dirección y control de la empresa y al capitalista como proveedor de capital.

Economistas clásicos como Adam Smith (1723-1790) ven al beneficio empresarial


como la retribución por el capital invertido. Décadas más tarde será Alfred Marshall
(1842-1924) el que reconozca la capacidad organizadora en los negocios como factor
productivo. La oferta de este factor incluye: capital, poder organizativo para administrar y
capacidad organizadora para combinar los insumos. Se sintetizan en la figura del
empresario caracteres y retribuciones propias del capitalista y de trabajador cualificado
(gerente).

También existe y existieron visiones negativas sobre el rol de este actor como la
del estadounidense Thorstein Veblen (1857-1929) que dice que el empresario busca
acumular capital a nivel individual. Considera que los beneficios empresariales se originan
en crisis y desequilibrios de la economía capitalista, por ende el empresario busca hacer
de las crisis fenómenos amplios y frecuentes. Dentro de la corriente marxista se
encuentra Stephen Marglin para quien la función empresarial se basa simplemente en su
capacidad de explotación de los trabajadores.
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La visión heroica sobre los empresarios podemos encontrarla por ejemplo en las
obras de Frank Knigth (1885-1972) quien señala que existe sólo un conocimiento
imperfecto en el ámbito de la vida económica. Debe haber alguien que pueda enfrentar la
incertidumbre tomando decisiones cuyos resultados son imprevisibles. Allí surge la figura
del empresario, cuya función es análoga a la del cerebro en la vida orgánica. Como a priori
no se pueden valuar las decisiones empresariales, el empresario se queda con las
ganancias o pérdidas una vez que se hayan remunerado al resto de los agentes que operan
en la empresa.

Será Joseph Schumpeter (1883-1950) el que ensalzará al empresario y su rol en el


desarrollo capitalista. Es este agente de la innovación el que lleva adelante “nuevas
combinaciones” – ya sea nuevos productos, procesos, mercados, materias primas- y que
tiene un comportamiento que se caracteriza por la “construcción creativa”.

En particular, Schumpeter enfatiza que el arreglo social capitalista es


insuperable en cuanto sistema que motiva a individuos con “mentes brillantes” a
dedicarse a los negocios gracias a la promesa de obtener retornos económicos –
pero también “morales”– muy elevados. La eficacia del capitalismo residiría en que la
pertenencia a la clase dominante, la burguesía, se obtiene por el éxito económico, el
cual, a su vez, depende de la capacidad del empresario para innovar y superar a sus
competidores (López, 2006: 18).

El hecho de relacionar actividad empresarial con innovación fue el punto fuerte


del enfoque schumpeteriano, vinculando ambos factores como mecanismos de cambio
económico. Sin embargo, este enfoque dejó fuera de análisis la aversión al riesgo y el
marco institucional en el que tienen lugar las funciones empresariales innovadoras
considerando a éstas innatas a pocos individuos.

Para ampliar
En el material disponible en el Aula Virtual pueden profundizar sobre el empresario en:
- López, A. (2006) Empresarios, instituciones y desarrollo económico: el caso Argentino.
Trabajo preparado para la oficina de CEPAL Buenos Aires. Capítulo 1.
- Valdaliso, J. y López, S. (2009) Historia económica de la empresa. Barcelona, España:
Crítica. Capítulo 1.

4. CONCLUSIÓN

Hasta aquí los principales conceptos que debemos fijar para la comprensión de lo
que vendrá en las próximas unidades. Entendemos que el análisis de la empresa como
organización es fundamental para entender la evolución en el pensamiento directivo
puesto que allí se dieron los principales avances para mejorar las técnicas de
administración. Así también el estudio de la figura del empresario como actor relevante
dentro del sistema capitalista puesto que fue aquel junto con otros actores los que
posibilitaron lo que hoy llamamos “desarrollo económico”.

Como hemos visto también, las funciones empresariales distan de ser las mismas
que la de los administradores. Esto no significa que el empresario no pueda ser un
administrador, de hecho algunos de ustedes se están formando para administrar sus
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propias empresas o las de sus familias. Lo que este breve resumen teórico intentó hacer
es establecer los conceptos para dilucidar en las próximas unidades los roles que jugaron
en la administración los actores ya sea como administradores o empresarios y
administradores al mismo tiempo.

5. BIBLIOGRAFÍA
Obligatoria
 Chiavenato, I. (2007) Introducción a la teoría general de la administración. 7° ed.
México: Mc-Graw Hill Interamericana.
 Valdaliso, J. y López, S. (2009) Historia económica de la empresa. Barcelona,
España: Crítica.

Ampliatoria
 Coriat, B. y Weinstein, O. (2011) Nuevas teorías de la empresa. Una revisión
crítica. Buenos Aires, Argentina: Lenguaje Claro.
 Etkin, J. (2000) Política, gobierno y gerencia de las organizaciones: acuerdos,
dualidades y divergencias. Buenos Aires: Prentice Hall.
 López, A. (2006) Empresarios, instituciones y desarrollo económico: el caso
Argentino. Trabajo preparado para la oficina de CEPAL Buenos Aires.

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