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CONFERENCIA MAGISTRAL

“UN DEBATE SOBRE LA COMPRENSIÓN DEL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DEL


CONOCIMIENTO Y LA TENSIÓN CON LO DISCIPLINAR”
Dr. Hugo Zemelman

Relatora: M.I.E. Rose Jill Barrios Martínez

El Dr. Hugo Zemelman pone en la mesa de discusión algunos planteamientos que van más
allá de las temáticas particulares vividas en la educación, haciendo algunas consideraciones en
torno a la condición humana del siglo XX. Inicia describiendo la existencia de un “corte histórico”
categórico a partir de los últimos 20 o 30 años del siglo pasado y los que a la fecha transcurren
del siglo XXI; momentos en donde se aprecia un desfase generacional, entre los docentes y los
alumnos, ya que las generaciones actuales, viven el momento histórico del cambio sin reflexión
de la conciencia de época, limitándose a vivir sus experiencias presentes; olvidando la ideología
de la transformación social.
Estos cortes cronológicos de la historia se dan a partir de grandes problemáticas que definen
épocas y cuestiones fundamentales, que representan señales para ser abordadas por la
humanidad, con la finalidad de que ésta sobreviva. Problemas que no pueden ser abordados
únicamente por la educación, si no a partir de tomar conciencia de la gravedad de ciertas
circunstancias.
El punto es abordar el grado de conciencia que se tiene del contexto que se vive, no sólo en los
temas ecológicos y ambientales, si no de la conciencia histórica de nuestra época. La propuesta
del Dr. Hugo Zemelman, es rescatar el pensamiento crítico. Él afirma que la producción del
conocimiento debe partir de la conciencia de la época en la que se vive, del contexto que se
caracteriza y responder a las siguientes interrogantes ¿Qué categorías nos definen?, ¿cuáles son
los grandes desafíos que tenemos hoy en día?, es rescatar la conciencia histórica que vivimos
como docentes formadores, es tener en claro qué es la realidad,
¿Cuál es la realidad de un profesor en su aula?, ¿Es la primera realidad la que el profesor enfrenta
en la interacción con los alumnos? o ¿Cada uno de ellos a su vez tiene una realidad particular?, la
realidad no es un concepto que tengamos claro, sin embargo hablando de ella.
La cuestión filosófica, que se traduce en un problema pedagógico, se hereda del siglo XX, y se
refiere al cuestionamiento de la realidad, que no se dijo pero que en su práctica sí se cuestionó.
El significado de esta realidad se concibe entonces como una construcción que no existe antes ni
después, si no cuando el sujeto está en el momento presente y que va más allá de una
concepción disciplinar.
La realidad socio histórica, la realidad del sujeto, supone una gran estructura de pensamiento, la
construyen muchos colectivos sociales, culturales, de género, etc. Por tanto, esta construcción
implica muchas construcciones multidireccionales, temporales, contenidos ideológicos y valórales
que suman el pensamiento de los diferentes actores sociales. Abordar el tema supone el
desarrollo del pensamiento, entonces, la realidad es más que una colección de objetos
disciplinarios, que sí están contenidos, pero que no agotan el tema.
El problema es conceptualizar la realidad desde la complejidad que representa, porque además
se nos ha impuesto un concepto dogmático y excluyente de ella; La realidad es una construcción
en constante movimiento, en diferentes temporalidades; por esta razón no se debe perder la
noción de movimiento porque se corre el riesgo de construir falacias respecto de ésta, de quedar
atrapados en una forma de pensamiento inamovible que se nos impone irrefutablemente y que es
un conjunto de estructuras dadas de una vez y para siempre. Pero esto no es azaroso, es
producto del proceso de formación, es responsabilidad de las Universidades, que se encarga de
generar tontos; tontos no en el sentido de déficit intelectual, son tontos para reflexionar, para
analizar, para sorprenderse y actuar en su realidad, consecuencia de una sobre valoración de la
tecnología y la información.
Desde la lógica capitalista y globalizada, se paraliza la inteligencia, cada ser se refugia en sí
mismo, en su espacio, y como docente en su disciplina. Por lo tanto, para combatir el
aislamiento, desde la concepción de la construcción de la realidad podemos enfrentar las
disciplinas, formulando las siguientes preguntas de sobrevivencia, ¿Para qué enseñar?, ¿Para qué
aprender? ¿Cómo me vinculo con esta disciplina? ¿A quiénes vinculo con ella?, estas preguntas se
resuelven en un enunciado relativamente sencillo: “tengo que aprender a pensar, para saber
construir conocimiento”.
Será necesario construir un conocimiento que permita establecer ciertos tipos de conocimiento
teórico universal que tengan valides en diferentes contextos. El conocimiento en general es la
capacidad de construir relación con las circunstancias sociales, culturales, tecnológicas, etc. Es
un acto de asumir la conciencia de la circunstancia más allá de explicar cosas y objetos, significa
asumir las circunstancias, pensar no es sólo el acto de procesar información, es la capacidad de
ver lo que no se ve, de atreverse a ver el misterio, de ver lo que no necesariamente termina en
un hacer; de lo contrario nos limitaremos hacer solo una descripción de lo acontecido.
Lo nuevo, lo emergente es recuperar el concepto de la complejidad: que es la capacidad de
entender que el pensamiento no puede reducirse a una lógica de objeto, es entender que las
cosas no están aisladas ni fragmentadas, que hay muchas dinámicas concurrentes, heterogéneas,
que la realidad no es ontológica, ajena al hombre, sino que es parte de la vida del hombre y que
tenemos que ser capaces de reconocer el espacio donde el hombre tenga que intervenir para
producir un conocimiento, de darse cuenta de lo que ocurre, hasta llegar al conocimiento que
explica, que predice y que establece algún tipo de solución creativa, solo así se es capaz de
trascender lo ya explicado.
Por último, la educación es el campo potencial para formar personas y no solamente especialistas
en algo, es entender que la educación y sus actores no son un universo semántico cerrado –no
solo son teoría-, el docente debe ser capaz de entender que el alumno es un sujeto lleno de
significados, aún con el abismo generacional que les acompaña a ambos, además de discernir que
no es un objeto.
Por tal razón, habría que formar al estudiante para que organice su razonamiento, para que del
texto o de una clase, aprenda a discriminar información, a aprovechar la teoría y por sí mismo ser
capaz de organizar la información y formularse preguntas, recrear su propio conocimiento,
solucionar las propias necesidades que está viviendo. Además de enriquecer su pensamiento con
algunas propuestas que pueden provenir de estas teorías o experiencias paralelas, ayudarle a
mantenerse alerta y en movimiento, solo así estaremos aptos para el cambio.

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