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La interpretación particularista

Del concepto cultura tiene su origen en el movimiento cultural y político alemán del
Romanticismo (siglo XIX). El principio general que lo caracterizó fue la ruptura con la búsqueda
de reglas estereotipadas característico de la Ilustración, entre las que se encuentran, la
búsqueda de los universales de la Cultura. Por el contrario, a la concepción particularista lo
que le interesa es la concreción de cada cultura en su contexto espacio-temporal particular.
Todas las personas nos desarrollamos con la presencia de un conjunto particular de reglas
culturales transmitidas de generación en generación. Éstas son las culturas específicas o
tradiciones culturales que más adelante, estudiarán los y las antropólogas (Kottak 1997:22).
Para ello, las culturas se analizarán como universos autónomos cada cual posee su propia
esencia que deriva de su concreción histórica. La teoría antropológica que ha llevado al
extremo esta orientación es el Particularismo Histórico de Franz Boas. Tal y como podremos
comprobar en el siguiente tema, este antropólogo realizó una importante contribución teórica
al estudio de las culturas con la creación del concepto de relativismo cultural. Sin embargo,
cuando se lleva al límite este concepto surgen problemas teóricos y metodológicos que
derivan del hecho de interpretar las culturas de manera aislada, sin interconexión alguna entre
ellas. Más allá de esta concepción autónoma y esencialista de las culturas que tal y como
comprobaremos más adelante, en la fase actual de la globalización tiene aún menos sentido
que nunca, la interpretación particularista de la cultura ofrece aportaciones muy interesantes
para el análisis de la diversidad cultural. Según la misma, las culturas representan la concreción
histórica de la Cultura. La diversidad cultural surge, por lo tanto, como resultado de la tradición
histórica de cada grupo social en cada contexto determinado. Por ello, el desarrollo cultural ha
producido diferentes realidades en distintos espacios y momentos históricos. Por lo tanto, lo
auténticamente verdadero, lo que sí que podemos afirmar sin miedo a equivocarnos es que
aquello que Tema 2. Conceptos fundamentales de la Antropología Social 9 Prof.a Ixone
Fernandez de Labastida Medina nos une como espacie humana es la diversidad de las formas
culturales. Esto implica, en primer lugar que no existe una única definición generalmente
válida sobre Cultura. En segundo lugar, que a pesar de las diferentes características de las
culturas éstas nunca serán cuantitativamente comparables ni medibles. Las diferencias entre
las culturas nunca consisten en diferencias de grado sino en diferencias cualitativas que
deberán ser interpretadas en su propio contexto y por ello, todas las culturas tienen la misma
importancia. En tercer lugar, aunque la diversidad está presente y es un hecho más o menos
observable, para identificarla y comprenderla adecuadamente resulta necesario analizarla
también antropológicamente. El estudio antropológico sobre la diversidad cultural favorece la
eliminación de los posibles prejuicios que pudieran surgir en torno a una determinada realidad
cultural. Finalmente, las culturas no representan entidades autónomas y herméticas y por lo
tanto, no es posible estructurarlas jerárquicamente. De hecho, la realidad mundial no se
encuentra fragmentada en culturas diferentes, lo que se produce es un continuo sin fronteras
pero con una gran variedad de características (Hannerz 1998: 59). La diversidad cultural forma
parte del contexto mundial actual, las grietas, las fracturas y la fragmentación cultural, por el
contrario, no existen.

Unificación y comprensión de la función que desempeñan los diferentes componentes de l


a cultura.

III. Escuelas francesas de mediados del siglo XX


Estructuralismo
En antropología, el estructuralismo se encuentra asociado con uno de los antropólogos
más conocidos dentro y fuera de la disciplina: Claude Lévi‐Strauss. Sin lugar a dudas, Lévi‐
Strauss aparece como la solitaria figura y el referente del estructuralismo en la disciplin
a antropológica (o, para ser más precisos, en la etnología). El estructuralismo no se da sol
o en la antropología, sino que se lo puede considerar como la orientación teórica dominante e
n el campo intelectual francés de mediados del siglo XX. En ámbitos del conocimiento co
mo la filosofía (más concretamente en la filosofía marxista) también encontramos important
es figuras del estructuralismo como lo es Louis Althusser y en el psicoanálisis se halla la de Jaq
ues Lacan. Aunque ambos autores han sido muy influyentes no sólo en sus respectivas
áreas de conocimiento, es Lévi‐
Strauss el emblema del estructuralismo en general. Ahora bien, el más referido origen del
estructuralismo se remonta al trabajo del lingüista sueco Ferdinand de Saussure, medio si
glo antes. Es Saussure quien da origen a la lingüística estructural y sustenta la noción de lengu
a como estructura que será de inspiración al movimiento estructuralista, incluido Lévi‐
Strauss. Saussure constituye un aporte decisivo para la fundación de la lingüística moder
na, ya que introduce el “método estructural” en el campo de los fenómenos lingüísticos. El li
bro de Saussure, titulado Curso de lingüística
general (1916), es considerado como el origen del estructuralismo.
Los planteamientos más relevantes realizados por Saussure en este libro son: 1. La lingüístic
a estudia los signos lingüísticos, mientras que la semiología es el estudio general de los si
gnos. Esto hace que lingüística sea una rama de la semiología. En efecto, Saussure establece u
na clara ddistinción entre semiología y lingüística. La semiología sería la ciencia de los signos e
n general, mientras que la lingüística sería una de sus ramas destinada al estudio de la lengua
en particular. 2. Para fundar la lingüística como ciencia, debe partirse de la distinción entre len
gua y los actos habla. La lengua es el objeto de la lingüística y consiste en un código
inconsciente compartido por todos los hablantes de un idioma determinado, mientras que los
actos de habla son la expresión y utilización por cada hablante de ese código. La lengua se ma
nifiesta en los diferentes actos de habla, permite decir unas cosas de manera correcta (y hace
que otras sean incorrectas o prácticamente impensables) por lo que define un conjunto de po
sibilidades para los hablantes. El habla es material, es algo que se oye y se pude leer, y es indi
vidual en tanto es efectuada por un hablante particular (o quien escribe) con unos acentos
y características propias de ese hablante. El habla es inmaterial porque solo se ven sus mani
festaciones en el habla y es colectiva ya que son todos los hablantes de un mismo idioma los q
ue la comparten. 3. El signo lingüístico se encuentra compuesto de una relación entre el signifi
cante y el significado. Son como la cara y el sello de una moneda. El significante constitu
ye la imagen acústica o visual, mientras que el significado es el concepto. Es importante
considerar que, para Saussure, el signo lingüístico no une una cosa (el objeto árbol, por eje
mplo) con un nombre (la palabra árbol) sino que une un concepto‐idea (el concepto‐
idea que tenemos de árbol) con una imagen acústica o visual (la secuencia de sonidos o fonéti
ca á‐r‐b‐o‐l), que tenemos en nuestra memoria.

El culturalismo estadounidense
Los primeros antropólogos estadounidenses se volcaron al estudio de los
indígenas de su país. En la foto, una joven zuñi, pueblo de Nuevo México.
La corriente culturalista fue llamada de esa manera por el especial interés que
puso en el análisis de la cultura, a diferencia de la antropología social británica
(interesada en el funcionamiento de las estructuras sociales), y
la etnología francesa desarrollada por Émile Durkheim y Marcel Mauss.
La antropología de Boas era políticamente activa y sospechaba de las investigaciones del
gobierno o los mecenas. También era rigurosamente empírica y escéptica de
generalizaciones e intentos de establecer leyes naturales. Boas estudió hijos de
inmigrantes para demostrar que las razas biológicas no eran inmutables y que la conducta
y el comportamiento de cada grupo humano eran resultado de su propia historia y de las
relaciones que hubiera establecido a lo largo del tiempo con su entorno social y natural, y
no del origen étnico del grupo o leyes naturales. Para Boas raza, lengua y cultura eran
variables independientes que no podían explicarse en relación con las demás.
Partiendo de la filosofía alemana, Boas (que era austriaco) sostuvo la diversidad de
culturas cuya evolución no podía ser medida respecto a la civilización europea. Boas
propuso como premisa básica que cada cultura debía ser estudiada en su particularidad; y
que no era posible generalizar sobre culturas diferentes

El Estructuralismo Francés El concepto estructura representa el concepto fundamental tanto


para la teoría del Estructura-Funcionalismo de Radcliffe-Brown como para el Estructuralismo
francés. Sin embargo, ambas parten de una interpretación ligeramente diferente sobre el
concepto. Para la primera, la estructura se compone de un conjunto entrelazado y observable
de fenómenos mientras que para la segunda, la estructura es algo latente, no observable, que
existe más allá de la conciencia de las y los actores sociales y que responde a reglas de
interpretación y creación similares a las que rigen el lenguaje: sólo cuando sus elementos se
combinan entre sí, la estructura adquiere significado. Así, el o la antropóloga lo que debe hacer
es descubrir los principios ocultos que rigen las formas de combinar los elementos o unidades
de la estructura (De la Cruz & Piqueras 2002: 269). Tema 3 Historia de la Antropología Social 23
Para ahondar en los preceptos fundamentales de esta teoría nos remitiremos directamente a
su máximo exponente, el antropólogo francés Claude Levi-Strauss. Claude Levi-Strauss (1908-
2008) Todas las corrientes teóricas hasta ahora expuestas (a excepción de la teoría de Cultura
El Particularismo Histórico

surgió a finales del siglo XIX en Norteamérica como la primera respuesta teórica contundente
en contra del evolucionismo. Esta determinada interpretación sobre la cultura imperó en la
antropología norteamericana durante toda la primera mitad del siglo XX. De la Cruz y Piqueras
(2002:262) recogen de forma resumida los principios fundamentales del Particularismo
Histórico: - Cada cultura, cada sociedad, es un mundo que debe ser estudiado por sí mismo,
más allá de generalizaciones (hay una fuerte reacción contra el evolucionismo y contra el
procedimiento comparativo) - Además, por encima de la preocupación de cómo las culturas
han llegado a ser la lo que son, quienes las estudian deben interesarse por su manifestación
actual. - Pone todo el énfasis en la visión emic: por primera vez, lo verdaderamente importante
es el punto de vista de los integrantes de una cultura. El Particularismo Histórico propone
acercarse a las culturas sin ninguna preferencia teórica. Se realizó así un importante esfuerzo
por recoger y registrar un gran número de datos sobre diversas culturas. Tanto que a menudo,
aquellos datos etnográficos resultaban poco manejables debido a la gran cantidad de ellos. En
cualquier caso, las aportaciones realizadas por el Particularismo Histórico fueron reseñables
porque contribuyeron a resaltar el carácter específico y particular de cada cultura frente a la
teoría Evolucionista que tenía carácter universalista. Así surgió en antropología el concepto de
relativismo cultural. El antropólogo Franz Boas, en concreto, fue su principal impulsor.

La antropología en Latinoamérica
La antropología latinoamericana enraíza en la escuela culturalista estadounidense de
Boas. Uno de sus alumnos, Manuel Gamio, fundó la tradición antropológica mexicana, y el
mismo Boas dio clases en ese país. Su desarrollo como disciplina científica en casi todos
los países latinoamericanos está ligada con la actividad estatal, además, la antropología
latinoamericana tiene un fuerte nexo con la arqueología. De hecho, en el período
comprendido aproximadamente entre los años 1930 y 1970, en muchos países de América
Latina se fundaron instituciones antropológicas paraestatales que tenían la función de
planificar y desarrollar programas de desarrollo dirigidos a la integración de los indígenas
en la sociedad nacional.
Posteriormente, durante la década de 1960 y hasta 1980 aproximadamente, la
antropología iberoamericana recibió una fuerte influencia del marxismo, que se convirtió en
la corriente dominante en muchas de las instituciones formadoras de los antropólogos
iberoamericanos. El avance de la teoría marxista en la antropología de la región puso el
énfasis de la investigación social en cuestiones relacionadas con el subdesarrollo, las
comunidades campesinas, la cuestión indígena y su exclusión con respecto al resto de la
sociedad.

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