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Órganos linfoides primarios y secundarios

En la respuesta inmune participan células y moléculas distribuidas por todo el organismo, tanto en
la circulación como en los diversos tejidos del organismo. Sin embargo, grupos de células
inmunocompetentes conforman tejidos especializados del sistema inmune, los que a su vez se
integran como órganos linfoides. Los órganos linfoides se dividen funcionalmente en dos tipos:

• Primarios o centrales. Son aquéllos en los que los linfocitos se originan y maduran, a través del
mecanismo de linfopoyesis (diariamente se generan aproximadamente 109 linfocitos) y/o la
adquisición de las características que los capacitan a responder ante un antígeno extraño. En este
sitio las células que actúan contra estructuras moleculares propias son eliminadas y sobreviven
únicamente las que no lo hacen (tolerancia central).

• Secundarios o periféricos. Son estructuras especializadas en la recolección de antígenos de


distintos compartimentos anatómicos. En ellos se lleva a cabo la activación de los linfocitos
maduros, a través de la «presentación» o el contacto con el antígeno, lo que da inicio a la respuesta
inmune específica, con la consiguiente proliferación clonal y la generación de células de memoria.

Médula ósea

En este órgano se generan las células troncales hematopoyéticas (stem cells) o células madre, origen
de todas las células sanguíneas. En la vida fetal emergen inicialmente del saco embrionario y
posteriormente del hígado y del bazo; al nacimiento, la médula ósea se convierte en el principal
centro hematopoyético. Si la demanda de células es muy grande o hay daño medular, se perfilan
como auxiliares en la hematopoyesis, el hígado y el bazo.

La médula ósea se encuentra en el interior del hueso como una estructura reticular inmersa entre
grandes trabéculas, en cuyos espacios se encuentran adipocitos, fibroblastos del estroma y
precursores de las células sanguíneas. En los procesos de crecimiento y diferenciación de las células
progenitoras, participan una variedad de factores estimuladores, entre los que se encuentran las
citocinas: IL-1, 3 (acción multilineal), 6,7 (línea linfoide), 11 (generación de plaquetas) y factores
estimuladores de colonias de granulocitos y monocitos (GM-CSF, G-CSF).

Durante la diferenciación del linfocito B participan activamente las células del estroma con la
liberación de citocinas y factores de crecimiento; en esta etapa, las células B que muestran
autorreactividad son disminuidas por apoptosis, lo que sucede aproximadamente en 50%.
Finalmente, el linfocito B maduro emerge de la médula y a través de la circulación, se dirige a los
órganos linfoides secundarios para ejercer su función efectora.

El linfocito T que también se origina en la médula, sale de ella inmaduro (timocito). A continuación,
el timocito guiado por señales quimioatractantes generadas por quimiocinas en el timo, ingresa a
este órgano para completar su desarrollo y adquirir las características de madurez que lo facultan
para responder a un antígeno.

Timo

Es un órgano bilobulado, situado en la parte anterior del tórax. En la corteza se encuentran células
epiteliales también llamadas nodriza (nurse) que interaccionan con los timocitos
proporcionándoles, hormonas tímicas (timosina, timopoyetina, factor tímico sérico) que les ayudan
a madurar. Más profundamente, las células epiteliales forman una densa malla, que el timocito
cruza para finalmente llegar a la médula en donde se encuentran corpúsculos de Hassall,
macrófagos, escasas células mioides secretoras de citocinas (IL:1, 3, 6, 7) y células dendríticas
interdigitantes (ricas en MHC) con las que establece contacto e interactúa

Se produce así, la selección positiva, lo que significa que después de haber sido sometidos a un
escrutinio (momento crucial de recuento de votos en una elección) por diferentes células, sólo
sobreviven aquellos timocitos que no son autorreactivos; se propicia el desarrollo de los linfocitos
capacitados para reaccionar frente a moléculas extrañas y se induce la apoptosis de los que
muestran afinidad por moléculas propias.

Finalmente, los linfocitos maduros con sus marcadores CD4 (Th- linfocito cooperador) o CD8 (Tc-
linfocito citotóxico) salen del timo a través de las vénulas con endotelio columnar alto y entran al
torrente sanguíneo en donde muchos de ellos se quedan (el 75% de los linfocitos circulantes son T),
el resto se dirige a los órganos linfoides secundarios para ejercer el reconocimiento específico del
antígeno correspondiente.

Ganglio linfático

El ganglio forma parte del sistema linfático que filtra por zonas los antígenos procedentes del líquido
intersticial y de la linfa. Los antígenos libres o las células portadoras de los antígenos pueden
penetrar al ganglio por los ductos denominados vasos linfáticos aferentes, para establecer contacto
con los linfocitos ubicados en él. Los linfocitos sanguíneos llegan al ganglio principalmente por vía
hematógena a través de vénulas. El ganglio está rodeado por una cápsula de tejido conectivo y
estructurado por tres regiones. En la corteza predominan las células B y se localizan los agregados
celulares denominados folículos primarios. En la paracorteza abundan los linfocitos T y las células
dendríticas interdigitantes que dan soporte y poseen moléculas MHC II, por lo que actúan
principalmente como presentadoras. En la médula del ganglio hay macrófagos, linfocitos T, B y
numerosas células plasmáticas.

En el folículo primario si el antígeno penetra libremente puede ser captado directamente por el
linfocito B o por el macrófago; por otra parte, si el antígeno es transportado por un fagocito, puede
ser presentado al linfocito T o B. En ambos casos existe la posibilidad inmediata de que el linfocito
B o T se active, lo que conlleva a un aumento en su tamaño (principalmente si se activa B y se
transforma en célula plasmática) y a un incremento en la actividad del retículo endoplásmico
generador de proteínas (anticuerpos, citocinas). Como consecuencia, debido a los cambios que
conlleva la activación de los linfocitos éste se transforma en folículo secundario o centro germinativo
de Flemming. Los centros germinales corresponden a zonas con células en intensa proliferación, que
originan células efectoras y de memoria, localizándose en ellos linfocitos B, macrófagos, células
dendríticas, plasmáticas y algunos linfocitos T.
Anatomía y funciones del bazo
BAZO anatomía

Es un órgano impar, situado en el epigastrio izquierdo, por debajo del diafragma. Es de color rojo
vino oscuro; mide en promedio 12 cm de longitud x 8 cm de ancho y 4 cm de grosor. Pesa
aproximadamente 150 a 200 gramos. Posee una superficie convexa y una superficie cóncava,
denominada hilio por donde penetran vasos arteriales y emergen vasos venosos y linfáticos. Es un
órgano localizado entre la circulación sanguínea, por lo tanto desarrolla las funciones de filtrar la
sangre, eliminando eritrocitos viejos o seniles de la circulación general e interviene en procesos de
defensa inmunológica.

La superficie de corte del bazo al estado fresco, nos muestra una masa uniforme de un color rojo
oscuro (pulpa roja) representada microscópicamente por la presencia abundante de eritrocitos
contenidos en capilares sinusoidales y senos venosos. En la pulpa roja se distribuyen, de manera
más o menos regular, unas estructuras pequeñas redondeadas u ovaladas de un color blanquecino
grisáceo (la pulpa blanca), representaciones macroscópicas de los folículos linfáticos.

BAZO funciones

Filtración de la sangre.

La sangre que ingresa al bazo es sometida a un proceso de filtración extraordinario en la pulpa roja
del bazo. Los eritrocitos pueden atravesar fácilmente los espacios intercelulares de los capilares
sinusoidales gracias a la flexibilidad de su membrana celular. En cambio los eritrocitos viejos o
seniles, cuyas membranas han perdido elasticidad y también el ácido siálico que las recubre,
encuentran más dificultad en atravesarlos y pueden ser fagocitados por los macrófagos existentes
en los cordones esplénicos. Otros componentes de la sangre (plaquetas o neutrófilos muertos) o
partículas arrastradas por la sangre (microorganismos) restos celulares, antígenos de diversa
procedencia) también son fagocitados por los macrófagos existentes en la zona marginal o en la
pulpa roja.

Los eritrocitos que han finalizado su capacidad funcional de transporte de gases envejecen y deben
ser fagocitados por los macrófagos localizados en las cercanías de los capilares sinusoidales o de los
senos venosos. Al ser fagocitados la hemoglobina que contienen es transformada en los siguientes
componentes:

La globina, o parte proteínica se descompone en sus constituyentes aminoácidos y éstos se


incorporan al plasma sanguíneo como elementos de reserva.

En la digestión de la hemoglobina, parte de los iones de hierro se acoplan a una proteína


denominada transferrina que lo transporta a la médula ósea donde son utilizados, durante la
eritropoyesis, en la integración de nuevas moléculas de hemoglobina. Otra porción del fierro es
almacenada por los macrófagos en la forma de un pigmento de color pardusco amarillento, la
hemosiderina y

El grupo Hem se convierte en bilirrubina (pigmento amarillento) por acción de los macrófagos y
posteriormente es transportada al hígado acoplada a proteínas plasmáticas para ser liberada al
duodeno, como parte integrante de la bilis.
En algunas especies animales como los caninos, felinos y equinos interviene como un reservorio de
sangre que puede ser liberado rápidamente al torrente circulatorio cuando el organismo lo requiera
(pérdida aguda de sangre, ejercicios prolongados, disminución brusca de la tensión de oxígeno en
el medio ambiente, etc.)

Actividad inmunológica

El bazo, al igual que los ganglios linfáticos, ejerce actividad inmunológica cuando arriban al
parénquima esplénico antígenos de diversa índole (bacterias, virus o moléculas extrañas).El
contacto con los antígenos se produce en el ámbito de la pulpa blanca donde son fagocitados por
los macrófagos, procesados en el interior de ellos y luego son expuestos en su plasmalema o son
liberados y captados por las células reticulares especialmente en aquellas localizadas en las vainas
linfáticas periarteriales. En esta región se localizan abundantes linfocitos T (zona dependiente del
timo), los cuales interactuan con los antígenos liberados por las células procesadoras de antígenos
(macrófagos y células dendríticas) para orientar una respuesta citotóxica o una respuesta humoral.

En cualquiera de las dos circunstancias, los linfocitos T abandonan el bazo a través de vasos linfáticos
eferentes para incorporarse al torrente circulatorio y recircular a ganglios linfáticos o a los folículos
linfáticos de la pulpa blanca del bazo. En las regiones de la pulpa blanca donde existen folículos
linfáticos, la actividad antigénica estimula los centros germinativos, lugares donde se reproducen
abundantes linfocitos B los cuales, una vez diferenciados, se distribuyen en la parte más periférica
de los folículos y se transforman en células plasmáticas, generadoras de anticuerpos; éstas
abandonan el bazo también a través de vasos linfáticos eferentes para introducirse posteriormente
a la circulación sanguínea.
Actualmente se sabe que el bazo desempeña un papel muy importante en la inmunidad,
tanto humoral como celular. Los antígenos son filtrados desde la sangre circulante y se
transportan a los centros germinales del órgano, donde se sintetiza inmunoglobulina M.
Además, el bazo es fundamental para la producción de opsoninas tuftina y propertina, que
cobran importancia en la fagocitosis de las bacterias con cápsula.

Funciones hemáticas
Hematopoyesis: durante la gestación, el bazo se caracteriza por ser un importante productor
de eritrocitos (glóbulos rojos) en el feto. Sin embargo, en los adultos esta función desaparece
reactivándose únicamente en los trastornos mieloproliferativos que merman la capacidad de
la médula ósea para producir una cantidad suficiente.

Destrucción de los glóbulos rojos (Hemocateresis esplénica): en el bazo se produce la


eliminación de los glóbulos rojos viejos, anómalos o que se encuentran en mal estado. Cuando
por diferentes motivos, el bazo se extirpa, los eritrocitos anormales que en presencia del órgano
habrían sido destruidos, aparecen presentes en la sangre periférica, esta función es retomada
por el hígado y médula ósea.

Tipos de linfocitos
https://www.medigraphic.com/pdfs/facmed/un-2009/un096i.pdf
Características y diferencias entre los linfocitos B y las células
plasmáticas
Las células plasmáticas también denominadas plasmocitos pertenecen al sistema
inmunitario y su papel consiste en la secreción de grandes cantidades de anticuerpos.
Se diferencian a partir de los linfocitos B gracias a la estimulación de los linfocitos T CD4+, más
específicamente los linfocitos Tfh. Los macrófagos actúan como células presentadoras de
antígenos (APC), consumiendo un patógeno agresor. Éste se incorpora a la célula
por endocitosis mediada por receptor y una vez dentro es troceado en el interior de
los endosomas tras la fusión con lisosomas, liberando enzimas proteolíticas sobre el patógeno.
Tras la proteólisis de éste, sus pedazos (los llamados péptidos antigénicos) son cargados en
moléculas del tipo MHC II y presentadas en su superficie extracelular. Una vez allí, los linfocitos
T CD4+ colaboradores se unirán al complejo MHC II/antígeno y provocarán la activación del
linfocito B, lo que implica su diferenciación en célula plasmática y subsiguiente generación de
anticuerpos contra el patógeno que ha sido consumido.
Tras dividirse durante aproximadamente unos cinco días, los linfocitos B maduros se pueden
diferenciar o bien en células plasmáticas o en linfocitos B con memoria. Las linfocitos B se
originan en la médula ósea, posteriormente se desplazan al bazo o a los nódulos linfáticos,
donde se diferencian en células plasmáticas para secretar anticuerpos. La clase de anticuerpo
que se produce en una célula plasmática determinada depende de señales
denominadas citoquinas que le llegan a partir de otras células del sistema inmunitario, como
los macrófagos y los linfocitos T colaboradores. A este proceso se le denomina cambio de
isotipo.

Respuesta inmune humoral


La inmunidad humoral es el principal mecanismo de defensa contra los microorganismos
extracelulares y sus toxinas, en el cual, los componentes del sistema inmune que atacan a los
antígenos no son las células directamente sino los anticuerpos [1] secretados por activación
antigénica.

Características

Mediadores celulares

La primera fase de la inmunidad humoral es el reconocimiento de antígenos extraños dentro del


organismo por células B a través de su receptor de membrana. Sin embargo, a pesar de la interacción
con antígeno, la célula B no se activa hasta ser estimulada por una línea de linfocitos T llamados
linfocitos T cooperadores. Esa unión, célula B:linfocito cooperador, estimula la expansión clonal y
diferenciación de los linfocitos B, los cuales:

• Secretan anticuerpos primeramente de tipo IgM;

• Cambian de isotipo, bien sea IgG, IgA o IgE, dependiendo del estímulo adecuado;

• Maduran a anticuerpos de alta afinidad por el antígeno inicial;

• Remanentes de la línea producida permanecerán como linfocito B de memoria.


La respuesta de anticuerpos en contra de los antígenos no proteicos (lípidos, polisacáridos) no
requieren la participación de linfocitos T cooperadores, por lo que son llamados Antígenos T-
Independientes. Las células que producen los anticuerpos son células plasmáticas, un tipo especial
de linfocito B que se especializa en la producción de un anticuerpo particular y específico.

Respuesta humoral primaria

La cantidad de anticuerpo secretado por células plasmáticas y la clonación de estas mismas células
la primera vez que entra en contacto el receptor con el antígeno encuentra su máximo
aproximadamente a los 7 días de la primera infección (5-10 días). Habitualmente, la respuesta
máxima de anticuerpos son del isotipo IgM, por encima de IgG, inducida por todo tipo de
inmunógeno. La dosis necesaria para la inmunización generalmente debe ser relativamente alta,
óptimamente con la presencia de adyuvantes para los antígenos proteicos.

Respuesta humoral secundaria

Una infección repetida por un mismo antígeno activa los linfocitos de memoria creados como
consecuencia de la respuesta humoral primaria. La respuesta, entonces, se inicia más rápidamente,
al cabo de unos 3 días. Por su parte, la respuesta máxima de anticuerpos es mayor, con una
intensidad de 100 a 1000 veces la respuesta primaria, y es principalmente del isotipo IgG (en ciertas
situaciones de los isotipos IgA e IgE). También dura más tiempo, haciendo que su declive sea más
lento. Es una respuesta inducida por antígenos proteicos y sólo son requeridas bajas dosis de
antígenos infectantes, sin necesidad de adyuvantes.

Funciones

Además de reconocer a los antígenos, los anticuerpos pueden neutralizar la capacidad de infectar
de los microorganismos y "marcar" a los patógenos para facilitar su eliminación. Los anticuerpos no
sólo son específicos en cuanto al tipo de antígeno que reconocen, sino también en cuanto al tipo de
respuesta que inducen. Algunos promueven la fagocitosis y otros dificultan la secreción de
mediadores químicos que participan en la respuesta inflamatoria y en la activación del
complemento.
Cinética de la respuesta inmune humoral

Características de las inmunoglobulinas, actividad biológica


Los anticuerpos también conocidos como inmunoglobulinas (abreviado Ig), son glicoproteínas del
tipo gamma globulina. Pueden encontrarse de forma soluble en la sangre u otros fluidos corporales
de los vertebrados, disponiendo de una forma idéntica que actúa como receptor de los linfocitos B
y son empleados por el sistema inmunitario para identificar y neutralizar elementos extraños tales
como bacterias, virus o parásitos.

El anticuerpo típico está constituido por unidades estructurales básicas, cada una de ellas con dos
grandes cadenas pesadas y dos cadenas ligeras de menor tamaño, que forman, por ejemplo,
monómeros con una unidad, dímeros con dos unidades o pentámeros con cinco unidades. Los
anticuerpos son sintetizados por un tipo de leucocito denominado linfocito B. Existen distintas
modalidades de anticuerpo, isotipos, basadas en la forma de cadena pesada que posean. Se conocen
cinco clases diferentes de isotipos en mamíferos que desempeñan funciones diferentes,
contribuyendo a dirigir la respuesta inmune adecuada para cada distinto tipo de cuerpo extraño que
encuentran.

Aunque la estructura general de todos los anticuerpos es muy semejante, una pequeña región del
ápice de la proteína es extremadamente variable, lo cual permite la existencia de millones de
anticuerpos, cada uno con un extremo ligeramente distinto. A esta parte de la proteína se la conoce
como región hipervariable. Cada una de estas variantes se puede unir a una "diana" distinta, que es
lo que se conoce como antígeno. [3] Esta enorme diversidad de anticuerpos permite al sistema
inmune reconocer una diversidad igualmente elevada de antígenos. La única parte del antígeno
reconocida por el anticuerpo se denomina epítopo. Estos epítopos se unen con su anticuerpo en
una interacción altamente específica que se denomina adaptación inducida, que permite a los
anticuerpos identificar y unirse solamente a su antígeno único en medio de los millones de
moléculas diferentes que componen un organismo.

https://www.medigraphic.com/pdfs/facmed/un-2009/un093j.pdf

Fundamento de la técnica de Jerne. Modificaciones a la técnica de


Jerne
https://es.slideshare.net/MonstruoVerde/determinacin-de-clulas-formadoras-de-anticuerpos

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