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Timo

Fisiologia

Los linfocitos puros o vírgenes desde el punto de vista inmunológico procedentes de la médula
ósea se diferencian en células T maduras en el timo. Durante este proceso, el sistema inmunitario
distingue antígenos propios de extraños y desarrolla la autotolerancia.

El timo es también un órgano endocrino que segrega hormonas y otros factores solubles que no
solamente controlan la producción de células T, la diferenciación y la maduración en el timo, sino
que también regulan la función de las células T y las interacciones en los tejidos periféricos. El timo
es el primer órgano linfoide en desarrollarse y deriva del endodermo y de un pequeño elemento
ectodérmico del ala ventral de la tercera bolsa faríngea de cada lado.

Es el órgano linfoide primario esencial para el desarrollo de los linfocitos T

Es un órgano fundamental en la linfocitopoyesis y la inmunogénesis.

Controla la función inmunológica de otros órganos linfoideos (ganglios, bazo y nódulos).

Sintetiza la hormona timulina, timopoyetina, factor humoral tímico, timosina y otras sustancias
necesarias para la formación de los linfocitos T.

Actúa como antagonista de la función gonadal durante el desarrollo embrionario.

Juega un importante papel en la inmunidad del recién nacido.

Las arterias que irrigan a esta glándula provienen de ramas de las arterias mamarias internas y de
la arteria tiroidea inferior, a veces existe irrigación de la arteria tiroidea superior. Se ha observado
que hay un escaso movimiento de macro moléculas desde la sangre al parénquima tímico a través
de las paredes de los capilares corticales, mientras que los grandes vasos de la médula son muy
permeables a las sustancias del plasma. Por tanto, solo la población linfoide de la corteza está
protegida frente a la influencia de macromoléculas circulantes. Esta es la base estructural de la
llamada barrera hematotímica frente a los antígenos. En la actualidad esto se ha cuestionado, de
tal manera que aunque en realidad exista una barrera hematotímica no se puede seguir
manteniendo la idea clásica de que el timo es un microambiente libre de exposición de antígenos.

Se cree que los antígenos propios circulantes pueden entrar en la corteza por medio de la ruta
transcapsular y contribuir a la inducción de tolerancia hacia lo propio mediante supresión clonal.
Las células epiteliales, también son el principal componente de la barrera hematotímica, que aísla
tanto a la corteza como a la médula, al “acordonarlos” y evitar influencias externas. Las venas
afluyen a las venas mamarias internas y en la vena tiroidea inferior. La multitud de vasos linfáticos
que acompañan a los troncos sanguíneos terminan en los linfonodos vecinos, localizados en el
mediastino. No hay linfáticos aferentes, los eferentes que se originan en la médula y en la unión
corticomedular drenan por los espacios extravasculares en compañía de las arterias y venas. La
inervación corresponde al tronco simpático, al nervio vago, y también a los nervios espinales
cervicales.

Antes que de que el timo sea invadido por células linfáticas, las fibras nerviosas autónomas
penetran el primordio del timo. Es posible que estas fibras desempeñen un papel destacado en la
vinculación de las funciones neurales e inmunológicas. El timo sintetiza ácidos básicos como; ADN,
ARN, ATP y la colinesteraza, elementos importantes en los movimientos de los músculos que
intervienen en el proceso de aferencia y eferencia del sistema nervioso central y periférico.

En el timo hay varias poblaciones celulares, pero predominan las células epiteliales y los linfocitos
T, pueden encontrarse además macrófagos, fibroblastos, eosinófilos, linfocitos B y dispersas
células mioides en médula y unión corticomedular (parecidas a las musculares, que
aparentemente degeneran y desaparecen durante la vida fetal).

Histología

Los epiteliocitos forman la red del estroma del timo y poseen diversas características
ultraestructurales e inmunohistoquímicas. Al menos se reconocen cuatro tipos celulares
diferentes, las células de la cortical subcapsular, las de la cortical interna, las medulares y las
células del corpúsculo de Hassall.

Por debajo de la cápsula, los epiteliocitos forman una capa continua, que profundiza en el timo
hasta tapizar los tabiques y vasos que entran y salen del órgano.

Dentro de la corteza, los epiteliocitos forman una estructura de tipo esponjoso que contiene una
red extensa de espacios que serán colonizados por los linfocitos.

En la médula, las capas de epiteliocitos convergen y forman una estructura más sólida con
intersticios más pequeños que acomodan un menor número de linfocitos.

Profundamente en la médula, los epiteliocitos forman cordones y espirales voluminosas, algunas


de las cuales tienen estructuras laminares (corpúsculos de Hassall).

Los epiteliocitos tímicos poseen unos núcleos ovales pálidos y un citoplasma eosinofílico, y pueden
identificarse rápidamente en la médula. Sin embargo, en la corteza, sus finas extensiones
citoplásmicas hacen que sea difícil identificarlos dentro de la masa de linfocitos.

Con el microscopio electrónico, se observa que los típicos desmosomas unen las células epiteliales,
las cuales contienen haces de filamentos intermedios (citoqueratina).
Ganglio linfático

Histología

Los senos de los ganglios linfáticos transportan linfa por toda la estructura ganglionar.

Los linfáticos aferentes drenan en un seno subcapsular principal que discurre alrededor de la
periferia del ganglio linfático. Desde este seno, los senos corticales pasan hacia la médula,
atravesando la masa de células corticales.

Dentro de la médula, la característica dominante es una red de canales linfáticos interconectados


que se denominan senos medulares, que convergen en el vaso eferente linfático

en el hilio. Con el microscopio óptico solo se pueden ver los canales más grandes del
compartimento linfático. Los senos corticales son generalmente difíciles de ver, debido a su forma
muy contorneada y a sus numerosas extensiones finas que penetran la masa celular de la corteza.

Las células endoteliales de revestimiento extremadamente delgadas y pálidas de los senos son casi
imposibles de identificar con métodos ordinarios de tinción.

La irrigación sanguínea también proporciona las necesidades metabólicas del ganglio linfático. Una
o más pequeñas arterias entran en el ganglio a través del hilio y después se dividen en la médula,
en ramas que ramifican en una red capilar que corresponde a los folículos corticales y a la
paracorteza. Dentro de la paracorteza, las vénulas poscapilares poseen un endotelio cúbico en el
que existen receptores celulares especializados (receptores localizadores de linfocitos), que son
reconocidos por los linfocitos circulantes y facilitan el paso de los linfocitos desde la sangre hacia
el interior del ganglio linfático. Las vénulas poscapilares se suelen describir como vénulas con
endotelio alto (VEA). Los vasos sanguíneos de la corteza superficial y de los cordones medulares no
están especializados y no parece que permitan la salida de linfocitos. Las pequeñas venas que
drenan el ganglio salen por el hilio.

Las células B entran en el ganglio linfático a través de las VEA de la paracorteza. En unas pocas
horas, muchas han migrado a la corteza superficial. Si se activan, comienzan a proliferar y
permanecen en el ganglio linfático durante un período largo como células de memoria o células
plasmáticas. En contraste, las células no activadas vuelven a entrar en la circulación general en
unas horas y lo hacen a través del linfático eferente.

Los folículos primarios contienen, principalmente, células B vírgenes y algunas células de memoria.
Por contra, los folículos secundarios contienen pocas células B intactas en la periferia y células B
activadas en sus centros germinales.

Es posible identificar varios estadios de maduración de las células B en los folículos. Las células B
activadas proliferan y maduran, y, por tanto, producen una gran población de células idénticas que
reconocen el mismo

antígeno.

Las células B activadas del centro germinal colectivamente reciben el nombre de células centrales
foliculares. Se caracterizan por poseer núcleos abiertos, tener más citoplasma y estar menos
densamente empaquetadas que las más pequeñas y más periféricas células B foliculares; esto
explica la menor intensidad de tinción de los centros germinales.

Fisiología

El timo se localiza entre el esternón y los grandes vasos, por encima del corazón. Este es el sitio
donde maduran las células T. Los ganglios linfáticos son estructuras encapsuladas, con forma de
habichuela, que se localizan a lo largo de los vasos linfáticos. La linfa llega a los ganglios linfáticos a
través de los vasos linfáticos aferentes, se filtra, y sale de ellos por los vasos linfáticos eferentes.

Los ganglios linfáticos constituyen el sitio de proliferación de las células plasmáticas y de las células
T. El bazo es la masa de tejido linfático más grande de todo el cuerpo. En él las células B se
convierten en células plasmáticas y se llevan a cabo los procesos de fagocitosis bacteriana y de
glóbulos rojos senescentes

Médula ósea

Histología

La médula ósea está irrigada por ramas medulares que derivan de la arteria nutricia del hueso, que
atraviesa la cortical ósea por el agujero nutricio, dando una serie de pequeñas ramas para el hueso
cortical y medular. La irrigación se ve aumentada gracias a pequeños vasos que proceden del
músculo y del periostio que rodean el hueso, que penetran de la misma manera la cortical ósea.
Una red capilar se abre en una serie de sinusoides de pared delgada que se vacían en un gran seno
central. La sangre abandona el hueso a través del conducto nutricio. Los sinusoides de la médula
ósea están tapizados por células planas (células endoteliales), que normalmente revisten los vasos
sanguíneos y descansan sobre una membrana basal discontinua. En ciertos lugares, el citoplasma
de las células endoteliales es tan delgado que la barrera endotelial es poco más que las capas
interna y externa de la membrana de la célula endotelial. Las células sanguíneas maduras
probablemente se adhieren al endotelio sinusoidal de la médula antes de salir a la circulación. Por
fuera del endotelio y de la membrana basal de los sinusoides de la médula hay una capa
discontinua de células de sostén similares a fibroblastos (células reticulares) que sintetizan fibras
de colágeno tipo III, materiales de la matriz extracelular y ciertos factores de crecimiento. Las
células reticulares poseen unas prolongaciones citoplásmicas muy ramificadas que abarcan más
del 50% de la superficie externa de la pared sinusoidal. Las células reticulares también se ramifican
por todos los espacios hematopoyéticos, formando una matriz regular de tipo esponjoso, una red
que sirve de sostén a las células hematopoyéticas. Por acumulación de lípidos, las células
reticulares de sostén pueden transformarse en los adipocitos que se encuentran en la médula
ósea. La matriz extracelular del compartimento hematopoyético contiene fibras de colágeno
bastas, así como laminina y fibronectina, que facilitan la adhesión de las células. Los eritrocitos son
las últimas células diferenciadas de una línea celular que deriva de las células madre de la médula
ósea que está comprometida solo en la eritropoyesis. Las células CFU-GEMM (CFU-Mix) dan lugar
a células progenitoras que forman «brotes» de células eritroides en cultivo (BFU-E), que, a su vez,
dan lugar a las células (CFU-E) que responden al factor de crecimiento eritropoyetina.

Fisiología
Formación de varios tipos de células sanguíneas (hematopoyesis).

Fagocitosis y destrucción de microorganismos o células rojas y leucocitos senescentes

Producción de anticuerpos F.M.O no Hematopoyética:Es de reserva de lípidos.

La función principal de la médula ósea es sintetizar hematíes (glóbulos rojos), plaquetas y células
de la serie blanca (glóbulos blancos o leucocitos). El número y el tipo de células que se producen
en cada momento dependen de la función de estas células, de su pérdida y del recambio continuo
que existe de las células viejas.

Con el aspirado de médula ósea se recoge una muestra líquida que contiene células que pueden
analizarse en el microscopio y/o evaluarse junto con otras pruebas. Con la biopsia se obtiene un
cilindro de la parte central de la médula ósea en el que se mantiene la estructura de la misma. La
biopsia se utiliza para evaluar la celularidad global de la médula ósea, es decir la proporción entre
células, grasa y otros constituyentes propios de la muestra, y la relación que mantienen las células
entre ellas.

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