Hematopoyesis: Todas las células sanguíneas provienen de un tipo de célula llamada célula madre hematopoyética (HSC), estas tiene la capacidad de diferenciarse en otros tipos celulares; se renuevan por sí mismas, mantienen así su población por división celular. Debido a su capacidad de renovarse por sí mismas (autorrenovarse), las células madre hematopoyéticas se mantienen en concentraciones estables durante toda la vida adulta; cuando aumenta la demanda de hematopoyesis, las HSC muestran una enorme capacidad de proliferación. En un momento temprano de la hematopoyesis, una célula madre multipotente se diferencia a lo largo de una de dos vías: -Célula progenitora linfoide: dan lugar a células B, T y NK (asesinas naturales). -Célula progenitora mieloide: generan progenitoras de glóbulos rojos (eritrocitos), muchos de los diversos glóbulos blancos (neutrófilos, eosinófilos, basófilos, monocitos, células cebadas, células dendríticas) y células generadoras de plaquetas llamadas megacariocitos. Células linfoides: Los linfocitos constituyen 20 a 40% de los glóbulos blancos del cuerpo. Los linfocitos pueden subdividirse en tres poblaciones principales: -Células B Son fundamentales para la inmunidad adaptativa, portan cada uno su familia -Células T característica de receptores de antígeno. -Células asesinas naturales (NK): son linfocitos granulares (así llamados por su aspecto granuloso al microscopio) grandes que forman parte del sistema inmunitario innato y no expresan el grupo de marcadores de superficie característico de las células B o T. Los diferentes linajes de etapas de maduración de linfocitos pueden distinguirse por su expresión de moléculas de membrana reconocidas por anticuerpos monoclonales particulares. Todos los anticuerpos monoclonales que reaccionan con una molécula de membrana particular pertenecen a un grupo de diferenciación (CD).
Linfocitos B (células B):
La designación B de los linfocitos procede de la bolsa de Fabricio, sitio donde maduran estas células en las aves; el nombre resultó adecuado dado que la médula ósea es también su principal lugar de maduración en varias especies de mamíferos, entre ellas el ser humano y los ratones. Las células B maduras se distinguen de forma definitiva de otros linfocitos y de todas las demás células por su síntesis y exhibición de moléculas de inmunoglobulina (anticuerpo) unidas a membrana, que sirven como receptores para antígeno. Cada una de las alrededor de 150mil moléculas de anticuerpo en la membrana de una célula B tiene un sitio de unión para antígeno. Cuando un linfocito B virgen (que no ha tenido un encuentro previo con un antígeno) se topa con uno que concuerda con su anticuerpo unido a membrana, la unión del antígeno con el anticuerpo hace que la célula se divida rápidamente; su progenie se diferencia en células efectoras llamadas células plasmáticas y en linfocitos B de memoria. Linfocitos B de memoria: Estos tienen un lapso de vida mayor que los linfocitos B vírgenes, y expresan el mismo anticuerpo unido a membrana que su célula B progenitora. Linfocitos T (células T): Los linfocitos T derivan su nombre de su sitio de maduración en el timo. Durante este proceso, la célula T adquiere la capacidad de expresar en su membrana una molécula única de unión a antígeno llamada receptor de célula T (TCR). A diferencia de los anticuerpos unidos a membrana de los linfocitos B, que pueden reconocer antígenos libres, los receptores de los linfocitos T sólo reconocen antígeno unido a proteínas de membrana llamadas moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC). Las moléculas del MHC que intervienen en este proceso de reconocimiento (llamado presentación de antígeno) son glicoproteínas genéticamente diversas (polimórficas) presentes en las membranas celulares. Existen dos tipos principales de moléculas MHC: -MCH clase I: que son expresadas prácticamente por todas las células nucleadas de los vertebrados. -MCH clase II: que son expresadas sólo por unos cuantos tipos celulares que se especializan en la presentación de antígeno. Cuando un linfocito T reconoce antígeno asociado con una molécula MHC sobre una célula, en circunstancias apropiadas el linfocito prolifera y se diferencia en diversas células T efectoras y células T de memoria. Existen dos subpoblaciones bien definidas de células T: -Células T colaboradoras (Tн) -Células T citotóxicas (Tс) Las células T colaboradoras y las citotóxicas pueden distinguirse entre sí por la presencia de glicoproteínas de membrana CD4 o CD8 en sus superficies. Las células T que exhiben CD4 generalmente funcionan como linfocitos Tн, mientras que las que exhiben CD8 por lo general funcionan como linfocitos Tс. Por tanto, la proporción entre células Tн y Tс en una muestra puede estimarse determinando el número de células T CD4 y CD8. Después de ser activadas por la interacción con complejos antígeno-MHC adecuados, las células Tн se diferencian en células efectoras que facilitan la activación (o colaboración) de linfocitos B, linfocitos Tс, macrófagos y otras células diversas que participan en la inmunorreacción. De manera alternativa, algunas células Tн se diferencian en células de memoria en vez de hacerlo en células efectoras. El reconocimiento de complejos antígeno-MHC por una célula Tс desencadena su proliferación y diferenciación en una célula efectora llamada linfocito T citotóxico (CTL) o en una célula de memoria. Células asesinas naturales: El cuerpo contiene una población pequeña de linfocitos granulares grandes llamados células asesinas naturales (células NK) que poseen actividad citotóxica contra una amplia gama de células tumorales y contra células infectadas por determinados virus. Una característica extraordinaria de estas células, que constituyen 5 a 10% de los linfocitos en sangre periférica humana, es su capacidad de reconocer células tumorales o infectadas por virus a pesar de que carecen de receptores específicos de antígeno. Las células asesinas naturales son parte del sistema inmunitario innato, y la mayoría está desprovista de receptores de célula T o inmunoglobulina incorporada en sus membranas plasmáticas; en otras palabras, NO EXPRESAN las moléculas de membrana ni los receptores que distinguen a los linajes de células B y T, tiene en cambio, receptores innatos capaces de detectar la ausencia de MHC, algo muy común en celulas infectadas por virus. Fagocitos mononucleares: El sistema fagocítico mononuclear comprende monocitos que circulan en la sangre y macrófagos diseminados en los tejidos. Durante la hematopoyesis en la médula ósea las células progenitoras de granulocitos y monocitos se diferencian en promonocitos, que salen de la médula ósea y pasan a la sangre, en donde se diferencian de modo adicional en monocitos maduros. -Monocitos: circulan en el torrente sanguíneo alrededor de ocho horas, durante las cuales crecen; a continuación, migran hacia los tejidos y se diferencian en macrófagos específicos de tejidos. -Macrófagos: se dispersan en la totalidad del cuerpo. Algunos residen en tejidos particulares y se constituyen en macrófagos fijos, otros permanecen movibles y se llaman macrófagos libres o errantes. Los macrófagos libres se desplazan a través de los tejidos mediante movimientos ameboides. Las células macrófagos tienen diferentes funciones en distintos tejidos y se denominan conforme a su localización tisular: ‒ Macrófagos intestinales en los intestinos ‒ Macrófagos alveolares en el pulmón ‒ Histiocitos en los tejidos conectivos ‒ Células de Kupffer en el hígado ‒ Células mesangiales en el riñón ‒ Células microgliales en el cerebro ‒ Osteoclastos en el hueso. La actividad del macrófago puede ser estimulada de manera adicional por citosinas que secretan células Tн activadas y por mediadores de la respuesta inflamatoria. Los macrófagos activados son más eficaces que los que se encuentran en reposo para eliminar patógenos potenciales por varias razones: ‒ Presentan más actividad fagocítica. ‒ Tienen mayor potencial de destruir microorganismos ingeridos. ‒ Tienen mayor secreción de mediadores inflamatorios. ‒ Tienen mayor capacidad de activar células T. Células granulocíticas: Los granulocitos se clasifican en neutrófilos, eosinófilos o basófilos, según la morfología celular y las características de tinción citoplásmica. El neutrófilo tiene un núcleo multilobulado y un citoplasma granuloso que se tiñe con colorantes ácidos y básicos; con frecuencia se conoce como leucocito polimorfonuclear (PMN) por su núcleo multilobulado. El eosinófilo tiene un núcleo bilobulado y un citoplasma granuloso que se tiñe con el colorante ácido rojo eosina (de ahí su nombre). El basófilo posee un núcleo lobulado y un citoplasma muy granuloso que se tiñe con el colorante básico azul de metileno. Los neutrófilos y eosinófilos son fagocíticos, no así los basófilos. Los neutrófilos, que constituyen 50 a 70% de los glóbulos blancos circulantes, son mucho más numerosos que los eosinófilos (1 a 3%) o los basófilos (<1%). Neutrófilos: Los neutrófilos se forman por hematopoyesis en la médula ósea. Se liberan a la sangre periférica y circulan durante 7 a 10 horas antes de migrar a los tejidos, en donde tienen un lapso de vida de sólo unos cuantos días. En respuesta a muchos tipos de infecciones, la médula ósea libera más de la cantidad usual de neutrófilos y estas células suelen ser las primeras que llegan al sitio de inflamación. El incremento transitorio resultante del número de neutrófilos circulantes, llamado leucocitosis, se utiliza en clínica como una indicación de infección. Al igual que los macrófagos, los neutrófilos son fagocitos. Eosinófilos: Tal y como se observa con los neutrófilos, los eosinófilos son células fagocíticas móviles que pueden migrar de la sangre hacia los espacios tisulares. Su función fagocítica es significativamente menos importante que la de los neutrófilos, y se piensa que intervienen en la defensa contra microorganismos parásitos secretando el contenido de los gránulos eosinofílicos, lo cual suele dañar la membrana de los parásitos. Basófilos: Los basófilos son granulocitos no fagocíticos que se producen por hematopoyesis y cuya función es liberar sustancias farmacológicamente activas de sus gránulos citoplásmicos. Estas sustancias tienen un papel importante en ciertas reacciones alérgicas. Células cebadas: Los precursores de células cebadas, que se forman en la médula ósea mediante hematopoyesis, se liberan hacia la sangre como células indiferenciadas; no se diferencian sino hasta que salen de la sangre y penetran en los tejidos. Las células cebadas (o mastocitos) pueden encontrarse en muchos tejidos, que incluyen piel, tejidos conectivos de diversos órganos y tejido mucoso epitelial de las vías respiratoria, genital y digestiva. Las células cebadas, aunadas a los basófilos sanguíneos, tienen una participación esencial en el desarrollo de alergias. Células dendríticas: Identificadas en 1868 por Paul Langerhans durante un detallado estudio anatómico de la piel, las células dendríticas fueron las primeras células del sistema inmunitario en ser descubiertas. La célula dendrítica (DC) recibió ese nombre porque está cubierta de largas extensiones membranosas que semejan las dendritas de las células nerviosas. Existen muchos tipos de esta célula, y se reconocen al menos cuatro categorías principales: de Langerhans, Intersticiales, Derivadas de monocitos y Derivadas de plasmacitoides. Cada una de ellas surge de células madre hematopoyéticas a través de diferentes vías y en distintos sitios. DC de Langerhans: se encuentran en capas epidérmicas de la piel. DC Intersticiales: están presentes en los espacios intersticiales de virtualmente todos los órganos excepto el encéfalo. DC derivadas de Monocitos: provienen de monocitos que han emigrado del torrente sanguíneo a los tejidos. DC derivada de plasmacitoide: participan en la defensa inmunitaria innata y como células presentadoras de antígeno. Aunque existen importantes diferencias en las funciones y los fenotipos de las distintas variedades de DC, todas exhiben moléculas MHC clase I y clase II. Las células dendríticas son versátiles; existen en muchas formas y realizan las distintas funciones de captura de antígeno en un sitio y presentación de antígeno en otro.