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Republica bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la educación universitaria


Universidad politécnica territorial de los altos mirandinos «Cecilio Acosta»

Sistema Hematopoyético

Profesora: Estudiante:
Elizabeth Gavidia Diana Zanz
El sistema hematopoyético
(Hema = sangre, poyesis = producción, fabricación)

Es el sistema encargado de la formación de la sangre, el


mismo está compuesto por 3 elementos básicos entre los
que se encuentran los glóbulos rojos, los glóbulos
blancos y las plaquetas.
El sistema hematopoyético se puede definir como el
conjunto de órganos y tejidos que se encargan de la
formación y destrucción de los distintos elementos
formes de la sangre. Estos órganos y tejidos
hematopoyéticos funcionarán en mayor o menor
medida según la etapa vital del individuo.

El sistema hematopoyético está conformado por el tejido


hematopoyético y el sistema mononuclear fagocítico. El primero
es el encargado de crear nuevos elementos formes sanguíneos
(células sanguíneas y plaquetas) y el segundo de eliminar
aquellos que ya no son útiles.
El tejido hematopoyético es el encargado de la producción y
maduración de los elementos formes de la sangre. Este tejido se
divide en dos tipos:

 Tejido hematopoyético mieloide.


 Tejido hematopoyético linfiode.

El tejido mieloide está conformado por la médula ósea. Se localiza dentro de


la parte esponjosa de los huesos, encargándose de la producción y maduración
de eritrocitos, neutrófilos, eosinófilos, monocitos, basófilos y plaquetas.
El tejido linfoide se divide en tejido linfoide primario y secundario. Es el
encargado de producir y madurar los linfocitos.
Los órganos linfoides primarios son la médula ósea y el timo. En
ellos se produce la linfopoyesis. Los linfocitos B que se han
formado en médula ósea maduran allí, en cambio, los linfocitos T
maduran en el timo.

Los órganos linfoides secundarios son aquellos en los cuales


los linfocitos prosiguen su maduración y diferenciación tras
haber entrado en contacto con el antígeno. Estos órganos son:

 Nódulos linfoides de la médula ósea.


 Bazo.
 Ganglios linfáticos.
 Tejido linfoide asociado a mucosas o MALT (Amígdalas,
adenoides, placas de peyer y apéndice).
Médula ósea
La médula ósea forma parte de todos los tejidos, órganos y sistemas que conforman el sistema
hematopoyético. Forma parte del tejido mieloide, los tejidos linfoides primario y secundario y del SMF.
la médula ósea es una sustancia blanda que llena la cavidad de los huesos. La médula ósea puede
ser roja (hematopoyética) y amarilla (tejido graso). La cantidad de una y otra varían en función de la
etapa de la vida en la que se encuentre el organismo:

Recién nacido: La médula ósea roja ocupa la totalidad de la cavidad de los huesos. Eso quiere decir que toda la médula ósea
tiene capacidad hematopoyética. A medida que el recién nacido crezca, gran parte de la médula ósea roja será reemplazada
por el tejido graso de la médula ósea amarilla.

Adulto: Un adulto tiene médula ósea roja, con capacidad hematopoyética, en los huesos del cráneo, esternón, costillas,
pelvis, cuerpos vertebrales y epífisis de los huesos largos. Las diáfisis de éstos huesos contienen médula ósea amarilla.

Anciano: Un anciano tiene médula ósea roja en los huesos del cráneo, cuerpos vertebrales y, a medio funcionamiento, en
esternón y pelvis.
Cabe destacar que la celularidad normal de la médula ósea puede verse alterada en estados patológicos. Motivo por el que
deben conocerse las proporciones normales de las diferentes series en un individuo sano.
Y además, tal y como vimos en la entrada sobre la hematopoyesis, el cambio de médula roja a amarilla es reversible. En
situaciones de demanda hematopoyética el proceso puede invertirse.
La médula ósea es un tejido que se encuentra en el interior de los huesos y que desempeña un papel
fundamental en la producción de los componentes de la sangre y de células esenciales para el buen
funcionamiento del sistema inmunitario. Concretamente, en la médula ósea es dónde se encuentran las
células madre, denominadas progenitores hematopoyéticos, a partir de las cuales se diferencian todas las
células de la sangre.

En la médula ósea se originan las siguientes células:

Glóbulos blancos: también se les conoce como leucocitos, aunque existen diferentes tipos de células,
cuya función en términos generales es identificar y combatir a los diferentes microorganismos que
producen las infecciones.

Células mieloides, entre las que se encuentran los neutrófilos, basófilos, monolitos y eosinófilos.

Células linfoides, entre las que se encuentran los linfocitos T y B.

Glóbulos rojos: son los que proporcionan el color rojo a la sangre, de ahí su otra denominación: hematíes.
Se encargan de transportar el oxígeno a todos los tejidos del organismo y recoger el dióxido de carbono y
llevarlo hasta los pulmones para ser exhalado.
Plaquetas: también se conocen con el nombre de trombocitos y participan en el proceso de coagulación de
la sangre.

La importancia de la médula ósea radica en su función de producir células madre


sanguíneas y posteriormente crear glóbulos, linfocitos y plaquetas, necesarios para que
nuestro organismo participe en el sistema inmunológico y se defienda de virus y
bacterias.
Timo
En el sistema hematopoyético, el timo es un órgano hematopoyético linfoide primario. Está situado en el
mediastino superior anterior, en posición retroesternal y sobre la cara anterior del pericardio.

Su estructura se desarrolla completamente en el tercer mes de gestación. Después del nacimiento


continúa creciendo hasta la pubertad, momento en el que comienza a atrofiarse progresivamente hasta
quedar irreconocible en la vejez.

El timo está compuesto por dos lóbulos principales. Cada lóbulo se puede dividir en una médula central y
en una corteza periférica que está rodeada por una cápsula externa.

Es un órgano hematopoyético cuya función es la maduración de linfocitos T. Estas células sanguíneas no


se originan en él ni tampoco realizan allí sus funciones. Los linfocitos T entran en el timo como
timocitos inmaduros o iniciales. A continuación pasan a timocitos maduros o corticales. Finalmente
pasan a timocito maduro o medular. Durante este recorrido, los linfocitos T adquieren los receptores
antigénicos específicos.
Bazo
En el sistema hematopoyético, el bazo es un órgano hematopoyético linfoide secundario. Está
situado en el hipocondrio izquierdo, detrás del estómago y cerca del diafragma.

Está conformado por una cápsula de tejido conjuntivo, pulpa roja y pulpa blanca. La cápsula, rica
en linfocitos, monocitos y macrófagos, penetra en profundidad en forma de septos trabeculares.

La pulpa roja está formada por los sinusoides esplénicos y los cordones de Billroth. Estas
estructuras, ricas en células del SMF, son el lugar donde se producen la filtración y retirada de los
hematíes viejos o defectuosos. Los sinusoides esplénicos acumulan gran cantidad de sangre que
lentamente va saliendo hacia los cordones de Billroth que ejercen de filtros. Éstos permiten el
paso de los hematíes normales y destruyen los viejos o defectuosos.

La pulpa blanca está distribuida por todo el bazo, formando pequeños nódulos de tejido linfoide
que se disponen alrededor de una arteriola central. La arteriola está rodeada por una zona de
Linfocitos T, que a su vez están rodeados por una zona de Linfocitos B y Células Plasmáticas.
Funciones del bazo

El bazo filtra unos 300 ml de sangre por minuto, a través de la vena esplénica, seleccionando células viejas
o defectuosas para su eliminación. Ésta es su función principal, aunque también tiene función de defensa
frente a microorganismos infecciosos debido a sus poblaciones de linfocitos y macrófagos.

La función de defensa es fundamental en niños. Pero no tanto en adultos, donde la esplenectomía es una
práctica habitual ante determinadas anemias hemolíticas y ante otros tipos de hiperesplenismos. Los niños
que se ven sometidos a una esplenectomía pueden padecer infecciones graves que les pueden ocasionar
incluso la muerte.

El bazo es un órgano de reserva de plaquetas. En las esplenomegalias se pueden llegar a acumular en el


bazo hasta un 90% de las plaquetas circulantes, produciendo trombocitopenia periférica.

Ante una esplenectomía, el hígado asume las funciones del bazo, pero no con la misma eficacia.
Ganglios linfáticos

En el sistema hematopoyético, los ganglios linfáticos son un órgano hematopoyético linfoide


secundario. Junto a los vasos linfáticos constituyen el sistema linfático.

La función de los ganglios linfáticos es la de filtrar los antígenos procedentes del espacio
extracelular y de la linfa. Esto ocurre durante la circulación de la linfa desde la periferia hasta el
conducto torácico. De este modo permiten la interacción entre antígenos y linfocitos.

Las células presentadoras de antígeno viajan desde el tejido infectado a los ganglios linfáticos a
través de la circulación linfática. Penetran en el ganglio linfático a través de los vasos linfáticos
aferentes. En el ganglio, los linfocitos son activados por el contacto con los antígenos.

Los ganglios linfáticos se disponen en grupos a lo largo de los capilares linfáticos más grandes.
Tienen cuatro zonas diferenciadas: Cápsula, Paracortex, Córtex y el Área medular central.
Partes de los ganglios linfáticos

Cápsula: Rodea los ganglios linfáticos y está constituida por tejido conjuntivo. Es más gruesa
en el lugar donde se encuentra la hendidura o hilio por donde entran y salen los vasos
sanguíneos, y por donde salen los vasos linfáticos eferentes. Los vasos linfáticos aferentes
entran en forma abundante por diversos puntos de la zona capsular convexa.

Paracórtex: Esta zona contiene abundantes linfocitos T y células presentadoras de antígeno


(células dendríticas y macrófagos).

Córtex: Está formado por folículos linfoides primarios y secundarios que contienen agregados
de linfocitos B. Los folículos primarios están constituidos por Linfocitos B vírgenes, que no
han entrado en contacto con el antígeno, y por Linfocitos B de memoria. Los folículos
secundarios tienen dos zonas, el centro germinal que contiene linfocitos B activados por la
presencia de un antígeno, y el manto o zona creciente conformado por linfocitos más pequeños
e inactivos. En el córtex también hay presencia del SMF en forma de macrófagos y células
presentadoras de antígeno (los propios macrófagos y células dendríticas).

Área medular central: Está situada en la parte central del nódulo linfático. Compuesta por
cordones medulares que rodean los senos medulares por donde discurre el líquido linfático, que
en esta zona van convergiendo para formar los vasos linfáticos eferentes. Los cordones
medulares poseen macrófagos, células plasmáticas y linfocitos maduros cuyo destino es la
circulación sanguínea, previo paso por la circulación linfática.
Tejido linfoide asociado a mucosas o MALT

En el sistema hematopoyético, el tejido linfoide asociado a mucosas es un órgano hematopoyético


linfoide secundario. También es denominado MALT de Mucosa-associated lymphoid tissue.

Se trata de cúmulos dispersos de tejido linfoide no encapsulado. Se encuentran formando


agregados difusos o nódulos organizados, aislados en la submucosa de los órganos de los sistemas
digestivo, respiratorio y genitourinario, formando estructuras más complejas, asociadas con el tubo
digestivo (amígdalas, placas de Peyer en el intestino y el apéndice cecal) y constituyendo los
órganos linfáticos como el bazo y los ganglios linfáticos.

Existen cuatro tipos de MALT según el tipo de mucosa en el que se encuentren:

Tejido linfoide asociado a los bronquios o BALT (bronchus-associated lymphoid tissue). Se


encuentra en la mucosa que recubre las vías respiratorias. Contiene linfocitos B y T.
Tejido linfoide asociado al tubo digestivo o GALT (gut-associated lymphoid tissue). Se compone
de folículos linfoides a lo largo del tubo gastrointestinal, casi todos aislados entre si. Destacan las
placas de Peyer, situadas en la lámina propia de la mucosa del intestino delgado.
Tejido linfoide asociado a la nariz o NALT (nose-associated lymphoid tissue).
Tejido linfoide asociado a la conjuntiva o CALT (conjunctiva-associated lymphoide tissue).
Las amígdalas

Son dos masas de tejido ubicadas en la parte posterior de la garganta


cuya función consiste en luchar contra los gérmenes que entran en el cuerpo.

Las amígdalas son órganos hematopoyéticos, es decir,


que dan origen a las células sanguíneas, en número de 2.
La sangre

Es un líquido que fluye a lo largo del cuerpo dentro de los vasos


sanguíneos. La sangre es imprescindible para la vida, porque trasporta
oxígeno y nutrientes a los órganos y los tejidos, y ayuda a eliminar los
desechos. Además, la sangre ayuda a combatir las infecciones y sanar
de las lesiones.

La sangre esta conformada por una parte liquida que se llama


Plasma y por una parte forme que son los Globulos rojos,
Globulos blancos y Plaquetas
 Los glóbulos rojos (llamados también “eritrocitos” o “hematíes”) son células que trasportan
oxígeno por todo el cuerpo. Cada glóbulo rojo vive aproximadamente cuatro meses. Los
glóbulos rojos contienen una proteína llamada hemoglobina, la cual les permite recoger el
oxígeno de los pulmones. El cuerpo necesita hierro para producir hemoglobina.

 Los glóbulos blancos (llamados también “leucocitos”) son células que forman parte del
sistema inmunitario del cuerpo, y ayudan a combatir las infecciones y las enfermedades. Hay
distintos tipos de glóbulos blancos: neutrófilos, linfocitos, monocitos, eosinófilos y basófilos.
Según el tipo de célula, los glóbulos blancos viven durante varios días, meses o años.

 Las plaquetas (llamadas también “trombocitos”) son células que ayudan a coagular la
sangre. Tras una cortada o magulladura, las plaquetas se adhieren entre sí para formar un
coágulo o “tapón” que ayuda a controlar el sangrado, impidiendo que el cuerpo pierda
demasiada sangre. Las plaquetas viven en el cuerpo entre 7 y 10 días.

 El plasma es la parte líquida de la sangre. Este líquido trasporta los distintos tipos de células
de la sangre a todas las partes del cuerpo; además, el plasma trasporta unas proteínas
llamadas “factores de coagulación” que ayudan a las plaquetas a formar coágulos.
 Las células de la sangre se producen en la médula ósea, que es la parte blanda y esponjosa
del interior de los huesos. Todos los días se producen nuevas células sanguíneas para reponer
las que se mueren naturalmente o a causa de una lastimadura o enfermedad.

 El plasma se compone mayoritariamente de agua. Además, el plasma contiene diversas


proteínas, sustancias grasas, sal, nutrientes, vitaminas y hormonas.
Plasma
El plasma es el componente líquido de la sangre en el cual están suspendidos los glóbulos
rojos (eritrocitos), los glóbulos blancos (leucocitos) y las plaquetas. Constituye más de la
mitad de su volumen y está compuesto principalmente por agua, que contiene sales en
disolución (electrólitos) y proteínas. La proteína que más abunda en el plasma es la
albúmina, que ayuda a evitar que el líquido se filtre fuera de los vasos sanguíneos y entre en
los tejidos, y además cumple funciones de transporte al unirse a sustancias como las
hormonas y algunos fármacos. El plasma contiene otras proteínas, como anticuerpos
(inmunoglobulinas), que defienden activamente al organismo frente a un virus, bacterias,
hongos y células cancerosas. También se encuentran los factores de la coagulación, que
previenen las hemorragias.

El plasma también tiene otras funciones. Actúa como reservorio tanto para reponer agua en
caso de que sea insuficiente para el cuerpo, como para absorber su exceso en los tejidos.
Cuando los tejidos del organismo necesitan líquidos adicionales, el agua del plasma es el
primer recurso utilizado para cubrir esta necesidad. El plasma también impide que los vasos
sanguíneos se colapsen o se obstruyan, y ayuda a mantener la presión arterial y la
circulación por todo el organismo. Esto lo hace al circular constantemente a través de los
vasos sanguíneos. La circulación del plasma también cumple una función reguladora de la
temperatura mediante el transporte del calor generado en los tejidos más interiores del
organismo hacia las zonas que pierden calor con mayor facilidad, tales como las
extremidades y la cabeza.
El plasma es la parte liquida de la sangre que esta conformada en su gran mayoría por
agua y tiene muchos otros elementos como son glucosas, proteínas, colesterol,
electrolitos, vitaminas, oligoelementos tales como el cloro, sodio, potasio, magnesio,
manganeso, tiene proteínas más importantes de la sangre es la albumina

Abarca el 55% del volumen sanguíneo.1​ Está compuesto por un 91,5 % de agua, además
de numerosas sustancias inorgánicas y orgánicas (solutos del plasma), distribuidas de la
siguiente forma:

 LDL, HDL, protrombina, transferrina.


 Metabolitos orgánicos (no electrolíticos) y compuestos de desecho (20 %), fosfolípidos
(280 mg/dL), colesterol (150 mg/dL), triacilgliceroles (125 mg/dL), glucosa (100
mg/dL), urea (15 mg/dL), ácido láctico (10 mg/dL), ácido úrico (3 mg/dL), creatinina
(1,5 mg/dL), bilirrubina (0,5 mg/dL) y sales biliares (trazas).

Componentes inorgánicos (10 %)


Cloruro de sodio (NaCl)
Bicarbonato de sodio (NaHCO3)
Fosfato
Cloruro de calcio (CaCl2)
Cloruro de magnesio (MgCl2)
Cloruro de potasio (KCl)
sulfato de sodio (Na2SO4)
Componentes proteicos
Funciones de conjunto de las proteínas plasmáticas:

Función oncótica manteniendo el volumen plasmático y la volemia.


Función tampón o buffer colaborando en la estabilidad del pH sanguíneo.
Función reológica por su participación en la viscosidad de la sangre, y por ahí, mínimamente
contribuyen con la resistencia vascular periférica y la presión vascular (tensión arterial).
Función electroquímica, interviniendo en el equilibrio electroquímico de concentración de
iones (Efecto Donnan).

Las proteínas plasmáticas se clasifican en:


Albúmina: intervienen en el control del nivel de agua en el plasma sanguíneo, y en el
transporte de lípidos por la sangre.
Globulinas: relacionadas fundamentalmente con mecanismos de defensa del organismo.
Fibrinógeno: proteína esencial para que se realice la coagulación sanguínea.

Otros solutos
Otros solutos 1,5 %
Sales minerales
Nutrientes
Gases disueltos
Sustancias reguladoras
Vitaminas
Productos de desecho
Los glóbulos rojos son discos bicóncavos (como una esfera hueca aplanada en sus dos polos) que contienen
la hemoglobina, una sustancia rica en hierro cuya función es transportar el oxígeno. El oxígeno del aire es
captado por la hemoglobina en los capilares (vasos sanguíneos de un grosor mínimo) de los pulmones y es
llevado a todas partes del cuerpo dentro de los glóbulos rojos para llevar el oxígeno a todas las células de
nuestro organismo, que lo necesitan para vivir.

La hormona que regula la formación de glóbulos rojos se llama eritropoyetina y se produce en unas células
de los riñones. La función de la eritropoyetina es estimular a la médula para que forme más glóbulos rojos. Se
puede administrar una hormona sintética muy parecida a la eritropoyetina en una inyección cuando la
producción de los glóbulos rojos ha disminuido como consecuencia, por ejemplo, de la insuficiencia renal o
por efecto de la quimioterapia.

Los glóbulos rojos tienen una vida media de unos 90 a 120 días y una vez llegados a su fin se eliminan en el
hígado y el bazo. Para que se formen los glóbulos rojos, la médula ósea necesita hierro, vitamina B-12, ácido
fólico y vitamina B-6, entre otros elementos. Es muy importante incluir en la dieta alimentos que te aporten
estos nutrientes.

Los parámetros con los que se expresa el contenido en glóbulos rojos de la sangre son el recuento de glóbulos
rojos, la concentración de hemoglobina y el hematocrito, que es el porcentaje del volumen total de la sangre
compuesto por glóbulos rojos. Las cifras normales de estos valores son:
Los glóbulos rojos (eritrocitos) constituyen el 40% del volumen
sanguíneo. Contienen hemoglobina, la proteína que confiere a la sangre
su color rojo característico y que le permite transportar oxígeno desde los
pulmones hacia todos los tejidos del organismo. Las células utilizan el
oxígeno para producir la energía que el organismo necesita. El producto
de desecho de este proceso es el dióxido de carbono, que los glóbulos
rojos (eritrocitos) transportan desde los distintos tejidos hacia los
pulmones. Cuando el número de glóbulos rojos es demasiado bajo
(anemia), la sangre transporta menos oxígeno, lo que causa cansancio y
debilidad. En cambio, cuando es demasiado elevado (eritrocitosis, como
en la policitemia verdadera), la sangre puede volverse muy espesa, lo cual
hace más fácil su coagulación y aumenta el riesgo de padecer un infarto
de miocardio o un accidente cerebrovascular.
Los glóbulos blancos son las células encargadas de defender al organismo de las infecciones y
ayudar a eliminar los residuos y desechos de los tejidos. Se producen y se almacenan en la
médula ósea y salen a la sangre cuando el organismo los necesita.

La cifra normal de glóbulos blancos es de 5.000 a 10.000 por milímetro cúbico y hay cinco
tipos distintos de glóbulos blancos:

Los neutrófilos son los leucocitos más numerosos y a los que nos referimos normalmente
cuando hablamos de granulocitos. Constituyen cerca del 60-70% de leucocitos y son los
primeros en acudir a una infección. Permanecen en la sangre unos pocos días, ya que su
función consiste en localizar y neutralizar a las bacterias o células dañadas en los tejidos, de
tal forma que cuando las encuentran en un tejido las digieren, y se rompen y liberan
sustancias que hacen que aumente la circulación de sangre en la zona y atraen a más
neutrófilos, lo que provoca que la zona esté enrojecida y caliente. Una serie de sustancias que
se conocen como factores de crecimiento, principalmente el factor estimulante de crecimiento
granulocítico (G-CSF), pueden aumentar la producción de granulocitos y su actividad contra
las infecciones. Existen proteínas sintéticas que se pueden administrar a los pacientes que lo
necesiten para aumentar las cifras de granulocitos
Los glóbulos blancos (leucocitos) se encuentran en la sangre en menor número que los
glóbulos rojos, con una proporción aproximada de un glóbulo blanco por cada 600 a 700
glóbulos rojos. Se encargan principalmente de la defensa del organismo contra las
infecciones. Existen cinco tipos principales de glóbulos blancos (leucocitos).

Los neutrófilos son el tipo más numeroso, y ayudan al organismo a protegerse contra las
infecciones, matando e ingiriendo bacterias, hongos y otros detritos externos.

Los linfocitos, con tres tipos principales: las células T (linfocitos T) y los linfocitos
citolíticos naturales (también llamados, por influencia del inglés, células NK [natural killer]
o células asesinas naturales), que permiten al organismo defenderse de las infecciones
víricas, así como también detectar y destruir algunas células cancerosas, y las células B
(linfocitos B), que se transforman en células plasmáticas y producen anticuerpos.

Los monocitos ingieren células muertas o dañadas, y ayudan en la defensa contra gran
cantidad de microorganismos infecciosos.

Los eosinófilos eliminan los parásitos, destruyen las células cancerosas y participan en las
reacciones alérgicas.

Los basófilos también participan en las reacciones alérgicas.


Algunos glóbulos blancos fluyen a través del torrente sanguíneo, pero
muchos otros se adhieren a las paredes de los vasos sanguíneos o incluso
las atraviesan para entrar en otros tejidos. Cuando alcanzan el lugar de una
infección o detectan otro problema de su competencia, liberan sustancias
que atraen más glóbulos blancos (leucocitos). Funcionan como un ejército:
están dispersos por todo el organismo, pero listos para agruparse en
cualquier momento y combatir cualquier microorganismo invasor. Los
glóbulos blancos cumplen esta tarea de maneras diferentes: rodeando y
digiriendo microorganismos y también mediante la producción de
anticuerpos que se adhieren a los patógenos para que sea más fácil
destruirlos.

Cuando el número de glóbulos blancos es demasiado bajo (leucopenia), es


mayor la probabilidad de que se produzca una infección. Si bien un
número por encima de lo normal (leucocitosis) puede no causar síntomas
en forma directa, a veces es un indicio de un trastorno subyacente, como
una infección, un proceso inflamatorio o una leucemia.
Los linfocitos, constituyen cerca del 30% del total de glóbulos blancos. Se forman en la médula
ósea, pero luego se dirigen a los ganglios linfáticos, bazo, amígdalas, timo y en realidad a
cualquier parte del cuerpo. Al contrario que los granulocitos, viven mucho tiempo y maduran y se
multiplican ante estímulos determinados. No sólo luchan contra las infecciones sino que son
células muy especializadas en el sistema inmunitario.

Los monocitos, constituyen de un 5% al 12% del total de glóbulos blancos en la sangre. Su


función también es de defensa, destruyendo y digiriendo células infectadas o dañadas. Pero
también tienen otras importantes funciones, pues al igual que los linfocitos se dirigen a los
diferentes tejidos (la piel, los pulmones, el hígado o el bazo), en los que ejercen distintas
funciones como macrófagos (células que engullen y procesan todos los desechos de células
moribundas) o se convierten en células especializadas, como los osteoclastos, que remodelan el
tejido óseo envejecido.

Los eosinófilos son los encargados de responder a las reacciones alérgicas. Lo que hacen es
inactivar las sustancias extrañas al cuerpo para que no causen daño, y también poseen gránulos
tóxicos que matan a las células invasoras y limpian el área de inflamación. El porcentaje normal
en sangre es del 2 al 10%.

Los basófilos también intervienen en las reacciones alérgicas, liberando histamina, sustancia que
aumenta la circulación sanguínea en la zona para que aparezcan otro tipo de glóbulos blancos y,
además, facilitan que éstos salgan de los vasos sanguíneos y avancen hacia la parte dañada.
También liberan heparina, una sustancia que disuelve los coágulos. En la sangre representan
menos del 2% en condiciones normales
¿Qué son las plaquetas?

Las plaquetas o trombocitos se agregan en las heridas construyendo una


malla sobre la cual se forman los coágulos. Se producen en la médula ósea
a partir de una célula gigante llamada megacariocito. Las cifras normales
en sangre están entre 150.000 a 450.000 por milímetro cúbico.
La trombopoyetina es una sustancia natural que estimula a la médula para
la formación de plaquetas.

Las plaquetas se acumulan en las heridas, provocando una contracción del


vaso sanguíneo y la activación de los factores de coagulación que forman
un coágulo que detiene definitivamente la hemorragia. Las plaquetas viven
de unos cinco a diez días en la sangre.
La cantidad de plaquetas es menor que la de glóbulos rojos, en una proporción de una
plaqueta por cada 20 glóbulos rojos. Intervienen en el proceso de la coagulación, ya
que se juntan donde se produce un sangrado y se aglutinan formando un tapón que
ayuda a sellar el vaso sanguíneo. Al mismo tiempo, liberan sustancias que favorecen la
coagulación. Cuando el número de plaquetas es muy bajo (trombocitopenia), es más
probable que aparezcan hematomas en la piel y sangrados anormales; cuando es muy
alto (trombocitemia), la sangre se coagula en exceso, lo que puede desencadenar un
accidente isquémico transitorio. Cuando la cantidad de plaquetas es extremadamente
elevada, éstas pueden absorber las proteínas de la coagulación y, paradójicamente,
causar hemorragias.
 Glóbulos rojos: de 4,5 a 6 millones por
milímetro cúbico para los hombres y de 4 a
5,5 millones por milímetro cúbico para las
mujeres.
 Hematocrito: lo normal es que oscile entre
el 42 y 54% para el hombre, y el 38 y 46%
para las mujeres.
 Hemoglobina: para los hombres es de 14 a
18 gramos por 100 mililitros de sangre y de
12 a 16 gramos para las mujeres.
 Los glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos:
son las encargadas de llevar el oxígeno a
todas las células del cuerpo humano

 Los leucocitos o glóbulos blancos: nos


defienden de las infecciones y recogen
restos celulares y desechos de los tejidos

 Las plaquetas: evitan las hemorragias


formando un coágulo de sangre, cuando
existe una herida en un vaso sanguíneo
Para concluir
El sistema hematopoyético está formado
por los tejidos que dan soporte a la
generación, maduración y reciclaje de los
componentes de la sangre, así como los
órganos que acogen estas células fuera del
torrente sanguíneo.

¡MUCHAS GRACIAS!

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