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“Año de la lucha contra la corrupción e impunidad”

UNIVERSIDAD LAS AMERICAS

FACULTAD DE DERECHO

CURSO : SOCIOLOGIA

PROFESOR: JORGE MORENO ARMIJO

TEMA: “EL NUEVO ROSTRO DE LA CULTURA


POPULAR EN EL PERU”

ESTUDIANTE:

CICLO : II

LIMA - PERU

2019
INTRODUCUCCCIÓN

El drama histórico del Perú fue no lograr constituir una sociedad nacional.
Hecho evidenciado cuando, tras pocos siglos de dominación, el
Tawantinsuyu o Estado Inca empezó a ser traicionado por los grupos étnicos
regionales desde el primer día de la llegada de Francisco Pizarro. Al régimen
colonial no le interesó forjar una sociedad nacional porque, precisamente, la
base de su poder fue la desintegración étnica de las poblaciones
conquistadas. Durante la república, en cambio, ni el mercantilismo
oligárquico ni el capitalismo dependiente, lograron construir un sistema
social y político incluyente y, por el contrario, consagraron la fractura entre
Estado y nación. Esta contradicción estructural, lejos de constituir un
panorama estático, engendró un indetenible juego de fuerzas sociales que
se interpreta como desborde popular cuando, ante la incapacidad del Estado
para resolver las demandas sociales, económicas y políticas de la población
a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, masas de emigrantes del Otro
Perú, olvidado y discriminado, acabaron rebasándolo y acorralándolo. Este
dinámico proceso de cambios, al iniciarse el siglo XXI se ha acelerado y
acentuado. El propósito de este artículo es bosquejar y analizar este hecho,
proponiendo que la otra cara del desborde del Estado, que ya se ha
convertido en permanente, en estas dos últimas décadas, es la formación
por vez primera en el proceso histórico peruano de una emergente sociedad
nacional. Sociedad de rostro plural, multiétnico y multilingüe,
predominantemente urbano, emprendedor, de costeños, serranos y
amazónicos identificados como peruanos y que ha sido posible solamente
por la presencia masiva del Perú discriminado y olvidado en el mundo
urbano.. Fenómeno que ha sido perceptible a lo largo de las últimas siete
décadas, etapa que defino como la Historia corta del Perú y que resulta
fundamental para analizar el derrotero futuro de la nueva sociedad peruana.

El Perú es un país de variada cultura, un país multiétnico y multilingüista. A


través de su extenso desarrollo histórico, ha logrado constituirse en uno de
los países que alberga una riqueza cultural muy nutrida y variada, y que
comprende todas aquellas expresiones o testimonios de creación humana
que tienen especial relevancia en relación con la arqueología, la historia, la
literatura, la educación, el arte, las ciencias y la cultura en general de este
país, además mantiene vivos elementos específicos que distinguen sus
diferentes y múltiples contextos culturales. De ahí la importancia por su
protección, conservación y transmisión a las generaciones futuras

El patrimonio cultural del Perú es quizá uno de los más ricos de América,
pues se trata del legado de distintos pueblos que alcanzaron el nivel de alta
cultura en diferentes etapas y lugares, muchos años antes de la llegada de
los europeos, y la herencia de uno de los virreinatos más poderosos de la
América Hispana. Además contiene los añadidos de minorías provenientes
de África Asia y Europa. Sin embargo, tanto las vertientes nativas como las
foráneas no han logrado integrarse de tal manera que podamos hablar de
una identidad nacional coincidente con su territorio.
CUERPO DEL TRABAJO

CONCEPTO DE CULTURA

La cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos


distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que
caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las
artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser
humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias y que la
cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la
que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos
y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y
efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma
conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en
cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas
significaciones, y crea obras que lo trascienden.
En síntesis, cultura es todo aquello, material o inmaterial (creencias, valores,
comportamientos y objetos concretos), que identifica a un determinado
grupo de personas, y surgen de sus vivencias en una determinada realidad.
Dicho de otro modo, cultura es la manera como los seres humanos
desarrollamos nuestra vida y construimos el mundo o la parte donde
habitamos; por tanto, cultura es el desarrollo, intelectual o artístico.

RAICES DE NUESTRA CULTURA ACTUAL

El Perú de nuestros días es culturalmente multifacético. A lo largo y ancho


de nuestro territorio florecen diversas formas de vida, distintas maneras de
expresarse en lenguas y dialectos, variadas costumbres festivas y artísticas,
múltiples sabores de platos típicos regionales y uso diversificado de
vestimenta. Nuestro país se caracteriza fundamental mente por sus
diversidades culturales y sus matices. Este panorama de multiplicidades lo
convierte precisamente en una sociedad rica en expresiones culturales,
concordante con su naturaleza geográfica de angostos valles costeros, de
elevadas montañas andinas y espesa jungla amazónica.
Los estudios arqueológicos vienen demostrando que, los antecedentes más
antiguos de las formaciones culturales de nuestro país tuvieron epígonos en
Chavín y Tiahuanaco, cuyos centros hegemónicos estuvieron situados por
encima de los 3,000 m.s.n.m. Otras formaciones culturales igualmente
importantes, se desarrollaron a lo largo de la Costa, desde Vicus en Piura
hasta Nazca en el sur, pasando por diversos núcleos culturales de los valles
de Chicama, de Casma, de Paramonga, de Chancay, de Pachacamac, de
Chincha e Ica, en íntima relación económica y cultural de oposición y
complementariedad con las formaciones culturales propiamente andinas.
La música y la danza, el verbo y el canto, son las primeras manifestaciones
de arte que crea el hombre, para exteriorizar sus estados de ánimo, sus
alegrías y tristezas, sus angustias y esperanzas, sus permanentes actos de
fe y sus pleitesías hacia los elementos sagrados. Muchas de nuestras
matrices musicales y de nuestras danzas tuvieron sus orígenes en estas
épocas remitas. Pero las generaciones sucesivas han venido recreando y
adaptando sus conocimientos y prácticas artísticas a las propias
circunstancias de la vida, siempre cambiantes y dinámicas. Fueron estos
desarrollos artísticos del hombre antiguo que crearon los instrumentos
musicales.

LA CULTURA POPULAR EN EL PERU

Las migraciones fueron un factor esencial en la diversificación de la cultura


popular. Cada una de las personas que arribaron a nuestro país trajeron
consigo su pasado, sus danzas, su religión y su forma de ver el mundo, entre
otras cosas. No se entendería nuestro emblemático festejo si los esclavos
africanos no hubiesen contribuido con su cultura. Tampoco se entenderían
mitos como el del “cuco” si es que las amas de leche no hubiesen cuidado a
los hijos de los patrones.
Cuando se dio la masiva migración de chinos al Perú, ellos también trajeron
consigo costumbres muy particulares como sus formas únicas de preparar
la comida. El resultado, a largo plazo, fue el Chifa, emblema en la actualidad
de nuestra gastronomía. Sin embargo, no todas nuestras costumbres son
foráneas. El misticismo de nuestras culturas ancestrales es un punto
imprescindible de la cultura popular. La brujería se convirtió en una
manifestación cultural tan importante que ha llegado hasta nuestros días.
¿Quién no ha escuchado hablar del mal de ojo, de la pasada de huevo, de
los amarres amorosos? Muchos creen fervientemente en eso e incluso
resulta rentable dedicarse a la chamanería.
Fue la radio la cual permitió difundir la cultura popular y enriquecerla con su
aparición, el Perú entero se sorprendió con aquel aparato capaz de trasmitir
noticias desde lugares muy lejanos en tiempo real. Llegó a ser un
artefacto masivo, hasta en los lugares más recónditos del territorio nacional
existía uno de esos aparatos. La música comenzaría desde ese momento a
escucharse por todo el país. De hecho, ya existía música típica regional,
como los huaynos por ejemplo, pero la radio fue su medio de propagación.
Se fueron creando emisoras regionales. Los grupos de música locales
tuvieron la oportunidad, por vez primera, de ser escuchados en todo el
territorio nacional. Al ver que estos grupos se hacían exitoso, muchos otros
aparecieron. Chabuca Granda, nacida en el seno de una acomodada familia
de Abancay en 1920, llegó a ser una de las mayores propulsoras de la
música peruana. Y es que ella es la primera que rompe con la rítmica
convencional del vals peruano; además el lenguaje que emplea en sus
canciones no es el típico lenguaje de los antiguos valses de salón. Existe en
ella una fusión que sorprendió en su tiempo, esa fusión se dio porque decidió
abrazar a la cultura popular. La Flor de la Canela, que Chabuca compuso
pensando en una negrita, doña Victoria Angulo que paseaba siempre por el
Puente de los Suspiros, es, por ejemplo, considerada por muchos como
nuestro segundo himno nacional,. Además sus canciones hablan de
nuestras diversas tradiciones culturales como es el caso de José Antonio,
que hace alusión al chalán y al caballo de paso peruano. Sin duda alguna,
con la ayuda de la radio, las canciones de Chabuca Granda comenzaron a
llenar de patriotismo a todos sus connacionales.
La posterior llegada de la televisión también fue un factor determinante para
la difusión de la cultura popular. En los programas televisivos peruanos se
puede notar la esencia de la idiosincrasia peruana, como es el caso
de Trampolín a la Fama, (1967-1996), en donde Ferrando le abrió las
puertas a los nuevos (y actuales) talentos nacionales.
En los años 1961-1998, se dio una descontrolada migración en Lima. Los
pobladores de las provincias más empobrecidas comenzaron a migrar hacia
la capital en busca de nuevas oportunidades no solo laborales sino también
de servicios, educación y calidad de vida. Esta migración impulsó la
propagación de la cultura popular, los migrantes llegarían a Lima con su
visión del mundo, con sus creencias locales, con su música, su comida, su
tradición. Y es en Lima donde comienza se fusionan por fin todos estos
factores. De un momento a otro la Lima señorial dejó de existir. Ciertamente
comenzó a crecer de una forma desordenada, lo que dio origen a la Lima
deforme que tenemos hoy en día. Entre otras cosas, las migraciones
originaron el triste centralismo peruano. Durante ese transcurso de tiempo
se creó el término “Lima la gris”, que ahora se usa prácticamente como un
apodo de nuestra capital. Ejemplos concretos de esa fusión pueden ser la
gastronomía, hoy en Lima conseguimos los platos típicos de todas las
regiones del Perú y en los quioscos se vende, junto a las Galletas Chaplín,
bolsitas de mote o chifles. Ahora, en las fiestas, se escucha en huayno o
cumbia sin mayores reparos.
Julio Ramón Ribeyro (1929-1994) es el mejor escritor peruano del siglo XX,
y uno de los mejores cuentistas nacionales, fue capaz de capturar entre las
líneas de su literatura a esa Lima grande, deforme, gris, de la que
hablábamos en el párrafo anterior. Uno de sus libros más emblemáticos es
la antología de cuentos La palabra del mudo. Cuando a Ribeyro, allá por el
año 1973, su editor le pregunta ¿por qué La palabra del mudo?, él responde:
“Porque en la mayoría de mis cuentos se expresan aquellos que en la vida
están privados de la palabra, los marginados, los olvidados, los condenados
a una existencia sin sintonía y sin voz. Yo les he restituido este hálito negado
y les he permitido modular sus anhelos, sus arrebatos y sus angustias”1
La migración masiva a Lima trajo consigo no solo la cultura popular, sino
también la pobreza, y la discriminación poniendo en vitrina los abismos
sociales. Julio Ramón Ribeyro, al decir marginados, olvidados, se está
refiriendo a aquellos, que por culpa de la migración masiva, no tuvieron
oportunidad alguna para progresar en Lima. Logra plasmar la idiosincrasia

1
Ribeyro, Julio Ramón: La palabra del mudo (I), Editorial Planeta, segunda reimpresión: marzo de 2011. Página 7
del peruano, tanto de la clase alta como de la baja. Logra, a través de su
pluma, atraparnos en el arribismo del peruano, como es el caso de don
Fernando Pasamano, en su cuento El banquete; en Los hombre y las
botellas, por ejemplo, se pueden notar también los defectos de la sociedad
de aquel entonces. Ribeyro representa a la narrativa con carga social y, al
igual que Chabuca Granda, él abrazó a la cultura popular insertándola en su
literatura.
La cultura popular es la que de alguna forma nos ha ido dando identidad a
lo largo del tiempo. Ahora se escucha al Huayno, la cumbia, se come cuy,
pollo a la brasa, papa a la huancaína, picarones a lo largo y ancho de nuestro
territorio.
La cultura popular es, en definitiva, parte de nuestra vida cotidiana, parte de
nuestro pensamiento, parte de nuestro pasado, presente y futuro. Nuestra
cultura popular es la que ha moldeado nuestra identidad y nos ha ayudado
a unificarnos más como nación haciendo que las creencias de las distintas
clases sociales se mezclen para formar una sola masa. Debemos defender
y promover el mestizaje de nuestra cultura, pues eso nos llega de tradición.
La fusión se ha dado y se seguirá dando haciendo que, alguna forma, nos
vayamos acostumbrando a nuestras propias costumbres.

LA “CULTURA CHICHA” EN EL PERU

Lima actual, la contemporánea del siglo XXI, no se puede entender sin esa
suerte de inicio, o creación original que significó los cambios que se dieron
desde los años 1950. Cambios que finalmente refundaron la Capital e
hicieron que tomara un rumbo distinto. A partir de esa fecha, Lima ya no
sería la misma. La Arcadia previa a esos años se desdibujó y en la ciudad
se fue configurando un nuevo espacio, un nuevo rostro, nuevos gustos,
colores y sonidos. Los que dieron un nuevo contenido fueron los peruanos
que no estuvieron en la escena oficial del país en los años precedentes, y
después de la mitad de siglo pasado asumen un rol protagónico: los “otros”,
antes, principalmente imaginados como indios o campesinos, se hicieron
presentes masivamente en la ciudad, pero no como indígenas, campesinos,
o runas, sino como cholos, los que se convertirían en los nuevos limeños.
Hoy en día, cinco décadas después, Lima es distinta, la irrupción de lo
popular andino ha marcado la pauta en la ciudad. Durante todo este tiempo,
a la capital no solo se la ha denominado Lima andina o serrana sino también,
actualmente, se la llama Lima “chichera”, a partir de una de las expresiones
culturales y estéticas masivas creadas por los sectores subalternos de origen
migrante: la música chicha.
En estos años de cambio de siglo, en el país, se ha hecho viva la
preocupación por lo que se ha venido en llamar "cultura chicha" En esta
coyuntura ello está relacionado con situaciones que se han dado en dos
ámbitos distintos: la política y la cultura. El primero, en el ámbito político, a
su vez, se han dado tres hechos que han marcado la escena política y la
preocupación nacional de fin de siglo: 1) los diarios denominados chicha se
convirtieron en pasquines de la mentira, del engaño y del ocultamiento de la
información de manera deliberada; 2) la fraudulenta re-re-elección del
presidente Fujimori, que apelando a todo tipo de argucias, confabulación,
chantaje y engaño se ungió con un tercer mandato anticonstitucional; 3) la
conversión súbita de parlamentarios de oposición al oficialismo, los
llamados tránsfugas, que renegaron o abjuraron de los principios que los
llevó al parlamento. Todo ello ha ocurrido al son de la tecnocumbia 'El baile
del chino'. El primer hecho vinculó el termino chicha con la falsedad y el
engaño; en el caso del segundo y tercero, su asociación era con la falta de
escrúpulos y la flexibilidad de los valores. En suma, los tres hechos del
ámbito político se insertan dentro del marco de la flexibilización de las
normas y los valores muy extendido en toda la sociedad: que ha transgredido
la institucionalidad de las normas; puesto en cuestión la ética y los valores,
resaltando una racionalidad instrumental. El segundo, en el ámbito cultural:
a la par con el anterior, y merced a la gran aceptación de la tecnocumbia o
tecnochicha, se viene asociando a la chicha como una música que
"democratiza", dado su inserción en todos los estratos de la sociedad, y
medios de comunicación. A todo este conjunto de hechos se la ha asociado
con la llamada "cultura chicha".
Pero también, a lo largo de dos décadas, de los 80 hasta el 2000, se ha ido
construyendo un significado de la chicha de contenido negativo que ha
servido para calificar a todo tipo de situaciones que se vincula con la
transgresión, fuera de lo establecido, mal hecho o informalidad. De tal
manera que el término chicha fue adquiriendo un valor de contenido
negativo. Veremos que ha sido frecuente -aún lo es- leer y/o escuchar de
algunos analistas políticos y especialistas , sobre todo en los medios de
comunicación, el término `chicha' asociado a todos los ámbitos: el
económico ("economía chicha", "crédito chicha", "presupuesto chicha", "tren
chicha", "modernidad chicha"); el político (un "presidente chicha",
"constitución chicha", "alcalde chicha", "sendero chicha", "parlamentaria
chicha", "partido político chicha"); lo social ("organización chicha", "asamblea
chicha"); el cultural ("es una creación chicha", "colores chicha"); del
espectáculo (animadora chicha, vedette chicha, programa de espectáculos
chicha); el deportivo ("Alianza Lima fue una estridente chicha sin compás,
monótona y sin ritmo"). A la arquitectura ("arquitectura chicha", "casa
chicha", "diseños chicha"); también en el uso cotidiano y coloquial ("nada
que ver con cosas chicha", "estas pura chicha"); y así, podemos seguir
encontrando o inventando más asociaciones con el término chicha (la
revista Perúpaz calificó al Perú "1994 ha sido un año chicha en el Perú";
"...este Perú profundamente corrupto y chichero y laxo y desarreglado",
Abelardo Sánchez León, revista Quehacer.) pero siempre con ese sentido
negativo que se la ha encajado.
Actualmente, en el año 2000, En este contexto, marcado por un polarizado
ambiente político se ha vuelto encontrar calificativos como: "elecciones
chicha", "parlamentarios chicha" o tránsfugas, "diarios chicha", "presidente
chicha", "política chicha"; siempre con ese signo negativo. También dentro
del quehacer del mercado: "El "achichamiento" del mercado y el marketing
peruano"2. "Estamos en un país chicha y las cosas que hace uno en el
exterior lo miran"3

La chicha como amalgama de culturas.

Sin embargo, podemos decir, que la chicha, es más bien el sincretismo, la


mixtura de todas las culturas del país anidadas en la ciudad capital. No es

2
(Gestión, 30 de julio, 2000)
3
(Oblitas en: Todo Sport.).
exactamente andina, aunque lo es mayoritariamente, tampoco es
propiamente citadina, es la mezcla e imbricación de todas las culturas,
incluida la criolla, limeña.
De tal modo que, en determinados contextos se ha privilegiado algunos
aspectos de la "cultura chicha": que va ligado estrictamente con lo mal
hecho, inescrupuloso, delictivo; anómico, etc. Es decir, es su sentido
negativo el más difundido.
Pero ¿qué es la "cultura chicha"? ¿Cómo se ha generado? ¿Cómo adquiere
una connotación negativa el término chicha? ¿Es exacto denominar "cultura
chicha" a todo este conjunto de hechos o tal vez, es una manifestación
importante que se ha ido configurando como tránsito de una sociedad de
corte aristocrático-criolla hacia una sociedad más popular, confluyente, de
corte democrático, en la que coexistan todas las culturas vivas del país, y
está más de acuerdo a los cambios producidos en los últimos 50 en el Perú?
A fin de cuentas ¿qué nos está diciendo la llamada "cultura chicha", que
significado adquiere, para la cultura en el Perú, para Lima en particular?
Para explorar su comprensión de la llamada "cultura chicha", veremos en
estas líneas las dimensiones que comprende, la construcción social del
significado negativo de la chicha y el significado cultural que adquiere para
el país y Lima en particular:

Dimensiones de la "cultura chicha"


A lo largo del tiempo, esta manifestación de lo chicha se ha ido configurando,
en una suerte de cultura que ha involucrado una serie de aspectos o
dimensiones. De ahí, podemos decir que La cultura chicha presenta las
siguientes dimensiones:
Lo estético-cultural: colores estridentes, combinación de las comidas,
mezcla de tradiciones y culturas, etc., que más de las veces se ha asociado
con "mal gusto" desde cánones culturales distintos.
Lo informal, la mezcla, pandemónium, etc.
La flexibilidad de las normas y los valores: lo inescrupuloso, fuera de las
normas, etc.
A partir de estas dimensiones, construidas socialmente, se extienden en
todos los ámbitos de la sociedad: tanto social, político, económico y cultural.
Y, por supuesto, como ya he señalado, en determinados contextos se relieva
uno de sus aspectos. En estos dos últimos años es el ámbito político el que
está en la escena nacional, es aquí donde hemos podido dar cuenta de
algunas de las dimensiones ligadas con su significado negativo.

La connotación negativa del término chicha


Hasta fines de los años 60 en el Perú, a la chicha, sólo se la conocía como
una bebida ancestral, autóctona, andina: la chicha de jora. Tenía un
contenido positivo, casi mítico y ningún otro referente que la reconociera. No
había nada que la identificara con lo peyorativo, insignificante, improvisado,
pandemónium; con un contenido negativo, ni mucho menos que advirtiera
mezcla, mal gusto y sobre todo, que estuviera mal hecho.
Entonces ¿de dónde proviene su connotación negativa?
En principio, habría que decir que esto se dio básicamente desde la creación
de la música chicha. La música chicha surgió en un medio netamente urbano
y limeño, dentro de una atmósfera de convulsión social y cultural, de fusión
de géneros musicales (cuyos gestores fueron tanto migrantes aclimatados
como sus descendientes o nuevos limeños), y de una suerte de
enfrentamiento entre lo serrano y lo costeño. Su aparición, a fines de los
años 60, en el medio musical urbano incrementó (léase redefinió) el sentido
del término. De ese modo, la chicha no sólo era una bebida, sino además un
género de música. A partir de ese hecho, al término chicha se le fue
adjudicando un contenido adicional según tres elementos importantes: 1) las
características que fueron presentándose en el desarrollo musical de la
chicha; 2) los sujetos que convocaba; y 3) las nuevas circunstancias sociales
que se desplegaron a su alrededor. Elementos que se irán conjugando para
redefinir el contenido de la chicha.
De esa forma, la acepción negativa empieza a configurarse bajo dos niveles:
Primero, a un nivel manifiesto, social, desde que se crea la música chicha.
Es decir, la aparición del significado negativo de la chicha se debió a la
asociación del término con lo que acontecía en el ambiente chichero: con
sus fiestas, que más de las veces terminaban en pleitos (con mucha mayor
frecuencia en sus inicios); con la forma de ser de algunos chicheros, a
quienes se les identificaba como "achorados", "maleados", "gente del mal
vivir"; y sobre todo por quienes conformaban ese mundo chichero: jóvenes
de sectores sociales bajos, de barrios populosos, muchos de ellos migrantes
andinos pobres, aclimatados o nuevo limeños.
Segundo, a un nivel latente, en el plano de los valores, el término adquiere
un significado negativo teniendo como sedimento el desprecio al indígena,
al serrano, al cholo, producto del racismo criollo del siglo XIX, el racismo
republicano, que instituyó una distinta y poca valoración del indígena, del
cholo frente al blanco, al criollo. Hoy en día el racismo forma parte de nuestro
inconsciente colectivo, y es una característica de nuestra conformación
cultural; reactivada y reforzada desde los años 50 en adelante con la
presencia creciente de los migrantes andinos en las ciudades.
La música chicha, en este contexto, activa esos contenidos inconscientes en
la medida en que desde su creación hizo una suerte de propuesta distinta
no premeditada: de valores, de gusto, de belleza, de colores, de estilo, de
patrones de creación, de ritmo, distanciado y/o enfrentado a los propiamente
citadinos limeños. Es decir, con la chicha se reedita el enfrentamiento
tradicional entre dos tipos de culturas: la andina y la costeña, en el medio
urbano. Esto se debió a la presencia de varios factores: 1) los migrantes
serranos aclimatados o los hijos de éstos, los nuevos limeños, que son vistos
como los generadores de todos los males; 2) la condición social de este
sector, por lo general popular, asociado a lo `maleado', lo `achorado'; 3) la
mezcla de dos géneros, considerada de mal gusto; 4) la creación musical
vista como rudimentaria, elemental, mal hecha; a la luz de otras con patrones
definidos y académicos; 5) las fiestas chicha, a las que se atribuía la
generación de la violencia; 6) un tipo de belleza, de colores y vestidos
calificados de mal gusto, de bajo nivel y de poco valor.
En buena cuenta, la chicha, como término, recogería para sí, por un lado,
los trastornos sociales de las nuevas circunstancias que se generaron desde
los 50 en adelante, de los cuales la música chicha es su producto cultural; y
por otro lado, los prejuicios y valores formados desde el racismo republicano
contra todo aquello que tiene algún matiz andino, étnico o cultural distinto al
blanco. Ese estigma de lo cholo, de lo indígena y de todo aquello diferente
al blanco forma parte, hasta hoy, de nuestros valores y de tiempo en tiempo
aflora.
En suma, el signo negativo endilgado al término chicha respondería a ese
doble hecho ubicado en el plano de lo manifiesto y de lo latente. Hoy en día,
sin embargo, la acepción negativa transciende los marcos puramente
melódicos-culturales hacia la esfera de lo social para dar cuenta de lo que
viene ocurriendo a nivel de la sociedad. De esa manera el término chicha,
por su uso cotidiano, adquiere una suerte de distanciamiento de su origen
socio-cultural -arrastrando su signo negativo- para ser tomado como un
descriptor de lo social. Dejando de ser un sustantivo y convertirse en un
adjetivo calificativo de acepción negativa.
La chicha en el contexto cultural peruano :
Cambio cultural desde la segunda mitad del siglo XX Para tener una idea
clara del significado de la "cultura chicha" en el Perú y Lima en particular,
hay que verla dentro de un contexto más amplio, dentro de un proceso de
conformación de la cultura en el país durante el siglo XX, e indagar cuáles
han sido los cambios ocurridos en esos años para que se produzca un tipo
de cultura como la llamada chicha.
Desde la segunda mitad del siglo XX hacia adelante, se fue configurando un
tipo de cultura producto de las nuevas circunstancias por las que fue
atravesando el país, y Lima en particular. Básicamente se debió a las
migraciones andinas que arribaron a la ciudad desde 1950, la segunda gran
oleada migratoria como dijera Bourricaud (1989), provincianos pobres de
distintas partes del país llegaron a la capital con muchas expectativas. Se
ubicaron en lugares distantes de la ciudad, conquistando sus propios
espacios (Degregori, Blondet y Lynch, 1986), creando asentamientos
humanos, pueblos jóvenes, distritos populares. Es decir, "ensancharon"
Lima en sus cuatro grandes zonas (norte, sur, este, oeste) (Sánchez,
Calderón, 1980). Si en los años 40 el 28.5% de la población de Lima era
migrante, en 1961 ya eran el 46%, y en el año 1972 se convirtió en el 46%,
de migrantes en Lima. (Golte y Adams, 1990). Se produjo la "cholificación"
de Lima y la emergencia del cholo (Quijano, 1980), el nuevo limeño
(Portocarrero, 1993) fue amalgamando sus valores, creencias, costumbres,
tradiciones, etc. a estas nuevas circunstancias citadinas (Quispe Lázaro,
1993). Buscaban identificarse con la nueva realidad social de Lima en medio
de un hervidero cultural que trascendía la singularidad y el localismo
provinciano. Se fueron asimilando a la ciudad. Este hecho produjo un doble
proceso: Por un lado, Lima fue adecuando a estos nuevos habitantes a su
ritmo y a su lógica; y por otro, los nuevos limeños fueron adecuando Lima a
sus valores, costumbres y tradiciones. En todo este proceso coparon todas
las instancias de la sociedad (Mar, 1984) generando cambios en todos los
ámbitos: sociales, geográficas, económicas, políticas y culturales,
transformando la Lima señorial y aristocrática, criolla y mazamorrera.
Al paso del tiempo este tipo de manifestación cultural se le ha denominado
de muchas maneras: cultura andina, cultura chola y también cultura chicha.
Y la ciudad que ha sido influida por estos sectores se la ha calificado de:
Lima andina, Lima chola o la andinización de Lima, la cholificación de Lima,
etc. Últimamente, también, se la ha denominado Lima chichera o para indicar
que se ha extendido a toda la ciudad, se la ha llamado el enchichamiento de
Lima. La intención era, con estas y otras designaciones, caracterizar a la
ciudad en las actuales circunstancias a partir de algún elemento, que haya
acaecido en el transcurso de estos años en Lima. En esa dirección, uno de
los apelativos que más se ha mencionado para calificar el tipo de cultura de
Lima, de estos años, es el término chicha. Cultura chicha.
Para una mejor comprensión de la cultura chicha, no solo hay que
considerarla como una manifestación de anomalías -por llamarlo de alguna
manera-, de informalidad o algo mal hecho o relacionado con lo
inescrupuloso, o laxitud de las normas. Sino además considerarla como
manifestación de un conjunto de situaciones que corresponden a una
sociedad en transformación, de tránsito de una sociedad aristocrático-criolla
hacia una sociedad -por lo que se ve- que se configura más democrática, en
donde cohabiten todas las culturas, dentro de un contexto social moderno.
Todo ello también debido a la reconfiguración de la ciudad, del espacio
geográfico y de su composición social. Por tanto, lo que se viene
denominando chicha es aquél amalgama de todas las expresiones
culturales, el hervidero del pasado y del presente, de la reminiscencia de la
cultura criolla y aristocrática y su conflicto permanente con lo andino quechua
y amazónico.
EL PERU EMERGENTE CONTRASTAADO POR LA
OPULENCIA, POBREZA Y PRECAARIEDAD

Lamentablemente este nuevo Perú emergente, preponderante y moderno


sigue aún contrastado: con una seria pobreza y una fuerte precariedad de
siglos en gran mayoría de su población frente a un reducido conjunto de
opulentos y ricos asociados al poder de las multinacionales de los países
desarrollados. A pesar de la creciente economía contestataria y formal,
millones de peruanos urbanos y rurales todavía siguen siendo pobres lo cual
es mucho, problema grave porque no aumenta el empleo ni mejora la
distribución de los ingresos reflejando el tradicional mal gobierno que sigue
imperando y que los sectores populares y los nuevos medianos y prósperos
empresarios nacionales no están en condiciones de abatirlo totalmente por
obstáculos, carencias y debilidades propias de un país en desarrollo,
dependiente. De manera que el crecimiento y la modernidad, que han
cambiado el rostro de la gran Lima y de la provincia como totalidad,
solamente benefician a un segmento reducido de su población. Segmento
en el cual un pequeño conjunto de familias tradicionales y políticos
representa al cuestionado Perú Oficial dominando la economía, las
empresas, los bancos, los medios de comunicación, la política y el poder
nacional. El proceso en marcha sufre también las consecuencias de la débil
y frágil carencia de políticas sociales y económicas de sus gobiernos, la
persistencia de un avance desigual y lento en el proceso de modernización
de las diferentes regiones del país y sus sectores sociales y culturales,
aunado a una crisis institucional y administrativa permanente y al deterioro
de la educación y el conocimiento. Por ello el proceso de modernización es
lento, desigual y desarticulado. Los sectores populares y medios limeños son
los que más han avanzado en este proceso de modernización y son los que
han estimulado y favorecido el despertar de toda la provincia peruana, pero
todavía a una escala de pequeño país y de pequeña y limitada economía.
Lentamente se avizoran grandes empresarios modernos y el surgimiento de
una fuerte elite nacionalista. Millones de pequeños y medianos empresarios,
los emprendedores del boom en una amplia dimensión asombran día a día
por su dinamismo y creatividad, y por haber logrado el crecimiento y la
bonanza de los sectores medios en una escala inimaginable, pero en mucho
precarios. Está generándose sobre todo una economía de consumo
compleja, alambicada e intensa en la gran metrópoli, basta recorrer de día y
de noche las tres nuevas Lima y los nuevos supermercados. Han
desplegado su estímulo en una dimensión que cubre el contrastado espacio
nacional hasta en recónditos lugares, fomentando y creando cadenas
productivas competitivas, productivas e integradoras, de comercio y
servicios que los enlaza con la provincia. Lima Norte es el gran ejemplo de
lo que está sucediendo. Cada día su relación con la costa norte y la provincia
norteña serrana y amazónica es creciente. Contribuyendo al dinamismo de
lo más desarrollado del Perú en estos momentos: la costa norte y Lima
Norte. Pero lejos del Perú Oficial que se aferra a mantener una
regionalización departamentalizada.

LA VIABILIDAD DE SER UN ESTADO NACIÓN

En este avance turbulento y lleno de sorpresas buenas y malas la posibilidad


de que el nuevo ordenamiento territorial del país sea descentralizado,
poniendo fin al tremendo centralismo limeño que discurre desde la colonia,
se ha convertido actualmente en un prerrequisito de viabilidad a fin de ser
un país con un nuevo Estado-Nación en corto lapso, demostrando
concordancia con el nuevo sistema mundial de relaciones económicas y
comerciales, con el despertar de las potencialidades y posibilidades de la
provincia peruana, con el desarrollo integral y la integración nacional física y
social de todos los peruanos. Lograr que la ciudadanía alcanzada funcione
sin taxativa alguna, sin la cual no habrá plena participación, condiciones de
gobernabilidad, afianzamiento de la precaria democracia y posibilidad de
consolidar la real sociedad nacional emergente necesaria para afianzar la
identidad nacional, abatir la pobreza y construir el nuevo Perú en proceso de
desarrollo. Desgraciadamente seguimos agobiados por una serie de
problemas del pasado aún no resueltos y que han adquirido rasgos
singulares con el transcurso del tiempo y la marcha del avance científico y
tecnológico mundial. La corrupción se incrementa, el narcotráfico cunde
peligrosamente dominando el escenario nacional, lo ilícito, lo legal afecta la
vida institucional, la norma, lo ético y la moral, la deuda externa e interna
constriñe el bienestar y afecta la soberanía nacional, la pobreza continúa
agravando el desarrollo armónico de la sociedad nacional, la crisis del
conocimiento y el saber, la educación y la capacitación del capital humano y
social, fundamentales para la competitividad y el desarrollo es seria y no está
entre las prioridades de los gobernantes como también la crisis de lo político,
partidos e ideologías; entre los hechos negativos sobresalientes que afectan
la gobernabilidad, el buen gobierno, y la marcha de la auténtica sociedad
nacional. El Perú Oficial a pesar de ser ahora el otro Perú minoritario
mantiene el poder económico y controla con diversos mecanismos la
economía y la política nacional, manteniendo el sistema capitalista nada
favorable para las mayorías. En el nuevo escenario nacional y mundial de
condiciones favorables e insospechadas, es necesario tener presente lo que
es actualmente la verdadera realidad nacional y enfrentar sus problemas a
fin de revertirlos y aprovechar la extraordinaria oportunidad que un mundo
globalizado nos brinda. Problemas como la precariedad de la sociedad
nacional peruana y su débil democracia desde su constitución como
República en 1821 que han configurado nuestra condición de ser un país en
desarrollo que es la preocupación de los nuevos peruanos.

EL FUTURO PROMETEDOR

A partir de estas consideraciones, expuestas sumariamente, conjugando y


coordinando la participación de los mejores especialistas y técnicos del país
en múltiples campos, aunando esfuerzos, dialogando, enfrentando
racionalmente la emergencia espontánea y contestataria de la provincia y la
de los sectores populares y medios urbanos limeños, teniendo presente la
heterogeneidad de la realidad nacional y tomando en cuenta los grandes
problemas estructurales existentes y los recientes que enfrenta el país, es
posible en torno a un proyecto nacional de desarrollo, aprovechar la
coyuntura extraordinaria que significa vivir en un mundo globalizado donde
es viable consolidar una Sociedad Nacional Emergente a fin de forjar el
nuevo Perú del siglo XXI. La descentralización constituye en este escenario
la gran oportunidad para lograr un Perú regionalizado, todo un cambio
estructural como aporte al desarrollo. El proceso de globalización es otra
extraordinaria oportunidad que debemos saber utilizar y aprovechar. Para
esto es necesario un buen gobierno con liderazgo nacional, decisión y toma
de conciencia generalizada para que esto sea posible. En torno a una idea,
plan y modelo, programando una serie de actividades sectoriales que en los
próximos años planificadamente puedan desenvolverse simultánea, activa y
coordinadamente, e incidiendo en la resolución de una serie de problemas
básicos y necesarios que desencadenen procesos de cambios estructurales,
es posible forjar una emergente sociedad nacional desarrollada como cada
día más y más países en desarrollo están logrando. Es decir continuar el
desborde popular y convertirlo en un desborde y despertar nacional. El Perú
Oficial, el poder nacional, los empresarios, los partidos políticos, los
universitarios, los profesionales, las múltiples organizaciones limeñas y
provincianas, la nueva sociedad civil deberán continuar el camino iniciado
en la década de 1940 comenzando con una transformación estructural del
Perú tomando en cuenta la gesta y los logros que el gran conjunto de
sectores populares y medios en desborde ha creado a lo largo de nuestra
historia corta de setenta años.
CONCLUSIONES

El proceso de migración que se generó durante la segunda mitad del siglo


XX en el Perú, que generó un cambio en la imagen de nuestra sociedad:
pasamos de ser una sociedad rural a una sociedad urbana.
Sin embargo, este cambio se produjo de forma desordenada, calificándola
como un “desborde social”, que generó una sociedad con 02 esquemas
económicos distintos: un esquema formal y uno popular o “informal”.
Frente a esta situación el Estado poco hizo para integrar estos 2 esquemas,
más aún cuando el estado puso trabas que agudizaban alguna
aproximación al respecto.
En la ciudad de Lima, que es la que ocupa casi la mitad de la población
nacional, este fenómeno genera un contraste cultural de dos corrientes. Ello
le otorga un nuevo rostro al Perú, quizás una nueva identidad como nación.
La "cultura chicha" como signo de nuestro tiempo. Diremos que, la cultura
chicha en el Perú -a falta de un nombre adecuado- denomina el sincretismo
cultural de los últimos 50 años en el país. Es una cultura que tiene varias
dimensiones, a pesar que la más difundida se vincula con lo anómico,
informal e inescrupuloso; sin embargo, las otras dimensiones aluden a un
patrón de cultura distinta a la tradicional aristocrática, expresa la mixtura de
todas las culturas. De ese modo lo experimentamos de manera cotidiana: el
combinado en las comidas, la difusión de los colores fuertes, la vitalidad de
las diferentes culturas anidadas en la capital, etc. Además de ser un rasgo
incluyente, es decir, la significante presencia de todas las culturas, sin
menoscabo de ninguna. Por tanto, diremos que la cultura chicha es la
manifestación del cambio cultural que ha sufrido el país desde la segunda
mitad del siglo XX en el Perú, en Lima en particular, haciendo que la cultura
sea más democrática y popular.
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BIBLIOGRAFIA

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