La educación libertadora es incompatible, como una pedagogía que de
manera consciente y mitificada ha sido practica de dominación.
La pedagogía del oprimido es libertadora de ambos, del oprimido y del
opresor, hegelianamente diríamos: la verdad del opresor reside en la conciencia del oprimido. La pedagogía de paulo Freire siendo método de alfabetización tiene como su idea animadora, toda una dimensión humana de la “educación como práctica de la libertad”, lo que en régimen de dominación solo se puede producir, desarrollar en la dinámica de una (pedagogía del oprimido). La descodificación es análisis y consecuente reconstitución de la situación vivida: reflejo, reflexión, y apertura de las posibilidades concretas de pasar más halla. La codificación y descodificación permiten al alfabetizado, integrar l: el redescubre en su mundo expresado por su comportamiento. El método paulo Freire no enseña a repetir palabras, ni se restringe a desarrollar la capacidad de pensar según las exigencias, lógicas del discurso abstracto; simplemente coloca al alfabetizando en condiciones de poder replantearse críticamente las palabras de su mundo para en la oportunidad de vida, saber y poder decir sus palabras. La hominización no es adaptación: el hombre no se naturaliza, humaniza al mundo, la hominización no es un proceso biológico, sino también historia. La conciencia y el mundo no se estructuran sincrónicamente, en un una conciencia estática del mundo, visión y espectáculo. La conciencia emerge del mundo vivido, lo objetiva, lo problematiza, lo comprende pomo un proyecto humano. El hombre radical comprometido con la liberación de los hombres, no se deja prender en círculos de seguridad, en los cuales presiona a la realidad, es tanto radical en esta realidad, para transformarla mejor. La pedagogía del oprimido, que no puede ser elaborada por los opresores es un instrumento para este descubrimiento crítico, los oprimidos en vez de buscar la liberación y a través de ella, tienen a ser opresores también o supresores. La realidad social objetiva, que no existe por casualidad, sino como el producto de la acción de los hombres, tampoco se transforma por casualidad, si los hombres son los productores de esta realidad, y si está en la inversión de la praxis se vuelve sobre ellos y los condiciona, transformar la realidad, es tarea histórica es tarea de los hombres. Con praxis es reflexión y acción de los hombres, sobre el mundo para transformarlo, sin ella es imposible la superación de la contradicción opresor- oprimido. La pedagogía del oprimido que, en el fondo, es la pedagogía de los hombres que se empeñan en la lucha por su liberación tiene sus raíces ahí, y debe tener en los propios oprimidos que se saben o se empiezan a conocerse, críticamente como oprimidos uno de sus sujetos. El sadismo aparece, así como una características de la conciencia opresora, en su visión necrofila del mundo es por eso que lo su amor es un amor a la inversa; un amor a la muerte y no a la vida. Educadores y educandos, liderazgo y masas, co-intensionados coe- intencionados hacia la realidad se encuentran en una tarea en que ambos son sujetos en el acto, no solo de descubrirla y así conocerla, críticamente, sino también en el acto de recrear este conocimiento. De este medo la educación se transforma en un acto de depositar en el cual los educandos son los depositarios y el educador quien deposita. El educador que aliena la ignorancia se mantiene en posiciones fijas, invariables, será siempre el que sabe, en tanto los educandos serán siempre los que no saben, la rigidez de estas posiciones niega a la educación y al conocimiento como procesos de búsqueda. La opresión que no es sino un control aplastador, es necrofila, se nutre del amor a la muertes y no de la muerte a la vida. La conciencia y el mundo señala sartre; se dan al mismo tiempo: exterior por esencia a la conciencia, el mundo es por esencia relativo a ella.