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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES IZTACALA

MEDICINA CONDUCTIUAL

SERVICIO DE TRASPLANTE

TAREA:
ENSAYO

ASPECTOS PSICOLÓGICOS DEL PACIENTE


EN TRASPLANTE RENAL

TUTORÍA

NOVIEMBRE 2018
Introducción

En la actualidad, la transformación demográfica en composición con el éxito en el


control de múltiples enfermedades infecciosas y los cambios en el estilo de vida,
han impactado de manera determinante el patrón de morbilidad y mortalidad en
México. Actualmente las personas adultas representan más de la mitad de la
población y las enfermedades que afectan a este grupo son las crónico-
degenerativas (Rojano García, Alcazár, Olán, Reynoso & Mercado Corona, 2001).

Se ha definido a la enfermedad crónica-degenerativa como aquella que


comprende todos los deterioros o desviaciones de lo normal y que tiene una o más
de las siguientes características: es permanente, presenta algún grado de
discapacidad, causa alteraciones patológicas irreversibles, requiere tratamiento
especial de rehabilitación y de un largo periodo de supervisión, observación y
cuidado (Comission on Chronic Illness, 1957).

Las enfermedades crónicas no sólo impactan en la salud física si no también otras


esferas como la psicológica, la económica y la social. Es enfrentarse a una
enfermedad crónica que con frecuencia es encontrarse atrapado entre una muerte
segura y una vida que depende de tratamientos médicos. Los pacientes crónicos
se sienten temerosos ante la muerte y ante una vida que no pueden llevar de
manera normal, puesto que a pesar de una apariencia sana, se perciben
enfermos. Deben enfrentarse a un proceso psicológico derivado de la evidencia de
que el tratamiento médico no curará la enfermedad, lo que conlleva a aceptar sus
propias limitaciones funcionales y seguir adelante con su vida. Usualmente, el
curso de la enfermedad crónica afecta en gran medida la calidad de vida tanto del
paciente como de sus cuidadores (García-Flores, López-Chávez & Ojeda-
Cervantes, 2014).

Dentro de las enfermedades crónicas se encuentra la Enfermedad Renal Crónica


Terminal (ERCT) el cual es la resultante de diversas enfermedades
cronicodegenerativas, entre las que destacan la diabetes mellitus y la hipertensión
arterial, conduce hacia un desenlace fatal si no es tratada. Las cifras de morbilidad
y mortalidad son alarmantes, y en México toma gran relevancia, ya que esta es
una de las principales causas de atención en hospitalización y en los servicios de
urgencias. Está considerada una enfermedad catastrófica debido al número
creciente de casos, por los altos costos de inversión, recursos de infraestructura y
humanos limitados, la detección tardía y altas tasas de morbilidad y mortalidad en
programas de sustitución. Actualmente se carece de un registro de pacientes con
ERCT por lo que se desconoce el número preciso de pacientes, los grupos de
edad y sexo, así como el comportamiento propio de los programas. Se estima una
incidencia de pacientes con insuficiencia renal crónica terminal de 377 casos por
millón de habitantes y una la prevalencia de 1,142; con alrededor de 52.000
pacientes en terapias sustitutivas, de los cuales el 80% de los pacientes son
atendidos en el Instituto Mexicano del Seguro Social (Méndez-Durán, Méndez-
Bueno, Tapia-Yáñez, Montes, & Aguilar-Sánchez, 2010).

La ERCT se define como la disminución de la función renal, expresada por una


tasa de filtración glomerular (TFG) menor a 60 mL/min/1.73 m2 SC o como la
presencia de daño renal durante más de 3 meses, manifestada en forma directa
por alteraciones histológicas en la biopsia renal o en forma indirecta por
marcadores de daño renal como albuminuria o proteinuria, alteraciones en el
sedimento urinario o alteraciones en pruebas de imagen (López, 2008).

El tratamiento de la ERCT debe ser unitario e integrado en cuanto a las diversas


opciones de hemodiálisis (hospitalaria, en centro de diálisis, en casa), diálisis
peritoneal (ambulatoria crónica, con cicladora nocturna, etc.) y trasplante renal
(TR). En cada paciente hay que optar por la terapéutica inicial más idónea y para
ello hay que valorar las diversas características del paciente de carácter personal,
sociolaboral, comorbilidad asociada, valoración de beneficios, riesgos, calidad de
vida, etc., con cada opción terapéutica. Al ser integrado permite el paso de uno a
otro tratamiento por complicaciones, intolerancia, rechazo del injerto, etcétera
(Martín & Errasti, 2006).

El trasplante de órganos y tejidos ha demostrado ser el mejor tratamiento médico


para algunas enfermedades crónicas terminales, pues no solamente da una nueva
oportunidad de vida a quienes las padecen, sino también mejora la calidad de la
misma (García-Flores et al., 2014).

El Trasplante Renal en la actualidad se lleva con éxito y desde hace años es la


terapia de elección para la mayoría de las causas de insuficiencia renal en la que
está indicado. Mejora la calidad de vida al prescindir de la dependencia de la
diálisis y de las dietas rigurosas, aumenta la supervivencia de los pacientes y es el
tratamiento más económico cuando se compara con la diálisis (Martín & Errasti,
2006).

Para la realización de un trasplante requiere de la valoración médica, social y


psicológica. Una vez que cada disciplina termina su evaluación, un grupo de
especialistas comenta el caso y se emite un dictamen para determinar si los
pacientes son aptos o no para el trasplante (Alcáriñón).

Durante su curso de la enfermedad requieren de cuidados especiales, además de


los propios de la atención médica, también de aquellos que pueden propiciar un
cambio en el estilo y calidad de vida; en donde los factores sociales y ambientales
también son determinantes (Rojano et al., 2001).

Las variables psicológicas y psicosociales son factores que intervienen en


diversos eventos de vida importantes, como lo es el Trasplante Renal, causando
efectos negativos o amortiguadores ante situaciones estresantes. El conocimiento
de los aspectos psicológicos en los pacientes es de utilidad para el psicólogo en el
área de la salud, ya que tiene posibilidad de intervenir para propiciar, mejorar o
reestructurar la forma de enfrentar el estrés, que de manera negativa puede
producir cuadros de ansiedad y depresión ante la situación del trasplante.

Repercusiones psicológicas del trasplante de renal en los pacientes

De acuerdo con Pérez, Ángeles, Rodríguez y Rodríguez (2005) las complicaciones


psicológicas más importantes que podemos encontrar en un trasplantado
podríamos resumirlas en las siguientes:
 Delirium. Aparece en el postoperatorio inmediato y está causado por los
fármacos inmunosupresores. Se caracteriza por una alteración de la
conciencia (dificultades de atención y concentración) y de las funciones
cognoscitivas (deterioro de la memoria, desorientación y alteración del
lenguaje).

 Trastornos sexuales. Suelen aparecer en el 30% de los trasplantados y las


causas pueden ser tanto físicas (por ejemplo, la propia enfermedad o la
medicación) como psicológicas (por ejemplo, algunos trasplantados evitan
las relaciones sexuales por temor a dañar el órgano trasplantado o porque
se sienten menos atractivos debido a los efectos secundarios -crecimiento
del vello- de los inmunosupresores). Las disfunciones sexuales más
frecuentes son el deseo sexual hipoactivo y el trastorno de la erección.

 Trastornos del estado de ánimo. Los más frecuentes son los trastornos
depresivos, con una prevalencia que oscila entre el 10 y el 58% durante los
primeros años post-trasplante. La depresión en el postoperatorio es un
problema clínico de gran importancia, ya que puede ser un factor de riesgo
para las conductas de no adherencia, las cuales provocan en un alto
porcentaje de pacientes el rechazo del órgano. Así mismo, la depresión
también puede desembocar en conductas o intentos suicidas que pueden
manifestarse como incumplimiento del paciente con las prescripciones
terapéuticas.

 Trastornos de ansiedad. su prevalencia oscila entre el 3 y el 33% durante


los primeros años post-trasplante. El trastorno por estrés post-traumático es
al que se le ha dedicado más atención. Estos trastornos aumentan cuando
los pacientes reciben el alta hospitalaria debido a que pierden seguridad
debido a la interrupción de una atención médica propia del hospital que les
lleva a pensar en el riesgo de infección, rechazo y muerte y porque sus
familiares suelen distanciarse de ellos debido a que consideran qu han
regresado a una vida normal.
 Fantasías sobre el donante. Tras el trasplante, los pacientes pueden tener
creencias y pensamientos muy diversos:

 Si el órgano procede de un donante cadáver, los trasplantados pueden


reaccionar fantaseando con las características físicas y psicológicas del
donante, estas fantasías pueden conllevar sentimientos de culpa porque
piensan que otra persona ha muerto para que ellos puedan vivir o en otras
ocasiones intentan ignorar el origen del órgano en una especie de miedo a
ser deudor de la salvación y tienen actitudes de que la vida ha de
devolverles lo que les ha quitado.

 Si el órgano procede de un donante vivo puede establecerse una relación


conflictiva entre el receptor y el donante: 1) sentimientos de culpa respecto
al bienestar del donante, la convicción de que para su recuperación han
necesitado la mutilación de otra persona, etc.; 2) reacción adaptativa, como
depresión, ansiedad, somatización, etc.; 3) la reacción ocurre como una
complicación tardía después del trasplante; y 4) un estado médico
favorable, tanto en los donantes, como en los receptores, sin rechazo y sin
complicaciones médicas graves.

 Insatisfacción con la imagen corporal. Los pacientes perciben el órgano


como un cuerpo extraño que introduce en uno rasgos del donante. Este
problema fue denominado como Síndrome de Frankenstein, debido a que el
paciente se sentía confeccionado con trozos de cadáveres. La
insatisfacción con la imagen corporal está asociada a pensamientos
depresivos y pensamientos ansiosos.

 Otros trastornos. Otras complicaciones psicológicas que también se han


hallado en los trasplantados, pero con menor frecuencia son los trastornos
adaptativos, los trastornos somatomorfos y los trastornos de la conducta
alimentaria.
Factores psicológicos y psicosociales que influyen en las repercusiones
psicológicas del al trasplante renal

Las variables psicológicas y psicosociales más relevantes que influyen en las


complicaciones psicológicas asociadas al trasplante de órganos, podríamos
mencionar las siguientes.

Apoyo familiar. La familia es reconocida como la red de apoyo social más cercana
y de más fácil acceso a los individuos, y la mayoría de las personas cuenta con su
pareja como apoyo para el afrontamiento de su enfermedad. En la familia se
identifica su función protectora y amortiguadora en las situaciones estresantes de
sus miembros, además contribuyen al bienestar y la salud, su ausencia genera
malestar y vulnerabilidad. La relación entre apoyo familiar y trasplante se
establece fundamentalmente en el proceso de afrontamiento y adaptación a la
enfermedad. Se identifica además como modulador del estrés que genera ser
trasplantado. El apoyo emocional de familiar se relaciona positivamente con la
calidad de vida en los receptores (Olaya & González, 2014).

Hospitalización. La alta tasa de hospitalización se correlacionó negativamente con


la percepción de su calidad de vida, las mayores preocupaciones se centra en el
apoyo, las relaciones familiares, la esfera sexual y la reincorporación laboral
(Borroto, Almeida, Lorenzo, Sat, & Guerrero, 2007). Características de la
hospitalización consideradas como una situación estresante: espacialidad (hay
máquinas que invaden el espacio del paciente, luz artificial, ruidos monótonos,
etc.), temporalidad (se pierden los ritmos naturales del día y la noche, la
percepción de la muerte pasa a un primer plano debido al fallecimiento de otros
pacientes, etc.) y despersonalización (el personal sanitario no establece una
relación personal con los pacientes debido a la urgencia que requiere la
intervención terapéutica, a que la duración de la estancia del paciente es corta, a
la mediatización interpersonal por las máquinas, etc.) (Dörr-Zeger, 1988).

Expectativas pre-trasplante y post-trasplante. Los trastornos depresivos son más


frecuentes en la fase post-trasplante cuando los pacientes tienen unas
expectativas demasiado optimistas, es decir no esperan tener ninguna
complicación física ni psicológica, antes de la operación. Expectativas negativas
hacia la enfermedad tras el trasplante también incrementan la sintomatología
ansiosa y depresiva y empeora desde una perspectiva física el autoconcepto, la
autoestima y el autocomportamiento. Esto se debe fundamentalmente a que las
expectativas negativas aumentan los pensamientos irracionales sobre el
funcionamiento del órgano implantado, lo cual los lleva a pensar en la posibilidad
de una evolución desfavorable del trasplante con un gran temor al rechazo del
órgano y a la muerte (Grandi, Fabbri, Tossani, Mangelli, Branzi & Mangelli, 2001).

Estrategias de afrontamiento. las estrategias de afrontamiento aproximativas (por


ejemplo, buscar y recibir información relacionada con la salud) en comparación
con las evitativas se asocian a una mayor adaptación psicológica por parte de los
trasplantados. Un estilo de afrontamiento evitativo implica conductas de no
adherencia, por ejemplo, fumar, ausencia de ejercicio, dieta inadecuada, etc
(Christensen, Ehlers, Raicle, Bertolatus & Lawton, 2000). También se sabe que la
planificación, aceptación y reinterpretación positiva son usadas por pacientes de
trasplante. La estrategia de planificación ayuda a desarrollar un plan de acción con
el cual pueden responder a los nuevos cambios y demandas. Igualmente, el uso
de la estrategia de reinterpretación positiva y crecimiento puede coadyuvar a
responder a las demandas emocionales, ya que permitiría proteger y prevenir la
presencia de desórdenes del ánimo a futuro. Por otro lado, las estrategias de
desentendimiento conductual, supresión de actividades competentes y
desentendimiento cognitivo son descritas como las estrategias de afrontamiento
de menor usadas (Hernández, López & Anacona, 2008).

Duración de la enfermedad. A mayor duración de la enfermedad antes del


trasplante hay más riesgo de padecer trastornos psicológicos después de este
(Trumper & Appleby, 2001).

Procedencia del órgano implantado. Se han comparado los receptores de órganos


procedentes de un donante cadáver con los procedentes de un donante vivo. Se
conoce que a mayor existencia de trastornos psicológicos en pacientes de
donación cadavérica (Pérez, Ángeles, Rodríguez & Rodríguez, 2005).
Calidad de vida. Existen alteraciones psicológicas como la ansiedad y la depresión
antes del trasplante y posteriores a él, que ayudan a predecir la calidad de vida del
paciente, puesto que estos padecimientos influyen en que los pacientes perciban
aún más la mejoría en su calidad de vida.

De acuerdo con lo anterior, resultaría significativo evaluar e investigar los factores


psicológicos asociados al trasplante renal, para llevar a cabo un manejo
psicológico profesional antes, durante y posterior al trasplante, ya que estas
variables son causas que por sí solas tienen influencia en determinar la calidad de
vida y que permiten o perjudican el proceso de un trasplante satisfactorio.
Referencias

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