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EL GRUPO GUARANÍ-TUPI

Los guaraníes pertenecían al grupo lingüístico guaraní-tupí, que ocupaba la parte central
del continente sudamericano. Se extendía el mismo por casi todo el Brasil actual, la región
oriental del Paraguay y zonas aledañas, existiendo parcialidades aisladas en el delta del
Paraná. A fines del siglo XV y comienzos del XVI, poco antes de la llegada de los
españoles a estas latitudes, algunas tribus guaraníes habían emigrado a través del Chaco
hasta los contrafuertes andinos del Aguaragüe y el río Parapití, donde los primitivos
habitantes de la zona los conocían como chiriguanos y guarayos.
Los guaraníes del Paraguay ocupaban las tierras de la margen izquierda del río del mismo
nombre, distribuidos del modo que más adelante se detalla. Presentaban las características
generales de los pueblos agricultores de la región selvática tropical y debían guerrear de
continuo con las hordas depredatorias del Chaco. Los españoles los conocieron con la
denominación de carios, que corresponde más propiamente a las parcialidades de la
comarca asunceña.

ARTES Y CONOCIMIENTO DE LOS GUARANÍES


Sus condiciones en materia botánica eran superiores a los de la generalidad de los pueblos
aborígenes de América, y determinaban las aplicaciones medicinales de numerosas
plantas.
En cosmografía, conocían el ciclo de las estaciones e identificaban a la mayor parte de los
astros visibles sin auxilio de instrumentos.
Practicaban la danza y llevaban el ritmo con el mbaracá, calabaza hueca (porongo) con
piedrecillas adentro. Otros instrumentos eran el mimby, o flauta de caña o de huesos
animales o humanos
Su lengua era rica y musical. Como ya hemos manifestado, ha sido la única que ha
subsistido como medio de comunicación de criollos y mestizos, y constituyen hasta hoy
uno de los factores aglutinantes de la nacionalidad paraguaya.

EDUCACIÓN DE LOS INDIGENAS EN EL PARAGUAY


Fue preocupación constante de la corona española la incorporación de los indígenas a la
vida civilizada, para lo cual, existieron diversas instituciones de captación.
En las capitales de los virreinatos, los hijos de los caciques y de otros indios principales
podían seguir estudios en los colegios de nobles. Pero en general, la asimilación del indio a
la civilización occidental, que no había terminado en la época de la Independencia, se
llevaba a cabo en las reducciones o pueblos. Allí, se lo instruía en materia religiosa y se lo
iniciaba en las actividades agrícolas y demás sistemas racionales de producción. En
algunos casos, aunque no fuera ello lo más frecuente, se llegaba al aprendizaje de la
lectura y la escritura, así como al de determinados oficios manuales.
En el Paraguay, hubo reducciones indígenas a cargo de los jesuitas, de los franciscanos y
del clero secular, donde los primeros organizaron coros polifónicos, formaron músicos y
hábiles artesanos y tuvieron entres sus neófitos a más de uno al que se atribuyó
directamente la paternidad de algún libro u obra de arte.

CREENCIAS DE LOS GUARANÍES


Los guaraníes practicaban un culto sencillo, de las fuerzas naturales. Los hechiceros o payé
gozaban de considerable influencia y en algunos casos llegaban a ejercer el mando. Sus
tradiciones les recordaban un origen común con los tupíes del Brasil, téngase presente la
leyenda de los hermanos Tupí y Guaraní que disputaron por la tenencia de un papagayo y
se separaron, demostración de que se conocía el parentesco de ambos pueblos.

SOCIEDAD Y CULTURA MATERIAL DE LOS GUARANÍES

Los guaraníes vivían de la agricultura, complementada con los productos de la caza, de la


pesca y de la recolección de especie silvestres. Sus métodos de producción eran primitivos,
pues carecían de implementos de labranza y de bestias de tiro.
Para las comunicaciones, se valían de veloces correos o parejharas.
Los guaraníes vivían prácticamente en el Neolítico porque además de desconocer el uso de
los metales, su vivienda, sus útiles de labranza, sus armas y su organización social
correspondían a ese estrato cultural.

EL MESTIZAJE EN EL PARAGUAY
En los días de la fundación de Asunción y en el tercio del siglo que sigue, el mestizaje se
opera con intensidad, tanto como resultado de una natural alianza de carios y españoles
contra los “malones” chaqueños, como por la ausencia casi total de mujeres españolas.
Más adelante y por la vía de las uniones ilegítimas, continua este proceso, especialmente
en el medio rural.

SITUACION DEL MESTIZO EN EL PARAGUAY

Desde la época de la conquista y hasta comienzos del siglo XVIII, los mestizos estuvieron
en el Paraguay, por lo general, equiparados jurídica y socialmente a los criollos.

UNIDAD III

SISTEMA LEGISLATIVO DE AMERICA COLONIAL


La incorporación de América a las posesiones españoles determinó la implantación de la
misma de las leyes: rigió pues, en este continente el derecho público y privado español.
La diferencia de las condiciones de vida en el Nuevo Mundo y los problemas peculiares de
una empresa conquistadora y de afirmación de un nuevo poder determinaron que se
dictara gran número de normas especiales, exclusivos de América, el Derecho indiano.
Además de dichas capitulaciones, que eran instrumento de carácter excepcional, el Rey
tenía otros medios, ordinarios, de reglamentar los diversos órdenes de la vida colonial.
La Real Provisión y la Real Cédula eran las formas más usuales de expresar su voluntad.
Estas eran cartas o comunicaciones que el soberano dirigía a uno o a varios de sus vasallos.
La Real Provisión era más solemne que la Cédula y se reservaba para casos especiales:
nombramientos de funcionarios, confirmaciones de mercedes y disposiciones muy
importantes.
Por provisión del 18 de mayo de 1680, el Rey Carlos II puso en vigor la Recopilación de las
Leyes de los Reinos de las Indias, que desde entonces sirvió de única fuente del derecho
público vigente en América.
La Real Provisión del 12 de septiembre de 1537 facultaba a los conquistadores del
Paraguay y Río de la Plata a designar gobernador interino en caso de que D. Pedro de
Mendoza no hubiese designado sustituto legal o éste hubiese fallecido sin hacerlo a su vez.
La otra la constituyen las Ordenanzas del visitador D. Francisco de Alfaro, sobre el buen
tratamiento de los indios.
ORGANIZACIÓN DEL IMPERIO ESPAÑOL
Desde los días del descubrimiento, la corona española fue establecida autoridades
políticas, administrativas, judiciales y militares, en sus posesiones americanas o para
régimen de éstas.

ORGANISMOS RADICADOS EN ESPAÑA


Dos instituciones muy importantes radicaron en la península. Eran ellas el Real y Supremo
Consejo de las Indias y la Costa de la Contratación de las Indias.
El Consejo de Indias, que funcionaba en la Corte.
Eran funciones del Consejo de Indias aconsejar al Rey en los asuntos de gobierno y
administración, así como también en materia de patronato, proponer candidatos para los
altos cargos y actuar de tribunal supremo en los recursos de súplica respecto de los fallos
de las Audiencias de América.

La Casa de la Contratación, tenía a su cargo la regulación y el control de la navegación, el


comercio y las migraciones entre España y sus dominios ultramarinos. Como en estas
materias regía un monopolio, la importancia de dicha institución fue muy grande.

LAS INTENDENCIAS. En la segunda mitad del siglo XVIII se fue extendiendo de modo
gradual a todas las posesiones españolas de América el régimen de las Intendencias, de
origen francés.

EL CABILDO. El Cabildo es la institución municipal de origen español que funcionó en


América y la única relativamente representativa.

LA JUSTICIA. En los dominios españoles no rigió el sistema de separación de poderes,


que se generalizó en una época bastante posterior: Virreyes, Gobernadores y otros
funcionarios administraban justicia. Sin embargo, hubo también Organismos
Especializados en materia judicial, las Audiencias.

RESPONSABILIDAD DE LOS FUNCIONARIOS. Todas las personas investidas de


autoridad en América debían someterse al término de sus funciones al juicio de residencia,
procedimiento que tenía por objeto establecer su situación y determinar su
responsabilidad civil, administrativa y criminal, por los abusos y contravenciones que
hubieran podido cometer.

UNIDAD IV

GÉNESIS DE LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA


LA ENSEÑANZA ELEMENTAL
En los primeros años de la conquista, eran en su mayor parte, marinos y soldados los
integrantes de las expediciones. Vinieron también algunos sacerdotes y unas pocas
mujeres, esposas de capitanes o tripulantes, o sirvientes de aquellas. No existía, pues,
población infantil que reclamara el establecimiento de institutos de enseñanza.
Las propias madres, cuando eran españolas, los clérigos y algunos vecinos ilustrados, se
improvisarían para la enseñanza en el seno del hogar.
La enseñanza era elementalísima: leer y escribir, las cuatro operaciones fundamentales, o
al menos la suma y la resta, y rudimentos de doctrina cristiana, eran los’ conocimientos
proporcionados a los educandos.

LA EDUCACION DE NIVEL SUPERIOR


Enseñanza tan elemental como la que hemos descrito no podía satisfacer las apetencias de
la juventud de una sociedad de pleno crecimiento, Hernando Arias de Saavedra, que fue el
primero en apercibirse de ello, comunicaba al Rey, en carta del 5 de abril de 1604, que
había establecido “una escuela y estudio para la gente moza”, y pedía la real aprobación,
que le fue concedida un año más tarde, por cédula del 24 de octubre de 1605.

LAS LETRAS EN EL SIGLO XVI


La primera centuria de la presencia española en el Paraguay y en la Cuenca del Plata no
fue una época propicia al quehacer literario. Eran años de dura y constante lucha, contra
una naturaleza imponente e ignota, contra indios bravíos que defendían lo que era suyo,
contra la distancia, la soledad y el desamparo. Y sin embargo, hubo clérigos y soldados, y
hasta alguna mujer, que hallaron el tiempo necesario para tomar a pluma y poner por
escrito sus recuerdos, sus reflexiones, sus quejas, sus esperanzas o sus amores.

HISTORIA HISTORIADORES EN LA EPOCA INICIAL


LOS HISTORIADORES DE LA CONQUISTA
“Los conquistadores españoles del Paraguay, que fueron a esas tierras con “las grandes
armadas de D. Pedro de Mendoza, le Alvar Núñez Cabeza de Vaca y de Juan Ortiz de
Zárate, y en otras “expediciones tenores, produjeron una serie de documentos “cartas,
memoriales e informaciones de servicios) que son interesantes y valiosas fuentes para el
investigador, pero no obras históricas.
Excepción a lo dicho la constituyen el ya citado Alvar Núñez Cabeza de Vaca y el alemán
Utz o Ulrich Schmidl.
EL PRIMER HISTORIADOR PARAGUAYO. “Ruy Díaz de “Guzmán, criollo paraguayo,
nacido hacia 1554, hijo de Alonso Riquelme de Guzmán y nieto de Domingo Martínez de
Irala y de una india guaraní, es el primero que escribe un libro en esa región de América.

PRIMERAS MANIFESTACIONES DEL TEATRO


El teatro, de manifestaciones muy populares en la Edad Media y en los albores de los
tiempos modernos, alcanzaría en España su más alta expresión en los siglos XVI y XVII,
con Lope de Vega, Tirso de Molina y Pedro Calderón de la Barca, a los que corresponde
agregar a Juan Ruiz de Alarcón, un criollo de la Nueva España.
En el Paraguay y Río de la Plata, sin embargo, ni la creación, ni las representaciones
dramáticas alcanzaron importancia en esa época.

La cultura guaranítica

Las culturas precolombinas. Muy desigual era el nivel cultural de los pueblos indígenas
del nuevo mundo cuando comenzó la conquista. Cuando aparecieron los españoles, sólo
subsistían, y en todo su esplandor, la primera y la segunda de esas civilizaciones: la incaica
y la Azteca, últimas etapas de culturas más antiguas, de que incas y aztecas no fueron si no
conquistadores. La tercera civilización, de los mayas y los quichés, estaba en plena
decadencia sino en ruina completa, conservado sólo su espléndido monumento y rica
literatura.
Los guaraníes
Las tierras situadas al oriente del rio Paraguay donde los españoles erigieron en 1537 la
Casa Fuerte de Nuestra Señora de la Asunción transformada en Ciudad en 1541, eran
centro de los indios carios, una de las principales parcialidades de la gran nación guaraní.
Los guaraníes se hallaban extendidos por casi toda la América del sur, pero no en una
forma continua, sino a lo largo de las costas del mar y de los grandes ríos y en los
prolongados valles que serviría también de ruta de comunicación. Las zonas intermedias
eran habitadas por GES o ARAWAKS de culturas mucho más primitivas, generalmente se
distinguía dos grandes ramas principales: los TUPÍES que habitaban el actual Brasil y los
GUARANIES moradores del actual Paraguay.
Organización política. A pesar de sus fuentes afinidades, los tupi-guaraníes no formaron
un solo cuerpo político. Y tampoco dentro de cada una de las grandes parcialidades existió
una organización política común. Los cários, estaban constituidos por cierto número de
tribus unidas por vínculos de parentesco, amistad o defensa común, pero sin dependencia
de una sola. La unidad era la tava, compuesta de 50 a 100 familias, de vida independiente,
economía particular y gobierno propio, a cuyo frente estaba un cacique, o ruvicha, elegido
por el Consejo de ancianos.
Organización social. La familia era la base de la organización social y era patrilineal. Los
carios, por lo general, era monógamos, aunque era obligado que los caciques tuvieran
varias mujeres por constituir ellas el signo de amistad o de alianza con las otros tribus;
cuando mayor fuera el número de mujeres provenientes de otras tavas, mayor era la
seguridad de la propia tribu. La mujer desempeñaba un papel político de primer orden.
La vida familiar era muy cuidada, los matrimonios eran tratados entre los padres, cuando
los hijos eran pequeños. La ceremonia nupcial se efectuaba al llegar la mujer a la pubertad.
Artes. Poco es lo que se conoce de su arte material por lo perecedero de las materiales que
usaba: Madera, plumas y arcilla. Daban nombres a los distintos metales pero los conocían
sólo a través de sus contactos con las naciones metalúrgicas, como los incas, no lo sabían
trabajar.
En el teñido del plumaje, de los arcos y de las flechas, se manifestaba un rico sentimiento
pictórico. Extraían los tintes de vegetales y animales y con ello también se pintaban el
cuerpo para las ceremonias rituales y para la guerra.
Ciencias. Carecían de numerales propios para más allá del cuatro y con la ayuda de la
mano sabían contar grandes cantidades. Sus conocimientos astronómicos eran
rudimentarios; se servían de las cabrillas para regular las sementeras. Sobresalieron en
botánica y zoología.
Extraordinarios observadores, llegaron al utilizar el moho de las rocas de los arroyos para
curar infecciones (Anticipo del penicilium).
Guerra. Su nombre les viene de su calidad de guerra. Ponían la hazaña bélica entre lo más
altos valores humanos. Los carios mantenían guerra casi perpetua con los guaycurúes del
Chaco.
No fueron menos bravos los carios que encontraron los primeros españoles. Quienes caían
prisioneros, hombres o mujeres, no salvaban su vida. Bien cuidados y mejor alimentados,
se los llenaban de agasajos, para luego descuartizarlos y consumir sus restos en medio de
grandes fiestas y danzas en que participaba toda la tribu, incluso los niños. La
antropofagia era habitual. Tenía por objeto la adquisición de las cualidades heroicas del
vencido.
La salutación lacrimosa. La llegada de los forasteros y ausentes era recibidas con grandes
llantos recordándose, con lágrimas la alegría que les producía el encuentro.
La hospitalidad. Después de la salutación lacrimosa se desvivían por atender al recién
llegado, proporcionándole vivienda, hamaca, comida y bebida abundante.
Religión. Indudablemente que vivían los primitivos guaraníes en un mundo mágico, en
que resaltaba a cada momento lo sobrenatural o la presencia de maléficios o sortilegio. Los
hechiceros o payes desempeñaban una importante misión para acentuar el ambiente
mágico, sin lograr, con todo, monopolizar el conocimiento religioso.
La cosmogonía y la mitología. Sus creencias sobre el origen y fin del universo, sobre la
aparición del hombre, la creación del fuego y del lenguaje, la implantación de la
agricultura, se traducían en ricas mitologías y cosmogonías en que la ciencia europea ha
visto dioses grandes y pequeños que en realidad no eran si no genios o espíritus que
explicaban o manejaban cada uno de los misterios y fuerzas de la naturaleza y la
humanidad.
Creadores y civilizadores. Había una profusa serie de dioses creadores y civilizadores; esa
diversidad era aparente. En el fondo eran una sola divinidad, que bajo diferentes formas y
genealogías crearon y transformaron todo lo existente.
Los espíritus. Los guaraníes se sentían rodeados por una multitud de espíritus a los cuales
temían, erraban principalmente durante la noche por el bosque, en los lugares oscuros y
casi siempre tenían una fisonomía siniestra.
Los genios del bosque. Aparte de los espíritus propiamente dichos, de carácter impersonal
y muy numerosos, los guaraníes creían poblado el bosque de genios o demonios con
formas propias y a los cuales también temían.
El “payé”. El payé no era el intérprete de la religión sino el poseedor de poderes sobre los
espíritus capaces de ser ejercidos sobre los miembros de la tribu o sobre el curso de las
cosas. Generalmente eran ancianos y algunas veces mujeres carecían del poder político
pero ejercían una verdadera tiranía. Se los temía, se lo respetaba y aun se les tenía pánico.
La tierra sin mal. En ocasiones los payes provocaba grandes movimientos colectivos, de
traslación en masa hacia tierra distantes. Cuando se producía fenómenos naturales
insólitos, como un eclipse total del sol, un tornado, una inundación, o cuando una peste
azolaba a la religión, los payes persuadían a los indios que el fin del mundo se aproximaba
y le exhortaban a buscar refugio en el yvy Marae Y, o tierra sin mal, donde estarían al
abrigo de todo cataclismo.
La amalgama hispano-guaraní
La política de la corona ante los indígenas. Cuando comenzó la conquista del Paraguay, se
hallaba en su apogeo una controversia sobre los cocedimientos que España debía seguir
para la cristianización de la Ameca.
La opinión se dividió acerca de la naturaleza de los indios, especialmente su capacidad
para vivir como los españoles y recibir en la fe cristiana. De un lado, el padre Bartolomé de
las casas consideraba a los indios sin maldades ni dobleces, sumisos, pacientes, pacíficos y
virtuosos.
La opinión contraria, representada en primer lugar por el historiador Gonzalo Fernández
de Oviedo, juzgaba a los indios, vagos y viciosos, embusteros y holgazanes, idólatras y
sensuales.
Como una transacción entre ambas tendencias extremas, surgió la institución de las
encomiendas que regularizó la relación entre conquistadores e indios y al mismo tiempo
reflejó el deseo de cumplir la obligación de la corona de convertir a estos últimos.
Al dictarse en 1512 es las leyes de Burgos, el primer código de legislación indiana, quedó
consagrada la institución de la encomienda en la forma estatuida por los conquistadores.
Las leyes de Burgos no ha callaron la polemica, pues continuaron los abusos de los
encomenderos. El dominico Matías de paz, catedrático de Salamanca, ha pedido de la
corona escribió un tratado impugnando el modo despótico con que eran tratados los
indios y probando que debían ser gobernados como personas y gentes libres.
Fray Bartolomé de las casas se convirtió en el apóstol de los indios.
Carlos V escuchó la opinión de las casas y en 1542 promulgó las leyes nuevas que
revocaron o limitaron los derechos de los españoles a obtener servicio y tributo a los
indios, a quien se puso bajo amparo de la corona, representada por funcionarios reales a
sueldo, en compañía de otros indígenas, conocidos como los indios de la corona.
Conquistadores e indígenas en el Paraguay. Cuando los españoles aparecieron en el
Paraguay advirtieron que no era necesaria la imposición de la encomienda para regular
sus relaciones con los guaraníes.
Los guaraníes se enorgullecían de su parentesco con los españoles, que les confería
superioridad sobre sus enemigos del Chaco, y venían a servir a su tovayas (cuñados) en
las chacras y en todos los menesteres, sin necesidad de ser encomendados.
No fue sino en las postrimerías de su gobierno que Irala, mal de su creado y por la presión
de nuevos conquistadores, implantó el sistema de encomiendas, pero mucho se cuidó de
incluir en los repartos a los antiguos aliados carios.
La relación entre los españoles y sus indios no era puramente carnal o por el interés
económico de la ayuda de los parientes varones en los trabajos agrícolas. Hay muchas
constancias de que el hogar del conquistador, aunque casi nunca sellado por la Iglesia, se
basaba en sólidos fundamentos de amor.
La hábil política indígena, principalmente debida al genio de Irala, aseguró la estabilidad
de la colonia española en el Paraguay y al mismo tiempo sirvió para una íntima
compenetración de ambas culturas, cuyo primer encuentro fue así en el lecho nupcial.
Alternativas de la alianza hispano-guaraní. La alianza de los guaraníes no era
desinteresada. Al cambio de su amistad, mujeres y víveres exigían la ayuda española para
sus guerras contra los indios del Chaco.
Los mancebos de la tierra. Como resultado del cruce hispano guaraní, practicado en vasta
escala, pronto hubo en el Paraguay una numerosa prole mestiza. Fueron los famosos
mancebos de la tierra.
Significación cultural del mestizaje. Las especiales características del mestizaje en el
Paraguay dieron a su fruto, los mancebos de la tierra, peculiaridades sociales que no se
presentaron en otras partes del continente indiano.
Fuera del Paraguay los mestizos ocupaban la más baja escala en la estructura de las castas
se les atribuía toda clase de vicios y depravadas costumbres.
En el Paraguay no ocurrió nada de eso. Poco a poco, los mestizos fueron dominando la
vida de la provincias y las alarmas que subsistaron en los primeros tiempos se
desvanecieron pronto al comprobarse lo singularmente dotados que estaban para la vida
civil y política.
La amalgama de las instituciones. No solamente los españoles también, las instituciones
sufrieron al implantarse en el Paraguay la profunda influencia del nuevo ambiente.
Las condiciones que presidieron la formación de la sociedad hispano guaraní impulsaron
al pueblo desde edad muy temprana a asumir la responsabilidad de su propio gobierno.

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