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El aula y la conciencia

Impacto del espacio educativo en la acción del estudiante


(Navarro Dávalos Luis Manuel, octubre 2010)

“Ayudar a los alumnos a convertirse en individuos que


sean capaces de tener iniciativas propias para la acción y
de ser responsables de sus acciones; que sean capaces de
una dirección y autodirección inteligentes; que aprendan
críticamente, con la capacidad de evaluar las
contribuciones que hacen los demás; que hayan adquirido
conocimientos relevantes para la resolución de problemas;
que, fundamentalmente, sean capaces de adaptarse
flexible e inteligentemente a situaciones problemáticas
nuevas; que hayan internalizando una modalidad
adaptativa de aproximación a los problemas, utilizando
toda la experiencia pertinente de una manera libre y
creadora; que sean capaces de cooperar eficazmente con
los demás en estas diversas actividades; que trabajen no
para la aprobación de los demás, sino en términos de sus
propios objetivos socializados”.
(Carl Rogers)
El aula y la conciencia, impacto del espacio educativo en la acción del estudiante

El sistema educativo mexicano en su afán por mejorar la “calidad de vida”1 de las personas que integran
la sociedad ha diseñado un currículo formal por lo menos de diecisiete años de escolarización, contando
a partir de nivel básico hasta nivel superior, con dicho recorrido se asegura la adquisición de las
competencias necesarias para una formación2 que permita incorporarse productivamente a la sociedad
y hacer frente a las diferentes contingencias propias del ser humano. Sin embargo este camino no es
una garantía, hay egresados de cualquier nivel educativo que están por debajo de las metas establecidas
en los planes y programas educativos. ¿Cuál es el impacto real que causa la escuela en la vida de un
estudiante? ¿Realmente el aula es un espacio de formación? ¿Cuál es el papel del alumno en un aula?

Antes de abordar las posibles respuestas a las cuestiones ya manifestadas, haré un paréntesis para
agregar definiciones que ayuden a comprender los conceptos de aula, espacio educativo, conciencia y
concientización, los cuales son variables explícitas en este ensayo.

Aula: espacio didáctico en el que se llevan a cabo la mayoría de las tareas escolares. Por ello es
conveniente que las características constructivas de la misma faciliten el desarrollo del proceso de
enseñanza – aprendizaje. (García, 1983)

Espacio didáctico: ámbito en el que tiene lugar la actividad didáctica, cuyo objeto formal es la
consecución de la educación intelectual a través de la instrucción, utilizando para ello la enseñanza
o el auto aprendizaje del propio estudiante. Para que el espacio didáctico permita la realización del
proceso didáctico en condiciones de eficacia, será preciso, en primer término, disponer del ámbito
suficiente. En este sentido y dado que las modernas tendencias de organización escolar apuntan
hacia el establecimiento de fórmulas de agrupamiento flexible de los alumnos, el centro escolar ha
de poder disponer de espacios adecuados para el gran grupo, grupos medios, equipos de trabajo y
trabajo independiente. Pero será preciso, también, además de la pura disponibilidad del espacio
suficiente, la conveniente ambientación del mismo, así como la ubicación de los instrumentos y
recursos precisos que permitan una utilización racional de los mismos. (Gento, 1983)

Conciencia: son los procesos cognitivos y afectivos que forman un gobierno moral interiorizado
sobre la conducta del individuo. (Sánchez, 1983)

Concientización: para Freire existen tres tipos de conciencia, mágica, ingenua t crítica. El hombre
de conciencia mágica tiene muy limitada la esfera de comprensión, capta los hechos de un modo
pasivo y los acepta, pero no los comprende. El de conciencia ingenua tiene apetencia de cultura y
se cree superior a los hechos, se juzga libre para entenderlos como mejor le parezca, es gregario,
simplista y polemista, en vez de dialogante. Este tipo de conciencia puede llevar a la masificación,
que desarrolla una conciencia fanática con propensión a la irracionalidad. La conciencia crítica
implica profundidad en la interpretación de los problemas, aceptación de lo nuevo y lo viejo en
razón de su validez, seriedad en la argumentación, admisión de la censura y la crítica, conocimiento
de las preocupaciones propias de su tiempo y compromiso en la elaboración del futuro desde una
conciencia histórica real. (Sánchez, 1983)

Teniendo en cuenta las definiciones anteriores se puede establecer una igualdad o semejanza entre el
aula y un espacio educativo, de tal manera que el aula es un espacio de formación donde se ponen a

1
Calidad de vida es un término que se utiliza en la política y en la educación basado en estándares de la adquisición de bienes y
niveles educativos, pero a mi parecer la calidad de vida no está basada exclusivamente en ello, más bien la calidad de vida está
en relación con el desarrollo pleno de cada ser humano.
2
Se puede cuestionar la tan mencionada formación integral de las escuelas, cuando en la mayoría de los casos los grupos son
numerosos y los docentes atienden a más de un grupo, ¿quién brinda la formación? ¿con solo asistir a la escuela se adquiere?

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disposición del alumno todas las herramientas para adquirir el conocimiento, y con ello utilizarlo
posteriormente para el progreso de su persona y quienes le rodean. En este espacio de formación el
alumno participa y colabora en la tarea de aprendizaje que el profesor impulsa, es decir, expresa sus
opiniones, dudas, comparte conocimientos, trabaja en equipo, respeta la opiniones diferentes a las
suyas, dialoga y busca soluciones a los problemas, de tal manera que genera un ambiente propicio para
el aprendizaje. Esto sería en un plano ideal, y tendría que ampliarse a otros campos como el laboral,
familiar, comunitario y otros, pero bastaría comenzar por el aula para generar los demás, pues se parte
de que la escuela es la formadora de la sociedad3, en ella se deposita toda la confianza de la educación
de miles de mexicanos.

La conciencia es la parte esencial para que una persona actué en su entorno, a través de ella tendrá los
elementos que le permitirán tomar decisiones con efectos en su conducta, así entonces se puede decir
que a partir de los procesos psicológicos realizados cada persona efectuará acciones en su contexto
educativo4 demostrando los conocimientos y aprendizajes que ha adquirido, y para realizar esto se
requiere que el alumno sea capaz de reconocer los recursos con que cuenta, que sea consciente de sus
logros y límites y éstos a su vez lo llevarán a reafirmar conocimientos y elaborar estrategias que le
ayuden a solventar las carencias detectadas. Diré entonces que la conciencia y la acción del estudiante
se encuentra en un continuo devenir y una fortalece a la otra, sin una no existe la otra, “en la medida en
que el hombre, integrando en su contexto, reflexiona sobre este contexto y se compromete, se
construye a sí mismo y llega a ser sujeto” (Freire, 1990).

La presencia de una persona en un lugar físico puede ser pasiva5 o activa6, la estancia en un aula no
garantiza la formación de la persona, es como si se quisiera que el sistema educativo mexicano a través
de una varita mágica moldeara a cada ciudadano para que tuviese conciencia de que aquello que
aprende es para ponerlo al servicio de la sociedad que integra. Y he aquí lo que en mi opinión seria los
puntos esenciales a abordar, primero la disposición del estudiante por aprender, y segundo la formación
de los profesores. Aunque me referiré principalmente al primero, es importante considerar el segundo,
pues el profesor es quien genera el ambiente en el aula, es quien pone las reglas del juego, aunque se
presuma de la democracia en el aula aún es utópica en la mayoría de las aulas mexicanas, el profesor es
quien propone y dispone7, es por eso que su formación como un agente mediador entre la información,
el alumno y el aprendizaje es de vital importancia, “hemos indicado antes que la función del educador
era la de despertar y desarrollar la conciencia crítica de los educandos, la de hacer posible el análisis
problematizado de las relaciones interactuantes en la organización de la vida y el mundo” (en Palacios,
1990).

3
Tradicionalmente se dice que la base de la sociedad es la familia, sin embargo el contexto actual nos da los referentes
necesarios para comprender como la escuela ha ido supliendo esta función de formación.
4
Entiéndase contexto educativo como el entorno en que se encuentra una persona, no necesariamente un aula, puede ser el
trabajo, la familia, el grupo de amigos, etc.
5
Pasiva: se está presente físicamente sin interactuar de manera cognitiva, se puede entender como el alumno que no participa
y tampoco da muestras de estar comprendiendo el tema.
6
Activo: se está presente de manera íntegra, son su físico, su psíquico, sus afectos, etc., participa según sus aptitudes en los
temas, ya sea con preguntas, ejemplos, haciendo sus propios esquemas de información.
7
Me refiero a las actitudes de prepotencia y poder que nada tienen que ver con el desarrollo sistemático y secuencial de los
programas educativos.

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En la última década del siglo XX se ha acentuado el papel del estudiante como protagonista del proceso
educativo, como ya lo indicaba Paulo Freire8, sacar al individuo de una fase meramente receptiva, hacer
que se descubra a sí mismo, lograr que reflexione sobre la actividad que realiza al ser estudiante y el
impacto que tiene en la sociedad, en otras palabras potenciar a la persona para que desarrolle sus
habilidades acorde a sus valores y siendo consciente de sus recursos9.

Se tiene entonces que hacer un análisis del porqué se está en la escuela, para qué, quién se beneficia,
cuál es el papel del alumno, y con ello formar una conciencia de que la escuela es un espacio propicio
para el aprendizaje donde hay los recursos humanos y materiales necesarios para incrementar los
conocimientos y tener presente que la responsabilidad principal está en quien decide asistir a la escuela,
es decir, en el estudiante. Edmundo de Amicis a manera de diario relata “Sí, querido Enrique; el estudio
es duro para ti, como dice tu madre; no te veo ir a la escuela con aquel ánimo resuelto y aquella cara
sonriente que yo quisiera… piensa en los obreros que van a la escuela por la noche…” (Amicis, 1988). Y
con ello se puede entender que no todos tienen oportunidad de ir a la escuela, u que ésta a su vez
proporciona una gama amplia de caminos por recorrer, si un obrero10 trabaja ocho o diez horas diarias,
entonces se deduce que el estudiante estudia ocho o diez horas, como parte de su actividad principal.

Regresando al planteamiento inicial y para contestar las preguntas de manera más precisa, la escuela
influye en la vida de un estudiante, al ser un espacio de formación, lo digo de manera cualitativa, pues si
lo hiciera de manera cuantitativa tendría que apoyarme en toda una base de datos que proporcione
cifras reales de éste hecho social. La escuela influye en la vida de las personas desde algo muy sencillo,
el tiempo que se le dedica, así que en el transcurso de los años de estancia en la escuela la personalidad
del individuo se va enriqueciendo, tiene acceso a referentes significativos a los cuales imitar, tiene
acceso a más información, se relaciona con otras personas que persiguen objetivos semejantes y va
formando parte de una sociedad más consciente y participativa. Habrá por supuesto anécdotas
desfavorables y favorables de los estudiantes en las escuelas, pero sin duda que el espacio educativo
como tal repercute e impacta en la persona11.

En cuanto al espacio formativo que es el aula12, a pesar de todas las limitantes que existen en la
actualidad el acceso a la información se facilita cada vez más, permitiendo así obtener mayor
conocimiento, teniendo en cuenta la interacción entre el profesor, alumno e información conforman
una comunidad de aprendizaje, he aquí la importancia de la disposición del alumno por asumir un rol
participativo con una actitud crítica permanente. Que hay quienes no lo aprovechan, quienes lo mal

8
Para Freire educar es crear la capacidad de una actitud crítica permanente, actitud que permita al hombre captar la situación
de opresión como limitante y transformable. Educar, para Freire es crear una situación pedagógica en la que el hombre se
descubra a sí mismo y aprenda a tomar conciencia del mundo que le rodea, a reflexionar sobre él, a descubrir las posibilidades
de reestructurarlo y actuar sobre él para modificarlo. (en Palacios, 1990)
9
No como una limitante, sino como una oportunidad de desarrollar habilidades complementarias o establecer mecanismos
humanos o materiales que le permitan superar el obstáculo.
10
Existen muchas personas que combinan ambas actividades, trabajan y estudian, a las que admiro por este mérito, la
reorganización que se hace en las actividades diarias para brindar a la escuela el tiempo y dedicación que el estudio exige.
11
Reitero que para hacer una aseveración sobre el impacto real se hace necesario elaborar un proyecto de investigación que
proporcione los datos tangibles para hacer una interpretación de ésta realidad educativa.
12
Entendiéndose en un sentido amplio, como el lugar donde se llevan a cabo las tareas educativas, es decir, puede ser un salón
de clases, la biblioteca, un cuarto de estudio, un campo de estudio, etc.

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utilizan, es cierto, sin embargo la finalidad del aula es ser un espacio de formación, para alumnos y
mediadores.

Sobre el papel del alumno dentro del aula en primera instancia es que sea consciente de que asiste a un
espacio de formación y en segundo lugar que nadie hará lo que él no está dispuesto a hacer, es decir,
tener claridad en el objetivo del aula y estar dispuesto a aprovechar la oportunidad que tiene de
progresar y desarrollarse como persona al adquirir conocimientos que le permitan mejorar su realidad
social. La visión de la escuela por parte del alumno será entonces de complementariedad, al concebir
que sea parte de un todo, y que su actividad ahí, por ende es importante para el progreso de la
humanidad y el desarrollo personal y social.

Aula y conciencia dos factores primordiales en la educación, ambos parte de la misma receta, parte del
mismo proceso, se complementan, el aula como el espacio educativo donde el estudiante comienza a
ser el principal actor de su formación, el aula como el medio de cultivo para las generaciones presentes
y futuras, ahí es donde se forman los formadores de la sociedad, donde surgen las ideas, proyectos y
planes que conformarán la estructura que sustenta la educación en sí misma, pues se obtienen los
frutos de un ambiente propicio para la tarea del aprendizaje último y continuo, aprender a ser.

Luis Manuel Navarro Dávalos


Asesor psicopedagógico
Octubre 2010

Bibliografía.
− Amicis de, Edmundo (1988) Corazón, México: Época, pp 19 y 20.
− Palacios, Jesús (1990) P. Freire: concientización y liberación., en La cuestión escolar., Barcelona: Laia, pp
524 y 526.
− Sánchez Cerezo, Sergio dir. (1983) P. Freire: concientización, en Diccionario de las ciencias de la
educación., México: Aula Santillana, pp 296 y 297.
− Sánchez Cerezo, Sergio dir. (1983) García Suárez, Irene: aula, en Diccionario de las ciencias de la
educación., México: Aula Santillana, pp 296 y 297.
− Sánchez Cerezo, Sergio dir. (1983) Gento Palacios, Samuel: espacio didáctico, en Diccionario de las
ciencias de la educación., México: Aula Santillana, pp 296 y 297.

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