La autogestión y auto organización del aprendizaje
El aprendizaje a lo largo de la vida es un concepto que coloca al
aprendizaje más allá de las instituciones educativas y a su alrededor, han surgido una serie de prácticas y modelos en el mundo en las últimas décadas. Desde el reporte de Faure (1972), Aprender a ser, se retomó la crítica de los años sesenta a la educación formal por escritores como Iván Illich, Paulo Freire, Everett Reimer y otros, que promovían que la educación dejara de ser el privilegio de una élite, o un asunto de un único grupo de edad. En cambio, debería ser a la vez universal y permanente.
El aprendizaje a lo largo de la vida es un principio organizativo de todas
las formas de educación (formal, no formal e informal) con componentes mejor integrados e interrelacionados. Se basa en la premisa de que el aprendizaje no está confinado a un periodo específico de la vida, sino que va “de la cuna a la tumba” (sentido horizontal), considera todos los contextos en los que conviven las personas como familia, comunidad, trabajo, estudio, ocio, (sentido vertical), y supone valores humanísticos y democráticos como la emancipación y la inclusión (sentido profundo). Enfatiza el aseguramiento de los aprendizajes relevantes (y no sólo la educación) más allá del sistema escolar.
La educación inicial como un estructurante de la atención integral a la
primera infancia implica reconocer la existencia de un entramado de elementos que configuran el desarrollo integral del ser humano en estos primeros años de vida, razón por la cual las acciones de educación inicial, en el marco de la atención integral, están configuradas por los elementos de salud, nutrición y alimentación, además de los aspectos vinculados al desarrollo de las capacidades de las niñas y los niños, los comportamientos, las relaciones sociales, las actitudes y los vínculos afectivos, principalmente.
Educar en la primera infancia significa proponer, por parte de los
distintos miembros de la sociedad, acciones conducentes a lograr la inmersión de las nuevas generaciones en la cultura, que contribuyan a su estructuración como seres sociales que aprenden a convivir con otros, en la medida en que adquiere y hace propias las reglas y normas de la sociedad, y en tanto cuenta con las condiciones de bienestar que les permiten tener una vida digna; al mismo tiempo, es un proceso que responde a las apuestas sociales, culturales y políticas de una sociedad en relación con el sujeto que se desea formar. Al ser la educación un acto intencional, se considera que quienes la llevan a cabo (educadores, pedagogos y quienes hagan sus veces) han recibido esta delegación de la sociedad, por lo que sus prácticas se institucionalizan a través de la definición de finalidades, espacios, tiempos, actores, reglas y roles para realizarla, aunque ello no implique, necesariamente, lugares físicos.
En este sentido, la educación inicial se caracteriza por complementar y
potenciar la educación que se inicia en el entorno familiar, entendida esta como crianza, al tiempo que propone procesos de calidad que favorecen el desarrollo integral de las niñas y los niños al disponer de espacios, tiempos, recursos e intencionalidades claras. El entorno educativo se fortalece en la relación que establece con los otros entornos; por lo tanto, no pretende constituirse en espacio aislado que solo depende y se alimenta de lo que sucede en su interior.
Es por ello, que la sociedad tiene como misión asegurar un adecuado
proceso de socialización de sus nuevos miembros. En la actualidad este objetivo se ha logrado mediante la implantación de la escolaridad obligatoria, al menos desde un punto de vista cuantitativo, pero también es cierto que esto ha tenido como consecuencia una des-responsabilización de la sociedad en lo que se refiere a la educación de sus miembros más jóvenes. Una sociedad-ciudad será educadora cuando reconozca, ejerza y desarrolle, entre otras, una función educadora, en el sentido de asumir una intencionalidad y una responsabilidad con el objetivo de la formación, la promoción y el desarrollo de todos sus habitantes, empezando por los más jóvenes. Desde esta perspectiva, se plantean algunas líneas de reflexión de cara a la praxis de una sociedad educadora: la necesaria incidencia en una acción educativa de carácter comunitario sobre los niños y algunas de sus premisas, así como la activación/recuperación de espacios de convivencia y participación social y algunas de las vías para conseguirlo.
Garantizar Un Sistema de Protección Estudiantil. Lograr Una Estrecha Relación Entre Las Familias, La Escuela y La Comunidad. Procesos para El Verdadero Vivir Bien.