70/2015

n.o 70/2015
6,90 €

Pensamiento
CREATIVO
Las mejores estrategias
para potenciar el ingenio

SERIE
TRABAJO Y CARRERA
00070

­PROFESIONAL (III) EDUCACIÓN PSICOLOGÍA MEDICINA

ENERO/ FEBRERO 2015

Perfil laboral Cómo mejorar Efectos de los Comorbilidad

9 771695 088703

y personal en la lectura videojuegos entre diabetes

las redes sociales en los niños en línea y depresión
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SUM ARIO
10
Mi otro yo
Los fans de los videojuegos tienen la sensa-
ción de meterse en el cuerpo de su avatar.
Incluso adaptan su conducta a este.
ARTÍCULOS
CO MP O R TA MIEN TO
10 Videojuegos:
efectos del avatar
en la psique
Los entusiastas de los juegos en
línea desarrollan una estrecha
­relación con su personaje virtual.
Ello influye la conducta del jugador
en la vida real; incluso a largo plazo.
Por Lisa Ströhlein
A PREN D IZ A J E
16 Cómo mejorar la lectura
A pesar de que leer parece una
­actividad sobre todo visual, se
halla principalmente a
­ sociada
con h
­ abilidades lingüísticas.
La ­complejidad de la c­ apacidad
­lectora requiere que los p
­ rogramas
para su aprendizaje sean
­multidimensionales y se ­ajusten
a las necesidades de cada niño.
Por Sylvia Defior
Enero / Febrero de 2015 – N.o 70
2
32
Rituales con agua
En muchas religiones y culturas, el agua es
símbolo de purificación. Al parecer, la ablu-
ción influye en los pensamientos.
S E R I E «T R A B A J O Y C A R R ER A
PRO FESI O N A L» (I I I)
24 Perfil profesional
en las redes sociales
Las nuevas tecnologías y la
psicología están remodelando las
técnicas de selección de personal.
Por Tomas Chamorro-Premuzic
y Christopher Steinmetz
P SI CO LO GÍ A S O CI A L
32 Claves psicológicas
de la ablución
Estudios recientes revelan que la
limpieza corporal influye en nuestra
moral y nos ayuda a sentirnos
liberados de acciones negativas del
pasado. Por Kai Kaspar
M ED I CI N A
48 Comorbilidad psicológica
en la diabetes
Las personas diabéticas presentan
con frecuencia trastornos p
­ sicológicos
como la ansiedad o la depresión.
¿A qué se debe esa relación entre
enfermedad orgánica y psíquica?
Por Phoebe Cyra Fleischer y Frank Jacobi
74
Objetivo: neuronas artificiales
Intentan imitar las neuronas del cerebro
­mediante chips neuromórficos que permiti-
rán un ahorro energético en informática.
N EU RO FI LO S O FÍ A
62 El lenguaje de la neurociencia
Numerosos filósofos creen que los
neurocientíficos utilizan ciertos
­términos de manera incorrecta.
¿Se trata de nimiedades o puede un
análisis lingüístico preciso evitar que
la investigación emprenda caminos
equivocados? Por Christian Wolf
I N T EL I GEN CI A A R T I FI CI A L
68 Máquinas capaces
de aprender
A partir de enormes c­ antidades
de datos, los ordenadores con
­programas de aprendizaje ­profundo
­avanzan hacia la inteligencia
­artificial. Por Nicola Jones
N EU RO CI EN CI A
74 Cerebros de silicio
Los chips de computadora ­inspirados
en las neuronas humanas ­pueden
contribuir a la investigación
­neurocientífica, además de evitar el
colapso de la tecnología informática.
Por M. Mitchell Waldrop
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
 PENSA MIENTO
CREATIVO
P SI CO LO GÍ A
36 Estrategias para un pensamiento creativo
Las ideas ingeniosas resultan necesarias en muchos ámbitos
de la vida. Pero, con frecuencia, la inspiración no llega cuando más
la necesitamos. Existen ciertos métodos que nos pueden ayudar.
Por Daniela Zeibig

N EU RO LO GÍ A
42 El neurotransmisor de la inspiración
Algunas personas con párkinson d
­ espliegan un impulso creativo
como efecto del tratamiento farmacológico para paliar
la escasez dopaminérgica en su cerebro. Al parecer, la
dopamina interviene en n
­ uestra capacidad de crear.
Por Patricia Thivissen

SECCIO NES

4 Encefaloscopio 53 Instantánea 80 Syllabus

> Evocaciones fantasiosas
> Por qué olvidamos nuestros
primeros años
> La belleza de las matemáticas
> Medicina «de género»
> Repensar los pensamientos
de nuestro pensar
> Acupuntura para la depresión
> Por qué son eficaces las imágenes
mentales
Cerebelo artístico
54 Sinopsis
Neurobiología del habla
56 Avances
> Alteraciones mielínicas en la
­esquizofrenia. Por Lourdes Martorell,
Joan de Pablo y Elisabet Vilella
> Molécula contra la neurodege­
neración. Por Marta Martínez Vicente
y Miquel Vila
> Claves biológicas de la fidelidad.
Por Christiane Gelitz
El trastorno obsesivo-compulsivo
en los niños. Por Christoph
y Gunilla Wewetzer
84 Ilusiones
Fotografías ilusorias. Por Susana
­Martinez-Conde y Stephen L. Macknik
87 Retrospectiva
Los críticos de Freud. Por Anthony
D. Kauders
92 Libros
Pensamiento matemático. Memoria
sensorial. Por Luis Alonso

www.menteycerebro.es

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 3

ENCEFALOSCO PIO

MEMORIA

Evocaciones fantasiosas
Los niños, por su forma de aprender, generan más recuerdos falsos que los adultos

S egún el saber popular, los niños son testigos poco fiables, pues
a menudo «recuerdan» cosas que no han ocurrido. Sin embar-
go, un amplio conjunto de investigaciones han indicado que son
los adultos quienes generan más recuerdos falsos. Un estudio
reciente ha dado una vuelta más de tuerca: revela que los unos
son tan propensos como los otros a generar recuerdos falsos, pero
destaca a los más pequeños. Es posible que los métodos de inves-
tigación utilizados hasta ahora no fueran adecuados.
Por lo común, los investigadores presentan a los probandos
una lista de palabras (por ejemplo, «lágrimas», «pena» y «llanto»)
que se encuentran temáticamente vinculadas con otra
que no aparece en la lista (en este caso, «llorar»).
Después les preguntan qué palabras recuerdan.
Por lo general, los adultos mencionan la pala-
bra ausente («llorar») con mayor frecuencia
que los niños, posiblemente, porque sus
experiencias vitales les facultan para es-
tablecer con mayor facilidad asociaciones
entre conceptos, según explica Henry Ot-
gaar, psicólogo forense de la Universidad
de Maastricht y coautor del trabajo publica-
do el mayo pasado en Journal of Experimental
Child Psychology.
En lugar de recurrir a listas de palabras para
investigar falsos recuerdos, Otgaar y sus colabo-
radores mostraron a los probandos fotografías de
foto. En los tres experimentos, los sujetos de siete u ocho años de
edad afirmaban haber visto elementos que no aparecían en las
imágenes con mayor frecuencia que los adultos.
Estudios anteriores han revelado que los niños tienden a ba-
sarse en la esencia de un recuerdo cuando realizan inferencias
sobre él. Si ven un aula escolar pueden suponer que también
vieron lápices, porque en las clases suele haberlos. Este proceso
de identificación de regularidades facilita el aprendizaje durante
el crecimiento. Los adultos, en cambio, apelan más a la reme-
moración de detalles concretos para reconstruir una escena. Es
probable que el nuevo estudio, al recurrir a imágenes
en lugar de a listas de palabras, refleje mejor
cómo se producen los falsos recuerdos en
la vida real. Después de todo —explica
Otgaar— la experiencia del mundo que
tenemos suele ser visual.
Los autores señalan que el hallazgo
puede ayudar a encontrar testimonios
más fiables, tanto de niños como de adul-
tos, pues leves cambios en la formulación
de las preguntas podrían modificar lo que
recuerdan los testigos. Al dirigirse a niños,
por ejemplo, los letrados deberían evitar
darles pistas para incitar su recuerdo, o ser
demasiado descriptivos en sus expresiones,
pues podrían provocar la activación del sistema

BORIS SÉMÉNIAKO
diversas escenas, entre ellas, un aula, un funeral y una pla- de formación de regularidades y favorecer, con ello,
ya. Tras un breve descanso, preguntaron a los participantes la generación de recuerdos falaces.
si recordaban haber visto determinados objetos en cada —Roni Jacobson

MEMORIA

Por qué olvidamos nuestros ­primeros años

El cerebro del bebé antepone el aprendizaje a la formación de recuerdos duraderos

E n cuanto nacemos, empezamos a in-

dagar el mundo. Aprendemos a pedir
alimentos o pañales secos, y entre sueño
y sueño absorbemos todo un idioma. Sin
embargo, apenas recordamos algo de
esos años de tanta actividad. Resulta que
el mismo proceso que faculta a los bebés
para aprender con rapidez podría también
perturbar o romper concatenaciones ce-
rebrales en las que son codificados cierta
clase de recuerdos.
Paul W. Frankland y sus colaboradores
del Hospital Infantil de Toronto sospe-
charon que el impresionante crecimien-
to neuronal en el cerebro infantil podría
dificultar la formación de recuerdos. Con
el objetivo de verificar esta idea, potencia-
ron la producción de neuronas en ratones
adultos inmediatamente después de que
estos hubieran aprendido algo nuevo. En el
cerebro adulto, a diferencia del infantil, las
neuronas crecen con lentitud. Pero añádan-
se ejercicio físico y ciertos fármacos, como
los antidepresivos, y las neuronas prolife-
rarán. Cuando los ratones adultos fueron
obligados a hacer ejercicio después de
aprender que cierta jaula les producía des-

4 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

NEURO CIENCIA

La belleza de las matemáticas

Las fórmulas elegantes producen en el cerebro la misma actividad

GETTY IMAGES / TOM GRILL

que las obras de arte o la música

D esde antiguo, los matemáticos han

venido equiparando la belleza mate-
mática a la belleza musical o plástica. Cientí-
ficos británicos han determinado ahora que,
a pesar de su naturaleza abstracta, la belleza
matemática está vinculada con actividad en
la misma región del cerebro que la belleza
percibida a través de los sentidos.
Los investigadores pidieron a 15 mate-
máticos que vieran una tanda de 60 ecua-
ciones y que las valorasen una por una, en
una escala, de –5 (la más «fea») a + 5 (la más
«hermosa»). A continuación, examinaron
mediante imagen por resonancia magnética
funcional el cerebro de los probandos mien-
tras estos volvían a mirar las fórmulas. Las
exploraciones de seguimiento revelaron que
una condición necesaria, pero no suficiente,
para que el sujeto apreciase la belleza en una
fórmula era que comprendiera su significa-
do matemático (algunas de las presentadas,
teza medial orbitofrontal, una región que
se relaciona con la integración de la expe-
riencia sensorial, la emoción y la toma de
decisiones. Estudios anteriores han demos-
trado que esta área cerebral aparece muy
activa cuando los sujetos ven u oyen algo
que perciben como hermoso, por ejemplo,
arte plástico o musical.
La belleza resulta escurridiza de estudiar
científicamente, porque su naturaleza es
personal y subjetiva. Semir Zeki, del Cole-
gio Universitario de Londres y autor del es-
tudio, sugiere que, al referirse a la belleza,
los matemáticos pueden estar «tocando»
una profunda conexión entre el cerebro
humano y el mundo natural. Dado que
hemos evolucionado en este universo,
postula Zeki, «la experiencia de lo bello
puede ser un indicio orientador hacia la
verdad en el universo». Muchos matemá-
ticos afirman que buscan la belleza tanto
Fórmulas sugestivas
«Tradicionalmente, los matemáticos
han considerado que el criterio más
importante de belleza es la simplicidad»,
explica el neurocientífico Semir Zeki. La
fórmula más citada por los probandos
matemáticos en relación con su belleza
fue la identidad de Euler:
eiπ + 1 = 0
Esta relaciona entre sí las cinco constan-
tes matemáticas más importantes con
tres operaciones aritméticas fundamen-
tales, unas y otras una sola vez.
La expresión que los participantes
tildaron de «fea» más a menudo
corresponde al desarrollo en serie de 1/π
descrito por Srinivasa Ramanujan.
∞
2√2
1
=
π 9801 ∑(4k)! (1103
k=0
+ 26.390k)
(k!) 396 4 4k

aunque bien comprendidas, no les llamaron como lo hace un compositor o un pintor.

la atención por su belleza).
Al discriminar entre comprensión y
belleza, los investigadores pudieron des-
contar la actividad cerebral asociada a la
comprensión y centrarse en la región res-
ponsable de la sensación de belleza: la cor-
Zeki señala que este proceder conduce en
ocasiones hasta nociones increíbles por su
profundidad. «Relegar la belleza al estudio
del arte, dejándola extramuros de la cien-
cia, ya no es sostenible.»
—Seth Newman
Esta fórmula define el recíproco de π
recurriendo solo a números enteros; re-
sulta útil a los matemáticos que buscan
conocer valores muy aproximados al
número π, uno de los más importantes
de las matemáticas.

cargas eléctricas en las patas, se atenuó mundo, impide la fijación de remem-

el recuerdo de esta dolorosa lección. El
equipo estudió a continuación ejempla-
res jóvenes, en cuyo cerebro crecen de
forma natural gran cantidad de neuro-
nas. Estos roedores apenas recordaban
la descarga más allá de un día.
El hallazgo lleva a pensar que las
nuevas neuronas interrumpen enlaces
en los que se plasma un recuerdo. En
niños de hasta unos tres años, la rápida
branzas sobre incidentes aislados. Los
bebés y los niños sí forman tales re-
cuerdos (es posible que su bebé de año
y medio se acuerde del perro que vio
hace pocos días), pero, a menos que
este recuerdo sea reforzado, desapare-
cerá conforme se desarrollan nuevas
neuronas. A partir de los tres años, el
crecimiento neuronal se enlentece, por
lo que es posible que el recuerdo (la
ISTOCKPHOTO

multiplicación de neuronas, fenóme- imagen del perro) perdure toda la vida.

no que les permite aprender acerca del —Jenni Laidman

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 5

ENCEFALOSCO PIO

PSICOFÁR M ACOS

Medicina «de género»

Los fármacos psicotrópicos afectan de distinta forma a uno y otro sexo

L as diferentes respuestas a medicamentos, según el sexo del

paciente, han sido obviadas desde hace mucho. De hecho,
la inclusión de mujeres en los ensayos clínicos estuvo prohibida
hasta hace unos veinte años. Sin embargo, en nuestros días, la
frecuencia de la prescripción de psicotropos es el doble en ellas
que en ellos. Además, según ciertas investigaciones, las peculia-
ridades hormonales, anatómicas y metabólicas pudieran hacer
a las mujeres más sensibles a ciertos fármacos. También la pro-
babilidad de acusar efectos secundarios es en ellas entre un 50 y
75 por ciento mayor. Citamos aquí unos cuantos medicamentos
de acción diferenciada. Con todo, la investigación se encuentra
todavía en pañales. —Roni Jacobson

ANALGÉSICOS CON RECETA MÉDICA ANSIOLÍTICOS

n Los analgésicos opiáceos son más eficaces en la mujer, tal vez n La menor acidez del estómago femenino puede provocar

debido a que el estrógeno, que fluctúa a lo largo del período mens- que las mujeres acusen los efectos de los ansiolíticos
trual, ejerce de modulador de la respuesta al dolor. más rápida y vigorosamente, y que las dosis usuales
n Las sobredosis de analgésicos son más frecuentes en hombres, les resulten más tóxicas.
pero a las mujeres les resulta más difícil abandonar su consumo. n El riñón masculino filtra los fármacos más rápida-

Llegadas a la adicción, es más probable que recaigan, sobre todo mente que el femenino; por ello, es posible que las
a mediados del ciclo menstrual, cuando la concentración cerebral mujeres deban espaciar más las dosis, sobre todo
de glucosa es menor. La glucosa es necesaria para el autocontrol. en el caso de benzodiazepinas.
n Las benzodiazepinas son liposolubles con el fin de

ANTIDEPRESIVOS que el torrente sanguíneo pueda llevarlas hasta el

n Numerosos estudios señalan que las mujeres respon- cerebro. Como las mujeres poseen más grasa
den mejor que los hombres a los antidepresivos ISRS corporal, estos fármacos pueden persistir
(inhibidores selectivos de la recaptura de seroto- más tiempo en su organismo, y provocar
nina), mientras que los varones pueden tener efectos secundarios y toxicidad a me-
mejor fortuna con los tricíclicos. nores dosis.
n Ciertos antidepresivos son más potentes

en las mujeres: su sangre tiene menor ANTIPSICÓTICOS

capacidad de fijación, por lo que sus n Los de primera generación

hemoproteínas adsorben menos sustan- «típicos», como el halope-

cias extrañas. Ciertos antidepresivos ridol, parecen mostrar
tricíclicos (como la amitriptilina), com- más eficacia en la mujer
binados con otros fármacos, podrían que en el hombre para
desbordarse hacia el torrente sanguí- tratar alucinaciones y
neo y provocar efectos secundarios percepciones ilusorias.
más intensos. Además, el estómago El hombre requiere dosis
femenino es menos ácido que el mayores para aliviar sus
mascu­lino, por lo que los ISRS podrían síntomas.
ser absorbidos más rápidamente, lo que
acentuaría así su toxicidad. La grasa corpo- ANTICONVULSIVOS Y OTROS
ral de la mujer pudiera también retener los n La enzima hepática CY P3A4,
antidepresivos más tiempo en su organismo. especialmente activa en las mujeres
jóvenes, torna menos eficaces ciertos
HIPNÓTICOS fármacos, como los anticonvulsivos.
n La mayoría de los fármacos psicotrópicos se Investigaciones preliminares revelan
metabolizan en el hígado. El organismo masculino que varias enzimas hepáticas operan
descompone con mayor rapidez el Zolpidem y otros a distinta velocidad en ambos sexos, lo
inductores del sueño, mientras que la mujer retiene que podría afectar la respuesta del orga-
más dicho medicamento en el suyo, efecto que pue- nismo de hombres y mujeres a los antide-
ISTOCKPHOTO

de dificultarle mantenerse alerta en el trabajo o en presivos, ansiolíticos, analgésicos

la conducción. y otros medicamentos.

Experimentos sesgados
A menudo, las nuevas moléculas se ensayan solo en el sexo
­masculino, tanto en los estudios con animales como en los clínicos.
Según un informe oficial, 8 de cada 10 fármacos retirados del
mercado por la Agencia de Fármacos y Alimentos (FDA) de EE.UU.
entre 1997 y 2001 entrañaban mayores riesgos para la salud de la
mujer que para la del hombre. Este sesgo en los ensayos puede ser
imprevisto o deliberado: en muchas pruebas clínicas se excluye
a las mujeres, porque su diferente sistema hormonal se considera
una «variable de confusión». Por lo común, las embarazadas no
participan en estos experimentos por seguridad, pero se están
acumulando indicios de que sus cambios hormonales pueden
alterar los efectos de ciertos medicamentos. En un estudio llevado
a cabo en 2013 se apreció que las mujeres preñadas con trastorno
bipolar requerían mayores dosis del fármaco Lamictal para contro-
lar su depresión.
Por otra parte, medicamentos que solo toman las mujeres, como
los anticonceptivos orales, pueden interactuar con psicotrópicos
y provocar consecuencias desconocidas. La FDA anunció que va
a intensificar su esfuerzo para tener en cuenta las diferencias por
sexo en los ensayos clínicos.

6 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

PSICOTER APIA
Repensar los pensamientos de nuestro pensar
La metacognición, lo que creemos sobre nuestros pensamientos, podría aliviar trastornos del ánimo. Incluso la esquizofrenia
L as convicciones sobre nuestra forma
de pensar pueden modelar la propia
vida de formas sorprendentes. Hallazgos
recientes apuntan a que la terapia orien-
tada a la metacognición puede aliviar la
ansiedad y otros trastornos del ánimo, e
incluso reducir síntomas de psicosis.
La metacognición suele adoptar la for-
ma de un juicio de valor sobre los propios
pensamientos. Por ejemplo: «Es malo que
yo lo analice todo una y otra vez». Se ha
demostrado que estas convicciones me-
tacognitivas pueden desempeñar un pa-
pel importante en el trastorno obsesivo-
compulsivo, la depresión y la ansiedad
generalizada, entre otras dolencias. Es
posible, en particular, que tales conviccio-
nes importen más que la forma en que en-
marcamos mentalmente las situaciones,
como cuando nos fijamos en los aspectos
negativos de lo ocurrido en nuestra vida.
ISTOCKPHOTO
No obstante, la psicoterapia suele prestar
atención a este encuadre mental (valora-
ción cognitiva) sin atender, en cambio, a la
metacognición. Ello puede ir en detrimen-
to del paciente, indica Jennifer L. Hudson,
psicóloga de la Universidad Macquarie, en
Australia.
Un estudio publicado en otoño de 2013
en Journal of Clinical Child & Adolescent
Psychology señalaba que en un grupo de
83 niños, quienes sufrían episodios de an-
siedad albergaban convicciones más nega-
tivas («La preocupación podría hacer que
me vuelva loco») o más positivas («Cuan-
do me preocupo, me siento mejor») que
los sujetos no ansiosos. Hudson, coautora
del estudio, sugiere: «Estas convicciones
pueden desempeñar un papel causal o de
mantenimiento, cuando menos en los tras-
tornos de ansiedad».
Según un conjunto creciente de inves-
tigaciones, la terapia metacognitiva pue-
de constituir un tratamiento eficaz para
la ansiedad y otros trastornos del estado
de ánimo. En esta terapia, desarrollada en
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
2008 por Adrian Wells, de la Universidad de
Manchester, se enseña al paciente a recono-
cer y reestructurar aquellos pensamientos
metacognitivos que actúan de refuerzo en
mecanismos contraproducentes ante una
situación («Mi angustia es incontrolable»,
por ejemplo), en la misma línea que la te-
rapia cognitivo-conductual (TCC) se orienta
hacia convicciones inadaptadas (como «el
mundo es peligroso»). La técnica contribu-
ye también a que las personas se tornen
más flexibles en su pensar sobre sus pen-
samientos, en lugar de caer, por defecto, en
la rumiación obsesiva.
En un ensayo con una muestra peque-
ña de participantes, cuyos resultados se
publicaron en 2013 en Japanese Journal
of Personality, se examinó si la terapia
metacognitiva alcanzaba a reducir la ru-
miación depresiva al infirmar las convic-
ciones positivas relativas a este estilo de
pensamiento (entre ellas, «una reflexión
prolongada permite comprender mejor las
situaciones»). Los investigadores asignaron
al azar a 12 estudiantes de primer ciclo,
con elevados índices de rumiación psí-
quica, a un grupo de intervención de dos
semanas de duración; otros 11 probandos,
sin tratamiento, sirvieron de control. La
técnica redujo la tendencia de los sujetos
tratados a encastillarse en sus pensamien-
tos negativos.
Otra investigación, publicada en el Jour-
nal of Behavior Therapy and Experimental
Psychiatry, halló que la terapia metacog-
nitiva reducía síntomas en cuadros psi-
cóticos. Según los autores, los resultados
de estudios sobre TCC para el tratamiento
de patologías psicóticas resultaban am-
biguos. En su ensayo, diez pacientes con
trastornos dentro del espectro de la esqui-
zofrenia recibieron hasta doce sesiones de
terapia metacognitiva, repartidas en un
período de nueve meses. Al final del tra-
tamiento, cinco de los diez participantes
presentaban una reducción de al menos
un 25 por ciento en sus síntomas. De es-
tos cinco, cuatro mantenían la mejoría
en un seguimiento realizado tres meses
después.
Aunque se requieren estudios más ex-
tensos, son muchos los investigadores y
los clínicos que empiezan a considerar
que el tratamiento no debe limitarse a los
pensamientos concretos de los pacientes,
sino que debe explicar las convicciones
subyacentes que pudieran reforzarlos. «Los
factores metacognitivos son cruciales en
la determinación de los estilos de pensa-
miento contraproducente en los trastornos
psicológicos», afirma Robin Bayley, de la
Universidad de Manchester y autor de un
artículo reciente donde señala que ciertas
metacogniciones se hallan en correlación
positiva con la ansiedad. «La forma en que
se piensa puede ser más importante que lo
que se piensa», concluye.
—Tori Rodriguez
7
ENCEFALOSCO PIO

MEDICINA

Acupuntura para la depresión

Esta técnica tradicional podría sustituir a ciertos fármacos o aliviar sus efectos secundarios en los trastornos depresivos

S on cada vez más quienes buscan al-

ternativas a los medicamentos anti-
depresivos. Y las investigaciones recien-
tes apuntan a que la acupuntura podría
constituir una opción prometedora: un
estudio reciente reveló que dicha práctica
tradicional china resulta tan eficaz como
los fármacos antidepresivos; otro trabajo
confirmó que la acupuntura puede resul-
tar útil contra los efectos secundarios de
la medicación.
A grandes rasgos, la acupuntura consis-
te en insertar agujas bajo la piel en puntos
del cuerpo que se creen en corespondecia
con órganos concretos (ilustración). Las in-
vestigaciones occidentales sugieren que
estas inserciones pueden activar en el
cerebro ciertos analgésicos naturales. La
medicina tradicional china indica que este
procedimiento mejora el funcionamiento
del organismo porque corrige bloqueos de
energía o desequilibrios en los órganos.
Según un estudio publicado en 2013 en
Journal of Alternative and Complementary
Medicine, la electroacupuntura, técni-
ca que consiste en transmitir una ligera
corriente eléctrica a través de las agujas,
era tan eficaz como la fluoxetina (genérico
del Prozac) para reducir los síntomas de
la depresión. A lo largo de seis semanas,
los investigadores administraron a los pa-
cientes ora cinco sesiones semanales de
electroacupuntura, ora una dosis diaria tí-
pica de fluoxetina. Los experimentadores,
en su mayoría especialistas en medicina
tradicional china, evaluaron cada dos se-
manas los síntomas de los participantes
y rastrearon sus concentraciones de la
proteína neuroprotectora factor neuro-
trófico derivado celular glial (GDNF). En
estudios anteriores se han observado va-
lores de GDNF por debajo de lo normal en
pacientes con cuadros depresivos graves;
otros han revelado el aumento de dicha
proteína después de tratamientos con me-
dicación antidepresiva.
Trascurridas las seis semanas, ambos
grupos presentaban una mejoría similar
de sus síntomas: los dos tratamientos de-
volvieron el GDNF a una concentración
normal. No obstante, la acupuntura actuó
con mayor rapidez y mostró una reduc-
ción más importante de los síntomas al
cabo de dos y cuatro semanas en com-
paración con la terapia medicamentosa.
Entre quienes mejoraron, el porcentaje de
los que presentaban una «gran mejoría»
era mayor entre los que habían asistido
a sesiones de acupuntura que en los que
habían tomado fármacos.
Otro estudio sugiere que la acupuntu-
ra puede ser útil para un aspecto parti-
cularmente difícil del tratamiento de la
depresión: los efectos secundarios de
algunos medicamentos sobre la sexua-
lidad. Según los hallazgos, publicados
asimismo en Journal of Alternative and
Complementary Medicine, doce semanas
de acupuntura favorecieron varios aspec-
tos del funcionamiento sexual, tanto en
hombres como en mujeres. Estos hallaz-
gos se suman a un conjunto de investiga-
ciones que proponen que la acupuntura
puede resultar útil en una variedad de
trastornos, entre ellos, el dolor crónico,
la ansiedad y las náuseas.
—Tori Rodriguez
¿Son fiables los resultados?
Los estudios robustos deben incluir un
grupo de control convincente, tener en
cuenta el efecto placebo y realizarse a
«doble ciego», es decir, que ni los investi-
gadores ni los participantes sepan si el tra-
tamiento que está siendo administrado es
el auténtico o uno simulado (placebo). Los
resultados, además, deberían reproducirse

PSICOLOGÍA

Por qué son eficaces

las imágenes mentales
La ejercitación imaginaria puede activar los mismos circuitos
que la experiencia real

Imaginar nuestro servicio en

tenis o repasar mentalmente
el discurso que debemos pro-
nunciar podría ayudarnos a
rendir más, según se ha visto en
los porqués no están claros. Una
teoría al uso indica que las imá-
genes mentales activan algunos
de los mismos circuitos neuro-
nales que participan en la expe-
ALAMY

distintos estudios. No obstante, riencia real. Una investigación

8 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

con éxito en laboratorios de numerosos
lugares. Los investigadores en acupun-
tura han tenido dificultades para cum-
plir tales requisitos por varias razones.
Efecto placebo: Uno de los princi-
pales obstáculos reside en implemen-
tar una falsa acupuntura que sirva de
condición de control. El primero de los
estudios citados no intentó siquiera
recurrir a un auténtico control, por
lo que resulta imposible saber si la
colocación de las agujas, la corriente
eléctrica o algún otro aspecto del tra-
tamiento demuestran los resultados
declarados. La acupuntura, por otra
parte, se asocia a un vigoroso efecto
placebo, puesto que muchas personas
se sienten sensiblemente mejor por el
mero hecho de que un profesional las
Baihui (DU20) pando en un tratamiento auténtico y
no en un procedimiento simulado. En
el caso de la acupuntura, el profesional
sabría casi con total certeza si su inter-
vención es auténtica; ese conocimiento
podría alterar su propia actuación. El
primero de los estudios anteriores fue
«ciego a medias», pues los médicos que
evaluaron los síntomas de los pacien-
tes desconocían qué tratamiento había
Neiguan (PC6) sido administrado.
Shenmen (HT7) Sesgos en las comunicaciones: Va-
rios trabajos han señalado un sesgo
sistemático en la bibliografía médica.
En una revisión de ensayos clínicos
controlados llevados a cabo en Chi-
na, Japón, Rusia y Taiwán, se observó
Zusanli (ST36)
que casi siempre se ofrecían resulta-
dos positivos para la acupuntura. En

atienda y toque, lo cual podría otorgar
a esta técnica mayor eficacia de la real.
Por otra parte, este gran componente
placebo podría encubrir diferencias
leves, pero auténticas, entre los gru-
pos de tratamiento y de placebo, y
enmascarar así el posible valor de la
acupuntura.
Doble ciego: Otra objeción es la di-
ficultad para crear un experimento de
doble ciego. Tanto los probandos como
los observadores pueden sesgar los re-
sultados cuando saben si están partici-
SCIENCE SOURCE
Sanyinjiao (SP6)
Taichong (LR3)
PUNTOS CONTROVERTIDOS
La mayoría de los puntos de acupuntura se
ubican cerca de grandes nervios. Los seis que
se muestran en esta figura se utilizaron en el
estudio que afirma que la acupuntura es tan
eficaz como el Prozac para tratar los síntomas
de la depresión. Otras investigaciones se han
centrado en los mismos puntos, pero los datos
sobre sus efectos son ambiguos.
los estudios realizados en el resto del
mundo era mucho más común que
no se indicasen beneficios. Este sesgo
se potencia con el llamado «problema
del archivador», a saber, la tendencia
a publicar los resultados positivos y a
confinar en el archivador los negativos
o no concluyentes. En conjunto, los da-
tos sobre la eficacia de la acupuntura
han sido ambiguos o contradictorios,
y los resultados, en la mayoría de los
casos, difíciles de reproducir.
—Victoria Stern

reciente publicada en Psycholo-
gical Science respalda esta idea.
Científicos de la Universidad
de Oslo llevaron a cabo cinco
experimentos para averiguar
si la pupila del ojo se adapta-
ba a la luz imaginada como lo
hace a la real, en un intento
por verificar si la visualización
mental puede activar procesos
nerviosos como la dilatación
de las pupilas. Se valieron de
tecnología de rastreo ocular
por infrarrojos para medir el
diámetro de las pupilas de los
probandos mientras presen-
ciaban imágenes de diferente
brillo, y cuando, después, ima-
ginaban las figuras que habían
visto, o un cielo soleado o una
habitación oscura.
En respuesta a la luz imagi-
naria, las pupilas de los pro-
bandos se contrajeron, en pro-
medio, un 87 por ciento de lo
experimentado ante luz real.
En la respuesta a la oscuridad
imaginaria, las pupilas se di-
lataron hasta el 56 por ciento
del tamaño que tenían durante
la percepción verdadera. Otros
dos experimentos permitie-
ron descartar la posibilidad de
que los participantes pudieran
ajustar a voluntad el diámetro
de sus pupilas o de que estas
variasen en respuesta a un es-
fuerzo mental, acción que pue-
de provocar dilatación.
Este hallazgo contribuye a
explicar por qué los ensayos
con la imaginación pueden
mejorar nuestro juego o dis-
curso. La imagen mental activa
y refuerza los mismos circui-
tos neuronales —incluso los
subconscientes que controlan
procesos automáticos, como la
dilatación pupilar— que nece-
sitaremos usar a la hora de la
verdad.
—Tori Rodriguez

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 9

COMPORTA MIENTO

Videojuegos: efectos
del avatar en la psique
Los entusiastas de los juegos en línea desarrollan una estrecha relación
con su personaje virtual. Ello influye la conducta del jugador en la vida real;
incluso a largo plazo

LISA STRÖHLEIN

COMO EL MEJOR AMIGO

Muchos jugadores de ordena-
dor presentan una estrecha
relación con su personaje del
mundo virtual; incluso similar
a la que mantienen con las
personas.

10 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

 U
n rayo deslumbrante golpea al
guerrero. Antes de que caiga derri-
bado, el enorme Heigan toma im-
pulso para asestarle un nuevo gol-
pe, pero la hechicera Darkjeanie
lo contraataca también con un potente rayo. El
monstruo ha descuartizado ya a ocho de los nue-
ve combatientes que la secundaban. Ahora, junto
con su último compañero, la maga ataca infatiga-
blemente al gigante, quien, pese a sus esfuerzos,
apenas parece inmutarse.
Sentado frente a la pantalla de su ordenador,
Övünc dirige concentrado los movimientos de
su hechicera. Deja que el personaje virtual alter-
ne la lucha contra Heigan con la curación de sus
heridas. El silencio reina en la habitación. Gotas
de sudor resbalan por la frente de Övünc. De vez
en cuando murmura frases cortas en el micrófono
que, conectado a los auriculares, pende a pocos
centímetros de su boca. Durante casi ocho minu-
tos, permanece inmóvil. De pronto, su rostro se
ilumina. Presiona con rapidez y repetidas veces
el botón del ratón. Las ráfagas de luz se suceden
de nuevo en el monitor. Al fin, el enemigo se des-
ploma. Gritos de júbilo resuenan a través de los
cascos. ¡Hemos ganado la batalla! Övünc respira
hondo, aparta un poco su silla de la mesa y comu-
nica al resto de los compañeros: «Chicos, necesito
una pausa para tomar un café». Como respuesta
obtiene un murmullo de aprobación.
Desde hace ocho años, Övünc juega a World of
Warcraft (WoW), un juego de rol en línea. Junto
con la hechicera Darkjeanie, su personaje virtual,
lucha en este mundo ficticio, experiencia que les
ha unido estrechamente. En sus momentos álgi-
dos, este estudante de 30 años llegó a compartir
unas 25 horas a la semana con su avatar. Muchos
CORTESÍA DE BLIZZARZ ENTERTAINMENT (captura de videojuego); THINKSTOCK / OSTILL ( jugador)

hombres no dedicarían tanto tiempo ni siquiera

a su pareja.
Cuando Övünc presume de su Darkjeanie, se
refiere a ella como «mi pequeña bruja» o «mi joya
de la corona». Parece como si hablara de su ama-
da antes que de un personaje virtual. De hecho,
la mayoría de los entusiastas de los videojuegos
mantiene una relación intensa con su avatar.
En el mundo científico, el tema de los juegos de
rol en línea y los avatares ha generado poco inte-
rés durante mucho tiempo. Sin embargo, cada vez
más psicólogos, neurocientíficos e investigado-
res de mercado se ocupan de ellos. Los hallazgos
muestran que el vínculo que los videojugadores

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 11

COMPORTA MIENTO
EN SÍNTESIS
Mi cuerpo ­virtual
1 Cuando los entusiastas
de los videojuegos se
mueven por un mundo de
fantasía con su personaje
virtual, experimentan el
efecto de la ilusión de corpo-
rización: tienen la sensación
de meterse en el cuerpo de
su avatar.
2 Mediante técnicas de
neuroimagen se ha
constatado que los videoju-
gadores se sienten emocio-
nalmente tan próximos a
su avatar como a su mejor
amigo.
3 Esta relación influye
en el comportamiento
del jugador en un entorno
real: quien adopta el papel
virtual de un superhéroe se
siente, tras entretenerse con
el videojuego, más dispuesto
a ayudar.
12
desarrollan con sus personajes virtuales es, con
frecuencia, más fuerte de lo que se suponía. Cuan-
do Övünc se embarca en una nueva batalla con
su Darkjeanie, tiene la sensación de encontrarse
en el cuerpo de su personaje de juego. Como les
sucede a otras muchas personas.
Para comprobar tal efecto, el equipo dirigido
por Roger Gasser, del Instituto Federal de Tecno-
logía de Zúrich, pidió a 22 voluntarios que obser-
varan un escenario virtual en el que aparecía un
avatar visto por detrás. Mientras los sujetos ob-
servaban cómo un punto rojo se desplazaba por
la espalda del personaje virtual, un dispositivo
especial acariciaba, durante 40 segundos cada vez,
la propia espalda de los participantes. Los movi-
mientos de la luz roja y los tocamientos sucedían
en sincronía.
Fusión corporal
El ensayo reveló un efecto extraordinario: la ma-
yoría de los probandos tuvieron la impresión de
encontrarse en el cuerpo del avatar. Su cerebro
había enlazado la información visual (el punto
rojo) con la información sensorial (las caricias).
Los científicos habían provocado en los sujetos
la ilusión de corporización.
Mas ¿hasta qué punto puede provocarse esa
fusión corporal? Investigadores liderados por
Konstantia Kilteni, de la Universidad de Barcelo-
na, trataron de responder a la pregunta. Mediante
un casco de realidad virtual, 50 sujetos se vieron
inmersos en un mundo ficticio y con un cuerpo
también artificial. Tanto en el mundo real como
en el de fantasía, la mano derecha de los parti-
cipantes reposaba sobre un tablero de mesa cu-
bierto con un tejido especial. Los investigadores
pidieron a los sujetos que acariciaran el material
con la mano. La mano virtual se movía de forma
sincronizada con la de verdad.
A continuación, los probandos observaron
cómo la longitud de su brazo ficticio crecía hasta
tres veces más. Al solicitarles que señalaran su
mano derecha con la izquierda, apuntaron en di-
rección al extremo de su brazo virtual alargado
en lugar de a su auténtica extremidad derecha.
Cuando, en el mundo virtual, los investigadores
dejaron caer una sierra circular sobre la mano de
los participantes, estos retiraron alarmados su
brazo de verdad.
Kilteni y su equipo llegaron a la conclusión de
que los probandos percibían las extremidades vir-
tuales como propias. A través de la percepción
visual y el tacto simultáneo del tejido, su cerebro
había adjudicado los brazos virtuales al propio
cuerpo; incluso cuando estos habían crecido el
triple de su longitud real. Este efecto se dio asi-
mismo cuando el movimiento de la mano ficticia
no acompañaba al de la mano real.
¿Qué ocurre en el cerebro durante una ilusión
de corporización? En 2011, Shanti Ganesh, de la
Universidad Radboud en Nimega, proporcionó
una primera pista. Analizó la actividad cerebral
de 22 jugadores experimentados de WoW con el
fin de averiguar en qué medida estas personas
se sentían unidas corporal y emocionalmente a
su personaje virtual. Según descubrió, los entu-
siastas de los videojuegos se deslizaban también
mentalmente en el cuerpo de su avatar.
Durante la ilusión de corporización se activa
sobre todo la unión temporoparietal. Esta estruc-
tura cerebral también desempeña una función
destacada en las experiencias extracorpóreas, es
decir, en aquellas en las que se tiene la sensación
de flotar, como una suerte de espíritu, sobre el
propio cuerpo.
Ganesh sugiere que la ilusión de corporización
se da al jugar con videojuegos: «En los otros ex-
perimentos, la ilusión se produjo a través de la
sincronía entre la visión y el sentido del tacto. No
obstante, también puede provocarse mediante la
combinación de estímulos visuales y motores».
El cerebro quiere controlar el avatar y ejecuta las
correspondientes acciones mediante el ratón, el
mando o el teclado. Al mismo tiempo, el personaje
que aparece en la pantalla hace justo lo que le
encomendamos. De esa forma, el cerebro puede
fundir de manera temporal el avatar con el propio
cuerpo.
Con el fin de averiguar en qué medida se siente
unido emocionalmente un jugador a su personaje,
la investigadora escogió ciertos rasgos de perso-
nalidad que los probandos debían asignarse a sí
mismos, a su avatar, a su mejor amigo o a un per-
sonaje conocido pero lejano (en concreto, la anti-
gua reina de Holanda). Halló que el giro cingulado
(región cerebral que participa en el procesamiento
de las emociones) aumentaba su actividad cuando
los sujetos pensaban en sus propios rasgos perso-
nales. Por el contrario, cuando rumiaban sobre
la reina Beatriz, dicha área aparecía poco activa.
Cuando los participantes se ocupaban de su ava-
tar, las regiones se mostraban igual de activas que
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
NETWORK ARE INVOLVED IN SELF-IDENTIFICATION WITH VIRTUAL AGENTS». S. GANESH ET AL. EN CEREBRAL CORTEX,
DE: «HOW THE HUMAN BRAIN GOES VIRTUAL: DISTINCT CORTICAL REGIONS OF THE PERSON-PROCESSING
VOL. 22, PÁGS. 1577-1585, 2012 (gráficas); THINKSTOCK / BUNYOS (escáneres cerebrales)
GIRO ANGULAR
Cambios en la actividad cerebral
Avatar Yo Amigo
cercano
cuando pensaban en los rasgos de personalidad
de su mejor amigo.
Un jugador no conoce el dolor
Esos hallazgos podrían explicar por qué los juga-
dores hablan de su avatar con tanta pasión. En el
caso de Övünc, es posible que, a escala emocional,
otorgue a la hechicera Darkjeanie el mismo esta-
tus que a su mejor amiga.
Ulrich Weger, de la Universidad de Witten/Ger-
decke, y Stephen Loughan, de la Universidad de
Melbourne, investigaron en qué medida persiste
la influencia de esta relación en un jugador. Para
ello analizaron cómo repercute el juego frecuente
con un avatar de aspecto robótico en la sensibili-
dad al dolor. Pidieron a jugadores «empedernidos»
y a otros ocasionales que pescaran con la mano
desnuda tantos clips como pudiesen de un reci-
piente lleno de agua helada. En promedio, los par-
ticipantes consiguieron 13 de un total de 30 clips.
Sin embargo, los jugadores ocasionales sacaron
del cuenco menos que aquellos que destinaban
como mínimo 15 horas semanales a su avatar.
En una segunda fase, los probandos practicaron
bien un juego de rol con un personaje de aspecto
robótico o bien armaban puzles en el ordenador.
Después de esta tarea, volvieron a intentar la
prueba de los clips en el cuenco de agua helada.
A los sujetos que se habían entretenido con el vi-
deojuego parecía afectarles menos el contacto con
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
GIRO CINGULADO
Cambios en la actividad cerebral
Conocido Avatar Yo Amigo Conocido
lejano cercano lejano
CORTESÍA DE BLIZZARD ENTERTAINMENT
EN EL CEREBRO
Las neuroimágenes revelan
el frío del agua, ya que extrajeron más clips de que cuando el videojugador
la pila que los participantes que habían resuelto tiene la mente ocupada con
rompecabezas. Las imágenes de rostros desfigura- su avatar, el giro angular
dos por el dolor también dejaban más indiferentes izquierdo se vuelve especial-
a los jugadores de rol que a los otros probandos. mente activo (izquierda). Esta
«A menudo los avatares presentan característi- región cerebral está relacio-
nada, entre otras, con las
cas robóticas, como la indolencia, la falta de senti-
experiencias extracorpóreas.
mientos o de calor», explican Werger y Loughnan.
En los jugadores empederni-
Y añaden: «La inmersión en el papel de un avatar dos, las áreas relacionadas con
de tipo robótico no solo reduce la propia sensi- las emociones (como el giro
bilidad al dolor, sino que también insensibiliza cingulado anterior, derecha)
frente al dolor de los demás.» Ambos autores su- presentan la misma actividad
gieren que los avatares pueden influirnos incluso cuando se trata de un avatar
si hace rato que hemos apagado la videoconsola que si piensan en su mejor
amigo humano.
o el ordenador.
Con el tiempo se contagia el carácter del ava-
tar, afirma asimismo Jeremy Bailenson, de la Uni-
versidad Stanford. «Cuando el personaje realiza
equilibrios en un tronco sobre un desfiladero
profundo, ello desencadena reacciones de estrés
en el jugador como si realmente se encontrase
allí balanceándose. Aunque sabe que en el juego
no puede ocurrirle nada, su cuerpo reacciona al
escenario.» Para el psicólogo, las experiencias de
este tipo tienen un efecto a largo plazo.
Bailenson introdujo a 60 probandos en un es-
cenario virtual en el que podían representar dos
papeles: el de un superhéroe volador o el de un
pasajero que viaja en helicóptero. En cada caso,
una parte de los sujetos recibía la orden de ayu-
13
COMPORTA MIENTO

Aventuras en un mundo paralelo CORTESÍA DE BLIZZARD ENTERTAINMENT

World of Warcraft (WoW) es un
juego de rol multijugador masivo
en línea (MMORPG, por sus si-
glas en inglés) creado por la em-
presa estadounidense B
­ lizzard
Entertainment. En este tipo de
juegos, miles de participantes
se encuentran en Internet para
compartir experiencias en un
mundo virtual. Al comienzo, cada
usuario crea un personaje propio
con el que, ya sea en solitario,
ya como miembro de un equipo,
lleva a cabo diversas misiones y
lucha contra los adversarios. Por
cada misión superada, el perso-
naje recibe nuevas y poderosas
habilidades y mejor equipamiento.
Las actualizaciones continuas
evitan que el juego llegue a su
fin. De esta manera se consigue
que muchos jugadores se man-
tengan enganchados durante
años. La primera versión de
World of Warcraft apareció a
finales de 2004. Desde enton-
ces, la comunidad de seguidores
ha crecido hasta los más de
ocho millones de jugadores en
todo el mundo. Otros MMORPG
similares son El Señor de los
Anillos Online y Aion.

dar a un niño que sufría un coma diabético. El
resto de los participantes debían, sencillamente,
disfrutar de las magníficas vistas aéreas.
De vuelta al mundo real, los probandos se
entrevistaron con un colaborador de Bailenson.
Durante la entrevista, el investigador tumbaba
«sin querer» un cubilete lleno de lápices de co-
lores. ¿Le ayudarían los probandos a recogerlos?
De los participantes que habían experimentado
un vuelo en helicóptero virtual, a ninguno se le
ocurrió tal posibilidad. En cambio, aquellos que
en el juego de ficción habían asistido al niño con
diabetes reaccionaron de forma solícita, aunque
tardaron unos siete segundos de media para ello.
Por el contrario, los sujetos que habían adoptado
un papel de superhéroe se lanzaron a ayudar a re-
coger los lápices en menos de dos segundos, tanto
si antes tuvieron que socorrer al niño o como si
no. ¿Conclusión? Las personas que juegan regular-
mente a superhéroes se muestran más altruistas
y solidarios en su día a día.
La siguiente pregunta obligada reza: ¿cómo es
posible que un personaje virtual con apariencia
robótica aumente nuestra disposición a ayudar?
Según indica la teoría de la autopercepción del
psicólogo Daryl Bem, los humanos nos observa-
mos a nosotros mismos y sacamos conclusiones
sobre nuestra personalidad y mentalidad. Si, por
ejemplo, nos preguntan si conducimos de forma
temeraria o prudente, intentamos recordar con
precisión aquellas situaciones que podrían ayu-
darnos a evaluar nuestro comportamiento cuan-
do estamos sentados al volante.
En un espejo virtual
El equipo de sociólogos encabezado por Nick
Yee, del Instituto Palo Alto, trasladó la teoría de
la a
­ utopercepción al mundo virtual. En su ex-
perimento, unos universitarios veían su cuerpo
virtual reflejado en un espejo. Yee podía mani-
pular las imágenes sobre el espejo a voluntad, de
modo que los sujetos observaban un avatar feo,
uno con aspecto corriente o uno muy atractivo.
Después de esto, los participantes se encontraban
en el mundo virtual con un personaje que les ex-
hortaba: «Cuéntame algo sobre ti.»

14 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

 La reacción de los participantes difería según
la apariencia del yo virtual que habían visto. Las
personas con un avatar de aspecto atractivo se
acercaban más a su interlocutor y le revelaban
más información e intimidades sobre sí mismos
que los otros. Además, los probandos que habían
contado con un avatar de gran tamaño se com-
portaban con mayor decisión y más seguros de
sí mismos durante el encuentro en comparación
con aquellos cuyo personaje virtual era de dimen-
siones reducidas.
Según Yee, esos resultados se corresponden
con las expectativas que tenemos de las perso-
nas con una determinada apariencia en la vida
real. El aspecto de la imagen en el espejo virtual
influyó de manera automática e inconsciente en la
conducta de los probandos. Este investigador deno-
mina el fenómeno «efecto Proteo», en referencia al
dios griego que podía cambiar de forma a volun-
tad. Por otro lado, el hallazgo aclara los resultados
de Weger y Bailenson: las personas que adoptan a
menudo la forma de un robot en los videojuegos
expresan menos emociones, así como más tole-
rancia al dolor en la vida real. Si por el contrario,
adoptamos el papel de un superhéroe virtual, nos
sentimos como tal tras unas partidas.
SUSCRÍBETE
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
Ganesh y Bailenson temen que el vínculo entre
jugador y avatar pueda emplearse para fines co- Para saber más
merciales. Si el jugador visualiza en Internet una Extending body space in im-
imagen de su avatar con una botella de Pepsi-Cola mersive virtual reality: A very
long arm illusion. K. Kilteni et
en la mano, por ejemplo, asociará esa marca con al. en PLoS One, DOI: 10.1371/
su personaje y, en consecuencia, consigo mismo. journal.pone.0040867, 2012.
La sola idea de que cualquier empresa pueda usar How the human brain goes
virtual: Distinct cortical
a su amada Darkjeanie como reclamo publicitario regions of the person-proces­
incomoda a Övünc; sin embargo, no se separaría de sing network are involved in
self-identification with virtual
su hechicera por ese motivo. «Teóricamente, podría agents. S. Ganesh et al. en
vendérsela a otros jugadores», explica. «Incluso ya Cerebral Cortex, vol. 22, n.o 7,
págs 1577-1585, 2012.
debe valer mucho dinero, con el que me podría
Virtual superheroes: Using
comprar un bonito coche nuevo», sostiene. ¿Por qué superpowers in virtual rea­
no lo hace? Övünc tarda algo más en responder a lity to encourage prosocial
esta pregunta. «De momento no he recibido nin- behaviour. R. S. Rosenberg, S.L.
Baughman y J.N. Bailenson. en
guna oferta, pero si la tuviera, lógicamente debería PLoS One, DOI: 10.1371/ journal.
consultarlo antes con la almohada, al menos por pone.0055003, 2013.
una noche.» Los amigos del alma y los enamorados Full body illusion is associated
with widespread skin tempe­
no se separan con tanta facilidad. rature reduction. R. Salomon
et al. en Frontiers in Behaviou­
ral Neuroscience, n.o 10.3389/
fnbeh.2013.00065, 2013.
En nuestro archivo
Mi avatar, mi mentor.
­Samantha Murphy en MyC
n.o 49, 2011.
Lisa Ströhlein es bióloga y periodista.
a Mente y cerebro...
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digital (artículos en pdf)
15
APRENDIZ A JE
Cómo mejorar la lectura
A pesar de que leer parece una actividad sobre todo visual, se halla ­principalmente
asociada con habilidades lingüísticas. La complejidad de la capacidad lectora
­requiere que los programas para su aprendizaje sean multidimensionales
y se a
­ justen a las necesidades de cada niño
SYLVIA DEFIOR
¿Q
EN SÍNTESIS
Enseñar a leer
y a comprender
1 En la enseñanza infan-
til deben prevenirse
y detectarse con prontitud
los riesgos de las dificultades
lectoras. Los problemas que
persisten en el tiempo pue-
den derivar en dislexia.
2 Las dificultades pueden
presentarse en el reco-
nocimiento de las palabras
escritas, así como en la
comprensión del texto. Aquí
ejerce un papel importante
el desarrollo del lenguaje
oral del niño.
3 Para prevenir proble-
mas de lectura, deben
intensificarse las habilidades
de consciencia fonológica
y las de lenguaje oral de los
escolares. La familia ha de
involucrarse en el proceso
de aprendizaje y mejora.
16
ué es leer? Una maravillosa inven-
  ción cultural que permite, entre
  otras cosas, «[...] conversar con los
  difuntos y escuchar con los ojos
  a los muertos», escribía Francisco
de Quevedo. En el contexto de la investigación, la
lectura ha suscitado un enorme interés desde los
albores de la psicología científica. Edmund Huey,
de la Universidad de Pittsburgh y pionero en este
campo, reconoció en 1908 su complejidad en tér-
minos psicológicos: «Analizar por completo lo que
hacemos cuando leemos sería el mayor logro para
los psicólogos; sería describir uno de los muchos
complejos trabajos de la mente humana y tam-
bién desvelar la enrevesada historia de la activi-
dad específica más excepcional que la civilización
ha aprendido en toda su historia.»
Más de cien años después, se ha avanzado con
creces en la comprensión de la lectura desde la
perspectiva biológica, cognitiva y comportamen-
tal. La gran aportación del siglo xx fue poner de
relieve la importancia de las habilidades fonoló-
gicas segmentales (los fonemas). Desde los inicios
del xxi se está investigando con ímpetu la función
que cumplen las habilidades fonológicas supra-
segmentales (acento, tono, melodía, entonación,
pausas, ritmo, etcétera).
Lectura y dislexia
Uno de los objetivos primarios de los niños que
acceden a la escolaridad obligatoria es aprender a
leer y escribir; sin embargo, muy pronto se lee y
escribe para aprender. Ello otorga a las habilidades
relacionadas con el lenguaje escrito el carácter de
herramientas que deben utilizarse con destreza
desde muy temprana edad, ya que resultan im-
prescindibles para el éxito académico futuro y,
de modo general, para el desarrollo profesional
y social. No sorprende, por tanto, que una parte
de la investigación se haya dedicado a desarrollar
procedimientos de mejora del aprendizaje de la
lectura, tanto para niños con desarrollo normal
como para los que presentan una dificultad espe-
cífica de aprendizaje como la dislexia.
Hasta los años setenta y ochenta del siglo pa-
sado, predominaron las visiones tradicionales
de la lectura y de la dislexia: se consideraban,
respectivamente, una actividad visoperceptiva y
un déficit viso-perceptivo-motor. A partir de esos
años, empezaron a competir las concepciones psi-
colingüísticas propuestas por Frank Vellutino, de
la Universidad de Albany, las cuales prevalecen
aún hoy en día. Dentro de lo que sería un modelo
simple de la lectura, esta posee dos componentes
principales: el reconocimiento de las palabras es-
critas (proceso específico) y la comprensión del
lenguaje (proceso no específico que incluye la
morfosintaxis, la semántica y la integración de
los conocimientos previos, factores que comparte
con la comprensión del lenguaje oral). El cruce de
ambos componentes da lugar a los tipos de lector
(véase la figura de la página 20).
Como en otras ortografías alfabéticas, uno de
los primeros pasos para aprender a leer en español
es «romper el código» y comprender el principio
alfabético subyacente. Es decir, se trata de ver las
letras como señales de sonido, no como objetos
perceptivos, y de aprender las reglas de corres-
pondencia entre grafema y fonema (RCGF), las
cuales resultan clave para automatizar la relación
entre lo visual y lo fonológico. No obstante, esto
no basta para convertirse en un lector experto:
debemos aprender a reconocer las palabras con
precisión y velocidad (automatización) y a leer
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

los textos también con precisión y velocidad,
así como con expresividad y comprensión. Ello
implica enormes dosis de práctica y experiencia
lectora. Sin embargo, en ambos procesos pueden
surgir dificultades.
Algunos niños confunden letras, sustituyen
unas por otras, invierten el orden, omiten, aña-
den, leen o escriben en espejo. Otros realizan
cambios de sílabas o palabras, silabeo, repeticio-
nes o vacilaciones, fenómenos que producen una
lectura lenta, pese al gran esfuerzo. Si bien son
síntomas de lectura inexperta, que se consideran
«normales» en la fase inicial de aprendizaje, pue-
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
THINKSTOCK / SHELLPHOTO
LEER Y HABLAR BIEN
den convertirse en un problema si persisten en el
Algunos niños presentan
tiempo y derivar, entre otros, en dislexia. más dificultades que otros
Existe un amplio consenso en que el origen de a la hora de aprender a leer.
estas dificultades se halla en las carencias en el Según estudios recientes, en
procesamiento fonológico, déficit que se consi- la enseñanza de la lectura
dera clave de la dislexia en cualquier lengua. Las deben enfatizarse las activi-
personas con dicho trastorno yerran en tareas de dades de lenguaje oral desde
la educación infantil, entre
consciencia fonológica (contar el número de síla-
otras medidas.
bas o fonemas de una palabra, decidir si dos o más
palabras riman, clasificar vocablos por su sonido
inicial o final) o son lentas (al denominar colores,
objetos, dígitos o letras y en recordar listas de sí-
labas). La búsqueda de la raíz de los problemas
17
APRENDIZ A JE
Capacidades
­fonológicas
­necesarias
para la lectura
Fonología suprasegmental:
Se refiere al conocimiento
­de los rasgos prosódicos del
habla, como las habilidades
de detección del acento
(señala la posición del acento
en «medico» y «medicó»), las
pausas (distingue entre «no,
espere» y «no espere») o la
entonación de las palabras
y frases (diferencias entre
«Es viernes», «¡Es viernes!»
y «¿Es viernes?»).
Fonología segmental:
Describe el conocimiento
sobre las unidades subléxicas
de las palabras, es decir, cómo
identificarlas, segmentarlas
o manipularlas (¿Cuántas síla-
bas tiene «mesa»?; ¿Cuántos
fonemas tiene «mesa»?;
¿Qué quedaría si quito «m»
a «mesa»?)
Tiempo de subida (rise time):
Corresponde al tiempo que
tardan los sonidos en alcanzar
su máxima amplitud. Su dura-
ción comprende milisegundos
e influye en el sonido: cuanto
más corto sea el tiempo de
subida, más percusivo y agudo
será el sonido; cuanto más
largo el primero, más suave el
segundo. Las pruebas evalúan
la capacidad de apreciar esa
diferencia entre los sonidos.
18
fonológicos en la dislexia ha llevado a investigar
con detalle la percepción del habla. Paula Tallal,
codirectora del Centro de Neurociencia Molecular
y de Comportamiento de la Universidad de Rut-
gers, viene proponiendo desde los años ochenta
las alteraciones en la percepción de las transicio-
nes rápidas entre sonidos como posible causa de
dicho trastorno; sin embargo, sus resultados para
demostrarlo resultan inconsistentes.
Recientes perspectivas sobre el desarrollo fono-
lógico y la percepción auditiva critican la gran im-
portancia que se ha dado a la fonología segmental;
hablan de «tiranía de los fonemas», descuidando
otras partes esenciales de la fonología: la supra-
segmental y las señales acústicas que caracterizan
los rasgos prosódicos del habla (acento, duración,
intensidad, entonación, ritmo, etcétera).
Una prometedora línea de investigación en dis-
lexia es la liderada por Usha Goswami, directora
del Centro de Neurociencia en Educación de la
Universidad de Cambridge. A partir de sus tra-
bajos previos sobre los déficits de procesamiento
auditivo rítmico, cuyo origen se relaciona con la
duración del incremento de la amplitud de la se-
ñal auditiva o tiempo de subida (rise time), ha
desarrollado la teoría del muestreo temporal.
Según indica, el tiempo de subida influye en
el desarrollo fonológico: las fluctuaciones en la
intensidad subyacen a la estructura fonética, al
ritmo silábico y del habla. En la dislexia, aquí se
originarían algunos déficits prosódicos: la difi-
cultad para identificar la sílaba acentuada de la
palabra o la estructura métrica de las frases, para
percibir o seguir patrones rítmicos o para recono-
cer voces, entre otros. Todo ello se traduciría en el
desarrollo de representaciones fonológicas poco
especificadas que, a su vez, impedirían un buen
aprendizaje de las conexiones entre grafemas y
fonemas. Por este motivo, se están desarrollando
programas de intervención para la dislexia basa-
dos en la mejora de las habilidades fonológicas, y
más recientemente, en las de percepción y acom-
pasamiento rítmico.
Pero no solo existe el problema del recono-
cimiento de palabras. Otros niños presentan di-
ficultades de compresión: entienden de manera
incorrecta lo que leen, se quedan con la parte su-
perficial o literal de los textos, y no logran hacer las
inferencias necesarias para establecer una buena
interacción entre texto y lector. Se cree que estas
dificultades se deben, asimismo, a problemas lin-
güísticos, aunque en funciones de más alto nivel.
Destacan la semántica (significado de las palabras
y vocabulario) y los aspectos gramaticales (morfo-
logía, sintaxis y prosodia). Además, la escasez de
conocimientos previos constituye la raíz de difi-
cultades para desarrollar inferencias y, muchas
veces, para el control metacognitivo de la com-
prensión o el uso adecuado de estrategias lectoras.
En suma, los dos grandes componentes de la
lectura dan lugar a dos tipos de dificultades dife-
renciadas con origen distinto. Nos centraremos
aquí en la mejora de los factores lingüísticos.
Estrategias para mejorar
la lectura de palabras
La mayoría de los programas de aprendizaje de
lectura y escritura que demuestran tener éxito
en los niños con desarrollo normal se centran en
la mejora de habilidades fonológicas, lo que con-
firma la importancia de estas cuando se aprende
a leer y a escribir. Numerosos estudios constatan
la efectividad de enseñar explícitamente las RCGF
en combinación con actividades para fomentar
la consciencia fonémica (capacidad para pensar
en los sonidos que componen las palabras; por
ejemplo, los tres fonemas de sal son /s/, /a/, /l/).
Junto con Pío Tudela, también de la Universidad
de Granada, llevamos a cabo un estudio sobre el
entrenamiento de la consciencia fonológica. De
una cohorte de 92 niños con desarrollo normal,
seleccionamos a los 60 que presentaban una me-
nor consciencia fonológica. Distribuimos, al azar, a
estos probandos en cuatro grupos experimentales
y uno de control. Se entrenó a todos, excepto a los
de control, en una misma tarea: clasificar pala-
bras mediante dibujos. Ahora bien, el criterio de
clasificación así como el material de apoyo difería
en cada caso.
Uno de los grupos debía clasificar las palabras
en función de su sonido. Se les mostraban fichas
con distintos dibujos (una foca, una rata, una rue-
da, una rama, un remo y un gato, entre otros),
los cuales debían agrupar según si las palabras
ilustradas empezaban igual. Se entrenó a otro de
los grupos para que clasificara las palabras por ca-
tegorías semánticas (animales o no animales, por
ejemplo). El tercero se ejercitó también en sonidos,
pero en su caso debían, además, asociar la palabra
ilustrada con la letra de plástico que representa-
ba el sonido. Los participantes del cuarto grupo
clasificaban los dibujos por conceptos y debían
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
 Entrenamiento de la consciencia fonológica
Uno de los aspectos que cabe tener en cuenta para prevenir problemas de lectura o tratar la dislexia son las habilidades de consciencia
fonológica. A continuación aparecen algunos de los ejercicios que se proponen a los niños para tal fin.
(«Una clasificación de las tareas utilizadas en la evaluación de las habilidades fonológicas
y algunas ideas para su mejora». S. Defior en Infancia y Aprendizaje, vol. 73, Págs. 49-63, 1996)

Tarea Ejemplo Rodea con un círculo la letra que se añade:

1. Identificar la duración acústica ¿Qué palabra es más larga, «oso» o «mariposa»? +
a
2. Identificar palabras ¿Cuántas palabras hay en...? c

DE: APRENDIENDO A LEER: MATERIALES DE APOYO. EDICIÓN REVISADA (2 VOLS.).

l
3. Reconocimiento de unidades ¿Se oye una /f/ en «café»? +
o
4. Identificar rimas ¿Riman «bar» y «mar»? t

S. DEFIOR, J. R. GALLARDO Y R. ORTÚZAR. ARCHIDONA, ALJIBE, 2003

l
5. Clasificar palabras ¿Empieza «foca» igual que «forro»? +
a
6. Combinar unidades ¿Qué palabra oyes si te digo /s/, /o/, /l/? r
b
7. Aislar unidades ¿Cuál es el primer sonido de «barro»? +
ch
8. Contar unidades ¿Cuántos sonidos oyes en «flor»? p
a
9. Descomponer en unidades ¿Qué sonidos oyes en la palabra «baño»? +
c
10. Añadir unidades ¿Qué palabra resulta si le añadimos /s/ a «alto»? s
a
11. Sustituir unidades ¿Qué resulta al cambiar la /k/ de «col» por /g/? +
r
12. Suprimir unidades ¿Qué palabra queda si quitamos /r/ a «rosa»? o
c
13. Especificar la unidad suprimida ¿Qué sonido en «caro» no está en «aro»?
Ejemplo de entrenamiento
14. Invertir unidades ¿Qué palabra resultará si digo «sal» al revés? en habilidades fonológicas

asociarlos con la etiqueta en la que aparecía es-
crito su nombre (lectura global de las palabras). El
grupo de control se dedicó a tareas manipulativas.
Los resultados mostraron que la actividad que
combinaba pensar en el sonido de las palabras con
aprender a asociar esos sonidos con su forma grá-
fica aportaba los mayores beneficios al aprendiza-
je de la lectura y la escritura de los niños. No obs-
tante, cabe resaltar que esa ayuda desempeñaba
su función en las fases iniciales de aprendizaje.
En 2000, el informe del Panel Nacional sobre la
Lectura, llevado a cabo por encargo del Departa-
mento de Educación de EE.UU. con el objetivo de
evaluar los mejores procedimientos para enseñar
a leer a los niños, estableció que explicar las RCGF
mediante el método fonético y realizar activida-
des de consciencia fonológica constituyen dos de
los pilares de la lectura, junto con la mejora de la
fluidez, el vocabulario y la comprensión. Basán-
dose en esa idea, en la Universidad de Jyväskylä
han desarrollado un programa por ordenador,
GraphoGame, que promueve ambas habilidades
y que ha demostrado su eficacia en niños con di-
ficultades de aprendizaje, no solo en finés, sino
también en otras lenguas, como el alemán, el in-
glés o el español.
Métodos para tratar la dislexia
Para los niños con dislexia, como hemos visto, la
fonología supone un problema. Sus dificultades
para acceder y manipular las representaciones
fonológicas de las palabras provocan que tarden
más en aprender las RCGF; asimismo, les impi-
den alcanzar la automaticidad necesaria en la
lectura. Si bien los programas basados en activi-
dades fonológicas y de lectura fonética han dado
resultados positivos, la respuesta individual a la
intervención es bastante variable. Incluso algunos
niños se muestran resistentes a la intervención.
Un programa que se postula como exitoso es
el FastForWord, desarrollado por Tallal a partir
de su teoría de que el problema reside en la per-
cepción de las transiciones rápidas entre sonidos.
Tipos de dislexia
Sin embargo, un reciente estudio de metaanálisis
La dislexia evolutiva (a la que
pone en duda su eficacia: además de la percepción se hace referencia en este
auditiva, el programa entrena otras habilidades artículo) se caracteriza por las
fonológicas y la propia lectura, lo que no permi- dificultades en la adquisición
inicial de la lectura. En cambio,
te confirmar la teoría de su autora. Asimismo,
la dislexia adquirida afecta
se están verificando otro tipo de intervenciones a personas que, aunque eran
acordes con la idea de que existen problemas en lectores competentes, han
perdido esta habilidad como
la fonología segmental y suprasegmental.
consecuencia de una lesión
En 2013, Jennifer Thomson, de la Universidad cerebral (traumatismo, lesión
Harvard, junto con Usha Goswami y Victoria vascular, etcétera).

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 19

APRENDIZ A JE
TIPOS DE LECTOR
La combinación de los dos
ejes muestra los cuatro tipos
principales de lector según su
comprensión lingüística y su
reconocimiento de palabras.
Los lectores que presentan
competencia en ambas ha-
bilidades (buenos lectores)
formarían parte del grupo A.
Los lectores con dificultades
en el reconocimiento de pala-
bras (dislexia) pertenecerían
al grupo B. En C se situarían
los lectores con dificultades
en ambas habilidades (malos
lectores) por una variedad de
causas. Y D englobaría a los
lectores con dificultades en
comprensión (malos compren-
dedores).
20
Leong, también de la Universidad de Cambridge,
entrenaron a niños con dislexia para que mejora-
ran la discriminación de la amplitud de la señal
auditiva, la percepción del ritmo no lingüístico
y los patrones de acento métrico del habla me-
diante juegos musicales y un paradigma de ha-
bla reiterativa. Compararon los resultados con un
entrenamiento basado en discriminar fonemas y
con un grupo de control. Si bien ambos métodos
mejoraron la consciencia fonológica y el lengua-
je escrito de los escolares con dislexia, solo el de
entrenamiento del ritmo incrementó su percep-
ción del tiempo de subida de la señal auditiva en
comparación con los probandos de control. Las
autoras sugieren que una intervención que com-
bine ritmo y fonemas podría resultar más efectiva
que cada una por separado.
Existe abundante bibliografía que avala la utili-
zación de actividades musicales como apoyo para
el desarrollo de la consciencia fonológica y de las
habilidades lectoras. En 2013, Goswami, junto con
Adeetee Bhide y Alan Power, también del Centro
de Neurociencia de la Educación de la Universi-
dad de Cambridge, publicaron un estudio en el
que comparaban la eficacia de un entrenamiento
rítmico musical con otro dirigido a mejorar las
habilidades de consciencia fonológica y de lectura.
Los resultados revelaron, de nuevo, que ambos
son beneficiosos.
En conclusión, para prevenir problemas de lec-
tura o tratar la dislexia, deben intensificarse las ha-
bilidades de consciencia fonológica, pero también
se debe recurrir a juegos de lenguaje (canciones,
poesías y rimas) que enfaticen los aspectos rítmi-
cos, fonológicos y prosódicos, así como a activi-
B A
Buena Buena
comprensión comprensión
oral oral
lingüística
Mal Buen
reconocimiento reconocimiento
de palabras de palabras
Reconocimiento de palabras
Comprensión
C Mala Mala
comprensión comprensión
oral oral
Mal Buen
reconocimiento reconocimiento
de palabras de palabras
dades dirigidas a acompasar el movimiento con
patrones rítmicos lingüísticos y no lingüísticos (dar
palmadas, golpes, andar). Se trata de inducir el pro-
cesamiento de señales auditivas rítmicas de forma
multimodal, estrategia que también contribuiría
a mejorar los trastornos específicos del lenguaje.
La importancia de la práctica
La mayoría de los niños con dificultades de lectu-
ra aprenden a leer las palabras a costa de dedicar
más tiempo y esfuerzo en ello que los demás.
En caso del español, la transparencia del código
ortográfico supone una ventaja. No obstante, su
lectura es lenta. Si bien la automatización del re-
conocimiento de las palabras se halla ligada a la
mejora de los procesos fonológicos, también de-
pende del incremento de las conexiones entre las
secuencias de letras y la palabra correspondiente,
que se consigue a través de la práctica. Una de
las condiciones para esta automatización es el
entrenamiento. Tal como postula el título de un
artículo de Giuseppe Cossu, de la Universidad de
La Sapienza: «Leer es leer, es leer, es leer».
Ello se encuentra en consonancia con la teoría
de Stanislas Dehaene, del Colegio de Francia, quien
indica que aprender a leer conlleva el reciclado
cultural de áreas cerebrales dedicadas a funciones
evolutivamente más antiguas, como reconocer ob-
jetos o caras [véase «El cerebro y la palabra escrita»,
por G. Cook; Mente y cerebro n.o 47, 2011]. Los
humanos, con el objetivo de organizar el mun-
do fenoménico, están preparados para no tener
en cuenta la orientación de los objetos, de modo
que una taza es una taza, se vea con el asa a la iz-
quierda, a la derecha, boca arriba o boca abajo. En
cierto modo, para aprender a leer habría que «des-
aprender» esa función cognitiva y percibir como
diferentes algunas letras según su orientación, a
pesar de que sean espejo unas de otras (b-d, p-q).
Muchos niños, al inicio del aprendizaje, leen y es-
criben en espejo o invierten algunos símbolos sin
darse cuenta. El problema se presenta cuando esos
errores se mantienen. Una hipótesis propone que
los niños con dislexia, además de presentar déficits
fonológicos, requieren más tiempo y práctica para
D desaprender esta habilidad.
La investigación también ha indagado medios
para aumentar y motivar la lectura, puesto que
los niños con dificultades para leer rehúyen esa
actividad, lo que desencadena un círculo vicioso
(efecto Mateo: cuanta más dificultad, menos ga-
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
 Características de la intervención psicopedagógica
Además de un contenido adecuado, existen factores de enseñanza que contribuyen a mejorar la capacidad de respuesta de los niños
con dificultades para leer. La intervención debería ser:
n Temprana y preventiva. La mayoría de las
diferencias en el aprendizaje de la lectura
pueden explicarse por las habilidades que
los niños presentan al iniciar la etapa esco-
lar; estas tienen que ver, sobre todo, con el
desarrollo del lenguaje. Se ha demostrado
que el período infantil es el mejor momen-
to para estimular esta capacidad y detec-
tar o prevenir las dificultades: el fracaso
acumulado de varios años es muy difícil
de remediar.
n Explícita. Los humanos están dotados de
extraordinarias habilidades cognitivas que,
a través de la experiencia, permiten extraer
regularidades de su ambiente, las cuales
constituyen una fuente de información
esencial. Los niños usan esos patrones es-
tadísticos para aprender sobre el lenguaje
y la causalidad. Sin embargo, los escolares
con dislexia presentan problemas en este
aprendizaje implícito, como han demostra-
do varios estudios. La enseñanza en este
caso y en el de los niños con dificultades
para leer en general debe ser directa, es
decir, que explicite al máximo aquello que
deben aprender. Ello comprende desde el
principio alfabético y el código de corres-
pondencias entre grafemas y fonemas,
nas de leer). Sin embargo, se sabe que la lectura
repetida constituye un método de mejora en sus
más diversas formas: leer a solas, en compañía,
con ayuda, a dos voces (en eco o sombra), mien-
tras se escucha una voz lectora grabada, etcétera.
En fecha reciente, Zivia Breznitz, de la Universi-
dad de Haifa, ha investigado un procedimiento
complementario: la lectura acelerada, la cual
pretende activar los procesos cerebrales impli-
cados en la lectura y, de esa manera, mejorar la
eficiencia en esta actividad. ¿Cómo se consigue?
Con ayuda de un programa informatizado, se pre-
sentan sílabas, palabras, frases o textos al niño
para que los lea de forma repetida; en cada sesión
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
pasando por el análisis de las palabras y quiere un ambiente de aprendizaje rico
el vocabulario, hasta las habilidades aso- y actividades lúdicas y motivadoras.
ciadas (fonológicas segmentales y supra-
segmentales, rítmicas y de comprensión n Emocional. No deben olvidarse los as-
oral). Se recomienda una estimulación pectos emocionales, sobre todo, la auto-
multisensorial. estima y la motivación. Pueden utilizarse
pequeñas recompensas para ello. También
n Intensiva. La intervención debe ser inten- debe implicarse a la familia en el proceso:
siva; de lo contrario, puede ser una gota de que practiquen la lectura con el niño, lle-
agua en un mar de problemas. En el ámbito ven a cabo juegos y actividades verbales y
educativo y profesional, la escasez o el coste fomenten en casa el hábito de leer.
de los recursos conlleva, la mayoría de las
veces, a primar la extensión (dedicarlos a
muchos niños) en detrimento de la inten-
sidad (número de sesiones). Para asegurar
la eficacia de la intervención, resulta con-
veniente tener en cuenta que los niños con
dificultades requieren una atención diaria.
Debe trabajarse de manera individual o en
grupos reducidos para garantizar la partici-
CORTESÍA DE SYLVIA DEFIOR
pación activa de todos los niños. Esta me-
dida debe suplementar, no reemplazar, la
enseñanza general en el aula.
n Organizada y supervisada. El apoyo ha de
AYUDAR A APRENDER
ser sistemático, con una secuencia guiada
Es importante llevar a cabo una interven-
y con retroalimentación inmediata de los ción temprana y preventiva, sobre todo
errores. La práctica de las habilidades, con en los niños con riesgo de dificultades. La
diversos procedimientos y materiales, re- familia debe ayudar en este proceso.
se le insta a que acelere su lectura reduciendo el
tiempo de exposición.
En 2011, junto con Francisca Serrano, también
de la Universidad de Granada, creamos un progra-
ma de intervención en fluidez lectora destinada
a incrementar la rapidez de lectura en los niños
con dislexia. El método compagina la lectura re-
petida y la acelerada. Consiste en 24 sesiones de
entrenamiento individualizado por ordenador,
cuya duración es de 40 a 60 minutos, según el
ritmo del sujeto. En cada sesión, el niño lee de
forma repetida y acelerada sílabas (unidad de re-
conocimiento en español), palabras y textos. Ade-
más, ejecuta actividades metafonológicas (véase
21
 APRENDIZ A JE

que se han investigado hasta ahora en tres gru-

Efectos de los programas de aprendizaje en el cerebro pos: uno incluye las intervenciones basadas en la
decodificación (habilidad fonológica, mejora del
Aprender a leer implica cambios tanto en la anatomía como en la activación
conocimiento de las letras, precisión en la lectu-
cerebral. Ocurren a medida en que se va configurando, en el hemisferio izquierdo
ra, fluidez); el segundo agrupa los métodos que
sobre todo, el sistema neural lector. De modo similar, la dislexia se encuentra
consisten en estrategias de comprensión (activa-
asociada con alteraciones anatómicas y funcionales en las zonas del lenguaje
ción de conocimientos previos, construcción de
y lectura de dicho hemisferio. Sin embargo, cada vez son más los estudios que
inferencias, organización de las ideas del texto,
muestran que mediante un programa de intervención puede promoverse la
síntesis, como resúmenes o esquemas, y super-
normalización de la actividad en dichas zonas, aunque también se acompaña
visión de la propia comprensión), y un tercero
de actividad en el hemisferio derecho, lo que se interpreta como un indicio de
lo conforman las intervenciones que combinan
procesos compensatorios.
estrategias del segundo grupo con otras técnicas
En 2010, Bruce D. McCandliss, de la Universidad Vanderbilt, investigó los cam-
(mejora del vocabulario, habilidades de razona-
DE: «EDUCATIONAL NEUROSCIENCE: THE EARLY YEARS». B. D. MCCANDLISS EN PNAS, VOL. 107, N.o 18, PÁGS. 8049-8050, 2010

bios de la actividad cerebral asociados con la enseñanza de la lectura. Se centró

en cómo las actividades de aprendizaje con letras y sonidos en niños de prees-
colar incrementaba la sensibilidad ante lectura. Mediante imágenes por reso-
nancia magnética axial constató que, en el transcurso de ocho semanas, un
programa por ordenador de asociación de letras y sonidos producía cambios
en las regiones del siste-
ma visual asociados con
la lectura. Estas modifi-
caciones incluían, entre
otros, un incremento en
el nivel de oxigenación
en el giro fusiforme iz-
quierdo después del en-
trenamiento.
(«Educational neuroscience».
B. D. MacCandliss en PNAS,
vol. 107, n.o 18,
págs. 8049-8050, 2010)
Cambios en la actividad neuronal
Giro
fusiforme
izquierdo
Antes del aprendizaje Después del aprendizaje
la figura de la página 23) y ortográficas. Hemos
constatado que el programa mejora la fluidez y
la precisión lectora, la consciencia fonológica y la
comprensión del texto. Además, resulta beneficio-
so a nivel emocional (incrementa la autoestima y
la motivación), a tenor de los comentarios de los
niños y sus familias.
Mejorar la comprensión
Si bien las dificultades en el reconocimiento fluido
de las palabras escritas pueden suponer un cuello
de botella para la comprensión, mejorar ese com-
ponente no es suficiente. Hay niños que presentan
problemas específicos de comprensión a causa de
otros factores, por lo que requieren otras formas
de intervención.
En 2014, Juan C. Ripoll y Gerardo Aguado, de la
Universidad de Navarra, clasificaron los métodos
de mejora de la comprensión lectora en español
miento, respuesta a preguntas, motivación). Los
autores señalan que las estrategias más eficaces
parecen ser las del último grupo.
También la cantidad de escolares puede in-
fluir en la intervención en lectura: cuantos más
alumnos, menos efectivos resultan los métodos.
En otras palabras, los grupos deben ser reducidos
(entre tres y cuatro niños). Asimismo, es aconse-
jable la enseñanza recíproca (el educador y los
alumnos se turnan el puesto de profesor) como
procedimiento de intervención.
Entrenar el vocabulario
Existen numerosos estudios que confirman la
importancia de la riqueza de vocabulario para
la comprensión de la lectura. Con Clara Gómez,
de la Universidad de Granada, comparamos dos
métodos para entrenar este aspecto. En uno de
ellos, los niños trabajaban definiciones; en el otro,
aprendían a usar las palabras en distintos contex-
tos. ¿Resultado? Ambas estrategias aumentaron
el vocabulario de los participantes; además, el
segundo método contribuía a que los escolares
aprendiesen a derivar el significado de las pala-
bras que les eran desconocidas. Sin embargo, no
se obtuvo un efecto claro en relación a la com-
prensión lectora, fenómeno que se atribuye a la
multiplicidad de factores que influyen en esta
habilidad y a la dificultad para evaluarla.
En contraposición a los programas clásicos de
mejora de estrategias lectoras, Paula Clarke, de la
Universidad de York, lideró en 2010 una investi-
gación que ponía de relieve los problemas en las
funciones lingüísticas de alto nivel de los malos
comprendedores. El equipo analizó tres tipos de
intervenciones. Entrenaron a un grupo de niños
en la comprensión de textos escritos enfatizan-
do las habilidades metacognitivas, inferenciales

22 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

y de narración escrita. En el segundo grupo se
centraron en la comprensión oral, por lo que hi-
cieron hincapié en la mejora del vocabulario, de
las habilidades de escucha, del lenguaje expresivo
y figurativo y de la narración oral. En el tercer caso
se usó una combinación de los otros dos métodos.
En las tres modalidades de intervención se em-
plearon procedimientos de enseñanza recíproca,
actividades en grupo e individuales. Se constató
que todos los niños presentaban mejorías en la
comprensión lectora en comparación con el grupo
de control. Pero ¿por mucho tiempo?
Once meses después del ensayo, los investiga-
dores comprobaron si los efectos del aprendizaje
perduraban. Según confirmaron, los probandos
que habían sido entrenados en la comprensión
oral mostraban un incremento de la comprensión
lectora, mientras que los otros dos mantenían los
resultados iniciales. Concluyeron que la manera
más útil para mejorar la comprensión escrita con-
siste en trabajar la oral. El vocabulario desempeña,
pues, un papel destacado. Por ello, los centros es-
colares y profesionales de la educación deberían
declarar una guerra a la pobreza léxica y estimu-
lar la expresión y comprensión oral de los niños.
Trabajar la fluidez
Otro aspecto poco estudiado es la fluidez lectora,
entendida esta como la precisión, la velocidad y
la expresividad. La lectura prosódica se caracte-
riza por un reconocimiento preciso y automá-
tico de las palabras y la adecuada expresividad
y comprensión. De este modo, la fonología su-
prasegmental ejerce una función no solo en el
reconocimiento de las palabras escritas, sino
también en su comprensión. En 2013, junto con
Nuria Calet, de la Universidad de Granada y Ni-
colás Gutiérrez-Palma de la Universidad de Jaén,
realizamos una de las primeras investigaciones
sobre el efecto de un programa para mejorar la
comprensión a través de la prosodia. Mientras
que se entrenó a unos probandos en la mejora
de la automaticidad al leer (velocidad y precisión
lectora), el otro grupo de niños trabajó la expresi-
vidad lectora (aspectos prosódicos como pausas,
acento, entonación y segmentación de las frases
en sintagmas con significado). En ambos casos
se aplicaron técnicas de lectura repetida, teatra-
lización y lectura por parejas, además de diversas
actividades orales y escritas. Se constató que el
entrenamiento de la expresividad aumentaba
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
CORTESÍA DE SYLVIA DEFIOR
ESTRELLAS PARA ENTRENAR EL PROCESAMIENTO FONOLÓGICO
El programa de intervención de fluidez lectora creado en 2001 por la autora (Defior)
y Francisca Serrano, ambas de la Universidad de Granada, incluye actividades metafono­
lógicas por ordenador. En una de ellas se solicita al usuario que distribuya una serie de
estrellas que van apareciendo en pantalla según el sonido que escuchan al cliquear sobre
ellas: «Pulsa en cada estrella con un doble clic del cazaestrellas para escuchar su sonido.
Mete en la bolsa aquella estrella que no empieza o termina con el mismo sonido que
las otras dos. Escucha con atención, para fijarte bien en su sonido al principio o al final.»
la fluidez de lectura, así como la comprensión Para saber más
y las habilidades prosódicas individuales. Estos ¿Cómo estimular el aprendiza-
resultados revelan la necesidad de dar mayor je inicial de la lectoescritura?
Papel de las habilidades fono-
protagonismo a las habilidades prosódicas en la lógicas. S. Defior en Infancia y
enseñanza de la lectura a los niños. aprendizaje, vol. 31, n.o 3, págs.
333-345, 2008.
En suma, los estudios actuales muestran que,
Ameliorating children’s read-
junto a la necesidad de una detección e interven- ing-comprehension difficul-
ción temprana, deben enfatizarse las actividades ties: A randomized controlled
trial. P. J. Clarke et al. en Psy-
de lenguaje oral desde la educación infantil y en chological Science, vol. 21, n.o 8,
los programas de lectura. Los déficits de los ni- págs. 1106-1116, 2010.
ños con dislexia en la percepción del habla y en The effects of phonological
and musical training on the
el desarrollo fonológico se producen no solo en el reading readiness of native
ámbito fonémico, sino también en la fonología and foreign-Spanish speaking
suprasegmental; de la misma manera, los déficits children. L. Herrera et al. en
Psychology of Music, vol. 39,
de los malos comprendedores en las habilidades n.o 1, págs. 68-81, 2011.
lingüísticas de alto nivel incorporan carencias en A rhythmic musical inter-
habilidades prosódicas, aspectos novedosos que vention for poor readers: A
comparison of efficacy with a
subraya la investigación reciente. letter-based intervention. A.
Bhide, A. Power y U. Goswami
en Mind, Brain, and Education,
vol. 7, n.o 2, págs. 113-123, 2013.
En nuestro archivo
Sylvia Defior es profesora del La enseñanza de la lectura.
­departamento de psicología evolutiva J. Alegría, M. Carrillo y E.
y de la educación en la Universidad Sánchez en IyC, enero de 2005.
de Granada.
23
P SICOLO GÍA DEL TR ABA JO
Perfil profesional
en las redes sociales
Las nuevas tecnologías, en colaboración con la psicología, están remodelando
las técnicas de selección de personal. Hay que tener en cuenta ciertas claves
si se pretende encontrar al mejor candidato o si se aspira a ser el elegido
TOM A S CHA MORRO - PREMUZIC Y CHRISTOPHER STEINMET Z
SERIE
Trabajo y carrera
profesional
Parte 1: Emprendedor
o asalariado, cuestión
de personalidad.
Septiembre/octubre 2014
Parte 2: Perfeccionismo:
cuándo amenaza el síndro-
me del trabajador quema-
do y cómo protegerse.
Noviembre/diciembre 2014
Parte 3: Solicitud 2.0: uso
de los nuevos medios
digitales para encontrar
empleo.
Parte 4: «Jefe, quiero un
aumento.» Métodos para
mejorar las condiciones
laborales.
Marzo/abril 2015
Parte 5: Voluntariado, un
trabajo que sienta bien.
Mayo/junio 2015
24
E
n 2012, Shane Barker se propuso tra­
bajar como relaciones públicas del
equipo de fútbol estadounidense 49
de San Francisco. No tenía contactos
en la empresa ni había entregado su
currículo. Pero desde 2005 era un ávido usuario
de las redes sociales, afición que aprovechó para
atraer la atención de los 49.
Como primer paso, visitó el campo de entre­
namiento de los Dallas Cowboys. Allí se grabó
animando a los 49 en territorio enemigo. Col­
gó el vídeo en su canal personal de Youtube.
En agosto, publicó una entrada en el blog de
su página web. El título rezaba: «Por qué el de­
partamento de relaciones públicas de los 49 de
San Francisco debe contratar a Shane Barker».
El contenido incluía un vídeo y diversas infor­
maciones que destacaban su influencia en Inter­
net. Barker publicó el enlace a su blog en Twitter,
Google+ y Facebook.
Al poco tiempo recibió una oferta laboral,
aunque no por parte del club de fútbol que es­
peraba. Una empresa emergente en Uzbekistán se
mostraba atraída por el entusiasmo del bloguero.
Estos emprendedores centroasiáticos contaron
con Baker para fundar Modera, una página en
línea sobre fotografías de moda. Baker acabó mu­
dándose, junto con algunos de sus nuevos com­
pañeros de trabajo, a una casa en la ciudad de
Sacramento para dedicarse al proyecto a tiempo
completo. No se había cumplido su sueño laboral,
pero su historia refleja la transformación que ha
experimentado el proceso de selección de perso­
nal en los últimos años.
Desde hace tiempo, las empresas buscan el
mejor método para reclutar al empleado idóneo.
Además del procedimiento tradicional de solici­
tud (carta de presentación, currículo y entrevis­
ta), los empleadores se sirven cada vez más de las
redes sociales, los juegos en línea y las técnicas
de exploración de datos para conocer a los candi­
datos. Este tipo de innovaciones brindan oportu­
nidades nuevas tanto a los seleccionadores como
a los aspirantes. Según una encuesta llevada a
cabo en 2012 por Jobvite, empresa que desarro­
lla programas para la selección de personal, el
93 por ciento de los 1000 profesionales de recur­
sos humanos entrevistados usaban la red social
DANIELA LEITNER
LinkedIn para informarse de los candidatos; dos
tercios buscaban en Facebook, y poco más de la
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
RASTREO POR LA RED
Cada vez más empresarios
buscan empleados poten­
ciales a través de Facebook,
Twitter o LinkedIn, entre
otras redes sociales.
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 25
P SICOLO GÍA DEL TR ABA JO
EN SÍNTESIS
Tecnología
para el talento
1 Las herramientas que
proporcionan las redes
sociales, los juegos en línea
y las técnicas de minería de
datos prometen ayudar a las
empresas a hallar a su próxi­
mo empleado estrella.
2 Diversos estudios re­
cientes revelan que los
rasgos de personalidad y la
inteligencia, factores útiles
como predictores del éxito
laboral, pueden deducirse de
nuestro rastro digital.
3 Estos servicios virtuales
pueden superar algunos
de los escollos psicológicos
que presentan los métodos
tradicionales de selección.
26
mitad afirmaba que tomaba en consideración la
cuenta de Twitter de los aspirantes al puesto.
Las formas novedosas de encontrar y cribar
candidatos a través de la red han generado una
serie de preguntas entre los psicólogos: ¿ayudan
o perjudican estas tecnologías a los empleado­
res? ¿Y a los demandantes? En las redes sociales,
la intuición prevalece por encima de la ciencia;
además, los estudios disponibles hasta la fecha
revelan resultados dispares. Con todo, antes de
valorar si las nuevas tecnologías resultan más
beneficiosas que perjudiciales, o viceversa, deben
analizarse las posibles lagunas que presentan los
métodos tradicionales de selección.
Lo que quieren los empleadores
El objetivo del seleccionador, ya sea un responsa­
ble de recursos humanos o un gerente de empre­
sa, consiste en hallar al empleado que cumpla los
requisitos del puesto de trabajo y que encaje en la
empresa. Por lo común, la oferta de empleo apare­
ce publicada en diversos medios de comunicación
e información (la web de la compañía, la sección
de empleo de los periódicos, bolsas de trabajo
institucionales, etcétera). Del total de solicitudes
recibidas se elige a los candidatos que deberán
superar una serie de pruebas de selección.
Ese método resulta más bien deficiente, puesto
que prescinde de algunos hallazgos fundamenta­
les sobre la selección de personal descubiertos a
partir de investigaciones en el ámbito de la psi­
cología del trabajo y de las organizaciones. Por
ejemplo, el cociente intelectual (CI) se ha mostra­
do como el indicador más fiable de la capacidad de
desempeño de un candidato en los más diversos
sectores laborales. El CI revela, entre otros datos,
las habilidades de aprendizaje de la persona y, de
esta manera, la rapidez con la que se la puede for­
mar. Sin embargo, el CI está considerado, aún hoy,
una herramienta de selección impopular. Para la
mayoría de las empresas, llevar a cabo un test de
inteligencia entre sus candidatos resulta muy cos­
toso. No obstante, existen pruebas estandarizadas
alternativas (el SAT o el GRE, entre otros), que se
correlacionan con las puntuaciones de CI y que
pueden usarse como indicadores para conocer el
potencial de aprendizaje de un individuo.
Los test de personalidad, otro potente predictor
del éxito laboral, se han introducido con mayor
pujanza en la selección de personal. Cientos de es­
tudios demuestran que este procedimiento facili­
ta un pronóstico del desempeño laboral más fiable
que las cartas de recomendación, las entrevistas
de trabajo o las credenciales. Entre este tipo de
test destacan los que se basan en los cinco grandes
factores de la personalidad, un modelo empírico
que examina las divergencias entre un quinteto
de dimensiones de nuestra psique, a saber, aper­
tura a nuevas experiencias, extraversión, respon­
sabilidad, agradabilidad y estabilidad emocional
[véase «El rompecabezas de la personalidad», por
Christian Fiebach; Mente y cerebro n.o 50, 2011].
En todos los ámbitos profesionales, la responsabi­
lidad y la estabilidad emocional, aunque esta últi­
ma en menor medida, son los rasgos principales
que pronostican un éxito laboral.
No obstante, la aplicación de los test psicomé­
tricos resulta poco habitual en los procesos de
selección. Uno de los motivos podría residir en
que la mayoría de los evaluadores otorgan exce­
sivo valor al comportamiento de los candidatos,
característica que puede reconocerse con facilidad
a través de la entrevista personal. Por otro lado,
numerosas investigaciones revelan que los can­
didatos estiman los test de personalidad menos
justos que las entrevistas y las pruebas laborales.
Esa valoración negativa puede influir en la autoes­
tima, la motivación para seguir compitiendo por
el puesto, así como en la decisión final del aspi­
rante a aceptar el empleo.
Apoyo de las redes sociales
Trabajos recientes apuntan a que las «huellas digi­
tales» pueden revelar muchos detalles sobre nues­
tra personalidad. Simine Vazine y Samuel Gosling,
psicólogos de la Universidad de Texas en Austin,
comprobaron que los probandos eran capaces de
valorar características como la responsabilidad y
la apertura a nuevas experiencias de 89 personas
a partir de sus respectivas páginas personales en
Internet con igual certeza que si se tratara de in­
dividuos que conocían desde hacía años.
Los blogs también ofrecen información. En
2010, Tal Yarkoni, de la Universidad de Colorado
en Boulder, analizó el vocabulario que utilizaban
695 personas en su bitácora digital. Además, so­
licitó a los participantes que complementaran
un test de personalidad. Halló que los blogueros
neuróticos usaban expresiones como «terrible» y
«vago» con mayor frecuencia que los cibernatu­
ras sociales y amables, quienes tendían a emplear
conceptos como «maravilloso». En cambio, en las
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
DANIELA LEITNER
entradas de los autores responsables destacaba el
uso de la palabra «finalizado».
Esos resultados apoyan la intuición que mues­
tran muchos responsables de recursos humanos
al buscar información de los candidatos tecleando
sus respectivos nombres en Google y visitar Face­
book, Twitter y LinkedIn en busca de información
relevante. En 2011, Ralf Caers y Vanessa Castelyns,
de la Universidad de Bruselas, hallaron que el 43
por ciento de los 353 responsables de recursos hu­
manos encuestados afirmaban que sacaban sus
propias conclusiones sobre la personalidad de los
aspirantes (su extraversión y madurez personal,
por ejemplo) a partir de los perfiles de Facebook.
Este procedimiento conlleva ciertos riesgos.
A través de los medios digitales, el selecciona­
dor conoce de antemano algunas características
del aspirante (su atractivo físico, si tiene sobrepeso
o si presenta alguna discapacidad) que de otro
modo no percibiría hasta conocerlo personalmen­
te. Este efecto se da sobre todo en países como
Inglaterra o Estados Unidos, donde no se acos­
tumbra a adjuntar una fotografía al currículo o a
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
PERFIL PÚBLICO
la carta de presentación. De este modo, es posible
A partir del uso y las aporta­
que los empleadores decidan, de forma involun­ ciones del candidato en las
taria, descartar a una persona desde un inicio por redes sociales, se elabora su
motivos irrelevantes para el puesto laboral. perfil de la personalidad.
Los programas informáticos capaces de clasifi­
car los datos digitales en dimensiones de perso­
nalidad ofrecen información más útil. Si bien esta
práctica se encuentra todavía en sus albores, las
aplicaciones TweetPsych y YouAreWhatYouLike ya
están disponibles en línea y de forma gratuita. La
primera valora la actividad emocional e intelec­
tual de un usuario de Twitter en lo referente a una
serie de temas (aprendizaje, dinero, sentimientos
y ansiedad, entre ellos) y los compara con los de
otros sujetos del banco de datos. Pongamos que
un jefe de personal se fija en dos candidatos cu­
yas calificaciones se asemejan, pero uno de ellos
puntúa por encima en cuanto a «negatividad» en
sus tuiteos. El seleccionador se inclinaría por el
optimista para cubrir el puesto.
YouAreWhatYouLike («Eres lo que te gusta»)
elabora perfiles de personalidad según el mo­
delo de los cinco grandes basándose solo en
27
 P SICOLO GÍA DEL TR ABA JO
DA
N IEL
A
LE
ITN
ER
Los test de
los «me gusta» que el sujeto en cuestión marca
personalidad
en Facebook para indicar los contenidos que le
son mejores agradan (desde el perfil de un artista, pasando
predictores de por las fotografías de familiares, hasta infor­
mación sobre chihuahuas). La visita a la página
una carrera
You ­A reWhatYouLike.com permite conocer qué
profesional dicen de su personalidad sus elecciones virtuales
exitosa que (en este caso, el candidato podría ser etiquetado
de «liberal e interesado en el arte» y «tranquilo
las cartas de
y relajado»).
recomendación, A principios de 2013, el equipo que ha diseña­
las entrevistas do este programa, bajo la dirección del psicólogo
Michal Kosinski, de la Universidad de Cambridge,
y la formación
analizó más en detalle esta aplicación a partir de
académica la información de 58.000 usuarios de Facebook.
Los participantes permitieron que los investi­
gadores accedieran a sus clics de «me gusta»;
asimismo, les facilitaron datos demográficos y
constestaron a diversos de test psicométricos.
Los autores analizaron las concordancias entre
los datos personales y más de 56.000 opciones que
los sujetos habían marcado con un «me gusta».
A partir de esa información, elaboraron modelos
para predecir las características y preferencias
de cada persona, incluido su CI. Los psicólogos
evaluaron esos predictores con ayuda de la infor­
mación proporcionada por los voluntarios. Cons­
tataron que podían predecir el sexo, la orientación
sexual y política, las creencias religiosas, así como
la pertenencia étnica con una fiabilidad mayor al
75 por ciento. En el caso de los rasgos de carácter y
el CI, la exactitud fue menor, aunque reveladora.
En resumen, parece viable predecir el cociente
intelectual y los rasgos de personalidad, dos fac­
28
tores decisivos para el éxito laboral, a partir de las
experiencias en línea de los candidatos.
Las recomendaciones en línea
A pesar de la popularidad de Twitter y Facebook,
la red social LinkedIn sigue predominando como
herramienta digital de selección en los departa­
mentos de recursos humanos. Al contrario de lo
que se pueda pensar, ello no se debe a que este
recurso virtual se creara como red profesional.
«Recomendaciones», la función más novedosa
que ofrece LikedIn, permite que otros usuarios
de la red acrediten las capacidades de una perso­
na. Dicho de otro modo, se trata del equivalente
digital de la tradicional carta de recomendación.
Mas presenta un inconveniente: la mayoría de
los individuos acaban recomendándose recípro­
camente. Además, la página no ofrece la posibi­
lidad de emitir valoraciones negativas o neutras.
Con todo, estas apreciaciones proporcionan una
visión rápida y de fácil acceso a las aptitudes de
una persona según otras. Como Abraham Lincoln
afirmó en su día: «No puedes engañar a toda la
gente todo el rato».
Los votos de confianza públicos pueden re­
sultar de gran utilidad, aun cuando las valo­
raciones de uno mismo en Linkedin tiendan a
ser, de igual manera que sucede en el mundo
analógico, menos creíbles que los informes de
evaluación. En 2012, Jamie Guillory y Jeffrey
Hancock, de la Universidad Cornell en Ithaca,
compararon la reacción de una serie de sujetos
ante currículos impresos y perfiles públicos en
LinkedIn. Observaron que en la red profesional
se mentía con la misma frecuencia que en los
currículos tradicionales, aunque difería la ma­
nera de hacerlo: los candidatos con perfil digi­
tal se mostraban más sinceros en relación a su
experiencia profesional y responsabilidad, pero
engañaban más cuando se trataba de informar
sobre sus aficiones e intereses. Los investigadores
atribuyeron este comportamiento a la naturaleza
pública de LinkedIn: mientras que los amigos y
conocidos pueden poner en duda los datos sobre
la calificación que aparecen en el currículo de
un usuario en línea, su acceso al currículo tradi­
cional resulta más improbable. Por el contrario,
solo algunas personas conocen los intereses y las
aficiones de la persona en cuestión, de manera
que nadie pondrá en duda los que se mencionan
en Internet.
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
 Breve repaso a las plataformas sociales en Internet
El líder del mercado en el ámbito de las redes sociales continúa siendo Facebook. Según un informe
elaborado por la propia empresa, en el cuarto trimestre de 2014 contaba con 1350 millones de usuarios
activos al mes. Cada internauta se crea su propio perfil y muro, donde comparte, de manera privada
o pública, informaciones varias: el lugar en el que ha almorzado, sus fotografías de las últimas va­
caciones o diferentes vídeos de mascotas. Google+ ofrece servicios similares, aunque su número de
clientes es menor: a finales de 2014 contaba con unos 540 millones de miembros.
En Twitter, las posibilidades de expresarse quedan limitadas a 140 signos por mensaje. Se comparten
informaciones, links, imágenes y videos. Según indicaban desde la propia red social a finales del año
pasado, 284 millones de personas usan este servicio cada mes.
El punto fuerte de LinkedIn consiste en la conexión y el mantenimiento de los contactos profesio­
nales. Los usuarios pueden publicar su currículo, así como sus referencias. A finales de 2014, más de
330 millones personas se habían registrado en esta red social.

Las redes sociales pueden ampliar la bolsa de
candidatos, así como proporcionar gran canti­
dad de información relevante a los empresarios.
El reto reside en ser consciente de los propios
sesgos y relativizar la trascendencia de los datos
cuando se maneja la información proveniente
de estas fuentes, de la misma manera que somos
propensos a los prejuicios en otros aspectos de
la vida cotidiana.
Vídeos y juegos en línea
Una vez el currículo ha superado la primera prue­
ba crítica, el siguiente paso suele consistir en una
CORTESÍA DE TWITTER, CON PERMISO DE SHANE BARKER
cita personal. Por lo general, las entrevistas de pre­ Las redes
sentación se realizan de manera no estructura­
sociales pueden
da, lo que puede llevar fácilmente a percepciones
erróneas. Los estudios constatan que las personas
aumentar la bolsa
de minorías étnicas, las mujeres y los candidatos de candidatos
de mayor edad suelen verse perjudicados en estos
y proporcionar
casos. Incluso el perfume de los aspirantes puede
influir en sus posibilidades laborales.
gran cantidad
La entrevista estructurada, en la que todos los de información
aspirantes responden a las mismas cuestiones,
acerca de los
proporciona una aproximación más predictiva:
aumenta las probabilidades de que distintos
aspirantes a los
evaluadores lleguen a la misma conclusión en empresarios

VENDERSE POR LA RED

Shane Barker usó las redes
sociales, incluida su cuenta
de Twitter, para lograr un
trabajo.

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 29

P SICOLO GÍA DEL TR ABA JO

de selección. Además, ahorra tiempo al selec­

¿Son válidos nuestros métodos de selección? cionador. Las agencias EnRecruit y Spark Hire
ofrecen dos de estos servicios. Las empresas que
Sí y no. Depende de quién pregunta. La validez predictiva hace referencia a si
los contratan pueden solicitar a los candidatos
los datos científicos apoyan una herramienta de evaluación concreta. La validez
que registren sus respuestas a cuestiones con­
aparente expone si el usuario considera válido el método. La validez social refleja
cretas a través de una cámara web. Este servicio
si los aspirantes aceptan el procedimiento.
estandariza las entrevistas y ahorra tiempo a la
compañía, ya que la duración del vídeo puede
limitarse a unos minutos y los seleccionadores
pueden verlo cuantas veces deseen sin tener que
coordinar los horarios.
Validez Validez Validez
predictiva aparente social Las entrevistas virtuales breves permiten, asi­
mismo, reducir el amplio espectro de solicitudes
Entrevista baja elevada elevada
a un pequeño grupo de candidatos potenciales
Referencias baja media media y compararlos entre sí de manera objetiva, pero
Cociente intelectual elevada baja media sin sacrificar la «marca» personal de cada uno de
ellos. Por otra parte, la manera en que se compara
Test de personalidad elevada baja baja
a los aspirantes resulta más fiable. A medida que
se popularice este sistema, su éxito va a depender
también de la habilidad del seleccionador para
comparación con la entrevista informal. En la ac­ formular las preguntas correctas y realizar las
tualidad, sin embargo, continúan predominando interpretaciones adecuadas.
las entrevistas informales, en parte debido a que Otra herramienta novedosa en la selección de
los empleadores consideran que el formato es­ personal es la ludificación, es decir, la implemen­
tructurado obstaculiza su autonomía. tación de videojuegos para elegir a los candidatos.
Con todo, existen excepciones. Algunas em­ La ventaja de este método sobre los tradiciona­
presas ofrecen un servicio de entrevista estruc­ les (como el test de personalidad) radica en que
turada en línea que ayuda a mejorar el proceso permite una mayor implicación por parte del

ENTRETENIMIENTO
REVELADOR
El videojuego Wasabi Waiter
(«Camarero Wasabi»), ideado
por la empresa estadou­
CORTESÍA DE KNACK; WWW.KNACK.IT

nidense Knack, genera per­

files conductuales de los
jugadores con el propósito
de ayudarles a encontrar el
­trabajo que corresponde a
sus capacidades.

30 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

usuario, resulta más ameno y los juegos pueden
convertirse en virales.
A grandes rasgos, un programa informático,
creado a partir de conocimientos de la investiga­
ción conductual, analiza las acciones de los parti­
cipantes. De este modo genera un complejo perfil
de personalidad del jugador.
La empresa Knack, con sede en Palo Alto, ha de­
sarrollado un juego en el cual el candidato asume
el papel de camarero en un restaurante japonés.
Este personaje virtual se encuentra muy atareado;
debe preparar sushi, atender las demandas de los
clientes, servir las comandas y recoger y fregar
los platos. El programa apunta cada acción y confi­
gura un perfil del jugador, descripción que incluye
factores como la extraversión, la creatividad o la
impulsividad, entre otros. Knack ha elaborado es­
tos perfiles a través de estudios psicológicos de
comportamiento. Estos relacionan las reacciones
dentro del juego con las destrezas relevantes para
el empleo. Por ejemplo, un candidato que asume
múltiples encargos en el mundo virtual desta­
cará en el mundo real por su habilidad para la
multitarea.
El juego del camarero se utiliza también para
medir la capacidad de juicio situacional. Este
factor representa, junto con el CI y la persona­
lidad, una dimensión que permite predecir las
competencias laborales. Un modo más exten­
dido para evaluar el juicio situacional consiste
en preguntar a, pongamos, un aspirante para
una plaza de profesor cómo reaccionaría ante un
estudiante que no presta atención. Este tipo de
cuestiones resultan más populares, ya que pue­
den adaptarse a un trabajo o una cultura corpo­
rativa específicos.
Otro ejemplo de videojuego para seleccionar
candidatos es Reveal, de la marca de cosméticos
L’Oréal. Disponible en la web de la multinacional,
el programa ayuda a identificar a las personas
potencialmente adecuadas para cubrir diversas
vacantes en la empresa. El jugador gestiona la in­
troducción de un nuevo producto en el mercado,
mas la misión no le resultará fácil: deberá afrontar
y solucionar los obstáculos que le pondrán los em­
pleados de los diversos departamentos. Las deci­
siones que el aspirante toma en el juego resumen
su disposición a asumir riesgos, así como sus ha­
bilidades analíticas, entre otros factores.
Ese tipo de compañías consideran que los can­
didatos jóvenes estarán más dispuestos a luchar
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
por el empleo si se les propone jugar en un espa­
cio virtual que si se les plantea una evaluación
tradicional extensa en el tiempo. No obstante,
dada la juventud de estos procedimientos de
selección, faltan estudios que verifiquen si el
comportamiento en línea se corresponde con
el rendimiento futuro del trabajador.
Perfiles psicológicos más minuciosos
Los programas informáticos para la selección de
personal más recientes tratan de extraer la infor­
mación de un candidato disponible en Internet
con ayuda de algoritmos. Klout y Topsy son dos
servicios que «peinan» la Red y cuantifican el ni­
vel de influencia de un candidato, es decir, el gra­
do en que otros usuarios examinan, comparten
o discuten su actividad internauta. Más allá de
la inevitable inspección de cualquier plataforma
de red social, las compañías que buscan talentos
también incluirán en su rastreo reportajes pe­
riodísticos, blogs, listas de las compras en línea,
correos electrónicos, comentarios breves, foros y
todo lo que esté disponible en Internet.
Si George Orwell levantara la cabeza, temería
que los servicios que hoy por hoy funcionan de
manera fragmentada puedan construir, en un
futuro, los perfiles psicológicos más detallados
nunca vistos. Las empresas podrán hallar al fin
a sus candidatos de ensueño, incluso antes de
que estos envíen sus solicitudes, y seleccionar
solo a aquellos que posean las habilidades y el Para saber más
estilo de trabajo deseados y que puedan disfrutar Situational judgment tests,
con el empleo. En resumidas cuentas, las nuevas response instructions, and
validity: A meta-analysis.
herramientas van a perfeccionar los métodos
Michael A. McDaniel et al. en
para identificar las aptitudes de los aspirantes a Personnel Psychology, vol. 60,
trabajar y ayudará a muchas personas a que en­ págs. 63-91, 2007.
Reasons for being selective
cuentren el puesto laboral que más se adecue a
when choosing personnel se-
su perfil profesional y personal. lection procedures. C. J. König
et al. en International Journal
of Selection and Assessment,
vol. 18, págs. 17-27, 2010.
Personality in 100,000 words:
A large-scale analysis of per-
sonality and word use among
bloggers. T. Yarkoni en Journal
of Research in Personality,
vol. 44, págs. 363-373, 2010.
Private traits and attributes
are predictable from digital
records of human behavior.
Tomás Chamorro-Premuzic es profesor de psicología del M. Kosinski, David Stillwell y
trabajo y de las organizaciones en el Colegio Universitario Thore Graepel en Proceedings
de Londres y vicepresidente de la empresa asesora Hogan of the National Academy of
Assessments. Sciences of the USA, vol. 110,
Christopher Steinmetz estudia en el Colegio Universitario págs. 5802-5805, 2013.
de Londres.
31
P SICOLO GÍA SO CIAL

Claves psicológicas
de la ablución
En muchas religiones y culturas, el agua constituye un símbolo de purificación.
Investigaciones recientes demuestran que la limpieza corporal influye en nuestras
normas morales y nos ayuda a sentirnos liberados de acciones adversas del pasado

K AI K A SPAR

«A
ntes de comer hay que lavarse las
  manos». Todos conocemos esta
  frase que nos recuerda la impor-
  tancia de cuidar la higiene per-
  sonal a diario. En pocas ocasiones
entramos en la ducha o nos sumergimos en la
bañera para relajarnos: desde pequeños se nos ha
inculcado que la limpieza corporal nos defiende
contra los gérmenes y las bacterias, por lo que la
consideramos una garantía de salud.
Pero ¿es este el único motivo por el cual nos
EN SÍNTESIS enjabonamos y nos remojamos con agua varias
veces al día? Piénselo usted por un momento: ¿por
Del cuerpo al alma
qué se lava regularmente las manos? ¿Qué espera
Shakespeare, Lady Macbeth se lava las manos una
y otra vez atormentada por la culpa después de in-
citar a su marido a matar a Duncan, el rey escocés.
¿Qué relación existe entre la limpieza corporal
y una conciencia tranquila? El equipo de Chen-
Bo Zhong, de la Universidad de Toronto, aportó
datos reveladores al respecto. Pidieron a un gru-
po de probandos que se jabonaran las manos justo
después de entrar en el laboratorio. Un segundo
grupo no recibió tal advertencia. Acto seguido,
todos los participantes debían valorar una serie
de comportamientos que, desde el punto de vista
moral, resultaban controvertidos: consumir dro-
gas o prostituirse, entre estos.

1 Existe una relación entre

la limpieza corporal y los
pensamientos sobre la puri-
de ello? La mayoría de nosotros respondería: «Para
evitar que mis dedos sucios transmitan alguna
Por término medio, los sujetos con las manos
recién limpias consideraban estas actividades
impureza a la comida». «sucias» y moralmente más reprensibles. En otro
ficación moral.
Hace un par de años, los psicólogos empezaron estudio, los participantes debían recordar algún

2 El estudio en torno a la
corporización sugiere
que los pensamientos, las
a investigar otro aspecto de los rituales de lavado.
Habían observado que las personas adscriben al
acto poco ético que hubieran cometido. Esa re-
membranza influyó en ellos, pues escogían con
hábito de lavarse y bañarse diversos efectos posi- más frecuencia una pastilla de jabón que un lápiz
ideas abstractas y los con-
tivos, los cuales incluso influyen sobre la mente. como objeto de agradecimiento por su colabora-
ceptos surgen de experien-
En muchas religiones, la ablución, es decir, los ción en el ensayo. Inspirándose en Shakespeare,
cias corporales concretas.
rituales con agua, se hallan muy consolidados. los investigadores bautizaron este fenómeno con

3 Los rituales con agua no

solo influyen sobre los
juicios éticos y morales; al
Con esta práctica, los creyentes «lavan» sus peca-
dos: los hindúes purifican su alma con un baño
el nombre de «efecto Macbeth».
Diferentes trabajos han confirmado este hallaz-
en el Ganges y los cristianos se bautizan. Según go; incluso han arrojado nueva luz sobre el tema.
parecer también tienen un
se presume, Poncio Pilatos se lavó las manos ante Spike Lee y Norbert Schwarz, de la Universidad de
efecto en ciertas funciones
todos para mostrar su inocencia en relación a la Michigan, descubrieron que el deseo de purifica-
cognitivas.
muerte de Jesús. En la obra Macbeth, de William ción podía estar enfocado a una parte concreta

32 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015


del cuerpo. Los probandos debían mentir a un
compañero ficticio, bien a través de un correo
electrónico o bien con un mensaje de voz en el
contestador del teléfono móvil. A continuación,
se les encargó que participaran en un estudio de
mercado que, en apariencia, no guardaba relación
con la actividad que acababan de efectuar. En con-
creto, debían indicar cuánto dinero se gastarían
para obtener diversos productos, entre ellos, un
enjuague bucal y un desinfectante para manos.
Los sujetos que habían mentido por teléfono es-
taban dispuestos a pagar más por el enjuague
bucal en comparación con aquellos que habían
escrito un correo electrónico engañoso: a estos
últimos les parecía más valioso el desinfectante
de manos.
Al parecer, la interacción entre la pureza corpo-
ral y la moral funciona en ambos sentidos: por un
lado, el ritual de lavarse influye en cómo valora-
mos las acciones inmorales; por otro, después de
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
THINKSTOCK / SHAHAIRA
LIMPIEZA OBLIGADA
perpetrar una conducta moralmente incorrecta
Los musulmanes practican el
aumenta nuestra necesidad de lavarnos. abdesto, ceremonia religiosa
que consiste en lavarse la
Más allá de las creencias cara, las manos, el cuerpo
No es necesario que nos enjabonemos para lograr y los pies antes de orar. En
efectos similares a los descritos. Pensar en la lim- muchas religiones, los creyen-
pieza corporal puede ser suficiente. En el marco de tes ejercitan la ablución, es
decir, la purificación mediante
una prueba de memoria, diversos probandos debían
el agua.
recordar frases que los describían como personas
limpias: «Tengo el aliento fresco»; «Mis uñas están
cortadas y limadas»; «Mis zapatos se ven impeca-
bles»; «¡Me siento tan limpio!». Un segundo grupo
debía memorizar enunciados que, por el contra-
rio, les describían como personas desaseadas. El
resultado: los sujetos que tenían el concepto «lim-
pieza» en mente fueron más estrictos a la hora de
juzgar temas controvertidos.
También un olor cítrico que sugiere limpieza
influye en nuestra mente. Según se ha comproba-
do, favorece que las personas confíen más en un
33
P SICOLO GÍA SO CIAL
MANCHADA POR LA CULPA
En la obra Macbeth, de
Shakespeare, Lady Macbeth
ayuda a su esposo a asesi-
nar al rey de Escocia. Tras el
regicidio, se lava de manera
obsesiva las manos con el fin
de librarse del sentimiento
de culpa que la invade. En la
imagen, Kate Fleetwood du-
rante la representación de la
tragedia en el Teatro Gielgud
de Londres, en 2007.
desconocido con el que juegan por ordenador, e
incluso aumenta el interés por apoyar proyectos
solidarios. En definitiva, la investigación llevada
a cabo hasta ahora sugiere que expresiones tan
habituales como «lavarse las manos de culpa»
o «tener las manos limpias» poseen un origen
psicológico que sobrepasa la mera superstición o
creencia. ¿Qué explicación existe para ello?
Algunos investigadores sostienen que esas
expresiones metafóricas revelan cómo trabaja
nuestra mente. Numerosos pensamientos se ori-
ginan a partir de experiencias corporales reales.
De hecho, los procesos cognitivos no se desarro-
llan separados del cuerpo, sino que surgen porque
exploramos nuestro entorno y nos movemos en
él. Este enfoque se conoce como corporización, o
corporización de la mente.
La idea no es nueva. Hace tiempo que los fi-
lósofos y los psicólogos se plantean cómo se re-
lacionan cuerpo y mente. La investigación de la
corporización aporta una explicación novedosa
y fácil para algunos fenómenos: en los primeros
años de vida experimentamos vivencias concre-
tas; por ejemplo, aprendemos qué significa la
limpieza corporal. Posteriormente, y sobre esta
base, adquirimos conceptos parecidos pero más
abstractos, como la idea de la pureza moral y la
virtud. Estos conceptos quedan para siempre aso-
ciados a características corporales.
Este fenómeno podría demostrarse también a
escala neuronal, ya que utilizamos parcialmente
34
MANUEL HARLAN; CORTESÍA DE SUE HYMAN ASSOCIATES LTD.
la misma red de células nerviosas para almacenar
los aspectos corporales y los cognitivos de «pure-
za». Ello explicaría por qué la activación de una
parte de esta red activa la otra cuando nos lava-
mos las manos. Por este motivo basta con pensar
en pureza o leer frases sobre ello para modificar
nuestras valoraciones morales.
Con todo, a los investigadores les continúa
fascinando que un ritual cotidiano tan arraiga-
do como es el hábito de lavarse las manos pueda
influir en nuestro pensamiento de manera más
intensa de lo que se ha creído durante mucho
tiempo. Los trabajos más recientes demuestran
que el efecto podría sobrepasar incluso el ámbito
de los juicios morales.
Lee y Schwarz dieron a elegir entre dos frascos
de mermelada igual de atractivos pero de dife-
rente sabor a unos voluntarios. Con motivo de
un supuesto estudio de mercadotecnia, los mis-
mos sujetos debían valorar a continuación unas
toallitas desinfectantes basándose en uno de dos
procedimientos posibles: bien inspeccionando su
envoltorio, o bien utilizando una de ellas para lim-
piarse las manos. Por último, solicitaron a cada
uno de los probandos que indicara cuál de las dos
mermeladas pensaba que le iba a gustar más.
Por lo general, tras una decisión compleja,
tendemos a menospreciar la opción que hemos
descartado. Ello nos permite autoafirmarnos en
nuestra resolución y no deja lugar a sentimientos
negativos. Lee y Schwarz observaron también este
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
efecto: al final del experimento, los participantes
pensaban que la mermelada que habían elegido
les iba a gustar más que la que habían rechazado.
Sin embargo, esto solo ocurría con los sujetos
que habían examinado el envoltorio del produc-
to higiénico. Quienes se habían desinfectado las
manos con las toallitas estimaron que ambas mer-
meladas les resultarían igual de sabrosas. Por lo
visto, no sentían tanta necesidad de justificar su
elección.
En otro estudio, los sujetos debían recordar
una experiencia en la que hubieran tenido bue-
na o mala suerte en relación con el dinero (en
la lotería, por ejemplo). En una segunda fase
del experimento, se les solicitó que, como jefes
de una empresa ficticia, eligieran entre seguir
una estrategia comercial conservadora (de poco
riesgo) o invertir en el perfeccionamiento de un
producto exitoso, aunque sin garantías de repe-
tir los beneficios iniciales.
El recuerdo influenció sobre los sujetos: quienes
habían rememorado un percance económico pre-
ferían ir a por lo seguro; en cambio, los sujetos que
habían recordado una vivencia personal de buena
racha eligieron la variante comercial más arriesga-
da. Mas, si los sujetos se lavaban las manos, el efec-
to era el contrario. En esa situación, los suertudos
tendían a correr menos riesgos, mientras que los
que habían pensado en una experiencia negativa
apostaban ahora por la variante menos segura.
Lavarse para ser optimistas
Los estudios afirman, pues, que al lavarnos, no
solo se suprime de la conciencia el sentimiento de
culpa por antiguos «pecados»; la limpieza corpo-
ral también puede ejercer un efecto de borrón y
cuenta nueva general. De este modo, las huellas
de las vivencias pasadas quedarían eliminadas o
difuminadas.
fue un 30 por ciento peor en comparación con los
que no se habían lavado. ¿Qué había pasado?
Una posible explicación de ello estriba en que
los sujetos, al lavarse, no solo se «purificaban» de
su experiencia de fracaso (lo que favorecía su opti-
mismo), sino que también decrecía su motivación
para reconstruirse una autoimagen de «individuo
competente» para afrontar la siguiente prueba. Es
posible que el hecho de lavarse las manos debilita-
se incluso el recuerdo de cómo resolver los ejerci-
cios. Al final de la primera prueba, la mayoría de
los probandos poseía una estrategia adecuada, lo
que podría indicar que lavarnos las manos influ-
ye tanto en nuestro optimismo como en nuestro
rendimiento cognitivo.
No obstante, todavía quedan muchas preguntas
en el tintero: ¿qué otros sentimientos y pensa-
mientos influyen en los rituales de purificación?;
¿experimentan los mismos efectos las personas
que practican hábitos de la limpieza corporal di-
ferentes a causa de una enfermedad dermatoló-
gica?; ¿y los habitantes de lugares donde escasea
el agua? Por otra parte, los hallazgos actuales
podrían contribuir al análisis de la conducta ob-
sesivo-compulsiva por la limpieza. ¿Expresa este
trastorno el intento del afectado por justificarse
de experiencias o recuerdos concretos? ¿Pueden
usarse los rituales de purificación como méto-
do psicoterapéutico? Habría que resolver estos y
otros interrogantes.
Con todo, cabe tener en consideración que exis-
Para saber más
ten estudios con resultados opuestos a algunos Washing away your sins:
de los aquí comentados; otros no se han podido Threatened morality and
physical cleansing. C. B. Zhong
replicar en parte. Por tanto, parece que la relación
y K. Liljenquist en Science,
entre el lavado corporal y los procesos abstractos vol. 313, págs. 1451-1452, 2006.
y mentales depende de la situación concreta. Por Embodiment. Die Wech-
selwirkung von Körper und
otro lado, la mayoría de las investigaciones eva-
Psyche verstehen und nutzen.
lúan las diferencias grupales y no las individua- M. Storch et al. Hans Huber,
les. Ahora bien, los pocos trabajos que sí lo hacen Berna 2010.

Nuestro grupo requirió a unos sujetos que demuestran variaciones de persona a persona: el Washing away postdecisional
dissonance. S. W. Lee y
ejecutaran una prueba en la que debían resolver hecho de lavarse las manos puede influir de ma- N. Schwarz en Science, vol. 328,
una serie de anagramas, es decir, debían combi- nera sutil sobre la mente de algunos individuos, págs. 709-709, 2010.

nar letras para formar palabras. El ejercicio estaba
manipulado, de modo que todos los participantes
obtenían puntuaciones bajas. Tras el test, la mitad
de los sujetos se lavó las manos. A continuación,
debían indicar cuán optimistas se sentían para
sacar mejores resultados en un segundo intento.
El grupo con las manos limpias se mostró más op-
timista en relación con su futuro rendimiento. Sin
embargo, en una siguiente ronda, su puntuación
mientras que en otros contribuye a encontrar el
almuerzo más apetitoso por el mero hecho de
comer con los dedos limpios.
Kai Kaspar es psicólogo, doctor en
«ciencia cognitiva» y profesor de psico-
logía social y de los media en la Univer-
sidad de Colonia.
Washing one’s hands after
failure enhances optimism but
hampers future performance.
K. Kaspar en Social Psychologi-
cal and Personality Science,
vol. 4, págs. 69-73, 2013.
En nuestro archivo
Yo sin mi cuerpo. O. Blanke,
B. Lenggenhager y L. Heydrich
en MyC n.o 52, 2012.

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 35

P SICOLO GÍA
Estrategias para
un pensamiento creativo
Las ideas originales resultan necesarias en muchos ámbitos de la vida.
Sin embargo, con frecuencia la inspiración no llega cuando más la necesitamos.
Existen ciertos métodos que nos pueden sacar del apuro
DANIEL A ZEIBIG
EN SÍNTESIS
La i­ dea genial
1 No existe una regla de
oro para el pensamiento
creativo. El mejor modo de
solucionar un problema
depende del momento del
proceso creador en que nos
encontremos.
2 Cambiar de perspectiva,
estar de buen humor,
dormir y distraerse son ac-
ciones que repercuten posi-
tivamente en la creatividad.
3 Todavía se debate si
la tormenta de ideas
fomenta el rendimiento
creativo. Los grupos de tra-
bajo puntúan peor en esa
capacidad que las personas
que crean a solas.
36
1. No existe un único camino
Muchas personas relacionan el térmi-
no «creatividad» con tener grandes ideas que pro-
vienen de la nada. Esto es cierto hasta cierto punto.
De forma genérica, la creatividad designa, en primer
lugar, la capacidad de una persona para crear. A ve-
ces nos encontramos frente a un problema difícil
y no sabemos cómo resolverlo de la mejor manera;
nuestra mente está en blanco; sin embargo, nos urge
una idea brillante, un momento ¡eureka!
Ser creativo no consiste solo en tener ocurren-
cias espontáneas. Si bien en algunas situaciones
es bueno desconectar o consultar el problema con
la almohada, en otros casos las creaciones más re-
volucionarias aparecen gracias a la concentración,
la disciplina y la perseverancia. Los psicólogos di-
ferencian dos tipos de pensamiento: el divergente
y el convergente.
En el primero, pensamos el máximo número de
soluciones posibles para resolver una cuestión, las
cuales desechamos rápidamente si no nos llevan
a nada. Se trata de un proceso no sistemático
que aplicamos cuando la lógica no nos permite
avanzar. De esa forma, nos sobrevienen ideas ines-
peradas, a veces en situaciones insólitas: mientras
nos duchamos o por la mañana, cuando todavía
estamos medio dormidos.
Por el contrario, el pensamiento convergente es
estrictamente racional; se basa en el análisis y la
atención. Nos rompemos la cabeza durante horas
repasando con la mente, una y otra vez, las infor-
maciones más importantes, puliendo nuestros
conceptos cada vez más, hasta que, finalmente,
son perfectos.
Dado que resulta muy difícil medir la creativi-
dad con criterios objetivos, en las últimas décadas
los psicólogos se han centrado en el pensamien-
to divergente: han investigado el momento del
discernimiento en el que, de repente, tenemos la
ocurrencia de cómo resolver un problema.
No obstante, todo parece indicar que, cuando
se trata de desarrollar ideas novedosas, tanto el
pensamiento divergente como el convergente de-
sempeñan una función destacada. Si a partir de
un determinado punto del proceso creativo no
comenzáramos a perfeccionar de manera siste-
mática nuestras ocurrencias, es probable que al
final todas las buenas ideas se quedasen en agua
de borrajas.
En resumen, si no se le ocurre la mejor forma
de solucionar un asunto, es probable que requiera
una ocurrencia genial. A continuación le expli-
camos cómo favorecer tales ideas. De todas for-
mas, si ya posee un punto de partida y tiene la
impresión de que la solución está cada vez más
cerca, mejor no pierda de vista ese camino y de-
sarrolle su idea concentrado, paso a paso.
2. Trabaje con ánimo positivo
¿Acaba de regresar relajado de sus
vacaciones? ¿O se siente mal porque ha discutido
con su mejor amigo? En los últimos años, aumen-
tan los estudios que confirman que el estado de
ánimo repercute de forma decisiva en nuestras
estrategias de pensamiento y, por ende, en nuestra
creatividad.
El buen humor fomenta el ingenio. Mark Jung-­
Beeman, de la Universidad Noroccidental en
Evanston, solicitó a unos voluntarios que resol-
vieran crucigramas, los cuales precisaban una
gran porción de creatividad. Los probandos que
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
MENTE Y CEREBRO
¡VENGA 70 - 2015
IDEAS! Con unas cuantas sencillas estrategias podemos dar un poco de alas a nuestra imaginación. 37
P SICOLO GÍA

«Nunca tengo sequía de ideas. Durante

todo el año anoto pensamientos y
recopilo ideas en una libreta. Si en
alguna ocasión no se me ocurre nada,
siempre puedo subir a una montaña
en busca de inspiración. Soy práctica y
previsora. Cuando releo mis antiguas
notas, me pongo de nuevo en marcha
y se me ocurren más ideas»

(Daphne Correll, diseñadora de moda. En 2006 fundó, junto con su hermana

gemela Vera Correll, la premiada firma de moda «CorrellCorrell».)

cólica de fondo. Por el contrario, si precisa una

idea original, promueva su buen humor (por ejem-
WEISS

plo, viendo unas escenas cómicas). Según Jung-

OLIVER

Beeman, el método funciona: los participantes de

su investigación propusieron más ideas creativas
tras ver un vídeo divertido.

estaban de buen humor solucionaron de forma

correcta más tareas que los que estaban malhu-
morados. Además, las personas con un estado
de ánimo positivo experimentaban más a me-
nudo momentos eureka que les conducían a la
respuesta acertada; es decir, empleaban más el
pensamiento divergente. En cambio, si su estado
de ánimo era bajo, tendían a usar el pensamiento
convergente y analítico para hallar la solución.
A escala cerebral, Jung-Beeman responsabiliza
de esta disparidad de enfoques a la corteza cin-
gulada anterior, una región alojada en la parte
frontal del cerebro. Gracias a ella disponemos de
un paraguas de respuestas y estrategias para re-
solver problemas. En el experimento, el escáner
cerebral reveló que la corteza cingulada se halla-
ba sobre todo activa en los sujetos con estado de
ánimo positivo. Jung-Beeman concluye que estos
probandos desechaban las vías de solución erró-
neas más rápidamente y se decantaban más por
las ideas espontáneas. El mal humor, en cambio,
tendría el efecto contrario: agudiza la atención y
permite trabajar con mayor ahínco en los con-
tratiempos, pero raras veces surge la inspiración
cuando estamos malhumorados.
Otro consejo: para trabajar un asunto con la
máxima concentración, elija una canción melan-
3. Cambie de punto de vista
A las personas que siempre piensan
de la misma manera les resulta a menudo difícil
desarrollar ideas novedosas. Intente ver las cosas
con otros ojos. En 2012, Tony McCaffrey, de la Uni-
versidad de Amherst, demostró que esta táctica
funciona tanto en los ensayos en el laboratorio
como en la vida real: la mayoría de las ideas inno-
vadoras surgían cuando los probandos descubrían
una faceta nueva del problema.
Para la investigación, presentó a unos estudian-
tes diversas tareas, las cuales debían resolver con
imaginación. En una de ellas se les pedía que suje-
taran dos pesados anillos de acero entre sí. Como
material auxiliar disponían de una vela, una ceri-
lla y un cubo de acero. (En caso de que se le haya
ocurrido a usted la solución más obvia, a saber,
encender la vela con la cerilla y unir los anillos
pegándolos con la cera fundida, siento decirle que,
lamentablemente, ese método no funciona: los
anillos pesan demasiado.)
Los estudiantes disponían de ocho minutos
para rumiar una solución, aunque algunos de
ellos jugaban con ventaja: McCaffrey ensayó con
ellos una estrategia antes de la prueba. Estos su-
jetos aprendieron a describir objetos de forma
objetiva a partir de sus componentes, su tama-

38 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

ño, forma y material. Tras cada respuesta debían
detenerse y formularse dos preguntas: «¿Puedo
seguir despiezando el objeto?»; «¿Puedo sacar algo
provechoso de ello?».
De esta manera, los participantes subdividían
la vela en «cera» y «mecha»; a continuación, des-
cribían la cera como «grasa en forma de cilindro»
y la mecha como «cuerda». Con ello, ya tenían la
solución al acertijo: había que raspar la vela con
el canto afilado del cubo hasta liberar la mecha;
luego se anudaban ambos anillos entre sí. Los
individuos que emplearon la técnica de descom-
poner los objetos resolvieron un número mayor
de problemas en comparación con los que desco-
nocían dicha táctica.
¿Conclusión? Intente la estrategia de McCaffreys
la próxima vez que se encuentre en un callejón
«creativo» sin salida. O resuelva las tareas cotidianas
en un orden no convencional, tal como solicitó el
equipo dirigido por Simone Ritter, de la Universidad
Radboud en Nimwegen, a una serie de probandos.
Según les requirió, debían preparar la tostada del de-
sayuno de forma poco habitual. En primer lugar, les
indicó que vertieran copos de chocolate en el plato;
a continuación tenían que untar una rebanada de
pan con mantequilla y, finalmente, colocarla con la
cara untada hacia abajo sobre los copos.
Es probable que contadas personas opten motu
proprio a prepararse la tostada matinal de tal gui-
sa. Sin embargo, los probandos que practicaron
este «original» procedimiento de elaborar el de-
sayuno puntuaron mejor en la prueba de crea-
tividad posterior. Ritter y sus colaboradores de-
mostraron que incluso pequeñas modificaciones
en los quehaceres cotidianos contribuyen a que
cambiemos nuestra perspectiva, lo que favorece
que surjan nuevas ideas.
tarea que les habían encomendado: esta consistía
en transformar una serie de números en otra. Los
sujetos ignoraban que existía una regla abstracta
con la que podían solucionar el problema plantea-
do; eso sí, si daban con ella.
Tras ocho horas de sueño, 13 de los participan-
tes tuvieron una experiencia «eureka»: descubrie-
ron el patrón oculto en las series de números. Del
grupo de control, cuyos miembros se mantuvie-
ron despiertos durante las ocho horas, solo lo
consiguieron cinco. Para asegurarse de que esas
cifras no se debían al cansancio de los probandos
que no habían pegado ojo, los investigadores les
entregaron el test en diferentes momentos del día.
El resultado fue siempre el mismo.
Científicos de la Universidad de California en
San Diego han investigado el efecto positivo que
ejerce dormir sobre la creatividad. Según han ha-
llado, la fase REM (de rapid eye movement, enérgi-
co movimiento de los ojos que se produce cuan-
do soñamos) es la que nos suministra sobre todo
ideas. Los investigadores sugieren que en dicha
etapa de la ensoñación, determinadas regiones
cerebrales que por lo general controlan nuestros
impulsos (entre ellas la corteza prefrontal) se des-
conectan. En ese período, nuestro cerebro combi-
na pensamientos e informaciones entre sí de un
modo que quizá nunca relacionaríamos en estado
de vigilia. De esta manera, concluyen, soluciona-
mos algunos problemas mejor cuando dormimos.
De vuelta a la niñez
Cuando los niños juegan en-
5. Desconecte
Muchas personas tienden a quebrar-
tre sí les resulta fácil despren-
derse de las ideas preconcebi-
das. Una pala se transforma
se la cabeza durante horas cuando se encuentran en espada y una valla en una
frente a un problema, en apariencia, irresoluble. muralla. Investigadores de la
Podría resultarles de mayor provecho permitirse Universidad estatal de Dakota
del Norte han descubierto
una pausa. Un estudio de la Universidad de Síd-
que a los adultos también les
ney demostró que los tiempos de descanso cortos sienta bien ver el mundo de

4. Consúltelo con la almohada

Antes de tomar decisiones impor-
tantes mejor lo consultamos con la almohada.
Esta táctica también merece la pena que la utili-
cemos cuando estamos pendientes de que nos lle-
gue el momento eureka. Los estudios confirman
que una siesta breve proporciona alas a nuestro
pensamiento creativo. Hace ya algunos años, los
investigadores del grupo de Ulrich Wagner y Jan
Born, de la Universidad de Lübeck, pidieron a
22 probandos que se fueran a dormir después de
que hubieron reflexionado sobre una complicada
favorecen la creatividad. Los investigadores soli-
citaron a estudiantes de psicología que pensaran
posibles usos de una hoja de papel. Una parte de
los probandos tenía permiso para hacer una breve
pausa; los demás, mientras tanto, seguían traba-
jando. ¿Resultado? Los sujetos que gozaron de un
intermedio presentaron más ideas.
No obstante, la clave se hallaba en a qué habían
dedicado el breve tiempo libre: los participantes
que se entretuvieron con una tarea completamen-
te diferente a la de pensar en los usos de una hoja
de papel puntuaron mejor que aquellos que lle-
vez en cuando con la mirada
de un niño. En un experimen-
to pidieron a una parte de
sus probandos que rumiaran
sobre cómo pasarían un día
sin colegio si tuvieran de nue-
vo siete años. Al finalizar, los
sujetos puntuaron mejor en
una prueba de creatividad.
(«Child’s play: Facilitating the
originality of creative output by a
priming manipulation». D. L. Zabe-
lina y M. D. Robinson en Psychology
of Aesthetics, Creativity, and the Arts,
vol. 4, págs. 57-65, 2010)

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 39

P SICOLO GÍA

varon a cabo una prueba de asociación bastante
similar a la propuesta en un principio. Este podría
ser el motivo por el que con frecuencia las mejores
ideas brotan justo cuando estamos en otros que-
haceres (bajo la ducha o mientras desayunamos).
Un buen sistema para desconectar puede
consistir en el ejercicio físico. Marily Oppezzo
y Daniel Schwartz, de la Universidad Stanford,
comprobaron en 2014, a través de cuatro expe-
rimentos, que correr espabilaba la creatividad.
En uno de los ensayos, los participantes debían
resolver una prueba de creatividad bien senta-
dos o bien mientras se movían sobre una cinta
de correr. Los probandos «deportistas» obtuvieron
mejores resultados que los sedentarios.
Nuevo consejo: si ve que no avanza, evite for-
zar la solución. Mejor cambie de tarea o dé un
pequeño paseo por el parque durante la pausa
para el almuerzo.
las ocurrencias posibles que le vengan a la cabeza
sobre un tema concreto. Mas, con una limitación:
están prohibidas las críticas. Osborn sostenía que
el miedo a una retroalimentación negativa podía
obstaculizar la asociación libre de ideas, lo que
conducía a que las personas se quedaran para sí
las mejores propuestas.
El método de Osborn no tardó en encontrar
adeptos dentro del mundo de la economía. Sin
embargo, pronto generó dudas sobre su funcio-
namiento. Numerosos estudios han revelado que
los equipos que practican la tormenta de ideas
producen un número menor de buenas propues-
tas que la misma cantidad de personas pensando
en solitario. Dicho a modo de fórmula: el grupo
rinde menos que la suma de sus miembros.
La psicóloga Charlan Nemeth, de la Universi-
dad de California en Berkeley, sospecha que pre-
cisamente la prohibición de criticar otras ideas
debilita la estrategia, ya que discutir de forma
abierta las ocurrencias podría favorecer el flujo

6. Olvídese de la tormenta
de ideas
Hace unos setenta años, Alex F. Osborn (1888-1966),
fundador de una empresa de publicidad, descu-
brió un procedimiento para generar soluciones
que ha gozado de gran popularidad hasta hoy: la
tormenta de ideas (brainstorming). En pequeños
grupos de trabajo, cada participante expone todas
de ideas, o incluso aumentarlas. En 2004, junto
con otros investigadores de la misma universidad,
Nemeth comprobó su hipótesis. Planteó a una se-
rie de voluntarios la siguiente cuestión: ¿Cuál es
la mejor forma de evitar los atascos en la bahía
de San Francisco?
Divididos en grupos de cinco personas, los
participantes disponían de 20 minutos para de-

«Al comienzo de cada creación siento

el deseo de vivir una historia en un
juego, sea sacada de una novela, de
la vida cotidiana o de la historia
de la humanidad. Cuanto más fuerte
es ese deseo, mayores resultan las
posibilidades de asociaciones que
conducen a ideas y avanzan el desarrollo.
Es probable que ello suceda en todo
proceso creativo. Cuanta más pasión
contenga el deseo de crear, tanto más
exitoso será el proceso creativo, trátese
OLIVER WEISS

de escribir, pintar o desarrollar juegos»

(Klaus Teuber, autor de juegos. Ha desarrollado, entre otros, Los colonos de Catán,
un ya clásico juego de mesa.)

40 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

sarrollar tantas soluciones como les fuera posible.
Algunos equipos emplearon la tormenta de ideas
clásica (incluida la prohibición de criticar); otros,
por el contrario, debatían las ideas y criticaban
las propuestas que no les parecían adecuadas. Los
demás grupos no recibieron instrucciones concre-
tas para operar.
Los probandos que habían usado el método de
la tormenta de ideas apenas puntuaron mejor que
los que buscaron soluciones sin basarse para ello
en una estrategia determinada. En comparación,
los grupos a los que se había recalcado que critica-
ran las propuestas que no les parecían adecuadas
obtuvieron mejores resultados. Según concluyó
Nemeth, la retroalimentación inmediata no daña
el proceso creativo; al contrario, incluso lo alienta.
Otra manera de aumentar el rendimiento crea-
tivo de un equipo es estableciendo colaboraciones
puntuales con personas externas. Nemeth pidió a
sus probandos que llevaran a cabo una tormenta
de ideas dos veces consecutivas sobre temas dis-
tintos. Una parte de los sujetos debían cambiar de
grupo entre medias. La psicóloga comprobó que
los grupos de nueva creación generaban un mayor
número de ideas y más originales.
Brian Uzzi, sociólogo de la Universidad Noroc-
cidental, constató un fenómeno similar al anali-
zar los procesos de creación de los musicales de
Broadway entre 1945 y 1989. Basó su estudio en
una pregunta concreta: ¿Qué equipos habían con-
cebido las creaciones escénicas más exitosas: los
formados por profesionales con una gran amis-
tad o los compuestos por especialistas que no se
conocían de nada?
Venció el término medio. Los espectáculos de
Broadway creados por equipos de viejos amigos
e individuos recién llegados obtuvieron más del
doble de éxito que los musicales ideados por equi-
pos cuyos miembros ya se conocían muy bien de
antes o que apenas se conocían entre sí. En con-
creto, cuando los creadores no se conocían entre
sí presentaban a menudo problemas a la hora de
intercambiar ideas. Si, por el contrario, su relación
era estrecha, pensaban de manera muy parecida,
por lo que escaseaban las ideas originales y, en
consecuencia, las producciones musicales resul-
taban menos exitosas.
Si quiere ser creativo trabajando con otras per-
sonas, muéstrese abierto a las críticas. Llevar aire
fresco con regularidad a su equipo le permitirá
obtener a cambio ideas también frescas.
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
7. No hacen falta medios
Cuanto mejor entiendan los científi-
cos cómo funciona nuestro pensamiento creativo,
más imaginativos serán los intentos para hallar
recursos que lo aumenten. Hoy en día goza de
gran popularidad la estimulación magnética
transcraneal (EMT), técnica que inhibe, con ra-
pidez y mediante potentes campos magnéticos,
la actividad de determinadas áreas cerebrales (la
corteza prefrontal, entre ellas). De hecho, la EMT
ha propiciado inesperados impulsos creativos en
algunas personas: así, en el laboratorio, unos suje-
tos se convirtieron en geniales artistas o escritores
al poco tiempo de aplicarles dicha técnica.
No obstante, prescindiendo de que no podemos
llevar a cuestas un gigantesco aparato de impul-
sos magnéticos a diario en nuestra vida laboral o
social, los investigadores saben que, al fin y al cabo,
la creatividad constituye una capacidad del ce-
rebro en su conjunto: un cambio en la actividad
neuronal solo produce un efecto limitado.
Con el fin de seguir la pista a nuestros centros
cerebrales para la creatividad, Arne Dietrich y
Riam Kanso, de la Universidad Americana de Bei-
Para saber más
rut, analizaron en 2010 un total de 63 estudios
A review of EEG, ERP, and
desarrollados mediante técnicas de neuroimagen. neuroimaging studies of crea-
Los resultados que recopilaron eran tan variados tivity and insight. A. Dietrich
y R. Kanso en Psychological
que llegaron a la siguiente conclusión: no puede
Bulletin, vol. 136, págs. 822-
hablarse de un circuito clave para las ideas en el 848, 2010.
cerebro humano. Antes bien, señalan los autores, Innovation relies on the obs-
cure: A key to overcoming the
existen una serie de regiones responsables para
classic problem of functional
la aparición de propuestas originales, cuya acti- fixedness. T. McCaffrey en
vación depende, entre otros factores, del estilo Psychological Science, vol. 23,
págs. 215-218, 2012.
de pensamiento que estemos empleando en ese
Give your ideas some legs:
momento. The positive effect of wal-
Puede que activar o silenciar áreas cerebrales king on creative thinking.
M. Oppezzo y D. L. Schwartz
concretas permita obtener un efecto inmediato, en Journal of Experimental
pero una bobina electromagnética no nos va a Psychology: Learning, Me-
mory, and Cognition, 10.1037/
­extraer una idea genial de la cabeza. Por otra parte, a0036577, 2014.
nuestra actividad cerebral se deja influir con mé- Imagine! Wie das kreative
todos más sencillos, como los que hemos venido Gehirn funktioniert. J. Lehrer.
C. H. Beck, Múnich, 2014.
comentando hasta aquí.
En nuestro archivo
Reflexión en grupo. Wolfgang
Stroebe y Bernard Nijstad en
MyC n.o 5, 2003.
Creatividad. Ulrich Kraft en
MyC n.o 11, 2005.
Corriente continua para
la creatividad. A. W. Snyder,
S. Ellwood y R. P. Chi en MyC
n.o 62, 2013.
Daniela Zeibig es periodista científica.
41
P SIQUIATRÍA
El neurotransmisor
de la inspiración
La dopamina contribuye a la creatividad. Algunas personas con párkinson
­despliegan un impulso creativo asombroso como efecto del tratamiento
farmacológico que reciben a fin de paliar la escasez dopaminérgica en su cerebro
PATRICIA THIVISSEN
EN SÍNTESIS
Impulso creador
1 Las personas con la
enfermedad de Parkin-
son que reciben una terapia
de restitución de dopamina
despliegan, de repente, un
afán creador y artístico.
2 La creatividad de los
sujetos sanos también
depende de las vías señali-
zadoras de dopamina en el
cerebro.
3 Al parecer, la dopamina
aumenta la flexibilidad
para crear y la motivación
para expresar la creatividad
a través del arte.
42
E
mpezó pintando paisajes que recuer-
dan a las obras de Vincent van Gogh;
sus colores vivos y pinceladas unifor-
mes atraen al espectador. Más tarde se
decantó por crear cuadros abstractos,
de tonalidades oscuras y trazos rectos y nítidos.
No obstante, su escritura apenas resulta legible.
Solo cuando compone obras pictóricas, su mano
diestra deja de temblar y fluye armoniosamente
por el lienzo.
En 2006, el neurólogo Anjan Chatterjee, de la
Universidad de Pensilvania, describió este curioso
caso. El paciente, un hombre de 68 años, trabaja-
ba como diseñador gráfico. Hasta entonces había
pintado más bien poco. En 1992 se le diagnosticó
la enfermedad de Parkinson. Se quejaba de tem-
blores y rigidez en el brazo derecho. Los médicos
le trataron con diversos medicamentos: levodopa
(un precursor del neurotransmisor dopamina) y
otros fármacos que contenían agonistas de la do-
pamina (sustancias que estimulan los receptores
de dicho neurotransmisor).
En 2001, por recomendación del psicólogo, este
individuo comenzó a pintar con el fin de combatir
su depresión. Con el tiempo, la pintura se convir-
tió en una auténtica obsesión: produjo centenares
de obras en pocos años y se vio impulsado, como
nunca antes, a crear; incluso pintaba varios cua-
dros a la vez, hasta el punto de que su ritmo de
sueño de vio alterado: a primera hora de la ma-
ñana ya se plantaba ante el caballete. CSD, así su
seudónimo, es solo uno de los muchos afectados
de párkinson que han aportado obras creativas
en el transcurso de su enfermedad.
Ansia de pintar
Jaime Kulisevsky y sus colaboradores de la Uni-
versidad Autónoma de Barcelona publicaron un
caso similar en 2009. Un paciente con la dolencia
de Parkinson y aficionado a la pintura desarro-
lló, bajo la influencia de la medicación, un nuevo
y fructífero estilo impresionista: sus cuadros le
reportaron un gran éxito económico. El impulso
creativo de este sujeto llegó a tal extremo que,
para desgracia de su familia, al final solo le inte-
resaba esa faceta de su vida: pintaba a todas horas;
incluso por la noche.
¿Contribuyen estas personas al conocimiento
de las raíces fisiológicas de la creatividad? Se co-
nocen otros casos parecidos, aunque presentan
formas de expresión artística distintas. Según
informaron Anette Schrag y Michael Trimble, del
Colegio Universitario de Londres, un hombre de
55 años y con la enfermedad de Parkinson em-
pezó a escribir poesía por primera vez en su vida
pocos meses después de que los médicos trata-
ran su patología con levodopa y un agonista de
la dopamina. Incluso ganó el concurso anual de la
Asociación Internacional de Poetas y publicó sus
composiciones en periódicos y revistas.
No obstante, tuvo que pagar un precio por esta
creatividad rebosante: el nuevo poeta se compor-
taba de forma cada vez más extraña. Diseminaba
ideas de grandiosidad, sufría delirios paranoides,
hablaba por los codos y se mostraba irritable y
nervioso. Es probable que una automedicación
excesiva motivara su ingreso en el hospital.
OLIVER WEISS
En 2011, unos médicos franceses comunicaron
el caso de un paciente con parkinsonismo quien,
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
 CEREBRO CREATIVO
La dopamina da impulso al cerebro­.
No obstante, su exceso puede
­desencadenar ideas delirantes.

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 43

P SIQUIATRÍA
Se han dado desde cero, empezó a escribir libros. Ganó tam-
casos de bién un premio de literatura y, asimismo, acabó
con alteraciones conductuales que obligaron a los
pacientes con facultativos a reducir la dosis de la medicación
párkinson que, que recibía. Tras esa medida, su talento literario
además de una desapareció.
creatividad ¿Tan solo un síntoma?
rebosante, han Se sospecha que los brotes de creatividad, así
presentado una como la obsesión por crear, en las personas con
párkinson se deben al tratamiento farmacológico.
conducta cada De hecho, se conoce un trastorno que aparece
vez más extraña una y otra vez durante el tratamiento de resti-
tución con dopamina: el síndrome de desregu-
lación de la dopamina (SDD). La causa de esta
alteración en el control de los impulsos suele
radicar en una dosificación excesiva del medi-
camento. Los afectados muestran una conducta
desmedida: empiezan a jugar de forma impulsiva,
experimentan adicción a las compras o al sexo,
o un impulso irrefrenable a coleccionar objetos.
¿Podrían estas rachas creativas ser un síntoma
más de la enfermedad?
Las personas creativas que sufren párkinson
no presentan necesariamente trastornos del
control de los impulsos. En 2012, Margherita
Canesi, neuróloga del Centro Parkinson del Ins-
tituto de Perfeccionamiento de Milán, investigó
si la creatividad de ciertos pacientes podría re-
flejar un talento creativo interno oculto hasta
ese instante. Su equipo examinó a 36 pacientes
OBJETOS ARTÍSTICOS
Estos cuadros espectaculares
los pintó un paciente de pár-
kinson durante su enferme-
dad. Los científicos especulan
con la posibilidad de que el
tratamiento de restitución de
dopamina aliente el impulso
creativo en estas personas.
44
con parkinsonismo; de estos, la mitad había
desplegado inclinaciones artísticas durante su
enfermedad.
Aunque algunos de dichos sujetos manifesta-
ban signos de una conducta sexual compulsiva,
adicción a las compras o ludopatía, ambos gru-
pos, en conjunto, no se diferenciaban entre sí. Los
resultados no revelaron ninguna relación entre
la actividad creativa emergente, la impulsividad
y los trastornos del control de los impulsos, con-
cluyeron los investigadores.
Todos los probandos resolvieron, asimismo,
una prueba que valoraba diferentes aspectos de la
creatividad. Los científicos descubrieron un dato
que les sorprendió: los pacientes con dotes artís-
ticas no puntuaban mejor que los sujetos sanos
de control. En cambio, los pacientes que no prac-
ticaban actividades artísticas obtenían una pun-
tuación por debajo del promedio. Es probable que
los «artistas» respondieran de forma más sensible
a la medicación. De esta manera, el tratamiento
de restitución con dopamina normalizaría, en su
caso, la capacidad creativa, apunta Canesi. Por otro
lado, la estimulación mediante medicamentos del
sistema de recompensa del cerebro (que depende
de la dopamina) proporcionaría a los pacientes
creativos un empuje de motivación adicional,
por lo que el trabajo artístico les resultaría más
gratificante.
Numerosos estudios confirman el efecto de
la dopamina sobre la creatividad. Según ex-
CORTESÍA DE ANJAN CHATTERJEE
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
 Hemisferio cerebral derecho (visto desde el lado izquierdo)

Corteza frontal Cuerpo calloso

Cuerpo estriado

Núcleo accumbens Tálamo

Hipotálamo

Sustancia negra

Vías de procesamiento
dependientes de la dopamina

¿Qué función desempeña la dopamina en el párkinson y la esquizofrenia?

En personas que sufren la enfermedad de
Parkinson se destruyen células de la sus-
tancia negra que producen dopamina. Para
contrarrestar tal pérdida, los afectados re-
ciben fármacos que estimulan de nuevo la
transmisión de la señal dopamínica. Entre
estos medicamentos se encuentran la le-
vodopa, un precursor de la dopamina, y los
problemas de control de los movimientos
(líneas rojas).
La esquizofrenia, en cambio, se manifies-
ta de múltiples maneras. En su génesis in-
tervienen numerosos factores, algunos de
naturaleza psicosocial.
Los síntomas psicóticos obedecen, por
un lado, a una transmisión dopaminérgica
misión dopaminérgica hacia la corteza ce-
rebral (violeta).
La carencia de receptores inhibidores
de la dopamina en el tálamo (puerta de la
consciencia) reduce de tal modo esta fun-
ción de filtro que los sujetos esquizofréni-
cos sufren alucinaciones y trastornos del
pensamiento. En cambio, en las personas

GEHIRN UND GEIST / MEGANIM

agonistas de la dopamina, que actúan de hiperactiva desde el mesencéfalo hasta sanas, una menor densidad de receptores
la misma manera que la dopamina sobre el sistema límbico (verde). Otros síntomas aumenta la flexibilidad a la hora de pensar
los receptores. Ello reduce, entre otros, los pueden relacionarse con una menor trans- y tener ideas.

plica Alice Flaherty, de la Escuela de Medicina
de Harvard, dicho neurotransmisor mejora la
memoria operativa, lo cual facilita la creación
de asociaciones mentales, requisito importante
para la creación.
Con todo, ¿puede considerarse la dopamina el
neurotransmisor de la creatividad por antono-
masia? Si bien parece que la dopamina favorece
el pensamiento creativo en varios ámbitos, la in-
tensidad depende de la dotación genética de cada
uno, constató en 2010 el grupo de Fredrik Ullén,
del Instituto Karolinska de Estocolmo. Examina-
ron esta relación en 14 individuos sanos.
Los investigadores partían del supuesto de que
los valores más altos en la prueba de creatividad
dependían de la expresión de ciertos receptores
de la dopamina en el tálamo, estructura esta que
forma parte del diencéfalo. Dicha región cerebral
se conoce también como «puerta de la conscien-
cia», puesto que filtra los estímulos que afluyen
al cerebro. Solicitaron a los probandos que resol-
vieran un test de inteligencia y otro sobre pensa-
miento divergente, el cual describe la capacidad
creativa para buscar el mayor número posible de
alternativas y producir ideas nuevas para resolver
un problema.
Mediante tomografía por emisión de posi-
trones y un marcador radiactivo, los investiga-
dores visualizaron los receptores de dopamina
del tálamo de los participantes. Confirmaron su
hipótesis: cuantos menos receptores D2 inhibi-
torios existían, mejor resultaba el pensamiento

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 45

P SIQUIATRÍA
divergente. Los resultados revelaron, asimismo,
que este último no tiene nada que ver con la in-
teligencia.
En cambio, la transición del pensamiento di-
vergente hacia fantasías desbordantes podría ser
fluida en los trastornos psíquicos, ya que la capa-
WIKIMEDIA COMMONS / S. JAEHNICHEN / CC-BY-SA-3.0
cidad de los receptores talámicos para unirse a la
dopamina influye también en las ideas delirantes
y alucinaciones de las personas aquejadas de es-
quizofrenia.
«La densidad reducida de receptores D2 en el
tálamo merma, con toda probabilidad, la función
de filtro de las señales nerviosas de esta región
cerebral y determina, en consecuencia, una ma-
yor afluencia de información», apunta Ullén. De
este modo, el cerebro filtraría y regularía peor
PEQUEÑA GRAN PROTEÍNA
las informaciones que le llegan del exterior y, al
La distribución de ciertos
receptores de la dopamina en mismo tiempo, aumentaría la excitación de las
el cerebro puede repercutir regiones corticales.
en la creatividad. La imagen Ello facilitaría, por un lado, combinar de ma-
muestra un modelo de la nera flexible la activación de las distintas formas
estructura de un receptor de de pensamiento; por otro, fomentaría la apari-
la familia D2. ción de alucinaciones y trastornos ideatorios en
las personas con enfermedades psicológicas. El
mito sobre la proximidad entre el genio y el de-
lirio recibe un nuevo impulso con el estudio de
Ullén. O, expresado con sus propias palabras: «Es
más fácil ver más allá del borde del plato si este
se encuentra agrietado».
Un amplio estudio corroboró esta tesis en 2011.
El grupo de Simon Kyaga, también del Instituto
Para saber más Karolinska, evaluó los datos de 300.000 personas
Art produced by a patient que habían sido tratadas entre 1973 y 2003 debido
with Parkinson’s disease.
A. Chatterjee et al. en Beha­ a esquizofrenia, trastorno bipolar o depresión. El
vioural Neurology, vol. 17, objeto del estudio consistió en averiguar si es-
págs. 105-108, 2006.
tos sujetos o sus familiares trabajaban en algún
Artistic productivity and crea-
tive thinking in Parkinson’s campo creativo, como la escritura, la fotografía,
disease. M. Canesi et al. en la pintura o, incluso, la investigación.
European Journal of Neurology,
vol. 19, págs. 468-472, 2012.
Herencia familiar
The awakening of artistic
creativity and Parkinson’s Al analizar los datos, se comprobó que las perso-
disease. R. Inzelberg en Beha­
nas con esquizofrenia y las que tenían trastorno
vioural Neuroscience, vol. 127,
págs. 256-261, 2013. bipolar realizaban trabajos creativos con una fre-
cuencia superior a la media. No solo ellos, tam-
En nuestro archivo bién sus familiares. En la depresión unipolar no
El desarrollo de la creatividad. se registró dicha relación. Curiosamente, cuanto
Heiner Rindermann en MyC
n.o 2, 2003. más emparentados estaban los familiares con el
Locos geniales. Ulrich Kraft en enfermo, más se aproximaba su ocupación a la
MyC n.o 10, 2005. rama creativa. En cambio, la concordancia con
Creatividad. Ulrich Kraft en hermanastros resultaba menor, a pesar de com-
MyC n.o 11, 2005.
partir el entorno familiar.
46
¿Puede ser este el motivo por el que la evolución
no haya erradicado ciertos trastornos psiquiátri-
cos en el curso de la historia de la humanidad?
Un componente genético que, pongamos por caso,
aumentara una tendencia a la esquizofrenia, a la
par que una propensión a la creatividad, no en-
trañaría solo inconvenientes; al contrario, quien
no enfermara resultaría beneficiado. La riqueza
de ideas ayudaría, con toda probabilidad, a la bús-
queda de pareja o de alimento.
En la actualidad, el pensamiento y las acciones
creativas representan un requisito esencial para
una vida plena, tanto en el ámbito profesional
como ocioso. Por esta razón, Flaherty subraya la
necesidad de que los médicos protejan la creativi-
dad de los pacientes con enfermedades psíquicas
o neurológicas, aunque en muchos casos resulte
inevitable la medicación. Esta neuróloga experi-
mentó en su propia piel una fase de creatividad
compulsiva a finales de los años noventa, cuando
murieron sus gemelos en el momento del parto.
No pudo dejar de escribir, dedicación impulsiva
que fructificó en su premiada obra The midnight
disease («La enfermedad de la media noche»).
Sobre todo en las personas esquizofrénicas
surge la pregunta de la dosis. Al requerir una
disminución de la concentración de dopamina,
muchos afectados experimentan una pérdida de
la capacidad creativa, por lo que dejan de tomar la
medicación en parte o por completo. «Los pacien-
tes pueden abandonar el tratamiento solo por el
miedo a esta pérdida», afirma Flaherty.
Kulisevsky explica que la línea entre una ma-
yor calidad de vida gracias al trabajo artístico y
la aparición de un comportamiento obsesivo es
muy delgada, incluso para los enfermos de pár-
kinson. La pregunta sobre el equilibrio correcto
surge de forma reiterada: si los médicos reducen
la dosis de fármacos, es probable que desaparez-
can las capacidades artísticas recién descubiertas
del afectado. ¿Qué hacer? Flaherty reclama: «No
podemos rechazar la conservación médica de la
creatividad por tratarse de un problema de difícil
resolución, cuando la vida y el bienestar emocio-
nal de muchos pacientes dependen de ello».
Patricia Thivissen es periodista
y estudia psicología.
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
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MEDICINA

Comorbilidad psicológica
en la diabetes
Las personas diabéticas presentan con frecuencia trastornos psicológicos
como la ansiedad o la depresión. ¿A qué se debe esa relación entre enfermedad
orgánica y psíquica? ¿Cómo debe tratarse?

PH O EB E C Y R A FL EI S CH ER Y FR A N K JACO B I

EN SÍNTESIS
Por partida doble
1 Con frecuencia, las
enfermedades somáti-
cas y psíquicas aparecen de
manera simultánea, como
en el caso de la diabetes. Los
investigadores hablan de
comorbilidad.
E
n ocasiones, los trastornos psíquicos se
presentan como consecuencia de en-
fermedades somáticas. Pero también
es posible que ciertas psicopatologías
precedan a dolencias orgánicas y que
estas últimas contribuyan a aquellas o, al menos,
empeoren su pronóstico.
Juan,* de 30 años, trabaja como administrador
de sistemas informáticos. Es un apasionado del
ordenador y no duda en ayudar a los amigos
cuando les surge un problema con «la máquina»;
aunque para ello tenga que sacrificar su tiempo
libre. A diario, se pasa horas y horas sentado ante
la pantalla, entretenido con las últimas novedades
en videojuegos de acción; solo hace un alto si ha
quedado con los colegas para ir a la bolera o al
cine. De momento no tiene pareja. Atribuye su
dificultad para entablar contacto con las mujeres
a su sobrepeso.

2 El riesgo de desarrollar Hace unas semanas, Juan sintió ciertas moles-

un trastorno de ansie-
dad o una depresión es ma-
yor entre las personas con
diabetes que en la población
general.
tias corporales: se notaba cansado, veía borroso
y tenía que ir al baño con frecuencia. En pocas
semanas perdió casi seis kilos, pese a que goza-
ba de buen apetito. Los resultados del análisis
de sangre en la consulta del médico de cabecera
Esos cambios cotidianos se han acompañado
de otros: los temores y las preocupaciones asaltan
a diario a Juan desde el diagnóstico de diabetes.

3 En los pacientes diabéti-
cos con depresión co-
mórbida, la terapia conduc-
tual mejora los síntomas de
ambas afecciones. Con todo,
no debe perderse de vista el
tratamiento de la dolencia
somática.
* Nombres alterados por la redacción.
pusieron nombre y apellidos a los síntomas: dia-
betes mellitus de tipo 2. El diagnóstico supuso un
cambio en la vida de Juan. A partir de entonces,
medirse la glucemia y tomarse un medicamento
para disminuir el nivel de azúcar en la sangre se
convirtieron en tareas habituales. También debía
seguir una alimentación sana y aumentar su ru-
tina de actividad física con el fin de deshacerse
de los kilos de más.
Se siente desbordado. Además, las pastillas que
ingiere estimulan la producción de insulina, lo
que, unido a la práctica de deporte, puede desen-
cadenar una hipoglucemia. Esta bajada de glucosa
le provoca mareos, le acelera el corazón, le obliga
a sentarse y a ingerir azúcar lo antes posible. La
primera vez que experimentó estas sensaciones
en presencia de los amigos le resultó una escena
penosa. También le incomoda tener que pinchar-

48 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015


se ante otras personas para obtener una gota de
sangre con la que medirse la glucemia. Para evitar
el mal trago, prefiere quedarse en casa.
Mas la situación no mejora: los niveles de azú-
car en sangre siguen siendo, por término medio,
demasiado elevados, le advierte el médico. Juan
no lo entiende: de forma regular experimenta
mareos, hormigueo, sudoración y palpitaciones.
¿No se trata de indicios de una hipoglucemia?
Ante este temor, el informático intenta mantener
los niveles de azúcar altos. Pero, a la larga, esta
medida puede resultar perjudicial, le indica el
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
DIAGNÓSTICO AGOBIANTE
Numerosas enfermedades
crónicas, como en el caso de
la diabetes mellitus, requieren
un autocontrol riguroso por
parte del paciente. Para al-
gunos afectados, esto puede
suponer una gran sobrecarga.
Diabetes,
la «enfermedad
del azúcar»
En la diabetes mellitus, la
concentración de azúcar en
sangre se encuentra perma-
nentemente elevada. Ello se
debe a un déficit de insulina,
hormona encargada de que
a las células del cuerpo les
llegue la glucosa de la sangre
y la puedan utilizar. En la
diabetes de tipo 1, las células
que producen insulina en el
páncreas se hallan alteradas
debido a una enfermedad
autoinmunitaria. Por el con-
trario, en la diabetes de tipo 2
(antes denominada «diabe-
tes de la edad adulta»), las
células pancreáticas producen
suficiente insulina, pero el
organismo es resistente a su
actuación. Junto a estas dos
formas existen otros tipos de
diabetes, aunque menos co-
munes; entre ellos, la diabetes
del embarazo.
En principio, un aumento del
MEIKE TEICHMANN
azúcar en sangre no produce
ningún trastorno. Solo al cabo
de años o décadas, los daños
amenazan al sistema circula-
torio o al nervioso. Por esta
médico de cabecera, quien ha reparado en que razón, las personas diabéticas
el paciente se muestra triste y desmotivado y si- presentan un riesgo dos o
tres veces mayor de sufrir
gue con dificultad el tratamiento de la patología
un infarto de miocardio que
metabólica. los sujetos que no presentan
dicha enfermedad. La retino-
Cuatro millones de diabéticos patía diabética (patología en
la que se lesionan los vasos
La diabetes constituye una de las enfermedades sanguíneos de la retina) cons-
crónicas más extendidas en la población actual. Si tituye una de las causas más
bien no se contagia, depende, junto con los facto- frecuentes de ceguera en los
países occidentales. Lesiones
res genéticos, del estilo de vida de cada individuo
renales y neurológicas son
y de la sociedad en general. Casi ninguna otra pa- también usuales como conse-
tología crónica demanda tanta colaboración por cuencia de una diabetes.
49
MEDICINA

EN BREVE
Medicina
psicosomática
Decimos que «casi nos da un
ataque al corazón del susto» o
que «la tristeza nos ha encogi-
do el estómago». Estas expre-
siones ponen de manifiesto
la mutua influencia entre el
cuerpo y la mente, relación
que se conoce desde antiguo.
Bajo el concepto de trastornos
somatoformes se engloban
las alteraciones corporales
en las que no se identifican
causas orgánicas pero sí se les
atribuye, de forma exclusiva
o parcial, motivos psíquicos y
sociales. La medicina psicoso-
mática (hoy integrada en la
psiquiatría y en la psicología
clínica) investiga estas interac-
ciones. Sin embargo, no deben
«psicologizarse» en exceso las
enfermedades orgánicas. En
algunas patologías califica-
das como «psicosomáticas»
se han descubierto causas
diferentes al estrés o a un
determinado tipo de perso-
nalidad.
parte del paciente para ser tratada. Un organis-
mo sano regula de manera automática el nivel
de glucosa; la persona diabética, en cambio, debe
estar constantemente en guardia para intervenir
en esa regulación en caso necesario. La vida de un
sujeto con diabetes exige un gran autocontrol y,
con frecuencia, un cambio de hábitos en su día
a día; entre estos, adaptarse a una alimentación
sana y habituarse a la actividad física.
Esta enfermedad, además, corrobora un fe-
nómeno dentro de la medicina: raras veces un
mal viene solo. Cuando diversas patologías se
presentan de manera simultánea se habla de co-
morbilidad. Un fenómeno que tampoco resulta
extraño, si se tiene en cuenta que quien padece
una dolencia corre mayor riesgo de sufrir más
enfermedades en comparación con una persona
sana. Con una dificultad añadida: el tratamiento
de una patología puede complicar el de las otras.
Ello afecta a la calidad de vida del paciente.
Las personas con dolencias somáticas crónicas
padecen enfermedades psíquicas por encima de la
media, sobre todo depresiones y trastornos de an-
siedad. Tanto los individuos diabéticos de tipo 1
como los de tipo 2 presentan casi con el doble de
frecuencia un cuadro depresivo en comparación
con los sujetos que no sufren una enfermedad
metabólica. Por otra parte, el riesgo de desarrollar
un trastorno de ansiedad se eleva más de un 20 por
ciento en los sujetos con diabetes.
En un primer momento, la noticia de que se
sufre una enfermedad crónica y que, como una
de las consecuencias, debe modificarse el estilo
de vida, supone un duro golpe. El miedo, la in-
seguridad y los períodos de sentirse derrotado
constituyen reacciones normales, por lo que no
tienen por qué suponer síntomas de depresión.
En la mayoría de los afectados, estos sentimientos
desaparecen con el tiempo; poco a poco aceptan
la enfermedad y encuentran medios y formas de
vivir con esa situación. Sin embargo, si no se llega
a ello, los sentimientos negativos pueden generar
un trastorno psíquico.
La primera medida para evitar ese desenlace
consiste en informar al paciente, con todo deta-
lle, sobre su enfermedad y motivarlo para que
luche de manera activa contra la dolencia. Los
afectados deben ponerse en manos de especia-
listas y aprender a identificar los síntomas. No
obstante, a menudo este objetivo no resulta tan
sencillo como parece. Los síntomas de ansiedad,
entre los que se encuentran los ataques de an-
gustia, pueden confundirse con una bajada del
nivel de azúcar.
A Juan le asalta con frecuencia la duda de si los
escalofríos, las sudoraciones y las palpitaciones
que le sobrecogen se deben a una hipoglucemia o
resultan de su propio temor a sufrir un desmayo.
Las interpretaciones erróneas influyen de manera
negativa en el tratamiento: ante la más mínima

Qué es la comorbilidad y cómo se instaura

En toda enfermedad interactúan procesos psíquicos y orgánicos:
los trastornos de ansiedad cursan con disnea y ataques cardíacos,
y las depresiones suelen acompañarse de alteraciones somáticas.
Cuando se presentan, al menos, dos enfermedades diferenciadas
de forma simultánea se habla de comorbilidad. Ello afecta a la
calidad de vida del paciente y dificulta su tratamiento. Una psi-
copatología suele repercutir de forma desfavorable sobre el curso
de un trastorno orgánico, y viceversa. Los sujetos con enferme-
dades cardíacas y depresión fallecen antes que los pacientes con
la misma dolencia orgánica pero sin depresión. Entre las posibles
causas se encuentran un estilo de vida insano y un control de la
enfermedad deficiente.
Las patologías comórbidas pueden presentarse sobre un pro-
ceso ya existente. Una enfermedad crónica como la diabetes
supone una sobrecarga psíquica que, a largo plazo, puede dar
lugar a trastornos depresivos. En otros casos son las enferme-
dades psíquicas las que conducen a alteraciones orgánicas,
como sucede en las adicciones (el alcoholismo, entre ellas), las
cuales acaban lesionando diversos órganos vitales. También el
tratamiento con ciertos psicofármacos puede conllevar, a largo
plazo, repercusiones orgánicas. Del mismo modo, el tratamiento
medicamentoso de procesos orgánicos puede dar lugar a pro-
blemas psíquicos.
Otra explicación para la presencia de dos enfermedades apunta
a que ambas poseen un mismo origen. Una alteración bioquímica
en el equilibrio hormonal como consecuencia de un estrés crónico
puede originar una diabetes y una depresión. Asimismo, es posi-
ble que las enfermedades se desarrollen de forma independiente.
En ese caso, ambos trastornos han aparecido por azar al mismo
tiempo o de manera sucesiva.

50 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

sospecha de una hipoglucemia, Juan engulle una
barra de chocolate, se bebe una cola y se zampa
unas tostadas con mermelada. Al instante, su ni-
vel de glucosa en sangre aumenta.
La posibilidad de padecer problemas psíquicos
se eleva en los pacientes que sienten que tienen
poco control sobre su cuerpo y enfermedad. Des-
de hace tiempo, los investigadores saben que las
vivencias repetidas de impotencia, además de
otros factores, incrementan el riesgo de depre-
sión. Sin embargo, puede que en el caso de Juan
el trastorno depresivo precediera a la diabetes.
Este joven informático llevaba una vida retirada,
comía en exceso y, exceptuando alguna partida de
bolos con los amigos, apenas hacía ejercicio físico.
Aunque el desánimo y la falta de estímulos y
energía se presentan en la depresión, estos sínto-
mas deben distinguirse de un agotamiento nor-
mal o de las oscilaciones de humor que puedan
darse por otros motivos. Pero, a pesar de que la
gravedad de la situación anímica no sea suficiente
para el diagnóstico de una depresión, tales mani-
festaciones, junto con el estilo de vida resultan-
te, pueden influir en la aparición y el curso de
una diabetes. En el peor de los casos, se cierra un
círculo vicioso: los trastornos orgánicos y psíqui-
cos se potencian mutuamente y favorecen que la
situación se cronifique.
El diagnóstico de diabetes dejó a Juan más de-
caído y desanimado que antes de saber lo que le
pasaba. En vez de salir y practicar ejercicio, tal
como le había indicado el médico, se quedaba en
casa. Tampoco cambió sus hábitos de alimenta-
ción; antes al contrario, en vez de una dieta equi-
librada se decantó por las comidas grasientas del
bar de la esquina. Su peso aumentaba, lo que con-
tribuyó a una sensación de fracaso y desconfianza
en sí mismo. Todo ello agravó su depresión.
Muchas combinaciones de trastornos presen-
tan este tipo de efectos interrelacionados. Una co-
morbilidad puede aumentar, además, el riesgo de
sufrir nuevas dolencias. Las personas diabéticas
que sufren una depresión tienen un mayor riesgo
de desarrollar problemas vasculares.
Hormonas que favorecen
la inflamación
En el ámbito biológico, las depresiones y la dia-
betes de tipo 2 poseen un marcador común: en
ambas enfermedades, el sistema neurovegeta-
tivo y parte del sistema hormonal del estrés (el
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
MEIKE TEICHMANN
CONTROL NECESARIO
eje hipotálamo-hipófisis-corteza suprarrenal) se
Las personas diabéticas no
encuentran hiperactivos. Como consecuencia de deben perder de vista cuántos
ello, aumenta la secreción de cortisol y de la hor- hidratos de carbono toman,
mona liberadora de la corticotropina (CRH), entre ya que estos elevan los nive-
otras. La CRH actúa como estimulante del sistema les de azúcar en sangre. Con
cardiovascular: activa los procesos inflamatorios frecuencia, cumplir con esta
y, de esta manera, daña los vasos sanguíneos. rutina se hace difícil.
Ya que, al concurrir varias enfermedades, se
pueden agravar unas a otras y, de esta forma, con-
vertirse en más amenazantes para la salud, resulta
esencial reconocerlas y tratarlas precozmente. En
este punto empieza el problema: con frecuencia,
las comorbilidades se diagnostican de forma erró-
nea o, incluso, no se identifican en absoluto.
Médicos y hospitales deberían disponer de mé-
todos de cribado que permitieran estandarizar Los riesgos en cifras
las comorbilidades. A menudo resulta más difícil Una enfermedad orgánica
establecer este tipo de diagnóstico que el de una multiplica por dos el riesgo
de padecer un trastorno
sola enfermedad. Además, no todos los faculta-
psíquico. Las cifras siguientes
tivos cuentan con la formación necesaria para indican, para cuatro tipos de
identificar trastornos psíquicos. También existe patologías, el porcentaje de
el peligro de que no se reconozcan las patologías las personas que padecen un
trastorno mental:
o que, por el contrario, se sobrediagnostiquen,
ya que determinados síntomas encajan tanto en Cáncer ������������������������������������� 36 %
procesos orgánicos como psíquicos. Cansancio, Enfermedades
­musculoesqueléticas����������37 %
trastornos del sueño, astenia y pérdida de apetito
Enfermedades
son manifestaciones que acompañan a la diabetes, cardíacas��������������������������������� 39 %
pero pueden indicar también el principio de una Enfermedades
depresión moderada. respiratorias �������������������������42 %
51
MEDICINA
Para saber más
Psychische Störungen bei
Patienten mit körperlichen
Erkrankungen in der Allge-
meinbevölkerung. F. Jacobi
en Psychische Störungen bei
körperlichen Erkrankungen,
dirigido por M. Härter et al.,
págs. 45-53. Springer, Berlín,
2007.
Epidemiologie psychisch Ko-
morbider Störungen bei chro-
nisch körperlichen Erkrankun-
gen. M. E. Beutel y H. Schulz
en Bundesgesundheitsblatt,
vol. 54, págs. 15-21, 2011.
Depression und Diabetes
­mellitus typ 2. M. Deuschle
y U. Schweiger en Der Nerve-
narzt, vol. 83, págs. 1410-1422,
2012.
Prävalenz und zeitliche En-
twicklung des bekannten
Diabetes mellitus. Ergebnisse
der Studie zur Gesundheit
erwachsener in Deutschland
(DEGS1). C. Heidemann et al.
en Bundesgesundheitsblatt,
vol. 56, págs. 668-677, 2013.
En nuestro archivo
Patologías psicosomáticas.
Michael Feld y Johann Caspar
Rüegg en MyC n.o 9, 2004.
Trastornos somáticos que
afectan la psique. Erich Kasten
en MyC n.o 54, 2012.
52
No solo el diagnóstico de una segunda o tercera
dolencia plantea problemas; su tratamiento resul-
ta complicado. Deben considerarse todos los sín-
tomas y sus sinergias. Para aquellos pacientes que
no han desarrollado todavía un trastorno psíquico
debe considerarse una intervención psicosocial,
la cual incluya cursos en los que se informe a los
afectados sobre la patología en cuestión y se les
entrene en habilidades útiles para su día a día.
Algunas de las prácticas destinadas a las personas
con diabetes abarcan aspectos de la enfermedad
que resultan importantes en caso de comorbili-
dad psiquiátrica. Así, por ejemplo, se les enseña
a reconocer una hipoglucemia y a afrontarla de
manera adecuada. Este aprendizaje les permite, a
su vez, diferenciar los síntomas de un descenso en
el nivel de azúcar de los de un ataque de angustia.
En los pacientes con comorbilidad que presen-
tan un cuadro completo de trastorno psíquico
se recomienda un tratamiento psicoterapéutico.
Con todo, no debe perderse de vista el tratamiento
de la enfermedad somática. Según demuestran
diversos estudios, la terapia conductual resulta
eficaz en estos casos. En la comorbilidad entre dia-
betes y depresión se ha comprobado que una tera-
pia conductual, además de mejorar los síntomas
depresivos, favorece la regulación de la glucemia
por parte del paciente. También el entrenamiento
corporal ejerce un efecto positivo tanto sobre el
metabolismo del azúcar como sobre los síntomas
depresivos.
Campo por explorar
La investigación en torno a los efectos positivos
añadidos que ofrecen los tratamientos destinados
a pacientes con comorbilidad resulta aún insufi-
ciente, por un motivo principal: dichas medidas
son bastante recientes. Con el fin de ampliar los
datos, se han puesto en marcha estudios a largo
plazo para averiguar la eficacia de una terapia
conductual destinada a personas con diabetes.
Con todo, muchos psicoterapeutas ya integran
en el tratamiento de sus clientes medidas contra
las limitaciones corporales y sobrecargas debidas
a enfermedades crónicas, aunque no dispongan
todavía de un manual terapéutico específico.
Para tratar los trastornos psíquicos comórbidos
también pueden ayudar los psicofármacos. Sin
embargo, por ahora los estudios sobre posibles
interacciones con la diabetes ofrecen resultados
dispares. En algunos casos, el tratamiento con
antidepresivos ha provocado un aumento de los
niveles de glucosa en sangre del paciente. Corres-
ponde a los médicos sopesar la gravedad de la de-
presión, la posible experiencia del sujeto con los
antidepresivos y el deseable control de la glucemia
para llegar a la mejor solución.
En resumen, el tratamiento de los pacientes
con más de una enfermedad presenta múltiples
posibilidades. La dificultad radica en que las
opciones terapéuticas son independientes y no
siempre compatibles entre sí. Además, la gran
responsabilidad del manejo de la patología recae
con frecuencia sobre el propio paciente. Algunos
síntomas, entre los que destacan la falta de inicia-
tiva y motivación o los dolores crónicos, pueden
agravar la situación. De esta manera, muchos de
los afectados no son capaces de procurarse ellos
mismos los cuidados necesarios, por lo que deben
movilizarse apoyos de su entorno inmediato para
ayudarles.
El médico de Juan decidió que, junto con el tra-
tamiento habitual de la diabetes, el joven necesi-
taba la intervención de una psicoterapeuta. Esta
le diagnosticó una depresión menor en el marco
de una enfermedad crónica. También descartó
un tratamiento farmacológico del paciente, con
el fin de evitar posibles interacciones (efectos en
el peso corporal y el metabolismo de la glucosa,
por ejemplo). Sí propuso una intervención psico-
terapéutica.
A lo largo de las sesiones, terapeuta y paciente
trabajaron la motivación para el ejercicio físico, la
asistencia a cursos destinados a personas con dia-
betes y el entrenamiento y autocontrol de la en-
fermedad. Las conversaciones sobre la sensación
de impotencia, culpabilidad y temor al fracaso
en el manejo de la dolencia metabólica también
contribuyeron al tratamiento. Tras la terapia, Juan
se sentía en condiciones de afrontar con mayor
seguridad su futuro.
Phoebe Cyra Fleischer es psicóloga y realiza un posgra-
duado en psicoterapia en la Escuela Superior de Psicología
de Berlín. Frank Jacobi es profesor de psicología clínica en
dicho centro.
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
INSTANTÁNE A

Cerebelo artístico
Compacto, altamente interconectado y con más células nervio-
sas que el resto del cerebro en su conjunto: se trata del cerebe-
lo. Durante largo tiempo, los investigadores creyeron que este
órgano era ante todo el responsable de la coordinación y sin-
cronización fina de los movimientos. Hoy en día se le atribuye,
además, una función importante en procesos cognitivos supe-
riores, como el habla, la imaginación y la atención.
Christopher J. Steele, del Instituto Max Planck para la Cog-
nición y las Neurociencias, en Leipzig, obtuvo estas imágenes
mediante tractografía probabilística, un método que permite
reproducir el curso de grandes haces de fibras nerviosas.
En la página aparece el cerebelo, visto de perfil, de tres
sujetos. Las reproducciones se han girado 90 grados, de mane-
ra que la punta posterior señala hacia abajo ( flecha). De esta
forma recuerda el corazón humano. La imagen ganó un premio
especial en el concurso Brain Art del pasado año, el cual distin-
guía la mejor representación de la conectividad cerebral.

CORTESÍA DE CHRISTOPHER J. STEELE, NEUROLOGÍA, INSTITUTO MAX PLANCK PARA LA COGNICIÓN Y LAS NEUROCIENCIAS, LEIPZIG

Parte posterior
de la cabeza
 SINO P SIS

Neurobiología del habla

Cuando conversamos, el cerebro funciona a pleno rendimiento: permite que escuchemos y contestemos
de inmediato a nuestro interlocutor. Diversas estructuras cerebrales trabajan en estrecha colaboración
para llevar a cabo estas habilidades: las áreas del habla, el centro auditivo y las regiones responsables
de las emociones (como la amígdala), entre otras.

TEXTO: ANNA VON HOPFFGARTEN / GRÁFICOS: MARTIN MÜLLER 3

1 El área de Broca, en el hemisferio iz-
quierdo, procesa la construcción de la
La corteza auditiva recibe frase así como la gramática.

4
informaciones sonoras
del oído interno.
El área de Wernicke (rojo), en el
hemisferio izquierdo, se encar-
ga, junto con el lóbulo tem-
poral anterior (turquesa), de
que entendamos lo que
se nos dice.

5
El lóbulo frontal
contribuye a que
descifremos el
significado
de las pala-
bras a partir
de su asocia-
ción con los
recuerdos.

2
La amígdala (alojada
debajo de la corteza
cerebral) registra el tono
emocional concomitante
y encamina la respuesta
emocional correspon-
diente.

ESCUCHAR
Cuando escuchamos se activan regiones cerebrales que descifran el significado de las palabras y
su contexto emocional. Según estudios recientes, estas áreas procesan las informaciones de forma
casi simultánea: unos 100 o 200 milisegundos después de que alguien haya pronunciado una pala-
bra. En la mayoría de las personas diestras, los centros del habla se encuentran en la parte izquier-
da del cerebro (en el gráfico se han representado a la derecha para facilitar su comprensión).

54 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

 3
A través de una fibra nerviosa gruesa, el código
de las palabras alcanza el área de Broca. Esta
región sirve, entre otras funciones, de centro del
lenguaje y coordina los movimientos necesarios
para el habla.
4
Partes de la corteza motora envían

2
órdenes de movimiento a la boca,
la lengua y la laringe.
El área de Wernicke asigna a las palabras
sus correspondientes sonidos.

1
El lóbulo temporal elige las
palabras de un acopio de vo-
cablos. Estas se encuentran
almacenadas en la memoria
y se hallan vinculadas a re-
cuerdos específicos.

5
El cerebelo es el respon-
sable de la disposición
temporal correcta: coor-
dina la articulación.

FUENTES:
The brain book. R. Carter. Dorling
HABLAR Kindersley Limited, Londres, 2009;
Alrededor de un cuarto de segundo antes de que el hablante emita una palabra a través de su «Understanding in an instant: Neu-
rophysiological evidence for mecha-
NEUFFER-DESIGN

boca, el cerebro se prepara. Diferentes regiones cerebrales se activan, una tras otra, para que el
nistic language circuits in the brain».
emisor articule los vocablos adecuados. La mayoría de las personas diestras presentan los centros F. Pulvermüller en Brain & Language,
del habla en el hemisferio izquierdo del cerebro. vol. 110, págs. 81-94, 2009

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 55

AVANCES

NEUROLO GÍA

Alteraciones mielínicas en la esquizofrenia

Constatan la importancia de la proteína DDR1 para la formación de la mielina,
así como su implicación en el trastorno esquizofrénico

LOURDES M ARTORELL , JOAN DE PABLO Y ELISABET VILELL A

L
a esquizofrenia se caracteriza por la
  presencia de varios tipos de sínto-
  mas: los positivos (ideas delirantes y
alucinaciones) y los negativos (aislamien-
to social, pérdida de la iniciativa y alte-
raciones en el manejo de las emociones,
entre otros); también se acompaña de un
deterioro de las funciones cognitivas. Esta
enfermedad suele comenzar alrededor de
los 18 años en los hombres y de los 21 en
las mujeres.
Junto con las terapias psicológicas para
la rehabilitación de estas personas, resulta
imprescindible el tratamiento farmacoló-
gico. Los fármacos están dirigidos a inter-
ferir la función de las neuronas y resultan
muy eficaces para el control de los sínto-
mas positivos, pero son poco útiles para
tratar el resto de las manifestaciones.
Si bien en la actualidad se acepta que la
esquizofrenia es consecuencia de una inte-
racción de anomalías genéticas y factores
ambientales que ocasionan alteraciones en
el funcionamiento de las neuronas, cada
vez existen más pruebas de que, además
de las neuronas, otras células del cerebro
cumplen una importante función en este
trastorno. La puesta en común de resulta-
dos procedentes de análisis moleculares,
anatómicos y estudios de neuroimagen
han alimentado un nuevo modelo fisio-
patológico de la esquizofrenia, el cual se
centra en una disfunción de la mielina.
La importancia de la mielina
En las etapas tempranas de la enfermedad,
las alteraciones estructurales de la mielina
suceden solo en la corteza cerebral, pero
cuando el trastorno se prolonga en el
tiempo, aparece también en las regiones
subcorticales del cerebro. Aunque se ha
sugerido que el deterioro de las estructu-
ras de la mielina podría deberse a los fár-
macos antipsicóticos, en algunos estudios
en pacientes sin tratamiento se observan
también estas alteraciones.
La disección del cerebro permite dis-
tinguir una capa externa más oscura, la
sustancia gris, que está formada por el
cuerpo de las neuronas; y una interna,
la sustancia blanca, que conforman los
axones neuronales cubiertos por la mie-
lina. Producida por los oligodendrocitos,
esta última envuelve los axones con el
fin de aislarlos y favorecer la conducción
eléctrica. De este modo posibilita que la
potencia de la señal sea hasta 3000 veces
superior.
Según describió en 2011 George Bartzo-
kis, del Instituto de Investigación del Cere-
bro de la Universidad de California en Los
Ángeles, el cerebro humano se halla alta-
mente mielinizado en comparación con el
de otras especies inferiores. Esta circuns-
tancia nos aporta una capacidad cognitiva
muy superior en comparación con otros
animales, aunque a costa de un desarro-
llo lento que no finaliza hasta cumplidos
los 40 años. En breve, la transmisión de la

VÍAS DE COMUNICACIÓN
La sustancia gris agrupa los somas de las neuronas, las cuales conectan
entre sí a través de los axones. En la sustancia blanca, los oligodendrocitos
Sustancia se encargan de formar la mielina que recubre los axones (prolongaciones de
gris
  la neurona) para aislarlos y facilitar con ello la transmisión de señales.
CORTESÍA DE LOURDES MARTORELL, JOAN DE PABLO, ELISABET VILELLA

Neurona
Mielina

Sustancia Axón
blanca
Oligodendrocito Soma

56 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

 a Oligodendrocito inmaduro
DDR1
Proteína
de señalización
intracelular
C i t o p l a s ma
Núcleo
Genes de proteínas
de la mielina
No hay producción de mielina
FUNCIÓN DE DDR1 EN OLIGODENDROCITOS
Esquema en el que se representa la expresión del receptor DDR1 en oligodendrocitos tal como lo interpretamos con los resultados de nuestra
investigación. En los oligodendrocitos inmaduros, el receptor DDR1 se halla anclado en la superficie de la célula de forma inactiva (a). En el
momento en que aparece una señal extracelular, como la unión de colágeno a DDR1, este forma dímeros (es decir, se unen dos receptores
DDR1 activos), lo que provoca una activación de las proteínas de señalización intracelular que llevan el mensaje hasta el núcleo, concretamen-
te hasta activar la expresión de los genes que codifican para proteínas propias de la mielina (b). En el laboratorio poseemos herramientas,
como la técnica de inmunofluorescencia, para poder visualizar DDR1 de forma específica (c).
señal eléctrica entre neuronas depende de
la integridad de la mielina.
La proteína DDR1
Nuestra investigación se ha centrado en el
estudio de los oligodendrocitos, las células
productoras de mielina. Investigamos el re-
ceptor dominio discoidina 1 o DDR1 (por
sus siglas en inglés). El DDR1 se encuentra
anclado en la membrana celular de los oli-
godendrocitos y funciona como una ante-
na que recibe las señales del exterior y las
transmite al núcleo. El estudio exhaustivo
del susodicho receptor en tejido cerebral
de ratón y humano ha demostrado que
se encuentra directamente implicado en
la formación de la mielina, tanto en el de-
sarrollo del cerebro como en procesos de
remielinización.
Según detectamos tanto en múridos
como en personas, el receptor DDR1 forma
parte de la mielina, con un patrón muy si-
milar a un marcador mielínico clásico, la
proteína MBP (por sus siglas en inglés). En el
caso de los ratones, provocamos una desmie-
linización a unos ejemplares mediante una
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
b Oligodendrocito maduro
Señal
extracelular
DDR1
Activación
génica
Producción de proteínas de la mielina
sustancia que afecta solo a los oligodendro-
citos. Al retirarles la droga, lo que favoreció
la recuperación de la mielinización, observa-
mos que aumentaba también la expresión
de DDR1 en los oligodendrocitos, a la vez que
en otras proteínas de la mielina.
Asimismo, constatamos una asociación
entre el gen que codifica DDR1 y la esqui-
zofrenia, según publicamos en Molecular
Psychiatry. A partir de tejido cerebral post
mórtem de pacientes con esquizofrenia y
de sujetos sin dicho trastorno, comproba-
mos que el cerebro de las personas esqui-
zofrénicas presentaba un exceso de recep-
tor DDR1. Además, confirmamos que los
individuos portadores de mutaciones en
el gen DDR1 mostraban peor rendimiento
cognitivo (invertían más tiempo para rea-
lizar determinadas tareas).
Los resultados sugieren que las bases
etiopatológicas de la esquizofrenia se
encuentran en la disfunción de los oligo-
dendrocitos. De confirmarse esta hipótesis,
deberán investigarse tratamientos farma-
cológicos que aseguren un correcto estado
de mielinización.
c Oligodendrocito en cultivo
Núcleo
CORTESÍA DE LOURDES MARTORELL, JOAN DE PABLO, ELISABET VILELLA
Citoplasma
Detección de DDR1 (rojo) por la técnica
de inmunofluorescencia
Lourdes Martorell,
Joan de Pablo y Elisabet Vilella
Hospital Universitario Instituto Pere Mata
Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili
Universidad Rovira i Virgili
Reus
Centro de Investigación Biomédica en Red
de Salud Mental (CIBERSAM)
Para saber más
Expression of the tyrosine kinase discoidin
domain receptor 1 (DDR1) in human central
nervous system myelin. B. Roig et al. en Brain
Research, vol. 1336, págs. 22-29, 2010.
Neuroglialpharmacology: White matter patho­
physiologies and psychiatric treatments. G.
Bartzokis en Frontiers in Bioscience (Landmark
Edition), vol. 16, págs. 2695-2733, 2011.
Linking oligodendrocyte and myelin dys­
function to neurocircuitry abnormalities
in schizophrenia. N. Takahashi et al. en Progress
in Neurobiology, vol. 93, n.o 1, págs. 13-24, 2011.
The discoidin domain receptor 1 gene has a functio­
nal A2RE sequence. Barbara Roig et al. en Journal of
Neurochemistry, vol. 120, n.o 3, págs. 408-418, 2011.
Increased expression of the spliced DDR1c
isoform in brain tissues from schizophrenia pa­
tients. Barbara Roig et al. en Journal of Psychia-
tric Research, vol. 46, n.o 6, págs. 825-827, 2012.
En nuestro archivo
¿Qué función cumple la sustancia blanca?
R. Douglas Fields en IyC, mayo de 2008.
57
AVANCES

NEUROLO GÍA

Molécula contra la neurodegeneración

Constatan en ratones el posible uso terapéutico de la rapamicina o de alguno de sus derivados
para relentizar el envejecimiento neuronal y molecular propio de la edad

M ARTA M ARTÍNEZ VICENTE Y MIQUEL VIL A

H
ace más de 40 años se descubrió,
a partir de la bacteria Streptomy-
ces hygroscopicus, la molécula
rapamicina (también conocida como siro-
limus). Un grupo de investigadores cana-
dienses la aisló por primera vez en mues-
tras de suelo en la isla de Pascua, o Rapa
Nui, término este último del que deriva la
denominación de «rapamicina».
La función biológica de esta molécula se
basa en su capacidad de unirse e inhibir
la proteína mTOR (del inglés mammalian
target of rapamicyn). Esta proteína actúa
como una suerte de sensor que detecta
cambios en el entorno celular; entre ellos,
alteraciones en los niveles de oxígeno, ami-
noácidos y energéticos o en los factores de
crecimiento. En respuesta a estos cambios,
mTOR activa o inhibe un importante con-
junto de mecanismos celulares, ya que se
encuentra en el epicentro de una compleja
red de señalización molecular que regula
procesos muy diversos: desde la síntesis
de proteínas, pasando por la síntesis de
lípidos, el metabolismo energético y la su-
pervivencia celular hasta la organización
del citoesqueleto y, sobre todo, la autofagia,
el mecanismo celular de reciclaje y elimi-
nación de residuos que permite mantener
limpias las células y eliminar sus desechos.
Estudios posteriores pusieron de ma-
nifiesto que la rapamicina presentaba
múltiples propiedades para uso clínico.
En primer lugar, se describió una activi-
dad inmunosupresora, hallazgo que llevó
a la Administración de Medicamentos y
Alimentos de Estados Unidos (FDA) a apro-
bar en 1999 la utilización de la rapamicina
como inmunosupresor en el tratamiento
para evitar el rechazo en los trasplantes
de riñón. Posteriormente se descubrió
que dicha sustancia presentaba una alta
actividad antiproliferativa, lo que abrió la
puerta a su posible uso como agente anti-
tumoral. En la actualidad existen tres de-
rivados de la rapamicina (temsirolimus,
everolimus y deforolimus) aprobados para
el tratamiento clínico de distintos tipos de
tumor. Con todo, en la última década el in-
terés por esta molécula se ha centrado en
sus propiedades contra la neurodegenera-
ción y el envejecimiento.
Tratar el deterioro cerebral
Las patologías neurodegenerativas, entre
las que destacan el alzhéimer, el párkinson,
la enfermedad de Huntington o la escle-
rosis lateral amiotrófica, presentan en co-
mún ciertos mecanismos moleculares que
convergen en cada uno de los trastornos.
Con independencia de su origen genético
o ambiental, todos estos trastornos se ca-
racterizan por la muerte de neuronas (neu-
rodegeneración) en regiones concretas del
sistema nervioso y específicas para cada
dolencia. Además, las neuronas afectadas
presentan una acumulación anormal de
agregados proteicos (cuerpos de inclusión),
cuya composición varía según la enferme-
dad de que se trate. Con todo, su estructura
es similar y siempre resultan perjudiciales
para la célula.

Ratón sano Ratón con párkinson

CORTESÍA DE MARTA MARTÍNEZ VICENTE Y MIQUEL VILA

(–) rapamicina (+) rapamicina

EFECTO NEUROPROTECTOR DEL TRATAMIENTO CON RAPAMICINA EN RATONES CON PÁRKINSON

En la enfermedad de Parkinson se produce la pérdida de neuronas dopaminérgicas de una región del tallo cerebral llamada sustancia negra
(SN). A nivel experimental, se puede reproducir esta pérdida neuronal en ratones mediante una neurotoxina (MPTP) que produce la enferme-
dad de Parkinson (accidental o tóxica) en humanos. En las fotografías, se pueden visualizar las neuronas dopaminérgicas de la SN de un cere-
bro de ratón mediante una tinción inmunohistoquímica (marrón oscuro). En la imagen central se aprecia la pérdida de neuronas dopaminér-
gicas de la SN ( flechas) en roedores con párkinson (intoxicados con MPTP) en comparación con ejemplares sanos. En la imagen de la derecha,
se observa que el tratamiento con rapamicina es capaz de atenuar la muerte neuronal en los ratones enfermos.

58 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

 Aminoácidos Factores

celulares
Cambios
de crecimiento
Niveles
energéticos Oxígeno Insulina
MECANISMOS DE ACCIÓN DE LA RAPAMICINA
La rapamicina ejerce su función a través de su
unión con la proteína mTOR, la cual actúa como Rapamicina
un sensor que detecta cambios en el entorno mTOR
celular (alteraciones en los niveles de aminoá-
cidos, niveles energéticos, niveles de oxígeno o
la presencia de factores de crecimiento). En res-
puesta a estos cambios, mTOR activa o inhibe un Organización Progresión Supervivencia

Mecanismos
moleculares
del citoesqueleto del ciclo celular celular/apoptosis
importante conjunto de mecanismos celulares
entre los que se encuentra la autofagia. Esta ca- Biogénesis Biogénesis Síntesis
Autofagia
pacidad de mTOR para regular procesos molecu- de mitocondrias de lípidos proteica
lares vitales para la célula abre la posibilidad de
usar la rapamicina con finalidades terapéuticas

Efecto
en el cáncer, la neurodegeneración y el enveje- Inmunosupresión Cáncer Neurodegeneración Envejecimiento
cimiento, entre otros.

La formación de los cuerpos de inclusión
se debe, en parte, a un fallo en los mecanis-
mos de autofagia, lo que desemboca en la
acumulación de estos desechos proteicos
no deseados y tóxicos para la neurona. Si
se consiguiera reactivar dicho proceso en
las neuronas afectadas, se ayudaría a man-
tenerlas limpias y, en consecuencia, sanas.
Se ha visto que la rapamicina, mediante
la inhibición de mTOR, constituye uno de
los pocos fármacos capaces de activar la
autofagia.
Efecto neuroprotector
En la última década, se han publicado nu-
merosos trabajos científicos que describen
la capacidad de la rapamicina para elimi-
nar o evitar la acumulación de agregados
proteicos tóxicos en todo tipo de modelos
celulares de enfermedades neurodegene-
rativas. Estos estudios se han ampliado a
modelos animales. Con ello se ha compro-
bado que esta sustancia produce un efecto
neuroprotector y evita la muerte neuronal
en ratones transgénicos con enfermedades
neurodegenerativas (alzhéimer, párkinson
y húntington).
Pero la rapamicina no solo produce un
efecto neuroprotector en los animales, sino
que también mejora los síntomas de las en-
fermedades neurodegenerativas (como el
deterioro cognitivo o las alteraciones mo-
toras) y disminuye la acumulación de agre-
gados proteicos en las neuronas. Según he-
mos constatado en un artículo de revisión
publicado en Nature Reviews Neuroscience,
el efecto beneficioso de la rapamicina en
estos modelos de neurodegeneración se
debe, al menos en parte, a la activación
de la autofagia. Sin embargo, teniendo
en cuenta que mTOR regula numerosos
procesos celulares, no puede descartarse
la posibilidad de que participen otros me-
canismos que ayudarían a mantener a las
neuronas sanas.
Debate científico
Uno de estos posibles mecanismos adicio-
nales es el retraso en el envejecimiento. Se
ha demostrado en distintos organismos,
entre ellos, la levadura y la mosca del vina-
gre (Drosophila melanogaster), y en mamí-
feros como el ratón, que el tratamiento con
rapamicina puede prolongar la esperanza
de vida. En roedores, este efecto se ha ob-
servado incluso si la terapia se iniciaba en
edades tardías. No obstante, hoy por hoy
se desconoce el mecanismo molecular a
través del cual la rapamicina podría ralen-
tizar el envejecimiento.
Un estudio reciente llevado a cabo por
un consorcio de centros de investigación
alemanes ha demostrado que, pese a que la
rapamicina puede alargar la esperanza de
vida de ratones, este efecto no se produce
por una ralentización del envejecimiento,
sino más bien porque evita la muerte aso-
ciada a la aparición de tumores. O, en pocas
palabras, debido al efecto antitumoral de
la rapamicina.
En el mencionado estudio se cuantifi-
caron, a lo largo del tiempo, multitud de
parámetros celulares y fisiológicos asocia-
dos al envejecimiento. Se observó que los
ratones tratados con rapamicina no pre-
sentaban cambios significativos en estos
parámetros; simplemente, se producían
menos muertes asociadas a la aparición
de tumores. Por tanto, un supuesto tra-
tamiento con rapamicina en humanos no
mejoraría necesariamente nuestra calidad
de vida, ya que envejeceríamos de todas
formas y con las mismas patologías aso-
ciadas a la edad, pero desembocaría en una
menor posibilidad de desarrollar cáncer. Es
decir, aumentaría la probabilidad estadísti-
ca de vivir más tiempo, pero no retrasaría
el envejecimiento.
No todos los científicos están de acuerdo
con esta interpretación de los datos obte-
nidos. Muchos mantienen que la rapami-
cina sería capaz de retrasar procesos mo-
leculares ligados al envejecimiento. En tal
caso, y teniendo en cuenta que la edad es
el principal factor de riesgo para desarro-
llar enfermedades neurodegenerativas, el

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 59

AVANCES

posible efecto de la rapamicina para ralen-

tizar el envejecimiento, junto con su efecto
neuroprotector a través de la activación de
la autofagia y la eliminación de agregados
proteicos intraneuronales podrían sentar
Para saber más
Rapamycin fed late in life extends lifespan in genetically heterogeneous mice. D. E. Harrison et al.
en Nature, vol. 460, n.o 7253, págs. 392-395, julio de 2009.
Fighting neurodegeneration with rapamycin: Mechanistic insights. J. Bové, M. Martínez Vicente
y M. Vila en Nature Reviews Neuroscience, vol. 12, n.o 8, págs. 437-452, julio de 2011.

las bases para su posible uso terapéutico
o de alguno de sus derivados en la lucha
contra los trastornos neurodegenerativos.
Marta Martínez Vicente y Miquel Vila
Grupo de Investigación en Enfermedades
­Neurodegenerativas
Instituto de Investigación del Valle de Hebrón
(CIBERNED-ICREA)
Barcelona
mTOR signaling in growth control and disease. M. Laplante, D. M. Sabatini en Cell, vol. 149, n.o 2,
págs. 274-293, abril de 2012.
Rapamycin extends murine lifespan but has limited effects on aging. F. Neff et al. en Journal of
­Clinical Investigation, vol. 123, n.o 8, págs. 3272-3291, agosto de 2013.
Rapamycin extends life- and health span because it slows aging. M. V. Blagosklonny en Aging, vol. 5,
n.o 8, agosto de 2013.
En nuestro archivo
Un nuevo camino hacia la longevidad. David Stipp en IyC, mayo de 2012.

ETOLO GÍA

Claves biológicas de la fidelidad

Tras el primer apareamiento, los ratones de pradera se emparejan de por vida. Al parecer,
el sexo modifica la expresión génica y, con ello, la función hormonal de estos animales.
Es posible que los humanos presentemos mecanismos similares

CHRISTIANE GELIT Z

L
as personas recién enamoradas acos-
  tumbran a parecer otras: solo tie-
  nen ojos la una para la otra. Con el
fin de que esto continúe así, el amor deja
su rastro en los genes. Al menos en el caso
de los ratones de pradera (Microtus ochro-
gaster). Tras el primer apareamiento, estos
roedores del medio oeste de Estados Uni-
dos permanecen fieles a su pareja durante
toda la vida, muy al contrario que sus pa-
rientes de montaña (Microtus montanus).
Los responsables de una vida amorosa
más o menos agitada son unos receptores
alojados en el núcleo accumbens (área del
CORTESÍA DE ZUOXIN WANG, UNIVERSIDAD ESTATAL DE FLORIDA

sistema de recompensa cerebral), a los que

se unen dos sustancias. Estas son, por un
lado, la oxitocina, hormona que se libera

PAREJA ESTABLE
Los ratones de pradera que se
olisquean durante suficiente tiempo
inician, tras el primer apareamiento,
una vida en común duradera.

60 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

de forma masiva en la sangre de humanos
y roedores después del acto sexual, entre
otras circunstancias; por otro, la vasopre-
sina, una sustancia vasoconstrictora que
presenta una acción similar a la adrena-
lina y contribuye a la defensa del nido y
del territorio.
Se ha observado que si se administra
cierta dosis de ambas hormonas, los ra-
tones de montaña polígamos se compor-
tan, durante algunos períodos, de manera
monógama, es decir, como sus parientes
de la pradera. En cambio, si se bloquean
los receptores mencionados en los ratones
de pradera, estos comienzan a cambiar de
pareja con la misma frecuencia que sus
promiscuos familiares.
Intrigados por este efecto, investiga-
dores dirigidos por Mohamed Kabbaj, de
la Universidad estatal de Florida en Talla-
hassee, indagaron los sustratos biológicos
de la fidelidad duradera, según publicó
la revista Nature en 2013. El equipo dejó
que la naturaleza siguiera su curso en un
grupo de parejas de ratones de pradera.
Transcurridas unas 24 horas, machos y
hembras estaban dispuestos a aparearse.
La liberación de oxitocina tras la cópula
facilitó su compromiso de por vida.
En una segunda fase del experimento,
los investigadores solo concedieron seis
horas a otro grupo de ratones de pradera
para conocerse. A continuación, inyectaron
un «filtro de amor», el antibiótico tricosta-
tina A, en las áreas circundantes al núcleo
accumbens de los múridos. La sustancia
modificó el ADN en dicha estructura ce-
rebral, de modo que desplegó el mismo
efecto que ejerce la cópula en la conducta
ratonil: las hembras buscaban la cercanía
de su «pareja» ante la presencia de otro
macho. Sin embargo, este fenómeno solo
se manifestaba en aquellas parejas de roe-
dores que habían podido olfatearse previa-
mente durante horas. En cambio, el «filtro
de amor» no ejercía efecto alguno sobre los
animales que no se conocían.
Para comprender el mecanismo subya-
cente, debemos sumergirnos en la bioquí-
mica. En cada célula, el ADN se vertebra
alrededor de la histona, una proteína que
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
impide la transcripción de determinados
genes. Cuando los machos y las hembras
«coquetean», los grupos acetilo se unen a
la histona y relajan la estructura del ADN.
De este modo, aumenta la transcripción de
los genes para la oxitocina y la vasopresina,
de manera que aumenta la proliferación de
estos. Por este motivo, los centros de recom-
pensa de las hembras de ratón de pradera
se hallan repletos de receptores para la oxi-
tocina. Un fenómeno similar ocurre en los
machos de la misma especie; además, estos
presentan un mayor número de receptores
para la hormona vasopresina en compa-
ración con sus compañeros de montaña.
En resumen, los investigadores han de-
mostrado que las aventuras amorosas al-
teran la actividad genética, lo que influye,
a su vez, sobre el nivel de la oxitocina y el
comportamiento del animal. Esta transfor-
mación dura para toda la vida, al menos
en el caso de los ratones de pradera, que
viven, de promedio, unos dos años. Pero
¿qué sucede con sus parientes de la mon-
taña? Al parecer, otras variantes genéticas,
que no regulan el mecanismo epigenético,
son las responsables de su conducta sexual
más «liberal».
Hormona contra el coqueteo
Aunque los romances humanos no de-
penden solo de la biología, la oxitocina
desempeña una función en la fidelidad
entre personas. El sexo y las caricias esti-
mulan su liberación. Según demostró en
2012 René Hurlemann, de la Universidad
de Bonn, dicha hormona refuerza la unión
con la pareja, incluso cuando esta no se ha-
lla presente.
Para comprobarlo, Hurlemann y sus
colaboradores administraron de manera
artificial oxitocina a una serie de proban-
dos. Constataron que los hombres casados
mantenían una distancia mayor ante las
mujeres que les resultaban atractivas si se
pulverizaba antes, sin que se percataran
de ello, oxitocina por delante de su nariz.
Este efecto no se producía en los individuos
solteros.
Sin embargo, no es posible manipular
todos los agentes biológicos de la fidelidad.
La capacidad de compromiso de un hom-
bre también depende de sus genes. Cien-
tíficos del Instituto Karolinska analizaron
factores hereditarios adyacentes al gen que
codifica los receptores de vasopresina. Para
el ensayo, contaron con la participación de
552 pares de gemelos y de sus parejas res-
pectivas. ¿Qué hallaron?
Los varones con el alelo 334 (al menos el
40 por ciento de los participantes) solían
mantener relaciones menos estables que el
resto de los sujetos. También era más pro-
bable que fuesen solteros o divorciados, y
en caso de tener pareja, uno de cada tres
valoraba su relación de manera negativa,
cifra que suponía más del doble en com-
paración con los individuos sin dicha va-
riante genética.
La fidelidad en la pareja humana es, ob-
viamente, más compleja que en los ratones
de pradera. Un único gen o un pulverizador
nasal posee un efecto limitado en nues-
tro caso: la historia personal o el entorno
pueden desviarnos del sendero de la fide-
lidad. No obstante, entre el 99 por ciento
aproximado de factores hereditarios que
compartimos con el ratón se encuentran
los genes que regulan la unión y la fideli-
dad. Llegados a este punto, solo cabe pre-
guntarse: ¿somos más ratones de pradera
o de montaña?
Christiane Gelitz
Psicóloga y jefa de redacción
de Gehirn und Geist,
edición alemana de Mente y cerebro
Para saber más
Genetic variation in the vasopressin receptor
1a gene (AVPR1A) associates with pair-bonding
behavior in humans. H. Walum et al. en Procee-
dings of the National Academy of Sciences USA,
vol. 10.1073/pnas.0803081105, 2008.
Oxytocin modulates social distance between
males and females. D. Scheele et al. en The
Journal of Neuroscience, vol. 32, págs. 16.074-
16.079, 2012.
Histone deacetylase inhibitors facilitate part­
ner preference formation in female prairie
voles. H. Wang et al. en Nature Neuroscience
vol. 16, págs. 919-924, 2013.
En nuestro archivo
Monogamia en la ratilla de pradera. C. Sue
Carter y Lovell L. Getz en IyC, agosto de 1993.
61
NEUROFILOSOFÍA
El lenguaje
de la neurociencia
Pensar, sentir, actuar. Numerosos filósofos creen que los neurocientíficos utilizan
estos y otros términos de manera incorrecta. ¿Se trata solo de una disputa por
nimiedades y sutilezas o puede un análisis lingüístico preciso evitar que la
investigación emprenda caminos equivocados?
CHRISTIAN WOLF
EN SÍNTESIS
Términos poco
adecuados
1 El lenguaje de los neu-
rocientíficos tiende a
atribuir a áreas cerebrales
concretas capacidades que
solo competen a las perso-
nas.
2 La propensión a antro-
pomorfizar el cerebro
conlleva malentendidos e
interpretaciones erróneas,
según critican los lingüistas.
3 La colaboración entre
filósofos y neurocientífi-
cos podría contribuir a me-
jorar la planificación de los
experimentos y a interpretar
los resultados de manera
más juiciosa.
62
P
arece que nuestro cerebro es capaz de
todo. Percibe, piensa, siente, se pone
en el lugar de otro y toma decisiones.
Incluso las neuronas poseen algunas
de estas facultades: no solo se comu-
nican entre sí, sino que representan objetos o ma-
pas completos del entorno. Sin embargo, lo que
en boca de muchos neurocientíficos suena casi
evidente con frecuencia resulta un sinsentido
desde el punto de vista de la filosofía del lenguaje.
En los últimos años, numerosos pensadores se
han comprometido en la lucha contra «el embrujo
del entendimiento por medio del lenguaje», como
dio en denominar el filósofo Ludwig Wittgenstein
(1889-1951). En su punto de mira han puesto tam-
bién a los neurocientíficos. Aunque la filosofía no
resuelve ninguna cuestión empírica y, en conse-
cuencia, no puede sustituir a los experimentos
científicos, ayuda a eliminar las ambigüedades.
Una tarea urgente y necesaria.
Si observamos de cerca el lenguaje de los neu-
rocientíficos, rápidamente nos percatamos de que
utilizan una mezcolanza de jerga técnica y lengua-
je cotidiano. Ello se debe a que la neurociencia no
es una ciencia homogénea, sino un receptáculo de
disciplinas muy diferentes. Muchos de sus inves-
tigadores toman prestado parte del vocabulario
de otras especialidades (entre estas, la biología
o la física) y lo adornan con diversos conceptos
imprecisos del lenguaje coloquial. Afirman, por
ejemplo, que «las neuronas disparan señales», fra-
se que, naturalmente, debe entenderse de manera
metafórica. ¿Puede llevar este modo de expresarse
a interpretaciones erróneas?
Algunos filósofos así lo sostienen. Peter Ja-
nich, profesor emérito de filosofía teórica de la
Universidad de Marburgo, subraya que los neu-
rocientíficos se pierden fácilmente a causa de sus
importaciones lingüísticas. Resulta problemático
transferir conceptos de la ingeniería de telecomu-
nicaciones al campo del cerebro: los potenciales
de acción o la liberación de neurotransmisores se
describen con frecuencia como «señales». Sin em-
bargo, las señales pueden ser verdaderas o falsas,
es decir, portan un significado, explica Janich. Solo
emite señales alguien que quiere comunicar algo
a otro, y el receptor, a su vez, trata de comprender
el mensaje.
En cambio, una señal nerviosa no es ni verda-
dera ni falsa. De ahí que no pueda ser malinter-
pretada, a diferencia de un indicador de camino
absurdo o una señal de tráfico defectuosa. Ni una
neurona ni un grupo de neuronas constituyen
agentes en acción que se dirijan a un destinata-
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
 ¿El cerebro
propone y el
hombre dispone?
•••
¡El cerebro,
propone el hombre,
dispone!

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 63

NEUROFILOSOFÍA
rio. No existe ninguna razón científica, tampoco
filosófica, para adjudicar, desde un punto de vista
lingüístico, este papel a los procesos neuronales,
razona Janich.
Pero ¿qué hay de cuestionable en que los neu-
rocientíficos afirmen que las células nerviosas «se
comunican» entre sí? Según Janich, ello sugiere un
potencial explicativo que los procesos neurofisio-
lógicos no poseen. Es como si se quisiese explicar
el funcionamiento de una calculadora mecánica
diciendo que cada engranaje, considerado en sí
mismo, «calcula».
Entre los neurocientíficos, sin embargo, es una
práctica común atribuir facultades humanas,
como la percepción, el sentimiento o el pensa-
miento, a áreas cerebrales determinadas. Colin
Blakemore, neurobiólogo de la Universidad de
Oxford, apunta incluso que las neuronas poseen
inteligencia. Después de todo, las células de la
corteza visual reaccionan de modo específico a
la orientación de las líneas que se encuentran
en nuestro campo de visión, por lo
que poseerían «conocimien-
to» y ofrecerían «argu-
mentos» a partir de
las características
dete r m i n a d a s .
En pocas pala-
bras: el cere-
¿Por qué no está el
bro construye mundo al revés, como
hipótesis per-
ceptivas. en la imagen retinal?
Para ­Janich,
el cerebro pasa
Porque nadie
por una increí- ve esa «imagen»
ble transforma-
ción, sobre todo
cuando los investi-
gadores hacen públicos
sus resultados. En el dis-
curso divulgativo, se convierte
rápidamente en un actor autónomo que
piensa, decide y actúa. El biólogo molecular y
premio Nobel Francis Crick (1916-2004) escribió:
«Su cerebro construye la mejor interpretación
que puede hallar a partir de sus experiencias an-
teriores y la información limitada y ambigua».
Para numerosos filósofos, carece de sentido
atribuir a un órgano propiedades psicológicas
que solo pueden pertenecer a la persona como
un todo.
64
El filósofo Peter Hacker, del Colegio Saint John
de la Universidad de Oxford, y el neurocientífico
Maxwell Bennett, de la Universidad de Sídney,
identifican este fenómeno como «la falacia mereo-
lógica». En 2003 publicaron el libro Philosophical
foundations of neuroscience («Fundamentos filosó-
ficos de la neurociencia»), la crítica lingüística de la
neurociencia más concienzuda habida hasta aho-
ra. Para estos autores, «psicologizar» el cerebro no
solo es conceptualmente absurdo; induce, incluso,
a investigar cuestiones científicas equivocadas.
No ve el ojo, sino la persona
Este peligro se cierne sobre la ciencia cuando
se emplean palabras en contra de sus reglas de
uso. No es el ojo el que ve, sino la persona por
medio de sus ojos. De la misma manera, un co-
che que corre no conlleva que el carburador o el
guardabarros corran. Bennett y Hacker dudan de
que frases como «el cerebro percibe» contengan
un valor informativo. Para saber si una persona
ve, puede observarse su compor-
tamiento o preguntarle direc-
tamente. Pero ¿qué «ve» el
cerebro? Eso solo pue-
de investigarse si se
sabe qué significa
una formulación
semejante. Pre-
cisamente, esto
es lo que los
investigadores
ignoran.
Otro ejemplo.
No existe experi-
mento en el mundo
que pueda demostrar
que la corteza prefron-
tal del lóbulo frontal alber-
gue una determinada convic-
ción. A diferencia de una persona, ni
el cerebro ni ninguna de sus áreas disponen
de esta capacidad. De nuevo, esta solo pertenece al
individuo en su conjunto.
Muchos neurocientíficos replican que conferir
propiedades psíquicas al cerebro no supone más
que una exageración inofensiva. Bennett y Hacker
lo ven de otra manera. Desde su punto de vista,
los neurocientíficos no solo no cometen un desliz
sin importancia, sino que tratan de explicar ca-
racterísticas mentales con un lenguaje erróneo.
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
De hecho, de este modo nos han plantado un ho-
múnculo en la cabeza.
Ese inconveniente se observa en los «mapas
neuronales». El procesamiento de estímulos en la
corteza visual sigue el principio de la retinotopía;
es decir, a cada lugar de dicha región de la corte-
za cerebral le corresponde un sitio en la retina.
En consecuencia, a áreas adyacentes del campo
visual y de la retina les corresponden neuronas
adyacentes de la corteza visual. En este sentido,
puede afirmarse que características concretas
del campo visual quedan representadas por la
actividad de determinadas neuronas en la cor-
teza visual.
Sin embargo, muchos neurocientíficos afirman
que el cerebro utiliza mapas internos para inter-
pretar el mundo. Los usa como nosotros nos servi-
mos de un atlas, y no solo en sentido metafórico.
Los mapas de un atlas resultan de determinadas
reglas de representación; para leerlos, deben co-
nocerse estas convenciones. Es seguro que el cere-
bro no se sirve de los «mapas neuronales» en este
mismo sentido, señalan Bennett y Hacker. Si bien
la actividad de las neuronas en la corteza visual
puede reflejar lo que se encuentra en el campo vi-
sual —de modo semejante a como el humo indica
fuego—, el «disparo» de las neuronas (el humo)
no sustituye a los objetos del mundo. La relación
es solo causal.
Los psicólogos Kathleen Slaney y Michael Ma-
raun, de la Universidad Simon Fraser de Vancou-
ver, consideran asimismo que el discurso antropo-
morfizante del cerebro no es tan inofensivo como
parece a simple vista. Según explican, conceptos
poco claros y erróneos repercuten sobre la praxis
investigadora, puesto que pueden llevar a plantea-
mientos engañosos.
¿Problema de integración?
Bennett y Hacker lo plantean de la siguiente mane-
ra: «El hecho de denominar “pie” a la parte inferior
de una montaña no origina ninguna confusión
conceptual... a menos que se comience a buscar
su zapato». Algo similar sucede con el problema
de la integración (binding problem). En el sistema
visual, células nerviosas que se hallan alejadas
unas de otras reaccionan a la forma, al color o al
movimiento de un objeto que se encuentra den-
tro del campo visual. Si, por ejemplo, vemos volar
una pelota azul de derecha a izquierda ante no-
sotros, un grupo de neuronas representa «azul»,
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
otro grupo «redonda» y un tercero «movimiento
de derecha a izquierda». ¿Se fragmentan, por así
decir, las impresiones sensoriales en el cerebro?
Si es así, ¿cómo se ensamblan esas características
para formar una percepción unificada de la pelota
azul que surca por los aires?
A finales de los años ochenta del siglo pasa-
do, Wolf Singer, del Instituto Max Planck para
la Investigación Cerebral en Fráncfort del Meno,
propuso, junto con otros científicos, la siguiente
solución: la activación sincrónica de las neuro-
nas partícipes da lugar a la conexión. Bennett y
Hacker ofrecen una interpretación completamen-
te distinta: el problema de la integración surge
cuando se admite la existencia de una imagen
interna que ha ensamblado el cerebro y que re-
presenta objetos externos. Ni la escena visual
ante los ojos ni el patrón de luz en la retina son
imágenes internas.
Las características de un objeto (forma y color,
entre otras) no pueden desligarse sin más de este.
La «redondez» separada de un objeto no tiene
sentido: no nos podemos imaginar nada con solo
ese término. Los investigadores argumentan que,
naturalmente, grupos de neuronas distintos se
activan para ver un objeto con todos sus detalles,
pero no para percibir una imagen unificada del
mismo. Donde no se separa nada, tampoco se
debe recomponer nada.
Un repaso a la historia de la ciencia revela que,
ya en el pasado, hablar de «imágenes internas»
conllevó la búsqueda de soluciones a problemas
Los conceptos
que no existían en absoluto. El astrónomo Johan-
nes Kepler (1571-1630) se rompió la cabeza durante confusos
largo tiempo para saber por qué vemos el mundo y equivocados
al derecho si la imagen retinal está al revés. El
repercuten
presunto misterio por resolver surge del supuesto
«en la retina existe algo que se ve», según indica el sobre la práctica
filósofo Geert Keil, de la Universidad Humboldt de investigadora:
Berlín. Este error nace del concepto de la imagen
pueden inducir a
como algo que puede verse. «En nuestra cabeza
no hay nadie que observe desde detrás de la reti- planteamientos
na», señala Keil. En lugar de una imagen retiniana engañosos
debería hablarse de un patrón de irradiación. El
término «imagen» lleva en este caso fácilmente
a confusión.
Reloj, máquina de vapor, ordenador. La técnica
moderna se ha utilizado siempre, fuese la época
que fuese, como modelo para describir el cere-
bro. Los neurocientíficos actuales afirman, casi sin
planteárselo, que el cerebro «procesa informacio-
65
NEUROFILOSOFÍA
La frecuente
metáfora de
que el cerebro
«procesa
informaciones»
lleva a errores
a la hora de
investigar
Para saber más
Philosophical foundations of
neuroscience. M. R. Bennett
y P. M. S. Hacker. Blackwell,
Londres 2003.
Not so fast. On some bold
neuroscientific claims con­
cerning human agency.
A. Lavazza y M. De Caro en
Neuroethics, vol. 3, págs. 23-41,
2010.
Kein neues Menschenbild. Zur
Sprache der Hirnforschung.
P. Janich. Suhrkamp, Fráncfort
del Meno, 2009.
History of cognitive neuro­
science. M. R. Bennett y P. M.
S. Hacker. Blackwell, Londres,
2013.
En nuestro archivo
¡Cuidado con las metáforas!
Eleonore Pauwels en IyC, abril
de 2014.
¿Qué significa sentir? Giovanni
Frazzetto en MyC n.o 64, 2014.
66
nes» o «realiza cálculos». No obstante, si se toman
estas metáforas al pie de la letra, llevan a engaño.
En el siglo xx, bajo la influencia de la teoría de
la información, se ha buscado febrilmente el có-
digo que el sistema nervioso utiliza para trabajar,
subraya Markus Christen, de la Universidad de
Zúrich. De este modo, se ha pretendido determi-
nar la capacidad de procesamiento cerebral en
bits por segundo. Sin embargo, la analogía entre
cerebro y ordenador apenas roza los fenómenos
neurobiológicos.
¿Una cosa llamada yo?
Sobre todo en los conceptos abstractos, los tér-
minos poco claros pueden llevar a que los ex-
perimentos se diseñen equivocadamente. Los
horizontes significativos de conceptos
como yo, consciencia o voluntad
no se encuentran defini-
dos de manera precisa.
En la vida cotidiana,
nos referimos sin
problema a no-
sotros mismos
con un yo; lo Las neuronas no envían
hemos apren-
dido de niños. señales; si así fuera,
Sin embargo,
sustantivacio-
se podrían ­
nes como el yo malinterpretar
o la consciencia
emergen solo en
el lenguaje acadé-
mico. Sugieren que
existe una sustancia,
un fenómeno que se llama
yo. Sin embargo, tales ficciones
lingüísticas no pueden concretarse mediante
experimentos.
Las investigaciones en torno al libre albedrío
constituyen ejemplos conocidos de esta reali-
dad, apuntan los críticos. John-Dylan Haynes y
sus colaboradores del Centro Bernstein de neuro-
ciencia computacional en Berlín dieron la opción
a los probandos, mientras yacían en el escáner
cerebral, de pulsar la tecla izquierda o la dere-
cha. Mediante resonancia magnética funcional
(RMf) midieron la actividad neuronal de los su-
jetos, dato que introdujeron en un programa.
Con ello averiguaban qué patrones cerebrales se
hallaban implicados en la determinación volun-
taria de cada individuo. Según descubrieron, dos
regiones del cerebro «predecían» la decisión del
individuo siete segundos antes de que el mismo
fuera consciente de su propia resolución.
¿Se exploraba en este experimento realmente
un acto de libre voluntad? «No», responden los
filósofos Andrea Lavazza y Mario De Caro de la
Universidad de Roma. Según argumentan, los
probandos solo podían elegir cuál de los dos
botones querían apretar tan pronto como «sin-
tieran el impulso a hacerlo», y el impulso a aco-
meter una acción no constituye una condición
de libertad. Por lo general, no sentimos ningún
impulso cuando creemos que actuamos libre-
mente. En el ensayo en cuestión, ni tan siquiera
se podría hablar de una decisión, pues esta la
tomamos cuando elegimos entre opciones
dispares conforme a nuestras pre-
ferencias. Al pulsar la tecla
izquierda o la derecha
no se tiene ninguna
preferencia; sen-
cillamente, no se
trata ni depende
de nada. [Véase
«Tras el libre
albedrío», por
Christoph He-
rrmann; Men-
te y cerebro
n.o 53, 2012.]
La disputa en-
tre filósofos del len-
guaje y neurocientí­
ficos no está ni de lejos­
decidida. Sin embargo, exis-
ten numerosas razones para que el
análisis minucioso de los conceptos no consti-
tuya una actividad lujosa para científicos de hu-
manidades que, de otro modo, estarían de manos
cruzadas. Antes bien, pueden ayudar a los cientí-
ficos y a quienes informan de su trabajo a tomar
caminos intelectuales certeros.
Christian Wolf es filósofo y periodista
científico.
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
SciLogs
La mayor red de blogs
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los avances de la ciencia

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INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Máquinas capaces
de aprender
Mediante el reconocimiento de fotografías y el habla a partir de enormes
­cantidades de datos, los ordenadores con programas de aprendizaje profundo
­avanzan hacia la inteligencia artificial

NICOL A JONES

THINKSTOCK / SCANRAIL (pantalla); THINKSTOCK/ VINS_M (imágenes en pantalla)

68 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

H
ace cuatro años, unos investiga­
dores del hermético laboratorio
Google X, en Mountain View, Ca­
lifornia, extrajeron unos 10 mi­
llones de fotogramas de vídeos
de YouTube y los inyectaron en Google Brain,
una red de 1000 ordenadores programados para
absorber todo tipo de información, a semejanza
de lo que hacen los niños. Al cabo de tres días de
­buscar patrones recurrentes, Google Brain deci­
dió, por sí solo, que existían ciertas categorías
repetitivas que podía identificar: rostros de per­
sonas, cuerpos humanos y... gatos.
El descubrimiento por parte de Google Brain de
que Internet rebosa de vídeos gatunos provocó un
aluvión de chanzas por parte de los periodistas.
Sin embargo, el hallazgo supuso un hito que daba
un nuevo impulso al aprendizaje profundo, una
técnica que había nacido hacía tres decenios y que
requiere de enormes dosis de datos y una colosal
potencia de procesamiento para que los ordena­
dores aborden por sí solos problemas complejos
que los humanos resolvemos casi de manera in­
tuitiva. Entre estos, el reconocimiento de rostros
y la comprensión del lenguaje.
El aprendizaje profundo resucita una idea compu­
tacional más añeja todavía: las redes neuronales
artificiales. Estos sistemas, laxamente inspirados
en las neuronas densamente interconectadas del
cerebro, tratan de remedar el aprendizaje humano
modificando la fuerza de conexiones neuronales
simuladas a partir de la experiencia. Google Brain,
que cuenta con alrededor de un millón de estas
pseudoneuronas, y de unos 1000 millones de co­
nexiones, era diez veces mayor que cualquiera
de las redes neuronales «profundas» anteriores.
Andrew Ng, fundador del proyecto y en la actua­
lidad director del Laboratorio de Inteligencia Ar­
tificial en la Universidad Stanford, ha procedido
a crear sistemas de aprendizaje profundo diez
veces mayores.
Tales progresos aportan tiempos apasionan­
tes a la inteligencia artificial (IA) y al a menudo
frustrante intento de lograr que los ordenadores
piensen como los humanos. En los últimos años,
compañías como Google, Apple e IBM han estado
acicateando con vehemencia a investigadores y a
empresas recién nacidas con el propósito de que
adquieran saberes y pericias en el aprendizaje pro­
fundo. De cara a los consumidores, existen progra­
mas con los que explorar de manera más eficaz las
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
colecciones de fotografías, así como otros capaces
de entender mensajes orales o de traducir textos
en lenguas extranjeras. Para los científicos y las
empresas, los sistemas de aprendizaje profundo
pueden rebuscar entre miles de moléculas con
vistas a posibles fármacos, cartografiar redes de
neuronas reales en el cerebro o pronosticar fun­
ciones de ciertas proteínas.
«La IA ha ido de fracaso en fracaso, progresando
a pasitos. Ahora podría dar un salto importante»,
afirma Yann LeCun, uno de los pioneros en apren­
dizaje profundo y director del Centro de Ciencias
de Datos de la Universidad de Nueva York. «En los
próximos años veremos un frenesí en la inyección
de datos. Muchos se van a subir al carro del aprendi­
zaje profundo», señala Jitendra Malik, quien estudia
el reconocimiento de imágenes por medios infor­
máticos en la Universidad de California en Berke­
ley. Pero, a largo plazo, tal vez no sea el aprendizaje
profundo el método que lleve las de ganar; algunos
investigadores están buscando técnicas diferentes y
prometedoras. «Yo soy agnóstico», comenta Malik.
«Con el tiempo se verá qué es lo que funciona mejor
en los diferentes dominios».
El cerebro como inspiración
De vuelta a los años cincuenta del siglo xx, cuan­
do los ordenadores constituían una novedad, la
primera generación de investigadores se apresuró
EN SÍNTESIS
a vaticinar que la culminación de la inteligencia
artificial se encontraba a la vuelta de la esquina. Ordenadores
No obstante, el optimismo empezó a esfumarse inteligentes
1
en cuanto los científicos captaron la inmensa com­ Los científicos desarro-
plejidad del conocimiento del mundo real, sobre llan redes neuronales
todo cuando se trataba de cuestiones perceptivas, artificiales inspirándose en
como qué distingue a un rostro humano de una las funciones del cerebro hu-
mano. Estos sistemas com-
máscara o de la cara de un simio. Centenares de
putacionales se organizan en
investigadores y posgraduados han invertido de­
estratos, los cuales resuel-
cenios codificando «a mano» reglas que detallen
ven, progresivamente, tareas
los rasgos definitorios necesarios para que los or­ cada vez más complejas.
denadores identifiquen objetos. «Acertar con tales
rasgos resulta dificultoso y lento; además, exige
conocimiento experto», explica Ng. «Resulta forzo­
2 A través de una gran
cantidad de datos, los
programas de aprendizaje
so preguntarse si no habrá alguna solución mejor».
profundo aprenden a re-
En los años ochenta, esa solución parecía des­ conocer patrones indepen-
cansar en el aprendizaje profundo mediante redes dientes.
neuronales. Dichos sistemas prometían aprender
por sí mismos las reglas necesarias, partiendo de
cero y utilizando mecanismos inspirados en el
3 Este método se utiliza,
entre otros fines, para el
reconocimiento automático
cerebro para alcanzar funciones cuasicerebrales.
de imágenes y del habla.
Dicho plan exigía organizar, en varios estratos, las
69
 INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Reconocimiento facial
Las redes neuronales de aprendizaje profundo utilizan estratos de reglas pro-
gresivamente más complejas para categorizar formas complicadas, como los
rostros. A continuación, un ejemplo simplificado:
Estrato 1:
El ordenador detecta los píxeles
de luz y de oscuridad.
Estrato 2:
Aprende a identificar
bordes y formas simples.
Estrato 3:
Reconoce formas y objetos
más complejos.
CORTESÍA DE ANDREW Y. NG, UNIVERSIDAD STANFORD
Estrato 4:
Finalmente, el ordenador aprende
las formas y objetos que servirán para
definir un rostro humano.
neuronas simuladas. Si se da a analizar una ima­
gen a un sistema como el descrito, el primer nivel
de aprendizaje se limita a detectar los píxeles oscu­
ros y los brillantes. En un segundo escalón, aprecia
que algunos de estos píxeles forman bordes; en un
tercero, diferencia las líneas de orientación vertical
de las orientadas en dirección horizontal. Al final
del proceso, un estrato reconoce los ojos y sabe que
el rostro humano suele presentar dos.
Los primeros programas de aprendizaje pro­
fundo no resultaron superiores a otros sistemas
70
más sencillos, según Malik. Además, trabajar con
ellos era complicado. «Las redes neuronales son
siempre un arte de manipulación delicada; tie­
nen algo de magia negra», describe. Estas redes
requerían un rico caudal de ejemplos de los que
aprender, como el bebé que reúne información so­
bre el mundo. A finales del siglo xx, la información
disponible en forma digital no era mucha; por
otro lado, los ordenadores de entonces tardaban
demasiado en digerir la existente. Las aplicaciones
eran escasas. Una de las pocas consistió en una
técnica, desarrollada por LeCun, que utilizan hoy
en día los bancos para leer talones manuscritos.
En el decenio pasado, investigadores como Le­
Cun y su antiguo director de tesis, Geoffrey Hin­
ton, científico computacional de la Universidad de
Montreal, estaban convencidos de que el aumento
en potencia de cómputo, sumado a la explosión
de datos plasmados en forma numérica, anuncia­
ban que era el momento para un nuevo impulso.
«Queríamos demostrar al mundo que estas redes
neuronales profundas eran realmente útiles, que
podrían ser de gran ayuda», asegura George Dahl,
uno de los actuales discípulos de Hinton.
Para empezar, Hinton, Dahl y varios científicos
más se aplicaron en la tarea del reconocimiento
del habla. La meta se les planteaba difícil, aunque
prometedora desde el punto de vista comercial. En
2009, informaron que su red neuronal de apren­
dizaje profundo, entrenada sobre un conjunto
clásico de datos (tres horas de habla grabada y
transcrita) había logrado el récord de precisión
en la transformación de la palabra hablada en
texto escrito, una marca que había permanecido
estática durante un decenio con la metodología
estándar, basada en reglas. Tal éxito atrajo la aten­
ción de jugadores de primera división en el campo
de los teléfonos inteligentes, recuerda Dahl, quien
llevó la técnica a Microsoft durante un período
de prácticas en la compañía. «En un par de años,
todos se habían pasado al aprendizaje profundo.»
Siri, la aplicación de asistente personal que ofrece
el iPhone y que se activa mediante la voz, se funda
en el aprendizaje profundo.
Un paso de gigante
Cuando Google adoptó el reconocimiento del
habla a partir del aprendizaje profundo para An­
droid, el sistema operativo de su teléfono inteli­
gente, consiguió reducir los errores en un 25 por
ciento. «Es el tipo de reducción que esperas alcan­
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
zar en diez años», indica Hinton. Ello da una idea
de lo difícil que ha resultado progresar en este
ámbito: «Ha sido como la suma de diez avances».
En el ínterin, Ng había convencido a Google
para que le dejase utilizar sus datos y ordenadores
en lo que acabó siendo Google Brain. La capacidad
del proyecto para detectar gatos constituía una
demostración de lo que podía ofrecer el aprendi­
zaje no supervisado (aunque tal capacidad, per
se, no fuese comercialmente viable). Esta tarea
de aprendizaje resulta más difícil, pues los datos
no llegan acompañados de información explica­
tiva, como nombres, títulos o categorías. Pero a
Ng no tardó en preocuparle el que, extramuros
de Google, pocos investigadores dispusieran de
medios para trabajar en el aprendizaje profundo.
«Al final de mis explicaciones», narra, «muchos
estudiantes de posgrado, desalentados, venían y
me preguntaban: “Si no tengo a mano mil ordena­
dores, ¿podré siquiera investigar en eso?”.»
De regreso a Stanford, Ng empezó a desarro­
llar redes de aprendizaje profundo, más grandes
y más económicas, utilizando unidades de proce­
samiento gráfico (UPG), unos chips ultraveloces
desarrollados para juegos domésticos. Otros cien­
tíficos estaban haciendo lo mismo. «A un costo de
unos 80.000 euros en material, es posible cons­
truir con 64 UPG una red de 11.000 millones de
conexiones», asegura Ng.
Dispositivo victorioso
Sin embargo, esas hazañas no bastaban para
atraer a los investigadores que estudian la visión
computarizada. Querían ver resultados a partir de
ensayos normalizados. Malik recuerda que Hin­
ton le comentó: «Le noto escéptico. ¿Cómo podría
convencerle?». Malik replicó que una victoria en
ImageNet, un concurso de prestigio internacional,
obraría el milagro.
En dicha competición, los equipos entrenan
programas informáticos sobre un conjunto de
datos que consta, aproximadamente, de un mi­
llón de imágenes, cada una etiquetada manual­
mente bajo una categoría. Tras el entrenamiento,
los programas se ponen a prueba: deben sugerir
etiquetas para imágenes similares que no han
«visto» nunca. A cada programa se le permite
ofrecer hasta cinco categorías para cada imagen
de prueba; si ninguna es correcta, se cuenta como
fallo. En el pasado, los programas vencedores ha­
bían errado en torno al 25 por ciento de las veces.
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
El laboratorio de Hinton presentó en 2012 el pri­
mer dispositivo basado en aprendizaje profundo.
Su tasa de errores fue solo del 15 por ciento.
«El aprendizaje profundo tumbó a todos los de­
más», evoca LeCun, quien no participaba en ese «En los
equipo. La victoria brindó a Hinton un empleo a próximos años,
tiempo parcial en Google, compañía que utilizó el
programa para actualizar su motor de búsqueda
muchos se
de fotos en Google+ en mayo de 2013. subirán al carro
Malik quedó convencido: «En ciencia, es preciso del aprendizaje
dejarse llevar por las pruebas empíricas; y esta lo
era». A partir de entonces, Malik ha usado la téc­
profundo»
nica para lograr la plusmarca en otra competición Jitendra Malik,
de reconocimiento visual. Muchos le han seguido Universidad de California
los pasos: en 2013, todos los concursantes en la en Berkeley
competición ImageNet emplearon el aprendizaje
profundo.
Habida cuenta de los éxitos en reconocimiento
de imágenes y del habla, ha surgido un creciente
interés por la aplicación del aprendizaje profun­
do en la comprensión del lenguaje natural (que
permita reformular frases o responder pregun­
tas) y la traducción. Estas tareas se realizan en la
actualidad mediante reglas codificadas a mano y
análisis estadísticos de textos conocidos. La van­
guardia de dichas técnicas puede encontrarse en
motores como Google Translate, capaz de pro­
ducir resultados comprensibles —si bien a veces
cómicos— pero que ni de lejos se acercan a los de
una traducción fluida elaborada por un humano.
«El aprendizaje profundo tendrá una oportuni­
dad para desarrollar algo mucho mejor de lo que
ofrece la práctica actual», afirma Luis von Ahn,
experto en colaboración masiva (crowdsourcing) y
cuya compañía, Duolingo, con sede en Pittsburgh, «El aprendizaje
recurre a personas y no a ordenadores para tradu­ profundo tiene
cir textos. «En lo único en lo que estamos todos de
acuerdo es que ya es hora de probar algo distinto.»
la propiedad
de que, si le
Provechoso para la neurociencia
suministras más
El aprendizaje profundo ha venido demostrando
su utilidad en una variedad de tareas científicas.
datos, mejora
«Las redes “profundas” son eficaces para descu­ sin cesar»
brir regularidades en conjuntos de datos», aclara Andrew Ng,
Hinton. La compañía farmacéutica internacional director del Laboratorio
Merck ofrecía en 2012 un premio a quien pudiese de Inteligencia Artificial
superar a sus mejores programas en la predicción en la Universidad Stanford
de candidatos para fármacos. La tarea consistía en
rastrear las entradas de una base de datos con­
cernientes a más de 30.000 pequeñas moléculas,
cada una acompañada de millares de descriptores
71
 INTELIGENCIA ARTIFICIAL

¿Qué es una red neuronal artificial?

Las redes neuronales artificia-
les son programas de ordena-
dor que se inspiran en la forma
de funcionar del cerebro huma-
no. Se componen de diversas
«capas» de neuronas simuladas.
Estas reciben información del
entorno o procedente de otras
neuronas, la transforman y la
transmiten a otras neuronas o
al exterior. Los investigadores
distinguen tres tipos de neu-
ronas artificiales: unidades de
entrada, unidades ocultas y
unidades de salida.
A semejanza del cerebro hu-
mano, las conexiones entre las
neuronas presentan diferente in-
tensidad. Dicho en términos ma-
temáticos, distintos pesos. Cuan-
to más fuerte es la conexión, más
influye la neurona de una capa
en las siguientes con las que se
encuentra interconectada.

Unidades de entrada: reciben

información exterior.

Unidades ocultas: se encuentran

entre las unidades de entrada
y las de salida; procesan las
­informaciones entrantes.

Unidades de salida: transmiten

el trabajo de la red al exterior.

¿Cómo aprende una red neuronal artificial?

Cuando una red neuronal ar-
tificial aprende, se modifican
los pesos entre las conexiones
neuronales simuladas, de ma-
nera similar a como se crean
sinapsis en el cerebro a partir
de los estímulos exteriores. Los
GEHIRN UND GEIST
aprendizaje especial, por ejem-
plo, una gran cantidad de imá-
genes digitalizadas. A partir de
reglas de aprendizaje concretas,
el programa modifica la fuerza
de sus conexiones.
En el aprendizaje supervisado
nador recibe la indicación de re-
conocer los rostros en una serie
de imágenes. Si identifican una
cara de forma correcta, se inten-
sifican las conexiones neurona-
les que ha utilizado para ello.
El aprendizaje no supervisa-
De esta manera, intenta reco-
nocer en los datos algún patrón
que le permita clasificarlos por
categorías. Cuanto mayor es la
cantidad de datos, más fácil le
resulta la tarea encomendada.
A través de este método, Goo-

investigadores entrenan sus re- se especifica la información de do resulta más complejo: el sis- gle Brain se «autoenseñó» a
des a través de un material de salida. De esta manera, el orde- tema no sabe qué debe buscar. identificar imágenes de gatos.

numéricos de sus propiedades químicas, con el
objetivo último de descubrir cómo actuaba cada
una sobre 15 moléculas diana. Dahl y sus cola­
boradores ganaron 22.000 dólares (unos 18.000
euros) con un sistema de aprendizaje profundo.
«Mejoramos un quince por ciento la referencia
de Merck.»
Biólogos e investigadores en ciencias de la
computación, entre ellos Sebastian Seung, del
Instituto de Tecnología de Massachusetts, están
utilizando el aprendizaje profundo para ayudar­
se en el análisis de imágenes tridimensionales
obtenidas a partir de cortes cerebrales. Tales
modelos contienen marañas de líneas que re­
presentan conexiones entre neuronas, las cuales
se deben identificar, cartografiar y contabilizar.
En el pasado, se enrolaba a estudiantes para que
esbozasen dichas líneas. Sin embargo, la automa­
tización del proceso es la única vía para ocuparse
de los miles de millones de conexiones que se
espera vayan apareciendo en el desarrollo de
estos proyectos. La mejor forma de automati­
zarlo parece ser el aprendizaje profundo. En la
actualidad, Seung se sirve de esta técnica para
cartografiar neuronas de una gran parcela de la
retina, cuyos resultados traslada, para su verifi­

72 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

cación, a voluntarios de un juego de colaboración
masiva en línea, el EyeWire.
William Stafford Noble, científico computacio­
nal de la Universidad de Washington, ha utilizado
el aprendizaje profundo para que un programa
pronostique, a través del análisis de una cadena
de aminoácidos, la estructura de la proteína re­
sultante. El objetivo consiste en que indique, entre
otros, si las diversas porciones van a formar una
hélice o un bucle, o prevea las posibilidades de que
un disolvente pueda infiltrarse en la estructura.
Noble ha entrenado su programa con un pequeño
conjunto de datos, y a principios de 2014 tenía
previsto recurrir al Banco de Datos de Proteínas,
un repositorio mundial que en la actualidad con­
tiene casi 100.000 estructuras.
El aprendizaje profundo podría conceder gran­
des beneficios a los científicos informáticos. Dahl
está considerando iniciar oportunidades para
emprendedores. Por su parte, LeCun ha sido con­
tratado hace pocos meses para dirigir un nuevo
departamento de IA en Facebook. La técnica pro­
mete éxitos prácticos en inteligencia artificial. «El
aprendizaje profundo tiene la propiedad de que,
si le suministras más datos, mejora sin cesar», se­
ñala Ng. «Los algoritmos de aprendizaje profundo
no son los únicos con esta propiedad, pero es muy
posible que sean los mejores y los más sencillos.
Por eso resultan sumamente prometedores.»
Esta idea no ha seducido a todos los investiga­
dores. Oren Etzioni, director del Instituto Allen de
Inteligencia Artificial en Seattle, que se puso en
marcha en septiembre de 2013 para el desarrollo
de la IA, asegura que no se va a inspirar en el cere­
bro. «Estamos como cuando se inventó el vuelo»,
comenta. Los diseños de aeroplanos de mayor
éxito no se inspiran en la biología aviar. Etzioni
se propone el reto de inventar una compu­tadora
que, alimentada con un rimero de libros escolares
escaneados, pueda superar los exámenes de cien­
cias típicos de la escuela elemental (progresando,
finalmente, hasta el acceso a la universidad). Para
lograrlo, la computadora debe ser capaz de leer y
comprender diagramas y textos. Todavía queda
por decidir cómo se va a proceder en Allen para
lograrlo, pero las redes neuronales y el aprendizaje
profundo no encabezan la lista de Etzioni.
Una posibilidad consistiría en crear una com­
putadora capaz de razonar a partir de hechos
que se le suministran en lugar de tratar de apren­
der tales hechos por sí misma y desde cero. Esta
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
máquina podría programarse con asertos como
«todas las niñas son personas». Al serle presen­
tado un texto donde se menciona «una niña», la
computadora podría deducir que esa «niña» es
una persona.
Para dar cabida a los saberes ordinarios rela­
tivos al mundo, los de «sentido común», hacen
falta millares, tal vez millones, de enunciados
similares. Eso fue lo que se llevó a cabo en 2011
para el ordenador Watson, de IBM, célebre por
haber vencido en Jeopardy, un difícil concurso
de la televisión, a competidores humanos de alto
nivel. Aun así, según Rob High, director principal
de tecnología en Watson Solutions, esta compañía
tiene interés por experimentar con el aprendizaje
profundo a fin de mejorar la detección de regu­
laridades.
También Google está poniendo coto a sus
apuestas. Aunque sus últimos avances en eti­
quetado de fotografías se basan en las redes de
aprendizaje profundo de Hinton, cuenta con otros
departamentos de más amplia visión. En diciem­
bre de 2012, contrató a Ray Kurzweil, especialista
en IA, para que indagase métodos que permitie­
ran a los ordenadores aprender a partir de la ex­
periencia. Sin olvidar las técnicas de aprendizaje
profundo, pero sin limitarse a estas. En mayo de
2013, Google adquirió una computadora cuántica
construida por D-Wave, una empresa de Burnaby, Para saber más
en Canadá. Aunque este ordenador parece prome­ Building high-level features
using large scale unsupervised
tedor para tareas no relacionadas con la inteligen­
learning. Q. V. Le et al. disponi-
cia artificial (cálculos matemáticos complicados, ble en arxiv.org/abs/1112.6209,
por ejemplo), podría aplicarse, teóricamente, al 2012.
Image-net classification with
aprendizaje profundo.
deep convolutional neural
Pese a sus éxitos, el aprendizaje profundo to­ networks. A. Krizhevski et al.
davía se encuentra en pañales. «Forma parte del en Advances in Neural Infor-
mation Processing Systems,
futuro», asegura Dahl. «En cierto modo, resulta vol. 25, 2012.
fascinante haber logrado tanto con tan poco». Y Rich feature hierarchies for
agrega: «Apenas hemos empezado». accurate object detection and
semantic segmentation. R.
Girshick et al. disponible en
Artículo original publicado en Nature, arxiv.org/abs/1311.2524, 2014.
vol. 505, págs. 146-148, 2014
Traducido con el permiso de Macmillan Publishers Ltd.
© 2014 En nuestro archivo
Redes neuronales que
aprenden de la experiencia.
Geoffrey E. Hinton en IyC,
noviembre de 1992.
¿Pensamientos de silicio?
Yvonne Raley en MyC n.o 28,
2008.
Técnicas de aprendizaje auto­
matizado. Yaser S. Abu-Mosta-
fa en IyC, abril de 2013.
Nicola Jones es periodista científica.
73
NEURO CIENCIA

Cerebros de silicio
Los chips de computadora inspirados en las neuronas humanas
pueden contribuir a la investigación neurocientífica, además
de evitar el colapso de la tecnología informática

M . MITCHELL WALDROP

CORTESÍA DE PETER FROMHERZ, INSTITUTO MAX PLANCK DE BIOQUÍMICA

NATURALEZA Y TÉCNICA
Aunque las neuronas y los chips de ordenador presentan un aspecto diferente,
­poseen características en común. Ambos procesan y transmiten señales.

74 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

K
wabena Boahen obtuvo su primer
ordenador de adolescente, en 1982.
Por entonces vivía en Accra, ciudad
de Ghana. «Era un chisme precio-
so», recuerda. Con conectar al dis-
positivo un reproductor de casetes para almace-
nar los datos y un televisor que hacía las veces de
pantalla, ya podía empezar a escribir programas.
No obstante, su entusiasmo inicial se esfumó
cuando descubrió cómo funcionaban las tripas
de la computadora. «Vi que el procesador central
enviaba datos sin parar, de acá para allá. Pensé:
“¡debe trabajar como un loco!”». De manera ins-
tintiva percibió que el diseño de los ordenadores
requería un poco más de «África». «Algo más dis-
tribuido, más fluido, menos rígido», aclara.
Este profesor de bioingeniería en la Universidad
Stanford, en California, forma parte del reducido
grupo de investigadores que intentan crear compu-
tadoras por «ingeniería inversa», es decir, imitando
el funcionamiento del cerebro humano.
El cerebro es un órgano eficiente en su consumo
de energía y es capaz de efectuar cómputos que
desafían a los más potentes superordenadores. A
pesar de sus componentes imperfectos: las neuro-
nas constituyen un revoltijo de materia orgánica,
mudable y lenta. Sin embargo, comprende el len-
guaje, efectúa razonamientos abstractos y controla
los movimientos, entre otras habilidades, y todo
ello con un tamaño menor que una caja de zapatos
y un consumo energético inferior al de una bom-
billa eléctrica doméstica. Nada en él se parece, ni
remotamente, a un procesador central.
Con el objetivo de lograr proezas similares a
partir de silicio, los científicos trabajan en la cons-
trucción de sistemas de chips no digitales que
funcionen de forma tan afín como sea posible a
las redes neuronales biológicas. Hace unos pocos
años, Boahen creó un dispositivo, de nombre Neu-
rogrid, capaz de emular un millón de neuronas (el
cerebro de una abeja contiene un número similar
de estas células nerviosas).
Tras un cuarto de siglo de desarrollo, empiezan
a descubrirse posibles aplicaciones de la tecnolo-
gía neuromórfica. Así, resulta prometedora para
los dispositivos que exigen un volumen y un con-
sumo reducidos, como los teléfonos inteligentes,
los robots, o los ojos u oídos artificiales. Atraídos
por esa posibilidad, algunos investigadores se han
embarcado en esta aventura en los últimos años,
amén de los cientos de millones de euros que han
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
invertido organismos de Estados Unidos y Europa
EN SÍNTESIS
para financiar los estudios.
Asimismo, los dispositivos neuromórficos pro- La naturaleza
porcionan un poderoso instrumento de investi- como modelo
1
gación para los neurocientíficos, afirma Giacomo Los investigadores in-
Indiveri, del Instituto de Neuroinformática (INI) tentan imitar el cerebro
de Zúrich. Según apunta, si se puede analizar qué y las neuronas mediante
modelos teóricos del procesamiento de informa- chips neuromórficos.
ción funcionan en sistemas físicos existentes,
entenderemos por qué el cerebro está construi-
do de esta manera y no de otra. Por otra parte,
2 Las neuronas artificia-
les, a semejanza de las
biológicas, requieren poca
la metodología neuromórfica debería contribuir energía. Esta característica
a esquivar uno de los mayores problemas de la las convierte en un objetivo
informática futura: la ley de Moore. para aplicaciones técnicas.
Desde hace años, los fabricantes de microcircui-
tos duplican el número de transistores en un chip
cada dos años. Según prevé la ley de Moore, este
3 Las neuronas de silicio
también contribuyen
al conocimiento del funcio-
desarrollo llevará pronto a la creación de circuitos namiento cerebral.
de silicio tan diminutos que no podrán generar
señales claras, por lo que se producirán fugas de
electrones entre los componentes, los cuales, a su
vez, se volverán tan falibles como las neuronas.
Algunos investigadores están tratando de re-
solver este problema con parches de software
valiéndose, por ejemplo, de técnicas estadísticas
de corrección de errores similares a las que se em-
plean para que Internet funcione sin tropiezos.
Boahen afirma, no obstante, que la solución más
eficaz consistirá en la misma a la que llegó el ce-
rebro hace millones de años. «Mi objetivo es un
nuevo paradigma capaz de realizar una compu-
tación eficiente, incluso cuando los componentes
resulten demasiado pequeños para ser fiables»,
expone.
Neuronas artificiales
La idea neuromórfica se remonta a los años ochen-
ta del siglo xx. Carver Mead, del Instituto de Tec-
nología de California en Pasadena y un precursor EN BREVE
de nombradía mundial en el diseño de microcir- El silicio es un elemento
cuitos, acuñó el término. También fue uno de los químico que sirve de ma-
terial base en la tecnología
primeros en destacar la ventaja en rendimiento informática, ya que, como
energético que presentaba el cerebro. «Es una semiconductor, resulta muy
cuestión que siempre me ha fascinado. ¿Cómo dia- adecuado para las conexiones
eléctricas: dependiendo de las
blos puede el cerebro conseguirlo?», apunta ahora.
condiciones externas, puede
La estrategia de Mead para averiguarlo con- alterarse su capacidad de
sistió en remedar la sobriedad energética de los conducción y, de esta manera,
procesos cerebrales mediante silicio «subumbral», el flujo eléctrico.
esto es, circuitos que operan a voltajes demasia- La tecnología neuromórfica
comprende los sistemas elec-
do bajos para cambiar de estado un bit estándar trónicos que se inspiran en
(entre 0 y 1). Pero incluso a esos voltajes mínimos estructuras neurobiológicas.
75
NEURO CIENCIA
Nuestra
ambición es
construir robots
plenamente
autónomos, que
interactúen con
su ambiente
de forma
razonable
EN BREVE
Las computadoras calculan
con procesadores (circuitos
electrónicos), los cuales pro-
cesan las órdenes entrantes.
Una unidad de control central
se encarga de verificar el tra-
bajo de toda la computadora,
mientras que los microproce-
sadores son responsables de
subáreas. Ya que se agrupan
en una plaqueta de escasos
milímetros cuadrados, se
denominan microchips.
El químico Gordon Moore,
cofundador de la empresa
estadounidense Intel, augura-
ba en 1965 que el número de
componentes eléctricos en un
circuito integrado se multipli-
caría por dos cada año. Más
tarde situaría el período en
dos años. La ley de Moore
marca el rápido crecimiento
de la informática y sigue
cumpliéndose.
76
existe una corriente de electrones, muy débil e
irregular, que pasa a través de los transistores;
una especie de flujo y reflujo de corriente similar
en intensidad y variabilidad a la que transportan
los iones que pasan a través de un canal de una
neurona. Mead razonó que, con la adición de con-
densadores, resistencias y otros componentes mi-
croscópicos para controlar estas corrientes, sería
posible construir diminutos circuitos que exhi-
bieran un comportamiento eléctrico semejante al
de las neuronas. Las «pseudoneuronas» podrían,
a su vez, conectarse entre sí y formar redes des-
centralizadas que operasen de forma similar a los
circuitos nerviosos del cerebro, con líneas de co-
municación que pasarían por los componentes, en
lugar de hacerlo a través de un procesador central.
Mead, junto con otros investigadores, demostró
en los años noventa que se podía construir una
neurona artificial de silicio. Esta captaba señales
eléctricas que le llegaban del exterior a través de
uniones que desempeñaban el papel de sinapsis
(diminutas estructuras a través de las cuales los
impulsos nerviosos saltan de una neurona a la
siguiente). La neurona artificial permitía que las
señales aferentes elevaran la tensión eléctrica
en su interior, de forma análoga a las reales. Si
esta tensión superaba un determinado umbral, la
neurona de silicio se activaba, produciendo una
serie de impulsos eléctricos que viajaban por un
hilo conductor que hacía las veces de axón (vía
de comunicación de la neurona). Aunque los im-
pulsos eran binarios (se encontraban en estado
alto o bajo), el cuerpo de la neurona operaba, lo
mismo que en las reales, de forma no digital: ni
las tensiones ni las corrientes estaban obligadas
a tomar unos pocos valores discretos, como en
los chips estándar.
Tal comportamiento imita una de las claves
del reducido consumo energético del cerebro: al
igual que sus análogas biológicas, las neuronas
de silicio se limitan a integrar señales entrantes,
consumiendo muy poca energía, hasta que se
activan. En cambio, un ordenador necesita una
aportación energética constante para sincronizar
todos sus circuitos internos, tanto si procesan una
información como si no.
El grupo de Mead también presentó circuitos
neuronales descentralizados a partir de una ver-
sión en silicio de la retina. Dicho dispositivo cap-
taba luz en una matriz de 50 por 50 detectores.
Si se representaba su actividad en la pantalla de
un ordenador, se veía que estas células de silicio
ofrecían respuestas a la luz, la sombra y el mo-
vimiento similares a las que se observan en las
células retinianas auténticas. De la misma manera
que el cerebro, este dispositivo ahorraba energía
enviando solo los datos relevantes. (La mayoría
de las células de la retina no se activan mientras
no cambie la luz que reciben. De este modo, se
resaltan los bordes de los objetos en movimiento
a la par que se minimiza el volumen de datos que
deben transmitirse y procesarse.)
Dificultad de codificación
En aquellos primeros días, los investigadores se
hallaban ocupados con los dispositivos monochip,
como la retina de silicio, explica Boahen, quien
ingresó en el laboratorio de Mead en 1990. Recuer-
da: «Queríamos construir un cerebro; para ello
necesitábamos comunicación a gran escala». Ese
objetivo se acompañaba de un problema enor-
me: los algoritmos de codificación típicos para
la intercomunicación de chips estaban ideados
para señales binarias coordinadas con gran pre-
cisión. Es decir, no funcionarían con los impulsos
creados por los sistemas neuromórficos, mucho
más irregulares y aleatorios. Fue a principios del
presente siglo cuando Boahen y otros investiga-
dores diseñaron circuitos y algoritmos capaces de
funcionar en este sistema menos estructurado.
Abrían el camino para el desarrollo de sistemas
neuromórficos de gran escala.
Entre las primeras aplicaciones se investigó la
creación de emuladores que permitieran a los
neurocientíficos el ensayo de modelos sobre el
funcionamiento cerebral. En septiembre de 2006,
Boahen lanzó el proyecto Neurogrid, como decía-
mos al inicio del artículo, una tentativa de emu-
lación de un millón de neuronas. Aunque esta
cifra suponía una pequeña parte de los 86.000
millones que posee un cerebro humano, bastaría
para modelizar varias de las columnas neuronales
densamente interconectadas que, según se cree,
constituyen las unidades computacionales de
nuestra corteza cerebral.
Los neurocientíficos pueden programar Neuro-
grid para que imite casi cualquier modelo de la
corteza, asegura Boahen. Pueden observar fun-
ciones de su modelo a la misma velocidad que
el cerebro, que es cientos o miles de veces más
rápido que las simulaciones digitales tradiciona-
les. Estudiantes de posgrado e investigadores ya
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

lo han utilizado para ensayar modelos teóricos
de la función neuronal en procesos como la me-
moria operacional, la adopción de decisiones o la
atención visual.
«En términos de eficiencia real, de fidelidad
a las redes neuronales del cerebro, el Neurogrid
de Kwabena Boahen se halla muy por delante de
otros sistemas neuromórficos de gran escala»,
asegura Rodney Douglas, cofundador del INI y
codesarrollador de la neurona de silicio.
No obstante, ningún sistema es perfecto,
como el propio Boahen reconoce. Una de las
grandes deficiencias de Neurogrid estriba en
que sus sinapsis —de promedio, unas 5000 por
neurona— son conexiones simplificadas de las
reales y no se pueden modificar de modo in-
dividual. Ello implica que el sistema no puede
usarse para el aprendizaje, como sí ocurre con el
cerebro, cuyas sinapsis van modificándose con
las experiencias.
Dado el reducido espacio disponible en un chip,
apretujar en él la compleja circuitería necesaria
para lograr que cada sinapsis se comporte de
modo más realista exigiría elementos unas mil
veces menores que los actuales, rondando ya en
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
JOEL SIMON / CORTESÍA DE LA UNIVERSIDAD STANFORD
EL GRAN RETO
los dominios de la nanotecnología. Hoy por hoy,
El bioingeniero Kwabena
ello resulta imposible, si bien un tipo de disposi-
­Boahen, de la Universidad­
tivos de memoria de nueva generación podrían Stanford, aspira a aunar­
resolver ese problema algún día. Se trata de los la informática con la
memristores, dispositivos que presentan unas ­neurobiología.
dimensiones nanométricas.
Otro obstáculo emerge de las variaciones que
se dan de manera inevitable en el proceso de
fabricación, lo que implica que cada chip neuro-
mórfico presenta un funcionamiento algo distin-
to. «Aun así, la variabilidad es mucho menor que
la que se observa en el cerebro», señala Boahen.
Ello obliga, no obstante, a que los programas de
Neurogrid toleren importantes variaciones en las
frecuencias de activación de las pseudoneuronas
silíceas.
La dificultad ha llevado a que algunos investi-
gadores abandonen la idea inicial de Mead, quien
proponía utilizar chips subumbrales. En su lugar
están empleando sistemas digitales más usuales
y todavía neuromórficos, en el sentido de que
reproducen el comportamiento eléctrico de las
neuronas individuales, pero más predictibles y
fáciles de programar. En contrapartida, su con-
sumo energético es mayor.
77
NEURO CIENCIA
SINAPSIS
Cada neurona cuenta con unas
10.000 de estas diminutas
­conexiones, que reciben señales
en forma de picos de tensión que
les llegan de otras neuronas.
SOMA NEURONAL
Tanto en las neuronas reales
como en las versiones neuromór-
ficas, las tensiones e intensidades
eléctricas varían de forma suave,
en lugar de saltar al estilo binario,
de un valor definido a otro.
A SEMEJANZA
DE LA BIOLOGÍA AXÓN
La tecnología neuromórfi- Esta fibra, que puede alcanzar
ca se inspira en neuronas una longitud de un metro, trans-
mite los picos de tensión a otras
y ­circuitos nerviosos del neuronas.
­cerebro. Como este, con-
sume mucha menos ener-
gía que los chips típicos
de los ordenadores.
El proyecto SpiNNaker constituye un ejemplo
puntero en este campo. Empezó su andadura en
2005, en la Universidad de Manchester, de manos
del ingeniero informático Steve Furber. Este siste-
ma utiliza una versión con chips digitales de bajo
consumo, a cuyo desarrollo contribuyó Furber.
Son similares a los que se encuentran en muchos
teléfonos inteligentes. En la actualidad, SpiNNaker
puede emular hasta cinco millones de neuronas.
Según describe Furber, estas son más sencillas
que las de Neurogrid y consumen más energía,
pero la finalidad del sistema es similar: operar
modelos del cerebro a gran escala y en tiempo
biológico real.
Otra tentativa sigue los principios de los chips
pseudoneuronales, pero multiplica su velocidad.
Las neuronas de Neurogrid operan a la misma ve-
locidad que las reales. Dentro del proyecto europeo
BrainScaleS, dirigido por Karlheinz Meier, antes
físico de aceleradores de partículas y en la actuali-
dad investigador en la Universidad de Heidelberg,
se está desarrollando un sistema neuromórfico
capaz de emular, por ahora, 400.000 neuronas
a una velocidad hasta 10.000 veces mayor que
la de las neuronas reales [véase «Computadora
neurobiológica», por Karlheinz Meier; Mente y
cerebro n.o 65, 2014]. Esto significa que consume
unas 10.000 veces más energía que los procesos
78
CONEXIONES
Cada neurona emulada recibe se-
ñales a través de varios millares de
estos enlaces, que suelen ser más
sencillos que las sinapsis biológicas.
NEURONA EMULADA
Tanto las neuronas verdaderas
como las emuladas acumulan, o in-
tegran, las señales aferentes hasta
que se supera un umbral; entonces
activan y emiten una serie de picos
de tensión salientes.
HILO ELÉCTRICO
Portador de los picos de tensión
hasta otras neuronas emuladas, el
hilo eléctrico es el remedo del axón.
NATURE
cerebrales equivalentes. Sin embargo, para nume-
rosos investigadores, esta velocidad representa una
ventaja. «Podemos simular en diez segundos un
día entero de actividad nerviosa», asegura Meier.
Furber y Meier disponen de los fondos necesa-
rios para avanzar en su investigación. Entre am-
bos integran la rama neuromórfica del Proyecto
Cerebro Humano, dotado por la Unión Europea
con mil millones de euros y a desarrollar en
diez años. En octubre de 2013 se lanzó oficial-
mente el proyecto [véase «La ofensiva cerebral»,
por Ulrike Gebhardt; Mente y cerebro n.o 65,
2014]. Los alrededor de cien millones de euros
reservados para la investigación neuromórfica
permitirán al grupo de Furber expandir su sis-
tema hasta quinientos millones de neuronas
digitales. El grupo de Meier, por su parte, prevé
llegar a los cuatro millones.
El éxito de dichos proyectos de investigación
ha contribuido a alimentar el interés por la idea
de utilizar hardware neuromórfico en aplicacio-
nes prácticas que ofrezcan un consumo reducido
para dispositivos que irían desde teléfonos a ro-
bots. Hasta hace poco, este factor no constituía
una prioridad en la industria informática. Por lo
general, los diseñadores de chips han venido re-
duciendo el consumo de energía simplificando el
diseño de los circuitos o repartiendo los cómpu-
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
tos entre varios procesadores («núcleos») capaces
de funcionar en paralelo o de apagarse si no se
requieren.
Estos métodos presentan sus limitaciones. La
Agencia de Proyectos Avanzados para la Defensa
de Estados Unidos (DARPA, por sus siglas en inglés)
ha invertido más de cien millones de dólares en
su proyecto SyNAPSE para desarrollar una tecno-
logía neuromórfica compacta y de bajo consumo.
Uno de los principales contratistas del proyecto,
el grupo de computación cognitiva del centro de
investigaciones de IBM en Almaden, en California,
ha utilizado su parte del pastel para producir chips
digitales de 256 neuronas, los cuales pueden em-
plearse como bloques constructivos para sistemas
de mayor escala.
Potencia cerebral
Boahen busca una metodología propia para apli-
caciones prácticas. En abril de 2013 emprendió
una iniciativa basada en el proyecto Spaun. A
grandes rasgos, se trata de un diseño para un
modelo computarizado del cerebro que abarca
componentes de la visión, el movimiento y la ca-
pacidad de decisión. Se basa en un lenguaje para
la programación de circuitería neuronal que de-
sarrolló hace unos diez años Chris Eliasmith, neu-
rocientífico teórico de la Universidad de Waterloo,
en Ontario. Los usuarios solo tienen que especifi-
car la función neuronal que desean (instrucciones
para mover un brazo, por ejemplo) y el sistema
diseña de forma automática una red de neuronas
que, con su activación, ejecuta la función.
Con el objeto de comprobar si su sistema fun-
cionaba, Eliasmith y sus colaboradores simularon
Spaun en un ordenador convencional. Demostra-
ron que, con 2,5 millones de neuronas artificiales
y una retina y una mano simuladas, el sistema
era capaz de copiar números manuscritos, re-
cordar los ítems de una lista, calcular el número
siguiente en una sucesión dada y llevar a cabo
otras tareas cognitivas. En opinión de Boahen, se
trata de un abanico de destrezas sin precedentes
en los estándares de simulación neuronal.
Pero la simulación de Spaun funcionó unas
9000 veces más lentamente que en tiempo real. En
otras palabras, necesitaba dos horas y media para
simular un segundo de conducta humana. Con la
intención de construir una versión física de Spaun
mediante circuitos neuromórficos que operasen
en tiempo real, Boahen contactó con Eliasmith.
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
A este último, la sinergia le pareció perfecta. «Me
entusiasmó. Vosotros [el equipo de Boahen] dis-
ponéis de la mantequilla, pero nosotros tenemos
la mermelada», recuerda.
Con la financiación de la Oficina de Investiga-
ción Naval estadounidense, Boahen y Eliasmith
han reclutado un equipo que proyecta construir
en unos tres años un pequeño prototipo, y en
cinco, un sistema completo. Para los datos de en-
trada utilizarán retinas y cócleas neuromórficas
desarrolladas en el INI; un brazo robótico servirá
para la información de salida. Los programas (el
software cognitivo) deberán desarrollarse desde
cero. «No se trata de un nuevo Neurogrid, sino
de una arquitectura totalmente nueva», explica
Boahen. Y añade: «Deberemos sacrificar algo de
realismo al servicio de la utilidad y basarnos en
neuronas muy sencillas y eficientes para que po-
damos aumentar de escala, hasta millones».
El interés de los científicos reside en diseñar un
sistema que pueda aplicarse a la práctica diaria y
a las necesidades reales. Prevén que en unos cin-
co años construirán robots autónomos capaces de
interactuar con el entorno y operar en tiempo real
mientras su cerebro consume tan poca electricidad
como un teléfono móvil. Estos dispositivos serán
más versátiles y adaptables que los robots autóno-
mos actuales. Y requerirán menos energía. Para saber más
A más largo plazo, el proyecto podría abrir ca- Analog VLSI and neural
systems. C. Mead. Addison-
minos para la creación de procesadores compactos Wesley, 1989.
y de bajo consumo en cualquier sistema informá- Neuromorphic electronic sys-
tico, no solo en robótica, augura Boahen. tems. C. Mead en Proceedings
of the IEEE, vol. 78, n.o 10, págs.
Si algún día los investigadores logran dominar 1629-1636, 1990.
los ingredientes esenciales que convierten al ce- A silicon neuron. M. Ma-
rebro humano en algo tan eficiente, compacto y howald y R. Douglas en Natu-
re, vol. 354, págs. 515-518, 1991.
robusto, ello podría suponer la salvación de una
A large-scale model of the
industria que se halla próxima a chocar contra functioning brain. C. Eliasmith
un muro en su pretensión de desarrollar micro- et al. en Science, vol. 338, págs.
1202-1205, 2012.
circuitos cada vez más diminutos. «No lo sabre-
mos con toda seguridad hasta que lo intentemos»,
En nuestro archivo
concluye Boahen.
Computación conjunta en
circuitos neuromorfos. David
Artículo original publicado en Nature, W. Tank y John J. Hopfield en
vol. 503, págs. 22-24. IyC, febrero de 1988.
Traducido con el permiso de Macmillan Publishers Ltd.
La retina de silicio. Misha A.
© 2013
Mahowald y Carver Mead en
IyC, julio de 1991.
Redes neuronales que apren-
den de la experiencia. Geof-
frey E. Hinton en IyC, noviem-
bre de 1992.
Retinas artificiales. Kwabena
M. Mitchell Waldrop es redactor de la Boahen en IyC, julio de 2005.
revista Nature.
79
SYLL ABUS
El trastorno
obsesivo-compulsivo
en los niños
La terapia cognitiva conductual ayuda a poner límites a los pensamientos
y rituales obsesivos e incontrolables característicos de esta patología mental,
que puede manifestarse durante la etapa infantil
CHRISTOPH Y GUNILL A WEWE T ZER
EN SÍNTESIS
El poder
de la obsesión
1 Entre un 2 y un 3 por
ciento de los niños y ado-
lescentes padece un trastor-
no obsesivo-compulsivo.
2 En la mayoría de los
casos, los pensamientos
obsesivos tratan sobre el
temor a la suciedad y a con-
taminarse. A menudo, estas
ideas desencadenan actos
compulsivos.
3 Los afectados aprenden
a combatir su obsesión
cuando ponen en entredi-
cho sus ideas y afrontan las
situaciones que precipitan
el miedo.
80
M
arkus comenzó a tener miedo de sí
mismo a la edad de 13 años. Temía
volverse neonazi. Pronto se dejó llevar
por la idea de que podía infectarse, como si de un
virus se tratara: evitaba todo lo que le recorda-
ra a Adolf Hitler, desde libros con ilustraciones
del dictador hasta toallas con estampados que le
traían a la memoria las cruces gamadas. Había
algo en el nacionalsocialismo que le fascinaba,
se persuadía a sí mismo. ¿Por qué, si no, giraban
sus pensamientos en torno a la idea de Hitler?
No tardó en lavarse las manos cada dos por tres.
Se jabonaba los dedos, uno por uno, alrededor de
40 veces diarias durante varios minutos.
Aunque era un buen estudiante, cuando se in-
trodujo el tema del nacionalsocialismo en clase de
historia de secundaria, empezó a hacer novillos
en esa asignatura. Las fotografías de los campos
de concentración y de los hombres de las SS que
aparecían en los libros le desasosegaban de forma
desmesurada. A pesar de que percibía que no se
comportaba con normalidad, tampoco podía evi-
tar decirse a sí mismo que el nacionalsocialismo
tenía que parecerle estupendo. Ese pensamiento
se convirtió en insoportable.
Cargaba con esta obsesión desde hacía dos años
cuando se presentó, acompañado de sus padres,
en nuestra clínica de psiquiatría y psicoterapia
infanto-juvenil de Colonia. Markus se mostraba
inseguro y triste, pero también irritado y agresi-
vo. Explicó que no encontraba amigos. Asimismo,
habló del miedo que le invadía con regularidad,
de una desagradable sensación de presión en el
vientre y de tener un nudo en la garganta. Según
decía, solo existía un camino para controlar sus
obsesiones y miedos y poner en jaque a la tensión
interior que sentía: lavarse las manos. Sus dedos y
palmas estaban enrojecidos por el constante frotar
con agua y jabón desde hacía tiempo; la piel de sus
manos aparecía seca y llena de llagas.
Markus no es un caso único. Alrededor del
2 por ciento de los niños y adolescentes padecen
un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). El pa-
ciente más joven que hemos tratado fue una niña
de tan solo cuatro años y medio. Por lo general,
las obsesiones no aparecen antes del séptimo año
de vida y, con frecuencia, se manifiestan entre los
10 y los 12 años.
La edad a la que comienzan a exteriorizar-
se las obsesiones constituye todavía un asunto
controvertido para la ciencia. Ahora bien, estas
no guardan relación con los rituales cotidianos
de los niños. Dicho de otro modo, las conductas
obsesivas no se derivan de los hábitos infantiles
antes de irse a dormir ni tampoco tienen nada que
ver con el entusiasmo de los más pequeños por
escuchar los relatos una y otra vez y contados de
la misma manera. Tales rituales forman parte del
desarrollo sano del niño, puesto que le permiten
acercarse al mundo con seguridad y confianza.
Un mundo en el que puede sentirse protegido.
Las obsesiones tampoco consisten en meras
manías, como comprobar de forma reiterada si
se ha silenciado el teléfono móvil cuando se está
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
en el cine. Un paciente con trastorno obsesivo-
compulsivo siente que la obsesión no encaja en
absoluto con su personalidad. Aunque sufre de
forma exagerada sus obsesiones, se siente incapaz
de luchar contra ellas. La obsesión compromete
e invade su rutina, al menos durante una hora
diaria, tiempo que usurpa a otras ocupaciones
como la escuela o las amistades.
Hasta que las manos sangran
No existe un pensamiento obsesivo típico. La
preocupación de que el pomo de la puerta pu-
diera estar «contaminado» tortura a más de un
tercio de los niños con el trastorno. Y en uno de
cada cuatro casos infantiles de TOC, atormentan
al afectado las fantasías violentas (asfixia a su her-
mano pequeño, por ejemplo). A uno de cada cinco
niños le obsesiona que los objetos estén dispues-
tos de manera simétrica. Así, algunos solo salen
de su casa si los cordones de ambos zapatos están
anudados de idéntico modo.
La conducta de los jóvenes para enfrentarse a
los miedos que les causa el trastorno resulta tan
variada como los pensamientos que les invaden,
¡LÁVATE!
Los pensamientos obsesivos
llevan a algunas personas con
trastorno obsesivo-compulsivo
a lavarse con minuciosidad las
manos numerosas veces al día.
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
según halló en 2011 la psiquiatra Susanne Walit-
za, de la Universidad de Zúrich. Su estudio reveló
que los adolescentes desarrollan con frecuencia
la compulsión de lavarse las manos, pero más de
dos tercios de los pacientes se duchan varias ve-
ces al día o se frotan las manos hasta producirse
sangre. Más de un tercio siente la necesidad de
controlar algún asunto de manera constante: si
el fogón de la cocina está apagado o si ha cerrado
con llave la puerta de casa. Además, alrededor de
uno de cada cinco niños con TOC repite siempre
la misma pregunta o ejecuta alguna actividad
reiteradamente.
EN BREVE
Las obsesiones se imponen
sobre la propia voluntad, a
pesar de que quien las padece
las considera irracionales.
Puede tratarse del miedo a las
bacterias o de la creencia de
que todo debe estar simétrico.
Las compulsiones consisten
en llevar a cabo acciones de
manera repetida. Algunos
rituales comunes consisten en
lavarse o en comprobaciones
excesivas (que el fogón esté
apagado, por ejemplo).
La terapia cognitiva conduc-
tual enseña a los pacientes
a detectar y corregir los pen-
samientos irracionales. Para
ello, deben cuestionarse sus
creencias irracionales («Si piso
una mancha negra va a ocurrir
un acontecimiento terrible») y
ponerse a prueba en situacio-
nes reales. Esta terapia se ha
mostrado la más efectiva para
el tratamiento del trastorno
obsesivo-compulsivo.
MEIKE TEICHMANN
81
SYLL ABUS

Pese al sufrimiento que producen estas obsesio-

Consejos para padres nes, es habitual que los niños no hablen de ellas.
Les resulta difícil reconocer que piensan o eje-
1. Proporcione apoyo a su hijo, no a la obsesión. Si su hijo insiste
cutan acciones que en realidad no quieren y que
en lavarse y usted le compra más jabón, estará contribuyendo a mantener
saben que son «estúpidas». Muchos se avergüen-
la obsesión.
zan y hacen lo posible por ocultar sus obsesiones.
2. Refuerce su autoestima. Felicite a su hijo por las tareas que realiza
Se desconoce aún por qué algunos niños de-
bien y elogie sus intentos por oponerse a su comportamiento compulsivo. Los
sarrollan este trastorno. Sin embargo, no existe
niños que se sienten seguros de sí mismos disponen de mejores herramientas
una sola causa: deben coincidir diversos factores,
para luchar contra sus obsesiones.
entre los que destacan la herencia y los rasgos de
3. No deje que el trastorno domine su rutina. Evite hablar constan-
personalidad, como el perfeccionismo y la baja
temente sobre las obsesiones. Es preferible salir juntos de excursión. Apoye
autoestima. Por lo común, las obsesiones aparecen
a su hijo para que encuentre nuevas amistades, se dedique a sus aficiones
cuando el joven se siente abrumado, ya sea por
y asista a la escuela.
los exámenes escolares, ya por una acalorada dis-
4. Infunda coraje. Explíquele que la obsesión es un adversario al que se
cusión con los amigos o debido a la enfermedad
puede vencer. Ayúdele a redactar un diario de obsesiones y a afrontar las
de algún pariente. En la familia de Markus, los
situaciones que teme.
padres se habían separado tras meses de disputas.
5. No busque culpables. Evite culpabilizar a alguien del trastorno de su
El tratamiento en régimen ambulatorio inicial
hijo: ni al propio niño, ni a su pareja ni a sí mismo. Los niños no desarrollan
resultó insuficiente para Markus. Su historia de
este trastorno para enfadar a sus padres.
sufrimiento perduraba desde hacía dos años. Ya
6. Manténgase informado e instruya a su hijo. Cuanto más sepa
no iba al colegio y se encontraba deprimido. Inició
acerca del trastorno obsesivo-compulsivo, menos contribuirá a mantenerlo.
un tratamiento mediante terapia conductual y an-
Transmita a su hijo los conocimientos sobre esta psicopatología.
tidepresivos. Según se ha comprobado, la terapia
7. Solicite ayuda. Muchos padres sufren la misma situación. Con frecuen-
cognitiva conductual es el procedimiento más efi-
cia resulta de gran ayuda hablar con un amigo, con otros afectados o con un
caz para tratar a los jóvenes que padecen TOC. Por
especialista.
el contrario, la elaboración de la historia personal
en el contexto de un tratamiento psicoanalítico o
la terapia psicológica profunda resultan ineficaces
en estos casos, según demostró en 2013 Jennifer
Freeman, de la Universidad Brown.

ATRAPADO EN LAS IDEAS

Markus, un joven paciente con
trastorno obsesivo-compulsi-
vo, pasó meses diciéndose a
MEIKE TEICHMANN

sí mismo que le fascinaba la

época nazi. Se preguntaba por
qué giraban todos los pensa-
mientos en torno a Hitler.

82 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

 A lo largo de las sesiones, Markus fue abriéndo-
se progresivamente, mostrándose cada vez más
­comunicativo y motivado. Sus padres presenciaron
las primeras sesiones de la terapia y apren­dieron
cómo debían reaccionar ante la compulsión de su
hijo. Muchos padres reconocen en estas reuniones
que se han amoldado a los rituales compulsivos de
su hijo. Si el niño manifiesta temor a las bacterias o
a la suciedad, los propios progenitores le compran
lociones desinfectantes, limpian los pomos de las
puertas o corren a abrirle la puerta para que no se
«ensucie» las manos. Con todo, cabe destacar que
el impulso obsesivo de lavarse las manos no im-
plica que el niño se frote con agua y jabón todo el
cuerpo. Mientras que pueden jabonarse las manos
con frecuencia y meticulosidad a diario, pueden
descuidar sus pies durante días.
Los padres de Markus descubrieron que su hijo
tendía a sobreestimar sus miedos y preocupacio-
nes. Debía aprender por sí mismo a mantener cier-
ta distancia hacia sus pensamientos obsesivos. Por
este motivo se le pidió que anotase en un «diario
de obsesiones» qué ideas le atormentaban y cómo
las manejaba. De esta manera pudo reconocer por
sí solo que, una y otra vez, buscaba argumentos
que justificaran esos pensamientos.
Poco a poco retrocede el miedo
Durante las conversaciones, enseñamos a Markus
a comprender ideas que le obsesionaban y que no
lograba dominar aunque quisiese («Debo contro-
lar mis ideas para no infectarme con la ideología
de extrema derecha»). Tal y como le explicamos,
sus pensamientos solo eran eso, pensamientos.
No tenían nada que ver con él.
A pesar de que era consciente de sus obsesiones,
fueron necesarias dos semanas más de lo habitual
para que aprendiese a detectar y cuestionar sus
creencias obsesivas. El diario y las conversaciones
terapéuticas lo ayudaron a deshacerse de la con-
vicción de que un pensamiento negativo fuese
una señal de inmoralidad.
Tras mantener ese tipo de conversaciones y tra-
bajar con él sus ideas obsesivas, era el momento de
dar el siguiente paso: confrontar al paciente con
objetos que le recordasen al régimen nazi y de­
sencadenasen la compulsión de lavarse las manos.
Existen diversos métodos para confrontar a un
afectado con un estímulo que desate sus compul-
siones, de forma directa en su vida cotidiana o a
través de una conversación con un terapeuta que
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
Medicación contra el trastorno obsesivo-compulsivo
La combinación del tratamiento farmacológico junto con la terapia conductual
ha demostrado que es efectiva. No obstante, en la práctica un gran número
de pacientes no reciben un tratamiento mediante fármacos o solo lo hacen de
manera insuficiente, incluso a pesar de que la psicoterapia no mejore su estado.
El tratamiento farmacológico está sobre todo indicado para los casos graves
(cuando el afectado falta a clase, se encuentra deprimido o si tiene parientes
que sufren el mismo trastorno). Con frecuencia, los medicamentos proporcionan
la mejoría necesaria para pasar a una psicoterapia intensiva. Entre los fármacos
más utilizados en estos casos destacan los inhibidores selectivos de la recapta-
ción de serotonina (ISRS), pertenecientes al grupo de los antidepresivos. Actúan
sobre el metabolismo cerebral y modulan la transmisión de información entre
las neuronas. Estos medicamentos, además de ser efectivos para el tratamiento
del trastorno obsesivo-compulsivo, se emplean contra la depresión, la rumiación
y la falta de motivación.
lleve a hablar sobre una situación determinada.
Por lo general, los ejercicios resultan más efectivos
cuanto más se acercan a la realidad. Además, los
jóvenes sacan mayor partido de un procedimiento
gradual. De este modo se evita que se sientan des-
bordados y se facilita que mantengan el control;
gracias a ello, ganan seguridad en sí mismos.
Se pidó a Markus que tocara un objeto sin la-
varse las manos después. Al principio solo debía
acariciar un libro de historia. Se percató de que Para saber más
no ocurría una catástrofe, y que ese gesto no le Zwangsstörungen bei Kindern
und Jugendlichen. Ein The­
convertía en un neonazi. Esta experiencia fue im-
rapiemanual. G. Wewetzer
portante para su curación. Ejercicios como este se y C. Wewetzer. Hogrefe,
prolongaron durante semanas. En sesiones pos- ­Gotinga, 2012.
Ratgeber Zwangsstörungen
teriores, tentó una fotografía de Hitler; al final,
bei Kindern und Jugendlichen.
incluso tocó un uniforme de la época nazi. Con el G. Wewetzer y C. Wewetzer.
tiempo asimiló que disminuía la tensión interior Hogrefe, Gotinga 2014.
Evidence base update for
que le acompañaba. Pasados tres meses, abandonó
psychosocial treatments for
el hospital, aunque continuó con un terapeuta. pediatric obsessive-compul­
Volvió a la escuela. En la clase de historia era capaz sive disorder. J. Freeman et al.
en Journal of Clinical Child and
de seguir sin miedo las lecciones sobre la Segunda Adolescent Psychology, vol. 43,
Guerra Mundial. págs. 7-26, 2014.
En nuestro archivo
El trastorno obsesivo-compul­
sivo. Jérôme Palazzolo en MyC
n.o 18, 2006.
Terapia cognitivo-conductual
para el trastorno obsesivo-
compulsivo. Nuria Jaurrieta
Guarner en MyC n.o 39, 2009.
Christoph Wewetzer es especialista en psiquiatría Rituales sin fin. Anne K. Külz
­infanto-juvenil y dirige una clínica de psiquiatría y Ulrich Voderholzer en MyC
y ­psicoterapia infantil y juvenil en Colonia. n.o 47, 2011.
Gunilla Wewetzer es psicóloga.
83
ILUSIONES

Fotografías ilusorias
El retrato fotográfico trasciende realidades y fantasías

SUSANA M ARTINEZ- CONDE Y STEPHEN L . M ACKNIK

La imprecisión fotográfica no existe.

Todas las fotografías son rigurosamente fieles. de Dorian Gray. A grandes rasgos, la historia cuenta cómo el pro-
Ninguna expresa la verdad. tagonista, Dorian Gray, conserva intacta su juventud, mientras
—Richard Avedon (1923-2004) que su retrato, guardado en el ático, va corrompiéndose y plas-
mando su verdadera edad y su depravación moral. En palabras

E
l retrato, en cuanto forma artística, se propone captar
la naturaleza interior y profunda de una persona. Por
ello, un retrato de calidad puede resultar más verídico,
más sincero, que la mera observación superficial del sujeto al
que reproduce. La fidelidad en la representación es intrínseca
a la fotografía; aun así, las ilusiones de este artículo esquivan
limitaciones de somero calado: bucean hacia su meollo. En tal
sentido, estas imágenes constituyen «los más mágicos de los
espejos», como describía Oscar Wilde el cuadro sobrenatural en
torno al cual gira la trama de su famosa novela de 1890, El retrato
de Wilde, «[la pintura] le había revelado su propio cuerpo, por
lo que le revelaría su propia alma».
Las personas que aparecen en las imágenes siguientes son
herederos de Gray. No se trata de meros parecidos; relatan
historias de mayor hondura sobre cuán fácilmente el aspecto
puede llevar a engaño. Algunas fotografías presentan duplica-
dos falaces; otras funden dos sujetos en uno solo. Pero la única
magia que albergan se halla en los sistemas visual y cognitivo
del cerebro del espectador. ¿Sabría usted distinguir la imagen
original de su reflejo?

EN BUSCA DE PERSONAS PARECIDAS

L a abuela de la autora (Martinez-Conde) solía
decir que todos tenemos un doble en algún lu-
gar del planeta; un gemelo sin relación genéti-
ca, que casi nadie llega a conocer. El fotógrafo
canadiense François Brunelle quiso inmortalizar
en una exposición internacional tales empareja-
mientos casuales. En la muestra, que tituló I’m
not a look-alike! («¡No soy un sosias!»), exhibió
200 pares de personas que se parecían, aunque

FRANÇOIS BRUNELLE (sosias); GETTY IMAGES / RON LEVINE (gemelos reales)

no guardaban ninguna relación de parentesco.
La que suscribe pensó de inmediato en Francisco
Costela, uno de sus doctorandos, y en Jo­shua
Corrigan, amigo de Fran, a quienes vemos en
la primera fotografía de la primera fila. Fran
(derecha) y Josh (izquierda) se conocieron en el
hospital y centro médico St. Joseph, en Phoenix.
Sus caminos se cruzan allí todavía. Aunque
sorprenda, no son familia: Fran es español; Josh,
estadounidense. Sin embargo, su parecido re-
sulta desconcertante. Incluso llevan gafas de
igual montura (por pura casualidad, aseguran).
El pasmoso parecido de Fran y Josh provoca ma­
lentendidos entre sus amigos y compañeros de trabajo casi a diario. dedicado a los retratos de Brunelle. Sobre estas líneas aparecen cinco
Animamos a ambos a ponerse en contacto con Brunelle. Al fotógrafo juegos de «gemelos por azar» del artista (Fran y Josh, entre ellos) más
no solo le entusiasmó exponerlos en su proyecto, sino que también los un par de gemelos auténticos. ¿Es capaz de localizar a los genuinos?
seleccionó para participar en un programa de televisión estadounidense [la respuesta, al final del artículo].

84 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

 ROSTROS INFANTILES
¿ Puede el retrato de un artista, como el cua-
dro ficticio de la novela de Wilde, ofrecer un
parecido más exacto que una fotografía? La
pintora canadiense Heather Spears así lo cree.
Spears ha dedicado muchos años a dibujar a
los bebés prematuros, además de otros recién
nacidos, de las unidades de cuidados intensi-
vos neonatales.
HEATHER SPEARS
Mientras los retrataba, se percató de un
curioso fenómeno. Cayó en la cuenta de que
cuando se esforzaba en copiar con exacti-
tud la fotografía de un niño (izquierda), el
resultado no resultaba satisfactorio. «Pero
cuando, instintivamente, la ensanchaba, tra-
tando de “captar” un parecido, sí se le pare-
cía», explica Spears. Por lo general, los padres
están de acuerdo en que las representacio-
nes ensanchadas (derecha) les parecen más
correctas.
L a artista atribuye el éxito de estos re-
tratos a que parece como si contemplara al
bebé mirándolo muy de cerca, con ambos
ojos, y no a través de una lente fotográfica.
Otra razón pudiera estribar en que los obser-
vadores se enfrentan de diferente manera a
las instantáneas y a los dibujos. Cuando mi-
ramos una fotografía, nuestra percepción se
adapta sin dificultad a sus matices de luces y
sombras, pero no así al observar los nítidos
trazos del contorno de un dibujo. La distor-
sión introducida por Spears se aproxima al
resultado de los procesos neuronales que su-
ceden al mirar una persona de carne y hueso.
Además, en la plasmación final, las facciones
se difuminan de un modo halagador, efecto
que es posible que los padres consideren, en
sus recuerdos, más fieles a la realidad que el
retrato original.

Cambios de la foto al boceto:

n Los contornos de la oreja y de la cabeza son más anchos.
n Los ojos del bebé están más separados.
n Las ventanas de la nariz forman un leve ángulo.

EL AUTÉNTICO GUACAMAYO
 sta fotografía de un loro contiene más de lo que se ve a primera
E
vista. Al artista italiano Johannes Stötter le encanta transformar
sus modelos humanos en temas insospechados de la naturaleza,
entre ellos, hojas muertas o ranas arbóreas.
Para crear esta colorida metamorfosis, Stötter dedicó cuatro
horas a recubrir con pintura respirable a su modelo, hasta trans-
formarla en un guacamayo escarlata. La desconcertante fusión
de pintura y fotografía produce una especie de trampantojo: ve-
mos primero el ave; después, a la modelo. El efecto es una ilusión
ambigua, en la que las respuestas neuronales de nuestro sistema
visual fluctúan entre las dos interpretaciones posibles de un mismo
estímulo físico.
Wilde, en el prefacio a Dorian Gray escribe: «Todo arte es, a la
vez, superficie y símbolo. Quienes traspasan la superficie lo hacen
a su propio riesgo.» Localizar la imagen oculta en esta fotografía
JOHANNES STÖTTER

no se antoja peligroso, pero tal vez a Wilde le hubiera gustado esta

pieza, que lleva, a modo de juego, a detectar una figura humana. Y
pone en entredicho las estimaciones rápidas o superficiales.

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 85

 ILUSIONES

ANTES Y DESPUÉS
 ndrew Dixon, un entrenador
A adelgazamiento. Así que decidió
personal, veía con disgusto las hi-
perbólicas promesas del «antes»
y «después» que propalan mu-
chas campañas comerciales de
ANDREW DIXON
tomar unas cuantas fotografías
de sí mismo y ver qué se podía
conseguir con unos pequeños
retoques. En una carta al Huff-
ington Post, Dixon explicaba que
eligió para su sesión fotográfica
un día en que se sentía hinchado.
«Entonces me rapé el pelo, y me
afeité la barba y el pecho. Hice
en el suelo unas cuantas flexio-
nes, y algunas dominadas en la
barra; ajusté la luz de mi dor-
mitorio, saqué pecho, hundí el
vientre, contraje los abdomina-
les, y ¡bum!, ya tenía la foto.» Las
que aquí vemos documentan el
paso del «rey de sillón» (izquier-
da) al «puro cachas» (derecha).
La transformación se logró en
solo una hora. La exhibición de
Dixon nos recuerda la agudeza
de Wilde en su Dorian Gray: «La
naturalidad es mera pose». Fa-

bricar el retrato perfecto resulta

demasiado fácil.

DE TAL PALO, TAL ASTILLA

 diferencia de Dorian Gray, los personajes de Por-
A
traits Génétiques («Retratos genéticos»), del fotó-
grafo Ulric Collette, no pueden eludir ni el enveje-
cimiento ni su destino biológico. La serie explora
las similitudes genéticas entre miembros de una
familia. Para ello pespuntea composiciones hemi-
faciales de un progenitor y un descendiente u otros
pares de parientes. Aquí vemos el resultado de unir
las medias caras de Julie, la madre, de 61 años, con
la de su hija Isabelle, de 32.
La amalgama resultante constituye un notable
estudio de destino genético. Este fenómeno per-
ceptual, conocido como la «buena continuación»,
hace que tendamos a captar las líneas contiguas
como un contorno continuo, por lo que logra que
algunos observadores vean, en los retratos adosa-
dos, a una misma persona en diferentes puntos de
su singladura vital.

Para saber más

Face: El rostro humano; Nuevo
retrato fotográfico. William A.
ULRIC COLLETTE

Ewing. Blume (Naturart), 2008.

Faces: Photography and the
art of portraiture. Steven Biver
y Paul Fuqua. Focal Press, 2010.
The creative eye. Heather
Spears. Marion Heather
Spears, 2013.
Portraits génétiques. Ulric
* Solución: La primera fotografía inferior de la
izquierda es la verdadera pareja de gemelas.
Collette: genetic.ulriccollette.
com

En nuestro archivo
Más verdadero que la verdad. Susana Martinez-Conde y Stephen L. Macknik
S. Martinez-Conde y S. L. Mac- i­nvestigan en la Universidad estatal de Nueva York.
knik en MyC n.o 64, 2014. Martinez-Conde dirige el laboratorio de neurociencia
integrativa; Macknik, el de neurociencia traslacional.

86 MENTE Y CEREBRO 70 - 2015

RETROSPEC TIVA

Los críticos de Freud

En mayo de 1913, la plana mayor de la psiquiatría se reunía en Breslau
para debatir sobre el aún incipiente psicoanálisis. Su veredicto:
la propuesta freudiana no era científica y ponía en peligro
la reputación de la medicina

ANTHONY D. K AUDER S

El presente artículo es un extracto del libro Der Freud Komplex.

Eine Geschichte der Psychoanalyse in Deutschland («El comple-
jo de Freud. Una historia del psicoanálisis en Alemania»), de
Anthony D. Kauders. Editorial Berlin, Berlín 2014.

MENTE Y CEREBRO 70 - 2015 87

RETROSPEC TIVA
El psicoanálisis
freudiano
era tentador:
alimentaba
las esperanzas
de liberarse de
las figuras
de autoridad
EN SÍNTESIS
Fuego cruzado
1 A comienzos del siglo xx,
el psicoanálisis de Sig-
mund Freud fue objeto de
fuertes controversias.
2 Reputados médicos
mostraron su desa-
cuerdo con los plantea-
mientos freudianos, sobre
todo con la comprensión
de la verdad y la, según su
parecer, metodología poco
científica.
3 Las teorías de Freud so-
bre el inconsciente y los
deseos sexuales reprimidos
iban en contra del espíritu
reinante en la época.
88
U
n año antes del estallido de la Prime­
ra Guerra Mundial, el imperio alemán
bullía. Desde hacía algunos meses, los
socialdemócratas eran el grupo parlamentario
más fuerte, logro que los conservadores obser­
vaban con recelo. Las tensiones entre Alemania y
Gran Bretaña aumentaban, no solo por el rearme
de la flota alemana. Al mismo tiempo, el ejército
germano caía en descrédito por actos arbitra­
rios, lo que derivó en el primer voto de censura
contra un canciller del Reich. También por esas
fechas, el movimiento artístico Die Brücke se
disolvía y Rudolf Steiner fundaba la Sociedad
antroposófica en Berlín [véase «Los orígenes de
la antroposofía», por Steve Ayan; Mente y ce-
rebro n.o 59, 2013].
Ese mismo 1913 aconteció un evento que,
aunque quizá menos llamativo, resultó repre­
sentativo de esa época. Los miembros de la Aso­
ciación Alemana de Psiquiatría se citaban en
Breslau para celebrar su reunión anual. Neuró­
logos y psiquiatras de prestigio acudieron a la
ciudad silesia: Alois Alzheimer, Karl Bonhoeffer,
Emil Kraepelin y Robert Gaupp, entre ellos. La
primera jornada versó sobre un hombre que,
por entonces, se encontraba lejos de conver­
tirse en «una leyenda». Sigmund Freud y su
psicoanálisis no interesaban a los congresistas
por motivos científicos. Sin embargo, Freud es­
taba en boca de todos. No se hallaba aislado,
como él mismo afirmaba; tampoco era uno de
tantos, como más tarde los críticos quisieron
hacer creer.
En el imperio alemán tardío, grupos socia­
les muy diversos (psiquiatras, movimientos
juveniles y literatos, entre ellos) se ocuparon
de distintos aspectos del psicoanálisis. Quienes
mostraban confianza en el planteamiento psi­
coanalítico extrajeron de él la parte que más les
interesaba, fuera «veracidad», «sublimación» o
«sexualidad».
El psicoanálisis freudiano resultaba tentador,
sobre todo en un sentido: prometía a escolares,
estudiantes, bohemios, anarquistas y expresio­
nistas la esperanza de liberarse de figuras de
autoridad («inconscientes»), se hallaran estas
dentro de la familia, los centros de enseñanza o
la política. De esta manera, daba forma al deseo
de restablecer la «individualidad» y «autentici­
dad» en un mundo en el que primaban las reglas
«hipócritas», «insanas» y «represivas».
También atraía por otra razón: cualquiera que
descubriera el psicoanálisis podría formar par­
te del prestigioso mundo de la ciencia. Los dra­
maturgos Frank Wedekind (1864-1918) y ­August
Strindberg (1849-1912) ya se habían rebelado
contra el mundo de los «padres». Freud prome­
tía ahora el mismo objetivo, pero envuelto en
un manto científico. Desde su punto de vista, la
«subjetividad» y la «objetividad», la hermenéu­
tica y la ciencia natural no estaban enfrentadas.
Esta perspectiva constituía, y sigue constituyen­
do, el atractivo del psicoanálisis para muchas
personas.
¿Un pensamiento erróneo?
Esa «escasa» delimitación supuso, para otros in­
dividuos, motivo suficiente de rechazo del plan­
teamiento psicoanalítico. Psiquiatras, psicólogos
y neurólogos opinaban que lo uno (la interpreta­
ción) no tenía que ver con lo otro (el experimen­
to). Poco les importaba si ciertas convenciones
sociales dañaban al individuo, en tanto que su
comprensión científica no fuera puesta en entre­
dicho. El problema no residía en la veracidad (en
el tema de la sexualidad) que muchos asociaban
al psicoanálisis, sino en la comprensión freudiana
errónea sobre la verdad. Si no querían renunciar
a parte de su forma de pensar, debían rechazar el
nuevo estilo de pensamiento.
Freud era científico. Por tanto, la recepción del
psicoanálisis no comenzó en los salones de té de
Berlín o de Múnich. Aun así, en los pasillos de algu­
nas universidades y clínicas psiquiátricas se caldea­
ba el ambiente cuando se tocaba el tema «Freud».
Pese a la sobriedad que muestran a menudo las
polémicas científicas, la discusión en relación
al psicoanálisis se centraba nada menos que en la
verdad. Desde el principio se planteó la pregunta:
¿tiene Freud razón como científico?
La frase inicial de su libro más famoso intro­
ducía esa cuestión. «Al proponerme exponer aquí
la interpretación de los sueños», escribía Freud,
«creo no haber sobrepasado el ámbito de los in­
tereses neuropatológicos.» Este planteamiento se
repite más tarde en la obra, cuando su autor ma­
nifiesta que quiere mostrar un «procedimiento
científico para la interpretación de los sueños».
Lo que viene a continuación, después de ahondar
en la bibliografía sobre el tema, resulta inusual
para los neuropatólogos: Freud sostiene que cada
sueño tiene un significado. Su atrevimiento va
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
aún más allá: cada sueño es un deseo al que pro­
cesos enigmáticos, denominados condensación
y desplazamiento, impiden que alcance la super­
ficie. ¿El motivo? Determinados deseos han sido
reprimidos.
No se trata de cualquier deseo: «El deseo que
se representa en el sueño debe ser infantil». To­
dos los sueños se apoyan en las más tempranas
fantasías que han permanecido ocultas porque,
reprimidas por la resistencia del yo, obran en el
inconsciente. Además, tratan de la sexualidad, la
rivalidad del hijo con el padre, el deseo de matar
al padre para tener acceso libre a la madre (o ac­
ceso libre al padre, en el caso de tratarse de una
hija). Años después, en un artículo publicado en
1910, Freud denominó «complejo de Edipo» a este
entramado relacional.
Para destapar todos esos contenidos se necesi­
taba entrenamiento, técnica y experiencia. Aun­
que el análisis didáctico (el entrenamiento) no se
institucionalizaría hasta los años veinte, Freud
describió la técnica, la «asociación libre», como
científica: cada uno de sus pacientes se había com­
portado de manera «completamente imparcial
con sus ocurrencias». Esa era la garantía de que
lo inconsciente se expresaba.
Acceso a la mente
Sin embargo, no todos los sueños pueden inter­
pretarse. Debe reflexionarse, indicaba Freud, qué
«fuerzas psíquicas» están en juego durante el
trabajo de interpretación. Una interpretación
exitosa de los sueños implica que «median­
te los intereses intelectuales, la capacidad de
auto­superación, los conocimientos psicológicos
y la práctica de la investigación de los sueños
puedan mostrarse las resistencias internas de
la persona».
En su conjunto, esas tesis resultaban insólitas.
Exigían del público experto varios requisitos a la
vez: aceptar que existe un inconsciente con sus
propias reglas; que este solo puede transmitirse
a través de vías indirectas; que la interpretación
de los sueños es la mejor forma de indagar estos
caminos, y que la interpretación de los sueños (y
con ello, el psicoanálisis) debe aprenderse para
conocer el inconsciente. Por consiguiente, los es­
pecialistas debían admitir que una ciencia que
quiere entender la psique no precisa de la hip­
nosis ni de experimentos en el laboratorio ni de
anatomía cerebral. Por el contrario, se requiere
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
un procedimiento hermenéutico experimentado Las tesis de
que a través de ideas libres y sueños descubra la
Freud resultaban
verdad que se oculta bajo la «superficie».
Ese tema no fue el único que ocupó a los psi­
insólitas para los
quiatras reunidos en Breslau. Aunque Freud había expertos. Entre
calificado La interpretación de los sueños como su
otros requisitos,
trabajo más importante, los congresistas centra­
ron la causa del conflicto con el psicoanálisis en
debían aceptar
Los tres ensayos sobre teoría sexual, de 1905. En que existía un
esta obra, Freud indicaba de manera categórica
inconsciente
que, ya en la infancia más temprana, la sexualidad
desempeña un papel importante. Tanto es así, que
con reglas
un desarrollo fallido en esos primeros años de propias
vida podría conducir a enfermedades neuróticas
graves.
Freud adoptó del biólogo, médico y antiguo
amigo Wilhelm Fliess (1858-1928) la idea de que
toda persona nace bisexual, puesto que «cierto
grado de hermafroditismo anatómico» forma
parte de la naturaleza humana. El padre del psi­
coanálisis no intentó adscribir las perversiones
a grupos determinados. «A ninguna persona
sana debería faltarle algún aditivo que podría
adjetivarse de perverso en la meta sexual, y esta
generalidad basta por sí sola para reflejar la in­
adecuación del uso oprobioso de la palabra per­
versión», explicaba.
Dado que todas las personas poseemos una
«disposición perversa polimorfa», también po­
demos desarrollar perversiones. La diferencia
entre «normal» y «anormal» sería difusa. En una
edición posterior de Los tres tratados, fechada
en 1915, Freud dividió el desarrollo sexual del
niño en tres fases: oral, anal y genital. Ya en 1905
hablaba de las zonas erógenas que el bebé, al ma­
mar del pecho materno, experimentaba como
fuente de placer.
También estas tesis (no son las únicas del libro)
se combinaban con un aspecto singular. A Freud
FERDINAND SCHMUTZER / DOMINIO PÚBLICO
le interesaba ir más allá de entender la sexualidad
humana, de localizar los trastornos sexuales o de
catalogar las variaciones en el comportamiento
sexual. Otros investigadores, como Henry Have­
lock Ellis, Albert Moll, Alfred Binet y Richard von
Krafft-Ebing, lo habían hecho antes. En cambio,
Freud trazó un panorama global de la psique
humana en el que primaban las asociaciones: la
Sigmund Freud
relación entre inconsciente y sexualidad, entre
(1856-1939)
Es considerado el padre del
sexualidad y represión, entre represión y resis­
psicoanálisis. Su teoría no fue
tencia, entre resistencia y neurosis, entre neurosis recibida con entusiasmo por
e infelicidad. todos sus contemporáneos.
89
 RETROSPEC TIVA
El colectivo En sus primeros años, el psicoanálisis constituía
de psiquiatras una teoría novedosa basada en métodos hermenéu­
ticos y en el pensamiento científico. Aunaba varios
se reunió para campos de investigación: la psicología, la educación
emprender a sexual, la psicología del desarrollo, la psicoterapia
coro lo que ya y los estudios culturales.
habían hecho Psicología de los pueblos primitivos
de forma En 1913, se sumó otra disciplina al planteamiento
individual: freudiano: la etnología. En su obra Totem y tabú,
Freud intentó aplicar el psicoanálisis a «problemas
alertar sobre no resueltos de la psicología popular». Aunque
Freud los expertos reunidos en Breslau no se pronun­
ciaron directamente sobre este libro, conocían
fragmentos del mismo que habían aparecido en
la revista Imago. El nuevo trabajo de Freud con­
tenía afirmaciones que corroboraban los temores
de numerosos psiquiatras.
El empleo de una teoría que debía servir para
el conocimiento de los inicios de la humanidad,
a los que solo se puede acceder de manera espe­
culativa, y que todavía se hallaba pendiente del
reconocimiento general resultaba a todas luces
escandaloso. Freud intentó salvar la situación
mediante la propuesta de una asociación entre
«psicología del neuroticismo» y «psicología de los
pueblos primitivos». Afirmó que el «complejo nu­
clear de la neurosis» que había postulado —según
el cual «la primera elección sexual del niño sería
incestuosa», pues estaría dirigida los «objetos pro­
hibidos madre y hermana»— tenía su origen en
tiempos remotos.
No hace falta indagar al detalle en la teoría de
Freud para reconocer el atrevimiento que depa­
raban los escritos a sus contemporáneos. Si en su
primera gran obra presentó el inconsciente, así
como el procedimiento para conocerlo y expli­
carlo, su segundo trabajo trataba de la sexuali­
dad y del no tan «inocente» desarrollo de la vida
sexual en la primera infancia. Reivindicaba la
descripción de los comienzos de la civilización
como una renuncia a la pulsión. Después de la
psicología, la educación sexual y la ciencia so­
DOMINIO PÚBLICO
cial, les había tocado el turno a la etnología y
a la protohistoria; todo ello en el transcurso de
unos pocos años.
Eugen Bleuler Los psiquiatras y neurólogos reunidos en Bres­
(1857-1939) lau respondieron a la parte de la teoría psicológica
Fue uno de los primeros en
y psicoterapéutica de Freud, aunque no a su faceta
ahondar en el psicoanálisis
freudiano. Este psiquiatra acu- como arqueólogo de la historia cultural humana.
ñó el término esquizofrenia. Los expertos deseaban saber si el psicoanálisis
90
podía considerarse una ciencia y si este podía en­
riquecer a la psiquiatría. No obstante, como suele
suceder en este tipo de eventos, se trataba de algo
más que de ciencia «pura»: doscientos psiquiatras
se relacionaban entre sí, cuidaban y modelaban
sus contactos, luchaban por el enchufismo y con­
firmaban con su presencia la importancia de la
propia especialidad.
Para Freud, el 13 de mayo de 1913 había más
en juego, aseguran Ernst Falzeder y John Burn­
ham, historiadores del psicoanálisis de la Uni­
versidad de Innsbruck y de la estatal de Ohio,
respectivamente. Citan para su afirmación una
carta de William Powers, médico estadouni­
dense, quien, tras el congreso, tuvo oportunidad
de hablar sobre el mismo con el más famoso
psiquiatra alemán de aquellos tiempos, Emil
Kraepelin. Según este, el principal objetivo del
primer día de la reunión era brindar a Eugen
Bleuler, conocido psiquiatra suizo de aquella
época, la posibilidad de renegar en público del
psicoanálisis. El tema de la jornada se había ele­
gido para condenar la teoría de Freud de una vez
por todas. Según Falzeder y Burnham, se trataba
de un juego amañado.
De haber sido así (una única carta resulta
insuficiente para dar por sentada una intri­
ga contra el psicoanálisis), los psiquiatras ha­
brían temido en gran medida a Freud. ¿Eran
necesarias esas intrigas entre bastidores si se
pertenecía a la crema y nata de la psiquiatría,
mientras que el adversario estaba formado por
un reducido grupo conspirativo de seguidores
convencidos? Además, ¿qué había que escuchar
en Breslau diferente a lo que ya se había oído en
torno al psicoanálisis? Quizá sería más acertado
hablar sobre un congreso en el que el colectivo
al completo se reunió con el fin de emprender
a coro lo que desde hacía tiempo cada uno de
ellos había hecho de forma individual: alertar
sobre Freud.
La falsa búsqueda de la verdad
Bleuler dio el primer paso. Como director de Burg­
hölzli, la clínica universitaria psiquiátrica de ma­
yor renombre de Zúrich, era uno de los neurólogos
más influyentes de su época. Enseguida dejó cla­
ro que tenía mucho que objetar al psicoanálisis,
a pesar de que la teoría de los afectos de Freud
aportó un gran «beneficio». Por primera vez un
científico, y no un poeta, reconocía la importancia
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
de la represión. También el papel del inconsciente,
sin el cual no sería posible entender las neurosis
ni algunas psicosis, justificaba el psicoanálisis. Sin
embargo, según Bleuler, la enseñanza freudiana
adolecía de «vaguedad, falta de completitud y
contradicción». Su conceptualización resultaba
«imprecisa»: conocimientos relevantes quedaban
frustrados porque Freud especulaba sobre hechos
que no podía demostrar.
El director de Burghölzli destacó, asimismo, que
en los años veinte se llegaría al punto álgido en
la crítica al psicoanálisis, puesto que presentaba
al inconsciente como lógico, útil y con proyec­
ción. Para Bleuer, la diferencia entre consciente
e inconsciente radicaba solo en un punto: uno
era consciente y el otro inconsciente, nada más
y nada menos.
Por el contrario, Freud atribuía «leyes del pen­
samiento» al inconsciente, como si se tratara de
un segundo entendimiento que gobernaba las
destrezas en ese desconocido reino de la mente.
Sus críticos consideraron tal propuesta un error
de lógica. Hablando en términos psicoanalíticos,
Freud había proyectado en el inconsciente el pen­
samiento imperante en el consciente. Más tarde,
en los años de la posguerra, las críticas acerca de
errores de lógica disminuyeron. Pensaban que
tales proyecciones serían más bien un problema
ideológico.
Alfred Hoche, director de la Clínica Psiquiá­
trica de la Universidad de Friburgo, recriminó la
arbitrariedad de Freud. «Una de las herramientas
más importantes en las que se asientan los re­
sultados [del psicoanálisis] es la confusión entre
la posibilidad de pensar en una conexión y la
prueba como tal; la confusión de encontrar una
analogía entre distintos procesos y la prueba de
su identidad; la confusión entre la idea emergen­
te y el conocimiento fundado», señaló. En otras
palabras, el psicoanalista de Viena podía tener
ideas interesantes, relacionarlas de manera inte­
resante y aducir esas relaciones como prueba de
su teoría; sin embargo, no existían argumentos
contundentes ni para los pensamientos ni para
las pruebas.
La arbitrariedad de Freud en la aplicación de
las interpretaciones, según describía Hoche en
relación a las obras freudianas La interpretación
de los sueños y La psicopatología de la vida coti-
diana, significaba para los críticos la imposibili­
dad de conocer cuándo ciertos símbolos debían de
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
interpretarse de forma local o temporal, cuándo Según Bleuer,
óptica o acústicamente, cuándo como directos o
la enseñanza de
cifrados. El método psicoanalítico, en la medida
en que podía denominarse así, dependía de quién
Freud adolecía
lo interpretara. Para Hoche, esta forma de pro­ de «vaguedad,
ceder «subjetiva» y hermenéutica no llevaba a
falta de
ninguna parte.
Más problemática resultó la importancia que
completitud y
Freud atribuía a la sexualidad. Hoche rechazó la contradicción»
idea del papel de la sexualidad como «un todo»
para el género humano. En su opinión, desde las
publicaciones del psiquiatra alemán Richard von
Krafft-Ebings (1840-1902), pionero en dedicar un
libro a las perversiones sexuales, crecían las «olas
sexuales literarias» en las más diversas formas.
«Estamos tan curados de espantos que ya apenas
puede quedarnos mucha más mojigatería sexual»,
aseguraba.
Los personajes reunidos en Breslau centraron
el problema del psicoanálisis en otro aspecto: la
escasez científica. Hoche se refirió a ella todavía
desde la reflexión de la ola sexual. Consideraba
que «lo repelente del movimiento psicoanalíti­
co» no tenía que ver con sus «sucios resultados»,
sino con la «impureza intelectual de una meto­
dología completamente acientífica». La «secta»
de Freud, según reprochaba el distinguido psi­
quiatra, producía «resultados del todo inapro­
piados para obtener, de manera responsable,
consecuencias que sirvieran para el tratamiento
médico». O como resumió en pocas palabras: «El
beneficio a largo plazo para la psiquiatría clínica
es igual a cero».
Puede desestimarse el discurso de Hoche por
tratarse de una postura particular; también cabe
la posibilidad de concluir que las ponencias en
Breslau fueron solo una «escenificación» que no
reflejaban la posición real del psicoanálisis. Pero
ambos planteamientos son falsos. Breslau fue el
punto culminante de un desarrollo que arrancó
con las primeras reacciones a la interpretación de
los sueños de Freud.
En nuestro archivo
Interpretación psicoanalítica
de los sueños. M. L. Bohleber
en MyC n.o 3, 2003.
Los orígenes del psicoanálisis.
Bern Nitzschke en MyC n.o 29,
Anthony D. Kauders es historiador 2008.
y profesor en la Universidad de Keele.
91
LIBROS
Pensamiento matemático
Determinante en la disciplina científica de la mente
WHY IS THERE PHILOSOPHY
OF MATHEMATICS AT ALL?
Por Ian Hacking. Cambridge University Press,
­Cambridge, 2014.
S
egún la tradición, Platón mandó ins­
cribir en el dintel de la Academia de
Atenas la leyenda «No entre quien
sea ignorante en matemáticas». Con ma­
yor razón hoy, no podemos conocer nada
en profundidad si no entendemos la ma­
temática subyacente. Al preguntarse en
What is Mathematics? (1941) Richard Cou­
rant sobre la naturaleza de la matemática,
aludía, para responder a la cuestión, a la
experiencia activa de su cultivo. Compren­
demos lo que son las matemáticas cuando
las ejercitamos.
Matemática es la ciencia que se ocupa
de los números y sus operaciones, interre­
laciones, combinaciones y generalizacio­
nes, así como de las configuraciones del
espacio, estructura, medición, transfor­
maciones y extensiones de las mismas.
En su origen, el nombre designaba no solo
geometría y aritmética, sino también de­
92
terminadas ciencias físicas (astronomía
y óptica), que implican un razonamiento
geométrico. Cuando el término se emplea
en su sentido más amplio y abstracto, ha­
blamos de matemática pura; sus aplica­
ciones concretas (la astronomía, la física o
la teoría de probabilidades) conforman la
matemática aplicada o mixta. Es una cien­
cia lógico-deductiva, en la que los concep­
tos primarios no están definidos (unidad,
conjunción, correspondencia; punto, recta,
plano) y las proposiciones son aceptadas
sin definición (axiomas), a partir de lo cual
se deriva una teoría a través de un razo­
namiento exento de contradicciones.
La filosofía de la matemática, o al menos
la exposición filosófica de la matemática,
ha desempeñado un papel importante en la
cultura occidental desde Pitágoras. En cuan­
to disciplina, sin embargo, la filosofía de la
matemática experimentó un cambio radical
en los años finales del siglo xix e inicios del
siguiente. El giro supuso la incorporación
del análisis de la infinitud de Cantor y el
análisis del número de Frege; entrañó tam­
bién la búsqueda de una coherente unifica­
ción con los Principia Mathematica (1910-
1913), de Bertrand Russell y Alfred North
Whitehead, cuyo título refleja su propósito:
hacer en la matemática lo que Newton con­
siguió en física a través de sus Philosophiae
Naturalis Principia Mathematica. Russell y
Whitehead desarrollan en su extensa obra
el programa logicista; matemática es la clase
de proposiciones de la forma ‘p implica q’,
donde p y q son proposiciones que obtienen
una o más variables, igual en las dos propo­
siciones, y donde ni p ni q contienen otras
constantes que las lógicas.
Una generación posterior a los Principia
Matemática, un grupo de jóvenes brillantes
franceses, convino en escribir un manual
definitivo de matemática. Se ampararon
bajo el nombre de Nicolas Bourbaki. El pri­
mer volumen, una exposición impecable y
rigurosa de la teoría de conjuntos, apareció
con el título de Éléments de mathématique
(1939). Para ellos, matemática era el estu­
dio de las estructuras. Desde ese enfoque
fueron publicando manuales sobre álgebra,
topología, teoría de Lie, etcétera.
La filosofía de la matemática, con su de­
bate recurrente sobre si existe una realidad
matemática externa (en espera de que la
descubramos) o se trata de una creación hu­
mana (producto de la mente), constituye, a
un tiempo, un tema formidable y fascinan­
te. En cualquier caso, la matemática pura
ocupa la cima del pensamiento racional.
Los resultados matemáticos parecen ser
paradigma de precisión, rigor y certeza,
desde teoremas elementales sobre números
y figuras geométricas hasta construcciones
complejas de análisis funcional y teoría de
conjuntos. Resultados y métodos que mani­
fiestan una austera elegancia, diríanse pro­
pios de un arte. Por otro lado, medimos el
rigor de una disciplina científica en razón
del aparato matemático esgrimido.
Además de su relación con la natura­
leza, pensar en la matemática es pensar
en la prueba, cuestión de persistente in­
terés. Para Wittgenstein, las matemáticas
son técnicas de la prueba. Cierto es que
no necesitamos pruebas para pensar ma­
temáticamente. Como señalaba G. Hardy
en su Apology (1940), «la función de un
matemático es hacer algo, demostrar nue­
vos teoremas, añadir matemática». A la
demostración de teoremas geométricos
se dedicaron ya Tales y otros presocráti­
cos, en el nacimiento de la filosofía jónica.
Desde Euclides, la prueba ha constituido el
patrón oro del avance de la matemática en
Occidente. Hubo dos concepciones ideales
de la prueba: la de Leibniz y la de Descartes.
En la metodología cartesiana, para aprehen­
der la verdad debemos, tras reflexión y estu­
dio, lograr una prueba entera e indivisa, de
golpe. No lo explica en sus escritos matemá­
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
ticos, sino en las Meditaciones. En las Reglas
sobre la dirección del espíritu habla de la in­
tuición, entendida no como una percepción
sensorial, sino como una concepción que
permite adentrarnos en la naturaleza de las
cosas de una manera fácil y distinta, sin lu­
gar para la duda. La deducción, en cambio,
significa cualquier conclusión necesaria a
partir de otras cosas conocidas con certeza.
La teoría de Leibniz sobre la prueba de una
proposición necesaria —secuencia finita de
sentencias— se convirtió en el ideal forma­
lizado de los lógicos del siglo xx.
Sabemos, sin embargo, que hay muchos
tipos de pruebas matemáticas, que tienen
poco que ver con esos dos ideales. Abundan
los argumentos que nos convencen de la
verdad de proposiciones matemáticas, sin
que constituyan una prueba. Pensemos
en el argumento de Euler de que la suma
infinita de recíprocos del cuadrado (1 +
1/4 + 1/9 + 1/16 ...) es p2/6. No cumple las
condiciones de prueba, pero resulta abso­
lutamente convincente. Hasta el punto de
que Mark Steiner y Hilary Putnam lo to­
maron como ejemplo de conocimiento de
un hecho matemático basado enteramente
en un argumento plausible.
A la manera en que el lenguaje es especí­
fico de especie, es decir, una capacidad ex­
clusiva de nuestra especie, también la mate­
mática es específica de especie, aun cuando
compartamos determinado sentido de los
números con cuervos, delfines o macacos. La
ciencia cognitiva sitúa ahora el «sentido de
los números» en zonas cerebrales distintas
de las que se activan en la sensibilidad espa­
cial. Encontramos abundante trabajo mate­
mático en todas las civilizaciones: Babilonia,
Egipto, China y, posiblemente, Mesoamérica.
Podríamos aventurar que, en cuanto una
población inventaba la escritura, se halla­
ban listos para inventar la matemática. Pero
ese podría ser un orden erróneo. Tal vez los
habitantes de Mesopotamia inventaron la
escritura para dejar constancia de los nú­
meros. Cabe también la posibilidad de que
los incas contaran con refinados sistemas de
cómputo sin haber desarrollado la escritura,
mediante ingenios tales como el quipú para
el registro y la yupana para calcular.
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
La geometría es espacial. La aritmética
sirve para contar, un proceso que Kant vin­
cula al tiempo. No se quiere decir que no
podamos trabajar en aritmética sin tiem­
po. Sin contar siquiera, podemos observar
que un grupo consta de cuatro o incluso
seis miembros. (A este proceso se le llama
de repentización: los niños pueden dis­
tinguir entre grupos de dos y tres. Tam­
bién lo hacen determinados animales no
primates.) A partir de esa cifra, habrá que
contar. El cálculo no es un proceso innato,
sino aprendido. Cierto es que a simple vista
podemos decir que un grupo es mayor que
otro. Podemos declarar que dos conjuntos
tienen el mismo número de elementos
emparejándolos.
De acuerdo con la exposición canónica de
la historia de la matemática en Occidente, la
geometría es griega y la aritmética comenzó
en la India, de donde pasó a Persia y al islam.
En justicia, la historia de la matemática es
una historia de unificación y de diversifica­
ción. El álgebra es criatura de la aritmética.
Para Kant, la aritmética formularía verdades
sintéticas a priori de tiempo, mientras que
la geometría constituye verdades sintéticas
a priori de espacio. Se establecía en la Geo-
metría de Descartes una estrecha relación
entre geometría y aritmética. Con todo, las
conexiones entre geometría y aritmética no
empezaron con él. François Viète y Christo­
pher Clavius le precedieron. Probablemen­
te, la historia de la aritmética aplicada a la
geometría se retrotraiga hasta la Casa de la
Sabiduría de Bagdad, donde el álgebra ma­
duró en el siglo x.
Ahora bien, si hay numerosos proble­
mas de geometría que pueden resolverse
convirtiéndolos en aritmética y álgebra,
también abundan problemas de teoría de
números y de álgebra cuya solución des­
cubrimos al abordarlos geométricamente.
Hermann Minkowski, maestro de Einstein,
se percató en 1907 de que la teoría especial
de la relatividad podía conceptualizarse
en un espaciotiempo tetradimensional.
(Recurriendo a la geometría, Minkowski
fue un innovador en teoría de números,
en física matemática y en teoría de la re­
latividad.) La geometría no euclidiana de
Riemann se convirtió en el instrumento
necesario para la relatividad especial. An­
drew Wiles aplicó propiedades de las fun­
ciones elípticas para resolver el aritmético
teorema de Fermat.
Hay en matemáticas otros muchos
puntos de interés para el filósofo. Suelen
citarse las antinomias, introducidas por
la paradoja de Russell, los teoremas de
incompletitud de Gödel, la hipótesis del
continuo y, más generalmente, intuicio­
nismo y constructivismo. ¿Son cuestiones
matemáticas o cuestiones filosóficas los
problemas generados por la computación,
P/NP, por ejemplo? Entre matemáticos y
filósofos se ha discutido largamente sobre
si las pruebas pueden contrastarse por or­
denador y sobre las pruebas generadas por
ordenador. El ejemplo por excelencia es el
teorema de los cuatro colores. La prueba
se retrotrae a Apel y Haken (1977). Parte
notable de la prueba relativa a alternativas
posibles se reservó para la computación.
Timothy Gowers, medalla Fields 1998, cree
que dentro de un siglo los ordenadores su­
plantarán a los matemáticos.
Los matemáticos conocen una peculia­
ridad de su materia no fácil de explicar. A
menudo, y tras un esfuerzo considerable,
pueden compilar una lista de objetos mate­
máticos definidos por condiciones simples.
La intuición les induce a creer que la lista
es completa y buscan una prueba general
de exhaustividad. De ese modo suelen
descubrirse nuevos objetos, justamente al
intentar mostrar dicha completitud. Tal los
grupos finitos. El resultado constituye el
teorema de clasificación. Los teoremas de
clasificación desempeñan un papel impor­
tante en la matemática moderna. Lo que
se considera prueba definitiva se publicó
en 2004 (sometida siempre a la cautela de
que cabe la posibilidad de que aparezca un
contraejemplo). El primer teorema de clasi­
ficación de la historia humana fue la prue­
ba de Euclides, que aparece en el libro XIII
de los Elementos sobre la existencia de los
cinco poliedros regulares. Primero muestra
cómo construirlos y demuestra luego que
todos se encuentran en ellos.
—Luis Alonso
93
LIBROS
Memoria sensorial
Bases neurales del efecto Proust
THE PROUST EFFECT. THE SENSES AS
DOORWAYS TO LOST MEMORIES
Por Cretien van Campen. Oxford University
Press, Oxford, 2014.
S
ensaciones y sentidos evocan, de for­
ma enérgica y emotiva, recuerdos de
nuestro pasado. Las emociones libe­
radas pueden ser positivas (placer y feli­
cidad) o negativas (miedos y aversiones).
El sabor o el gusto de un dulce desenca­
denan una respuesta muy intensa que
nos devuelve a la infancia; una balada
que creíamos olvidada nos transporta a
la adolescencia. Los recuerdos sensoriales
afectan a todos los sentidos. Un sonido,
un paisaje o un suave rozamiento pueden
evocarnos experiencias intensas de nues­
tra historia vivida.
Hace aproximadamente un siglo, el no­
velista francés Marcel Proust (1871-1922)
describió esas vivencias en su obra A la
recherche du temps perdu, donde relata
cómo el olor y sabor de una magdalena
devuelven a la infancia al protagonista, a
sus colores, sabores y sentimientos. Es el
94
hilo que le conduce al pasado. La ciencia
se ha interesado también por el «efecto
Proust», y estudia las bases neurológicas
de la evocación de recuerdos y su aplica­
ción, por ejemplo, en el campo de la recu­
peración de la memoria. Por efecto Proust
se entiende la liberación vívida, emotiva,
involuntaria e inducida por los sentidos de
acontecimientos del pasado.
No existe, en neurociencia, la memo­
ria como entidad única, sino que posee­
mos varios sistemas interrelacionados de
memoria. Hay memoria a corto plazo y
memoria a largo plazo; memoria para los
actos automáticos (conducir un coche) y
memoria consciente; memoria para las
emociones y memoria para nuestra histo­
ria personal, y muchas más. Cada tipo de
memoria sigue su propia trayectoria en el
cerebro. A menudo, esas memorias se en­
trecruzan. Sucede así, por ejemplo, cuando
escuchamos, mientras conducimos, una
vieja canción que nos resulta entrañable
y nos olvidamos de cambiar la marcha.
La memoria a largo plazo utiliza dos
fuentes: la memoria semántica y la memo­
ria autobiográfica. Recurrimos a la primera
para recuperar un conocimiento general
(qué día es y dónde estamos). En la segunda
almacenamos los recuerdos relacionados
con acontecimientos de nuestra vida (por
lo que se denomina también memoria
episódica). La memoria autobiográfica se
manifiesta a su vez en forma explícita y
en forma implícita. La memoria explícita
mantiene consciente la información fac­
tual sobre hechos pasados. La memoria
implícita expresa recuerdos que se prestan
menos a ser ahormados en palabras; pense­
mos en los gestos o en los sentimientos. La
memoria implícita se abastece de diversas
fuentes, como la memoria emocional y la
memoria motora. La memoria emocional
expresa sentimientos físicos, estados de
ánimo y otras emociones. De acciones que
no alcanzan la conciencia es responsable la
memoria motora.
En los recuerdos sensoriales intervienen
diversas áreas del cerebro. Sabido es que,
en el curso evolutivo, el cerebro ha con­
figurado una estructura dividida en tres
partes: tallo cerebral, o cerebro reptiliano,
que controla la respiración, la circulación
sanguínea, el estado de alerta y el sueño,
entre otras funciones vitales; sistema lím­
bico, que se hunde en el cerebro y desem­
peña una labor destacada en las funciones
emocionales y conductuales (el cuidado de
la progenie, la lucha o la respuesta de hui­
da, el miedo o el amor); y corteza cerebral,
o neocorteza, la región más potente del
cerebro.
La corteza cerebral se divide en hemis­
ferio izquierdo y hemisferio derecho. Cada
uno se subdivide, a su vez, en cuatro lóbu­
los: lóbulo frontal, lóbulo parietal, lóbulo
temporal y lóbulo occipital. Los lóbulos
cumplen funciones específicas. Corres­
ponde al lóbulo frontal la función de coor­
dinar la recogida de información, la toma
de decisiones y la dirección de movimien­
tos. Las taras sensoriales descansan sobre
otros lóbulos. El lóbulo temporal controla
la audición; el parietal, el sentido del tacto,
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
y el occipital, la función visual. El sentido
de la olfacción y el gusto se hallan distri­
buidos por diferentes regiones del cerebro,
la más importante de las cuales reside en
el sistema límbico.
Las amígdalas añaden coloración a las
sensaciones al ordenar la liberación de hor­
monas asociadas con las emociones. Inter­
vienen en el almacenamiento y recupera­
ción de las impresiones. Pero, en rigor, las
emociones adquieren gradualmente forma
merced a la actuación del hipocampo, si­
tuado próximo a la amígdala y responsable
de organizar los recuerdos. A él le compete
reunir las trayectorias de los recuerdos que
se dirigen hacia distintos dominios o pro­
ceden de diversos puntos. El hipocampo
presenta una limitación: sugiere solo po­
sibles direcciones, pero no distingue entre
pasado, presente y futuro.
¿Cuáles son las trayectorias cerebrales
recorridas en el proceso mnémico? Aunque
se tardó mucho tiempo en redescubrir el
efecto de Proust, el primer estudio cientí­
fico del fenómeno se produjo al poco de
la aparición de la ficción literaria. En una
investigación psicológica llevada a cabo
en la Universidad neoyorquina Colgate, en
1935, se preguntó a 254 personas (varones y
mujeres) si habían sentido alguna vez que
la percepción de un aroma les evocaba un
recuerdo infantil intenso. Una mayoría re­
conoció haber pasado por esa experiencia,
con predominio de las mujeres sobre los
varones. Uno de cada cinco varones reco­
nocía el recuerdo del aroma, frente a nueve
de cada diez mujeres capaces de lograrlo.
La memoria sensorial suele comenzar con
un estado de ánimo y un sentimiento in­
definidos que el sujeto no acierta a identi­
ficar y ubicar. Solo más tarde se percata del
mismo y le confiere el contexto originario,
con sus impresiones para revivir de nuevo
la experiencia.
¿Pueden los estímulos sensoriales des­
pertar recuerdos distintos de los evocados
por las palabras? Medio siglo después del
experimento de Nueva York, David Rubin
y sus colegas, de la Universidad Duke, se
aprestaron a someter a prueba experimen­
tal varias hipótesis entonces en boga. Los
MENTE Y CEREBRO 70 - 2015
investigadores presentaron a un grupo
de estudiantes quince olores familiares
en tres formas: olores que se ofrecían a
la olfacción, imágenes que representaban
olores y textos escritos que describían
olores. A los voluntarios se les preguntó
cuán reales les parecían o cuán agradables
les resultaban tales estímulos. El análisis
estadístico de las descripciones no reveló
diferencias notables entre las reacciones
ante los olores reales, las representaciones
o los textos. La única divergencia estribaba
en que los olores reales evocaban con ma­
yor frecuencia un recuerdo que el sujeto
pensaba que había perdido para siempre.
A finales de los años noventa, Simon Chu
y John Joseph Downes, de la Universidad
de Liverpool, descubrieron que el efecto
Proust no se hallaba vinculado a una edad
determinada. Visitaron a un grupo de an­
cianos con un promedio de edad de 70 años
e investigaron sus recuerdos olfativos. A los
probandos se les presentaron dos tipos de
estímulos: aromas reales y palabras rela­
cionadas con un aroma; se solicitó de ellos
que describieran los recuerdos promovidos
por los estímulos en cuestión. Anotaron
el año del recuerdo evocado. Los análisis
mostraron que la olfacción de olores rea­
les evocaba unos recuerdos más antiguos
que los evocados por las palabras relacio­
nadas con aromas: los olores despertaban
recuerdos que se remontaban a entre los
seis y los diez años de edad de los suje­
tos, mientras que las palabras retrotraían
el recuerdo de los once a los veinticinco
años. Otros investigadores han sostenido
que los recuerdos infantiles emotivos, en
particular los traumáticos, son difíciles de
evocar a través de los textos (relatos, dia­
rios), pero pueden despertarse utilizando
claves situacionales, como las percepciones
y sensaciones del entorno.
¿Por qué perdemos los recuerdos de
nuestra infancia? Para la mayoría de los
adultos, la edad de los primeros recuer­
dos se reseña en torno a los tres años, aun­
que hay diferencias muy pronunciadas
entre unos individuos y otros. El número
de recuerdos de los siete primeros años es
menor de lo que cabría suponer de una ero­
sión normal, lo que significa que se pro­
duce una tasa acelerada de olvido por lo
menos hasta los once años. ¿Difieren de las
memorias verbales las memorias sensoria­
les? Rachel Herz y su equipo, de la Univer­
sidad Brown, acometieron, a comienzos de
los noventa, una serie de experimentos
en los que demostraron que los recuerdos
olfativos no eran verbales. Solicitaron a
los voluntarios que oliesen diferentes aro­
mas y describieran los recuerdos que estos
desencadenaban. En un tercio de los casos,
los voluntarios se mostraron incapaces de
verbalizar el aroma.
¿Existe una explicación neurológica de
las observaciones de Proust? Para Joseph
Le Doux, los sucesos emotivos dejan su
huella en dos sistemas mnémicos: por un
lado, el sistema de memoria consciente,
que registra los hechos de los aconteci­
mientos (quién, qué, dónde, cuándo), y, por
otro, el sistema de memoria que registra
las emociones e impresiones del suceso en
el subconsciente. Le Doux describía esos
dos sistemas como memoria explícita y
memoria implícita, respectivamente. Hay
varias regiones cerebrales implicadas. He­
mos adelantado el papel de la amígdala
en la coloración emocional de experien­
cias y recuerdos mediante la liberación de
hormonas. Posteriormente, el hipocampo
añade sustancia a la memoria, mediante la
activación de vías mnémicas hacia partes
del cerebro que procesan los sentidos. Los
recuerdos se hallan ampliamente distribui­
dos en el cerebro. El hipocampo, esencial
para nuestra orientación espacial, ayuda a
recuperar esos recuerdos. En el hipocampo
se generan nuevas neuronas, que se inte­
gran sinápticamente y aportan sustrato
potencial para un nuevo aprendizaje.
No olvidemos, en efecto, que los meca­
nismos neurales subyacentes a los recuer­
dos implican mecanismos de plasticidad si­
náptica, tales como la potenciación a largo
plazo y la depresión a largo plazo. El efecto
Proust resulta prácticamente imposible de
demostrar en el laboratorio, porque se pre­
senta de manera involuntaria y no puede
aprenderse por adelantado.
—Luis Alonso
95
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6 GRANDES CIENTÍFICOS
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7 MEDICINA
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8 MEDIOAMBIENTE
Cambio climático, Biodiversidad, El clima
9 NEUROCIENCIAS
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desarrollo de la mente, El cerebro, hoy
11 LUZ Y TÉCNICA
La ciencia de la luz, A través del microscopio,
Física y aplicaciones del láser
12 ENERGÍA
Energía y sostenibilidad, El futuro de la
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MyC 26: El cerebro adolescente T-23: Ideas del infinito
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MyC 28: Sibaritismo inteligente T-25: Las defensas del organismo
MyC 29: Cerebro senescente T-26: El clima
MyC 30: Toma de decisiones T-27: El color
MyC 31: Psicología de la gestación T-28: La consciencia *
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MyC 33: Inapetencia sexual T-29: A través del microscopio
MyC 34: Las emociones * T-30: Dinosaurios
MyC 35: La verdad sobre la mentira T-31: Fenómenos cuánticos
MyC 36: Psicología de la risa T-32: La conducta de los primates
MyC 37: Alucinaciones T-33: Presente y futuro del cosmos
MyC 38: Neuroeconomía T-34: Semiconductores y superconductores
MyC 39: Psicología del éxito T-35: Biodiversidad
MyC 40: El poder de la cultura T-36: La información
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MyC 45: Biología de la religión T-40: Einstein 016-6 Tamaño y vida 14 €
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MyC 47: Neurobiología de la lectura T-42: El corazón 038-7 Matemática
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MyC 63: ¿Qué determina la inteligencia? T-56: Instinto sexual
054-9 El legado de Einstein 24 €
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MyC 65: Competición por el cerebro T-58: Galileo y su legado
MyC 66: Estudiar mejor T-59: ¿Qué es un gen?
MyC 67: Hombre y mujer T-60: Física y aplicaciones del láser
MyC 68: La hipnosis clínica T-61: Conservación de la biodiversidad
MyC 69: Cartografía cerebral T-62: Alzheimer GASTOS DE ENVÍO
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CO MP O R TA MI EN TO
L EN GUA J E
Pujar en Internet
Leyes universales ¿Por qué los usuarios de

del habla las subastas en línea tien-

den a pagar más por un
El estudio de conversa-
producto de lo que desem­
ciones cotidianas
bolsarían de comprarlo

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nicación humana, un
Por Anne Hofmann
sistema presente en
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M ED I CIN A
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Tratar la psicosis
En los trastornos
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adecuada­a tiempo
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N EURO CI EN CI A las recaídas. Por
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