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Kohan Infancia Educacion Filosofia PDF
Kohan Infancia Educacion Filosofia PDF
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Fernando Serrano W. Kohan: Infancia. Entre educación y filosofía
(recensión)
el futuro para la construcción de la polis perfecta. A partir de lo dicho, se puede entender la importancia
que otorga a la educación. Ésta no busca desarrollar las capacidades ni los intereses de los niños, sino
formar buenos ciudadanos, proporcionarles los instrumentos para que, cuando alcancen la edad adulta,
puedan realizar aquellas funciones que sean más importantes para la ciudad.
Teniendo esto presente, Platón desarrolla en su libro “República” el programa de un proceso educativo orientado
a seleccionar a cada persona para aquellas funciones para las que naturalmente resulte apto, y facilitar la
formación adecuada para que pueda realizar dichas funciones en la ciudad. En este proceso, los intereses
personales no cuentan. Los niños son formados no para buscar su bienestar, sino el de la polis. Para
conseguirlo, junto al programa educativo, Platón propone un sistema de vida para los gobernantes:
1. No tendrán familia ni propiedades. De ese modo, su interés se centrará exclusivamente en la polis y no
en buscar su beneficio o el de sus familiares.
2. Para facilitarlo, los niños serán criados a modo de guarderías comunitarias, en las que nadie pueda
saber quién es su hijo, para evitar que los dirigentes puedan mostrar preferencia por unos.
3. Los matrimonios serán arreglados, aunque se presenten bajo la apariencia de sorteos. Los gobernantes
estudiarán qué parejas deben formarse y no tendrán ningún problema en amañar los sorteos que
determinarán cómo se relacionarán las parejas o provocar aparentes encuentros espontáneos. De este
modo se pretende garantizar que las cualidades más elevadas de los grupos dirigentes se transmitan a
las generaciones siguientes y se evite la degradación de las mismas. Platón, tan moralista en otros
campos, asume que, por bien del estado, se puede utilizar la mentira.
4. Una vez llegados a la edad adulta, aun cuando puedan no sentirse llamados o interesados en la
política, deberán aceptar las tareas que les asigne la polis, ya que ha sido ésta la que les ha
proporcionado la educación.
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Fernando Serrano W. Kohan: Infancia. Entre educación y filosofía
(recensión)
diálogo, qué tipo de preguntas son buenas preguntas. En palabras de Kohan, “en FpN, el buen docente es un
pastor filosófico, alguien que mide su bien en función del bien de su rebaño. Si es alguien ‘bien formado’ en el
programa, ‘sacrifica’ su interés filosófico en función del interés de los alumnos. Su función es la de cuidar de
todos y cada uno de los miembros de su grupo”. La filosofía se adapta a la función disciplinar de la escuela. Está
al servicio de los valores de orden: democracia, tolerancia, razonabilidad. Se trata de formar a los nuevos
ciudadanos en el pensar y razonar. Se cree que si los futuros ciudadanos son capaces de razonar y argumentar
mejor, la sociedad será mejor. Se vuelve al ideal platónico de formar a los ciudadanos en función del bien de la
polis. De este modo, la filosofía no cuestiona la institución escolar, sino que la refuerza.
Si se quiere propiciar una experiencia filosófica en la escuela, no basta con que se pregunten los niños, también
han de hacerlo los docentes. Unos y otros deben trazar sus problemas y sus respuestas. Hay que generar las
condiciones para que sus preguntas no sean nuestras preguntas, ni siquiera las preguntas de la filosofía. No se
trata de repetir lo ya dado, sino de partir realmente de lo que ellos quieren y pueden ser.
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Fernando Serrano W. Kohan: Infancia. Entre educación y filosofía
(recensión)
alumno lo ha encontrado. Esta experiencia pone en cuestión un tipo de enseñanza que está centrado en la
explicación.
Rancière critica la explicación con las siguientes razones:
1. Una explicación puede requerir otra explicación; y ésta también, desarrollando así un proceso infinito.
2. La explicación está rodeada de autoritarismo. Hay una persona, quien explica, que se erige en el
intérprete auténtico de lo explicado.
3. Las explicaciones son cada vez más numerosas y sofisticadas.
4. La explicación encubre todo aquello que no puede explicar. Crea una ilusión, dejando de lado lo que
escapa a sus límites.
5. La lógica de la explicación necesita que haya alguien que no comprenda. Al explicar, damos por
supuesto que los otros son incapaces de comprender por sí mismos.
6. La explicación embrutece a los alumnos, pues los mantiene dependiendo de quien explica, se somete a
su inteligencia y su comprensión.
7. La explicación mantiene la jerarquía, potencia la desigualdad.
A partir de esta crítica Rancière sugiere que es necesario considerar un profesor que no explique; alguien que
antes de preguntar, se pregunta a sí mismo, se cuestiona, y de este modo también está dispuesto a aprender
junto a los otros. En esto se alejaría del preguntar socrático, que a juicio de Rancière mantiene la desigualdad,
pues por medio de las preguntas, Sócrates dirige, es el que sabe conduciendo al ignorante. Bajo una apariencia
liberadora, prolonga el embrutecimento. Los que dialogan con Sócrates no aprende a buscar por sí mismo lo que
quieren buscar. Sólo aprenden a reconocer lo que Sócrates quiere que reconozcan.
La clave de una educación emancipadora radica en la igualdad. “Una educación es liberadora, emancipador, en
la medida en que no da a los otros la clave del saber sino la conciencia de lo que puede una inteligencia cuando
considera todas las inteligencias iguales”.
Esta forma de enseñar y aprender es incompatible con las instituciones. La conclusión no es demasiado
esperanzada entonces.
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Fernando Serrano W. Kohan: Infancia. Entre educación y filosofía
(recensión)
Frente a la imagen dogmática del pensar, Deleuze propone un pensar que no esté sujeto a estos límites. El
pensar no está dado, no se encierra en unos métodos, problemas o significados predeterminados; se produce en
el mismo acto de pensar.
Si cabe enseñar a pensar, no se tratará de enseñar unas reglas sobre el pensamiento o comunicar unos
contenidos. Para Deleuze, eso no es pensar, pues no se problematiza. El pensar tiene que estar abierto a la
improvisación y la sorpresa. Y esto vale tanto para el maestro como para el alumno, pues ambos han de estar
abiertos a pensar en plano de igualdad.
Parte III
Valoración personal
Cuando el autor, en la segunda parte, presenta a algunos autores como expresión de la infancia que hace
filosofía, me parece algo cogido con pinzas, no demasiado justificado. Me parece que para hablar de pensadores
que rompen con los esquemas preconcebidos no hace falta asimilar dicha postura a la infancia. Aquí Walter
Kohan está presentado su imagen de la infancia, pero no me parece justificado asimilarla al pensamiento de
estos autores, especialmente Heráclito y Sócrates. En la referencia a Deleuze he de reconocer que me he
sentido más perdido. Esta ha sido la parte que más me ha costado seguir; probablemente por mi falta de
familiaridad con este pensador francés. Lo bueno de esta lectura es que me ha animado a leerlo directamente.
Ya veremos cuál es el resultado.
A veces el autor se pierde explicando cuestiones teóricas de alguno de los pensadores (especialmente en
Heráclito), que parecen salirse del tema del libro.
En la Parte III, Kohan nos presenta una imagen de la infancia. Quizá con ella se clarifique la selección de autores
que ha realizado en la Parte II. Kohan dice que huye de una imagen romántica de la infancia, pero a mí no me lo
parece. Parece identificar con la infancia unas formas de pensar y actuar, más allá de cualquier identificación
cronológica; pero no creo que eso sea viable. No podemos desvincular la infancia de un determinado período de
la vida, ni creo que deba convertirse en el referente de la vida. Otra cosa es que el modelo de adulto que
estamos viviendo sea el más adecuado, entendido como el que facilite que seamos felices. Para cuestionar el
tipo de adulto que vivimos o el tipo de educación que pretendemos, no creo que debamos convertir la infancia en
el modelo a seguir. De la infancia hay que salir algún día; otra cosa distinta es lo que nos dejemos atrás en ese
paso.
Con todo, la lectura del libro resulta interesante; me ha servido para cuestionarme una vez más qué hago en la
enseñanza y para qué sirve el sistema educativo. Aunque en este sentido me parece más acertado lo
presentado en la primera parte del libro.