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Noboa, Gerardo A. v. Bus Bailable - Boissy S.R.L.

y otros

HECHOS: El actor es agredido en el local Bus Bailable por un arma blanca. El actor
demandó en estos autos los daños que le habrían sido causados al ser herido con un
arma blanca cuando se encontraba dentro del local "Bus Bailable" de propiedad de la
sociedad demandada. Ésta negó los hechos relatados en el escrito de inicio.

PRIMERA INSTANCIA: hizo lugar a la demanda por daños y perjuicios interpuesta por
Gerardo A. Noboa contra "Bus Bailable" (Boissy S.R.L.) y condenó a ésta y a la citada en
garantía "Compañía Argentina de Seguros Visión S.A." a abonarle la suma de $ 30.450,
con más sus intereses y las costas del juicio.

SEGUNDA INSTANCIA: la demandada objeta que la sentenciante se haya basado


exclusivamente en testimonios obtenidos en la causa penal, que no han sido
ratificados en esta sede y que han escapado a su control. El el actor ha logrado probar
que las lesiones que sufriera fueron provocadas por un tercero dentro del local
bailable de propiedad de la demandada, por lo que corresponde a ésta responder por
ellas, en el marco de la responsabilidad contractual que incumbe al organizador de un
espectáculo público o de esparcimiento. En todo contrato de este tipo se considera
implícita una cláusula de incolumidad en favor del espectador. El empresario asume la
obligación de garantizar al público cierta seguridad, la que se determina y limita según
los casos, por la interpretación de la voluntad expresa o presunta de las partes. Y esta
obligación de seguridad es una obligación de resultado, razón por la cual a la víctima le
basta probar el daño sufrido y la relación de causalidad, pero no tiene necesidad de
acreditar la culpa del organizador, que está presumida por el solo hecho del
incumplimiento contractual. La agresión por parte de un tercero no puede ser alegada
como eximente de responsabilidad, pues para que produjera tal efecto debería reunir
los requisitos del caso fortuito: imprevisibilidad, inevitabilidad y extraneidad, los que,
tal como se desprende de las consideraciones precedentes, no concurren. Confirmar la
sentencia apelada en este aspecto.
La demandada califica de excesivo el monto de la indemnización por incapacidad física.
Las explicaciones brindadas por el experto son claras y contundentes, por lo que la
mera disconformidad de la demandada no basta apartarse de ellas. La queja de la
apelante no logra enervar los fundamentos de la sentencia impugnada, que se ajusta, a
mi juicio, a las circunstancias personales del reclamante: su edad a la fecha del hecho -
23 años-, actividad a esa época -pizzero-, estado civil -casado, con dos hijos menores
de edad y separado en la actualidad-, por lo que propongo el rechazo de la queja.
Se agravia además la demandada de que la magistrada de grado haya reconocido un
resarcimiento por daño estético -$ 5000-, presuponiendo en forma automática que la
cicatriz lo produce. Considero que el daño de esta índole se encuentra adecuadamente
resarcido a través de la indemnización acordada por la a quo en concepto de
incapacidad física sobreviniente, por lo que propicio, haciendo lugar a la queja, dejar
sin efecto el resarcimiento autónomo acordado por daño estético.
La a quo desestimó el reclamo por daño psicológico, al entender que no se había
probado que el sufrido por el actor constituyera una secuela permanente. En cambio,
reconoció la cantidad de $ 7200 por tratamiento psicológico. Se queja de ello la
demandada. Cuestiona que se haya tenido en cuenta el dictamen de la psicóloga
Wortman, quien no fue designada en el expediente, cuya nulidad solicitó
oportunamente.
El mencionado psicodiagnóstico concluyó que el demandante presenta síntomas de
depresión y fobia acompañados por estrés postraumático crónico a partir del
accidente y se estimó el cuadro como generador de un 20% de incapacidad, pero se
aclaró que podía ser revertido mediante un tratamiento de dos sesiones semanales
durante dieciocho meses (ver fs. 296/297). Cabe aclarar que cuando el perito médico
responde que el actor no necesita de tratamiento alguno lo hace refiriéndose
específicamente a la esfera física (ver fs. 311 vta.), pero no a la psicológica, en cuyo
caso expresamente sugiere la realización de una terapia (ver fs. 312 y vta.). En
conclusión, propongo desestimar la queja de la apelante en este aspecto.
La demandada objeta asimismo la cuantificación del daño moral -$ 8000-. Con relación
a este rubro, debe reconocerse la extrema dificultad que presenta al juzgador su
estimación, pues tratándose de vivencias personales, no puede precisar cuánto sufrió
el damnificado a raíz del suceso, pudiendo sólo evaluar la magnitud del dolor que
puede provocar el hecho en el común de las personas, valorándolo a la luz de las
circunstancias particulares acreditadas en la causa. Teniendo en cuenta la honda
repercusión que en los sentimientos del actor debió generar la violenta e inesperada
agresión física; los dolores sufridos; la incertidumbre acerca de las consecuencias de la
lesión; la necesidad de someterse a una intervención quirúrgica exploradora; la
internación durante cinco días; la cicatriz que presenta en la actualidad como secuela y
las huellas psíquicas del hecho, considero que la cantidad otorgada por la magistrada
de grado es fruto de prudente estimación, por lo que propicio se la confirme.
Se agravia asimismo la demandada de que se haya reconocido al actor una
indemnización de $ 250 por gastos de traslados, pues -afirma- no surge de la historia
clínica que haya debido concurrir a recibir atención médica luego de su externación;
además, no se le indicó tratamiento alguno. Contrariamente, consta en la historia
clínica de Noboa la indicación de efectuar un nuevo control por consultorios externos
de cirugía a las 48 horas de su alta hospitalaria. Por otra parte, es de presumir que
haya debido concurrir con posterioridad y que, debido a la índole de la lesión y a la
cirugía a que debió someterse, no haya podido trasladarse por sus propios medios por
algún tiempo, por lo que considero que la cantidad acordada debe ser confirmada. Por
todo lo expuesto, doy mi voto para que:
1) Se modifique parcialmente la sentencia apelada, dejando sin efecto la
indemnización por daño estético.
2) Se la confirme en lo demás que decide y fuera motivo de apelación y agravio.
El Dr. Vilar votó en el mismo sentido a la cuestión propuesta.
El Dr. Sánchez no interviene por hallarse en uso de licencia.
Por lo que resulta de la votación que instruye el acuerdo que antecede: 1) Se modifica
parcialmente la sentencia apelada, dejando sin efecto la indemnización por daño
estético; 2) Se confirma la sentencia apelada en lo demás que decide y fuera motivo de
apelación y agravio; 3) Se imponen las costas de alzada a la demandada que ha
resultado sustancialmente vencida (art. 68 Ver Texto , CPCC.).

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