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SECRETARÍA : Civil

ROL DE INGRESO : 10640-2020

EN LO PRINCIPAL: SE HACE PARTE; PRIMER OTROSI: ADHESIÓN


APELACIÓN; SEGUNDO OTROSI: SOLCITA ALEGATOS

ILUSTRÍSIMA CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO

HUGO EDUARDO TOLEDO SOBARZO, abogado de la Corporación de


Asistencia Judicial de Lo Prado, por la demandante autos sobre indemnización de
perjuicios, caratulados “ALVIÑA con ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE
PUDAHUEL”, CAUSA ROL N°26056-2018, ROL CORTE N° 1064-2020 a S.S.
respetuosamente digo:

Que por este acto vengo, dentro de plazo legal en hacerme parte en el
presente recurso.

POR TANTO, SOLICITO A S.S, Se sirva tenerme como parte en esta


instancia

PRIMER OTROSI: Que, encontrándome dentro del plazo establecido por el


artículo 217 del Código de Procedimiento Civil, vengo en adherirme al recurso de
apelación interpuesto por la demandada en contra de la sentencia definitiva de
primera instancia dictada con fecha 24 de marzo de 2020 y que acoge
parcialmente la demanda de indemnización de perjuicios interpuesta por esta
parte, solicitando su revocación y, en definitiva, se dicte sentencia de reemplazo
acogiéndola en su totalidad, en consideración de los antecedentes de hecho y de
derecho que paso a exponer:

I. Antecedentes de Hecho

Esta parte, en representación de doña Betsabé De Las Mercedes Alviña


Canto, interpuso demanda de indemnización de perjuicios en contra de la Ilustre
Municipalidad de Pudahuel en virtud de los daños sufridos tras caer en un agujero
de gran dimensión y profundidad mientras se dirigía al paradero de locomoción
colectiva camino a su lugar de trabajo. El agujero se encontraba en la intersección
de Avenida Travesía y calle Tierra del Fuego, comuna de Pudahuel, y no contaba
con indicación de peligro alguna.

Tras la caída, debió ser auxiliada por transeúntes pues no era capaz de
moverse por sus propios medios. La ayudaron a trasladarse a su domicilio para
posteriormente ser llevada al SAPU por su hermano. En dicho centro asistencial
se le efectuaron los exámenes de rigor, mediante los cuales se determinó que
sufrió una fractura de la muñeca izquierda y del metatarso del pie izquierdo,
causados por el apoyo del peso total de su cuerpo sobre su costado. Por la
gravedad de las lesiones, se le colocó un yeso en el brazo y una bota ortopédica
en la pierna.

A raíz del accidente, doña Betsabé Alviña sufrió un deterioro notable en su


calidad de vida, pues como su movilidad se vio bastante limitada le resultaba
extremadamente dificultoso realizar sus labores domésticas de forma
independiente, debiendo recurrir constantemente a ayuda de terceros. Los daños
físicos e impedimentos aparejados le provocaron altos grados de angustia,
ansiedad e irritabilidad, causándole problemas para conciliar el sueño y temor por
concurrir a espacios públicos, lo que derivó en un cuadro de estrés y en un
trastorno de ánimo depresivo. Además, a su inestabilidad psicológica se suma la
preocupación por no recuperarse bien y que esto le impida retomar sus funciones
cotidianas como jefa de hogar con normalidad.

Se fundó la acción en los artículos 2314 y 1556 del Código Civil, que
consagran el principio general de responsabilidad por culpa y delimitan la
extensión de los daños indemnizables en el ámbito de la responsabilidad
extracontractual, y en el artículo 174 inciso quinto de la Ley de Tránsito, que
prescribe que la Municipalidad será responsable civilmente de los daños que se
causen con ocasión de un accidente que sea consecuencia del mal estado de las
vías públicas.

El monto total por el que se avaluaron los perjuicios sufridos por la


demandante es de $17.035.000, que se desglosan de la siguiente forma:

a) Daño emergente: $845.000


b) Lucro cesante: $1.190.000
c) Daño moral: $15.000.000 o bien lo que el tribunal estimara de acuerdo al
mérito de los antecedentes.

Sin embargo, en sentencia definitiva dictada en primera instancia, se acoge


esta pretensión sólo parcialmente, condenándose a la Municipalidad de Pudahuel
al pago de las siguientes sumas a título de indemnización de perjuicios:

a) Daño emergente: $245.000, por la disminución patrimonial efectiva por


concepto de tratamiento kinésico necesario para la rehabilitación
demandante.
b) Daño moral: $2.000.000, por el menoscabo sufrido en el ámbito moral y
psicológico de la demandante como consecuencia directa del accidente.

Respecto al lucro cesante, el tribunal de instancia expone en el


considerando Vigésimo Primero de la sentencia impugnada que no es posible
tenerlo por acreditado, pues del mérito de los antecedentes, particularmente con
base en la prueba instrumental acompañada al proceso consistente en el finiquito
de trabajo, no se desprendería que la demandante haya dejado de percibir sus
remuneraciones consecuencia del accidente ni que haya sido desvinculada de su
trabajo con ocasión del mismo.

II. Antecedentes de Derecho

Así las cosas, si bien esta parte considera que la valoración de la prueba
efectuada por la sentenciadora es ajustada a derecho en lo que respecta al daño
emergente.

En relación al daño Moral se refiere en su Considerando Vigésimo Quinto y


señala que “sin perjuicio de la prueba precedentemente analizada, ha de
señalarse que la existencia del daño moral en el caso de marras, puede también
presumirse atendida la magnitud de la lesión física causada por la caída padecida
por la demandante y la consecuente alteración de sus condiciones normales de
vida”,

Siguiendo lo anteriormente razonado se estima por esta parte que el monto


prudencialmente estimado para su indemnización por daño moral es insuficiente
para satisfacer las pretensiones de la actora.
Cabe destacar lo desarrollado por el profesor Hernán Corral Talciani en
sus Lecciones de Responsabilidad Civil Extracontractual (2011), donde señala que
“el principio general es que la reparación debe ser completa: debe indemnizarse
todo el daño que sea consecuencia directa del hecho ilícito. Este es el principio de
la reparación integral del daño. De acuerdo con eso, la reparación debe
comprender:

1° El perjuicio patrimonial: El daño emergente y el lucro cesante (se aplica


el art. 1556, aunque esté pensado para la responsabilidad contractual).

2° Los perjuicios no patrimoniales, entre los que caben el dolor psíquico, el


daño corporal o biológico, la lesión de derechos de la personalidad (…)” (pág.
337).

En cuanto a la determinación del resarcimiento del daño moral, señala el


autor que “se trata de un problema delicado, ya que justamente por tratarse de un
daño no patrimonial o pecuniario resulta complejo hacer una avaluación exacta de
él para fijar un resarcimiento pecuniario. En esta materia no queda más que
entregar la decisión al libre arbitrio del juez, el que deberá determinar la
indemnización que proceda por daño moral buscando cumplir con la justicia y la
igualdad”.

Es consideración de esta parte que el monto asignado por indemnización


de daño moral no permite reparar el perjuicio efectivamente sufrido por la
demandante, pues dista mucho de los $15.000.000 considerados por ella como
suficientes para resarcir el perjuicio sufrido con ocasión del accidente pues,
atendida la dificultad probatoria y de valoración objetiva de este tipo de perjuicios,
lo pedido debe necesariamente ser tomado por el juez como un punto de
referencia a la hora de sentenciar.

Además, sin pretender impugnar la consideración de no tener por


acreditado el lucro cesante pues el correspondiente finiquito por el que se dio
término a la relación laboral de la demandante y su empleador fue celebrado de
mutuo acuerdo, esa manifestación libre de la voluntad recogida por dicho
documento y autorizada ante ministro de fe da cuenta de un reconocimiento
deliberado de ambas partes de la imposibilidad de la demandante de continuar
con sus labores como cuidadora de niños. En otras palabras, tanto la demandante
como su empleador reconocieron que su estado de salud posterior al accidente
era incompatible con el ejercicio de las funciones para las que había sido
contratada indefinidamente.

Así, si bien la demandante no fue desvinculada unilateralmente de su


trabajo, no puede mirarse este acto de manera aislada sino que debe atenderse a
la naturaleza del contrato de trabajo que dio origen a la relación laboral. El
contrato era de carácter indefinido por lo que, en virtud de las reglas de
interpretación de los contratos contenidas en los artículos 1560 y siguientes del
Código Civil, puede sostenerse inequívocamente que la intención de las partes al
momento de celebrarlo era que la relación perdurara por un período indeterminado
de tiempo. Sin embargo, los servicios se prestaron únicamente entre marzo de
2017 y agosto de 2018, a 7 meses del accidente, pues pese a haberse sometido a
la correspondiente terapia kinesiológica, no experimentó una mejoría significativa
en su dolor físico o sus capacidades funcionales como para seguir
desempeñándose en su trabajo.

En este sentido, es consideración de esta parte que si bien ésta


circunstancia y la acreditación efectuada por el correspondiente finiquito no
permiten dar por acreditado el lucro cesante, sí es congruente con el principio de
reparación integral del daño que se contemple por esta Corte como un daño que
repercutió en la esfera moral y psíquica de la demandante.

Finalmente, cabe señalar que en el considerando Décimo Tercero de la


sentencia definitiva de primera instancia se atribuyó legalmente la responsabilidad
a la Municipalidad de Pudahuel por el daño sufrido previas referencias legales a la
Ley de Tránsito y la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades. La
demandada sustentó su defensa y el recurso de apelación al que se adhiere en
esta instancia en excluir su responsabilidad en los hechos dañosos, arguyendo
que no le sería atribuible la responsabilidad por falta de servicio al no estar
obligada legalmente a prestar servicio alguno, por ser competencia del Gobierno
Regional la conservación del buen estado de las calzadas, citando el literal j) del
artículo 16 de la Ley Orgánica Constitucional del Gobierno Regional.

Sin embargo, la Corte Suprema ha indicado en este respecto que “esto en


modo alguno permite obviar o soslayar la responsabilidad que corresponde a las
Municipalidades conforme a la normativa de su Ley Orgánica Constitucional y
disposiciones de la Ley N°18.290, que dan cuenta de la obligación que les asiste
de instar por el bienestar de la comunidad y, dentro de sus competencias, la de
velar por el correcto funcionamiento y señalizar, cuando corresponda, el mal
estado de las vías y veredas para resguardar la seguridad de los transeúntes, sin
perjuicio de coordinar lo necesario con los demás entes públicos, mediante aviso
oportuno que permita el correcto y eficaz accionar de los servicios”, concluyendo
que el ente edilicio incurrió en falta de servicio porque “precisamente no actuó
teniendo deber jurídico de hacerlo, desde que el artículo 174 de la Ley de Tránsito
le impone la obligación, determinada en materia de caminos y vías públicas, en
orden a mantenerlos en buen estado y con una adecuada señalización” (CS ROL
12.628-2019, 29 de julio de 2019, Tercera Sala). Cabe destacar que en la
sentencia citada se dio por confirmada la sentencia, condenándose a la
Municipalidad demandada en dichos autos a pagar la suma de $10.000.000 por
concepto de daño moral, por lo que la pretensión de la actora no es desmedida y
debe ser acogida en plenitud.

Esta falta de servicio no sólo permite atribuir responsabilidad en concreto


respecto de la Municipalidad de Pudahuel sino también es un factor que permite
evaluar la magnitud del daño moral sufrido por la demandante, pues está ausencia
de cumplimiento de servicio en pos de resguardar la seguridad de ella como
habitante de la comuna y como miembro de la comunidad, aumentó gravemente
su sentimiento de abandono y angustia en torno a lo ocurrido. En otras palabras,
la institución no sólo falló en su prestación del servicio legal debido sino que
tampoco acudió a la demandante de ninguna forma a prestar auxilio. Esta
circunstancia se sumó al daño físico, moral y patrimonial propiamente acreditado
en torno al accidente y aumentó severamente su padecimiento, pues al día de
hoy, más de 2 años después de ocurridos los hechos, la demandante aún no se ve
reparada íntegramente.

POR TANTO, en virtud de los artículos 144, 216 y 217, y demás


pertinentes, del Código de Procedimiento Civil,

SOLICITO A S.S.: Tener por interpuesta adhesión al recurso de apelación


deducido contra la sentencia de fecha XXXXXX notificada a esta parte con fecha
XXXX, acogerlo a tramitación, y que en definitiva y se enmiende la sentencia de
autos, condenando a la Ilustre Municipalidad de Pudahuel a pagar:

a) Daño emergente: $245.000


b) Daño moral: $15.000.000, o lo que S.S. Iltma. estime adecuado para
resarcir integralmente el daño sufrido por la actora.

SEGUNDO OTROSI: Solicito a S.S.I se sirva tener presente que solicito alegato
para la vista de a presente causa

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