Está en la página 1de 14

1.

INTRODUCCIÓN

La Jornada de trabajo es un tema de suma importancia dentro del ámbito jurídico laboral tanto
para el trabajador como para el empleador, para el trabajador porque quiere que se cumpla a
cabalidad la jornada de trabajo establecida en la Ley o Convenio a efecto de cuidar su integridad
y salud físico y mental y para el empleador porque quiere mayor productividad en su empresa,
condicionando su cumplimiento a una mejora en el panorama económico del país.

La jornada de trabajo es el tiempo del día durante el cual el trabajador está en la empresa. La
jornada de trabajo se divide en tiempo de trabajo necesario y tiempo de trabajo adicional.
Pudiendo adoptar diversas formas, pero siempre cumpliendo que la duración no sea mayor a la
estipulada en el Contrato de Trabajo. El tiempo de transporte para ir a prestar el servicio, y de
regreso, no se computa como parte de la jornada de trabajo, aunque el medio de transporte sea
proporcionado por el empleador. La norma laboral ha adoptado determinados mecanismos. Entre
ellos, ha establecido límites máximos en la jornada de trabajo para que el cumplimiento de ella no
comprometa la salud de quienes la efectúen. La ley se propone como objetivo lograr que la
relación de trabajo se preste en condiciones dignas para la persona. Se posibilita que el trabajador
se niegue a realizar la labor cuando se le exige la prestación sin que se observen las “pausas y
limitaciones a la duración del trabajo”, no se cumplan las disposiciones legales sobre higiene y
seguridad o se le exijan prestaciones que pueden traerle daños a su salud psicofísica o deterioren
su dignidad como persona. Estimamos que sigue vigente el deber de seguridad en todo contrato y
mucho más en el laboral, dado el carácter personal de la tarea a cargo del trabajador.

La Organización Internacional de Trabajo (OIT), a escala mundial, en promedio la jornada de


trabajo tiene una duración de 44 horas semanales siendo la región de América Latina y el Caribe
la que registra el mayor número de horas de trabajo, con un promedio de jornada semanal
equivalente a 45 horas; la región de Europa y Asia central registra el menor número de horas de
jornadas de trabajo, en promedio en esta región se labora 41 horas a la semana; en iguales
condiciones se encuentran las regiones de Asia y el pacífico y África, estas regiones registran en
promedio una jornada de trabajo semanal equivalente a 44 horas.

1
2. DESARROLLO

12.1 JORNADA LABORAL

Durante la Edad Media, la jornada de trabajo se realizaba de sol a sol, acorde con los ciclos
agrícolas. Así, durante el invierno las jornadas solían prolongarse por 10 horas y en el verano se
alargaban hasta 14 horas. Durante el período de la Revolución Industrial y aprovechando el
exceso en la oferta de mano de obra, los empleadores hacían laborar a los trabajadores por más de
16 horas diarias, sin que exista límite alguno fijado por el Estado. Esto respondía a la voluntad
unilateral de la persona que contrataba la fuerza de trabajo. En este contexto, el pedido de
reducción de la jornada de trabajo y la dotación de períodos de descanso fue una de las
aspiraciones más importantes de los trabajadores, a principios del siglo XIX.

El desarrollo de los derechos de asociación sindical y de huelga en el transcurso de este siglo


trajo como resultado la consecución de mejores condiciones en la prestación de servicios. A
través del ejercicio de estos derechos que son los pilares fundamentales de la lucha del
movimiento obrero se pudo conseguir la reducción de la jornada de trabajo hasta 10 horas y el
establecimiento de períodos de descanso en el transcurso de la misma jornada.

El marco referencial de surgimiento del derecho al descanso corresponde al Estado liberal


clásico, cuya filosofía respondía al abstencionismo en las relaciones laborales. Desde su doctrina
jurídica proclamaba que no había razón alguna para la regulación de la jornada de trabajo y que
éste debía regirse por las leyes generales de la economía y por las particulares del trabajo.

Es, en definitiva, la manifestación del contractual ismo imperante en esa época. Por ejemplo,
Lord Macaulay señalaba que la determinación de las horas de trabajo "es una de esas materias
que se arreglan por sí solas mejor que puede hacerlo gobierno alguno". Solamente con el
desarrollo del moderno Derecho del Trabajo, a principios del presente siglo se pudo
institucionalizar de manera uniforme y permanente el derecho a períodos de descanso.

Con la aparición y posterior evolución del Derecho del Trabajo se reconoce que éste es una
actividad humana y no una mercancía. Como tal se debe considerar que el trabajador, en la
realización de sus tareas consume gran parte de su energía física y mental. Con la tecnificación
del proceso de producción, el trabajador también es motivo de estudio en su anatomía y fisiología
(Medicina del Trabajo), en su psicología, y en sus necesidades y comportamientos (Psicología
Industrial).

1
(Barrionuevo, 2015)

2
Dentro de estos estudios la fatiga es un producto inevitable de la actividad desarrollada por el
trabajador. Boccia afirma que "en la historia del trabajo, el daño más grande no está representado
por los accidentes, intoxicaciones o enfermedades profesionales, sino por la fatiga y el
agotamiento, debidos a muchas horas de trabajo". Kimball caracteriza el fenómeno de la fatiga en
estos términos: "al comenzar el trabajo hay un período durante el cual el esfuerzo no es solamente
fácil sino agradable, y en que la producción aumenta.

Este período es seguido por otro durante el cual las condiciones se mantienen sensiblemente
uniformes; que, a su vez, es seguido por un tercero en que declinan el interés y el gusto por la
producción, comienza a sentirse cansancio; y finalmente, si continúa el esfuerzo, aparece el dolor.
Durante este último período, el trabajador debe apelar a toda su fuerza de voluntad para continuar
la tarea. Por último, llega un momento en que si continúa el esfuerzo se hace insoportable y llega
el agotamiento".

Este fenómeno de la fatiga ha hecho que se imponga períodos limitados de trabajo, al igual
que períodos de descanso. Estos tienen como objeto permitir que el trabajador recupere sus
energías y el interés por sus labores.

El origen histórico de este derecho puede ser referido a cuatro aspectos distintos del mismo: la
interrupción de la jornada laboral, el descanso semanal, el descanso anual y la limitación de la
jornada de trabajo:

2.1.1 Interrupciones de la jornada laboral.

Desde el inicio del presente siglo las legislaciones laborales de la mayoría de países
establecieron como obligatoria la concesión de un intervalo mínimo dentro de la jornada de
trabajo para el reposo o alimentación del trabajador. Este intervalo tenía como duración mínima
una hora y por lo general seguía a un período ininterrumpido de 4 a 6 horas de labor. En la
actualidad debido al crecimiento de las ciudades y a las grandes distancias que debe cubrir el
trabajador para acceder a las plantas industriales, se ha implementado la jornada única de trabajo.
Esta consiste en que el trabajador acude temprano a su sitio de empleo para desarrollar sus
funciones de manera ininterrumpida por un período de 8 horas (generalmente). De esta forma, el
período de descanso se extiende por un tiempo mayor, restándole comúnmente la mitad de la
tarde y la noche para su descanso y actividades recreativas.

Evolución de la jornada laboral

3
2.1.2 Descanso semanal.

La obligación de dejar de trabajar un día por semana originariamente estuvo ligada a un


precepto de carácter religioso. El Antiguo Testamento impuso a los hebreos el descanso durante
el sábado. La Iglesia Católica trasladó la obligación del descanso como santificación de la fiesta,
del sábado al domingo, para recordar el día de la Resurrección de Jesucristo. Durante el Medievo,
el descanso dominical es aceptado y practicado, pero fue casi abolido, de hecho, por el
maquinismo. Este exigía el trabajo ininterrumpido de la máquina y la activación de ésta por el
trabajador. El capital representado por la máquina debía rendir al máximo.

Por esa causa se puede afirmar con certeza que el descanso dominical era incumplido y la
jornada laboral se ampliaba hasta los límites extremos de la capacidad de las fuerzas humanas. En
la actualidad el descanso semanal está admitido, consagrado e impuesto como una obligación en
la mayoría de los países del mundo. Se considera que no basta con los períodos de descanso de la
tarde y noche para que el trabajador pueda recuperar sus energías y desarrollar actividades
complementarias. El descanso semanal no comprende únicamente el día domingo. En muchos
países se ha extendido este derecho a los días sábados, superando inclusive el tradicional sábado
inglés.

2.1.3 Descanso Anual. (Vacaciones).

Las vacaciones anuales son de inspiración reciente. Si bien la adopción de vacaciones anuales
remuneradas para los obreros de la industria se inicia en Inglaterra en 1872, no es sino hasta bien
entrado el presente siglo cuando se consagra este derecho en las legislaciones de diversos países
europeos y americanos. El primer país de América que legisló en esta materia fue Brasil por ley
de 11 de Noviembre de 1920. Posteriormente ha sido reconocido este derecho en favor de los
trabajadores en varios textos latinoamericanos.

2.1.4 Limitación de la jornada de trabajo.

La Revolución Industrial se basó en jornadas de trabajo que llegaban a 16 horas diarias e


incluso se superaban en ocasiones. Se consideraba que el hombre era libre para dedicar su
actividad sin límite alguno a cualquier trabajo. La libre determinación conducía a un contrato
donde el límite de la prestación de servicios alcanzaba hasta el extremo de las facultades físicas
del trabajador, único término que se ponía a la jornada de trabajo. El reclamo de los trabajadores
consiguió el respaldo de intelectuales y pensadores de aquella época, sensibilizándolos en favor
de su causa. El Sumo Pontífice León XIII se hizo eco también de este reclamo y así en su
Encíclica "Rerum Novarum" dice:

4
Debíase, pues, procurar que el trabajo de cada día no se extienda más horas de las que
permitan las fuerzas. Cuanto tiempo haya de durar este descanso se deberá determinar teniendo
en cuenta las distintas especies de trabajo, las circunstancias de tiempo y de lugar y la salud de
los obreros mismos.

2.1.5 Garantías institucionales internacionales en el ámbito universal

La garantía del derecho a períodos de descanso la Organización Internacional del Trabajo


(OIT) ha elaborado varios convenios y recomendaciones desde el inicio del presente siglo:

 El Convenio Nº 1 de 1919 sobre las horas de trabajo.


 El Convenio Nº 47 de 1935 sobre las cuarenta horas.
 El Convenio Nº 49 de 1935 sobre la reducción de las horas de trabajo.
 El Convenio Nº 153 de 1979 sobre duración del trabajo y períodos de descanso;
sobre este mismo tema es preciso citar también la recomendación Nº 161.

2.2 PRINCIPIOS O GARANTÍAS A LA JORNADA LABORAL EN ECUADOR

La Constitución ecuatoriana de 1929, concretó los principios de la Revolución Juliana 1925,


fue la primera en reconocer garantías laborales, que después con la expedición del primer Código
del Trabajo de 1938, se fortaleció y ampliaron, por la sucesión de reformas y nuevos derechos.
De esta manera que no es cierto que el Código del Trabajo es “viejo” y, por tanto, debe ser
reformado. Con ese argumento, los empresarios-oligárquicos, que en las últimas décadas del siglo
XX apuntalaron el modelo empresarial de desarrollo inspirado en el neoliberalismo, pretendieron
(y lograron) “flexibilizar” las leyes laborales. Las leyes laborales son el resultado de intensas
luchas sociales, con vieja historia en Ecuador, en la que se incluyen represiones escandalosas
Tanto la Constitución de 1929 y, sobre todo, el Código del Trabajo de 1938, fueron atacados por
el sector empresarial más tradicionalista de la época (incluso se decía que el Código era
“comunista”). Y la legislación laboral siempre fue resistida o aceptada a regañadientes. Por eso,
hasta hoy llevamos, por ejemplo, el peso de un elevado porcentaje de trabajadores que no fueron
afiliados a la seguridad social, creada ¡tan lejos como en 1928! cuando nació la primera Caja de
Pensiones, otra obra de la Revolución Juliana. Cabría recordar, al respecto, que en la consulta
popular del 7 de mayo de 2011 los ecuatorianos aprobamos que la Asamblea Nacional tipifique
como delito la no afiliación de los trabajadores al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social
(IESS), algo que era de aplicación inmediata y que sigue pendiente. De otra parte, las leyes
laborales son el resultado de intensas luchas sociales, con vieja historia en Ecuador, en la que se
incluyen represiones escandalosas, como la masacre en Guayaquil del 15 de noviembre de 1922
(entre otras reivindicaciones, los trabajadores exigían la aplicación de la jornada de 8 horas
5
diarias, incumplida desde que en 1916 se la decretara), o la de Aztra, el 18 de octubre de 1977
(los zafreros exigían el cumplimiento del contrato colectivo). Es valioso que el actual Gobierno
coloque a debate la expedición de un nuevo Código Orgánico de Relaciones Laborales; pero a la
hora de concretarlo, lo primero que hay que pensar es que, bajo el principio “pro operario” (la ley
siempre es favorable a los trabajadores), es necesario avanzar en nuevos derechos y no en
2
restringirlos o atenuarlos, incluso porque de lo que se trata es de construir un nuevo poder
histórico, que subordine los intereses del capital a los del ser humano-trabajador.

2.3 JORNADA LABORAL DE ECUADOR

El funcionamiento de los mercados depende en gran parte de las reglas que comprometen a los
diferentes actores. Para que las reglas de un mercado específico cumplan con su propósito, estas
deben ser coherentes con las dinámicas económicas, sociales y políticas preponderantes, así como
también con el conjunto de las reglas en otros mercados.

La institucionalidad laboral juega un papel predominante en la modalidad de desarrollo de las


economías. Pero las leyes no son estáticas y cambian al pasar de los años ajustándose a las
necesidades de los agentes económicos o a los objetivos que el Estado busca alcanzar, esto ha
permitido que a lo largo de la historia de la sociedad moderna existan etapas muy marcadas con
lo que respecta a las diferencias que han existido entre los dueños del capital y los dueños de la
mano de obra.

En este sentido, el objetivo del presente ensayo consiste en analizar el efecto que podría
ocasionar en las variables productivas la implementación de una reforma relacionada a la
duración de la jornada de trabajo en el código de trabajo actualmente vigente en nuestro país,
orientada a elevar la productividad de las empresas.

La jornada de trabajo en el Ecuador, según lo establece el código de trabajo vigente, tiene un


máximo de 8 horas diarias y no puede exceder las 40 horas a la semana; así mismo se establece
que las horas suplementarias no excederán las 4 horas en un día con un máximo de 12 horas a la
semana.

Pero el sistema actual de la jornada de trabajo es producto de algunas modificaciones; en


septiembre de 1916, durante la presidencia de Alfredo Baquerizo Moreno se promulgó la primera
Ley Obrera, en esta Ley se estableció una jornada de trabajo de 8 horas diarias y de seis días a la
semana, con lo cual se cumplía una jornada de 48 horas de trabajo semanales. El 31 de octubre de
1934, en el Gobierno del Dr. José María Velasco Ibarra, se estableció el derecho a que los

2
(Solíz, B. 2015)
Jornada laboral en el Ecuador
6
empleados y trabajadores particulares descansen las tardes del sábado o un tiempo similar de
cualquier día de la semana, reduciéndose de esta manera la jornada semanal de trabajo de 48
horas a 44 horas. El 14 de marzo de 1980, el presidente Jaime Roldós Aguilera aprobó mediante
decreto presidencial la reducción de la jornada de trabajo de 44 a 40 horas semanales,
declarándose los días sábado y domingos como descanso forzoso.

Mediante reforma a la Ley Orgánica del Trabajo para Trabajadores y Trabajadoras, se redujo
de la jornada de trabajo de 44 a 40 horas; estableciéndose como plazo máximo hasta el año 2013
para que las empresas se ajusten a la normativa.

2.3.1 La propuesta de los industriales.

En recientes días, la Cámara de Industrias hizo público una propuesta para modificar el
Código de Trabajo en lo referente a la jornada diaria de trabajo, en si la propuesta plantea
modificar las reglas de la jornada laboral que actualmente es máximo de 40 horas a la semana,
divididas en cinco días a la semana y ocho diarias a tres jornadas y media a la semana, sin pasar
las 40 horas. Es decir, jornadas de hasta 12 horas diarias durante tres días y medio, dependiendo
del tipo de trabajo. Es decir, una persona trabajaría solo tres días y medio y tendría otros iguales
de descanso.

La jornada de trabajo es la duración del trabajo diario de los trabajadores o el número de


horas que durante la semana deben completarse legalmente en las actividades laborales,
contempla un primer elemento constituido por el lapso de tiempo, ya sea diario o semanal; un
segundo elemento que hace referencia a la legalidad en la que debe estar enmarcado dicho
tiempo; y, finalmente un tercer elemento constituido por el factor humano, es decir el trabajador,
relacionado íntimamente con la actividad desempeñada, el trabajo.

Respecto de los antecedentes históricos de la jornada de trabajo en el Ecuador encontramos los


siguientes antecedentes:

En las leyes de Manú, dadas el año 1280 a. de J.C., se encuentran disposiciones que regulan la
jornada laboral, que se fija de la siguiente forma: El sol establece la división del día y de la
noche para los hombres y para los dioses: la noche es para el sueño de los seres; y el día para el
trabajo… de tal forma, en invierno era limitado a poco más de 8 horas, en tanto que en el verano
alcanzaba casi a 16 horas diarias.

Posteriormente la Revolución Industrial supuso la fijación de la jornada de trabajo desde


catorce hasta dieciséis horas e incluso superiores, que posteriormente “de 16 horas se bajó a 12 y
media, luego a 11 y media y, en 1816, a 10 y media, que era toda una revolución para la época.”

7
La regulación de las jornadas de trabajo ha venido a representar una conquista para la clase
trabajadora, porque de dejarse al libre arbitrio patronal la determinación de las horas de labor es
obvio que se exigiría mayor trabajo con menor remuneración. En Ecuador, la jornada de cuarenta
y cuatro horas semanales, se redujo posteriormente a cuarenta horas, que desde aquel entonces,
1980, es la jornada aún mantenida, ocho horas diarias, acorde las disputas libradas por los
derechos de los trabajadores en la denominada lucha de los tres ochos en Chicago, Estados
Unidos “ocho horas para trabajar, ocho horas para la distracción y ocho horas para el sueño.”

El artículo 47 del Código del Trabajo ecuatoriano, recoge este precepto disponiendo que la
jornada máxima de trabajo será de ocho horas diarias, de manera que no exceda de cuarenta horas
semanales. De esta forma, en la mayoría de países a nivel mundial, se ha optado por dicha
jornada, tomando en cuenta que períodos más extensos de trabajo son en su mayoría perjudiciales
tanto como para el factor humano como para la producción en sí. “Se ha considerado que
jornadas agotadoras provocan desgastes de energía superiores a lo humanamente tolerable;
asimismo la fatiga es un elemento perjudicial en el proceso productivo; conduce al escaso
rendimiento económico, decayendo éste en cantidad y calidad”. De hecho, “en algunos países de
Europa se ha reducido a siete horas diarias.”

2.3.2 CLASES DE JORNADA DE TRABAJO

La jornada de ocho horas diarias, conocida como jornada ordinaria o de máxima duración
puede adoptar otras modalidades dependiendo el tipo de actividad al que se refiere,
consideraciones en base a la persona quien realiza la actividad, o a las circunstancias en las cuales
se desempeña el trabajo. La extensión de la jornada de trabajo tiene relación directa con el
esfuerzo humano, con el desgaste orgánico y con la producción de la empresa y su mayor o
menor ganancia. El desgaste humano, por otra parte está en relación con el sistema de
alimentación, con el clima y demás agentes atmosféricos y salubridad del medio ambiente en el
cual se desarrolla la labor.

La jornada de trabajo puede clasificarse acorde a su naturaleza por:

1. Por las horas del día.


2. Por el origen.
3. Por la duración y días.
4. Por el motivo.

Las jornadas por las horas del día se subdividirán en diurna, nocturna y mixta; por el origen en
legal o contractual; por la duración en ordinaria o extraordinaria y la ordinaria a su vez en común

8
o especial, pudiendo ser esta última de mayor o menor duración; y finalmente por el motivo, la
jornada puede ser suplementaria o de recuperación.

Jornada de trabajo por las horas del día

Dependiendo las horas del día en las cuales se desarrolle la actividad laboral, la jornada puede
subdividirse en jornada diurna, nocturna o mixta. Estos períodos determinarán las garantías a las
que tienen derecho las personas que dependiendo su actividad laboral trabajen en períodos
comprendidos en la denominada jornada diurna, nocturna o mixta.

Se conoce como jornada diurna a aquella comprendida entre las seis horas y diecinueve horas
del mismo día laborable, mientras que la jornada nocturna será la comprendida entre las
diecinueve y seis horas del día siguiente al tenor de lo dispuesto en el artículo 49 del código del
trabajo: “La jornada nocturna, entendiéndose por tal la que se realiza entre las 19h00 y las 6h00
del día siguiente, podrá tener la misma duración y dará derecho a igual remuneración que la
diurna, aumentada en un veinticinco por ciento.” (Código del Trabajo Ecuatoriano, art. 49.).
Finalmente la jornada mixta será aquella en la cual el trabajador desempeñe su actividad en horas
establecidas para la jornada diurna así como en horas de la jornada nocturna, aplicándose el
recargo del cual habla el artículo 49 del Código del Trabajo arriba citado sólo sobre las horas
comprendidas en la jornada nocturna.

Jornada de trabajo por el origen

En cuanto al origen o naturaleza jurídica del establecimiento de la jornada de trabajo, esta


puede ser o contractual o legal, siendo contractual la que se deja a la libre estipulación de las
partes, siempre que no contravenga los límites legales; y, la jornada legal será aquella que por
regla general dura ocho horas diarias, sin exceder de las cuarenta semanales.

Jornada de trabajo por la duración y días

Por la duración de la jornada o por los días en las que se desempeña la actividad laboral,
ésta se clasifica en ordinaria y extraordinaria.

Jornada ordinaria.- Se entiende por jornada ordinaria a aquella que se desarrolla de lunes
a viernes, a esta jornada se la puede dividir en dos partes con un receso de hasta por dos horas o
puede ser de lapso único, sin que por ello se vea afectada su condición de ordinaria, sin importar
las condiciones, esta jornada no podrá exceder de ocho horas diarias. es imposible que una
persona realice dos jornadas ordinarias seguidas, la única opción será la de jornada suplementaria
y con las limitaciones determinadas impuestas por la ley.

9
Jornada extraordinaria.- La jornada extraordinaria será aquella que podrá ser autorizada
ocasional o permanentemente para realizarse en días sábados, domingos festivos.

Jornada de trabajo por el motivo: Por la razón que motive el incremento de la jornada
ésta podrá clasificarse en suplementaria o de recuperación.

La jornada suplementaria “es aquella que se efectúa a continuación de la jornada ordinaria,


en un máximo de cuatro horas y de doce en la semana, para ello tendrá que haber convenio
escrito.” Y autorización de la autoridad competente. Esta jornada es lo que comúnmente se
conoce como horas extras y deberá ser cancelado con 50% de recargo si se efectúa durante el día
o hasta las 24h00; y, con el 100% de recargo si se desarrollan durante las 24h00 y 6h00,
calculado con base a la remuneración correspondiente a la hora de trabajo diurno.

Por otra parte, también se puede recuperar la jornada perdida cuando de manera colectiva
se haya interrumpido el trabajo, ya sea por causas accidentales, no previstas, de fuerza mayor u
otro motivo ajeno a la voluntad de empleadores o trabajadores, a esta jornada se la denominará
jornada de recuperación. En ella concurre una dualidad de derechos tanto del empleador como del
trabajador; el trabajador tendrá derecho a recibir su remuneración íntegra, mientras que el
empleador tendrá derecho a que se ordene la recuperación del tiempo perdido, hasta por tres
horas posteriores a la jornada ordinaria, excepto si los trabajadores permanecieron en el lugar de
trabajo durante dicha suspensión.

2.4 PRINCIPIOS O GARANTÍAS A LA JORNADA LABORAL EN LOS DEMAS


PAÍSES

Durante la época del Imperio Romano, en la humanidad se consideraba un cúmulo de virtudes


dentro de las cuales no existía el concepto de trabajo. Se pensaba que únicamente las bestias y los
esclavos debían trabajar.

Con este tipo de conceptos sobre el trabajo, no es de extrañar que en Roma no existiera el
Derecho Laboral y, mucho menos, que hubiese leyes al respecto. Era mucho más importante
legislar el sector humano en cuestiones civiles y, por tanto, fue el Derecho Civil el que
caracterizó el mundo jurídico de la antigua Roma.

A pesar de que la agricultura formaba parte de las principales actividades el Imperio, el hecho
de tener una actividad de tipo comercial, como panadero, zapatero, etc. era cosa de extranjeros y,
por ende, nadie se molestaba en interferir o en intentar legislar dichas actividades. A estas
personas simplemente se les reconocía honores públicos y es de aquí de donde ha derivado la
palabra “honorarios”, en referencia al hecho de ganarse un sueldo.

10
Tras la caída del Imperio Romano, la cultura laboral denigrante para el ser humano pasó a ser
ocultada y escondida sin acceso al pueblo. Las nuevas generaciones crecieron en un ambiente
donde el trabajo, aparte de necesario, comenzaba a ser considerado un bien social, una forma casi
única y obligatoria para sustentarse. Lo que conocemos hoy en día.

Existe una expresión de los monasterios portugueses que dice “el ocio es enemigo del alma”.
Durante la Edad Media surgió el Feudalismo, que era algo como que todos trabajen y que uno
cobre. Estaba basado en grandes extensiones de tierra cuya propiedad pertenecía al Estado o
nobleza, donde se debía pagar altos intereses para sobrevivir.

Entre los señores feudales y la Iglesia católica se repartían todo el trabajo y no nos referimos al
sudor de su frente, sino al sudor de los vasallos. De forma intermedia, entre los que cobraban y
los que trabajaban aparecieron tímidamente las actividades artesanales. Estos autónomos
medievales se movían en la frágil frontera entre ambos bandos, siempre con el miedo a parecer
demasiado ricos o demasiado pobres y desencajarse del puzzle (rompecabezas). En esta situación,
es del todo impensable la formación de posibles sindicatos o de algún tipo de Derecho laboral.3

Fue al final de la Edad Media que surgió, gracias a la Revolución Industrial, una nueva
ideología que decía que la riqueza no se centraba exclusivamente en tener o no propiedades de
Tierra.

La Revolución Industrial enseñó que la riqueza no solo se obtenía por nacer en una familia
noble, que en cualquier parte hay oportunidades de crecer, que las necesidades humanas pueden
ser satisfechas y gracias a ello uno puede enriquecerse. Así nació el concepto del “consumo”.

Todo esto ya resulta demasiado familiar como para no darnos cuenta de que la humanidad
comenzaba a entrar en lo que luego fue denominada Edad Moderna.

En este tiempo existieron hechos históricos como el descubrimiento de América, la fiebre del
oro, la inflación, el cohecho, la corrupción, etc. Estos términos, que seguro estamos de acuerdo,
son modernos. En este periodo surgieron las grandes fábricas, los grandes mercados y la nueva
maquinaria que, a la vez, fomentó nuevos sistemas de producción y nuevas necesidades sociales.
Nació la gran competencia.

En 1791 el poder político comenzó a perder fuerza a favor de los trabajadores, en Francia
apareció “Le chatelier”, que concedía a los trabajadores el derecho a asociarse y a formar
corporaciones sin riesgo a ser encarcelados o vejados.

3
(Velasteguí, M. 2009)
Derecho Laboral
11
Posteriormente, con el inicio de la Revolución Francesa, la vieja Europa comenzó un viaje que
ya no podría retroceder, desaparecieron las antiguas leyes de trabajo dejando paso a un fresco aire
de liberalismo y comunismo.

El sistema socialista caracterizado por ser un conjunto de doctrinas que preconiza la


colectivización de los medios de producción como medida destinada a la supresión de las clases
sociales u necesarias para una organización racional de la sociedad.

Podemos afirmar que las primeras teorías del Socialismo aparecieron a principios del siglo
XIX, como respuesta lógica a las primeras contradicciones de la expansión del capitalismo que se
manifestaba con hostilidad radical hacia el individualismo sobre la base del sistema económico
de la competencia con lo que no estaban de acuerdo los forjadores del Socialismo, quienes
anhelaban la creación de una sociedad de base cooperativista fundada en el cultivo intensivo de la
tierra que invalidara las estructuras existentes, sin violencia, por el mero efecto de su superioridad
para promover el bienestar de los hombres.

Por fin otro postulado del Socialismo, era evitar la violencia y el uso de la fuerza de las armas
o sea el estado de guerra, proponía reformas parlamentarias a fin de conseguir sus objetivos en
forma pacífica y comprensiva, lo que lo diferencia del socialismo marxista o revolucionario.

El modelo de producción capitalista implantado en Europa dio paso al régimen burgués, en


detrimento del feudalismo, denominado producción mercantil, que es un tipo de organización
económico- social, en la que hay juego de la oferta y la demanda, es decir que lo que se elabora o
fábrica, ya no solo es, para el consumo propio sino que está a la venta, con una ganancia o
plusvalía.

Se establece la división social del trabajo que representa un conjunto de formas especializadas
de actividades de producción, estableciéndose una dependencia recíproca, entre los dueños de los
medios de producción y los obreros. Entonces, los primeros (dueños de los medios de
producción), explotan la mano de obra de la clase obrera.

El capitalismo había sido es el desarrollo máximo de la producción mercantil en la que, los


medios de producción los instrumentos de trabajo, la fuerza de trabajo del obrero, se convierte en
mercancías, lo que conduce a la división de clases sociales: la burguesía y el proletariado,
estableciéndose un dominio de la clase privilegiada que como dueña de los medios de producción
se constituye en la clase dominante; y, la segunda (obrera) reprimida y explotada, por hallarse
sujeta a su capacidad de trabajo, de acuerdo con el cual recibe una suma de dinero, que no
reconoce verdaderamente el esfuerzo, sino que es fijada por la burguesía.

12
4
2.5 JORNADA LABORAL DE OTROS PAÍSES

El informe del organismo revela la gran diferencia que hay entre los países ricos y los que
están más en desarrollo. Chile sigue como el tercer latinoamericano que más tiempo destina a las
jornadas laborales.

Chile bajó la cantidad de horas que una persona trabaja al año, sigue estando en el Top 5 de los
38 países analizados por la OCDE en materia de jornada laboral, el informe de perspectivas
laborales el organismo internacional, México, Costa Rica (están en proceso de adhesión a la
OCDE), Corea del Sur y Grecia encabezan los países que más trabajan, con más de 2.000 horas al
año (ver gráfico). Chile se mantiene en el quinto lugar, con 1.988 horas. El año pasado fue la
primera vez que bajó de las 2.000 horas, a 1.999. Si se compara con el año 2000, las horas totales
fueron de 2.263. Pero aún se mantiene lejos de la media de la OCDE, que es de 1.766, y de
Alemania, que lidera los países que menos horas trabajan al año. Eso sí, el organismo advierte las
diferencias observadas entre las fuentes y los métodos de cálculo de cada país. La estructura de la
economía de cada país y la composición sectorial también afectan al número de horas y enfatiza
que su estadística sirve más para medir la evolución a lo largo del tiempo que para comparar
países a lo largo de un año. Productividad y flexibilidad laboral pese a las diferencias de
medición, el estudio demuestra la brecha que hay entre países desarrollados y los que están en
vías de desarrollo en materia de productividad y de flexibilidad laboral. Efectivamente hay una
correlación en la OCDE que en los países que trabajan menos horas son más productivos y eso se
debe, en gran medida, a las competencias de los trabajadores. Países como Chile tiene
competencias que están muy por debajo de los países de la OCDE. Un trabajador chileno con
educación superior tiene competencias similares a las de un trabajador OCDE promedio con
educación secundaria, o similares a un trabajador de Nueva Zelanda que sólo tiene educación
primaria. Según un informe del Banco Central, entre 1990 y 2015 la participación de los
trabajadores con educación superior pasó desde un 35% a casi un 58%, lo que produjo cerca de
1/6 del aumento de la productividad por hora trabajada desde fines de la década de los '80. A las
habilidades también se suman las regulaciones laborales de cada país. La flexibilidad laboral es
un buen argumento de mejoras de productividad, de poder utilizar de manera más eficiente los
recursos disponibles. Los mercados laborales más flexibles, más eficientes tienden a ser más
productivos y por tanto trabajar menos horas. Francia tiene por ley jornadas laborales de 35 horas
a la semana. El informe de la OCDE detalla que países como Holanda o Alemania, con altos
niveles de empleo a tiempo parcial, tienen un menor número de horas por empleado que otros
donde el empleo a tiempo parcial está poco extendido, la cantidad de horas trabajadas en Chile no

4
(Flores, 2016)
Jornada laboral de otros países

13
están a años luz de los países desarrollados. Doscientas horas más al año (en comparación con el
promedio OCDE) son unas 4 horas a la semana más que el resto, o 40 minutos más al día. Es una
diferencia que se está cerrando.

14

También podría gustarte