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SEMINARIO ARQUIDIOCESANO DE CHIHUAHUA

TEOLOGÍA I
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
KEVIN ARTURO OZETA MUÑOZ
CRISTO, SIGNO PRIMORDIAL DE CREDIBILIDAD

Jesús poseía la conciencia de su propio ser y de la misión de su vida, de ser el Hijo


de Dios. Sólo así, sabiendo quien era, ha podido dar a su actuar sentido y adhesión de la fe.
Por lo tanto, para que la fe sea creíble es necesario que la conciencia de sí de Jesús
concuerde con lo que la fe confiesa de él. En esta conciencia de Jesús podemos distinguir
dos niveles: su conciencia de Mesías, en la que se cuestiona si él se considero a sí mismo
como tal; y la de Hijo de Dios, en la cual se cuestiona si esa conciencia de mesías incluía la
de una auténtica filiación divina. Sin embargo, distinguidas estos dos niveles es posible
tratar una sola cuestión en la cual se contengan las dos conciencias. La cristología ha
buscado resolver esta cuestión sobre la verdadera humanidad y verdadera divinidad de
Jesús. Sin embargo, el paso de la conciencia a la realidad necesita de una examinación
profunda.
Existen unos títulos que se le atribuyen a Jesús a lo largo del Nuevo Testamento y
que han aumentado gracias a la patrística y a la liturgia. Sin embargo no todos los títulos
cristológicos tienen el mismo significado o valor. Los títulos más importantes y con mayor
significado podemos encontrar los de Mesías, el cual es el eje de la Biblia pues el pueblo
Judío tenia una esperanza de un futuro glorioso de alguien que iba a instaurar el Reino de
Dios, que se presenta como mesianismo real, profético y sacerdotal. El título de Hijo del
hombre, que puede mostrarse como el preferido de Jesús. Este, en la tradición bíblica
aparece en la visión de Daniel, en la cual, ve al Hijo del hombre relacionado con el cielo y
el cielo relacionado con el Hombre. Y por último el título de Hijo de Dios, el cual no es el
más preciso para designar la naturaleza de Jesucristo, pues en el antiguo testamento son
muchos los llamados hijos de Dios, como lo ángeles, los justos, el mismo pueblo de Israel.
Sin embargo, en los Evangelios Jesús muestra el sentido único y trascendente de la
conciencia de Hijo de Dios.
La autoridad de Jesús era muy poderosa y superaba la de los profetas; era la
autoridad misma de Dios. Aparece en los Evangelios actuando con esta autoridad que es
más que la humana, que con su palabra, se cree con capacidad de modificar hasta la misma
ley. Un rasgo especial de la autoridad de Jesús se ve reflejado en su “yo enfático” con el
que da fuerza a todas sus palabras, pues la plena confianza que tiene Jesús en su palabra es
la que lo lleva a dar testimonio de sí mismo. Esta misma autoridad la pone en ejercicio en
los milagros, pues él cura en nombre propio, no en nombre de Yahvé. En ellos aparece
también el yo enfático.

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