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Pensamiento Juanino
Creer
El libro entero intenta hacer girar al lector en dirección de la aceptación,
incorporada en la palabra creer. La palabra griega subyacente, pisteuo, se
usa nada menos que novena y ocho veces en el evangelio y se traduce
como creer. Juan buscó dirigir a sus lectores a una fe asentada en las
señales, que eran hechos historicos y comprobables de la realidad
espiritual detrás de ellas.
Vida
El tercer elemento en la estructura de esta clave es la segunda frase
subordinada que completa la definición del propósito “ y para que
creyendo tengáis vida en su nombre”. El creer, en sí, no es suficiente para
llenar el propósito; el creer esel medio para llegar a un fin más grandioso.
Este fin esta expresado en la palabra vida. La vida, zoe, en San Juan
quiere decir más que vitalidad animal o el curso de la existencia humana.
Jesús la definió cuidadosamente en 17:3 “y esta es la vida eterna: que te
conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesuscristo a quien haz
enviado
La vida definida así, posee arios elementos. Implica conciencia;
porque no hay conocimiento sin existencia consciente. Ademas significa
contacto, pues no se sujetan aquellas cosas con las que no se tiene
contacto directo o indirecto. También requiere continuidad o duración,
porlo que el conocer a Dios supone la coexistencia con Él. Y , finalmente
incluye desarrollo, debido a que el conocimiento de Dios debe ser algo
creciente, no estático. La vida eterna y el destino leno del hombre son el
objetio de las enseñanzas de este evangelio.
El Verbo
El pensamiento del autor tambien se define claramente desde el inicio
del libro, presentando una de la doctrinas fundamentales de nuestra fe:
Cristo en su deidad. Juan, con sólo un puñado de versículos,
especialmente el 1:1, afirmó con autoridad que:
1. El Verbo estuvo en el Principio. Es la acción del Dios todopoderoso de
Génesis quien ordena en varias ocasiones “sea” (ְיִ֣ה י:yehí). El Logos es
palabra en acción, es creación en movimiento.
Por si quedaba alguna duda posterior, la teología del logos nos muestra
que este logos es alguien, tiene nombre y era nacido de mujer: Y aquel
Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria
como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Es decir, ese
verbo tiene humanidad, es ser humano también. El dualismo no podía
sostenerse gracias a estas afirmaciones, pues el cuerpo material de una
persona que esta doctrina consideraba como malo era también parte de la
naturaleza del logos. Además, al escribir Juan que este logos “habitó
entre nosotros” también afirmaba que era el prometido Emanuel (Dios con
Nosotros) ya que Dios en realidad estuvó y está en medio de su Pueblo
palpable y físicamente. Por su esto fuera poco, Juan afirma que él mismo
apóstol fue testigo de ello (“vimos su gloria”).
No existe mayor privilegio que este, aún para los que estabamos
alejados de sus promesas, pero hoy estamos acercado por medio
de Cristo Jesús. De modo que es un verdad irrefutable que Jesús
es la reencarnación del Dios invisible, si esto no fuera cierto tal
como lo presenta Juan, clara y contundentemente, no hubiera sido
efectivo el Sacrifio de Señor. Pero hoy podemos dar testimonio de
que realmente por su sangre fuimos redimidos de nuestros
pecados, y en Él tenemos vida eterna.