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Muchas veces hemos oído hablar sobre "estimulación"

y pocas nos detenemos a analizar la importancia que


posee cuando es aplicada en forma integral durante
el crecimiento de nuestros niños.
Debemos aclarar que entendemos por estimulación
temprana a aquella: "que cumple la función de
favorecer la capacidad de aprendizajes significativos
y la adaptabilidad del cerebro en provecho del bebé"
El bebé desde los primeros momentos de vida
necesita del afecto y cuidados de otros para poder
vivir y crecer.
Sin duda, la entrega de alimentación y el abrigo
necesa-rio no son los únicos que generan la formación
del futuro adulto, más bien son sólo parte de ella.
La capacidad de enfrentar determinadas situaciones, resolver
problemas o manejarse en forma satisfactoria, se originan en
parte de la crianza entregada en los primeros años de su vida.
Por eso, es de gran importancia crear instancias de estimulación
desde el nacimiento, pues le permite al bebé darse cuenta de sus
potencialidades y sentir seguridad en sus acciones.
Hay estudios que nos indican que los niños que han recibido mayor
afecto e incentivo en su desarrollo, poseen una buena autoestima
y una positiva imagen de sí mismos, toleran más fácilmente la
frustración y logran con mayor frecuencia sus objetivos que
aquellos que no han sido debidamente estimulados.
También es importante tener en cuenta, que la maleabilidad del
cerebro decrece rápidamente con la edad. Pues el máximo
desarrollo neuronal ocurre durante la etapa que va desde el
nacimiento hasta los tres años de edad, para luego disminuir y
prácticamente extinguirse a la edad de los seis años.
Podemos decir, que a partir de este instante las conexiones entre
neuronas del cerebro ya están establecidas y los mecanismos de
aprendizaje se asimilan a los del adulto
Hay que destacar dentro del proceso de estimulación en el desarrollo del pequeño, el
lenguaje como algo esencial y debe estar presente en la relación madre / hijo desde
el primer día de vida.
Definiendo al lenguaje como la capacidad del ser humano que debe ser aprendida
y que le permite por medio de ella establecer la comunicación, expresar ideas,
intenciones, necesidades, sentimientos y a la vez adquirir el conocimiento de
nuestra cultura y de otras sin la necesaria interven-ción de la experiencia.
La adquisición del lenguaje se ve mediada por la maduración biológica y el medio
ambiente (generalmente el refuerzo y la imitación que recibe), desarrollando como
primera instancia un lenguaje comprensivo antes que el expresivo, esto quiere decir,
que entienden lo que dicen antes de aprender a expresar.
No hay que olvidar la magnitud de la importancia que tiene el lenguaje en el
desarrollo como un medio de expresión en todo ámbito, comenzando desde el llanto
en un recién nacido y evolucionando a través de los meses, años.
Sin ir más lejos es necesario tener presente y conocer que también es un medio para
expresar las emociones y que debemos enseñar desde pequeños a reconocerlas para
así aprender a tener un control de ellas. Lo que será favorable y enriquecedor para su
propia persona y la convivencia que tenga tanto con sus pares o con el adulto, lo que
más adelante influirá en forma positiva a relacionarse socialmente.
Es notable señalar que durante el proceso de desarrollo del bebé el amor que le
entreguemos es lo más valioso y también la base para generar todo tipo de estímulos
significativos que desees que él obtenga.
De este contacto con el pequeño nacerán lazos de comunicación que podrán ser
demostrados por la madre por medio de caricias, sonrisas, cantos, hablarle con voz
suave y agradable, abrazos, besos; contribuyendo así a potenciar su habilidad para
establecer lazos afectivos con otros.
También es preciso tener en cuenta que el clima donde se desenvuelve el bebé debe ser
agradable, alegre; es el adulto quien debe crear esta atmósfera de estabilidad y
seguridad para el pequeño y de esta forma provocar en el bebé la confianza básica de
sentirse seguro, protegido, querido y necesitado.
No hay que confundir el proteger con el sobreproteger, debemos tener en cuenta que a
medida que el bebé va creciendo tenemos que dejar que aprenda a solucionar por sí solo
algunos problemas a los que se enfrente sin la ayuda del adulto; como por ejemplo,
cuando se encuentra sentado en el suelo jugando y un juguete queda tras una silla,
debemos dejar que el pequeño encuentre la solución y vaya "gateando" a buscarlo sin la
ayuda de los demás.
De esta forma al dejar que el niño se esfuerce por sí solo para lograr sus objetivos
estaremos permitiéndole que comience a ser independiente. Cabe apuntar, que no
debemos proteger al niño de todas sus frustraciones; algunos fracasos son
indispensables para el aprendizaje y para el desarrollo del control de sí mismo.
Si bien es cierto que la estimulación es toda aquella actividad de contacto que se genera
con el bebé o el niño, ésta también puede ser provocada por el adulto en forma
intencional, creando así juegos que propicien este acercamiento, favoreciendo de esta
manera al desarrollo integral, acrecentando su interés y capacidad de aprender.
El juego es una actividad que produce placer, refleja el pensamiento, el conocimiento, los
sentimientos y las capacidades de los niños. Es una actividad imprescindible para el niño. Es
necesario para el desarrollo cognitivo, emocional, social y motor.
Conforme los niños crecen el juego se torna más complejo. Para los infantes un simple juego
dramático puede ser balbucear con un teléfono de juguete imitando una conversación. Más tarde en
un preescolar podremos observar que integra más elementos de su ambiente en él, generando así un
juego más abstracto. Mediante el juego los niños podrán aprender sobre sí mismos y sobre el mundo.
Es importante considerar que cuando se realiza el juego, la interacción que se produce con el medio, el
contacto con otras personas y sus experiencias existentes con los objetos que están a su alcance tanto
visual como táctil, aprovechándolas de esta forma al máximo en los aprendizajes.
Cuando los niños juegan no sólo aprenden conceptos fundamentales que forman la base del aprendizaje
académico posterior, sino que también aprenden habilidades sociales. El juego es sumamente
importante para los niños pues es la manera en que ellos aprenden sobre sí mismos y sobre el mundo,
así como también desarrollan la capacidad de encarar sus necesidades e intereses.

A través de éste el infante descubrirá su propio cuerpo y el de sus padres; aprenderá las nociones de
tiempo, espacio, formas, colores y desarrollará su afectividad, sus relaciones con sus pares y el adulto,
su personalidad y su inteligencia.
También es preciso estimar el momento en que se realizará el juego, teniendo presente la atención que
es fundamental para conseguir óptimos resultados. Si presenta el bebé cansancio, hambre o está
inquieto por algún dolor, será inapropiado ejercer cualquier intento. Entonces debemos ser prudentes y
saber determinar el momento en que el bebé o niño está dispuesto o tiene interés en jugar y así adquirir
nuevos aprendizajes significativos.
Debemos convertir la estimulación mediante el juego en una rutina agradable que vaya estrechando
cada vez más la relación madre-hijo, aumentando la calidad de las experiencias vividas y la adquisición
de importantes herramientas para el desarrollo infantil.
No está demás recordar que un niño feliz es un niño que se mueve, que
descubre, que se emociona, que se ríe, en resumen, un niño que juega.
El bebé aprende pronto lo agradable que es patalear y sonreír, que le hagan
cosquillas y cariños. Por eso los padres, deben dejar que desde bebé tenga la
posibilidad de jugar y expresarse a sus anchas, y también motivarlo y ayudarlo
a descubrir y a vivir nuevas experiencias. A través del juego, él irá
descubriendo el mundo.
Dentro de los aspectos relevantes del juego podemos encontrar la imaginación
que generan los pequeños en la realización de ellos y la facultad que tienen
para manifestarse por medio de la imitación.
El juego cobra una fundamental importancia en el desarrollo del bebé en
crecimiento. Si bien ya lo sabemos, no sólo lo entretiene, por medio de él se
incrementan sus habilidades y su coordinación, además facilita la liberación de
la energía acumulada y ayuda de manera incalculable a la exploración en el
niño.
Son muchas las razones de la importancia del juego en el niño, como ya
sabemos, es una manera de provocar estímulos desde temprana edad. Así como
también contribuye por medio de él al aprendizaje de nociones temporales,
espaciales; conceptos de formas, de números, colores, diversos tamaños y
texturas.
Podemos también ayudar al niño a transformarse en un ser social, animarlo a
formar parte de un grupo y de esta forma poder compartir tanto con sus
pares como con el adulto. Facilitamos a los niños el descubrimiento de sus
gustos y habilidades. Suministra un medio para poder expresar sus temores,
necesidades y deseos.

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