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PAPITOS DE LA CASITA DE MAYA

Les dejo algunos tips y consejos respecto al tema tratado el día de hoy:

Cuando nuestro niño comienza a interactuar con personas o espacios nuevos para él,
generalmente se comprende y como papás debemos estar preparados para que los primeros
días o durante algunas semanas, el proceso de adaptación sea un tanto difícil, para todos
incluso, porque es un nuevo mundo y sencillamente para nadie son fáciles los cambios.

No obstante, a veces puede pasar que ya superada la etapa de adaptación, nuestro hijo siga sin
querer asistir a la guardería o estimulación temprana o bien, cuando ya estás segura de que
todo va bien, resulta que un día vuelven a cero, con llantos y pataletas de que no quiere asistir.

¿Qué hacer entonces? ¿Obligarlo? ¿Dejarlo en la casa hasta que él quiera volver? ¡UF! Difícil
momento con el que más de una vez en lo personal me he tenido que enfrentar y que también
otros papitos.

1.Valida sus emociones. Es el primer paso para comenzar a entender por qué no quiere ir al
jardín. “Los padres son el espejo en el cual el niño se ve reflejado en sus sentimientos”. Somos
los papás los que podemos ayudar al niño a motivarlo a ir algún lugar, validando sus
emociones, entendiéndolo, pero al mismo tiempo motivándolo a tener otras emociones al
respecto, un aspecto muy importante en la educación emocional de nuestros hijos.

2.Se parte activa de la etapa de adaptación que te indique el centro. En este sentido, es muy
importante que te entregues a los que saben más que tú sobre adaptación.

3.Crea rutinas que estén orientadas a la meta final de asistir al centro de estimulación. Así tu
hijo irá entendiendo que el asistir diariamente al CET es parte de su día a día, todo orientado a
su ida al CET. Un buen consejo que les puedo dar en este sentido es que estés
permanentemente hablando del CET y conocer a sus compañeritos por sus nombres, así él
entenderá que tú también eres parte de ese mundo y no lo sentirá tan ajeno al mundo que él
tiene ya configurado.

4.Involucra a tu hijo en el proceso y sé un puente para que disfrute del CET . Y acá este punto
es clave para que tu pequeño pueda ir entendiendo que el CET o JARDIN mas adelante es
ahora parte de su mundo y que él es parte fundamental, sino la más importante, de toda esta
etapa. Hagan juntos la mochila, que él ponga su refrigerio, toallita, sus mediecitas y también te
ayude a comprarla en el supermercado, que elija su ropa y la deje ordenada, que colabore en
las mañanas cuando lo vistes y lo peinas haciendo todo con una sonrisa, no apurados y
enojados, porque eso, te aseguro, es pataleta confirmada para cuando llegue al jardín infantil.

5.Si puedes, pide ayuda a otros miembros de tu familia o cuidadores para que lo lleven al
CET algunos días. Porque así tu hijo podrá contarles a otras personas de su entorno sobre el
CET, y a su vez, esta persona se asombrará genuinamente de lo entretenido que es ir al CET,
motivando a tu hijo a que quiera ir para volver y luego contar más aventuras y cosas
interesantes de lo que vivió en su jornada de educación preescolar.

6.Promueve la inteligencia emocional. Como mencionamos antes, las emociones representan


el mejor canal para enseñar a los niños buenos hábitos de conversación, interacción y
comprensión. De manera que ellos mismos puedan dar solución a cualquier problema,
incluyendo la forma de integrar a otros niños. Para ello, puedes practicar con tu hijo y hacerles
preguntas relevantes al tema, para generar soluciones. Por ejemplo: '¿Cómo crees que se
siente ese niño?' '¿Qué actividades crees que le gustaría compartir contigo?' '¿En qué juegos
puedes invitarlo?' '¿Cómo te gustaría conversar con él o ella?' '¿Qué cosas te gustan de él o
ella?'.

3. Propón actividades para compartir

Uno de los métodos más efectivos para ayudar a tu hijo a integrar a un compañero es creando
momentos de compartir e invitarlo a pasar un buen rato en casa junto a sus otros amigos. De
esta forma, podrán conocerse e integrarse sin la presión escolar. Te recomendamos que
propongas juegos donde todos se ayuden y se relacionen mejor mientras se divierten.

4. Sé el ejemplo

Como lo dije previamente, los padres son el modelo principal de los niños, así que si buscas
promover la empatía en tu hijo para integrar a un compañero, entonces da el ejemplo en tu
entorno. ¿Y cómo se hace? Ofreciéndote como voluntario, generando actividades en familia,
involucrando a tu hijo en las tareas del hogar, guiándolo en la resolución de algún conflicto,
promoviendo la conversación con ellos, reforzando todo lo positivo...

Si tú eres un espejo claro y fuerte, ellos podrán verse reflejados en él y querrán ser un buen
ejemplo tal y como se lo muestras.

Respuesta:
Estimada amiga. Gracias por confiar en mí para responder tu consulta y poder compartirla con
otras personas en mi blog.
Comprendo perfectamente tu preocupación sobre las relaciones sociales de tu hijo.
Ciertamente, vivimos en un entorno muy poco empático con la infancia y poco respetuoso con
los ritmos de desarrollo y maduración de los niños pequeños.
Generalmente, la sociedad nos transmite que los niños deben ser independientes y autónomos
desde edades muy tempranas, sin conocer ni atender a las necesidades emocionales y
afectivas de éstos.
Sin embargo, si observamos las características generales del desarrollo social en la primera
infancia, veremos que el comportamiento de tu hijo es normal para su edad.
Lógicamente, existen diferencias individuales entre un niño y otro, pero voy a explicarte cómo
es el desarrollo general de los niños para que comprendas el comportamiento de tu hijo.
Las relaciones sociales de los niños de 0 a 3 años están marcadas por la interacción como
búsqueda de cuidado y protección. Así, inicialmente, el bebé se relaciona eminentemente
con su madre, para establecer el apego. Después comienza a vincular afectivamente con el
padre y, luego, con otros familiares cercanos.
De esta manera, a lo largo de los 3 primeros años de vida (aproximadamente), los niños se
relacionan con adultos, que le ofrecen la sensación de seguridad que necesitan para un buen
desarrollo emocional.
Obviamente, a lo largo de estos 3 años, los niños interactuarán con otros niños: los observarán,
los imitarán, les sonreirán, se arrebatarán juguetes… Pero aún no existe un juego social
propiamente, pues evolutivamente no han adquirido las habilidades necesarias para ello.
A partir de los 3 años (aproximadamente) comienza a aparecer el juego social. Los niños
comienzan a interesarse por sus iguales cada vez más y buscan más activamente la
interacción con ellos.
Gracias al desarrollo del lenguaje, de la motricidad y del pensamiento, los niños de estas
edades (a partir de 3 años) tienen más estrategias para la relación con otros niños.
No obstante, quiero señalar que hacia los 3 años se sitúa el inicio de esta relación social
entre iguales. Sin embargo, hay niños que adquieren las habilidades necesarias más
temprano y otros que tardan un poco más.

Obviamente, los niños que han acudido a la guardería desde pequeños han tenido que
desarrollar estrategias de interacción entre iguales para desenvolverse en ese ambiente. Los
niños que no han ido a la guardería, no han necesitado desarrollar dichas estrategias. Esto no
quiere decir que no las vayan a desarrollar, simplemente, que no han necesitado hacerlo de
forma temprana.

Si recordamos las características del desarrollo social infantil que explicaba anteriormente,
veremos que si se permite desarrollo natural de los niños, sin someterlos a circunstancias
para las que evolutivamente no están preparados (como la interacción en grupos grandes
de iguales a edades tempranas), las habilidades sociales necesarias para relacionarse con
otros niños se van desarrollando a partir de los 3 años.

Por lo tanto, tu hijo, por su edad, está comenzando el proceso de adquisición y desarrollo
de habilidades sociales sofisticadas que le permitan la relación con sus iguales. Pero se
encuentra todavía en el inicio de este proceso.

Tal vez, todavía no se siente seguro para relacionarse con otros niños de manera
independiente y necesita la proximidad de sus padres y acompañamiento emocional cuando
se enfrenta a este tipo de situaciones para las que aún no se siente preparado.

Aunque muchas personas puedan decirte que esto es así porque no ha ido a la guardería,
tienes que tener la seguridad de que estás permitiendo que tu hijo se desarrolle a su ritmo
y acorde con su temperamento natural.
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Someter al niño a un ambiente para el que no está preparado, como es la guardería, le forzaría
a poner en marcha mecanismos de adaptación, pero esto no quiere decir que su desarrollo
social se realizase más adecuadamente. Probablemente, podría parecer que se estaba
sociabilizando rápidamente, pero dicha rapidez no tiene por qué ser beneficiosa.

Realmente, debes continuar respetando el ritmo de desarrollo de tu hijo. No debes tratar


de forzarle a relacionarse con otros niños si no quiere. Tu función esencial es
posibilitarle la interacción con sus iguales, ofrecerle oportunidades de estar con otros
niños, pero nunca tratar de obligarle a que se relacione con ellos de una manera que él
no quiere.

Así, debes propiciar situaciones en las que tu hijo esté con otros niños y dejar que el
determine de qué manera y en qué grado quiere interactuar con ellos. Poco a poco, el niño
irá sintiéndose seguro y preparado para interactuar más intensamente.
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Siempre debes estar disponible (física y emocionalmente) para tu hijo cuando se enfrente a
estas situaciones grupales. Tu presencia y acompañamiento emocional le ofrecerán la
seguridad y confianza que necesita.

Por el momento, tu presencia es indispensable, pero poco a poco, verás como es el propio niño
el que va prescindiendo de esta necesidad.
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Sobre la cuestión acerca de si deberíais intentar llevar al niño a otro jardín de infancia, mi
consejo es que, si no es necesario, no lo hagas. Permítele desarrollarse en ambientes en los
que puedas estar tú junto a él, que es lo que te está demandando.

Propicia el desarrollo de este proceso de manera gradual y progresiva. Dejarlo en la


guardería impide ese desarrollo paulatino y gradual, forzando al niño a una adaptación brusca a
un medio para el que todavía no está preparado.

De este modo, a medida que el niño vaya madurando en todos los ámbitos de su desarrollo, irá
sintiéndose más capaz de enfrentarse a situaciones grupales con otros niños con
seguridad. Por lo tanto, es esencial permitir ese desarrollo y darle el tiempo que necesita.

Así pues, posiblemente no se trata de que no le hayáis dado las herramientas necesarias para
relacionarse, como planteas en tu consulta, si no que todavía las está adquiriendo.
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Por otra parte, es importantísimo que protejas a tu hijo cuando otros niños le agredan (le
peguen o le insulten). Aunque la tendencia social es dejar a los niños que resuelvan sus
conflictos entre ellos, sin ayuda ni guía del adulto, esto no es adecuado en absoluto.

Los niños no poseen las habilidades necesarias para resolver conflictos de manera
adecuada y positiva. Necesitan que el adulto les acompañe, les oriente y ejerza de modelo a
seguir para aprender a resolver conflictos con otros niños. Por esto, pretender que sean los
niños los que resuelvan sus conflictos ellos solos es pedirles que realicen algo que todavía no
son capaces.

Además, tu hijo necesita que le transmitas que le vas a proteger siempre, que no está
desamparado ante las agresiones de otros niños. Tómalo en brazos, dile que les exprese a
esos niños que no le gusta que le peguen o insulten, retíralo de allí y consuélalo.

Con todo esto, espero haber resuelto tus dudas y quedo a tu disposición para cualquier otra
cuestión, en la dirección info@psicologiaycrianza.com

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