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Habilidades Básicas del Jurista

TEMA 10

Argumentación jurídica
Prof. Dr. Luis Bueno Ochoa
Índice

I. Introducción

II. La aplicación del Derecho

III. La interpretación de las normas jurídicas

IV. La argumentación jurídica


I. Introducción
– APLICACIÓN. Cuestión previa: si debemos limitarnos a una aplicación
lógica de la norma al conflicto planteado, como pura deducción y con
un carácter meramente formal, o si debemos aspirar a que la norma
sea uno de los elementos más a tener en cuenta, conjuntamente,
con los elementos axiológico y sociológico
– La llamada tesis de la identificación del Derecho, esto es, la de
determinar si el Derecho depende o no de criterios o argumentos
morales, permite tres pautas interpretativas:
 No depende de criterios morales
 No necesita depender de criterios morales
 No debe depender de criterios morales
– Queda, pues, pendiente de determinar si el jurista ha de recurrir a
consideraciones extrajurídicas, entre las cuales se encontrarían los
argumentos morales, sin desconocer la problemática consiguiente
acerca de la objetividad –o no– de tales argumentos
I. Introducción
– Podemos dar respuesta al dilema precedente haciendo notar que el
constitucionalismo moderno es algo más que una descripción formal
de derechos y entraña toda una visión garantista de la sociedad: los
derechos de que gozamos y a los que no estamos dispuestos a
renunciar representan también una mirada sobre el modelo de
sociedad –una mirada moral– acerca de lo que es valioso para nuestra
vida social
– En caso de desoír la posición que antecede se correría el riesgo de
convertir al jurista en un burócrata que descuidaría tener en cuenta la
realidad social a la que se dirige la norma así como a los valores
presentes en el marco social
– INTERPRETACIÓN. En íntima conexión con el proceso de aplicación, el
momento interpretativo exige tomar en consideración que la
aplicación de las normas por parte de los jueces es también un proceso
creador e integrador del Derecho donde no siempre se encuentra una
norma concreta aplicable sino que hay una elección entre varias
I. Introducción
– Ya el propio Kelsen –dentro del Positivismo jurídico más estricto–
advirtió que la aplicación de las normas a los casos concretos por
parte de jueces y tribunales constituía también un proceso de
creación del Derecho
– J. A. García Amado ha señalado que el Derecho no se agota en el texto,
en el puro enunciado legislativo, de manera que la labor
interpretativa vendría a ser una mediación irreemplazable para la
concreción del enunciado legal, a fin de poder aplicarlo a los casos
que con él han de resolverse, haciendo además que la interpretación
sea constitutiva o co-constitutiva de la propia norma jurídica. Por lo
expuesto, aplicación e interpretación son tareas imposibles de
deslindar
– Finalmente, cabe citar, por una parte, a H. G. Gadamer (1900-2002) y,
en concreto, a la «significación paradigmática de la Hermenéutica
jurídica»; y, por otra, desde la perspectiva metodológica de Karl
Larenz (1903-1993), que comprender una norma jurídica exige
II. La aplicación del Derecho

– La aplicación de las normas jurídicas representa hoy en día una de las


cuestiones esenciales de la Filosofía jurídica
– En general, se plantean dos formas contradictorias de entender la
relación entre la creación y la aplicación de las normas: o bien se
considera que la norma jurídica está perfectamente terminada, de
manera que el proceso de aplicación tiene un carácter secundario; o
bien se parte de la idea de que el proceso de aplicación es el
verdaderamente relevante, de forma que el Derecho se manifiesta
claramente en el instante de la resolución del conflicto. En este
último sentido, puede citarse la conocida frase del romanista Álvaro
d’Ors (1915-2004), según la cual, «Derecho es lo que en última
instancia deciden los tribunales»
– Frente a tales posiciones extremas, convendría encontrar una posición
intermedia y equilibrada, que contemplara la evolución de la
dinámica jurídica sin prescindir del elemento normativo
II. La aplicación del Derecho
– El proceso de aplicación de las normas jurídicas ha ido extendiendo su
significado y también ha ido ampliando el abanico de los encargados
de realizarlo
– La participación de los destinatarios mencionados en la aplicación de
las normas jurídicas no reviste la misma implicación. Así, cada uno de
los destinatarios de las normas jurídicas intervienen de forma muy
distinta en el proceso de aplicación de estas: en algunos supuestos,
se limitan a cumplir con el deber ser impuesto en la norma jurídica, y
ello siguiendo la literalidad del texto; mientras que en otros casos
tendrán que integrar y completar todos los aspectos que no es
posible considerar en una norma de carácter general
– Aunque la aplicación judicial de las normas es el núcleo fundamental
de la resolución de conflictos, por lo menos de aquellos que no
resulta factible resolver acudiendo a otras vías previstas por el
Derecho, ello no determina que la aplicación haya necesariamente
de ceñirse a este particular destinatario de las normas jurídicas
III. La interpretación de las normas jurídicas

– El término interpretatio proviene de interpretor –intérprete– y, de ahí,


interpres –mediador–
– Según Cicerón (106 a.C.-43 a.C.), interpres iuris es el mediador que
explica el Derecho. Complementariamente, exégesis, designa el arte
de interpretar y la voz hermeneume fue la empleada por Séneca (4
a.C.-65 d.C.) para referirse a la interpretación
– La interpretación consiste, pues, en un hacer mediador entre quien
elabora las normas jurídicas y quien las aplica al caso concreto
– Interpretar implica desentrañar el sentido de una expresión, penetrar
en el significado de las palabras y, con ellas, en el del texto
– La finalidad de la interpretación es, por tanto, la de hacer aplicable la
norma, y hacerlo en un sentido que sea comprensible y, al propio
tiempo, justificado para los destinatarios de la misma
III. La interpretación de las normas jurídicas

– Según el método tradicional de interpretación, que encuentra su


primer fundamento en Savigny y la Escuela Histórica del Derecho, se
ha de atender a los elementos a que se contrae, en general, el art.
3.1 Cc: gramatical o literal, histórico, sistemático, lógico y teleológico
– La interpretación consiste, pues, en «atribuir significado»
– La interpretación acoge, por lo tanto, un hacer mediador entre quien
elabora las normas jurídicas y quien las aplica al caso concreto
– Según el planteamiento kelseniano y, dada la jerarquización del
sistema jurídico, es la norma superior la que determina el contenido
de la norma inferior y es la indeterminación, o falta de concreción de
la norma superior, la que da pie al operador jurídico (intérprete) para
llevar a cabo la aclaración del significado de la norma y cumplir así
con el objetivo final que no es otro sino el de la aplicación de las
normas
III. La interpretación de las normas jurídicas
– Siguiendo ahora a Juan B. Vallet de Goytisolo (1917-2011), interpretar
consiste en indagar, comprender y explicar el significado de un texto,
poniéndolo además en contraste con un conflicto jurídico al que se
pretende otorgar una solución
– Según Vallet, hay cuatro formas de explicar la teoría de la
interpretación:
 Como una relación interpersonal
 Que enlaza con una perspectiva histórica
 Que pone en relación al intérprete con aquel que ha redactado el texto
 Y que en el marco más estrictamente filosófico se remite a Heidegger y
Gadamer: a Heidegger, porque aludía a la necesidad de comprender
verdaderamente el texto y no solo extraer el significado de los signos
lingüísticos. Y a Gadamer porque consideraba que comprender no era solo
un problema relativo al correcto dominio del lenguaje sino que también
había que atender a la consistencia del llamado lenguaje de las cosas
IV. La argumentación jurídica

– Theodor Viehweg en Tópica y jurisprudencia (1964) planteó que la


argumentación, en un sentido amplio, significaba indicar razones y
exponerlas de una forma especial. La noción de argumentación
conecta claramente, pues, con la aplicación y la interpretación del
Derecho
– La argumentación jurídica no puede entenderse de forma
independiente respecto de la fundamentación ontológica del
Derecho. Así pues, todas las teorías en torno a la argumentación
jurídica serían producto y resultado de las concepciones generales
en torno a lo que se entienda por Derecho
– Argumentar consiste, pues, en valorar, en efectuar valoraciones
– Robert Alexy propugna en su Teoría de la argumentación jurídica
(1983) la necesidad de que dichas valoraciones no provengan de
«convicciones morales subjetivas del –o de– los aplicadores del
Derecho»
IV. La argumentación jurídica

– Robert Alexy ha dejado indicadas tres vías que perfilan el origen de las
valoraciones; a saber:
 Que quien toma la decisión se tenga que ajustar a los «valores de la
colectividad o de círculos determinados». Ello recuerda inevitablemente a
la «moral social compartida» de Jürgen Habermas
 Que se atienda al «sistema interno de valoración del ordenamiento
jurídico»
 Que se acuda a un orden valorativo objetivo; en tal caso, cabrá remitirse,
en nuestro caso, a las decisiones del TS como del TC
– En conclusión, la argumentación jurídica no puede consistir en una
mera subsunción del hecho en la norma sino en la necesidad de
justificar racionalmente lo que podría ser inicialmente el resultado
de una valoración; y precisa ser comunicada, en sentido
habermasiano, para que la decisión sea aceptada por los
destinatarios de la misma y pueda ser aplicada, igualmente, en
Habilidades Básicas del Jurista

TEMA 10
Argumentación jurídica
La anterior presentación constituye un
resumen, como guión de lectura, del
Capítulo 10 del Manual de referencia:

Martínez-Sicluna y Sepúlveda, C. (Dir.):


Habilidades prácticas para juristas (Dykinson,
2022)

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