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BORRADOR DE TRABAJO SOBRE LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL.

a) Cuestiones generales.
Según Segundo Linares se ha afirmado, con acierto, que la interpretación de las
disposiciones constitucionales constituye uno de los más importantes problemas en el
campo del Derecho Constitucional. Toda cuestión constitucional depende, en última
instancia, de la interpretación de la Constitución. El planteo final en todos los asuntos de
naturaleza constitucional es si la ley o actos de los poderes públicos encuadran o no
dentro de los límites establecidos por la Constitución, y esto siempre envuelve, en último
análisis, el significado de la Constitución2.
Uno de los problemas de la Justicia Constitucional es la falta de predictibilidad de la
decisión del juez constitucional, por distintos factores, uno de los cuales es, ciertamente,
los métodos y parámetros utilizados para la interpretación de la norma constitucional.
Como expresa Miguel Carbonell “los jueces constitucionales y los demás operadores
jurídicos han tenido que aprender a realizar su función bajo parámetros interpretativos
nuevos, a partir de los cuales el razonamiento judicial se hace más complejo”.
Agrega “además, los operadores constitucionales se las tienen que ver con la dificultad de
trabajar con “valores” que están constitucionalizados y que requieren de una tarea
hermenéutica que sea capaz de aplicarlos a los casos concretos de forma justificada y
razonable, dotándolos de esa manera de contenidos normativos concretos. Y todo ello sin
que, tomando como base tales valores constitucionalizados, el aplicador constitucional
pueda disfrazar como decisión del poder constituyente lo que en realidad es una decisión
más o menos libre tomada por el mismo”.
No es la oportunidad de referirse a las distintas escuelas de interpretación jurídica. Sin
embargo, compartimos la afirmación de Patricio Zapata al sostener que las posiciones
extremas deben ser descartadas. Tanto la tesis que postula que la interpretación no es
otra cosa que un proceso lógico, sometido a reglas preestablecidas y de fácil aplicación,
por el cual se descubre el verdadero sentido y alcance de la ley; como la tesis que
sostiene que la interpretación es un proceso esencialmente político y discrecional por el
cual, sin perjuicio de algunas limitaciones de hecho, los supuestos aplicadores de la ley en
verdad actúan como creadores del Derecho.
En realidad, la interpretación jurídica es un proceso en que coexisten la política y la
ciencia. La primera se hace presente, siempre, y quiérase o no, a través de los valores,
intereses y prejuicios del juzgador. La segunda se manifiesta en el trabajo de generaciones
de estudiosos que construyen, y enseñan, criterios que, a partir del cúmulo de materiales

1
Basado en las clases y apuntes del Profesor. de Derecho Constitucional, don Carlos Maturana T.
2
LINARES QUINTANA, Segundo. Tratado de Interpretación Constitucional. Abeledo Perrot, segunda
edición, 2008. Tomo I, página 80.

1
jurídicos potencialmente aplicables a un problema concreto, permiten construir
respuestas razonables y coherentes3.
Por su parte, Lucas Verdú sostiene que la interpretación constitucional se rige por ciertas
reglas encaminadas a obtener el sentido objetivo de las normas constitucionales. El
ordenamiento jurídico constitucional está interesado en que sus normas se interpreten no
caprichosamente, sino con arreglo a unos principios y reglas que poseen carácter
imperativo, es decir, quien interprete las normas constitucionales deberá someterse a
ellas. Y advierte que el carácter imperativo de las reglas interpretadoras no significa que
exista un número fijo de éstas, a las cuales está obligado a someterse el intérprete. La
sumisión del intérprete no es a una colección cierta y cerrada de normas interpretadoras,
sino a aquellas reglas determinadas o a determinar, que armonicen con la forma política
de la Constitución4.

b) Singularidades de la interpretación constitucional.


Evidentemente un primer problema es la propia singularidad de la norma constitucional.
Además que la norma constitucional contiene valores, principios y reglas, su contenido
político y la amplitud de muchas de sus formulaciones, hacen difícil la labor del exégeta.
Como expresa Linares “El carácter de fundamental y supremo que reviste el derecho de la
Constitución se traduce técnicamente en normas de gran estabilidad a la vez que de
flexibilidad, redactadas en un estilo diferente al de las leyes ordinarias, como que se
trata de preceptos destinados a regir durante largo tiempo, de reforma difícil, y cuya
generalidad les permite comprender, en el curso del tiempo, situaciones muchas veces no
contempladas por el constituyente. En ninguna otra rama de la ciencia jurídica tiene
mayor aplicación que en derecho constitucional, el concepto que expusiera Wigmore de
que ‘las palabras están lejos de ser cosas fijas: son las cosas más fluidas e indefinidas’ o el
que sentara el justice Holmes diciendo que ‘una palabra no es un cristal, transparente e
inmutable; es la piel de un pensamiento vivo, puede mudar grandemente de color y
contenido según las circunstancias y el momento en que es utilizado’. Por otra parte, el
contenido teleológico de la norma constitucional ha de ejercer siempre decisiva influencia
en su interpretación, que siempre ha de inclinarse en favor de la protección y amparo de
la libertad del individuo, así como de la efectividad de valores éticos que juegan
dominantemente en el derecho constitucional, como la Justicia, la Igualdad, el Bienestar
General, etc.”5.
Estas particularidades han sido reconocidas por el Tribunal Constitucional chileno al
sostener que “La interpretación constitucional debe regirse por las reglas propias de la
hermenéutica constitucional, que son especiales, diferentes a las del derecho privado.

3
ZAPATA LARRAÍN, Patricio. Justicia Constitucional. Editorial Jurídica de Chile, 2008, página 143.
4
LUCAS VERDÚ, Pablo. Interpretación Constitucional. En Prontuario de Derecho Constitucional, varios
autores, 1996, página 207.
5
LINARES QUINTANA, Segundo. Tratado de Interpretación Constitucional. Abeledo Perrot, Buenos Aires,
Argentina, 2008, pág. 85.

2
Interpretar la Constitución es interpretar una norma jurídica, pero de especiales
características, vinculadas siempre a situaciones particulares de cada etapa histórica
determinante en la organización política de un país. Se debe alcanzar un equilibrio capaz
de evitar el sacrificio de la Constitución como norma jurídica ante las condiciones de la
realidad, así como una excesiva consideración formalista de las normas ajenas a ella” 6.

c) Aplicación de los elementos de interpretación del Código Civil.


Como afirma Zapata, nos parece evidente que las normas de interpretación del Derecho
Civil pueden aplicarse a la interpretación constitucional, sin embargo, como la
interpretación constitucional posee una especificidad propia, no puede quedar sujeta,
pura y simplemente, a dichas reglas7.
En este mismo sentido, el Tribunal Constitucional concluye “Que, una interpretación literal
o basada en el principio de la especialidad o en el aforismo jurídico de que donde la ley no
distingue no es lícito al intérprete hacerlo, establecidas o reconocidas por el Código Civil
para la interpretación de las leyes no reciben aplicación en el presente caso, atendida la
naturaleza especial del problema que se analiza y del texto que se interpreta, “pues a
diferencia de las leyes ordinarias la Constitución es una superley, es una ley fundamental;
de aquí la necesidad de establecer, con exquisito rigor, su preciso sentido, ya que las
exigencias de certeza y seguridad jurídicas son mucho más exigibles en la interpretación
del estatuto jurídico de la convivencia política, que establece no sólo quiénes son los
órganos legisladores y los procedimientos seguidos para producir las leyes, sino el conjunto
de afirmaciones sociales que hacen posible la inserción del individuo en el Estado. En este
sentido, la Constitución es la expresión jurídica fundamental del Estado de derecho” (Lucas
Verdú, Pablo, La Interpretación Constitucional, Seminario de Derecho Político de la
Universidad de Salamanca, pág. 143). No debe olvidarse, por último, aunque resulte obvio
decirlo, que la Carta Fundamental en virtud del principio de jerarquía normativa está por
sobre las disposiciones de interpretación de las leyes establecidas en el Código Civil”8.

6
Rol 591, de 2007, considerando 9º.
7
ZAPATA LARRAÍN, obra citada, página 170.
8
Rol 325, de 2001, considerando 13º.

3
d) Postulados (o principios) de interpretación constitucional9.
En la línea de lo señalado precedentemente, la doctrina y la jurisprudencia han ido
desarrollando determinados estándares de razonamiento que permiten guiar el proceso
hermenéutico.
Como señala Nogueira “ellos constituyen premisas conceptuales metodológicas y
finalistas que deben ser necesariamente considerados por el intérprete para determinar
la solución concreta al caso planteado. Los principios y postulados hermenéuticos por
regla general no se encuentran explicitados en las Cartas Fundamentales, sin embargo son
reconocidos como materia pacífica en la doctrina y la jurisprudencia constitucional, en la
medida que ellos constituyen parte del método de interpretación constitucional,
estructurado sobre el estudio de ciertas constantes de la praxis jurídica”10.
Algunos de estos postulados, según el autor citado, son los siguientes 11:
1. Supremacía constitucional. “Este postulado repele todo tipo de intento de interpretar
la Constitución a partir de normas subconstitucionales, generalmente de orden legal. En
efecto, todo el ordenamiento jurídico debe interpretarse a partir de la Constitución, que
es la norma fundadora y determinante de validez de las demás normas que integran el
ordenamiento jurídico, la que está dotada de plena fuerza normativa y eficacia”.
Los valores, principios y reglas constitucionales son el parámetro de interpretación
obligatorio de todo el sistema normativo infraconstitucional.
2. Unidad de la Constitución. “La Constitución constituye una unidad dotada de sentido.
Ningún enunciado normativo de la Carta Fundamental puede analizarse e interpretarse
exclusivamente a partir de sí mismo. La determinación de sentido de cada enunciado
normativo constitucional específico está en conexión de sentido con el resto de los
enunciados contenidos en la Constitución, existe así una relación de interdependencia de
los distintos elementos normativos con el conjunto de las decisiones fundamentales de la
Constitución”.
3. Postulado del efecto útil. “Cuando una disposición es susceptibles de dos sentidos, es
preferible entenderla en aquel que le permita tener algún efecto antes que en sentido
con el cual no podría producir ninguno. Ninguna disposición constitucional puede

9
La Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica, en su art. 29, establece
algunas normas de interpretación, prescribiendo:
Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de:
a) permitir a alguno de los Estados Partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los derechos y
libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella;
b) limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las
leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos
Estados;
c) excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de la forma
democrática representativa de gobierno, y
d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes del
Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza.
10
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto. El Derecho Procesal Constitucional, Pág. 85 y 86.
11
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto Derecho Constitucional Chileno, Tomo I, págs. 457 y ss.

4
considerarse inútil. A todas las normas y vocablos debe otorgárseles un efecto útil y eficaz
y debe ser armonizado con los demás preceptos normativos. Toda interpretación que
ignore preceptos o vocablos constitucionales representa una forma de violación de la
Constitución y atenta contra el postulado de unidad de la Constitución”.
4. Postulado de concordancia práctica. “En un sentido general, ante un conflicto o
colisión de normas incompatibles se produce una antinomia, siendo tres los criterios
considerados universalmente para solucionarlas. El primero es el criterio cronológico (la
norma posterior deroga la anterior del mismo rango).El criterio jerárquico, la norma
superior deroga a la norma inferior. El criterio de especialidad, la norma especial deroga
la norma general. Este es el criterio del todo o nada. Una norma que entra en conflicto
con otra sobrevive de acuerdo a los criterios señalados”.
En caso de tensiones entre principios constitucionales se desarrolla este postulado de
concordancia práctica o de armonización elaborado por Konrad Hesse.
“El postulado de concordancia práctica o armonización impide siempre el sacrificio total
de cualquier principio, derecho o bien constitucional. El principio de armonización exige
al intérprete el deber de superar las eventuales tensiones entre las normas dándole la
eficacia y optimización que cada una de ellas tiene en el caso concreto, para lo cual debe
atribuir un significado a las normas que no sea contradictorio con otros principios y reglas
constitucionales. Asimismo, exige que el intérprete otorgue a cada precepto una
interpretación coherente con los demás principios y reglas constitucionales, dándole a
cada uno el máximo de aplicación y fuerza normativa, buscando el mejor equilibrio
posible, la mayor optimización posible”.
“En el caso de que determinados principios no puedan armonizarse u obtener una
concordancia práctica, no puede el intérprete darle valor absoluto a uno y negar el otro,
en una perspectiva del todo o nada, debiendo ponderarlos y darle a cada uno el peso
relativo que tienen en el orden constitucional, dándole una prevalencia relativa al caso
concreto a un bien o principio constitucional sobre el otro u otros bienes o principios
constitucionales, sin desconocer ninguno y buscando su optimización. Sólo el intérprete
ante el caso concreto, a través de un análisis tópico, tendrá que verificar, siguiendo
criterios objetivos y subjetivos, ponderando valores y principios, resolviendo el conflicto”.
5. Postulado de primacía o prevalencia de los derechos humanos.
“Este postulado plantea que el constitucionalismo contemporáneo tiene como
fundamento la dignidad de la persona humana y el respeto y promoción de los derechos
fundamentales o derechos humanos, constituyendo el Estado en cuanto potestad pública
un instrumento al servicio de las personas y del bien común”.
“En definitiva, el postulado determina que todo el sistema jurídico estatal debe ser
interpretado de conformidad con los derechos esenciales o humanos, los cuales deben ser
asegurados, garantizados y promovidos por los diversos órganos y autoridades estatales”.

5
6. Postulado de interpretación conforme a la Constitución.
“En este caso la interpretación conforme a la Constitución es una interpretación de
normas infraconstitucionales, teniendo como parámetro de control la Constitución, en
cuyo caso no se puede evitar interpretar la propia Carta Fundamental. El intérprete y
aplicador de las normas infraconstitucionales de acuerdo con este postulado, debe optar
entre las diversas alternativas de interpretación posible de la norma subconstitucional
que la haga más compatible y armonizable con la Carta Fundamental, excluyendo toda
interpretación compatible con la Constitución”.

e) La presunción de constitucionalidad de la ley.


En relación con la interpretación constitucional también debemos referirnos a la
interpretación de la ley en relación con la Constitución, materia vinculada al postulado de
interpretación conforme a la Constitución, y que tiene particular importancia en los
procedimientos en que se examina la constitucionalidad de un determinado precepto
legal.
Partamos por recordar, como señala Rubio Llorente, que “el legislador no es un ejecutor
de la Constitución, sino un poder que actúa libremente en el marco de ésta y esta libre
actuación requiere en muchos casos (aunque no, claro, en todos) que el enunciado de
esos preceptos constitucionales permita un ancho haz de interpretaciones diversas. No de
interpretaciones jurídicas, sino de interpretaciones políticas, es decir, de maneras diversas
de entender el texto constitucional cuyos enunciados han de construirse, por tanto, con
conceptos de valor de un alto grado de abstracción” 12.

Sobre el particular, ha señalado el Tribunal Constitucional que “desde esta perspectiva, se


ha precisado que, para proceder a la declaración de inconstitucionalidad de un precepto
legal, es menester que no exista ninguna interpretación posible que permita conciliar
dicho precepto con la Carta Fundamental. Esta exigencia se relaciona con la denominada
“presunción de constitucionalidad” como criterio hermenéutico aplicable a la decisión de
los conflictos constitucionales. Y es que “el deber de interpretación conforme a la
Constitución recibe un crédito casi unánime en la jurisprudencia, al ser considerado como
una necesidad intrínseca de cualquier proceso de carácter hermenéutico”, agregándose
que “Tal y como lo han reconocido uniformemente la doctrina y la jurisprudencia
comparadas, el respeto hacia la labor que desarrolla el legislador obliga al Tribunal
Constitucional, en su función de contralor de la constitucionalidad de la ley, a buscar, al
menos, alguna interpretación del precepto cuestionado que permita armonizarlo con la
Carta Fundamental y sólo en el evento de no ser ello posible, unido a la necesidad de
cautelar integralmente la vigencia de los principios de supremacía constitucional, igualdad

12
RUBIO LLORENTE, Francisco. Seis tesis sobre la jurisdicción constitucional en Europa.

6
ante la ley y certeza jurídica, resultará procedente y necesaria la declaración de
inconstitucionalidad”13.

f) Principio de proporcionalidad.
Si bien no consideramos al principio de proporcionalidad precisamente un elemento o
postulado de interpretación constitucional, sino más de bien, en lo que nos interesa, un
mecanismo de solución de conflicto entre principios, lo traemos a colación porque su
aplicación supone normalmente interpretación de la norma constitucional 14.
Este principio, que nace originalmente como un mecanismo para controlar la actividad de
la administración del Estado, se ha expandido posteriormente, gracias a la actividad del
Tribunal Constitucional alemán, al ámbito del control de constitucionalidad de la ley.
Se señala que “en esencia el principio de proporcionalidad apunta a la interdicción de
actuaciones o intervenciones excesivas por parte de los poderes públicos, y a partir de la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal (TCF), la proporcionalidad pasó a
transformarse en un principio constitucional de protección de los derechos
fundamentales. En virtud de él se “prohíbe que las acciones de los poderes públicos sean
excesivas –Übermassverbot– y se establece la obligación de que estén contenidas dentro
de sus propios límites”. Por ende, se trata esencialmente de un principio destinado a
proteger los derechos y libertades, que si bien no está escrito, el TCF entiende que está
implícito en los fundamentos del sistema constitucional alemán” 15.
En doctrina se señala que existen cuatro requisitos o subprincipios en el examen de
proporcionalidad, de manera que toda intervención en el ámbito de los derechos y
libertades de las personas deben satisfacerlos. Estos son:
i. Legitimidad. La norma que se confronta con la Constitución debe perseguir una finalidad
legítima.
ii. Adecuación. También debe ser adecuada o idónea para alcanzar la finalidad, el objetivo
legítimo, que se busca concretar.
iii. Necesidad. La norma debe ser indispensable para alcanzar el fin legítimo propuesto, sin
que sea posible su sustitución por otra medida igualmente eficaz pero menos gravosa.
Entre diferentes alternativas, siempre debe preferirse la que a la que afecte menos a los
derechos involucrados.
iiii. Proporcionalidad en sentido estricto. “La gravedad de la intervención ha de ser la
adecuada al objetivo de la intervención. Por tanto los instrumentos y los medios aplicados
deben justificarse en su grado de gravedad: la gravedad de las intervenciones debe ser

13
Rol N° 2081, de 2011, considerandos 10 y 11.
14
Otros mecanismos de solución de conflictos que se han planteado son, por ejemplo, la jerarquización de
derechos; la ponderación de derechos y el principio de armonización o concordancia práctica.
15
Rainer ARNOLD, José Ignacio MARTÍNEZ ESTAY y Francisco ZÚÑIGA URBINA. El principio de
proporcionalidad en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. En Revista Estudios Constitucionales, Año
10, Nº 1, 2012, pp. 65 - 116.

7
proporcionada a la urgencia o necesidad de los objetivos. Si éstos no son urgentes o no
son muy necesarios, los instrumentos utilizados deben ser de menor intensidad (relación
zweck-mittel). Este último requisito parece ser el más importante para la protección de la
libertad individual. Conlleva una ponderación entre el interés del individuo, manifestado
en su derecho fundamental, y el interés público. Esta ponderación debe tener en cuenta la
situación particular del individuo y, desde luego, no puede suponer la anulación o
negación del derecho”16.
Estimamos que, en el procedimiento de control de constitucionalidad de la ley, los tres
primeros subprincipios tienen una muy limitada recepción, porque el Tribunal
Constitucional no puede, en general, superponerse al legislador en la evaluación y
definición de estos contenidos. Se ha señalado que de la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional Federal de Alemania (TCF), “se concluye que respecto de los tres primeros
requisitos el legislador tiene un margen de discrecionalidad, que reduce el ámbito de
control jurisdiccional. En concreto, sólo errores manifiestos podrían conducir a la
anulación de una norma legal por ser contraria al principio de proporcionalidad. Con
relación al cuarto requisito, el TCF ha sostenido que su cumplimiento implica fundamentar
de manera clara las circunstancias subjetivas y objetivas relevantes” 17.

g) Control de convencionalidad.
Como señala Hitters “Los órganos jurisdiccionales locales –y los Tribunales
Constitucionales que en determinados países no dependen del Poder Jurisdiccional–
ejercitan el llamado control de constitucionalidad que importa una comparación, entre su
Carta Magna y las normas que por su rango están por debajo de ella, debiendo darle
prioridad a la primera.
Podemos hablar entonces de un control concentrado, típico de algunas Constituciones
Europeas, a partir de la Austriaca de 1946, donde la revisión es hecha exclusivamente por
un único cuerpo diseñado para tales fines; o en su caso –como es por demás sabido–, del
control difuso que debe ser llevado a cabo, como en Estados Unidos y en Argentina, por
todos y cada uno de los magistrados judiciales.
Pero como lo vienen sosteniendo desde hace no mucho tiempo algunos de los
Magistrados de la Corte Interamericana, dicho cuerpo ejercita lo que ha dado en llamar a
partir del caso Myrna Mack Chang el “Control de Convencionalidad”, lo que obviamente
significa una comparación entre el Pacto de San José de Costa Rica y otras convenciones a
las que nuestro país se ha plegado, como luego veremos, y las disposiciones del derecho
interno de las naciones adheridas al modelo.
En tal sentido se expresó la Corte en el caso Trabajadores Cesados al sostener que
“…cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención
Americana, sus jueces también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque el
efecto útil de la Convención no se vea mermado o anulado por la aplicación de leyes
16
Id. anterior.
17
Id. anterior.

8
contrarias a sus disposiciones, objeto y fin. En otras palabras, los órganos del Poder
Judicial deben ejercer no sólo un control de constitucionalidad, sino también ‘de
convencionalidad’ ex officio entre las normas internas y la Convención Americana ...” 18.
El origen del concepto se encuentra en el referido Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala,
Sentencia de 25 de noviembre de 2003, Voto Concurrente Razonado del Juez Sergio García
Ramírez; y se ha adoptado como criterio general por la CIDH desde el caso Almonacid
Arellano contra Chile, de 2006.
Cabe agregar que en el último fallo citado la CIDH precisa que en el control de
convencionalidad entre las normas jurídicas internas y la Convención Americana sobre
Derechos Humanos “el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino
también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete
última de la Convención Americana” (considerando 124).
Esta doctrina también empieza a recogerse por el TC. Chileno. Así, en voto concurrente del
ministro José A. Viera-Gallo en autos rol 2265, de 2012 (impugnación art. 14 de la ley
14.908, apremio por no pago de pensiones alimenticias) se señaló que “(…) el Tribunal
Constitucional, en virtud de lo dispuesto en el artículo 5°, inciso 2°, de la Constitución
Política, está impelido a ejercer el control de convencionalidad de las leyes cuya aplicación
a una gestión judicial pendiente pudiere generar efectos contrarios a lo dispuesto en un
tratado internacional sobre derechos humanos que haya sido sancionado por el Estado de
Chile y se encuentre vigente”.

18
Juan Carlos Hitters. Control de constitucionalidad y control de convencionalidad. Comparación (Criterios
fijados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos). Revista Estudios Constitucionales, Año 7, N° 2,
2009, Centro de Estudios Constitucionales de Chile, U. de Talca. Nota: El caso Trabajadores cesados se
refiere a la causa “Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú”, sentencia de 24 de
noviembre de 2006.

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