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Escuela de la argumentación jurídica

Dentro de las escuelas metodológicas actuales se encuentra la escuela de la


argumentación jurídica de Kriele. La obra de Karl Larenz, Metodología de la
ciencia del derecho, servirá de base para analizar esta escuela jurídica.

Para Kriele, “las leyes raras veces son claras y su ámbito de aplicación está tan
limitado que ‘existen más lagunas que disposiciones legales’. Doquiera que la ley
no ofrezca una respuesta clara y, al propio tiempo, convincente —cuando, por
tanto, aparece necesitada de interpretación— se tiene que recurrir a
‘consideraciones jurídico-racionales’”. Los textos jurídicos —siguiendo la postura
de Kriele— sólo puede interpretarse con rectitud si supone la intención de
racionalidad e imparcialidad (con razón o sin razón); sólo de esa manera puede
descubrirse su sentido y manifiesta en qué medida está indicada una
interpretación extensiva, restrictiva o modificativa.46 “La obtención del Derecho,
según Kriele, no es ‘interpretación en el sentido de explicación del sentido y
analogía, sino consideración jurídico-racionales de hipótesis normativas,
quedando con ellas solucionados todos los problemas en la medida en que el
legislador ordinario y el constituyente los hayan resuelto.

El proceso para llegar a una solución de los casos jurídicos, de acuerdo con la
escuela de la argumentación jurídica, es el siguiente:

a) Establecimiento de una “hipótesis normativa” apta para contestar la cuestión


jurídica suscitada. b) Comparación de la hipótesis normativa con las normas
jurídico-positivas.

c) En caso de que no se identifique con estas normas plenamente, se plantea si


está verdaderamente incluida en el derecho positivo.

d) Se cuestiona, a su vez, por la “capacidad justificante de la hipótesis normativa”;


es decir, antes que nada se tiene que preguntar hacia dónde conduciría esa
hipótesis si fuera reconocida o no como una norma jurídica.
La escuela de la argumentación jurídica o de la argumentación jurídico-racional
permite fundamentar de otro modo las decisiones judiciales cuando éstas no
pueden obtenerse sólo de la ley. Esta situación es más frecuente de lo que
imaginamos, pues existen más lagunas que disposiciones legales con respecto a
ello. La interpretación entonces es una actividad necesaria e indispensable, sin
embargo, la interpretación, de conformidad con esta escuela, no puede ser
arbitraria sino racional, debidamente justificada y orientada a resolver los
problemas concretos. Para hacer dicha interpretación son inminentes
consideraciones jurídico-racionales, tomando en cuenta las consecuencias
esperables de existir la normativa, la relevancia de los intereses en conflicto, así
como la rectitud de la predicción de los intereses relevantes que están en juego.

Escuela del lenguaje o analítica

La escuela del lenguaje o escuela analítica se origina en la postura jurídica de


Bentham, la cual se basa en John Austin sobre la jurisprudencia analítica y tiene
también raíces en Kelsen, Glanville Williams y H. L. A. Hart; estos dos últimos son
señalados como sus máximos representantes. En esta escuela se discuten con
amplitud los problemas vinculados con la ciencia del derecho, compartiendo una
visión positivista de la ciencia, con lo que concluye que el objeto de la ciencia del
derecho es el lenguaje. Así, pues, el rigor idiomático es lo que caracteriza a la
ciencia, y su tarea de formalizar el lenguaje jurídico es una de los objetivos
principales de la ciencia jurídica.

En virtud de la importancia que para la escuela analítica tiene el lenguaje, la


interpretación o esclarecimiento de la ley y de los conceptos jurídicos debe partir
del análisis del lenguaje en el campo ordinario, es decir, en su uso cotidiano.
Precisamente a partir del estudio del lenguaje ordinario, Hart analiza el derecho,
proponiendo que se aclaren los conceptos jurídicos mediante los siguientes tres
pasos:
1. Contemplar un enunciado del lenguaje ordinario en el que el concepto que
se va a analizar desempeñe un papel lo más característico posible con
arreglo al lenguaje ordinario, como, por ejemplo, en el enunciado “A tiene
frente a B un derecho al pago de 10 marcos”.
2. Mostrar las condiciones de que ese enunciado característico, tomado como
muestra, es verdadero. Así, el uso correcto de ese enunciado de ejemplo
presupone que existe un sistema jurídico efectivo y que A puede hacer
valer hechos a los que ciertas reglas ligan ciertas consecuencias jurídicas.
A este nivel se hace patente que la propuesta de Hart sobre los conceptos
jurídicos y su teoría de la estructura del derecho se han de comprender
como complemento y fundamentación de su doctrina sobre el concepto de
derecho. Ello es así porque las condiciones dentro de las cuales el
enunciado de ejemplo es verdadero sólo pueden ponerse de relieve a partir
de la comprensión del sistema jurídico subyacente y de sus tipos de reglas.
3. Relacionar la proposición jurídica con su presupuesto y manifestar que la
proposición es resultado de una conclusión jurídica a partir de reglas
jurídicas y hechos relevantes, conclusión en la que tácitamente se
presupone la existencia del ordenamiento jurídico.
Integración jurídica
La eficacia del derecho radica en que, mediante la aplicación de las normas
jurídicas creadas, se resuelven los problemas de convivencia que le dieron origen
al sistema jurídico, es decir, el derecho tiene que ser aplicado para solucionar
casos concretos, y esta aplicación plantea un gran número de problemas, unos
derivados de la norma misma, otros de la forma en que quienes acuden a los
órganos jurisdiccionales tratan, en la medida de lo posible y hasta de lo imposible,
de extender el significado o el texto de la ley para acomodarlo, no siempre en
forma legítima, a sus intereses.

La interpretación significa descubrir el sentido de una ley. Como se explicó antes,


existen varias clases de interpretación, a saber:

1. Interpretación auténtica. Es la que realiza el propio creador de la ley, es decir, el


propio poder legislativo que, para el caso de nuestro país, debe seguir los mismos
pasos que se realizan para la creación de la ley, según lo establecido en el artículo
72 constitucional.

2. Interpretación judicial o jurisprudencial. La efectúan los jueces en sus


resoluciones. Esta interpretación es realizada por los órganos judiciales facultados
para hacer jurisprudencia y se le denomina interpretación judicial porque es
obligatoria para todos los órganos judiciales inferiores.

3. Interpretación privada. La realizan los particulares, ya sean profesionistas del


derecho o cualquier persona interesada en descubrir lo que dice la ley.

4. Interpretación doctrinal. Es de carácter privado, como la realizada por los


especialistas o tratadistas del derecho. Éste sería el caso de las diferentes
escuelas de interpretación estudiadas en el apartado anterior, las cuales tienen
argumentos válidos, pero carecen de obligatoriedad
La integración surge a partir de conductas que no se encuentran debidamente
previstas en las normas; de tal manera que se produce “una laguna del derecho”,
es decir, un vacío que tiene que ser colmado.

De esta manera podemos decir que la integración es: El conjunto de


procedimientos para colmar las lagunas y determinar el derecho aplicable. Esto
significa que, aun en el caso de que la ley carezca de disposición, el juez deberá
resolver todo asunto que se le presente, así como que en el derecho no hay
vacíos, tiene plenitud, carece de lagunas o aun teniéndolas debe resolverlas
mediante los procedimientos para colmarlas

Bibliografia:
Autor: Carlos I. Muñoz Rocha
Título del libro: Teoría del derecho “Colección de textos jurídicos
universitarios”
Textos Jurídicos Universitarios
Primera edición: Julio de 2007
Sexta reimpresión: marzo de 2016
ISBN 978-970-613-848-4

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