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I. Presentación y justificación
La literatura civilista sobre el concepto de obligación es prácticamente
inconmensurable. Un texto estudiantil clásico uruguayo inauguraba sus
lecciones señalando: “Definiciones de obligaciones hay muchas. En realidad,
casi diríamos que hay tantas definiciones cuantos autores o Códigos se han
ocupado del punto.” (2) ¿Entonces, por qué embarcarse en una propuesta
más?
Tengo la sensación que la mayoría de las nociones y descripciones
que de obligación se realizan en los textos habitualmente manejados por
nuestra doctrina, cuando no olvidan toda referencia a la norma jurídica,
al derecho objetivo, por lo menos no le asignan un papel central en la ca-
racterización del concepto.
Probablemente ello se deba a ciertas preconcepciones, muy arraigadas
en nuestra escuela civilista, que ve en el Derecho Privado fundamentalmen-
te cuestiones que tienen que ver con las relaciones entre los particulares,
ajenas casi por completo a toda participación del Estado y de lo público.
De esta forma, la dimensión política del Derecho, como herramienta de
tecnología social producto de decisiones ético-políticas adoptadas a través
del poder en la sociedad, son habitualmente soslayadas.
Por otra parte, la construcción del concepto de obligación –junto a otras
nociones regularmente utilizadas por la doctrina privatista- suele prescindir
de los ricos desarrollos y debates que, en especial desde mediados del siglo
XX, se vienen dando en los estudios de Teoría del Derecho, particularmente
los de la Escuela Analítica. No sólo en el terreno del análisis del lenguaje
y de las definiciones y redefiniciones sino, también, con el aporte de la
investigación en materia de lógica deóntica y su posible desarrollo teórico.
(2) PEIRANO FACIO, Jorge, Curso de obligaciones, Oficina de Apuntes del Centro
de Estudiantes de Derecho, Montevideo, 1954, p. 1.
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Ello es una lástima por dos razones. Una es, desde luego, la pérdida de ri-
queza que este debate aporta para la comprensión del fenómeno jurídico.
Por otro lado, debe tenerse presente que el de obligación es un concepto
que trasciende la estrecha órbita del Derecho Civil y responde a uno de
aquellos “conceptos jurídicos fundamentales”. Por lo tanto, entiendo que
es una actitud recomendable, acudir a la reflexión teórica general, para
luego, en su caso, ajustar las particularidades que uno de esos conceptos
fundamentales eventualmente pueda tener en un campo disciplinar es-
pecífico como el del Derecho Privado.
El presente estudio procura introducir algunos de estos elementos y
reflexiones en el debate de la academia civilista uruguaya. Tomando como
marco teórico los desarrollos de la corriente analítica del Derecho y, en
especial, la teoría del Derecho desarrollada por Lugi Ferrajoli (3), se cons-
truye el concepto de obligación a partir de la noción de norma jurídica. El
objetivo es dar una definición teórica y formal de obligación. Su carácter
teórico responde a que no refiere a ningún ordenamiento jurídico concreto,
a los contenidos de éstos. Al par, la definición y los corolarios que ha partir
de ella se puedan inferir, en tanto que formal, prescinde de los concretos
intereses que justifican los contenidos sustanciales que incorporan los
distintos ordenamientos positivos (4).
Tengo la esperanza –y también la convicción- que por ese camino es
posible postular una definición de obligación que se integra en un modelo
explicativo sencillo, consistente, riguroso y con gran capacidad explicativa
del fenómeno jurídico (5). Y tengo también la esperanza –y el deseo- que a
futuro pueda, junto a otros, seguir desarrollando este modelo explicativo,
abarcando sucesivamente, en forma coherente, las distintas áreas que
componen el derecho de las obligaciones.
II. Derecho (objetivo)
“‘Derecho’ indica típicamente un conjunto de normas sancionado
e institucionalizado” (6). Es ésta una definición de Derecho que resulta
aceptable, por lo menos operativamente.
(3) Recogida hoy en esa formidable obra que es Pincipia iuris: FERRAJOLI, Luigi,
Principia iuris, tomo I, Editorial Trotta, Madrid, 2011.
(4) FERRAJOLI, Luigi, Los fundamentos de los derechos fundamentales, Editorial
Trotta, Madrid, 2001, pp. 19-21.
(5) Son éstas, en mi opinión, notas básicas para valorar una teoría, un modelo
explicativo. No está en juego su verdad o falsedad, sino la capacidad explicativa de
su objeto.
(6) BARBERIS, Mauro, Introducción al estudio del Derecho, Palestra Editores, Lima,
2015, p. 95.
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(13) TARELLO, Giovanni, Diritto, enunciati, usi. Studi di teoria e metateoria del
diritto, Il Mulino, Bologna, 1974, pp. 143-144.
(14) BULYGIN, Eugenio, “Dogmática jurídica y sistematización del Derecho”, en
ALCHOURRON, Carlos E. - BULYGIN, Eugenio, Análisis lógico y Derecho. Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid, 1991, p. 468.
(15) MORRIS, Charles, Fundamentos de la teoría de los signos, Paidós, Buenos Aires,
1985, p. 27. Precisa MORRIS en esta obra fundacional: “Pueden estudiarse las relaciones
de los signos con los objetos a los que son aplicables. Esta relación recibirá el nombre de
dimensión semántica de la semiosis (…); el estudio de esta dimensión se denominará
semántica. Pero el objeto de estudio también puede ser la relación de los signos con los
intérpretes. En ese caso, la relación resultante se denominará dimensión pragmática
de la semiosis (…); el estudio de esta dimensión recibirá el nombre de pragmática. Nos
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queda todavía una importante relación de los signos que no hemos considerado: la rela-
ción formal de los signos entre sí. (…) Esta tercera dimensión se denominará dimensión
sintáctica de la semiosis (…) y su estudio recibirá el nombre de sintaxis” (pp. 31-32).
(16) Esta manera de designarlo responde al hecho que el enunciado, la formulación
lingüística, es constatable empíricamente.
(17) TARELLO (n. 13), pp. 144-146.
(18) GUASTINI, Riccardo, Teoria e dogmatica delle fonti. Trattato di Diritto Civile
e Commerciale, giá diretto da ANTONIO CICU e FRANCESCO MESSINEO, continuato
da LUIGI MENGONI, I, t. 1, Giuffré, Milano, 1998, § 40, p. 69.
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(21) Véase por todos, GUASTINI, Riccardo, Das fontes as normas, Quartier Latin,
São Paulo, 2005, pp. 23-43.
(22) Los ordenamientos jurídicos contemporáneos correspondientes a las de-
mocracias constitucionales incluyen otros tipos de normas. Son particularmente
relevantes, entre otras, las normas constitutivas, esto es, las normas que atribuyen
estatus; no ya que califican deónticamente comportamientos, sino que son modos
de calificación óntica, de una forma de ser, tanto de sujetos como de cosas. En esta
especie se encontrarán las normas que establecen que un ser humano es una perso-
na jurídica, o que esa persona es mayor de edad, soltera, ciudadana, etc., así como
aquellas que definen bienes, bienes del dominio público, etc. V. FERRAJOLI (n. 3), §
4.6, pp. 225-226, y § 8.2, pp. 401-402. Para un estudio exhaustivo de la tipología de las
normas, v. ATIENZA, Manuel - RUIZ MANERO, Juan, Las piezas del Derecho. Teoría
de los enunciados jurídicos, 2da. edición, Ariel, Barcelona, 2004.
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(23) Debe hacerse notar que en el texto se hace referencia a “la conducta prescripta
por la norma”. Esa conducta es la mencionada en el consecuente de la norma de estruc-
tura condicional, no la eventualmente descripta en su antecedente. Habitualmente se
reconoce que las normas jurídicas (prescriptivas) son reconstruibles bajo la fórmula
lógica del enunciado condicional: “Si H, entonces C”. “H” es la hipótesis (por eso el
condicional se designa también como enunciado hipotético), las circunstancias de
hecho descriptas en el antecedente del enunciado, que desencadenan la consecuencia
jurídica “C”. Esas circunstancias de hecho descriptas en el antecedente, bien pueden
consistir en conductas (“Si alguien da muerte…”); no es ésta “la conducta prescripta
por la norma” a la que nos referimos en el texto. El consecuente, en las normas pres-
criptivas, es la calificación deóntica de un comportamiento (el x de Ox, Phx o Px), la
prescripción de un comportamiento. Ésa es “la conducta prescripta por la norma”
referida en el texto.
(24) Situación jurídica subjetiva, si se quiere, a los efectos de destacar la perspectiva
desde el sujeto, ya no desde la norma. Cfr. MIRANDA, Javier, “Notas para la construc-
ción del concepto ‘patrimonio’”, Revista Crítica de Derecho Privado, No. 2-2005, Carlos
Álvarez Editor, Montevideo, 2005, p. 95. BARBERO, Domenico, Sistema del Derecho
Privado, tomo I, EJEA, Buenos Aires, 1967, §§ 50-51, pp. 149-152 (quien en lugar de
“situación jurídica” la designa “relación jurídica”).
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(25) La conectiva “v”, que se lee “o”, cumple la función de disyunción lógica. En
relación a la conducta, puede ser obligatoria su comisión u obligatoria su omisión,
pero no las dos cosas simultáneamente, esto es incompatible en términos lógicos.
Pero sí pude suceder que la conducta no sea obligatoria en ningún sentido, esto es,
que sea facultativa. Cf. el modo deóntico “vinculado” definido por FERRAJOLI (n. 3),
§ 1.5, pp. 118-123, contradictoria en términos lógicos con la situación de conducta
facultativa (Px .P x)
(26) Ello permitirá, adicionalmente, dirigir la mirada hacia el término correlativo
a obligación, el “derecho subjetivo”. Y, por la mencionada correlación, afinar más la
noción de obligación. Esto será objeto de un futuro estudio.
(27) El modo deóntico califica el comportamiento: el comportamiento es obliga-
torio, prohibido o facultativo. La modalidad generada por ese modo u operador, es la
permisión, la prohibición, la facultad. No es ya el comportamiento calificado deónti-
camente, sino la figura de calificación deóntica. La situación jurídica, propiamente. El
comportamiento, desde el punto de vista de la modalidad, será ejercicio, obediencia
o desobediencia de esa modalidad, de esa situación jurídica. FERRAJOLI (n. 3), § 2.1,
pp. 138 y § 6.1, pp. 286-288.
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