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PSICOPATOLOGÍA

UNIDAD DE APRENDIZAJE N°03


TRASTORNOS PSICOPATOLÓGICOS
Tema:
TRASTORNOS DEL
DESARROLLO NEUROLÓGICO
SEGUNDA PARTE

SEMANA 09
LOGRO DE LA UNIDAD:
Al finalizar la unidad el estudiante distingue las características y procesos que
están inmersos en los trastornos, según guía del CIE 10 o DSM V, para tomar
acciones en la intervención y el trabajo multidisciplinario.
SABERES PREVIOS …

¿Qué hicimos la
clase pasada?
LOGRO DE LA SESIÓN:
El estudiante al finalizar la sesión será capaz de identificar
los trastornos del desarrollo neurológico con sustancias a
través de un organizador de conocimiento.
TRASTORNOS GENERALIZADO DEL DESARROLLO
F84

Trastorno hipercinético con retraso F84.4


mental y movimientos estereotipados

Retraso Mental Movimientos


(CI inferior a 50) estereotipados

Hiperactividad y déficit de
atención
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos F84.4
estereotipados

El trastorno por hiperactividad con déficit atencional, o más


brevemente el trastorno hiperactivo, es una etiqueta diagnóstica que
identifica a niños que presentan problemas atencionales, de
impulsividad, de autocontrol y de sobreactividad motora. Se trata de
una población heterogénea, con grandes diferencias en su
sintomatología y en el tipo de ambiente que la desencadena, la cual,
además, se asocia frecuentemente con otros trastornos
comportamentales.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos F84.4
estereotipados

Siguiendo a Denckla y Heilman (1979), el síndrome de hiperactividad


designa una serie de comportamientos en los que la hiperactividad es a
menudo un síntoma destacado, tanto más cuanto menor sea el niño.
Resulta ambiguo hablar del niño hiperactivo porque puede referirse a
un niño con hiperactividad, que es el síntoma que presenta el niño por
su excesiva inquietud o movilidad inapropiada y no dirigida
intencionalmente, o puede referirse al síndrome de hiperactividad, en
el que la hiperactividad no siempre es el indicador principal.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos F84.4
estereotipados

La segunda acepción es menos restringida que la primera y es preferible


entender por niño hiperactivo al que padece el síndrome de
hiperactividad en su sentido más amplio. A falta, por tanto, de una
definición precisa, el síndrome de hiperactividad se ha descrito como un
conjunto de síntomas de intranquilidad motora, de impulsividad, de
reducida capacidad atencional, de dificultades específicas de aprendizaje
(dislexia, en particular) y de inestabilidad emocional. El síndrome de
hiperactividad es también llamado síndrome hipercinético.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos F84.4
estereotipados

La disfunción cerebral mínima (DCM) alude al mismo conjunto de síntomas que


el síndrome de hiperactividad, y, lo mismo que aquél, este síndrome adolece de
la falta de una definición precisa. La DCM significa el trastorno observado de
conducta o el estado mental que se suponen basados en un funcionamiento
anormal del cerebro. Los profesionales que no se interesan por la etiología del
trastorno hipercinético, sino sólo por la conducta observable, prefieren hablar
del síndrome de hiperactividad, mientras que la denominación de DCM es la
preferida por aquellos profesionales que creen que el trastorno tiene una
etiología biológica o neurológica, por presentar los llamados «signos blandos»
observados en niños diagnosticados de DCM.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos F84.4
estereotipados

Para Denckla y Heilman (1979), la denominación de DCM, demasiado vaga e


inclusiva, no es sufi ciente para un diagnóstico neuropsicológico clínico fi no ni
para el tratamiento. Ya a principios de este siglo se postuló que la conducta
hiperactiva derivaba de un daño cerebral mínimo, tal como el causado por
anoxia. Los investigadores tendieron a creer que el daño cerebral causaba la
conducta hiperactiva, aunque dicho daño no fuera fácilmente demostrable por
ser «mínimo».
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos F84.4
estereotipados

Al no poder inferir «daño cerebral» en todos los casos de conducta hiperactiva,


sino sólo en algunos, Bax y McKeith (1963, citados en Denckla y Heilman, 1979)
recomendaron reemplazar «daño cerebral mínimo» por disfunción cerebral
mínima o DCM. La mayoría de los investigadores da una incidencia de DCM de
entre un 5 y un 10% de todos los niños en edad escolar. Se ha observado que el
síndrome hipercinético tiene una incidencia muy superior en niños que en niñas,
de cuatro a nueve veces más frecuente en niños.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos F84.4
estereotipados

Cuando un niño no presenta daño neurológico conocido y sus puntuaciones son


normales en capacidad intelectual, a pesar de la no bien delimitada definición del
síndrome de hiperactividad o DCM, se considera a menudo que posee dicho
síndrome si muestra ciertas dificultades de aprendizaje, rinde en las tareas
escolares a un nivel muy inferior al de otros niños de su edad y se distrae con
facilidad. La anomalía clínica más común en el EEG es la de una actividad excesiva
de ondas lentas, ondas theta generalmente, actividad que suele encontrarse en
niños normales más pequeños. Estos datos apoyan la hipótesis de un retraso
madurativo del sistema nervioso central en los niños con síndrome hipercinético.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos ETIOLOGÍA
estereotipados

Hoy en día existe un cierto consenso en que determinadas complicaciones del


embarazo o del parto, así como el consumo de alcohol y tabaco, y las infecciones o
enfermedades con afectación cerebral, aumentan el riesgo de padecer
hiperactividad; sin embargo, menos del 5 por 100 de los niños con este diagnóstico
presenta algún tipo de daño cerebral que pueda diagnosticarse con los actuales
métodos de exploración (Rutter, 1983). Otras hipótesis explicativas se han
centrado en demostrar la presencia bien de una sobreactivación o bien de una
infractivación cortical (Manga, Fournier y Navarredonda, 1995)
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos ETIOLOGÍA
estereotipados

Actualmente predominan las últimas, aunque con limitaciones: sólo una minoría
(«considerable», según Wicks-Nelson e Israel, 1997) de niños hiperactivos
presenta anomalías en el EEG y en otras medidas electrofisiológicas que puedan
hacer pensar en un retraso madurativo y en niveles de activación por debajo de la
media (Taylor, 1994). Los efectos beneficiosos de los psicofárma- cos estimulantes
sobre la hiperactividad han sido propuestos como una confirmación de esta
hipótesis, pero el hecho de que se hayan observado mejoras similares (o aún
mayores) con muestras de niños normales relativiza mucho esta posición.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos ETIOLOGÍA
estereotipados

Las hipótesis bioquímicas centradas en disfunciones o desequilibrios de


neurotransmisores surgieron en los años setenta, y las investigaciones siguen
abiertas. Actualmente disponemos de datos que señalan una disminución de los
niveles de dopamina en el líquido cefalorraquídeo y en los análisis de metabolitos
en el plasma sanguíneo (Zametkin y Rapoport, 1987). Recientemente se ha
implicado también a la noradrenalina y a la seroto- nina (Taylor, 1994). De todos
modos no hay evidencias de relación causal entre las alteraciones bioquímicas y
las conductas hiperactivas, sino que incluso se plantea la posibilidad de una
relación inversa (Taylor, 1994).
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos ETIOLOGÍA
estereotipados

Por último, los factores genéticos, a pesar de que en muchos casos se han
analizado con deficiencias metodológicas, parecen jugar un papel importante en la
hiperactividad. Goodman y Stevenson (1989) analizaron 127 pares de gemelos
monocigóticos y 111 dicigóticos. La concordancia en el diagnóstico clínico entre los
primeros fue del 51 por 100 y entre los segundos del 33 por 100, obteniéndose un
porcentaje de varianza atribuible a factores ambientales no superior al 30 por 100.
Por tanto, se asume que existe una predisposición genética a padecer el trastorno
o, al menos, parte de su sintomatología.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos EVALUACION
estereotipados

En la evaluación de la hiperactividad es frecuente que se vean implicados otros


profesionales, además del psicólogo, como pueden ser neurólogos y pediatras,
especialmente si se trata de niños de corta edad. En el caso de las pruebas
psicológicas, se pueden agrupar de dos modos distintos por los niveles de
actuación (atención, actividad motora y conducta en general del niño) o por los
instrumentos de evaluación (entrevistas, escalas de evaluación, instrumentos
aplicados al propio niño, observaciones conductuales y técnicas mecánicas).
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos EVALUACION
estereotipados

Aunque existen muchas entrevistas estructuradas, tal vez las dos más utilizadas
son el Informe Parental de Síntomas Infantiles (PACS) de Taylor, Schachar, Thorley y
Wieselberg (1986), y la Entrevista Clínica Semiestructurada para Niños (SCIC) de
Achenbach y McConaughy (1989). La primera ha sido utilizada en nuestro país por
Avila de Encío y Polaino-Lorente (1992) y Benjumea y Mojarra (1993).
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos TRATAMIENTO
estereotipados

El tratamiento de la hiperactividad se desarrolla desde hace varias décadas a partir


de dos modalidades terapéuticas distantes en cuanto al enfoque conceptual y al
modelo de enfermedad subyacente, aunque coincidentes en los intereses y
objetivos clínicos que persiguen. Nos referimos al tratamiento farmacológico y a
las terapias cognitivo-conductua- les. Ambas alternativas terapéuticas obtienen
efectos positivos cuando se emplean de forma independiente para intervenir en la
hiperactividad infantil.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos TRATAMIENTO
estereotipados

Sin embargo, sus resultados se limitan a determinadas áreas características del


trastorno sin proporcionar en ninguno de los dos casos una respuesta global y
satisfactoria. Esta circunstancia, unida a los problemas observados para mantener
los beneficios terapéuticos, junto con los efectos secundarios y limitaciones
asociadas a la puesta en práctica de ambos tipos de tratamiento, ha estimulado,
desde los dos enfoques, numerosos intentos de aproximación, coincidiendo con un
clima más receptivo en el ámbito clínico hacia los psicofármacos y sus
posibilidades de aplicación en edades infantiles.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos TRATAMIENTO
estereotipados

En este contexto, se ha desarrollado en los últimos tiempos una tercera alternativa


de intervención. Se trata de los «tratamientos combinados», que pretenden
potenciar los efectos logrados por las terapias tradicionalmente empleadas,
asegurar el mantenimiento y generalización de los resultados obtenidos, y reducir,
al mismo tiempo, los costes terapéuticos observados en términos de efectos
secundarios, consecuencias no deseadas y complejidad de las intervenciones
(Pelham y Murphy, 1986).
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos TRATAMIENTO
estereotipados

El empleo de psicofármacos no constituye una práctica generalizada en la clínica


infantil. Sin embargo, la hiperactividad es la principal excepción. Durante los años
setenta y gran parte de la década siguiente, la utilización de estimulantes para
tratar los problemas de hiperactividad constituyó el tratamiento de elección.
Además de los estimulantes, también se han empleado otros fármacos como, por
ejemplo, tranquilizantes y, en menor medida, antidepresivos y sales de litio.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos TRATAMIENTO
estereotipados

Entre los principales efectos secundarios se encuentran la pérdida de apetito (con


una afectación de retraso en el crecimiento en algunas ocasiones), insomnio, dolor
de cabeza, dolor abdominal y alteraciones alteraciones del estado de ánimo. Por
otra parte, la exacerbación de los «tics» nerviosos desaconseja este tratamiento
en niños que presentan problemas de este tipo (Taylor, 1986). En general, parece
claro que la medicación es más eficaz que el placebo para reducir los problemas de
conducta de los niños hiperactivos (sobre todo, cuando el rango de edad se sitúa
entre los 6 y los 12 años), mejorando el nivel atencional en pruebas de laboratorio
y disminuyendo la sobreactividad motora.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos TRATAMIENTO
estereotipados

Actualmente, la intervención psicológica en la hiperactividad supone la aplicación


de programas multicomponentes integrados por distintas técnicas que se llevan a
la práctica en el medio natural (Moreno, 1996b). Entre estas técnicas cabe
distinguir las que son específicas para el niño y las que sirven para entrenar y
formar a padres y educadores. En términos más precisos, esta intervención se
apoya en los fundamentos del análisis conductual aplicado y en la teoría del
aprendizaje social.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos TRATAMIENTO
estereotipados

En cuanto a la eficacia terapéutica de estos procedimientos cognitivo-


conductuales, la disparidad de investigaciones que combinan la aplicación de
distintos procedimientos y técnicas y los datos inconsistentes aportados por
diferentes trabajos, hacen necesario un esfuerzo por sistematizar los resultados
terapéuticos obtenidos. Guiados por este objetivo, podemos distinguir, por un
lado, los efectos asociados a los procedimientos conductuales, básicamente
operantes y, por otro, los efectos obtenidos por las técnicas cognitivas aplicadas
como procedimientos únicos o combinados con otras técnicas conductuales y/o
con medicación estimulante.
Trastorno hipercinético con retraso
mental y movimientos TRATAMIENTO
estereotipados

Desde hace años se viene probando la eficacia de tratamientos mixtos, integrados


frecuentemente por medicación estimulante (preferentemente, metilfenidato) y
técnicas de manejo de contingencias, entrenamiento a padres y profesores, junto con
procedimientos cognitivos como el entrenamiento en autoinstrucciones y en solución
de problemas (Barkley, 1990). En general, los objetivos de estos tratamientos
combinados son, en primer lugar, optimizar la puesta en práctica de las terapias
cognitivo-conductuales, de modo que la administración inicial de psicofármacos
facilite su aplicación. En segundo lugar, disminuir los costes y los efectos secundarios
del tratamiento con estimulantes, en función de la suposición de que las técnicas
cognitivo-conductuales pueden permitir la reducción de las dosis y el tiempo de
tratamiento. Por último, se pretende mejorar el mantenimiento y la generalización de
los resultados.
TRASTORNOS GENERALIZADO DEL DESARROLLO
F84

Síndrome de Asperger F84.5

Comportamiento anormal

Actividades repetitivas y
Interacción social Comunicación
restrictivas
Síndrome de Asperger F84.5

Este trastorno fue descrito por primera vez por el psiquiatra alemán Hans
Asperger en 1944, pero no se incluyó como un diagnóstico oficial hasta la
publicación del DSM-IV-TR en 1994. En muchas formas parece similar a la
descripción de Kanner del autismo, que se realizó casi al mismo tiempo.
Al igual que el trastorno autista, las características predominantes del trastorno
de Asperger incluyen deterioros graves y de larga duración en la interacción social,
y patrones de conducta e intereses restringidos y repetitivos. Sin embargo, a
diferencia del autismo, no se manifiesta un retraso significativo en el lenguaje ni
en el desarrollo cognitivo, en la curiosidad sobre el ambiente en la niñez o en las
habilidades de autoayuda y otras conductas adaptativas, aparte de la interacción
social.
Síndrome de Asperger F84.5

Todavía hay cierta disputa sobre si este trastorno debe considerarse como un
trastorno independiente del autismo. Algunos investigadores creen que
representa el extremo superior de la inteligencia de un mismo espectro que
incluye el autismo como un tipo más grave (Myles y Simpson, 2003). Otros
expertos destacan los resultados de ciertas investigaciones que demuestran que el
trastorno de Asperger y el autismo de alto funcionamiento pueden diferenciarse
en términos del perfil de déficit, aun cuando se compartan algunos de éstos
(Siegel, 1998).
Síndrome de Asperger F84.5

Lo poco que se sabe sugiere que el trastorno de Asperger puede ocurrir en


uno de cada 1000 individuos y que es más frecuente en hombres que en
mujeres. Por cada mujer diagnosticada, se diagnostican nueve hombres. A
diferencia del autismo, que por lo general se puede diagnosticar a los 30
meses de edad, el trastorno de Asperger con frecuencia no se sospecha o
diagnostica hasta que el niño llega a la edad escolar (Gillberg y cols., 1999).
Síndrome de Asperger F84.5

Características del trastorno de Asperger.- Por lo general, los niños con


trastorno de Asperger disfrutan la manifestación física del afecto de sus
padres, en contraste con la aversión que los niños autistas muestran por los
abrazos y el contacto físico. Aunque los criterios del trastorno de Asperger
especifican que no existe un retraso general del lenguaje, algunos niños con
este trastorno tienen problemas en su uso social. Su lenguaje hablado le
parece a los demás poco natural y repetitivo, y lleno de palabras inusuales
que la mayoría de los niños reconocen en sus lecturas pero que muy pocas
veces incorporan en su conversación.
Síndrome de Asperger F84.5

Los niños que padecen este trastorno obtienen mejores calificaciones en las
pruebas verbales de inteligencia que en las de ejecución, en contraste con
los niños autistas cuyos resultados de ejecución son más altos que en los
resultados verbales (Ehlers y cols., 1997). Otras características del trastorno
de Asperger incluyen la torpeza motora, como se muestra en la forma torpe
en la que caminan, una aparente falta de coordinación al arrojar o atrapar
pelotas y problemas en la infancia con los movimientos motores finos, como
atar las agujetas de los zapatos o abotonarse la ropa. Una característica que
comparten los niños con trastorno de Asperger y los niños autistas son los
altos niveles de ansiedad.
Síndrome de Asperger F84.5
Síndrome de Asperger ETIOLOGÍA

Factores biológicos: En el trastorno de Asperger se conoce menos sobre el


papel de los factores biológicos que en el autismo. Aunque algunos estudios
han encontrado anormalidades cerebrales en los pacientes con trastorno de
Asperger, se necesitará mayor investigación para obtener conclusiones sólidas.
Se debe realizar mayor investigación en referencia al papel de los factores
genéticos. Así como se han estudiado las bases genéticas del autismo al
investigar si los padres de niños con este trastorno pueden mostrar algunas
formas leves de los síntomas, el mismo enfoque se ha utilizado en la
investigación del trastorno de Asperger. En un estudio, los padres de los niños
con este trastorno mostraron déficit en dos áreas específicas cuando su
rendimiento fue comparado con el grupo control de padres de niños que no
tenían el trastorno
ACLARANDO CONCEPTOS

RETRASO MENTAL
F70 – F79

SUBTIPOS DEL RETRASO MENTAL


F70 , F71, F72, ETC.
RETRASO MENTAL
F70 – F79

El retraso o deficiencia mental engloba a un grupo de personas muy


heterogéneo que se distingue por su dificultad para afrontar los
aprendizajes escolares y el funcionamiento independiente en la
comunidad. Se diagnostica habitualmente en los primeros años de vida,
pero en ocasiones no es detectado hasta que el niño o niña comienza la
escolaridad. Estos niños suelen mostrar retrasos en la adquisición de las
habilidades motoras (por ejemplo, en la sujeción de la cabeza, en la
marcha, en la coordinación) y conocimientos típicos para su edad
cronológica (por ejemplo, contenidos académicos). En la vida adulta
tienen dificultades para lograr una vida independiente.
RETRASO MENTAL
F70 – F79

En los últimos años han comenzado a surgir voces que reclaman, cada vez
con más fuerza, la necesidad de eliminar la denominación «retraso mental»
por su escasa eficacia para planificar la intervención y por las consecuencias
negativas (prejuicios, segregación) que genera. También se han ido
sustituyendo los términos utilizados para referirse a esta población,
tratando de eliminar las connotaciones peyorativas de conceptos tales
como idiota, imbécil, morón, oligofrénico, subnormal o débil mental. En la
actualidad, es frecuente referirse a esta población utilizando expresiones
como disminuido, discapacitado intelectual, minusválido, niño con retardo
en el desarrollo, deficiente mental, niño con dificultades de aprendizaje
permanentes o alumno con necesidades especiales.
RETRASO MENTAL
F70 – F79

El retraso mental supone, básicamente, una capacidad intelectual general


significativamente inferior al promedio (Criterio A) que se acompaña de
limitaciones significativas de la actividad —habilidades, según terminología
de la AAMR— adaptativa en por lo menos dos de las siguientes áreas de
habilidades: comunicación, cuidado de sí mismo, vida doméstica,
habilidades sociales/interpersonales, utilización de recursos comunitarios,
autogobierno, habilidades académicas funcionales, trabajo, ocio, salud y
seguridad (Criterio B). Su inicio debe ser anterior a los 18 años de edad
(Criterio C).
RETRASO MENTAL
F70 – F79

A partir de esta definición, el manual de la Asociación Americana de


Psiquiatría (APA) y la Asociación Americana de Retraso Mental (AAMR)
clasifican el retraso mental teniendo en cuenta dos criterios diferenciados.
Así, la APA establece niveles de gravedad del retraso mental, utilizando para
ello rangos de capacidad intelectual o, más específicamente, rangos de CI,
mientras que la AAMR clasifica a la persona en función de la intensidad de
los apoyos que requiere para su funcionamiento en la comunidad. En la
práctica, el C1 ha sido el criterio más utilizado, tanto para la toma de
decisiones profesionales como para fines de clasificación (Furlong y LeDrew.
1985; Harrison, 1987; Reschly y Ward, 1991) y de investigación (Hawkins y
Cooper, 1990; Smith y Polloway, 1978).
RETRASO MENTAL
F70 – F79

Clasificación:

Conforme al DSM-IV-TR pueden especificarse cuatro grados de


retraso mental, de acuerdo con el nivel de limitación intelectual:
leve (o ligero), moderado, grave y profundo.
RETRASO MENTAL
F70

RETRASO LEVE

Este diagnóstico equivale a lo que en educación erróneamente se describía como


«educable», que venía a significar que era el único grupo susceptible de un tratamiento
educativo. Este grupo incluye a la mayoría (alrededor del 85 por 100) de las personas
afectadas por el trastorno. Según el manual DSM- IV-TR, estas personas suelen desarrollar
habilidades sociales y de comunicación durante los años preescolares (0-5 años de edad),
tienen escasas limitaciones sensoriomotoras y con frecuencia no es detectable hasta que
entran en la escuela, momento en que suelen aparecer dificultades relacionadas con
contenidos académicos y problemas de conducta. Las dificultades de aprendizaje pueder
ser específicas de un área, como, por ejemplo, la lectura, pero generalmente aparecen en
diferentes asignaturas. En su vida adulta, suelen adquirir habilidades sociales y laborales
adecuadas para una autonomía mínima, pero pueden necesitar supervisión, orientación y
asistencia, especialmente en situaciones de crisis sociales (por ejemplo, fallecimiento de
un familiar) o económicas (por ejemplo, pérdida de un empleo).
RETRASO MENTAL
F71

RETRASO
MODERADO
Este grupo constituye alrededor del 10 por 100 de toda la población con retraso mental.
La mayoría de las personas en este nivel adquieren habilidades de comunicación durante
los primeros años de la niñez. Según el DSM-IV-TR, pueden beneficiarse de una formación
laboral y, con apoyos, atender a su propio cuidado personal. Pueden beneficiarse también
de un entrenamiento en habilidades sociales y laborales, pero es improbable que
progresen más allá de lo que constituyen contenidos básicos en materias escolares.
Pueden aprender a desenvolverse independientemente por lugares que les son
familiares. Durante la adolescencia, sus limitaciones en habilidades sociales pueden
interferir en sus relaciones con los demás. En la etapa adulta, la mayoría son capaces de
realizar trabajos no cualificados o semi- cualificados, con apoyos, en talleres protegidos o
en el mercado general del trabajo. Se adaptan bien a la vida en comunidad, aunque
puedan requerir también apoyos para la vida independiente.
RETRASO MENTAL
F72

RETRASO GRAVE

Este grupo de personas incluye el 3-4 por 100 de los individuos con retraso mental. La
necesidad de apoyos extensos y generalizados en personas con este nivel de retraso suele
estar en muchos casos relacionada con problemas de salud o físicos. El riesgo de
enfermedades médicas asociadas, tales como problemas sensoriales, neuromusculares,
cardiovasculares, neurológicos, etc., se incrementa con la gravedad del retraso mental. Por
otro lado, ambientes que fomenten la independencia, la productividad y la interacción
social potencian su desarrollo. Entre las principales limitaciones que presentan están: baja
tasa de adquisición de nuevas habilidades, dificultades en el mantenimiento y
generalización de habilidades aprendidas, déficit en habilidades de comunicación,
deficiente desarrollo físico y motor, déficit en habilidades de autoayuda y frecuencia de
conductas desadaptativas. A pesar de estas limitaciones, son personas que pueden y
deben aprender.
RETRASO MENTAL
F73

RETRASO
PROFUNDO
El grupo afectado de retraso mental profundo supone aproximadamente el I -2 por 100
de las personas con retraso mental, según el DSM-IV-TR. Las limitaciones físicas y de
salud, así como las consideraciones psicológicas emocionales, están también presentes,
y en mayor medida que en el caso anterior. Durante los primeros años de la niñez
desarrollan considerables alteraciones del funcionamiento sensoriomotor. Sin embargo,
estas personas pueden, con programas individualizados, en un ambiente altamente
estructurado y con ayudas y supervisión constantes, lograr un máximo desarrollo de sus
potencialidades. Del mismo modo, las habilidades básicas como son la comunicación y
el cuidado personal, especialmente importantes para este grupo, pueden mejorar si se
les somete a un entrenamiento adecuado. Estas personas requieren apoyos extensos y
continuados en más de un área de la vida para poder participar en entornos
comunitarios integrados y poder tener una calidad de vida como el resto de ciudadanos
con menor o ninguna discapacidad (Lindley, 1990).
RETRASO MENTAL
F73
RETRASO MENTAL
F70 – F79

Causas:
El retraso mental es una clasificación heterogénea, lo que significa que el
término cubre condiciones con muchas causas. Por lo general, estas
causas están agrupadas en dos categorías: las que resultan de alguna
condición patológica que tiene un efecto en el cerebro y el sistema
nervioso y las que se piensa que tienen un origen psicosocial. No
obstante, esta agrupación es muy sencilla. El deterioro cognitivo que
lleva a la clasificación de retraso mental con frecuencia es una interacción
compleja entre la vulnerabilidad genética de la persona y los factores
ambientales que la pudieran haber afectado antes, durante y después del
nacimiento.
RETRASO MENTAL
F70 – F79

Causas:
Existe una variedad de causas biológicas del retraso mental, entre las
cuales se incluyen condiciones genéticas y hereditarias; químicos como el
alcohol, radiación y ciertas drogas que afectan el desarrollo del niño
antes de su nacimiento; factores que afectan la nutrición del feto, como
las anormalidades circulatorias en la placenta y desnutrición de la madre
durante el embarazo; trauma durante el nacimiento relacionado con
carácter prematuro, falta de oxígeno u otros problemas de nacimiento;
efectos traumáticos después del nacimiento como enfermedades,
envenenamiento o accidentes; y diversas malformaciones de origen
desconocido.
RETRASO MENTAL
F70 – F79

PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN:
Los esfuerzos para prevenir el retraso mental y para ayudar a los
afectados a utilizar todo su potencial pueden tomar muchas formas.
Éstas incluyen la prevención primaria (en primer lugar evitar que ocurra
el trastorno), prevención secundaria (tratar el problema para que sean
mínimos los efectos) y prevención terciaria(ayudar al individuo a hacer el
mejor uso de sus capacidades).
RETRASO MENTAL
F70 – F79

PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN:
Prevención primaria Se puede evitar que ocurran ciertos tipos de retraso
mental. Un importante ejemplo de tal programa de prevención primaria
es la campaña para informar a las mujeres que el consumo de alcohol
durante el embarazo es potencialmente dañino para el desarrollo del
niño. Las campañas de salud pública y las señales de alerta en los envases
de bebidas alcohólicas y en los lugares donde se sirven pueden ayudar a
lograrlo. Otro tipo de esfuerzo de salud pública está enfocado en reducir
la probabilidad de daño cerebral a niños después del nacimiento.
RETRASO MENTAL
F70 – F79

PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN:
Prevención secundaria Algunos niños nacen con un trastorno que, de no
ser tratado, puede causar retraso mental. Los esfuerzos de la prevención
secundaria están enfocados en proporcionar tratamiento. Algunas de
estas condiciones pueden causar retraso mental poco después del
nacimiento a menos que se hayan identificado y tratado. Por ejemplo, el
examen de PKU se realiza de manera rutinaria en los recién nacidos para
descartar el problema, pero si existe, debe comenzarse de inmediato una
dieta de control para prevenir daño en el sistema nervioso central.
RETRASO MENTAL
F70 – F79

PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN:
La prevención terciaria está enfocada en mejorar la situación existente.
Se han desarrollado programas de intervención para enfrentar trastornos
específicos, en especial para el síndrome de Down y el autismo, que
pretenden aumentar las capacidades de los niños al inicio de su ciclo de
desarrollo. Otros ejemplos son los programas educativos en la escuela,
programas de vida comunitaria y programas de capacitación en
habilidades vocacionales y sociales. Otro tipo de prevención terciaria es
el creciente reconocimiento de la importancia del tratamiento de
problemas psicológicos y relaciones familiares de las personas con
retraso mental.
RETRASO MENTAL
F70 – F79

PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN:

Los programas de intervención temprana son programas de prevención


terciaria, típicamente realizados con niños que son juzgados con un alto
riesgo de retraso leve como resultado de un ambiente empobrecido o de
padres cuyo CI se encuentra en ese rango de retraso.
RETRASO MENTAL
F70 – F79

PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN:
Niños en riesgo psicosocial Los niños que provienen de hogares con
carencias económicas, en especial aquellos donde el resultado de las
pruebas de inteligencia de las madres está en el rango de retraso leve
están en un particular riesgo de padecer retraso mental. Muchos
psicólogos y educadores sostienen que la pregunta más importante con
respecto a estos niños no es cómo “curar” el retraso mental leve sino
cómo alentarlos para que utilicen toda la inteligencia que poseen, es
decir, proporcionarles un ambiente enriquecido por medio de una
intervención temprana.
RETRASO MENTAL
F70 – F79

PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN:
Programas escolares Debido a que la política pública ha cambiado
mucho desde el enfoque de la institucionalización de individuoscon
retraso hasta ayudarles a vivir de manera independiente en la
comunidad, los programas para las personas con retraso mental también
han sufrido modificaciones sustanciales. Por ley, desde 1970, las escuelas
públicas deben ofrecer educación para todos los niños, incluyendo los
que padecen retraso mental.
PRÁCTICA
Realizaremos una consolidación de lo revisado el día de
hoy mediante el diseño de un organizador de
conocimiento.

Ésta actividad es grupal, cada grupo tendrá seis


integrantes como máximo, desarrollan el organizador
de conocimiento y al terminar lo exponen explicando
sus principales características.
¿Cuál es tu reflexión de la clase?

¿Cómo lo aplicaras en tu vida


personal y académica?
BIBLIOGRAFÍA

Vallejo, J. (2015). Introducción a la Psicopatología y la


Psiquiatría. Elsevier Masson: Madrid.

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