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Ruth Rodríguez

de Martínez
FONDO HISTÓRICO

AU TOR : DESTINATARIOS:
Daniel
PROPÓSITO: Los demás cautivos de
Dar un registro histórico de los Babilonia y el pueblo de Dios
judíos fieles que vivieron en el en todas partes
cautiverio y mostrar cómo FECHA:
Dios tiene el control de los Se escribió aproximadamente
cielos y de la tierra, y regula en 533 a.C., y registra los
las fuerzas de la naturaleza, el hechos como del 605 al 535
destino de las naciones y las a.C.
circunstancias de su pueblo
Daniel nació a la mitad del reino de Josías (2 Reyes 22, 23) y creció
durante las reformas de ese rey. Durante este tiempo probablemente
escuchó a Jeremías, profeta que citó en el capitulo 9.2. Josías murió en
batalla contra Egipto en 609 a.C., y a los cuatro años ya Judá había
regresado a sus malas andanzas.
En 605 a.C. Nabucodonosor ocupó el trono de Babilonia. En
Septiembre de ese año arrasó con Palestina y puso sitio a Jerusalén,
con lo que Judá se convirtió en estado vasallo. Para demostrar su
dominio, se llevó cautivos de Jerusalén a muchos de los hombres más
sabios y a las mujeres más hermosas. Daniel estaba en este grupo.
Cuando Nabucodonosor llegaba a un país, la caída del país era
inminente. Después de una victoria, los babilónicos solían llevarse a la
gente más valiosa a Babilonia y dejar a los pobres detrás para que
tomaran cualquier tierra que quisieran y vivieran allí pacíficamente.
Este sistema CALDEO fomentó una gran lealtad por parte de las
tierras conquistadas y aseguraba un suministro constante de gente
sabia y talentosa para el servicio civil de Babilonia.
Junto con miles de cautivos de Judá que fueron conducidos a Babilonia entre el
605 a.C. y el 582 a.C., se trasladaron los tesoros del palacio y el templo de
Salomón. Los babilonios habían sometido todas las provincias controladas por
Asiria y consolidado su imperio dentro de un área que cubría gran parte del Medio
Oriente.
Gobernar un imperio tan diverso en un territorio tan vasto requería el concurso de
una eficiente burocracia administrativa. Esclavos educados, o que poseían las
habilidades requeridas, se convirtieron en la mano derecha del gobierno. A causa
de su visión, conocimientos y buena apariencia, cuatro jóvenes hebreos fueron
seleccionados para el programa de entrenamiento (1.4). El notable carácter de
Daniel, Ananías, Misael y Azarías les aseguró posiciones en el palacio del rey; y
fue Daniel quien descolló sobre todos los sabios de aquel vasto imperio (6.1–3).
La lengua de Babilonia era el arameo. El programa académico de Babilonia debió
haber incluido matemáticas, astronomía e historia con una fuerte dosis de alquimia
y magia. Nabucodonosor les cambió el nombre porque quería hacerlos
babilónicos ante sus ojos y ante los ojos del pueblo babilónico. Los nombres
nuevos les ayudarían a integrarse a la cultura. Daniel, que significa «Dios es mi
juez» en hebreo, pasó a llamarse Beltsasar, que significa «Aquel a quien Bel
favorece». Bel era un dios babilónico. Fue un intento del rey por cambiar la lealtad
religiosa de estos jóvenes del Dios de Judá al dios de Babilonia.
TRANSFONDO

Daniel era un adolescente cuando fue deportado en el 605 a.C. hacia


Babilonia, donde vivió más de sesenta años. Tal Parece que pertenecía a
una familia de la clase alta de Jerusalén. La deportación de los
descendientes de la nobleza a Babilonia había sido profetizada por
Isaías a Ezequías (Is 39.7). Al principio, Daniel sirvió como instructor en
la corte de Nabucodonosor; más tarde se convirtió en asesor real y unos
de los principales gobernadores.
Su importancia como profeta fue confirmada por Jesús en Mateo 24.15.
Su ministerio profético lo ejerció desde el reinado de Nabucodonosor
rey de imperio babilónico hasta el reinado de Ciro del Imperio medo
persa
UBICACIÓN DEL LIBRO DE
DANIEL EN LA BIBLIA

La traducción griega del AT conocida como Septuaginta o Versión de


los Setenta coloca el libro de Daniel entre los “profetas mayores”, a
continuación de Ezequiel. En cambio, la Biblia hebrea lo incluye
entre los Escritos (ketubim), en el grupo de textos que constituyen la
parte tercera del canon. Esta última ubicación es muy significativa
dadas las importantes características que diferencian a Daniel del
resto de los Profetas (nebiim) considerándolo con toda propiedad
como un libro perteneciente a la “literatura apocalíptica”.
Este género apocalíptico se distingue tanto por sus rasgos formales
como de contenido. Los mensajes se presentan revestidos de un rico
ropaje simbólico y son comunicados en forma de visión al autor
literario, al vidente. Este recibe a veces, a causa de la visión, un
fuerte impacto emocional (cf. 7.28; 10.8, 17) que puede llevarlo
hasta el desvanecimiento o a sufrir alguna clase de trastorno o
dolencia física de importancia (8.27; 10.9; Ap 1.17)
En lo que respecta al contenido, los apocalipsis presentan el curso de la historia
humana como un drama en dos actos. El primero se desarrolla aquí en la tierra. En esta
etapa, el pueblo de Dios está sometido momentáneamente a los imperios del mundo
presente, y estos pueden perseguir a los fieles e incluso infligirles el martirio (7.25).
Pero al fin de los tiempos, cuando el Reino de Dios llegue de manera imprevista,
desaparecerán todos los imperios terrenos, y el poder y la gloria de todos los reinos de
la tierra serán dados al pueblo del Dios altísimo (7.27). Esta historia, según Dn. 12.1–3,
culminará con la resurrección de los muertos. Ya antes de Daniel, algunas profecías
más antiguas, como Isaías 26.19 y Ezequiel 37, habían empleado el lenguaje de la
resurrección para referirse a la restauración nacional de Israel. Pero aquí se habla con
toda claridad de la resurrección personal.
Por otra parte, en el judaísmo del periodo cercano al comienzo de la era cristiana se
desarrolló una abundante literatura religiosa que usaba un lenguaje muy semejante al
del Apocalipsis, y a la que, por esta razón, se le da el nombre de “literatura
apocalíptica”. Esta literatura nació en momentos de grandes sufrimientos y desánimo,
y quería sostener la fe del pueblo y asegurarle la victoria final de Dios sobre sus
enemigos, prometiéndole que después de esta época de calamidades Dios haría venir
una era de paz y felicidad.
.
DANIEL

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