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3. Sometimiento del arte a las leyes del mercado (y su consideración como una
forma especializada de la producción sujeta a las mismas condiciones que otras
formas)
4. Desarrollo de un sistema de reflexión sobre las artes
La consecuencia positiva de la idea del arte como una realidad superior fue que aportó un
fundamento inmediato a una importante crítica del industrialismo. La consecuencia
negativa fue que, cuando tanto la situación como la oposición se endurecieron, tendió a
aislar el arte, a especializar la facultad imaginativa en este único tipo de actividad y con
ello a debilitar la función dinámica… La palabra arte que comúnmente había significado
“destreza”, se especializó durante el siglo XVIII, en un primer momento para la “pintura”
y luego para las artes imaginativas en general. De manera similar, artista, a partir del
sentido general de persona diestra, ya fuera en las artes “liberales” o en las “útiles” se
había especializado en la misma dirección y se había distinguido de artesano. El acento
que la palabra ponía en la destreza fue gradualmente reemplazado por un énfasis en la
sensibilidad…
“Un hombre que ha resuelto hacerse artista no tiene ya derecho a vivir como los demás”
(Gustave Flaubert a Guy de Maupassant, julio de 1876).
“…la escritura es la destrucción de toda voz, de todo origen. La
escritura es ese lugar neutro, compuesto, oblicuo, al que van a
parar nuestro sujeto, el blanco-y-negro en donde acaba de
perderse toda identidad, comenzando por la propia identidad
del cuerpo que escribe.
Stéphane Mallarmé
“Crisis del verso”, 1897
“Una tirada de dados nunca abolirá el azar” (1897)
Stéphane Mallarmé
Traducción de Raúl Gustavo Aguirre
Traducción de Miguel Espejo
“Hoy en día sabemos que un texto no está constituido por una fila de
palabras, de las que se desprende un único sentido, teológico, en cierto
modo (pues sería el mensaje del Autor-Dios), sino por un espacio de
múltiples dimensiones en el que se concuerdan y contrastan diversas
escrituras, ninguna de las cuales es la original: el texto es un tejido de
citas provenientes de los mil focos de la cultura (…) el escritor se limita a
imitar un gesto siempre anterior, nunca original; el único poder que tiene
es el de mezclar las escrituras, llevar la contraria a unas con otras, de
manera que nunca se pueda uno apoyar en una de ellas; aunque quiera
expresarse, al menos debería saber que ‘la cosa’ interior que tiene la
intención de ‘traducir’ no es en sí misma más que un diccionario ya
compuesto, en el que las palabras no pueden explicarse sino a través de
otras palabras, y así indefinidamente…” (Barthes, 1968: 80).
Por lo tanto, el “retorno del autor” y el “retorno del sujeto” de los últimos años no es sólo
un aggiornamiento revisionista de los setenta, sino un cambio que impone una
redefinición del autor –es decir: estamos pensando al autor de manera diferente. Las
manifestaciones del fenómeno abundan: por lo pronto la producción literaria, en donde
surgen variantes y modulaciones de lo autobiográfico y lo íntimo, como nuevo espacio
para suscitar espejismos con la identidad y con el sentido; luego, en lo que cabe
denominar una “moda crítica”, que multiplica coloquios, volúmenes y ensayos tanto
sobre la autoficción, las ficciones de autor, la mitografía autoral, como sobre la
subjetividad (una muestra aparece en la bibliografía que adjunto); por último, en el lugar
que el autor ha recuperado en el espacio público (de la venta de reproducciones de
manuscritos convertidos en libros de arte a las exposiciones de la Bibliothèque Nationale
sobre escritores, que parecen ser una forma sofisticada del añejo “vida y obra”). O sea:
este auge correspondería, también, con una problemática de la subjetividad, de la
intimidad, del lugar del individuo en un período histórico y cultural determinado. La
problemática del autor plantea por lo tanto la concepción colectiva del sujeto: su
percepción, su funcionamiento, su estructura, su metafísica.