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Borges y el tango, una revisión

Article · October 2020

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Witton Becerra Nixon Espitia


Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia Universidad Libre
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Este artículo de reflexión es producto de mi investigación del proyecto de grado de maestría titulada: “Reconstrucción de la afectividad de los objetos propios de la
casa de los abuelos” View project

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Borges y el tango, una revisión*
Fecha de recepción: 31 de marzo de 2020
Fecha de aprobación: 25 de junio de 2020

Resumen Witton Becerra Mayorga


En Borges hay una la relación estrecha con el tango. Su visión de Profesor Asociado Escuela de Idi-
esta música se relaciona con las experiencias que tuvo en medio del omas de la Universidad Pedagógi-
auge y la difusión inicial de este género de la música argentina. Este ca y Tecnológica de Colombia.
artículo propone una revisión sobre la relación de Borges y el tango. Correo electrónico: witton@gmail.
La finalidad y el propósito con la que se hace esta revisión es la de com
entender la colaboración entre Borges y Piazzolla en el álbum de
1965, titulado El tango. Se hace, por tanto, una revisión bibliográ- https://0000-0002-7304-5125
fica y documental de fuentes críticas acerca de la obra del escritor
argentino y el tango. Así, el último apartado condensa lo que se ha Néstor Espitia Cabrejo
escrito acerca de la relación entre Borges y Piazzolla. Así, el tango
se entiende como obra mítica y la milonga como formadora del tan- Licenciado en Idiomas. Universi-
go en la versión del tango canción y la visión de Borges al respecto. dad Pedagógica y Tecnológica de
Borges tiene una visión conservadora del tango. Borges preserva la Colombia. Profesor de Idiomas de
visión mítica del tango, los análisis de las fuentes muestran que no la Universidad de Boyacá. Correo
compartía las nuevas formas de hacer la música argentina. Esto fue electrónico: nestor.felipe.espitia@
lo que lo llevó a discrepar con Piazzolla, no solo con la visión que gmail.com
cada uno tenía del tango, sino con el resultado de su álbum de 1965.
https:// 0000-0003-3948-6012
Palabras clave: Borges, literatura argentina, milonga, música ar-
* Artículo de revisión.
gentina, Piazzolla, tango.

Citar: Becerra, W. & Espitia, N. (julio- septiembre de 2020). Borges y el tan-


go, una revisión. La Palabra, (38), 91-105. https://doi.org/10.19053/01218530.
n38.2020.11291

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A Borges Review on Tango
Abstract
The bond between Borges and tango is very close. His vision about this music is related to the expe-
riences he lived while tango started to spread and succeed in Argentina. This paper is a literature review
of Borges’ relationship with tango. The main purpose of this revision is to understand the collaboration
between Borges and Astor Piazzolla (1921-1992) in 1965. The last section of the paper is preceded by
an analysis of Borges’ tango mythical vision. The approach to this literature review is shaped by the bi-
bliography that focuses on Borges and tango, as well as the works which study the relationship between
Borges and Piazzolla. Borges’ idea of tango is attached to the tradition which creates milonga as a rural
music style. This music when it arrived in Buenos Aires was enriched with oral tradition and popular
culture. This literature review reveals that Borges preferred the mythical vision of tango instead the in-
novation. The connection between tango and Borges presented here is the basis to reconsider the result
of Borges and Piazzolla’s collaboration. It also contributes to the study between music and literature by
the Argentinian author. Moreover, it is the foundation to elaborate a new approach with respect to tango.

Key words: Borges, Piazzolla, Tango, Milonga, Argentinean Literature, Argentinean Music.

Borges e o tango, uma revisão


Resumo
Em Borges há uma relação direita com o tango. Sua visão desse gênero musical se relaciona com as
experiências que teve no meio do auge e da difusão inicial desse gênero musical argentino. Este artigo
propõe uma revisão sobre a relação de Borges e o tango. A finalidade e o propósito da revisão é entender
a colaboração entre Borges e Piazzolla no álbum de 1965, intitulado O tango. Desenvolve-se, portanto,
uma revisão bibliográfica e documental de fontes críticas acerca da obra do escritor argentino e do tango.
A última seção condensa o que tem sido escrito sobre a relação entre Borges e Piazzolla. Assim, o tango
é entendido como obra mítica e a milonga como formadora do tango na versão canção e a visão de Bor-
ges a respeito. Borges tem uma visão conservadora do tango. Borges preserva a visão mítica do tango, as
análises das fontes mostram que ele não compartilhava as novas formas de fazer música argentina. Esse
foi o motivo pelo qual não concordou com Piazzolla, não só com a visão que cada um tinha do tango,
mas com o resultado de seu álbum de 1965.

Palavras-chave: Borges, literatura argentina, milonga, música argentina, Piazzolla, tango.

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Borges y el tango, una revisión
Witton Becerra Mayorga - Néstor Espitia Cabrejo

Introducción migrarían a las nacientes urbes otra cosa para cuando Borges
porteñas, expresiones musicales empezó a escribir sobre ella. El
La imagen del Borges paseador, que se asociarían con el entor- tango-canción, con Carlos Gar-
del Borges caminante que que- no marginal del burdel y de la del a la cabeza, era totalmente
dó inmortalizada en “Borges y violencia. Borges estuvo en este contrario al tango criollo, que
yo”, tiene mucho que ver con la momento de la historia argenti- deriva en milonga, en torno al
relación que el célebre autor ar- na y el hecho de que el tango, cual Borges construyó muchas
gentino estableció con el género una música tan vilipendiada en de sus más célebres historias.
musical más popular de su país: alguna época, haya sido elevada
el tango. La figura del anciano a emblema cultural de toda una El tango seguiría su curso natu-
taciturno que recorre las calles nación tiene mucho que ver con ral hacia formas más vanguar-
de Buenos Aires, abandonado a él. De Majo hace una crónica distas, tránsito que alcanzaría
la suerte de sus propios pasos, muy completa de este proceso su punto álgido con Astor Pia-
es la misma del joven de buena de aceptación por el que pasó zzolla, y es precisamente en la
familia, que, sin razón aparente, la sociedad argentina de prin- colaboración entre ambos auto-
se dedicaba a explorar la perife- cipios de siglo xx en cuanto al res, en la década de 1960, que
ria hostil de una ciudad a la que tango, que se desplazó de los quedó una señal indeleble del
el aluvión de las migraciones burdeles y la periferia al cen- vínculo conflictivo y discor-
y la sociedad industrial aún no tro de Buenos Aires, y de allí a dante que se estableció entre
había alcanzado del todo. Europa y Norteamérica (1998, Borges y el tango. El presente
pp. 135-137). De esta manera, trabajo hace una revisión de al-
El Borges que es percibido el tango pasa de las calles de gunos de los esfuerzos teóricos
como un escritor plenamente una ciudad latinoamericana a que se han hecho para explicar
dedicado a su labor literaria, bi- escenarios muy diversos tanto dicho vínculo en la literatura
bliográfica e intelectual se con- a dentro como a fuera del con- académica reciente en tres ejes:
trasta con el Borges que, antes tinente. Borges y la milonga, la milonga
de sus años formativos en Eu- y el tango-canción y Borges y
ropa, le dedicaba buena parte de Las narraciones en las que Bor- Piazzola.
su tiempo a explorar los arraba- ges empleaba la figura del com-
les, las esquinas, los tugurios y padrito para evocar imágenes Buena parte de los estudios, rea-
los lupanares de su barrio natal homéricas de manera mítica, lizados alrededor de este tema,
de Palermo. Allí, se familiarizó llenas de un heroísmo y valor tienen que ver con la relación
con la figura del compadrito: el perdidos en el tiempo, fueron que se estableció entre Borges
gaucho aguerrido que, tras un sin duda bastiones sobre los que como autor literario y Borges
éxodo de varias décadas, llegó se edificó la cultura del tango, como figura pública, con las
de la pampa a vivir a las ciu- tanto en el imaginario de los formas musicales del tango que
dades. Pero el compadre1 no argentinos como en el de todos fueron populares en la época
venía solo, pues con él llega- los países que leyeron a Borges. en la cual este autor argentino
ron los payadores y la milonga Pero hubo un problema, y es escribió y publicó sus famosas
(género musical de corte rural, que la milonga de Borges, esa historias de cuchilleros. En es-
rústico y plenamente confronta- música sin dueños y sin pasa- tos trabajos, se pueden apreciar
tivo), que a finales del siglo xix do, ya se había convertido en fracciones significativas de la

1
Los conceptos de compadre y compadrito son definidos de manera diferente por algunas fuentes. Romano (2017, p. 56) habla del
compadrito como una caricatura del compadre, que es quien en realidad encarna los valores y cualidades que enaltece Borges en su obra.
En otras fuentes tal distinción no existe. Para este trabajo, ambos términos se usarán indistintamente.

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historia del tango, que a su vez, cuchillero y del macho porteño. Borges refutes this statement,
es la historia de una nación, De ahí surgen historias como by bestowing on the tango a
la nación de Argentina, que a “Hombre de la esquina rosada”, specifically porteño origin,
principios del siglo xx empeza- “Juan Muraña”, “La intrusa”, saying that “puede haberse
originado en cualquier lugar
ba un proceso de urbanización “El encuentro”, “El condena-
de la ciudad,” and he em-
muy acelerado, dejando atrás do”, entre otras. Estas historias phasizes that “su patria son
su pasado rural y aborigen. El fueron escritas por Borges des- las esquinas rosaditas de los
contraste entre las primeras ma- pués de su regreso a Argentina, suburbios...; su ambiente el
nifestaciones del tango con su en el decenio de 1920, tras su Bajo. (Carullo, 1988, p. 95)
florecimiento comercial y me- estancia en Suiza.
diático, expresado a través de Y es en las “esquinas rosaditas”
la milonga del compadrito y el La relación literaria y afectiva que Borges tiene sus primeros
tango canción, sirve para iniciar de Borges con la milonga, el contactos con el malevo y el
esta revisión. compadrito y el arrabal, temas compadrito. El espacio urbano
que se vinculan directamente es esencial para la idea de tan-
Borges y la milonga: el tan- con la historia misma del tango, go en Borges, quien diferencia
go como obra mítica han sido estudiados también de entre dos suburbios: “el criollo,
manera significativa por algu- donde se fusionaron lo aborigen
Tanto la milonga como el tango, nos autores. Los trabajos de Ca- y lo hispánico, aunque no haga
dentro de sus relaciones de ori- rullo (1988) y Romano (2017) demasiado hincapié en tales
gen y de la evolución de este úl- son muestra de ello. Sobre los formantes, y el que le desagrada
timo como género independien- orígenes del tango hay opinio- porque incluye a los gringos”
te, hacen parte fundamental de nes encontradas y estudios que (Romano, 2017, p. 55). Esta
la historia de la música popular se oponen entre sí. Hay quienes dicotomía de la ciudad se ex-
argentina. La historia del tango afirman que el tango tiene raí- trapola con facilidad a las pre-
corresponde, en parte, a la his- ces afrouruguayas y se oponen ferencias musicales de Borges
toria de Argentina. Así se puede a quienes, como Borges, afir- y también a su obra. Al espacio
ver en el estudio realizado por la man que el tango, sencillamen- criollo y remoto de la ciudad
autora norteamericana Miche- te, nació en las calles de Buenos de sus recuerdos le atribuye la
lle McKay Aynesworth (2012): Aires. Carullo al respecto afir- recurrencia de lo eterno, aque-
“Borges and tango: imagining ma lo siguiente: llo que persiste en la identidad
Argentina”. La autora hace una real de su raza. La contraparte
distinción entre tres grandes As regards its birth, and con- europea le resulta coyuntural y,
épocas en la historia del tango: trary to what has been said ciertamente, digna de análisis,
by several researchers on the pero no sagrada.
“tango de vieja guardia o tango
topic, Borges states that the
criollo2”, “tango de nueva guar- tango has its origins in some
dia (tango-milonga, tango-can- neighborhood of Buenos Antes de constituirse dentro
ción)” y “el nuevo tango”. El Aires. In holding this point de los espacios urbanos, la mi-
tango que Borges idealiza es el of view he contradicts the longa fue payada: poesía oral
de la primera etapa y, con ello, Argentinian historian Rossi improvisada, ejercida en due-
la imagen del compadrito, el who affirms that the tango los o contrapuntos, análogos a
has Afro- Uruguayan roots.

2
El tango de vieja guardia, como lo denomina Michelle McKay Aynesworth, y la milonga que afecta a Borges, se pueden entender cómo
lo mismo. La precisión se hace porque la denominación milonga, dentro de la evolución de esta música, hace referencia a la payada que
al llegar a la ciudad se convierte en música urbana; este es el tango de vieja guardia.

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Witton Becerra Mayorga - Néstor Espitia Cabrejo

los duelos de cuchilleros que clave que incidieron en la dis- para Borges tiene mucho que
colmaban las narraciones de la cordia entre Borges y Piazzolla ver con África aunque como ya
época. Se relaciona con el auge en los años 1960, esto es: el ca- se advirtió en otra parte de este
de la décima espinela en Hispa- rácter dialógico de la milonga, trabajo, Borges situaba el origen
noamérica, esa poesía culta del herencia directa del payador al del tango propiamente dicho
siglo xvii que luego se convirtió compadrito. en las calles de Buenos Aires.
en poesía popular en América Dicha visión se sustenta en la
(Armistead, p. 16; Trapero, pp. Susti señala que a Borges le lectura que presenta Susti, en la
46-49). A finales del siglo xix, interesaba exaltar y, de alguna cual es de importante relevancia
el payador era conocido en toda manera, recuperar y reincorpo- la obra de Vicente Rossi3:
la pampa argentina y, aún hoy rar el tango criollo para el ca-
en día, es considerado como non literario y musical del siglo The sources on which Borges
una figura central del folclor de xx, puesto que consideraba que bases this judgment are, as
todos los países del cono sur. la payada y la milonga consti- he himself points out, works
El estudio de los vínculos de tuían el origen de un poema cí- on the origins of the tango by
Vicente Rossi, Carlos Vega,
la payada con otras formas del vico, una epopeya que en torno
and Carlos Muzzio Sáenz.
verso de la literatura oral mun- a las figuras originarias del tan- However, the methods these
dial, como el bertso vasco, la go, fuera un sustento mítico de authors use to treat the sub-
regueifa gallega, el repentismo la cultura argentina del nuevo ject differ considerably from
cubano, el verseo del vallenato siglo (2014, p. 62). Así como each other. (2014, p. 67).
colombiano o, inclusive, ver- la Iliada fue una serie de can-
siones más modernas de ese ciones y narraciones orales an- Para Borges, el tango como
mismo formato de confronta- tes de convertirse en una obra poema cívico empieza con Mar-
ción verbal en verso, como la épica, Borges creía que las le- tín Fierro y termina con el tan-
expresada en el hiphop, es, por tras del tango podían constituir go-canción. Pooson lo entiende
sí solo, un tema digno de pro- un producto similar. Borges no de la siguiente manera: “The
fundo análisis y estudio. El caso pretende ser el autor de dicho poesía gauchesca or la payada,
de la payada como antecedente proyecto, aunque sus frecuentes is normally associated with the
de la milonga y, por lo tanto, del incursiones en el mundo de los wandering gaucho of the pam-
tango es crucial en esta revi- compadritos pueden ser toma- pas. Before being popularized
sión, por dos razones: en primer das como intentos de constituir by José Hernández’ Martín
término, porque es a través de esa épica. Fierro, the payada was heard
la payada que se pueden esta- all over the territory” (2004, p.
blecer paralelos entre el tango Las bases en las que Borges edi- 345). La relación que hay entre
y la literatura, esto es gracias a fica su noción de poema cívico la obra de José Hernández y el
una de las obras fundacionales están en la tradición oral de la tango no es evidente, a menos,
de la literatura argentina: Mar- payada de finales del siglo xix. claro está, que se consideren
tín Fierro. En segundo término, Teóricamente hablando, el ori- los lazos estrechos que existen
permite una comprensión más gen de la payada y la milonga entre la poesía gauchesca o pa-
amplia de uno de los factores

3
Cosas de negros, escrito en 1926 por Rossi, es un precedente esencial para entender los posibles orígenes africanos de los ritmos y
tradiciones que dieron origen al tango, tales como la payada y el candombe. Esto vincula la tradición tanguística no solo con África,
sino también con Uruguay, cosa por la que Rossi fue muy criticado en su tiempo. Borges decía estar de acuerdo con Rossi, aunque no se
suscribe por completo a su visión. Como se señalaba anteriormente, en el debate acerca del origen del tango, Borges sostiene una posición
contraria a la de Rossi, al afirmar que el tango nació en las calles de Buenos Aires, aunque concuerda con él en cuanto a los orígenes
africanos de la payada, musicalmente hablando.

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yada y la milonga, entre el gau- Además de la gratuita vio- campo a la ciudad, la música se
cho y el compadrito. El gaucho lencia, la orgiástica diablura lleva como un elemento cons-
payador fue a la pampa lo que y la vana elegancia orillera, titutivo de la vida. Al respecto,
fue el compadrito a la ciudad, a Borges parece haberlo se- De Majo indica lo siguiente:
ducido también la idea de
esto es: una figura central que,
Vicente Rossi de la milonga
a través de la palabra, estable- como el nombre y la forma
Existen tres tipos de música
ció una leyenda musical. Estos en este período de transfor-
que asumieron algunas tran-
dos personajes, en un principio mación: piezas autóctonas
siciones de la música popu-
distanciados, terminaron siendo de perfil criollo, con raíz his-
lar; por un lado, la milonga
pana, como la habanera, que
asimilados en el milonguero, como payada pueblera, de
nos llega de Cuba, o nuestra
engullidos por la urbanización, los “fogones pastoriles” a
milonga campestre, que no
la industrialización y la inmi- los “fogones milicos” y “los
era otra cosa que el canto de
gración de la Buenos Aires de tugurios ciudadanos”. (2011,
los payadores y que, al evo-
principios del siglo xx. Rossi al p. 44)
lucionar, se convierte en pre-
respecto indica: “In the tension decesora del tango; música
of this transition the milonga A nivel lírico y performático, propia del “orillero”, produc-
flourished. The payador gra- la milonga tiene las cualidades to del elemento híbrido im-
dually vanished into the milon- dialógicas de la payada, pues perante en estos tiempos: el
guero, that is why the milonga más que ser una letra cantada inmigrante melancólico que
que acompaña la melodía de una extraña su tierra y el gaucho
is citified payada” (citado por
guitarra, en palabras de Rossi, que dejó su caballo y su cam-
Cara-Walker, 1986, p. 282). El
era “a tone which, associated po y se vino a los suburbios
tango como baile y ritmo em- de la ciudad (al que se llama
blemático de la Argentina es with the guitar, gives the imagi-
“compadre” o “compadrito).
una evolución de una de las va- nation time and a rest for inspi- (1998, p. 135)
riantes de la milonga, la milon- ration” (Rossi, citado por Susti,
ga bailable, que era una esce- 2014, p. 70 ). Ese es el discurso
El proceso histórico de esta mi-
nificación del duelo a cuchillo, que Borges trata de rescatar en
gración aparece en los escritos
una forma coreográfica de la sus narraciones y más tarde en
de Borges. Carullo hace una re-
narrativa sangrienta del compa- su carrera, también en su libro
visión y análisis de los cuentos
drito. de milongas. El cambio de siglo
y poesías de Borges en los que
representó un vuelco en las tra-
aparecen los compadritos, quie-
Así, se entiende el tránsito que diciones argentinas y el compa-
nes son figuras importantes en
hubo a principios de siglo xx de drito es resultado de todo ello. A
esta migración. De esta mane-
payada a milonga, de gaucho nivel musical, en Hispanoamé-
ra, se destaca la idea del coraje
a compadrito, de lo rural a lo rica, acontecen casos similares
y el valor como constituyentes
urbano, de lo oral a lo escrito, de convergencia entre estilos
de la idiosincrasia argentina de
del poema a la canción. Allí se y herencias culturales que se
principios de siglo xx. El tango
ubican las figuras míticas que mezclan con el desarrollo de la
le permite al argentino sentirse
Borges trataría de inmortalizar sociedad urbana a finales del si-
corajudo y valiente, igual que a
en su poema cívico, los compa- glo xix. En varios países, los rit-
Borges, a quien le inquietaba de
dritos y el culto al coraje, la idea mos que eran rurales viajan a la
gran manera el pasado militar
de que la pelea puede ser una ciudad con la migración de los
de sus abuelos y bisabuelos, to-
fiesta como lo presenta Lucero: habitantes que, sabiendo de la
dos ellos perfilados en su men-
aglomeración urbana, deciden
te como hombres de honor que
ser parte de ella. En el viaje del
murieron con coraje y valentía,

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ideal que él mismo nunca pudo que en las corrientes posterio- las calles de la ciudad porteña
cumplir y que, de una u otra res. de finales del siglo xix, en una
manera, canalizaba por medio nueva experiencia de vida para
de su obra y también, claro, a The author’s fascination for el argentino de la pampa. En
través de su idealización del the shore area and its inhabi- este sentido, la obra de Borges
compadrito (Aynesworth, 2006, tants allows us to appreciate es una manifestación mítica de
p. 58). La idea del honor está his importance as a social wri- ese pasado. Desde pequeño, el
ter as well as his admiration
representada en Borges por es- autor conoció las vivencias de
for “los hombres del hampa,”
tos sujetos que no le temen a la ese mundo que encarnaba la mi-
as he calls the shore-dwe-
muerte y que no rechazan una llers. His interest in this social longa. Señala Aynesworth:
confrontación, de estos perso- group is based on its cult of
najes se podrían señalar varias bravery to which the author For young Borges, the early
tipificaciones del compadrito. sub-scribes, influenced, as he Tango-that naughty dance
says, by his heroic ancestors he saw performed by men
Otro aporte interesante del tra- and his military roots. (Caru- on street corners, that dance
llo, 1988, p. 93) that originated in houses of
bajo de Carullo a esta última
ill repute and whose obsce-
idea es el de ubicar la preferen- ne lyrics, he explained, were
cia de Borges en el compadrito Así, entendemos la visión ge-
really just memory aids-must
“Guapo”, definido por el mis- neral de Borges en cuanto a la have seemed like Playboy
mo Borges (1998) como: “un figura central del tango criollo. magazine to a generation
cultor del coraje, un estoico, Su fijación con el compadrito se or two of American boys.
un profesional del barullo, un remonta a su niñez y adolescen- (2006, pág. 55)
especialista en la intimidación cia por cuanto se asocia con su
progresiva, un veterano del ga- visión de mundo, como señala La comparación que hace la
nar sin pelear” (p. 98). La miti- García-Brunelli y Stratta: autora parece apresurada e im-
ficación de los hábitos violentos precisa, además, de descontex-
del compadrito es una constante Los comentarios de Borges tualizada, no aporta nada para
en el discurso de Borges, que sobre el tango están muy aso- entender el sentido original que
ciados con su poética perso-
busca allí un ideal con el cual logra este aspecto en la obra de
nal ‒el enfoque mitológico
identificarse a sí mismo y con Borges. Si bien muestra que la
de la historia de Buenos Ai-
el que, cree, deberían identifi- res centrado en el compadre aparición del tema en la obra
carse los argentinos. La misión y el culto al coraje‒ y es en del autor es temprana, más allá
del tango, en palabras de Bor- ese contexto en el que deben de eso, es pertinente destacar
ges (1985), es la de “dar a los comprenderse. (2015, p. 1) la construcción mítica de ese
argentinos la certidumbre de mundo misterioso y constituti-
haber sido valientes, de haber La experiencia del Borges “ciu- vo de la experiencia vital, pero
cumplido con las exigencias del dadano argentino” se combina también de la experiencia lite-
valor y el honor” (p. 149). Tal con la del escritor, ya que las raria.
afirmación eleva su perspectiva obras en las que aparece el com-
personal sobre el tango con el padrito, el cuchillero, el coraju- La milonga, Borges y el
fin de vincularla directamente do y las esquinas de los barrios tango-canción: una epope-
con la identidad nacional de sus de Buenos Aires, que se forman ya fallida
contemporáneos. Ahora bien, también en las periferias, se nu-
esa misión del tango se sostie- tren de la misma manera que la Cuando Borges empezó a escri-
ne, más bien, en el tango criollo música popular argentina, de bir sobre tango, milonga, com-

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padritos, arrabales y duelos a marginales del coraje, la pro- repetidas ocasiones, contrasta
cuchillo, la ciudad de Buenos vocación y la pelea. Esta nueva con el tono tanguero que abun-
Aires ya se había transformado ola del tango estaba marcada da en exclamaciones, en ampu-
en una urbe vibrante en la que por la melancolía extrema de losidad, de sintaxis inapropiada
gentes y culturas de diversas un tipo bien vestido, que can- para el verso, en el que se repite
latitudes se encontraban. En taba sobre sus amores perdidos. una y otra vez el tema del hom-
ese escenario, el tango dejaría Borges aborrecía por completo bre que resulta víctima de una
de ser un fenómeno marginal esta nueva tendencia, conside- insensible mujer.
para convertirse en un produc- raba que carecía de autenticidad
to cultural de exportación (De y de valor (Cara-Walker, 1986, El lunfardo es una señal de
Majo, 1998, pp. 135-137). Las pp. 284-285). Su oposición a quiebre entre el tango criollo
cualidades míticas de la milon- ella, desde lo literario, estuvo que Borges admiraba y el nuevo
ga que Borges quería instituir en el enaltecimiento de la figura tango-canción, en este sentido
en ese poema cívico del tango, contrastante y confrontativa del indica De Majo:
así como los valores del com- compadrito en sus cuentos.
padrito, se verían desdibujados Si el tango fue una manera de
con la llegada de la cultura glo- El acervo criollo hereda la mi- bailar, de vestir, de caminar,
bal de consumo que hizo del longa, como lo señala Romano también fue una manera de
tango-canción un fenómeno sin es hablar. En el Río de la pla-
precedentes en la Argentina de ta, la delincuencia de origen
aluvional crea un lenguaje
la época. una composición a veces
propio, mezcla de idiomas
acompañada de letra pero
europeos, lenguas indígenas
Borges se va de Argentina a los siempre de ritmo vivaz, ju-
y neologismos de invención
catorce años. Cuando regresa, guetón, que desde el interior
propia, al que genéricamen-
había llegado a los suburbios.
en 1921, encuentra una ciudad te se lo llamará lunfardo. Su
El tango, por lo contrario, era
cosmopolita, pluricultural y lle- centro de emisión será la cár-
una suma de formantes exter-
na de inmigrantes italianos, una cel [...]. Pero esta jerga salta-
nos: retazos del tango espa-
urbe completamente distinta a rá los muros de la prisión y se
ñol, del cuplé, de la habanera
la ciudad que conociera en su generalizará por toda la orilla
cubana. (2017, p. 56)
primero, y por toda la ciudad
infancia y adolescencia. Los
después, gracias al tango, que
cuentos que escribe en esta épo- En este comentario de Romano la adopta como su idioma y
ca tratan de recuperar esa ciu- existe una distinción clara a ni- le provee el escenario artís-
dad de su imaginación, la Bue- vel instrumental, rítmico y líri- tico para su difusión. (1998,
nos Aires perdida en la memoria co. Mientras que el tango-can- p. 137)
de sus antepasados. Esa Buenos ción requiere del bandoneón, un
Aires escuchaba milonga, en instrumento europeo de difícil Con la masificación del lunfardo
sus arrabales y sus tugurios se adquisición para el habitan- empieza el proceso de comer-
blandían los cuchillos por honor te del arrabal, el corazón de la cialización del tango que iba en
o simple arrojo. El tango de la milonga está en la guitarra, a contra del proyecto mitificador
década de 1920, sin embargo, cuyos rasgueos Borges hizo in- de Borges. El tango se convirtió
presentaba una imagen mucho contables menciones en verso y en propiedad de casas disque-
más pulcra del intérprete. Con prosa. Asimismo, a nivel lírico, ras, se bailaba en París y Nueva
Carlos Gardel como figura cen- no podrían ser más distintos. El York y había inclusive intérpre-
tral, el tango-canción ya no gi- tono conversador de la milonga, tes japoneses, tales como Ikuo
raba alrededor de las temáticas que Borges también elogió en Abo, de la orquesta Sakamoto,

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Borges y el tango, una revisión
Witton Becerra Mayorga - Néstor Espitia Cabrejo

o Ranko Fujisawa, quienes can- go se convirtió en una marca, la indiferencia y el orgullo


taban tangos como cualquier un producto nacional argenti- frente al crimen, y el amor
porteño aún sin hablar español. no, un estereotipo, inclusive, puro e incondicional, el de la
El lunfardo era una mezcla de que se alejaba cada vez más madre, colmada de santidad.
De esta manera el lunfardo
elementos lingüísticos globa- de lo que Borges escribía. Sus
se extendió desde la clase
les, principalmente europeos, narraciones alrededor del tango más baja a todos los niveles
con los dialectos criollos; estos se tornan anacrónicas; en un es- sociales. Hoy en día sigue
últimos a finales del siglo xix cenario cultural dominado por formando parte de la oralidad
constituían el ideal que Borges el tango-canción ya no tenían en el Río de la Plata y es el
enaltecía. Para Borges, el lun- cabida las historias de compa- habla de la gente de todas las
fardo y el tango-canción eran dritos. Esto no significa que los edades y los diversos niveles
una intromisión, un elemento lectores de Borges las recha- educativos y sociales. (Gol-
contaminante que iba en contra zaran, pero, ciertamente, eran doni, 2017, p. 5)
de los valores del compadrito. percibidas como historias de un
Para Borges, el nuevo cantan- pasado remoto, irrecuperable. Toda esa nueva cultura tangue-
te de tango cantaba por fama y El arrabal de las historias de ra estuvo encarnada en Carlos
reconocimiento, el compadrito Borges, con todos sus persona- Gardel, quien al día de hoy es,
cantaba por honor: jes y sus duelos, pasa a ser parte sin duda, mucho más recono-
de la mitología del tango. No se cido y asociado con el tango a
Una cosa es el tango actual, convierte en canon, ni en rasgo nivel mundial que el compadri-
hecho a fuerza de pintores- distintivo del argentino, que era to. Sobre el disgusto que Borges
quismo y de trabajosa jer- lo que Borges buscaba, induda- sentía hacia el tango-canción y
ga lunfarda, y otra fueron blemente, con unas motivacio- hacia Gardel, escribió su sobri-
los tangos viejos, hechos de no, Miguel de Torres Borges:
nes muy personales.
puro descaro, de pura sinver-
güencería, de pura felicidad
El tango-canción, permeado Se dice que a Tío no le gus-
del valor. Aquéllos fueron la
por el lunfardo y por la cultura taba Gardel. No fue así, le
voz genuina del compadrito:
gustaba su manera de frasear,
éstos (música y letra) son la global de consumo, adopta unos
que a juzgar por su arroba-
ficción de los incrédulos de la valores distintos a los de la mi- miento cuando yo, por ejem-
compadrada. (Borges, 1998, longa, valores que se diseminan plo, le hacía oír nada más que
p. 14) con rapidez en la sociedad ar- los versos Rechiflado en mi
gentina de la época. Sobre esto, tristeza / hoy te evoco y veo
Es así como se movía la so- Goldoni citando a Zlotchew que has sido, le llegaba bien
ciedad argentina hacia unas apunta a que: hondo. Lo que le desagrada-
latitudes que eran opuestas al ba de él eran su endiosamien-
proyecto borgiano de identidad El tango y el lunfardo les to póstumo, su aspecto físico
nacional en torno a la milon- permitieron a los letristas –lo veía parecido a Perón–,
ga. La relación entre Borges y lunfardezcos abordar magis- la tontería de muchas de las
tralmente tanto los temas del letras de sus canciones, la
el tango moderno se torna aquí
suburbio como varios moti- sensiblería del inconsolable
antagónica. El poema cívico tango-canción. (2004, pp.
que pretendía Borges, una cons- vos y contenidos más eleva-
dos y cultos, como son: los 241-242)
trucción colectiva, mucho más
amores frustrados, la infideli-
grande que cualquier nombre, dad, la venganza y el castigo Una vez Borges se empieza a
fue detenido por la sociedad ineluctable, el coraje como quedar ciego, hay un giro temá-
global e industrializada. El tan- esencia de la condición viril, tico en cuanto a la naturaleza de

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sus narraciones. En este perío- le su versión de la historia. El jazzístico de Piazzolla, ambas
do, surgen libros como Ficcio- coraje y la violencia sin senti- corrientes adversas, que contra
nes que dejan a Buenos Aires, a do, sin propósito, lo hastiaron todo pronóstico de naturalidad
la milonga y al arrabal de lado, al punto de perder su honor de o lógica, se iban a encontrar en
para dedicarse a la construcción compadrito en un momento crí- 1965.
de espacios fantásticos, aleja- tico de la narración. “Historia
dos de la realidad agreste de sus de Rosendo Juárez” muestra al Borges y Piazzolla
primeras obras narrativas. Con compadrito devenido en un bo-
esto, también viene su deroga- nairense suburbano, alejado ya Hay dos textos de Borges que
ción del cargo de director de la de sus años de retas y peleas a requieren especial atención, si
Biblioteca Nacional, por un car- cuchillo, haciendo, además, hin- de explicar el fracaso de la co-
go de menor relevancia, durante capié de su carácter maniqueo, laboración Borges/Piazzolla
el gobierno de Juan Perón, de en cuanto a lo político se refie- se trata: el libro Evaristo Ca-
1946 a 1955. El ultranaciona- re. Este, es un claro contraste a rriego (1930), biografía de un
lismo de Perón contrasta con la la idealización de sus primeros compadrito hecha a manera de
visión política de Borges en la relatos, de cierta manera, es un homenaje, y Para las seis cuer-
época, y su perspectiva del tan- aterrizaje a la realidad argenti- das (1965), el libro de milongas
go cambia con ello. Aynesworth na, en la que la figura del com- de Borges. En los 35 años que
contextualiza este asunto: padrito ya había prácticamente transcurrieron entre la publica-
desaparecido. ción de ambas obras, las con-
A turning point in his views vicciones musicales de Borges
on Tango came with the first A pesar de todo esto y de su po- se cimentaron en un afán fran-
presidency of Juan Perón sición un tanto más alejada de lo camente anacrónico de rescatar
[...] Borges realized that his local, la colaboración que hace
own idealization of the com-
una era que, a todas luces, ya
con Astor Piazzolla, en los años había terminado.
padrito, and of the classic
Tango before it had become de 1960, resultó ser un tanto in-
“italianized”, meshed too fortunada. Lo que hay detrás de Entre la memoria de la mú-
nearly with Peron’s extreme ello está, de nuevo, mediado por sica que Borges escuchó en
xenophobia and and mani- la preferencia de Borges por la su infancia y juventud, y sus
pulation of low-class thugs. milonga y el tango criollo, que letras Para las seis cuerdas
(2006, p. 55) ya muy poco tenía que ver con media, una vez más, su lec-
la versión altamente refinada y tura de los gauchescos: el sa-
ber decir que se juega en la
La idealización del compadrito, vanguardista que Piazzolla tenía
sintaxis y el tono, en la fluida
en la que Borges insistió tanto, del tango. Dicha colaboración
sencillez de los versos, en la
ciertamente fue debilitándose coincidió con la publicación del convicción de que la violen-
con los años. Sobre este asunto libro Para las seis cuerdas, en cia puede ser una fiesta. (Lu-
es especialmente interesante el el que Borges escribió milongas cero, 2011, p. 43)
análisis del cuento “Historia de al mejor estilo de sus admira-
Rosendo Juárez”, una suerte de dísimos compadritos de inicio La cosmovisión musical bor-
continuación para su relato clá- del siglo xx. Los siguientes giana, expresada en estas dos
sico de “Hombre en la esquina estudios por revisar tienen que obras, choca con el tango-can-
rosada”. Allí, el personaje que ver con el mencionado libro y ción, y de manera aún más brus-
fuera humillado por un foráneo el brusco contraste que hay en- ca, también con el nuevo tango
se encuentra años después con tre las milongas de Borges y la de Piazzolla. Para revisar más a
el mismo Borges para contar- música vanguardista, de corte fondo la manera en la que dicho

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choque se desenvolvió se puede fue conocido por ser un artista hacer en el disco. Esto sucedió
acudir al trabajo de Turci-Esco- particularmente irritable y muy durante alguno de los prime-
bar (2017). Allí, el autor parte controlador, esta actitud ausen- ros encuentros entre Piazzolla
de la narración de Óscar López te de Borges le molestaba. Se y Borges, digamos, en una fase
Ruíz, guitarrista de jazz y músi- entendía, sin embargo, que la de exploración y negociación
co habitual de la banda de Astor avanzada ceguera del anciano más que de grabación propia-
Piazzolla, para contrastar la vi- escritor era un factor determi- mente dicha. Cuando Piazzolla
sión de los músicos que trabaja- nante, más allá de que el mismo le muestra el producto final a
ron en las sesiones de grabación Borges también fuera siempre Borges: un tango de corte dra-
de El Tango, de 1965, con la vi- conocido por su actitud apática mático, con arreglos orques-
sión de Borges. y tajante. Esto se cita en Ro- tales y la voz de Edmundo
mano (2017, p. 54). También, Rivero, el intérprete de tango
El disco fue grabado entre el 15 se cuenta cómo Borges recor- más renombrado de la época,
junio y el 6 de julio de 1965. daba una ocasión en la que un Borges expresa su desagrado y
Los textos de Borges que fueron profesor de Texas lo invitó a dice preferir la primera versión,
musicalizados en este álbum escuchar su colección de discos cantada por Dedé Wolff, por so-
fueron las milongas: “Jacinto de tango: “Yo me decía qué ver- bre la definitiva. Aquí es donde
Chiclana”, “El títere”, “A Don güenza, esto no son tangos, qué López Ruiz trata de demostrar
Nicanor Paredes” y “Alguien horror es esto. Y mientras yo que Borges no tenía oído ni sen-
le dice al tango”, todas ellas estaba juzgándolos intelectual- sibilidad musical, pues preferir
reunidas ese mismo año en el mente, sentí las lágrimas que la interpretación descuidada de
libro de milongas de Borges, estaba llorando, yo, de emo- una persona sin ningún entre-
Para las seis cuerdas. El dis- ción” (Ostuni, 2004, p 38). Bien namiento musical no puede ser
co se completa con una suite puede uno imaginar que fue una sino señal de una profunda ig-
para recitante, canto y doce actitud similar la que Borges norancia, en cuanto a lo mera-
instrumentos, realizada sobre asumió durante esas sesiones de mente musical se refiere.
el tema “Hombre de la esquina grabación.
rosada”. La colaboración fue For López-Ruiz and the other
idea de Piazzolla, con un claro La creciente tensión entre los musicians assembled in the
motivante comercial tanto para dos artistas se vio liberada recording studio, the fact that
el sello Polydor como para la con una sonora carcajada por Borges preferred la chica
over Rivero not only proved
editorial Emecé, que entendían parte de los músicos de Piaz-
that Borges knew absolutely
el gran rédito que podían tener zolla, quienes de esa manera nothing about music, that he
con una colaboración entre dos reaccionaron ante el hecho de was deaf, but it also betra-
de los artistas argentinos más que Borges prefiriera la voz de yed a complete disregard for
prestigiosos. Dedé Wolff, la esposa de Piaz- professional musicians. (Tur-
zolla, por encima de la voz de ci-Escobar, 2017, p. 71)
López Ruiz cuenta que Borges Edmundo Riveros en la milon-
asistió a todas las cuatro sesio- ga “A Don Nicanor Paredes”, De esta manera, queda plantea-
nes de grabación que se reali- y musicalizada por Piazzolla. da una de las confrontaciones
zaron, siempre asumiendo un Dedé Wolff, sin mayores pre- de Borges - Piazzolla respecto
rol silencioso y pasivo, sin in- tensiones, le prestaría su voz a al resultado del disco. El artícu-
tervenir de ninguna manera, al dicha milonga con el solo fin lo de Turci-Escobar, entonces,
margen de lo que Piazzolla y su de hacerle a Borges una demos- busca una explicación para lo
banda hacían. A Piazzolla, que tración de lo que se planeaba que sucedió esa noche. Se habla

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de nuevo de payadores y mi- Piazzola que por primera vez Borges señala que los paya-
longueros, del mismo Paredes se llevan los cantos gregoria- dores y milongueros cantan
sobre quien habla la canción. El nos a una milonga. Así salió. fuera de tono. También señala
artículo favorece la posición de También tiene final de can- el contraste entre el contenido
te jondo. Es una porquería.
Borges ya que demuestra que sangriento de las letras y la apa-
(Turci-Escobar, 2017, p. 72)
Borges sí tenía sensibilidad mu- rente indiferencia o desgano de
sical, y le pide al lector consi- la interpretación vocal. Desde
La tercera explicación que se
derar la posición de Borges. Se su perspectiva, la combinación
ofrece en el artículo en cues-
sugiere, más bien, que fue Pia- de ambos aspectos constituye
tión, y la que se desarrolla de
zzolla quien no supo interpretar la esencia de la manera criolla
manera más amplia, es la más
de manera correcta las milongas de cantar. Dicho contraste se
interesante de las tres, pues tie-
que Borges escribiera en su li- le puede atribuir al hecho de
ne en cuenta la intención inicial
bro. que los primeros intérpretes de
con la que Borges escribió sus
milonga no eran, de ninguna
milongas en Para las seis cuer-
Según Turci-Escobar, el desdén forma, cantantes profesiona-
das. El problema de Borges con
de Borges hacia la musicali- les. Los intérpretes cantaban
la versión final de las milongas
zación de su poema se puede así como quien hablaba, como
que aterrizaron en su colabora-
explicar de varias formas. El quien le contaba a alguien una
ción con Piazzolla no estuvo en
autor ofrece tres posibilidades. historia, sin darle mucha im-
quién las cantaba, sino en cómo
La primera, tal vez Dedé Wol- portancia al acompañamiento
fueron cantadas. La milonga,
ff, quien se mantuvo siempre musical que, por sus cualidades
igual que muchos otros ritmos
a la sombra de músicos profe- rítmicas bailables, bien podía
tradicionales de vieja data alre-
sionales de la más alta calidad, ser desligado de la letra, en una
dedor del mundo, es un género
era mejor de lo que se pensaba, extraña amalgama de canto y
ligado a la tradición oral prime-
cosa que el oído de Borges pudo oralidad que Borges conside-
ro que al canto. En este sentido,
captar. Bioy Casares ofrece una raba un rasgo distintivo funda-
se puede afirmar que para can-
segunda explicación, de índole mental de la milonga. Allí, no
tar una milonga, más importan-
muy crítica, al afirmar que la había lugar para el dramatismo
te que el timbre, el registro o la
música que compuso Piazzolla y la expresividad rampante que
calidad vocal del intérprete, es
era demasiado triste como para un cantante, como Rivero, po-
más significativo la entonación,
equipararse a la letra de una mi- día imprimirle a una canción.
específicamente, la entonación
longa, que fue siempre un ritmo
orillera que los primeros mi-
más bien alegre: Para Borges, el hecho de que
longueros usaban para convertir
Dedé Wolff no fuera una cantan-
sus relatos en canciones. Este
La música de la milonga que te profesional estaba lejos de ser
Piazzolla hizo para Paredes,
fue el propósito que Borges
un problema. El carácter casual
como este es un difunto, es siempre se planteó en cuanto a
y desprevenido de la interpreta-
tristísima. Comprenderás que sus ficciones relacionadas con
ción que hiciera de su milonga
si Paredes murió en el vein- el tango, también con su libro
se acomodaba mejor a lo que él
titantos, yo no puedo estar de milongas. Y fue este, pre-
pensaba, era la forma ideal de
muy apenado por su muerte. cisamente, el detalle que Pia-
Además lo vi siempre a Pare- cantar milonga. Detrás de esa
zzolla no pudo incorporar a la
des como un personaje gené- preferencia, no había animosi-
musicalización de la obra, en la
rico. Yo imaginé una milonga dades ocultas hacia los músicos
voz de un cantante profesional
casi alegre, por cierto épica: profesionales en general, como
como Riveros.
ésta es quejumbrosa. Dijo señala López Ruiz, tampoco

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ignorancia musical. Borges en- embargo, si se tiene en cuenta su vez, la clara evidencia de que
tiende la naturaleza dialógica el ejercicio que Borges hizo dicho proyecto no había termi-
de la milonga, tendiente además con sus milongas, este estaba nado como el escritor pretendía.
hacia el anonimato, aquello que claramente ligado al pasado del Esas milongas que Borges, su-
el mismo Borges denominaría género, el hecho de que se haya gería, debían ser leídas como al
como la nadería de la persona- molestado tanto con Piazzolla son de una guitarra pretérita y
lidad. El intérprete de milongas cobra sentido. remota, pero fueron sepultadas
quiere ser nadie, las historias por la orquesta de cuerdas an-
que cuenta en sus canciones son Una colaboración inviable: gustiosas, coros gregorianos y
a menudo de hazañas ajenas y la consideraciones finales bandoneón, y el quinteto Nuevo
palabra que elucida es tan suya Tango de Piazzolla. La guitarra
como de quien la escucha. El Muchos libros y mucha gente, apenas aparece en la segunda
ejercicio musical de Piazzolla ciudades eternas y algunas mu- canción del álbum: “Jacinto
es refrescante para el escucha jeres, tendrían que suceder para Chiclana”, muy a pesar de las
que no tenga filiaciones, afec- que el Borges paseador de arra- repetidas menciones y evoca-
tos o vínculos muy estrechos bales llegara a convertirse en el ciones que Borges incluyó en
con esa tradición milonguera, Borges arqueólogo de milon- los versos de sus milongas. La
y el carácter profesional y refi- gas: un Pierre Menard gauches- algarabía de la pelea, que en la
nado que propone se percibe así co que en un vano intento de bo- milonga es una fiesta, estuvo
como un disruptivo, un elemen- rrar su nombre de la portada del ensombrecida por la melancolía
to contaminante que le quita a libro, intentó escribir, en plena magistral del nuevo tango.
la milonga sus cualidades esen- mitad de siglo veinte, una serie
ciales. Al respecto señala Susti: de milongas tal como las habría En su obra, Borges quiso en-
escrito un forajido de la pampa, contrar al compadrito, recupe-
Apparently, Borges didn’t aquel personaje de leyenda, sin rarlo como figura fundacional
like Piazzolla’s musicaliza- de su nación, y así clamaba:
nombre y sin pasado, que fuera
tions because of his use of
instruments such as the ban-
temido y respetado por propios ¿Dónde estarán? pregunta la
doneon, the piano, and the y extraños. Pero a esas alturas, elegía
violin to interpret some of the Borges ya era Borges: el acadé- de quienes ya no son, como
writer’s milongas, a use that mico, el metafísico. Incontables si hubiera
for him presented an imba- páginas se han escrito sobre sus
una región en que el Ayer,
lance with what he hoped to ficciones eternas, sus ensayos
represent textually and in the pudiera
filosóficos y sus versos místi-
interpretation of those texts cos. La atención que la crítica le ser el Hoy, el Aún, y el To-
musically. (2014, p 69) ha dedicado a sus milongas es, davía.
en comparación, menor. ¿Dónde estará? (repito) el
Se puede debatir la posición malevaje
de Borges, en tanto que se des- Para las seis cuerdas marcó el que fundó en polvorientos
entiende de la evolución que final de un proyecto que Bor- callejones
cualquier género musical sufre ges, con muchos aplazamientos
y que, en el marco del siglo xx, de tierra o en perdidas po-
e intermitencias, inició con sus blaciones
estuvo marcada por la hibrida- cuentos de compadritos y sus
ción y la convergencia de cultu- poemas a la Buenos Aires que él la secta del cuchillo y del co-
ras muy diversas en una socie- conoció en su juventud. La co- raje? (Borges, 1984, p. 888)
dad global y de consumo. Sin laboración con Piazzolla fue, a

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No hay respuesta. Ese malevaje no estaba al lado un segundo, quien escucha se le pase por la mente
de Piazzolla, y si acaso se conservaba intacto en la imagen del compadrito o el rasgueo de una gui-
sus propias letras, y en su memoria y en la de sus tarra. Los puristas dijeron que eso no era tango, ni
antepasados. El largo poema cívico que Borges milonga. Borges, quien murió pocos meses antes
pretendía se convirtió en mitología de puñales que de ese concierto, sin duda habría sido uno de esos.
lentamente, se ahoga en el olvido. Borges jamás habría imaginado una milonga con
vibráfono, una milonga acongojada, una milonga
¿Habría que culpar a Piazzolla por tal discordan- sin compadritos. Piazzolla sí, y es en la osadía y
cia?, ¿podríamos señalar que fue él quien no supo arrojo de su propuesta disruptiva que se cifra su
comprender el propósito de las milongas que Bor- aporte mayúsculo a la música del siglo xx. Borges
ges escribió?, ¿qué era la milonga para Piazzolla? y Piazzolla se ubicaron en dos extremos opuestos
En septiembre de 1986, para abrir su concierto de la evolución del tango. La vanguardia musical
en el festival de Montreaux, Piazzolla interpre- de Piazzolla no podía comprenderse a través del
ta por primera vez la pieza titulada “Milonga is anacronismo literario de Borges. La colaboración
coming”, junto con el vibrafonista de jazz Gary entre ambos fue, evidentemente, accidentada, y es
Burton. La pieza en cuestión es de una tristeza el hecho de que a pesar de todo, haya sucedido, lo
profunda, y en medio de unas cuerdas que se des- que suscita todo tipo de preguntas de alto valor in-
inflan en llanto y el sonido melancólico del piano vestigativo, y que serán resueltas posteriormente,
y el vibráfono, pasan doce minutos sin que ni por en otro artículo.

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