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Nació el 29 de enero de 1853 en la Habana, época por la que cuba aún estaba bajo el
dominio español.
Llamado José Julián Marti, ingreso a la escuela superior en 1865 y en 1869 fue
condenado a prisión por publicar escritos considerados sediciosos, fue desterrado de cuba a
Fue cónsul de Argentina, Uruguay y Paraguay, y con sus ganas de seguir luchando
Durante toda su vida, José Marti fue un orador, periodista, expositor modernista,
poesía, versos, etc., en las cuales esbozaba la situación de su patria y sus ansias de liberación,
Su poesía, considerada como fuerte y dura, “no escrita con tinta sino con sangre”
dicho por el mismo. Durante toda su vida, a pesar de los agravios sufridos, fue fiel siempre
a sus ideas, al amor por su patria y utilizó la poesía para expresar también sus ideas
políticas. Con una tendencia marcada al realismo y un fuerte rechazo a la estética, a través
de versos limpios y directos, el poeta siempre dejó en claro su posición frente a la política,
1. Se lee el poema por estrofas y se interpreta tomando como referencia los ideales del
autor.
3. Se hace una relación de la obra con dos obras del pintor William Turner bajo el
4. Conclusiones
5. Referencias
COMENTARIO HERMENEUTICO DEL POEMA “ODIO EL MAR” DE JOSE
JULIAN MARTI. (1891)
José Julián Marti, conocido hasta el día de hoy como un revolucionario el cual, a
través de sus diversos trabajos, instauró lo que se conoce como la guerra de independencia
de cuba. Un hombre dedicado a la poesía y a la política, tomando como parte de sus acciones
Nació el 28 de enero de 1853 en La Habana, mostró su afinidad por la escritura desde su etapa
escolar y su alma de revolucionario crecía a la par, tanto así que, siendo un adolescente, fue
acusado por traición y más adelante en su vida sería exiliado a España. Trabajo durante toda
presentada en la escritura poética, la cual iniciaría como “poesía nacida de las entrañas” y
“Odio el mar” poema publicado como parte de “versos libres”, dedicados en son de
amor a su patria y en son de rebelión al dominio y sometimiento español que sufría en ese
entonces. Palabras desbordantes de ira, furia, resentimiento y dolor, que plasmando las
injusticias y con voz de como quien revela una traición, Julián Martí, expresa su ferviente
odio al mar, como si se tratara de un ser con vida y consciencia, que contraria todo aquello
que respecta a la vida, como un sifón, como un vacío que succiona la vitalidad de cual ser
busque escapar en él. Poema mediante el cual siembra una imagen de caos y la posibilidad
de incitar al lector todos aquellos sentimientos plasmados por Martí nacidos en su alma de
rebelde y amador patrio. Fuera el mar un traicionero para su nación. Un traicionero a la paz,
¿Qué de tan manera odiar al vasto mar? Que en vez de dar calma da intranquilidad.
Marti nos pinta al mar como un demonio, un ser dotado de maldad, cuya belleza solo es
posible notar al pasar por encima de ella y cortar sus ondas al navegarla. Como si de un gesto
de burla hacia el mar se tratara, cual David domador y vencedor… cual Goliat, gigantesco
malhechor. Puede ser visto al mar como un ser antinatural, cómo un marginado de la felicidad
y rezagado al tiempo, pues permanece atrapado y distante de las constelaciones, y aislada del
mundo por ser traedor de desgracias y solo observable como un león enjaulado, desde arriba
del puente.
“Encorvase a los vientos de la noche, ante el sublime vencedor que pasa.” siendo el
naturaleza tan cálida, hermosa, y apacible, jura ser madre de criaturas tenebrosas que solo
me hacen pensar en aquella pintura romanticicista de William Turner, donde entre la niebla
náufrago, con ganas de devorar sus últimas esperanzas, despojándole de lo único que queda
de sí.
podemos observar como la decadencia ante la búsqueda de lo hermoso del mar por Julián
Marti convierte una pintura hermosa en un espejo que nos habla de angustia y temor. Los
desconocido y traicionero del mar, tal cual una arena movediza camuflada de quietud, qué
Marti nos trae con este poema de versos libres la personificación del modernismo
que empuja, tanto a nuestro autor como al lector, a notar cada característica del mar que lo
hace pertenecer a lo inmundo, llegando a pensar que todo ese odio tajante al mar proviene
de las veces que este sirvió, por un lado, de cuna y vehículo para los españoles, y, por otro
lado, como trampas y tumbas para los cubanos que buscaron escapar, podría ser eso.
pasto, ni siquiera alcanzar la calidez del sonido de un riachuelo que mueve las rocas y nutre
las flore, el cual corre ingenuo de entre las montañas sin saber que su final será un vertedero
de desolación. Es el mar el significado de traición y peligro, del cual no hay que confiar, no
desafiante a la belleza del orden y de los buenos pensamientos, tiende a ser el mar todo lo
odiosas habitado…
Hallamos aquí en esta parte, cómo se compara al mar con un ser que, puede parecer
que tenga vida por sí mismo, actúa sin ánimo ni razón de ser, como un ser errante, que
perdió el sentido de la vida aun viviéndola y su razón de ser no es más otra que de
succionar la vida de otros seres, tal cual un parásito, y destinado también por los siguientes
versos a ser el castigador por excelencia de los hombres cobardes que ocultan sus
emociones, qué aunque hambrientos de amor callan lo que sus corazones claman.
Pueden ser aquellas torpes, glotonas y odiosas criaturas las turbulentas olas que
espíritu de rebeldía ante la tiranía de los españoles, por lo tanto, podemos llegar a imaginar
que el tirano es el ejército español, el cual cruzaba las aguas en buques y atormentaba la
tranquilidad de quienes buscaban la libertad. El mar, único medio para entrar y salir, del
cual llegaron sanos y salvos, a pesar de la tormenta, aquellos tiranos, ladrones, saqueadores
y cobardes, y en el que murieron al intentar escapar aquellos que luchaban por libertad.
Tenemos en estos versos libres, en “Odio el mar” y otros como “Mi verso” y en
“Isla famosa”, la esencia de lo que para José Marti despierta la poesía, cuya brota desde lo
más profundo de su ser, que obtiene de lo que ve, viaja por sus venas y revientan en versos
escritos que deja salir sin más, sin pensar en la brutalidad de estos.
“El verso ha de ser como una espada reluciente, que deja a los espectadores
la memoria de un guerrero que va camino al cielo, y al envainarla en el Sol,
se rompe en alas.
Tajos son éstos de mis propias entrañas —mis guerreros—. Ninguno me ha
salido recalentado, artificioso, recompuesto, de la mente; sino como las
lágrimas salen de los ojos y la sangre sale a borbotones de la herida.
No zurcí de éste y aquél, sino sajé en mí mismo. Van escritos, no en tinta de
academia, sino en mi propia sangre. Lo que aquí doy a ver lo he visto antes
(yo lo he visto, yo), y he visto mucho más, que huyó sin darme tiempo a que
copiara sus rasgos. De la extrañeza, singularidad, prisa, amontonamiento,
arrebato de mis visiones, yo mismo tuve la culpa, que las he hecho surgir
ante mí como las copio. De la copia yo soy el responsable. Hallé quebrados
los vestidos, y otros no y usé de estos colores. Ya sé que no son usados. Amo
las sonoridades difíciles y la sinceridad, aunque pueda parecer brutal.”
Fragmento de “Mi verso” tomado de “Versos libres”. José Julián Marti.
su musicalidad y tiempo tan complicado de interpretar cuando se lee en mente, que hace
necesario declamar a voz abierta, sumado a esto la facilidad de retratar sus sentimientos desde
su punto de vista revolucionario, cómo un héroe que lamenta cada tiranía del injusto, y anhela
la calidez de una vida en una patria libre, donde los niños son felices y no deben ver marchar
a sus progenitores a combatir, donde se libera al ser humano del yugo, y donde se libera de