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• Algunas de las premisas culturales e ideológicas en las que
descansa la “cientificidad” de la biomedicina:
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• Pero habiendo reconocido su dependencia de estas perspectivas
valorativas y de estos imaginarios, es lógico que actualmente la
biomedicina haya pasado a ser observada como una
etnomedicina y la psiquiatría como una etnopsiquiatría; y que
determinadas especies nosológicas occidentales como la
anorexia nerviosa, la obesidad, TDAH, etc., sean percibidos
como trastornos tan culturalmente vinculados como puedan serlo
el latah, el susto, el koro. Síndromes culturales.docx
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• Sea como sea, la realidad es que por primera vez en
la historia humana, durante el pasado siglo un
sistema médico, la biomedicina occidental, ha llegado
a influir en las prácticas de salud de sociedades
humanas por todo el mundo, convirtiéndose en la
primera tradición médica realmente global.
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El campo de la biomedicina y su compartimentación
en especialidades
El dominio de la biomedicina
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• En la comunidad médica, el dominio de la medicina se contempla
incluyendo formas distintas, crecientemente específicas:
Medicina
Medicina (3)
(Trat. de enfermedades generales)
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• Un rasgo prominente de esta definición del dominio de la
medicina es el objeto del trabajo médico que designa
restrictivamente: la medicina estudia y trata no personas, ni sus
cuerpos, sino las enfermedades de los cuerpos.
• En contraste, en gran parte de los sistemas médicos no-
occidentales, el sanador trata de enfrentarse holísticamente a un
desorden no sólo corporal, sino también personal (anímico), social
y cosmológico: un desorden adaptativo.
• En el sistema biomédico se presupone que el cuerpo y sus partes
desarrollan funciones orgánicas normales: La enfermedad será, así,
la alteración de la función corporal normal.
• La unidad elemental de la enfermedad es la “entidad nosológica”;
idealmente, todos los acontecimientos de enfermedad pueden ser
clasificados como correspondientes a una u otra entidad
nosológica.
• Finalmente, las enfermedades en biomedicina son consideradas
como fenómenos que se verifican en el plano estrictamente natural.
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• En correspondencia, la “salud”, en la
definición biomédica clásica, se define
como “el estado del organismo – no de la
‘persona’- cuando funciona
óptimamente sin evidencia de
enfermedad o anormalidad”
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Especialidades: la división biomédica del trabajo
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• El impulso principal de la especialización biomédica es el
curativo, dirigido hacia el control o eliminación de las
situaciones patológicas que ya han tenido lugar. Esto rotula el
perfil prioritariamente clínico de la biomedicina, a costa de la
perspectiva preventivista de la salud.
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• Incluso, algunas partes corporales están divididas entre la cirugía
y la clínica médica. La oftalmología y la obstetricia son
especialidades quirúrgicas, y la endocrinología y hematología
especialidades de la medicina.
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Valores y práctica en la biomedicina
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• La orientación básica del Código español de Ética y Deontología
Médica se condensa principalmente en los cuatro puntos de su
artículo 4º:
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• En contraste con el Juramento Hipocrático, el foco de los
códigos deontológicos contemporáneos es puesto, para el
médico, en el paciente, el cuál está “encomendado a su
cuidado”, y al cuál debe “la principal lealtad”.
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Valores de la biomedicina relativos a las condiciones de los
pacientes
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• La eutanasia resulta a menudo expresamente prohibida en su
forma activa –no en todos los países-. Pero es matizada a través
de alternativas que llegan a resultar ambiguas o incluso
contradictorias, en la letra de los códigos deontológicos.
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• La convergencia de múltiples aspectos de la modernidad, como los
avances científicos, la extensión de la educación, o el pluralismo
moral de las sociedades contemporáneas, han contrarrestado el
clásico paternalismo común en la práctica médica (el médico no
puede ya imponer, sin más, sus convicciones al paciente). El
paciente contemporáneo se ha ‘empoderado’.
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• En referencia, ahora, al aborto, algunos códigos deontológicos
biomédicos contemporáneos no han condenado moralmente los
abortos como hace el Juramento Hipocrático, siempre que las
interrupciones del embarazo se practiquen
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Valores relativos a las relaciones con pacientes
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• En sus relaciones con los pacientes, los médicos valoran la privacidad y
prometen confidencialidad. Tales valores se suspenden si es para acatar
la ley, o para la protección del paciente o de otros.
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Valores relativos a la relación con los colegas médicos
• Los códigos deontológicos requieren que los médicos practiquen una
vigilancia colegiada con vistas a guardarse contra la incompetencia y
las transgresiones morales entre colegas, y proteger, con ello, a la
profesión y al público.
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* En este contexto, los errores médicos más frecuentes son los
siguientes:
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Valores referentes a uno mismo como médico
La formación y el ejercicio de la práctica biomédica comportan un
compromiso y un sacrificio propio intensivos; pero generalmente se estima
que la carrera médica, a cambio, reporta grandes recompensas
personales y satisfacciones a los que la practican (y un gran “capital
simbólico” en expresión de Bourdieu), ligadas a su valorado y
supuesto altruismo…
Puede que esto sea uno de los acicates que estimulan la moderna
tendencia a la patologización de ciertos comportamientos o
condiciones, ampliando así la esfera de competencias de los
especialistas (y el llamado “biopoder” del estado sobre los
ciudadanos).
(Además, debido a ese altruismo, paradójicamente, las demandas de la
práctica biomédica pueden también conducir a desatender el bienestar
del propio practicante y de su familia).
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En este sentido, se estima que alrededor del 10% de los doctores en
Estados Unidos tienen participación en la propiedad de instrumental e
instalaciones médicas a las cuales remiten a sus pacientes. Así, si algunas
remisiones e ingresos pueden estar médicamente justificados, es mucho
más probable que los pacientes sean remitidos a servicios sanitarios
cuando el médico que les envía es propietario –o tiene participación- de la
instalación que cuando no lo es.
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• La autonomía profesional es otro valor prominente en biomedicina. Se
trata de una autonomía entendida en un doble sentido:
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Valores referentes al conocimiento
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• Algunos analistas han alegado que, en realidad, la mentalidad
biomédica, volcada como está a la práctica clínica, no es compatible con
el seguimiento de los estándares de la investigación científica (aun
cuando existan, lógicamente, el estricto análisis de las pruebas clínicas
en laboratorio, y los ensayos clínicos; y aún cuando hoy día los
medicamentos no se adopten sin estrictos controles asociados a los
ensayos).
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• Existe también un poderoso valor situado en la certeza y el
control de la incertidumbre (pues la duda produce una situación
muy negativa para la práctica clínica efectiva). Por eso los
estudiantes de medicina van aprendiendo a sopesar el peso de
la incertidumbre de su propio conocimiento… respecto al de la
incertidumbre propia del campo en general de la medicina, así
como a ejercitar un “estilo de certidumbre”.
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• Las prácticas de los especialistas biomédicos sugieren la creencia en
la existencia de una jerarquía de conocimiento autorizado: En
biomedicina se supone que el conocimiento fundamental es el
producido y compartido entre médicos. En contraste, a la
información proporcionada por otro personal de la salud y por los
pacientes, se le otorga menor validez y confiabilidad (y se toma la
de estos últimos como ‘sintomatológica’ –con valor solo en la
anamnesis-, cuando no meras “racionalizaciones” de legos). Este es
un hándicap, de origen cultural, con el que también
previsiblemente han de bregar los mediadores culturales
sociosanitarios.
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• Además, los médicos adscriben un status especial a los
procedimientos y equipamiento utilizados para medir y
controlar las enfermedades de los pacientes –es decir, a la
tecnología aplicada a la salud, y especialmente a las
novedades técnicas-.
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• Y sin embargo, un estudio de Couch et al. (1981) que aborda los
errores quirúrgicos derivados en consecuencias negativas,
encontró que los errores de comisión… resultan tres veces más
probables que los errores de omisión (Ver siguiente presentación,
p. 37)
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Nathan P. Couch, M.D., Nicholas L. Tilney, M.D., Anthony A. Rayner, M.D., and Francis D.
Moore, M.D. (1981) The High Cost of Low-Frequency Events — The Anatomy
and Economics of Surgical Mishaps. New Engl. J. of Medicine, 304
Abstract
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