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• La alimentación es un proceso voluntario, a través del cual se lleva a cabo el

aporte de los alimentos que contienen los diferentes nutrientes que precisa el
organismo. 
• El comportamiento alimentario de las personas mayores está bien definido y
estructurado, como consecuencia de las influencias sociales, culturales y de las
tradiciones vividas a lo largo de muchos años. Estos hábitos dietéticos se han
adquirido a edades muy tempranas de sus vidas, y por ello resulta muy difícil de
cambiar o erradicar; les gusta la comida casera, rechazan la comida rápida, de
platos preparados y la comida de catering, y además, existen diferencias entre
sexos (el hombre prefiere las carnes y la mujer el pescado).
DIETA EQUILIBRADA Y REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES   
EN LOS MAYORES
• Valor energetico: En los mayores no se recomiendan dietas por debajo de 1.500-1.600 kilocalorías/día,
en general; y en caso de llevarse a cabo, deberá realizarse un estricto control nutricional, por el elevado
riesgo de malnu- trición proteico-calórica, añadiendo los suplementos que precise.
• Macronutrientes:
• Hidratos de carbono simples o refinados (azúcares): no deben superar el 10-12% del aporte energético
de los hidratos de carbono. Se absorben rápidamente y elevan la glucemia de forma rápida (índice
glicémico alto). Tienen un valor calórico alto (400-500 kilocalorías/100 g). No aportan otros nutrientes,
por ello se les llama “calorías vacías”.
• Hidratos de carbono complejos (almidones): la ingesta debe representar el 85-90% del aporte
energético de los hidratos de carbono. Son de absorción lenta y por ello elevan la glucemia de forma
gradual y menos intensa (índice glicémico bajo).
• Proteínas: se aportarán proteínas animales (carne, pescados, huevos y leche), por su aporte de
aminoácidos esenciales, junto a proteínas vegetales (legumbres, patatas, pan, pasta, arroz y cereales). 
• La fibra: La fibra regula la glucemia, controla el colesterol y las grasas, y previene el estreñimiento.
• Minerales y vitaminas: las necesidades son variables, ya que se modifican por los problemas de salud (malnutrición,
alcoholismo, etc.), así como por la toma de algunos medicamentos (antiácidos, colchicina, cimetidina, fenitoína, diuréticos,
etc.).
• Calcio: Es esencial en la prevención de la osteoporosis, especialmente en las mujeres. No debe superar los 2.500 mg/día, por el
riesgo de cálculos renales.
• Fósforo:  Es esencial para el metabolismo óseo. Su déficit es raro. Una ingesta excesiva de suplementos de calcio podría inhibir
la absorción de fósforo.
• Hierro: los requerimientos de hierro en los mayores disminuyen porque aumentan los depósitos de este y por ausencia de las
pérdidas menstruales en las mujeres. No obstante, a veces se produce un déficit de hierro a conse- cuencia de un aporte
insuficiente en la dieta, o por pérdidas ante sangrado intestinal, hernia de hiato, etc. 
• Magnesio:  Su déficit ocurre ante malabsorción intestinal, insuficiencia renal, alcoholismo crónico o ante malnutrición proteico-
calórica. Interviene en la conducción nerviosa, por ello ante su déficit se producen espasmos y contracturas musculares. 
• Sodio: las personas mayores aumentan las pérdidas de sodio por orina. El sodio interviene en el equilibrio ácido-base e
hidroelectrolítico y en la transmisión de los impulsos nerviosos. 
• Ácido fólico: su déficit puede acontecer en los mayores con problemas gas- trointestinales o que llevan una dieta
desequilibrada.

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