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Muchos ven las auditorías como un proceso tipo “policial” donde el auditor trae
como meta detectar fallas y/o errores en los sistemas de calidad establecidos con la
finalidad de otorgar una mala calificación, comprometiendo así el logro en la
obtención de la certificación.
¡Nada más alejado de la realidad!
Una auditoría externa no es más que una revisión exhaustiva,
concienzuda y sistematizada de los procesos implementados en
función de los lineamientos. Su finalidad se puede resumir en:
3. Conocer sus procesos y los indicadores que lleva para cumplir sus objetivos
7. Debe conocer los aspectos ambientales de sus labores (Ej. uso de papel/reciclaje,
uso de agua/cerrar las llaves, uso energía/apagar luz y computador)
5. Tratar de contestar con seguridad (los auditores no van a preguntar nada que no
este dentro de las actividades normales), nadie sabe más del trabajo que la persona
que lo hace.
8. No dar al auditor más información (verbal o escrita) que la que está solicitando