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INVESTIGACIÓN*
Florencia Luna
1. INTRODUCCIÓN
367
368 MÁS ALLÁ DEL PACIENTE
2. CASOS CLÁSICOS
8 Ibid.
9 Sólo dos de los 50 protocolos originales mencionan haber pedido el con-
sentimiento. Ibid., p. 75.
10 Howard Brody ilustra el mismo punto y amplía esta información con datos
de otros países. Por ejemplo, señala que Pappworth, en Human Guinea Pigs, alega
problemas similares en la investigación británica. En Canadá fue notorio el caso
Halushka, donde el uso de una nueva droga y un monitoreo invasivo causó se-
rios daños a los sujetos de investigación. En Nueva Zelanda, se dejó sin trata-
miento a mujeres con cáncer cervical para estudiar el desarrollo natural de la en-
fermedad, lo que resultó en la muerte de varias de ellas. Véase Howard Brody,
The Ethics of Biomedical Research, Oxford, Oxford University Press, 1998, p. 33.
11 De manera muy interesante, el SIDA, en sus inicios, lleva este modelo de
3. PROBLEMAS CLÁSICOS
esa fecha y 1996, sufrió cuatro revisiones menores. En 2000 se realizaron modi-
ficaciones más profundas. En esta nota, se hace referencia a la versión de 1964.
En las notas sucesivas se especificará a cuál se hace referencia en cada caso.
15 Así es como lo presenta el Informe Belmont.
16 A raíz de los casos señalados, vale la pena remarcar el énfasis que los di-
brindarse, algunos consentimientos parecen saturar más que informar a los su-
jetos de investigación; en relación con la voluntariedad, cuando los sujetos de
investigación padecen tantas carencias que el ensayo resulta ser la única posibi-
lidad de tratamiento; o bien en los casos de comunidades rurales o muy aisla-
das, en las que ciertos miembros no tienen poder de decisión, como las mujeres.
18 El Informe Belmont establece que el balance riesgo-beneficio está basado
en el principio de beneficencia.
19 Howard Brody, op. cit., p. 48.
INVESTIGACIÓN 373
art. B.13 de la versión de 2000. Para mayor información sobre comités de ética,
véase Florencia Luna, op. cit.
21 La creación de los comités se inició en los Estados Unidos con los deno-
sociedad aplica diferentes reglas morales para distintos tipos de daños. Seña-
lan también la posibilidad de concebirlos como héroes. Véase Judith Swazey y
Leonard Glantz, “A Social Perspective on Compensation for Injured Reserach
Subjects”, en Wendy Mariner, Advers Reactions to HIV Vacciones: Medicine, Eth-
ical and Legal Issues, Congress of the US, 1995.
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Luna, “How to be context sensitive when contexts are insensitive: the role of “vulne-
rability”, presentado en el VIII International Association of Bioethics Congreso,
China, 2006, inédito.
INVESTIGACIÓN 377
28 Ibid.
29 La situación de extrema pobreza tiene cada vez mayor relevancia en la
bioética y recién en los últimos años ha comenzado a ser considerada. Véase
Florencia Luna, “Bioética y pobreza extrema”, en Perspectivas Bioéticas, iné-
dito, 2007.
30 Hay diversas teorías de justicia que intentan subsanar las consecuencias
Norma, 2006.
33 Véanse David Weatherall, “Academia and Industry: increasingly uneasy
34 Marcia Angell, “Is Academic Medecine for Sale?”, en New England Jour-
que sus rivales pueden desarrollar un producto similar al producido por ellas
en menos tiempo (fenómeno conocido como me too). Tiempo atrás, desarrollar
un producto con características similares podía llevar varios años. Actual-
mente, conseguirlo puede requerir menos de un año y esto fuerza a las compa-
ñías farmacéuticas a intentar obtener la aprobación de varias drogas para per-
cibir mayores beneficios.
40 Por ejemplo, cada vez es más frecuente que sean las dueñas de las patentes.
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5. CASOS ACTUALES
6. PROBLEMAS ACTUALES
b. Uso adecuado del placebo. El segundo punto que generó fuertes con-
troversias fue el uso de placebo y fue incluido por primera vez en la
última versión de la Declaración de Helsinki; aún plantea discusión.
Los debates y las críticas acerca de lo dispuesto por la Declara-
ción de Helsinki en relación con el uso de placebo fueron tan duros
que, en octubre de 2001, la AMA emitió una Nota de Clarificación,
que supuestamente “avalaba” el parágrafo 29. Pero agregaba:
parágrafo 29. Señaló que “Los ensayos en los que se intenta probar que una
droga nueva tiene la misma eficacia que la droga control activa son inherente-
mente menos confiables que los ensayos en los que se intenta probar la supe-
rioridad de la nueva droga respecto del comparador, inactivo o activo. El in-
cremento de las dimensiones del ensayo no resuelve este problema. En ciertas
áreas de la medicina, esta falta de confiabilidad significa que sólo a través de
ensayos que prueben la superioridad del nuevo producto medicinal puede
obtenerse evidencia científica convincente”. Y establece ciertas condiciones:
“Principalmente, el período durante el cual se administra placebo no debe
acarrear ningún riesgo adicional o daño irreversible para el paciente”. Tam-
bién se refiere al proceso de consentimiento informado escrito y al derecho de
retirarse en cualquier momento de la investigación. La última condición es
muy relevante: “En los ensayos realizados en la Unión Europea y en países
extranjeros deben aplicarse estándares éticos similares. Y estos aspectos caen
bajo la responsabilidad de los comités de ética que revisan los protocolos de
los ensayos clínicos.” Véase European Medicines Agency - Committee for
Proprietary Medicinal Products (EMEA-CPMP), “Position Statement on the Use
of Placebo in Clinical Trials with regard to the revised Declaration of
Helsinki”, 2001, pp. 1 y 2.
INVESTIGACIÓN 389
bles, pero también es verdad que se debe cumplir con los requerimientos del
ente regulador. La FDA ha aplicado multas de millones de dólares a algunos la-
boratorios.
62 Asociación Médica Mundial, Declaración de Helsinki. Nota de Clarifica-