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El cerebro en la discapacidad

intelectual
El cerebro en el síndrome de Down
Que el síndrome de Down está causado por la presencia de 3
cromosomas del par 21 es tan conocido hoy por todos que hasta se
ha escogido el 21 de marzo (21 del 3) como 
día mundial del síndrome de Down.
• El material extra del cromosoma 21 es sin duda la causa de las
alteraciones morfológicas y funcionales del cerebro de las
personas con síndrome de Down.
• Las alteraciones cerebrales descritas en el síndrome de Down
varían en cada persona afectando de forma variable a su
disfunción intelectual, moderada o leve en la mayoría de los
casos.
Alteraciones cerebrales en la trisomía 21
• El desequilibrio génico del síndrome de Down actúa sobre
el neurodesarrollo mediante complejos mecanismos y
produce discapacidad intelectual.
• Durante el desarrollo prenatal, en el cerebro se produce
sobre todo una enorme proliferación de neuronas que
luego se ordenan en las distintas regiones cerebrales. El
exceso de algunos genes del cromosoma 21  disminuye la
producción de neuronas. Esto hace que el cerebro sea más
pequeño en el síndrome de Down, con una afectación más
marcada en determinadas regiones.
• En el desarrollo postnatal el cerebro sigue creciendo, especialmente en los 2-
3 primeros años de vida, a expensas de la formación de las conexiones entre
las neuronas (sinapsis) que permiten el establecimiento de circuitos que
conectan distintas áreas y soportarán las distintas funciones cerebrales. En el
síndrome de Down también está afectada la maduración neuronal, siendo las
neuronas más pequeñas y con menos capacidad de conectarse entre sí.
• Así, las personas con síndrome de Down tienen menos neuronas corticales y
además cada una de ellas forma menos sinapsis con las demás. Esto hace que
los hemisferios cerebrales sean más pequeños y tengan menos
circunvoluciones, lo que influye en la capacidad de atención, la memoria y las
funciones cognoscitivas, todas ellas disminuidas.
• La corteza auditiva está especialmente afectada, el menor número de
neuronas y sinapsis en estas regiones altera la formación de los circuitos
implicados en las funciones del lenguaje.
• La menor producción neuronal altera también la
génesis del hipocampo, imprescindible para la
memoria y el aprendizaje, del cerebelo, implicado
en la atención, la memoria, el aprendizaje y el
lenguaje, y del cuerpo calloso, encargado de la
comunicación interhemisférica. La reducción del
tamaño de estas estructuras contribuiría a la
alteración las funciones que albergan y que
observamos en las personas con síndrome de
Down.
Además de la herencia genética, la
interacción con el entorno y las
personas es fundamental para se
produzca el neurodesarrollo, y es así
como cobra todo el sentido la
estimulación precoz para las personas
con trisomía 21.
• El neurodesarrollo es muy vulnerable a las anomalías genéticas y a los tóxicos
que, según la intensidad con que actúen, causarán distintos 
grados de discapacidad intelectual.
• Las personas con síndrome de Down, como cualquier otra persona, presentan
una gran variabilidad en las manifestaciones de las dificultades derivadas de su
condición. Tanto por factores genéticos (hay otros 46 cromosomas en las
personas con Down) como por las circunstancias de su desarrollo e historia
personal.
• Gracias a la plasticidad cerebral, el cerebro presenta una gran capacidad de
respuesta a las intervenciones dirigidas a mejorar su actividad, por lo que las
personas con síndrome de Down, son susceptibles de mejorar su pronóstico
intelectual si siguen un programa de  estimulación temprana. Puesto que el
síndrome de Down presenta unas características físicas reconocibles desde el
nacimiento su detección precoz es fácil, lo que permite iniciar cuanto antes un
programa adecuado de atención temprana.
El cerebro en niños con desnutricion
La desnutrición infantil es mucho más que niños con cuerpos
extremadamente delgados; esta tiene otras connotaciones y
consecuencias, que se pueden manifestar en el desarrollo del cerebro,
desde que el bebé está en el útero y a partir de su nacimiento.

El retraso del crecimiento intrauterino es sinónimo de desnutrición.


“Sin embargo, esta puede ocurrir no solo porque la mamá no come,
sino porque la placenta falla, hay hipertensión arterial o antecedentes
de diabetes. Así, la desnutrición se convierte en una de las primeras
causas de retardo mental y de parálisis cerebral”, dice el especialista.
Cuando la nutrición de la madre es inadecuada, al inicio del embarazo, las
células del cerebro (neuronas) del bebé no se multiplican, entonces los niños
nacen con una cabeza más pequeña de lo normal –microcefalia-
Ahora bien, si en etapas posteriores de la gestación hay desnutrición, las
neuronas que ya se han multiplicado y tienen que viajar para conformar el
cerebro del bebé, no llegan al sitio adecuado; esto se conoce como
trastornos de la migración y hace que el cerebro no se conforme como debe.

Esto tiene graves implicaciones, teniendo en cuenta que, al nacer, la cuarta


parte del peso de un niño, con un desarrollo normal, está representada por el
cerebro.
• “Para que estas células funcionen, deben estar adecuadamente alineadas,
como en formas de columnas; también, deben tener unas raíces llamadas
sinapsis, que permiten que haya comunicación entre ellas. Con la
desnutrición, disminuye ese fenómeno y se afectan el movimiento, el
aprendizaje y la memoria
• Por otra parte, Gonzalo Franco, pediatra y director del Centro Colombiano
de Nutrición Integral Cecni, asegura que “diversos estudios señalan que
los sobrevivientes de desnutrición grave demuestran deficiencias no solo
en el desarrollo sicomotor, sino en muchos campos que incluyen lenguaje
y audición, conducta social e interacción, habilidad para resolver
problemas, coordinación ojo-mano, capacidad de categorización,
integración intersensorial, competencia en la percepción visual,
disminución de las habilidades motoras, bajo coeficiente intelectual y
deficiente desempeño escolar”.

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