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Una de las maneras que tenemos de analizar las causas que originan la discapacidad intelectual
propia del síndrome de Down es estudiar el funcionamiento del cerebro. Lo podemos hacer desde
muchas perspectivas. Pero, sin duda, la primera es analizar su estructura; es decir, ¿cómo
aparecen o se muestran sus diversos componentes, los núcleos del cerebro, las áreas de la
corteza, las circunvoluciones?, ¿cómo se disponen, se colocan y se organizan las neuronas?, ¿cómo
se establecen sus conexiones?.
2. El estudio mediante microscopio de las neuronas y de las demás células cerebrales (p. ej.,
la glía): número, disposición en el espacio, modificaciones en los elementos que forman
parte de las neuronas (como son sus ramificaciones y espinas dendríticas, modos y formas
de las conexiones entre unas neuronas y otras, es decir, de la sinapsis.
Durante la época fetal, no existen grandes diferencias morfológicas cuando se lo compara con el
cerebro de un feto normal. Su tamaño y el peso son parecidos, el número de neuronas e incluso
de espinas dendríticas también lo es (aunque existen amplias variaciones individuales), así como la
configuración general o el grado de mielinización. Sin embargo, si se profundiza en el análisis,
pueden apreciarse aquí y allá pequeñas diferencias en los tiempos en que se van estableciendo las
diferentes capas o láminas de algunas áreas de la corteza cerebral, sobre todo en las etapas
terminales del período fetal. Puede decirse, sin embargo, que en general las modificaciones
durante la fase fetal no son sustanciales.
Cuando realmente empiezan a marcarse las diferencias es en el período postnatal. A partir de los
primeros meses del nacimiento, comienza a observarse un retraso en el desarrollo de las
dendritas, en la formación de las espinas tanto en su número como en su forma, en la densidad
neuronal y en su distribución en las láminas, en el grado de mielinización, en la densidad y en la
longitud de las sinapsis. La problemática se mantiene o progresa conforme avanzan los meses del
desarrollo, de forma que al cabo de los primeros años, las diferencias entre el cerebro normal y el
cerebro en el síndrome de Down quedan claramente establecidas. Por supuesto, estas
alteraciones no son generalizadas en todo el cerebro sino que hay áreas en las que están más
acusadas que en otras. Existe, además, una gran variabilidad entre unos individuos y otros.
https://www.downciclopedia.org/neurobiologia/causas-de-la-disfuncion-cognitiva-en-el-
sindrome-de-down.html
de acuerdo con los datos obtenidos en la especie humana y los abundantes resultados analizados
en los modelos animales, el fenotipo propio del síndrome de Down en lo que respecta al
desarrollo y estructura de su cerebro deriva de la deficiente neurogénesis de las células
precursoras en el cerebro, así como de las alteraciones en la especificación de su destino y de su
diferenciación celular. Debido a la temprana aparición en la vida, se piensa de manera
generalizada que estas alteraciones pueden ser originadas a partir de las anomalías en los
procesos propios del neurodesarrollo fundamental prenatal, como es la neurogénesis. De ahí
proviene la reducción en el número de neuronas y, consiguientemente, las alteraciones de la
sinaptogénesis, la formación de redes neurales y la plasticidad sináptica.
Las funciones que aparecen más defectuosas en las personas con síndrome de Down son las que
dependen del hipocampo y las relacionadas con la corteza prefrontal. Entre ellas se encuentra la
memoria operacional (working memory) a corto plazo. Es característico del síndrome de Down que
la memoria operativa verbal a corto plazo sea más deficiente que la memoria operativa visual. La
capacidad de memoria visoespacial a corto plazo está relativamente conservada para tareas de
control bajo, o cuando los componentes visual y espacial son probados de manera separada; pero
en tareas de reconocimiento, cuando aumenta la carga de memoria o cuando se combinan las
demandas visual y espacial, entonces se ve la alteración en la ejecución de las tareas en los niños
con síndrome de Down, cuando se comparan con los demás niños.
Son más irregulares y variables en la región parietal y temporal, donde la reducción de volumen no
es constante. Eso puede explicar, por ejemplo, la enorme variabilidad que se aprecia en el
desarrollo del lenguaje entre unos individuos y otros.
Es constante también la reducción de volumen de la sustancia blanca, si bien será variable según el
área cerebral y la etapa de la vida en que se mida, esta reducción es relativamente constante en el
tronco cerebral, especialmente el izquierdo, a nivel de la. Ello puede explicar las alteraciones
observadas en los potenciales acústicos evocados que con cierta frecuencia se aprecian en el
síndrome de Down.