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Etica 11
Etica 11
VOCACIÓN A LA FELICIDAD
La felicidad es el estado emocional de una persona feliz; es la sensación de bienestar y realización que
experimentamos cuando alcanzamos nuestras metas, deseos y propósitos; es un momento duradero
de satisfacción, donde no hay necesidades que apremien, ni sufrimientos que atormenten.
La felicidad es una condición subjetiva y relativa. Como tal, no existen requisitos objetivos para ser
felices: dos personas no tienen por qué ser felices por las mismas razones o en las mismas condiciones
y circunstancias.
En teoría, el sentimiento de autorrealización y el cumplimiento de nuestros deseos y aspiraciones son
aspectos importantes para sentirnos felices. No obstante, para ser felices a veces no es necesaria
ninguna condición previa, y así, hay personas que están siempre felices y que se sienten a gusto con la
vida y con aquello que les fue otorgado en gracia, y personas que, pese a que tienen todas las
condiciones para estar bien, se sienten profundamente infelices.
La felicidad es una vocación, pues cada uno de nosotros elige ser feliz o desgraciado. Estás alegre
cuando te amas. Cuando eres consciente de tu dignidad de ser hijo de Dios, cuando caminas en su
amorosa Presencia, incluso, podrás sonreír cuando el dolor te golpea. Las penas son llevaderas cuando
eres rico en fe, esperanza y amor. La vocación a la felicidad se realiza cuando compartes tu alegría con
los que te aman. Cuando enriqueces con la bondad de tu corazón.
Como valores morales se conoce el conjunto de normas y costumbres que son transmitidas por la
sociedad al individuo y que representan la forma buena o correcta de actuar.
En este sentido, los valores morales nos permiten diferenciar entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo
incorrecto, lo justo y lo injusto.
Como tal, los valores morales son introducidos desde la temprana infancia por los padres o las figuras
de autoridad, para luego, en la etapa escolar, ser reforzados por los maestros o profesores.
Muchos de ellos también vienen determinados por la religión que practicamos y otros tantos están tan
arraigados en nuestras sociedades que su violación puede conducir, incluso, a sanciones legales.
Valores morales son, por ejemplo, la honestidad, el respeto, la gratitud, la lealtad, la tolerancia, la
solidaridad, la generosidad, la amistad, la bondad y la humildad, entre otros.
Existen, asi mismo, ciertas escalas jerárquicas entre los valores morales que, en medio de un conflicto,
nos obligan a priorizar unos sobre otros.
Por ejemplo, la lealtad es fundamental en una amistad, pero si un amigo ha cometido un delito y la
policía nos interroga, lo correcto sería que privilegiáramos el valor de la honestidad por encima de
nuestra lealtad.
Un dilema es una situación que obliga a un individuo a escoger entre dos alternativas. La moral, por
otro lado, es aquello que se adapta o ajusta a lo que se considera positivo o bueno, en oposición a lo
condenable o malo. La idea de dilema moral, en este marco, aparece cuando una
persona debe optar entre distintas posibilidades que, de una u otra forma, pueden producir una
situación censurable desde el punto de vista ético. En ocasiones, el dilema moral se produce cuando es
necesario elegir el mal menor o cuando se trata de un medio punible a nivel ético pero que persigue un
objetivo altruista o bondadoso.
EJEMPLO
El dilema del tranvía o del tren es otro clásico entre los dilemas éticos/morales, creado por Philippa
Foot. En este dilema se propone lo siguiente:
“Un tranvía/tren circula fuera de control y a toda velocidad por una vía, poco antes de un cambio de
agujas. En esta vía hay atadas cinco personas, que morirán si el tren/tranvía les alcanza. Tú te
encuentras delante del cambio de agujas y tienes la posibilidad de hacer que el vehículo se desvíe a
otra vía, pero en el que se encuentra atada una persona. Desviar el tranvía/tren hará que muera una
persona. No hacerlo, que mueran cinco. ¿Qué harías?”
Este dilema dispone además de múltiples variantes, pudiendo complicar en gran medida la elección.
Por ejemplo, la elección puede estar en que puede detener el tranvía, pero ello hará que descarrile con
una posibilidad del 50% de que todos sus ocupantes mueran (y 50% de que todos se salven). O se puede
buscar más la implicación emocional del sujeto: proponer que en una de las vías hay cinco o más
personas que morirán si no se hace nada y en la otra una, pero que esta una es la pareja, hijo/a,
padre/madre, hermano/a o familiar del sujeto. O bien un niño.
Reflexionemos y Expresemos…
Teniendo en cuenta las temáticas abordas y el siguiente Lee cuento, desarrolla las actividades
Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro. A partir de aquel instante comenzó a
buscarla. Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la
fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo
cuanto estaba al alcance de su mano. En un recodo del camino vio un letrero que decía: "Le quedan dos meses
de vida". Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de la vida se dijo: "Estos dos meses los dedicare
a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean". Y aquel
buscador infatigable de la felicidad, solo al final de sus días, encontró que, en su interior, en lo que podía
compartir, en el tiempo que les dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo por servir, estaba el
tesoro que tanto había deseado.
Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo
grande; conocerse a sí mismo y aceptarse, así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y
valorar; tener razones para vivir y esperar, y también razones para morir y descansar. Entendió que la felicidad
brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de
plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella que siempre
está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior. Finalmente descubrió que cada edad tiene su
propia medida de felicidad y que solo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser El: amor, bondad,
reconciliación, perdón y donación total. Y en su mente recordó aquella sentencia que dice: "Cuánto gozamos con
lo poco que tenemos y cuánto sufrimos por lo mucho que anhelamos"
Describe una situación familiar donde les tocó tomar alguna decisión trascendental
¿Para tomar una decisión en la vida, que aspectos se deben tener en cuenta?
Qué opinas de la siguiente frase “Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón”